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1 VOCERRANTE (10) Apertura (Sobre “White Man Sleeps II”, por Kronos Quartet): (Andante tranquilo) “Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del olvido.” (Raúl) Este es el décimo programa de VOCERRANTE. Bienoídos y bienoídas. Daniel: En el reportaje que Francois Truffaut le hiciera a Alfred Hitchcock, que tuvo forma de libro bajo el título “El cine según Hitchcock”, se hace referencia al McGuffin. Así lo explica el propio Alfred en dichas líneas: “Evoca un nombre escocés y es posible imaginarse una conversación entre dos hombres que viajan en un tren. Uno le

VOCERRANTE 10 - Los secretos

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Décimo programa del ciclo vocerrante. En vivo los jueves a las 23, hora de Buenos Aires, por arinfoplay (http://www.arinfo.com.ar/notix/sociedad.htm)

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VOCERRANTE (10)

Apertura (Sobre “White Man Sleeps II”, por Kronos Quartet):

(Andante tranquilo)

“Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran

un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del

olvido.”

(Raúl)

Este es el décimo programa de

VOCERRANTE.

Bienoídos y bienoídas.

Daniel:

En el reportaje que Francois Truffaut le hiciera a Alfred Hitchcock, que tuvo

forma de libro bajo el título “El cine según Hitchcock”, se hace referencia al

McGuffin. Así lo explica el propio Alfred en dichas líneas:

“Evoca un nombre escocés y es posible imaginarse una conversación entre

dos hombres que viajan en un tren. Uno le dice al otro: «¿Qué es ese paquete que

ha colocado en la red?» Y el otro contesta: «Oh, es un 'Mc Guffin'». Entonces el

primero vuelve a preguntar: «¿Qué es un 'Mc Guffin'?» Y el otro: «Pues un aparato

para atrapar a los leones en las montañas Adirondak». El primero exclama

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entonces: «¡Pero si no hay leones en las Adirondaks!»” A lo que contesta el

segundo: «En ese caso, no es un 'Mc Guffin'».”

De donde el Mc Guffin es aquello que permite el discurrir de las palabras, el

llamamiento a la curiosidad, la apertura de la intriga. La excusa de la acción.

No importa qué sea, unos papeles, unos documentos, una pista, un

pendrive, una base de datos, una fórmula, un nombre, un recuerdo, un pijama o

una cajita de fósforos de los tres patitos… Lo importante es que tenga el don de

atraer a los personajes, de hacerlos confluir e interactuar. De ponerlos a todos en

movimiento. De celebrar las peripecias.

Raúl

Un secreto no es lo que se tiene, ni lo que se oculta, ni lo que se guarda. Un

secreto es lo que se busca.

Y casi diríamos que la búsqueda no tiene otro cometido que el de constituir,

crear o declarar un secreto.

Daniel

Cada estrella es un secreto en la inmensidad de la noche. Un secreto a

cielo abierto, expuesto y luminoso.

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Cada persona es un secreto en la intimidad de su cuerpo. Un secreto que

puede desnudarse, generoso.

De allì el pudor común en señalar tanto a una estrella como a otro ser

humano.

Es como haberlos descubierto sin estar autorizados.

El secreto sólo se devela por invitación.

El secreto más preciado es transparente.

Raúl

Ansiedad.

Cada vez que alguien compra esas pequeñas cajitas adornadas, lo que espera es

poder guardar en ellas un secreto.

Daniel

Sutiles desaveniencias.

¿Qué objeto tiene un diario íntimo más que la generación de secretos?. Más allá

del interés de sus palabras, el diario íntimo es intenso simplemente porque nos es

vedada su consulta, porque se escribe en soledad y en el silencio, mayormente

nocturno. Y luego sus palabras apenas murmurarían, como la suave brisa que

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sopla por la ventana. Tan sutiles y frágiles, que apenas pronunciadas se

disiparían. ¿Y si alguna vez hollamos el secreto, abrimos el candado, abrimos  el

diario de Ella, y encontramos nuestro nombre?. Correríamos el riesgo de

desvanecernos apenas lo hubiéramos leído.

Raúl

Mutuo.

Un secreto dentro de otro, y otro dentro de éste. Pero que el secreto sea

cada vez más grande, más presente, más a flor de piel. Hasta que se confunda

con el abrazo.

Daniel

Comparativo.

El secreto, si está escondido, es meramente un tesoro. En cambio, a la vista de

todos, en pie, mirándonos, es una invitación.

(La historia de un excavador que tras años de pelear con las entrañas de la tierra,

a fuerza de cavar y cavar, cada vez más profundamente,  llega a su propia casa,

fulgurantemente iluminada a ras del Sol.)

Raúl

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Desarrollo.

No hay secreto si no es para alguien.

El secreto es la cara interior de un deseo.

Un secreto abandonado es un desprecio por la condición humana.

Daniel

Sal

Un secreto tenía ella.

Un secreto tenía él.

Para averiguarlo se persiguieron, uno a la otra, una al otro, durante nueve

noches.

Ni él ni ella pretendían arrancarlo. Tan sólo avizorarlo. Tan sólo arrimarse

un poco más a esos secretos que uno a la otra, una al otro, conmovían.

¿Pero dónde?

¿En la boca, en los ojos, en el ruido del aire tras su paso? ¿Dónde estaba

ese secreto que los seducía?

A medida que se acercaban a él, se volvía más oculto.

Ambos pedían la sed, no el agua,

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Ambos pedían el desierto, no el destino.

Ambos se buscaban en el otro y por el otro.

A cada cual más sal adivinada en las harinas.

A cada cual más vientos de la piel, agua de la carne, algas como huesos.

Y en mar del mar, del mar sobre el mar, del mar en el mar, se convirtieron.

Raúl

Duda sistémica

A cuenta un mismo secreto a B y a C.

B se lo olvida.

Si C se lo cuenta, ¿rompe entonces el secreto confiado?

Daniel

Entre piratas.

Dónde está el tesoro, es un dato.

Quiénes lo obtuvieron, es una información.

Para quién es el anillo de rubíes es un secreto.

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Raúl

Tradición.

Otra vez, A cuenta un mismo secreto a B y a C.

Pero B y C no se ponen de acuerdo acerca de si el secreto era rojo o amarillo.

A nadie se le ocurre preguntarle a A.

El secreto, una vez confiado, le pertenece al otro.

Raúl

Inmanencia

Cada cosa que ves

guarda un secreto

que no puedes develar

sin descubrirte.

Primer tema: “Um indio”, de y por Caetano Veloso. (03:20)

Acabamos de escuchar “Um indio”, de y por Caetano Veloso, en vivo.

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Daniel

Seducción

El secreto es volver.

Siempre volver

a estar contigo.

Sin que apenas te des cuenta

que no me fui.

Raúl

Tenían que entrar a la fortaleza.

Tenían que entrar a la fortaleza y alcanzar la puerta blanca.

Tenían que entrar a la fortaleza, alcanzar la puerta blanca y abrirla.

Daniel

Tenían que abrir la puerta blanca.

Tenían que abrir la puerta blanca y alcanzar la sala de las orillas.

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Tenían que abrir la puerta blanca, alcanzar la sala de las orillas y en ella

ubicar la tercer ventana a la izquierda de sus ojos.

Raúl

Tenían que ubicar la tercer ventana a la izquierda de sus ojos.

Pero no podían ver sus ojos. Tenían que contar hasta tres sin el punto cero.

Sin el uno, sin el dos.

Tenían que contar desde lejos.

Daniel

La ventana sólo se veía desde afuera. Desde afuera sus ojos podían

vislumbrarse.

Tenía que llevar esa presencia hasta la sala y entonces abrir la hoja oeste.

Tenía que abrir la hoja oeste para dejar entrar la brisa.

Raúl

Tenía que dejar entrar la brisa que apagara todos los candelabros.

Para encontrar la llave

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Que te permita

Salir al desierto

En donde sobre una montaña de arena y ladrillo,

Se yergue, inmune, la fortaleza.

Daniel

El secreto es un lugar, en el que nadie ha estado.

El secreto es un molino que se mueve con un soplo imperceptible.

El secreto es un refugio que se erige a la intemperie.

El secreto es un abismo inaccesible, pero en el que hay marcadas unas

pocas huellas.

El secreto es el aire.

Daniel

Meditaciones sobre el secreto de Sedusa.

Sedusa tenía un secreto lento, tan lento, que cansaba perseguirlo.

Perseguirlo era una forma de

esperarlo.

Pero se estiraba, se estiraba, se arrancaba lánguido, rendido y silencioso.

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Cualquier mirada directa lo alejaba más, pero en ese tipo de lejanía que

sólo supone una mayor tardanza. Como si alguien demorara siglos en un solo

pestañear.

Así, Sedusa resguardaba su secreto… Secretándolo en una dosis de

tiempo interminable. Como esa arenisca al interior de los relojes, que nunca acaba

de bajar y ya se le tiene que dar la vuelta.

Una posibilidad sería llegar al final, pero no hay manera. El final no ocurre

nunca, y de ocurrir, anularía el secreto.

El secreto, entonces, es ese mismo estiramiento, esa misma delgadez del

silencio por la que se pueda vislumbrar un arco.

Una decantación que, poco a poco, vaya enrareciendo el aire,

densificándolo, hasta que no puedas dar un paso sin chocarte con él.

Secreto por saturación, de reiteración, de ceniza extensa y melindrosa.

Sedusa es una arruga que se limpia, se cura, se plancha.

Una vejez a tiempo de alcanzarte.

Una puerta cerrada a lo largo de toda la pared.

O un párpado que ocupe toda la cara.

En fin, Sedusa tenía un secreto que anulaba todos los secretos, arrollados

en la rueca de un sopor indemne.

La eternidad por extensión, o el revés de la esperanza.

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Raúl

Hay voces secretas, que sólo algunos pueden escuchar.

Hay rostros adivinados, en la ignota distancia de la oscuridad.

Hay sonrisas descubiertas, debajo de las piedras demoradas por el camino.

Lo que se esconde es vergüenza o tesoro.

Lo que se oculta es amenaza o vulnerabilidad.

El secreto, en cambio, vuela en la latencia, sueña en la letancia.

El secreto es una pieza separada de la intimidad.

El secreto del vuelo de los pájaros

Está en el vuelo de los pájaros.

El secreto del armado de una obra

Está en el armado de una obra.

El secreto de una rosa

Está en la rosa.

El secreto de un sabor

Está en el sabor.

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El secreto está abierto,

presente,

expuesto,

disponible.

No está oculto, pero puede descubrirse.

No está encerrado, pero puede liberarse.

Tan débil, delicada, fina es su cubierta,

Que un solo soplo puede develarlo.

Daniel

Los sintagmos tenían un dios secreto.

Un dios del que no podía decirse nombre, costumbre, forma o referencia.

Un dios que no podía ser representado, ni aludido, ni traído ni venido, ni

invocado o descuidado.

Un dios del que no podía indicarse atributo alguno, más que ese secreto

que sabían compartido, y que constituía toda la mística de los sintagmos.

Al que no podía orarse, ni enaltecerse, ni congraciarse, ni someterse.

Un dios al que sólo podía descubrirse al interior de un abrazo.

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Un dios respecto del que todos debían guardar un hierático silencio, pero

del que estaban todos consciente y recíprocamente orgullosos.

Raúl

Los simposios guardaban en secreto su evidente vulnerabilidad: No

contaban a nadie que sus casas, sus templos, sus palacios, sus mercados, sus

calles, sus cultivos, sus caminos, sus paseos, estaban construidos sobre la ladera

de un volcán activo.

Daniel

Los púlgares hacían una ceremonia de los secretos, en el centro de la plaza

principal de su aldea.

En esa ceremonia había una gran suelta de secretos, para la que se

preparaban durante todo el año, revelándolo o preanunciándolo ya en signos,

conversaciones, datos sueltos, miradas comprensivas y desveladas

complicidades.

Para cambiar de secretos, para el año siguiente.

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Raúl

En Síneser, frontera de Duaimbia, se guardaba el secreto de la

inmortalidad. Riskold Fergusen y Richard Pollioux, dedicaron una vida de

investigación a su hallazgo.

Finalmente, dieron con un arcón que guardaba un papiro que contenía las

palabras pronunciadas por el angel.

Pero el arcón corroído guardaba un papiro deshilachado, con una tinta

borrosa, de lectura imposible por la frecuentación de los dedos.

Sin embargo, el secreto estaba allí. Siempre a la vista. Siempre a mano.

Daniel

Los gangsis, que no sabían leer, sostenían que los libros guardaban

secretos, que sólo se revelaban a aquel que abría sus páginas con el don

necesario.

Raúl

Si el silencio no existe, ya que todo vibra,

El secreto sólo es posible en alta voz.

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Una caricia es una siembra de secretos

En la piel secreta y desnuda.

Daniel

“Sé que me desperté en la madrugada del lunes. Yolanda dormía. Fui al

baño y me planté frente al espejo del botiquín. Voy a dejar aquí, pensé, mi cara. Y

cuando otro tipo como yo se pare en este lugar va a encontrar, en el último círculo

del cristal, su rostro, el verdadero, no el que lleva puesto.” (Andrés Rivera, del

cuento “Trasbordo”.)

Raúl

Cuando se habían vaciado de secretos, sus cuerpos se recordaron uno en

el otro. Uno a partir del otro.

Sus cuerpos se recordaron sin palabras, transparentes.

Daniel

La soledad sonora tiene rituales que fundan secretos. Por eso nos resulta

verosímil que el destino esté a la vista en nuestras palmas, en unas cartas

marcadas, o en unos versos milenarios, o en una taza de café, en la que cabe

toda la noche.

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Segundo Tema: “Black cofee”, de Sonny Burke y Paul Francis Webster, por

Ella Fitzgerald y Paul Smith al piano (3:27)

Acabamos de escuchar “Black cofee”, de Sonny Burke y Paul Francis Webster,

por Ella Fitzgerald en la voz y Paul Smith en el piano.

Daniel

Los galupis, un pequeño reino del archipiélago de las mónadas, decían

tener un gobierno secreto, con planes secretos, con secretos operadores, con

secreta disciplina, con secretas normas.

Se levantaban temprano, salían a pescar y volvían a su aldea para cantar

esos secretos, colectivos, abundantes, generosos y apropiados.

Raúl

Los cogorns tenían el secreto de la lluvia.

Y consistía en una danza.

Cuya melodía sonaban a viva voz, cantando fuerte y claro,

Y cuya representación se hacía en público, a plena luz del día.

En el día más abierto y despejado.

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Daniel

Aperitivo.

Jaime había salido al balcón, con su vasito de jerez en la mano derecha.

Como hacía todos los domingos. Como había hecho todos los domingos, a

escondidas de su madre primero, de su esposa después, y ahora, de sus hijos.

Un vasito de jerez ni lo dormía ni lo emborrachaba. Era su pequeño secreto,

que lo mantenía fiel a cierta resistencia, a cierta independencia, a cierto

exclusivismo.

Pero esa tarde, pudo ver al presidente subirse a un taxi, y llamativamente

recordará la patente del taxi, que el presidente mismo se puso a conducir.

El hecho podía pasar desapercibido, si no fuera porque esa misma mañana,

se había anunciado la estancia del presidente en Sumarka, desde muy temprano.

Y podría haberse olvidado fácilmente si las noticias del día siguiente no

hubieran vociferado que el presidente había sido intervenido quirúrgicamente

debido a una fuerte indisposición, dando cuenta de su deceso en la ciudad de

Tirole, capital de Sumarka.

El deceso del presidente lógicamente derivó en el nombramiento de

Ostrángelo, un oscuro magnate de la prensa sensacionalista, el que a fuerza de

extorsiones y calumnias, había llegado a la vicepresidencia.

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Ostrángelo inmediatamente, fiel a su estilo, declaró la guerra a Sumarka,

atrayendo un sinnúmero de consecuencias internacionales catastróficas.

Se quemaron todas las reservas mundiales de petróleo, y las cuencas de

agua dulce de todo el planeta comenzaban a verse contaminadas.

Jaime se calló. Se mantuvo en silencio. No dijo nada.

No sea cosa que todo el mundo descubriera que cada tarde salía al balcón

a tomarse un vasito de jerez.

Raúl

Alguien deja un secreto tirado por la calle.

Un secreto a gritos.

Todo secreto olvidado vuelve como una hondonada de gritos.

Daniel

Trosnoy escribía en secreto. Cajas y cajas de poemas y de cartas.

Hasta que dejó vacía su casa, nadie las vio, nadie las leyó.

Habían permanecido en silencio durante largos años, algunas hasta

décadas.

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Raúl

Encontré esta mirada tuya en el cine. Y era una mirada perdida.

En ella, aunque te parezca extraño, se veían mis ojos reflejados.

¿Secreteaban mis ojos en tu mirada tu mirada en mis ojos?

Daniel

Una herida es un secreto, pero sólo cuando deja cicatriz.

Un tesoro es un secreto, pero sólo cuando alguien te dio el mapa.

Un hallazgo es un secreto, pero sólo cuando antes ya estuviera allí.

Un secreto es todo cuanto se haga

destinado a descubrirse.

Raúl

Rubba Buenaventura sabía que ese barco estaba maldito. Pero era su

secreto. Él se había subido pero sólo con afán de desafiarlo.

De todas formas, nada podía hacerse. Indefectiblemente encallarían al

cruzarse en el camino con las sirenas.

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Alexia, la sirena, sabía que ese barco estaba bendito. Pero era su secreto.

Ella se había quedado a esperarlo, pero sólo con afán de descubrirlo.

Indefectiblemente traería las medicinas que necesitaban.

Daniel

Prometeo o la Previsión (del griego Prometheus), había robado de los

dioses el secreto del fuego.

Y cuenta el mito que en represalia por ello, Pandora fue llevada a Epimeteo

o la Improvisación (del griego Epimetheus), a la sazón, hermano de Prometeo, con

un ánfora, que en su representación renacentista con la que ha llegado más

popularmente a nosotros, es una caja. Una caja o un ánfora portados por una bella

y graciosa mujer, no puede contener otra cosa que secretos.

El ánfora o la caja se abrieron. Según una versión dejó escapar así todos

los males, para castigar a los mortales que gozaban ilícita e inmerecidamente del

fuego, y la cerró a tiempo para resguardar en su interior a la esperanza.

Según otra versión, dejó escapar así todos los bienes, los que volvieron al

Olimpo, dejando sólo en su interior a la esperanza.

En cualquier caso, un secreto siempre supone un riesgo u oportunidad.

Y en los dos casos, el secreto se envía para ser abierto.

Page 22: VOCERRANTE 10 - Los secretos

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Prometeo quiere evitarlo, a fin de preservar la distinción entre cielo y el

infierno. Epimeteo lo enfrenta, asumiendo la diversidad de cielo e infierno en el

vuelo de la vida. No es por ansiedad que la caja se abre, sino que esa es la

necesidad de los secretos. La de prodigarse y exhibirse. El secreto no es otra cosa

que la semilla de un deseo

Previsión advierte del orden del castigo. Pero la improvisación vence al

caos.

Raúl

Desde el año 1638, sólo el miércoles de ceniza o el viernes santo, y sólo en

la capilla Sixtina, se interpretaba el “Miserere” de Gregorio Allegri, a medida que

se iban apagando las únicas trece velas, una a una y hasta la oscuridad absoluta.

La obra había sido encargada a Gregorio Allegri por el entonces Papa

Urbano VIII, el mismo del juicio a Galileo.

Daniel

El “Miserere” de Gregorio Allegri, compuesto para dos coros a capella, uno

de cuatro voces y otro de cinco, no podía ser transcripto, escuchado ni ejecutado

fuera de los días previstos para ello (Miércoles de Ceniza – Viernes Santo) en la

Capilla Sixtina, bajo pena de excomunión.

Page 23: VOCERRANTE 10 - Los secretos

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Raúl

Era tal la fama de dicha obra, y de sus efectos místicos y gloriosos sobre

quienes la escuchaban, que el Emperador Leopoldo I de Austria solicitó una copia.

El Vaticano accedió, luego de muchísimas cautelas, y le facilitó la versión que aún

puede verse en la Biblioteca Nacional de Viena.

Los músicos del emperador intrepretaron la partitura tal como había sido

conseguida. Pero el emperador notó para su desilusión, un franco demérito en su

ejecución, llegando a despedir a su maestro de capilla.

Daniel

Lo cierto es que esa partitura no contenía los “abbellimenti”,

embellecimientos y adornos que los cantantes aportaban a la composición, y que

originalmente improvisados, eran transmitidos por la tradición de unos a otros

coreutas.

Raúl

El 11 de abril de 1770, era miércoles de ceniza. Leopold fue con su hijo a la

ceremonia litúrgica en la Capilla Sixtina.

Escucharon la obra.

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Leopold escribiría a su familia en Salszburgo, unos días después:

Daniel

“Habrás oído hablar del famoso Miserere en Roma, qe es tan apreciado que

hasta los intérpretes tienen prohibido bajo pena de excomunión el llevarse aunque

sólo sea una parte de él, copiarla o dejársela a nadie. ¡Pero nosotros ya lo

tenemos!. Wolfgang lo ha transcripto (le había bastado una sola escucha para

trasladar la obra completa al papel, y luego una segunda para efectuar las

correcciones) y lo enviaríamos a Salszburgo con esta carta si no fuera porque es

absolutamente imprescindible que nosotros estemos allí para la representación. La

forma de interpretarlo contribuye mucho al efecto que produce la música más que

la pieza en sí. En cualquier caso, siendo uno de los secretos de Roma, no

queremos dejarlos caer en otras manos.”

Poco tiempo después, los Mozart, padre e hijo, se encontrarían con un

musicólogo inglés, Lord Burney, quien llevó la partitura a Londres, en donde fue

impresa en 1771.

A continuación, y como cierre del programa de hoy acerca de los secretos, el

“Miserere”, de Gregorio Allegri, por The Tallis Schollars, dirigidos por Peter

Phillips, con Deborah Warren como soprano solista.

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Tercer Tema: Miserere de Allegri, por The Tallis Schollars, dirigidos por Peter

Phillips, con Deborah Warren como soprano solista. (12:55)

Cierre

(Sobre “L´inverno” Segundo Movimiento – Antonio Vivaldi, por

IlGiardinoArmonico):

(Lento - Grave)

“Siguen vagando las palabras, criaturas del aire, harinas de tiempo, hurgando por

las cuerdas, y los labios y la boca, para vibrar de nuevo.”