Transcript
Page 1: Prepárate Porque El Señor Viene

PREPÁRATE PORQUE EL SEÑOR VIENE (ADVIENTO)

Estamos ya en la segunda semana de Adviento, se acerca la Navidad, pero muchas veces dejamos pasar este tiempo de espera como si fuera algo sin sentido. No es como si estuviéramos en una sala de espera sin hacer nada más que leer revistas, es más bien como cuando esperas una visita. Precisamente “el significado de la expresión "Adviento" (venida) comprende también el de visitatio, que simplemente quiere decir "visita"; en este caso se trata de una visita de Dios: él entra en mi vida y quiere dirigirse a mí. En la vida cotidiana todos experimentamos que tenemos poco tiempo para el Señor y también poco tiempo para nosotros. Acabamos dejándonos absorber por el "hacer” (Homilía de Benedicto XVI I Domingo de Adviento 2008)

Pero ¿Cómo empezó el Adviento? ¿Qué sentido tiene?“Con el tiempo de Adviento, la Iglesia romana da comienzo al nuevo año litúrgico. El tiempo de Adviento gravita en torno a la celebración del misterio de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo”. (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 522 y 524)El término adventus era ya conocido en la literatura cristiana de los primeros siglos de la vida de la Iglesia. La traducción al latín de la Sagrada Escritura –Vulgata Latina− (durante el siglo IV) designó con el término adventus la venida del Hijo de Dios al mundo, en su doble dimensión de advenimiento en la carne –encarnación- y advenimiento glorioso –parusía-.Posiblemente, ya a fines del siglo IV y durante el siglo V, cuando las fiestas de la Navidad y la Epifanía iban cobrando una importancia cada vez mayor, en las iglesias de Hispania y de las Galias particularmente, se empezaba a sentir el deseo de consagrar unos días a la preparación de esas celebraciones.Esta espera estuvo muy unida a tiempos de penitencia. En los concilios de Tours (año 563) y de Macon (año 581) apareces algunas alusiones a esto, ya concretamente, de unas observancias existentes “desde antiguo” para antes de Navidad: “deben ayunar durante el mes de diciembre, hasta Navidad, todos los días“(San Gregorio de Tours)Sin embargo, las primeras noticias acerca de la celebración del tiempo litúrgico del Adviento, se encuentran a mediados del siglo VI, en la iglesia de Roma.Según parece, este Adviento romano comprendía al principio seis semanas, aunque muy pronto -durante el pontificado de Gregorio Magno (590-604)- se redujo a las cuatro actuales.

¿Qué es el tiempo de Adviento?Es la venida de Jesús, y se da en tres momentos:

- Una primera venida se realizó cuando el Verbo Divino se hizo hombre en el seno purísimo de la Virgen María.

- La segunda venida es constante. Por la acción misteriosa del Espíritu de Amor, Jesús está naciendo constantemente en las almas

- La tercera venida de Cristo (que será en la gloria, el poder y en el triunfo) Jesús vendrá, no a redimir, como en la primera venida, ni a santificar, como en la segunda; sino a juzgar, para hacer reinar la verdad y la justicia.

Por lo tanto, la dimensión de espera es más amplia que simplemente esperar un acontecimiento próximo, inmediato. Es una espera que supera nuestras expectativas, que va más allá de lo que podemos pensar. Es una espera que se dilata a través del tiempo. Tanto el pasado (Encarnación), presente (la obra de la Gracia en nosotros) y el futuro (la Venida de Jesús en la gloria, la Parusía) convergen en una sola palabra, “Maranathà, una expresión constituida por dos palabras arameas que, según cómo sean pronunciadas, se pueden entender como una súplica: “¡Ven, Señor!”, o bien como una certeza alimentada por la fe: «Sí, el Señor viene, el Señor está cerca”. (Papa Francisco, Audiencia General 11/12/13)

Page 2: Prepárate Porque El Señor Viene

Pensar que Dios está cerca de nosotros, y que a la vez ha dejado en nosotros esa nostalgia por su segunda venida, nos debe llevar a una actitud de vigilancia. Vuelvo al ejemplo que puse al comienzo. Cuando espero una visita a la que estimo, preparo todas las cosas para su llegada (comida, temas de conversación, saco el mejor vino, me arreglo externamente). En cualquier momento puede sonar el timbre, y si no hemos sido suficientemente previsores, quizá nos encontrará todavía arreglando la casa o algo por el estilo.Esto me remite a un ejemplo que puso el mismo Jesús, la parábola de las diez vírgenes. Las diez doncellas habían ido a recibir al esposo con lámparas de aceite. Como se demoró un poco se quedaron dormidas. Al despertar vieron algunas de ellas que no les quedaba suficiente aceite y no tenían repuesto, a diferencia de las otras vírgenes prudente que llevaron más. Las que les faltaba aceite fueron a comprar, pero mientras lo hacían llegó el esposo, y fue recibido solo por las vírgenes prudentes, con las que entró en casa. Las otras doncellas llegaron y vieron la puerta cerrada, golpearon pero fueron rechazadas, desconocidas.

Esto nos puede sonar muy duro, por una simple equivocación fueron rechazadas, sin embargo, el estar preparados prudentemente expresa el gran amor y la ansiosa espera del Amado, seguramente las vírgenes prudentes no paraban de pensar en su llegada y fueron totalmente preparadas llevando todo para poder recibir dignamente a su Amado.Por eso el Papa Francisco ha dicho en su Catequesis sobre el Credo, que el juicio, (que se llevará a cabo en la segunda venida de Cristo, en la Parusía) “ya está en marcha, empieza ahora, en el transcurso de nuestra existencia. Este juicio es pronunciado en cada instante de la vida, como respuesta de nuestra acogida con fe de la salvación presente y operante en Cristo, o bien de nuestra incredulidad, con la consiguiente cerrazón en nosotros mismos. Pero si nos cerramos al amor de Jesús, somos nosotros mismos los que nos condenamos, somos condenados por nosotros mismos. La salvación es abrirnos a Jesús y él nos salva. Y si somos pecadores, todos somos pecadores, todos lo somos, todos, y pedimos perdón, y vamos con el deseo de ser buenos, el Señor nos perdona, pero para esto debemos abrirnos, abrirnos al amor de Jesús, que es más fuerte que todas las demás cosas, el amor de Jesús es grande”.

“Dios conoce el corazón del hombre. Sabe que quien lo rechaza no ha conocido su verdadero rostro; por eso no cesa de llamar a nuestra puerta, como humilde peregrino en busca de acogida. El Señor concede un nuevo tiempo a la humanidad precisamente para que todos puedan llegar a conocerlo”. (Benedicto XVI, Homilía I Domingo de Adviento 2007)Dios se ha hecho hombre, se ha hecho carne, para que podamos conocer su rostro, se ha hecho compañero de camino, quiere nacer en nuestros corazones, se hace un Niño inocente, que no nos incita a huir de él, sino a acercarnos sin temor a recibirlo con ternura. No ha nacido en un palacio, de modo que no depende de si tenemos riquezas o no, él igual nos visita. Pero para esto estemos preparados, la Iglesia nos concede este hermoso tiempo para preparar nuestro corazón para la llegada de Jesús, ¿con cuanto amor deseas su venida? ¿Tienes preparado todo como las vírgenes prudentes? Según el amor que le tengas a Jesús, será el esfuerzo por vigilar, por preparar tu corazón, por tener todo al punto

Ahora unas últimas palabras a manera de conclusión, tomadas de una homilía de Adviento de nuestro querido Papa Emérito Benedicto XVI: “El Adviento, este tiempo litúrgico fuerte que estamos comenzando, nos invita a detenernos, en silencio, para captar una presencia. Es una invitación a comprender que los acontecimientos de cada día son gestos que Dios nos dirige, signos de su atención por cada uno de nosotros. ¡Cuán a menudo nos hace percibir Dios un poco de su amor! Escribir —por decirlo así— un "diario interior" de este amor sería una tarea hermosa y saludable para nuestra vida. El Adviento nos invita y nos estimula a contemplar al Señor presente. La certeza de su presencia, ¿no debería ayudarnos a ver el mundo de otra

Page 3: Prepárate Porque El Señor Viene

manera? ¿No debería ayudarnos a considerar toda nuestra existencia como "visita", como un modo en que él puede venir a nosotros y estar cerca de nosotros, en cualquier situación?”