Un Puente Entre Dos Vidas

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EL AMOR, LOS SUEÑOS, EL ENGAÑO, LA VIDA COTIDIANA Y LA DEL MÁS ALLÁ SON ALGUNOS DE LOS TEMAS DE LOS RELATOS DE ESTE LIBRO

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UN PUENTE ENTRE DOS VI D A SIns Carozza

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Un puente entre dos vidas

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Carozza, Ins CatalinaUn puente entre dos vidas - 1 edicin - Buenos Aires: Plus Tard, 2011 Narrativa - Cuento Prohibida su reproduccin total o parcial

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Dos versiones para un puente

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Un puente entre dos vidas La imagen del puente lo obsesionaba, a tal punto que en cuanto pudo program el viaje. Estaba casi seguro, secretamente una voz se lo haba dicho cuando an no saba de mapas y geografas, que el puente que lo persegua estaba en Francia. Mientras fue nio busc en fotografas y pinturas, pero no poda precisar ni el lugar ni la terrible atraccin que senta cuando se enfrentaba a aquella imagen. Luego pasaron los aos, indag y supo que el Sena est atravesado por innumerables puentes. Entonces, su puente tal vez estara en Pars. Un da una compaera de trabajo que haba viajado a esa ciudad le certific lo de los puentes. Pero con el tiempo, al puente se fueron agregando otros elementos que componan un cuadro de poca. Estaba seguro de que no era un sueo, ni lo haba

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visto en un retrato. Era demasiado real, no por lo que vea sino por lo que senta. En un banco junto al puente, a orillas del ro, un hombre y una mujer conversaban. Saba hasta la afirmacin, otra vez la voz se lo haba dicho, que ese hombre era l. Pero siempre dudaba en cuanto a la mujer. La vea hermosa, no en belleza fsica: era la hermosura que brinda la mirada del amor. Viaj. No fue solo. Lo acompaaron su mujer y su hijo menor. El entusiasmo le impeda ver que eran muchos los puentes que deban recorrer para encontrar el suyo, porque ya lo senta suyo. Una tarde en la que el calor parisino se haca sentir sin claudicar, emprendieron el derrotero de puentes cuando, de pronto, un nudo de emocin le cerr la garganta y afloraron las lgrimas. Lo haba encontrado: el Alexander III, el ms lindo de todos los puentes. Ahora solo restaba ver si estaban el rbol

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y el banco de plaza. All estaban, igual que como l los viera. Slo quedaba la incgnita de la mujer. No era tan iluso como para creer que ella estara ah. Perteneca a otro tiempo, presuma que al siglo XVIII por su atuendo. Pero all estaba y le tenda sus brazos que lo esperaban para rodearlo. Una fuerza irresistible lo atrajo haca ella. Dej el brazo de su esposa y solt la mano de su hijo. Ambos vieron, atnitos, cmo se alejaba de ellos y se funda junto al cuerpo femenino para desaparecer con ella por las calles de un Pars que de pronto les resultaba desconocido.

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Volando sobre Pars Lo soaba, me soaba. Volbamos por encima de la ciudad, volbamos por encima de Pars, yo entre sus brazos. Cruzamos el Sena por el puente soado, era su sueo pero a fuerza de escucharlo se convirti tambin en el mo. Pars siempre fue su meta, no saba por qu lo atraa tanto, era una obsesin que me arrastr por el aire en su compaa y aunque bamos juntos, yo saba que al final del sueo otra mujer lo esperaba, sin embargo no me import y su sueo se me meti adentro. Poda ver claramente que sucedera el da que llegramos al puente, una y mil veces lo haba escuchado de su boca. Un rbol, un banco frente al ro, alguno que otro transente y ella sentada esperndolo, mirando la nada sobre un cielo radiante de luz.

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Era hermosa, siempre la so as y nunca tuve celos, ella exista solo en su mente, en cambio yo era real, yo estaba siempre para escucharlo, porque no poda hablar con nadie, no lo entenderan, lo creeran un loco y l solo es un soador. La soaba y me soaba, la llevaba en brazos por Pars, era tan liviana que el vuelo se haca liviano tambin. Era como andar por la blandura, como hundirse y volverse a elevar sin ningn esfuerzo y ella era hermosa, pero estaba seguro que cuando el sueo terminara otra me esperaba, la que era real, la de carne y hueso, la que escuchaba mis desvelos y mis sueos. Cuando atravesramos el puente, tendra que elegir entre ella y la otra, pero estaba tan bien con la mujer soada, que no s si ser capaz de abandonarla, me hundira con ella en el sueo para siempre. Todava era de noche y haba tiempo para despertar. Se confesaron amor, se besaron hasta cansarse y siguieron soando uno con el otro.9

Cuando sali el sol ya se vea el puente, las embarcaciones de color salpicaban el Sena y all, bajo aquel rbol, la otra estaba esperando su despertar.

En el sueo yo era ella y ella era la otra y l tendra que elegir. Me prepar para despertar y para la despedida, haba sido un hermoso sueo, no siempre se vuela sobre Pars sin avin y en los brazos del amante, con el aire del amanecer refrescando la cara. Pronto tendra que dejarla, abandonarla en la otra orilla para volver a cruzar el puente del sueo. Senta como se escurra de mis brazos, que su liviandad era cada vez ms etrea, poda ver claramente como se deshaca en la claridad que despertaba la maana. La dama lo esperaba bajo el rbol, un pequeo sombrero daba gracia a su rostro. l se aproximaba,10

ya no volaba vena caminando por la vereda, estaba triste por la mujer soada y su paso se hizo ms lento, entonces volvi a cerrar los ojos y quiso soar otra vez y la encontr, vena ligera en el espacio y le tendi los brazos Mientras esperaba mi mirada se perda sobre la serenidad del agua, el celeste que cubra el da era brillante y no quera levantar la vista por miedo a verlo con ella entre sus brazos, soportarlo Pero un impulso que le llegaba desde adentro la oblig a elevar sus ojos, entonces se vio cruzando el Sena llevndolo a l en sus brazos, sonro, extendi su mano para saludarlos y los vio perderse por uno de los caminos que llevan al sol. no podra

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El vecino de enfrente Agua en Buenos Aires. Hace das que llueve y agua es todo lo que ve por la ventana. Una cortina de agua se derrumba desde el cielo y no puede ver lo que pasa enfrente. Si pudiera hacerlo vera al melanclico de su vecino, intentando tocar dos notas en su guitarra. El vecino es un joven alto y delgado, de aspecto tristn. Es msico. Sabe, porqu l se lo dijo, que adora el jazz. Ahora la lluvia se disipa y lo ve. Pero qu hace est loco? Sale al balcn en musculosa con el fri polar que est haciendo. No ley los diarios? No escuch las noticias? No sabe de los casos de gripe con complicaciones que asolan la ciudad? Qu piensa? As no llega al concierto del sbado y con lo ansioso que estabaEvidentemente no le importa nada, l se lo dijo, lo nico que le importa es la msica y su guitarra, por eso hace sacrificios, por eso vino a la ciudad. Vive en ese departamento con su to, el hermano de su madre, en el que slo ocupa un12

catre por todo espacio. Trabaja varias horas en la atencin al cliente en una empresa de telefona celular y el resto del tiempo lo pasa estudiando con un profesor. Ya no llueve, ahora tiene libre de obstculos la ventana de enfrente para mirar a su antojo. l no sabe que ella lo espa, se morira si l se enterara. Slo han hablado un par de veces, una vez esperando el colectivo y otra en la fila del supermercado, pero el tiempo haba sido suficiente para poder enterarse de varios aspectos de su vida y aunque ella no quera admitirlo, l le gustaba. Le resultaba interesante esa actitud de despreocupacin que tena, que pareca estar ms all de todo. A estas alturas, el vecino ya haba vuelto adentro y haba cerrado la ventana, pero la cortina descorrida le permita ver lo que suceda. Hombre y guitarra eran uno solo. Por los movimientos del cuerpo, ella intua los sonidos y le pareca que l se perda en un mar de notas que salan del instrumento y de sus dedos por momentos veloces, en otros,13

apenas rozaban las cuerdas. Fue entonces cuando a pesar del fro se decidi y abri la ventana. A esa hora y despus de la lluvia la calle estaba tranquila, podra escuchar. Al principio apenas, luego como si l supiera que tena pblico la meloda se hizo prxima y clara. Entonces comprendi y lo comprendi. Cmo expresar en palabras todo lo que la meloda deca? Los paisajes que describa en notas y arpegios? Hablaba despertando sentimientos que crea ocultos y que no queran volver a esconderse, hablaba de recuerdos y de imgenes Era casi

imposible. El lenguaje no alcanzaba para transmitir lo que senta su alma. El placer de lo bello, la confusin y la emocin que guarda una persona en su ser. Eso senta y eso vea reproducido en la ventana de enfrente. Cmo poda alguien hablar en melodas. Hablar del amor, del dolor, de la vida, sin palabras. l lo estaba haciendo y ella le estaba agradecida. Tena ganas de cruzar la calle, tocar el timbre y decrselo,14

pero no se atreva. Buscara otra oportunidad, quizs el sbado comprara una entrada para el concierto, quizs lo esperara a la salida, le echara la culpa a la msica y porqu no a la lluvia, pero lo cierto era que se haba enamorado y ella tendra que usar palabras para decirlo.

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Da de gloriaPara Carlos, para su niez.

Esa noche no pudo dormir, su cabeza era una cancha de ftbol. Las jugadas se sucedan en su mente una y otra, las estrategias, los pases, los posibles aciertos Es que haba campeonato en el Schettino, su colegio y Alaya, el maestro de sexto diriga, organizaba y seleccionaba a los pibes. l estaba en la primera. S, porque Alaya no se vena con chiquitas y cuando organizaba lo haca a lo grande, as que haba primera, reserva, tercera, todo a imagen y semejanza del ftbol profesional. Por eso, esa noche no durmi, pensaba Gentile, en su estructura de ropero enorme en que

llenaba el arco, entonces cmo meterle un gol? La preocupacin le quitaba el sueo, lo haca revolverse entre las sbanas y se devanaba los sesos cmo iba a entrar la pelota con semejante granduln?16

Pero todo pasa y pas la noche. Esa maana mientras caminaba para la escuela los nervios lo consuman y es que de pronto otro obstculo se interpona entre l y el arco. Slo lo not cuando preparaba el bolso con la ropa del equipo. Algo que en sus devaneos nocturnos no haba tenido en cuenta y era la falta de botines. Todos tenan botines y l jugaba en zapatillas, unas Pampero de lona que le quitaban potencia al tiro, que lo hacan parecer un jugador de cuarta que pateaba sin fuerza, como acariciando la pelota en vez de enfrentarla con bronca. Alaya adems de dirigir oficiaba de rbitro, son el silbato y comenz el encuentro. Los rivales se movan en el campo con la destreza de profesionales, ellos en cambio en el primer tiempo no se ponan de acuerdo, se perdan en persecuciones absurdas del baln, algunos se queran lucir y hacan jueguitos intiles dejando que los otros dominaran en el medio campo. El partido se jugaba en una sola parte de la cancha y Garca que no tena el tamao de Gentile17

haca lo que poda en el arco. l se mova en la defensa, se la pasaba a Aguirre, haba que evitar que llegaran los tantos del adversario. As entre jugadas frustradas, insultos de la hinchada y manotazos, termin ese tramo del partido. No haban jugado bien pero todava estaban cero a cero. En el entretiempo, fueron al bao, tomaron agua y se reunieron en el silencio del aula vaca. Fue cuando una pelcula con los acontecimientos de los ltimos das pas ante sus ojos. Alaya lo haba llamado para decirle que estaba en la primera, que a Zucconi lo haban tenido que operar de urgencia de apendicitis y que el partido ahora dependa de l, de su actuacin. Alaya le haba depositado su confianza y no poda defraudarlo, le haba dado la oportunidad de demostrar que l estaba para ms, aunque muchas veces su timidez le causara malas pasadas. Ese fue su da de gloria. Sali a la cancha con una fuerza inusitada, esa que se siente cuando uno se juega la vida por algo que se ansa mucho. Cuando18

termin, los pibes vivaban de alegra, estaban felices y l era un hroe, el autor de los tres goles que los haban convertido en ganadores del campeonato. Cada uno de los tantos haba hecho temblar el arco, el primero peg en el poste y cuando entr Gentile qued anonadado. El segundo fue gracias a un pase de Rollano en el rea chica, l recibi la pelota, la par, dud y cuando se dio cuenta no lo poda creer. El gol gracias a un remate cruzado y a media altura hizo rugir de rabia a la hinchada rival. Antes del tercero, tocaba el cielo y cuando Cruz se la pas a Pintos, l ya saba que era suya. Gentile estaba aturdido, desconcertado, toda su enormidad no haba podido parar ese bombazo, pateado al ngulo con la furia del que se sabe vencedor. Cuando dejaron la cancha y se internaron en los baos para refrescarse, se sac las Pampero de lona y las bes, tena los pies hinchados y doloridos, se escapaban de las zapatillas pero no le importaba, slo tena fuerzas para escuchar el galope de su corazn, que veloz y feliz volaba en el arco de su pecho.19

La Mariposa

La agona fue lenta, larga. Tan larga como haba sido su vida. Los familiares se fueron desgastando, se levantaban el nimo unos a otros, pero ya no quedaban consuelos ni palabras. El vaco que dejaba era grande. Pero lo peor para ellos, era soportar ver el deterioro, ver en lo que haba quedado convertida. Por supuesto ella ignoraba su estado actual, estaba suspendida entre dos planos, en un espacio que no es ni la vida, ni ms all de sta. Pero ella se senta bien. Por primera vez no le importaba nada, se poda decir que hasta gozaba de cierta libertad, como un airecito, que no saba de donde le vena. De pronto fue consciente de que poda sobrevolar por encima de su cuerpo, por encima de aquello que supuestamente era, y pudo ver a sus hijos y a su nuera hablando con el mdico. Era irreversible, dijo ste. Ellos se lamentaron, percibi la angustia irrefrenable de su hijo mayor, vio como disimulaba el20

dolor el ms joven y los sentimientos confusos de aquella que haba considerado una hija y con la que como tal haba discutido, apaado, ayudado y comprendido igual que una madre. Vea todo, a su compaera de habitacin, presa de un sopor inacabable, a las enfermeras que iban y venan atendiendo a una u otra. Y se vea a s misma, atada a sueros y oxigeno. Pero lo curioso, lo que ms le llam la atencin fue que no sinti pena de su estado, al contrario pudo disfrutar por anticipado de una merecida libertad, que mucho le haba costado. Ella como tantos otros se haba aferrado con uas y dientes a este mundo, y es claro era el nico que conoca. Lo incierto le aterra a cualquiera, por qu no iba a asustarla a ella. Sin embargo, ahora era diferente se senta con la fuerza necesaria para franquear cualquier entrada, ya no tena miedos, al contrario todo lo que la rodeaba era amor. Por eso no mir hacia atrs, que ellos sufrieran, ella ya tambin haba sufrido por otros en otro tiempo, pero ahora estaba bien, muy bien, se dira que casi feliz Por21

qu? porque qu otra sensacin ms placentera puede tener el alma que la de ponerse alas y sentirse libre en el viento. Ya haca varios das que estaba inconsciente, los que estaban a su lado no escucharon su ltimo latido, tal era su cansancio, pero si vieron con asombro como una mariposa salida de no se sabe dnde, se pos sobre su cuerpo y luego de un breve rodeo por la habitacin sali volando por la ventana entreabierta, hasta convertirse en un punto ms del infinito.

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Dos versiones para tres frases

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La seorita M. Marisa dice ella cuando la llaman

La seorita M avanz rpidamente por los fros pasillos que conducan a la sala de msica. El repiqueteo de sus zapatos de tacn alto sobre el mosaico encerado es un sonido familiar para todos los del segundo piso, sonido que se mezcla con las escalas y se confunde con los pulsos que marcan los metrnomos, todos sonando al mismo tiempo. Yo la observo mientras camina, desde el otro lado del pasillo. Hace aos que la conozco, siempre tan mesurada, con cada movimiento casi pensado, nada fuera de lugar. S, la seorita M es un modelo de equilibrio, de sobriedad. Esa sobriedad se evidencia en su vestir, sencilla pollera oscura, recta hasta las rodillas y blusa blanca. No es antigua, es clsica, por eso nunca desentona, en cualquier ocasin ella luce en la forma adecuada.

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Como todas las maanas, como todos los das interminables de su vida, entra en su clase. Ahora yo tambin avanzo por el pasillo, yo tambin como todos los das de mi montona vida recorro esas baldosas, repasando, lustrando, limpiando y espiando. Espo cada aula, y como siempre me detengo en la de la seorita, justo a tiempo para ver y escuchar como ella le indica a la rubiecita del fondo, pgina catorce, por favor, y marca bien los acentos, agrega. La nia le obedece y todos se preparan. Entonces s, comienzan las primeras vocalizaciones. Amo la msica pero nunca pude estudiar, por eso cuando consegu este trabajo en el conservatorio me alegr, no habr estudiado pero por lo menos estoy cerca de ella y puedo vibrar junto a las

melodas que ejecutan los dems. Ellos no lo saben, sin embargo, todos tocan y cantan para m. Yo solo tengo este privilegio. Pero debo confesarlo, la nica que intuye que los espo, que la espo es la seorita M.

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Hoy, como nunca antes haba ocurrido, la veo unirse al coro con sus alumnos. Y esta vez la voz de la seorita M se levant por encima de todas las dems, matizada, brillante, llena de expresividad. Comprendo que sta es su compensacin, su regalo secreto. Un secreto que ya no lo es ni para ella ni para m a pesar de que apenas nos hablamos, slo un efmero saludo, un buenos das seorita M. Marisa, responde ella al pasar. Por eso ahora mientras canta, sus ojos de soslayo espan mi cara pegada al vidrio, a este vidrio que limpio, a este vidrio que refleja nuestras almas y que al mismo tiempo las oculta y las confunde.

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Volv despus de la una

Maruca

me empuj hasta la calle y me

alcanz las llaves, no te quiero ac hasta despus de la una, me oste? S, te o, te o, hasta despus de la una. Me subo el cuello de la campera, hace fro, y camino por una Buenos Aires de calles mojadas. Mi hermana se propuso sacarme del enclaustramiento en el que me encerr despus de mi fracaso con Roco. No entiende que por ahora prefiero estar solo, pero dale que dale, me compr una entrada para el cine. El ttulo de la pelcula, La seorita M, parece enigmtico, a los actores no los conozco, bueno no voy mucho al cine, pero la mina - ser La M - est bastante bien. Entrego mi entrada, me acomodo en la butaca, ya est empezada La seorita M avanz rpidamente por los fros pasillos que conducan a la sala de msica,27

dice alguien en la pantalla. En primer plano, una seorita con un aire seductor se mueve por una habitacin llena de muebles antiguos y se detiene frente a un piano. Una jovencita de unos diez aos la mira con admiracin. La chica le confes a su madre que cuando fuera grande quera parecerse a su maestra. No mami, no. Por el canto no, es atractiva, elegante y con un toque sensual. Todo eso? dijo la madre escandalizada

Qu pasa? eh seora, qu hace. No ve qu me pisa, ah bueno, por lo menos pide permiso por favor, disculpe. No! no puede ser, se tropieza. Qu piernas tiene ese tipo! Ay, se cay encima de una mujer, parece que est con el lungo por fin! se van irn a discutir afuera pgina catorce, por favor, y marca bien los acentos, parece que la alumna ya no le hace tanto caso, est ms interesada en el look de la maestra que en la leccin. Llegan la madre y el padre que hasta28

ahora no lo haba visto, seguro me lo perd con lo de la cada - la chica no toca ni una nota y para disimular la situacin la maestra se pone a cantar Y esta vez la voz de la seorita M se levant por encima de todas las dems, matizada, brillante, llena de expresividad. El padre se la cree, tambin se siente atrado por la seorita, ni se entera de que la hija est en otra y no en el piano ni en el canto, slo tiene ojos para la M. La madre lo mira con la boca abierta

Volvi el lungo con las dos mujeres. Qu habr pasado. Ahquiere pasar otra vez, no se caiga

encima mo, seora, que est un poco rellenita. Podr seguir con la pelcula? Qu pas! la familia se engros con la abuela - me perd lo ms importante - el marido se va con la M, mientras la abuela lo insulta y la madre y la nena lloran FIN. Cmo? Termin?... menos mal que yo no pagu la entrada

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La calle est ms mojada que antes, hace fro y todava falta media hora para la una y la seorita M no me hizo olvidar a Roco.

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Una pgina quiere una historia Quera ser un escritor importante, pero la inspiracin haba escapado de su cabeza y la pgina en blanco frente a sus ojos era un gran signo de interrogacin, por momentos la nada, por momentos el miedo. Miedo a haber perdido las ideas. Se

preguntaba, en dnde, por qu rumbos inciertos podran haber huido. Quera ser original, escribir una historia diferente, una sobre la que nadie hubiera escrito, pero qu era la originalidad. Se dio cuenta que el hombre era siempre el mismo, que a pesar del tiempo, las pocas, los lugares, a todos les haban pasado y les pasaban las mismas cosas, que eran presa de las mismas incertidumbres, los mismos desasosiegos. Entonces, cmo deslumbrar al mundo con algo distinto. Los pensamientos corran veloces por estos vericuetos ms filosficos que ficcionales,

seguramente bien lo saba, por ser gran consumidor31

de historias. Siempre detrs, debajo de una historia hay otra ya escrita, ya contada, hasta estas lneas ya fueron escritas ms de una vez. Entonces pens no ser que yo, en este momento soy el personaje de otra historia? La de alguien que escribe que quiere ser escritor y no tiene historias? Pero acaso ya otros no haban usado ese recurso? El tema del creador y el creado haba sido plasmado muchas veces en los libros, buen ejemplo eran las escrituras sagradas de antiguas religiones, las que casi siempre se remontan por esos derroteros. Qu hacer, qu escribir que ya no hubiera sido escrito y si la pgina blanca fuera el autor y personaje? La que decida cul es su camino? La que se infiltre en la vida produciendo vida? S, la pgina sera la protagonista, la que decidira que rumbo querra tomar y la que elegira quienes la acompaaran en esta fantasa de querer vivir y ser alguien que ocupa un lugar en el mundo. As que Haba una vez una pgina que quera tener su propio cuento, como no saba por dnde empezar32

su historia decidi buscar en otras compaeras, protagonistas de otros libros, muchos de ellos magistralmente escritos, otros no tanto.

Comparndose con las primeras, sinti pena de s misma, su escritor no tena tanto ingenio y sabidura como aquellos otros, pero deba aceptarlo, era su escritor al fin y era quien le permita ser escrita. El otro problema, era quines seran los otros

personajes, las figuras que rellenaran su desierto espacio. Busc por todas partes, sin embargo no era tan difcil encontrarlos, en la propia vida abundan, pero quin quines

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Encrucijada

Que su marido tuviera una doble vida, la fascinaba. Ms claramente, cuando decimos que un hombre tiene una doble vida, queremos decir que le es infiel a su mujer. Bueno, a Ella la subyugaba, la doblegaba la infidelidad, haciendo que el engao la atara an ms a l. Cuando descubri que sala con Otra estaban a punto de separarse, pero haba sido Ella la que le haba pedido que se fuera porque no lo soportaba, la que le haba dicho que ya esa relacin no iba ms. Se le haba acabado el amor, deca, y salvo una hija ya no haba qu compartir. Fue as que le ayud a preparar sus cosas para que se marchara cuanto antes y en ese revolver y acomodar, dividir y aceptar, que vos te quedes con el lavarropas automtico y yo con el LSD de 42, fue que encontr su agenda, dejada al descuido donde no34

deba estar. Y la curiosidad pudo ms As descubri que haba otra. De ah a revisar los mensajes del celular mientras l se estaba baando fue todo un instante. Y ya no hubo dudas, ah estaba la comprobacin. Pero al revs de lo que pens, no lo odi. Todo su desamor se transform en una mezcla extraa de sentimientos: atraccin, pasin, seduccin imposible explicar qu, pero ahora saba que no poda dejarlo. l formara parte de su vida otra vez, aunque a Ella le costara perderla en el intento. As se dedic a la tarea de acosarlo, le reprochaba la presencia de Otra, pero no lo dejaba ir. Simulaba enfermedades, recurra a la lstima y hasta a su propia hija para retenerlo. l no entenda nada y crea volverse loco, no poda manejar una situacin que salpicaba

enfermedad, que lo estaba enfermando. Fue as que de da se someti a Ella pero de noche hua con Otra

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La otra. Otra tambin estaba enterada de todo y no estaba dispuesta a compartirlo, no estaba tan loca como Ella. Pero haba terminado jugando el juego y aceptando ser la tercera en discordia, slo que se quedaba con la mejor parte: las noches le pertenecan y los das ya los haba tenido durante unas vacaciones que haban pasado juntos. Seguro habra otras y esa idea la alentaba a esperar y soportar esta relacin de tres. El tiempo pas, todo segua aparentemente igual. De cuando en cuando Ella tena algn ataque violento de celos, que terminaba en una fuerte discusin con l, sin embargo no lo soltaba. La presencia de la extraa como Ella llamaba a Otra, le produca una especie de vrtigo que terminaba rindindola, convirtindola en vctima y victimario. En cambio, la situacin para Otra era cada vez ms difcil de soportar. Entonces plane terminar con Ella de una vez y limpiar el camino que la conducira a llevar una vida completa junto a quien crea que era el amor.36

Compr un arma. A veces, en algunos momentos a solas consigo misma, se preguntaba qu era lo que estaba haciendo. Mas dos voces convivan en su interior, y mientras una le deca que estaba en lo correcto y que ella tena derecho a actuar as, la otra le susurraba que se estaba pareciendo a Ella y que esa no era la forma, deba tener paciencia y esperar. Esper. Esper lo que crey que fue un largo tiempo, pero un da ocurri lo inesperable, aunque quiz imaginable Ella averigu donde viva y fue a verla a su casa, y a pesar de lo que cualquiera hubiera podido vaticinar, no discutieron. Amigablemente llegaron a un acuerdo Cuando l lleg esa noche, Otra lo esperaba como de costumbre, pero agazapada en las sombras del pasillo que conduca al dormitorio, Ella tambin lo esperaba con el arma que su antigua enemiga haba comprado. La decisin de ambas estaba tomada: no sera ni de Ella, ni de Otra. Tampoco de cualquiera

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que se le cruzara en el camino. No, l ya no sera de nadie

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La VentanaUn hombre en la ventana. Un hombre lee al sol. Un hombre Un hombre que es el amor, Sntesis de ayer, hoy y siempre Yo lo contemplo. Yo, desde otra ventana. S que en algn momento Nuestras ventanas se unirn, S que la simetra se completar, Cuando en el otro ngulo De la ventana, su ventana Tambin me recueste yo.

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