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Artículo inédito, del año 1998. Explica la diferencia entre estrategias didácticas y estrategias de aprendizaje y la relación entre ellas y un abordaje constructivista.
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Estrategias didácticas: más allá de las recetas
Débora Kozak
Material inédito. Buenos Aires, 1998 ¿Por qué las estrategias vuelven a ser relevantes para el trabajo en el aula? Cuando los docentes se reúnen en instancias de capacitación, aparece como una de las principales preocupaciones el tema de las estrategias. Raramente surgen de manera espontánea debates sobre enfoques teóricos, los contenidos en sí mismos, etc. Sin embargo, la pregunta acerca del “cómo hacer para enseñar mejor” es una constante dentro de los requerimientos de los docentes. En estos tiempos en Argentina la preocupación por las estrategias entra en escena nuevamente puesto que la “vuelta a los contenidos” exige ir acompañada de una reflexión crítica acerca de las estrategias. Tal como lo plantea Verónica Edwards:
"(...) el contenido no es independiente de la forma en que es presentado. (...) El contenido se transforma en la forma. Es decir, la forma también es contenido en el contexto escolar."1
No alcanzan nuevos contenidos si no se cambian las formas de trabajarlos en el aula. Superadas todas las concepciones de la enseñanza basadas en la transmisión unidireccional de maestros a alumnos, la manera en que se enseña suele considerarse como uno de los condicionantes centrales en la posibilidad de construcción de conocimientos. Para poder dilucidar cuáles son los determinantes en la selección de las estrategias más adecuadas, es necesario emprender una revisión de los enfoques teóricos acerca de la enseñanza y el aprendizaje que sustentan estas elecciones. En este sentido, se ha dicho bastante en los últimos años sobre el constructivismo y el aprendizaje significativo. Volvamos a revisar una definición que enmarque los desarrollos conceptuales posteriores que tendrán lugar en este capítulo. César Coll Salvador dice:
"(...) la concepción constructivista del aprendizaje y la enseñanza se organiza en torno a tres ideas fundamentales. En primer lugar, el alumno es el responsable último de su propio proceso de aprendizaje.
Es él quien construye el conocimiento y nadie puede sustituírle en esta tarea.(...) En segundo lugar, los alumnos construyen objetos de conocimiento que ya están construidos. (...) En tercer lugar, el papel que está llamado a desempeñar el profesor. Su función no puede limitarse únicamente a crear las condiciones óptimas para que el alumno despliegue una actividad mental rica y diversa; el profesor ha de intentar además orientar y guiar esta actividad con el fin de que la
1 EDWARDS, Verónica: "El conocimiento escolar como lógica particular de aprobación y alienación", publicado como apunte de la Cátedra de Didáctica II de la Carrera de Ciencias de la Educación de la U.B.A., S/D de edición original.
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construcción del alumno se acerque de forma progresiva a lo que significan y representan los contenidos como saberes culturales."2
El tercer punto de esta definición conduce necesariamente a la reflexión sobre las estrategias que despliega el docente. Pone de relieve su peso a la hora de trabajar los contenidos escolares y redefine el lugar de maestros y profesores con respecto a los procesos de construcción de conocimiento de los alumnos. Para ir acercándonos más a una definición de este abordaje acerca del aprendizaje y la enseñanza, cabe pensar algunas de sus implicancias para la tarea cotidiana de un docente en el aula:
“(...) constructivismo no es solamente permitir pensar algunas cosas más allá de los que nos permitieron a nosotros mismos cuando fuimos alumnos o dejar que los alumnos hagan las cosas de una manera medianamente novedosa. Es también respetar la variedad de formas que asumen los procesos de aprendizaje de los alumnos y los productos que de ellos surgen. Mientras cambiemos el camino pero esperemos que los chicos lleguen siempre a los resultados que nosotros predeterminamos de antemano, nos habremos quedado en la mitad del cambio.”3
Respetar las formas en que cada alumno aprende implica replantear el lugar que ocupan las estrategias: si queremos favorecer procesos de aprendizaje que son diferentes en cada uno en cuanto a tiempos, estilos, formas, etc., habrá que pensar nuevas maneras de trabajar en el aula. En este sentido el principal problema que hoy se presenta es el de los grupos numerosos, que dificultan la posibilidad de realizar un seguimiento de las particularidades en el aprendizaje de cada alumno. La “enseñanza individualizada” parece no pasar de ser una utopía. El desafío se presenta pues a la hora de proponer estrategias desde este enfoque, en el marco de un contexto bastante lejano al ideal. Empecemos por aclarar cuestiones básicas. ¿Muchos nombres para lo mismo o son cosas diferentes? Métodos, estrategias y técnicas. La revisión sobre las estrategias refiere a diferentes conceptos a veces homologados y otras veces asociados con ellas. Los que más circulan en la “jerga educativa” son indudablemente los de “método o metodología” y “técnicas”. Es frecuente escuchar hablar por ejemplo acerca de los métodos de enseñanza de la lectoescritura, el método de conjuntos, etc. Supuestamente esos métodos remiten a una serie de pasos y actividades específicas que el maestro debe plantear para que se produzcan los aprendizajes. Pero si hay algo que verdaderamente obstaculiza la posibilidad de que se produzcan aprendizajes significativos es la generalización y esteriotipación de formas de aprender. 2 COLL SALVADOR, César: Desarrollo psicológico y educación, Ed. Alianza, España, 1990. 3KOZAK, Débora y otros: Caminos cruzados. Constructivismo y contenidos escolares, Aique Grupo Editor, Buenos Aires, 1994.
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En principio cabe pensar que detrás de todo método -‐así como de toda estrategias hay una concepción acerca del conocimiento, el aprendizaje y la enseñanza. Desconocerlas implica la aplicación mecánica y descontextualizada de fórmulas, lo que impediría necesariamente el otorgar un sentido al conocimiento. Por esto es difícil pensar que existe UN método que permita aprender la diversidad de implicados en situaciones cotidianas de aprendizaje. La aplicación de un método se corresponde necesariamente con la fragmentación del conocimientos en áreas o campos y esta idea resulta absolutamente incompatible con la posibilidad de desarrollar aprendizajes significativos. En paralelo, corresponde pensar que cada disciplina desarrolla sus propios métodos y que el trabajo en el aula es el producto de la convergencia de varias de ellas, lo que reforzaría la idea de la dificultad de contar con un método único. De lo expuesto se concluye en la imposibilidad de que exista el “método constructivista” o el del aprendizaje significativo. Una forma de trabajo en el aula basada en estas concepciones es coherente con el desarrollo de estrategias didácticas diversas. Los métodos prescriben pasos, condiciones, formas; mientras que las estrategias didácticas (entendidas desde el marco que se viene definiendo en este capítulo) no se constituyen en procedimientos predeterminados. Por otra parte, el carácter de mayor amplitud de los métodos implica necesariamente que incluyan estrategias y técnicas diversas, cuya utilización responderá a principios rigurosos y menos flexibles que en el caso de su aplicación fuera del marco de un determinado método. Diferencias entre estrategias y técnicas Apuntamos ahora al desarrollo de una segunda diferencia: qué son las estrategias y qué las técnicas. Dice Peter Woods:
"En esencia, las estrategias son formas de llevar a cabo metas... Son conjuntos de acciones identificables, orientadas a fines más amplios y generales.
Dichas estrategias podrían ser "técnicas de enseñanza" formales, pero éstas son un género particular y solamente las más visibles de las estrategias del maestro. Porque otro rasgo distintivo es su carácter implícito. (...)
Las estrategias son motivadas individualmente, orientadas culturalmente y adaptadas en la interacción con otros. También son ajustadas conforme a la situación." 4
Las estrategias no refieren solamente a los aspectos específicamente instrumentales sino a un concepto más amplio. Diversas acciones que los docentes ponen en juego pueden considerarse como estrategias, aunque muchas de ellas no hayan sido planificadas como tales. La planificación o no de una estrategia podrá otorgarle un sentido diferente, pero se combinará con otros aspectos implícitos que dan cuenta de los marcos referenciales que orientan la tarea de cada docente. Como plantea Elsie Rockwell:
4 WOODS, Peter: “Estrategias de enseñanza.”, en Ser maestro: estudios sobre el trabajo docente, compilado por E. Rockwell, S.E.P., México, 1985.
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"(...) el conjunto de las actividades del maestro dentro del aula, y no
únicamente aquellas relacionadas con un "método", de hecho enseñan algo, en forma explícita o implícita, a los alumnos."5
Pero para ir acotando definiciones, cuando se habla de estrategias didácticas se refiere necesariamente a una intencionalidad y por tanto a una planificación de acciones tendientes a favorecer el desarrollo de los aprendizajes. Esto lleva entonces a un punto que ayuda a comprender las diferencias entre estrategias y técnicas:
“Las técnicas pueden ser utilizadas de forma más o menos mecánica, sin que sea necesario para su aplicación que exista un propósito de aprendizaje por parte de quien las utiliza; las estrategias en cambio son siempre concientes e intencionales, dirigidas a un objetivo relacionado con el aprendizaje. Esto supone que las técnicas puedan considerarse elementos subordinados a la utilización de estrategias. (...) Es decir, la estrategia se considera como una guía de las acciones que hay que seguir.”6
Uno de los rasgos esenciales de las técnicas radica pues en su carácter estructurado. Sin embargo, no por ello deben considerarse de manera negativa. Las técnicas grupales, por ejemplo, pueden ser muy útiles en determinadas situaciones e incluso en ocasiones son consideradas como disparador de una estrategia cuyo sentido es más amplio. Un caso puede ilustrar estas ideas: se ha emprendido un trabajo de investigación en el aula y como cierre del proyecto se plantea la necesidad de que cada alumno exponga cómo fue el proceso y las producciones a las que ha arribado. El docente implementa entonces una técnica grupal: el simposio, que en este caso permite organizar y sistematizar las exposiciones, jerarquizando las producciones individuales. Las técnicas se caracterizan entonces como un conjunto de saberes instrumentales que se articulan en una secuencia y forma determinada para resolver una tarea. En cambio las estrategias didácticas podrían definirse como las propuestas que despliega el docente -‐de sentido amplio-‐ puesto que no predeterminan los productos esperados ni los caminos a seguir. Cuando se busca desarrollar innovaciones pedagógicas, las estrategias resultan más pertinentes. Pero las técnicas son valiosas en momentos a donde priman como finalidad la organización y la llegada a un producto determinado. Estrategias de enseñanza y estrategias de aprendizaje Un nivel complementario de análisis remite a la diferenciación entre estrategias de enseñanza y estrategias de aprendizaje. 5 ROCKWELL, Elsie: “La enseñanza implícita en el quehacer del maestro.”, en Ser maestro: estudios sobre el trabajo docente, (op. cit.) 6MONEREO, Carles y otros: Estrategias de enseñanza y aprendizaje. Formación del Profesorado y aplicación en la escuela, Graó Editorial, Barcelona, 1994.
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En líneas generales, las propuestas de trabajo que el docente desarrolla para favorecer y orientar la construcción del aprendizaje por parte de los alumnos son las llamadas “estrategias didácticas”, mientras que la actividad idiosincrásica que despliega cada alumno y que puede o no derivar en la construcción de un conocimiento son las estrategias de aprendizaje. Existe literatura muy diversa en torno de esta diferenciación y en los últimos años se han desarrollado estudios acerca del tema sobre todo desde los enfoques cognitivos. Se entiende por enfoques cognitivos aquellos aportes ligados a las teorías que estudian el desarrollo de los procesos mentales vinculados con la producción el conocimiento7. Estas concepciones abarcan un amplio espectro que va de ideas más cerradas como las que se exponen en las teorías del procesamiento de la información a conceptos más amplios tales como los de aprendizaje significativo y aprendizaje por descubrimiento. La diversidad teórica dentro de estos enfoques se debe en parte a la relación que cada uno de ellos establece entre los procesos internos y la influencia de las variables de contexto. Cabe aclarar que a diferencia de la caracterización que realizan varios autores españoles cuando clasifican teorías del aprendizaje (J. Pozo; F. Hernández y J. Sancho; A. Riviere), aquí se parte de una idea de abordaje constructivista que excede el estricto estudio de las formas en que se producen los pasajes de estados de menor conocimiento a los de mayor conocimiento. Se pone el acento no sólo en la estructuración interna del conocimiento sino también en las condiciones del contexto que posibilitan su construcción. Pero volvamos a las definiciones de estrategias de aprendizaje desde un enfoque cognitivo. Carles Monereo dice acerca de ellas:
“(...) las estrategias de aprendizaje son procesos de toma de decisiones (concientes e intencionales) en los cuales el alumno elige y recupera, de manera coordinada, los conocimientos que necesita para cumplimentar una determinada demanda u objetivo, dependiendo de las características de la situación educativa en que se produce la acción.”8
Sería imposible hablar de estrategias didácticas que promuevan aprendizajes significativos sin tomar en cuenta las características socioculturales y las situaciones grupales e individuales que las condicionan. Una posible interpretación conceptual errónea se produce al subsumir las estrategias de enseñanza a las de aprendizaje. Es imprescindible diferenciar la propuesta del docente de lo que efectivamente puede aprender el alumno a través de las estrategias específicas que despliega. Las propuestas de trabajo en el aula más interesantes pueden morir en meras intenciones si no se basan en las formas en que los alumnos efectivamente aprenden, pero esto no implica que el docente 7 Se puede encontrar una clara y rigurosa exposición de enfoques teóricos en HERNÁNDEZ, Fernando y SANCHO, Juana: Para enseñar no basta con saber la asignatura, Editorial Paidós, Barcelona, 1993. 8 MONEREO, Carles y otros: op. cit.
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estructure la totalidad de su tareas en el aula estrictamente sobre la base de las estrategias de aprendizaje de los alumnos, ya que reduciría su lugar a un mero observador del desarrollo espontáneo. Quizás la solución más adecuada radique en definir las estrategias didácticas como aquellas estrategias de enseñanza basadas en las formas y/o procedimientos reales que despliegan los alumnos cuando intentan aprender dentro de un determinado grupo y contexto. El auge de los “procedimientos” Con la incorporación de las categorías de clasificación de los contenidos en conceptuales, procedimentales y actitudinales -‐a través de los Contenidos Básicos Comunes en nuestro país y de las propuestas curriculares de la Reforma española-‐ resurgieron los debates cotidianos de los docentes acerca de qué considerar como procedimientos. Entrar en estas aclaraciones supera el marco de este capítulo, pero es necesario desenmarañar aunque más no sea algunas cuestiones centrales. Dentro de la caracterización efectuada previamente, los contenidos procedimentales refieren estrictamente a procedimientos de los alumnos y por tanto al campo de las estrategias de aprendizaje. Para los maestros, son muchas las confusiones que se generan sobre este punto a la hora de planificar puesto que en ocasiones se homologan las estrategias didácticas con los contenidos procedimentales y ellos a su vez se confunden con las actividades. A veces hasta se vuelve a antiguos debates cercanos a la taxonomía de Bloom, tales como “¿está bien redactado así este procedimental?”. Tal vez sea importante recordar que la introducción de los conceptos de contenidos procedimentales y actitudinales estuvo vinculado originalmente con la necesidad de explicitar conocimientos que no se trabajan o bien se lo hacía de manera implícita9. Es importante no perder de vista este sentido para prevenir la posibilidad de perderse en discusiones estériles. En síntesis, los procedimientos se vinculan con la forma en que cada alumno encara sus aprendizajes en función del trabajo que emprenda sobre determinados contenidos. Ciertos procedimientos serían de este modo considerados estrategias de aprendizaje. Herramientas o instrumentos para el trabajo docente Profundizando el análisis, cabe señalar que no todo el trabajo del docente se reduce a la implementación de estrategias didácticas. 9 Para una lectura acerca del desarrollo de estos conceptos se sugiere ver en COLL SALVADOR, César: Los contenidos en la Reforma, Editorial Santillana, España.
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Una forma más adecuada de referirse a la variedad de acciones que se despliegan en la vida cotidiana de las aulas consistiría en hablar de herramientas o instrumentos para el trabajo docente. Ellos estarían vinculados con los distintos niveles y tipos de intervención docente que se llevan a cabo desde un abordaje constructivista. Como se mencionara anteriormente, el maestro o profesor no es un mero espectador del desarrollo espontáneo del aprendizaje de los alumnos. Si así lo fuera, las situaciones educativas institucionalizadas no tendrían razón de ser. Pero todavía existe un gran bache entre el imaginario del constructivismo ligado a la estricta contemplación y el regreso de la figura del maestro expositor como solución resignada de la “vuelta a los contenidos”. En esta brecha aparecen la investigación en el aula, los enfoques basados en preguntas y otros aportes fundamentales para el desarrollo de una nueva didáctica. Pero es el docente a quien le compete realizar la síntesis de estos enfoques, y en ocasiones parecen faltar elementos para lograrlo: aquí es donde entramos en el plano de las herramientas para el trabajo docente. Hablar de herramientas o instrumentos implica referirse a categorías más amplias e inclusivas que las estrategias. La variedad de instrumentos que el docente despliega para llevar adelante su tarea en el aula excede la implementación de estrategias didácticas. Pensándolo de esta forma es posible referirse a otro tipo de estrategias que el docente pone en marcha y que si bien también tienen como meta final la de favorecer el aprendizaje de los alumnos, no necesariamente se constituyen en las propuestas concretas de trabajo que el docente les hace. En este sentido, es posible hablar de la utilización de diferentes herramientas para: • diagnosticar intereses de conocimiento del grupo de alumnos (la herramienta podría ser por ejemplo un registro de observación de clase)
• planificar las propuestas de actividades que se harán a los alumnos (en este caso por ejemplo se podría utilizar el “proyecto”)
• evaluar la marcha los procesos de aprendizaje y enseñanza (usando por ejemplo como instrumento los registros etnográficos)10
La implementación de estrategias didácticas estaría considerada como una parte esencial de la tarea áulica, pero no la única. Refieren a un nivel instrumental más puntual que el de las herramientas puesto que van “atadas” al desarrollo de las estrategias de aprendizaje de los alumnos. ¿Qué conceptos están en la base de las estrategias basadas en un abordaje constructivista? 10 La caracterización de las herramientas a las que se hace referencia se desarrolla en KOZAK, Débora y otros: Caminos cruzados. Constructivismo y contenidos escolares, op. cit.
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El aprendizaje entendido desde un abordaje constructivista remite a dos conceptos clave: el de conflicto cognitivo y socio-‐cognitivo y el de error sistemático. En cuanto al primer punto, no se produce aprendizaje ni no se genera un conflicto en el conocimiento. ¿Cómo se traduce esto en concreto? • deben ponerse en cuestión tanto los saberes previos como los nuevos • el sujeto debe experimentar/accionar sobre estos conocimientos • deben confrontarse diferentes puntos de vista propios y ajenos, para lo cual resulta necesario preguntar, argumentar, expresar ideas y opiniones, proponer diferentes caminos para solucionar un mismo problema
Sobre lo que refiere al concepto de error sistemático, cabe pensar qué esta detrás de la reiteración de determinadas equivocaciones que en realidad no son tales sino que dan cuenta de la lógica con la que un sujeto está construyendo conocimiento. Para ambos conceptos la diferencia y la diversidad son consideradas “ventajas” y no obstáculos. La heterogeneidad de formas de pensar y la variedad de estrategias de aprendizaje que generan los alumnos enriquece el proceso de construcción de conocimiento. No obstante implica pensar que las estrategias didácticas que se propongan deberán contemplar una amplitud que permita la manifestación de dichas diferencias. De esta manera se va configurando el perfil que adquiere la intervención del docente basada en esta concepción. Se podrían enumerar algunas de las características que atañen a su rol y que orientan el planteamiento de estrategias. Las principales serían:
⇒ La instalación de la problematización como principio organizador de las propuestas, interpretada como la posibilidad permanente de preguntar y cuestionar.
⇒ La necesidad de descentrarse del lugar de “el” saber. ⇒ La capacidad de constituirse en el promotor de debates y el coordinador de las propuestas, en toda situación de aula que lo requiera.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de decidir la pertinencia de la selección de una determinada estrategia? En primer lugar cabe aclarar que cuando se habla aquí de “selección” de estrategias no se hace referencia estrictamente a la elección de algunas de ellas dentro de un menú prefijado sino que se está pensando en su “invención” por parte del docente. En este sentido debe destacarse que la creatividad es un factor determinante de la pertinencia, ya sea para recrear una estrategia ya conocida en un nuevo contexto o situación o para planear una estrategia novedosa. De este modo es posible enunciar algunas cuestiones a considerar a la hora de pensar propuestas de trabajo para los alumnos. Veamos algunas preguntas que el
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docente podría hacerse al momento de evaluar si una estrategia a implementar resulta adecuada: ⇒ ¿Promueve la acción individual y la interacción de los alumnos ? Ambas son condicionantes de los procesos de producción de conocimientos.
⇒ ¿Permite a los alumnos manifestar sus diferentes puntos de vista y confrontarlos ? Aquellas estrategias que conducen a respuestas únicas o predeterminadas resultarán inadecuadas.
⇒ ¿Posibilita la experimentación y la investigación por parte del alumno ?. ⇒ ¿Orienta hacia una actividad a la cual el alumno le encuentra sentido ? No basta con que tenga un significado a nivel de los contenidos curriculares sino que tiene que generar una actividad significativa para el alumno.
⇒ En función de lo anterior, ¿promueve inicialmente un problema concreto, real y cercano para que resulte significativo para los alumnos y genere un conflicto de conocimiento ?.
⇒ ¿Lleva a los alumnos a utilizar distintas fuentes de conocimiento internas y externas ? Es necesario promover en los alumnos una actitud de búsqueda de fuentes variadas que puedan ser confrontadas y analizadas, intentando reducir al mínimo el lugar del docente como fuente del saber.
⇒ ¿Es una propuesta de trabajo lo suficientemente amplia como para incluir la diversidad de intereses temáticos y formas de abordaje que hay en los alumnos ?. Cuanto una estrategia pauta de antemano las formas en que se llevará adelante una actividad y los contenidos sobre los que se trabajará, cierra el camino para la consideración de los intereses de los alumnos.
⇒ ¿Guía hacia el aprendizaje de los contenidos curriculares utilizando como “pretexto” los problemas y temáticas que interesan de los alumnos ? Es difícil volver significativos los contenidos curriculares cuando se trabajan alejados de los intereses reales de los alumnos.
La investigación en el aula como marco general para el desarrollo de estrategias que promuevan aprendizajes significativos La investigación en el aula, en sus múltiples acepciones, ha adquirido relevancia en los últimos tiempos. En este caso se considerará como un ejemplo claro de cómo trabajar estrategias que posibiliten el desarrollo de aprendizajes significativos. Cuando la tarea del aula se organiza sobre la base de la problematización, la investigación se constituye en una estrategia de carácter global para el trabajo cotidiano de los alumnos. Por tanto excede la posibilidad de ser considerada como una estrategia didáctica, ya que como definen Eduardo García y Francisco García:
“(...) la investigación en el aula define tanto una metodología de trabajo como un marco teórico (modelos didáctico) para la actuación, que integra las aportaciones de la psicología constructivista con una concepción compleja de la realidad educativa.”11
11 GARCÍA, Eduardo y GARCÍA, Francisco: Aprender investigando. Una propuesta metodológica basada en la investigación, Díada Editora, Sevilla, 1993.
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La investigación incluye la formulación de estrategias y técnicas diversas a lo largo de los diferentes pasos que implica. En este caso en particular es importante aclarar que se hace referencia a un tipo de investigación en el aula más flexible que la que definen algunas corrientes que extrapolan principios o modelos de la investigación científica12. A pesar de estas diferencias, es posible afirmar que todos los enfoques actuales coinciden en considerar como punto de partida los problemas. En cada uno de ellos se trabajará sobre una acepción distinta del concepto de problema, según se focalice la mirada sobre las fuentes que le dan origen, la forma de delimitarlos, el tipo de vinculación con los contenidos curriculares, etc. Trabajar sobre problemas implica privilegiar la pregunta como estrategia, pero es obvio que no las de tipo retórico sino aquellas que realmente motivan a los alumnos a indagar. Las preguntas con respuestas predeterminadas sólo conducen a la repetición, mientras que en este caso se hace alusión a un tipo de preguntas disparadoras de conflictos de conocimiento. A continuación veamos un ejemplo de estrategia dentro de este marco. El proyecto como estrategia Las preguntas refieren a un tipo de estrategias muy puntuales. De acuerdo con la definición de estrategias didácticas que se trabajara anteriormente, un ejemplo de lo que se considera como tal dentro del marco de la investigación en el aula es el “proyecto”. Un proyecto implica la planificación de determinadas actividades, la consecución de metas, la organización de propuestas en torno al problema que se desea investigar ya sea entendidas como las estrategias didácticas que se implementarán así como las estrategias vinculadas con los procesos de evaluación de las producciones que van surgiendo a lo largo del desarrollo del proyecto. Hablar del proyecto como estrategia puede entenderse de dos maneras que resultan complementarias: • Entendido como herramienta para el trabajo docente -‐tal como se definiera en un ítem anterior-‐, traducido como forma de organizar la planificación de la tarea en el aula.
• Comprendido como estrategia de aprendizaje, remite a la acción por la cual los alumnos darán forma a la propuesta de investigar en el aula.
En cualquier caso, el proyecto funciona como organizador de la tarea.
12 Una revisión detallada de los enfoques acerca de las denominadas “estrategias de enseñanza por investigación” se encuentra en la Revista Investigación en la escuela Nro. 25 “¿Cómo enseñar?”, Díada Editora, Sevilla, 1995.
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En el primer punto implica el desarrollo de estrategias de planificación superadoras de las formas estereotipadas tradicionales tales como la “parrilla” que implica un planteamiento lineal de objetivos, contenidos actividades y formas de evaluación. El proyecto didáctico -‐al que se alude en este caso-‐ imprime una forma alternativa al trabajo docente sin forzar la predeterminación de la totalidad de los componentes (contenidos, resultados, espacios, formas, recursos, etc.). Deja espacio para la creatividad del docente en función de los que surja del grupo, ya sea en el campo de los contenidos como en el de las estrategias. Permite el cambio de propuestas sobre la marcha y lleva implícita una concepción de evaluación permanente de la totalidad de las variables que se juegan dentro de una situación de aprendizaje y enseñanza. La flexibilidad es su rasgo distintivo. Entendido como estrategia de aprendizaje, el proyecto responde a la necesidad de organizar y sistematizar actividades y producciones. Durante su desarrollo puede remitir al trabajo en torno a estrategias didácticas específicas que el docente ha implementado. La relación entre el proyecto como estrategia general y el desarrollo de estrategias didácticas puede entenderse a través del siguiente ejemplo: dentro de un proyecto de investigación acerca de por qué se producen los diferentes tipos de contaminación, se plantea una etapa de recolección y sistematización de información. Dentro de ella el docente podría proponer como estrategia la producción de matrices de datos, cuadros comparativos y gráficos. De este manera cada alumno podría elegir la forma de organización y comunicación de la información relevada sobre la base de acuerdos que se establezcan grupalmente. En este último punto, cada uno apelará a la puesta en marcha de sus propias estrategias que le permitan exponer los resultados de su investigación. Luego de ver estos ejemplos, volvamos a cuestiones más conceptuales. Para seguir pensando Existe una multiplicidad de temáticas que se desprenden de la reflexión acerca de las estrategias. Si bien no es posible enunciarlas con carácter exhaustivo, a continuación se mencionan algunas de ellas organizadas desde las más generales a las específicas. • Más allá de la resolución operativa en cuanto a la forma de plantear y seleccionar estrategias, este tema debe interesar a los docentes porque lleva a pensar en la superación de visiones instrumentalistas de la didáctica, que consideran al docente estrictamente ligado a la práctica y como receptor de las teorías producidas por “los especialistas” lo ponen en un lugar de mero ejecutor de técnicas diseñadas por otros. El abordaje que se ha desarrollado en este capítulo apunta a superar esta idea basándose en una concepción del docente como productor de prácticas y teorías.
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• Es imposible construir conocimiento en la escuela sin poner en marcha estrategias diferentes a las tradicionales. El campo de la innovación pedagógica está necesariamente ligado al desarrollo de estrategias diferentes. Quizás sea posible memorizar o repetir, pero para construir aprendizajes significativos se necesita ir más allá de métodos o técnicas.
• No alcanza con los nuevos contenidos para cambiar la escuela. Las transformaciones curriculares representan un aspecto parcial de los verdaderos procesos de innovación, ya que deben ser acompañados por una parte -‐como ya se dijo-‐ con la modificación de las estrategias, y por otra por los cambios en la cultura institucional, las formas de organización y gestión, etc. Los debates no se agotan en los cambios de contenidos.
• Las características del contenido a aprender también determinan la pertinencia de una determinada estrategia didáctica. Pero las variables de contexto a su vez condicionan el desarrollo de terminados contenidos. La elección de una estrategia que parece adecuada para la enseñanza de un contenido puede ser fallida si las ciertas condiciones grupales o individuales de los alumnos interfieren en la situación de aprendizaje. Esto no implicaría el descarte de la estrategia sino el análisis de las condiciones contextuales para su implementación.
Tomemos estos puntos solamente como algunos disparadores de reflexiones. Sería interesante para los docentes proponerse el ejercicio de ampliarlos a través del análisis de las propias estrategias que se ponen en juego en la vida cotidiana de las aulas. Estas son consideraciones que nos debemos si esperamos generar cambios reales en la práctica, que trasciendan los planteos teóricos y posicionen a maestros y profesores dentro del tan mencionado perfil crítico y reflexivo al que permanentemente se alude.
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BIBLIOGRAFÍA AUTORES VARIOS: Revista Investigación en la escuela Nro. 25 “¿Cómo enseñar?”, Díada Editora, Sevilla, 1995. COLL SALVADOR, César: Los contenidos en la Reforma, Editorial Santillana, España. COLL SALVADOR, César: Desarrollo psicológico y educación, Alianza Editorial, España, 1990. EDWARDS, Verónica: "El conocimiento escolar como lógica particular de aprobación y alienación", publicado como apunte de la Cátedra de Didáctica II, Carrera de Ciencias de la Educación de la U.B.A., S/D de edición original. GARCÍA, Eduardo y GARCÍA, Francisco: Aprender investigando. Una propuesta metodológica basada en la investigación, Díada Editora, Sevilla, 1993. HERNÁNDEZ, Fernando y SANCHO, Juana: Para enseñar no basta con saber la asignatura, Editorial Paidós, Barcelona, 1993. KOZAK, Débora y otros: Caminos cruzados. Constructivismo y contenidos escolares, Aique Grupo Editor, Buenos Aires, 1994. MONEREO, Carles y otros: Estrategias de enseñanza y aprendizaje. Formación del Profesorado y aplicación en la escuela, Graó Editorial, Barcelona, 1994. ROCKWELL, Elsie: “La enseñanza implícita en el quehacer del maestro”, en Ser maestro: estudios sobre el trabajo docente, S.E.P., México, 1985. WOODS, Peter: “Estrategias de enseñanza”, en Ser maestro: estudios sobre el trabajo docente, compilado por E. Rockwell, S.E.P., México, 1985.