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Nehemías 3:1-4 Y el tema en este capítulo es la reedificación de los muros y las puertas de la ciudad. Y éste fue uno de los proyectos de edificación más grandes de que hayamos oído. Y lo que logró hacer Nehemías fue extraordinario, porque Dios estaba actuando en aquella ocasión. Como ya hemos visto, Dios había guiado a Esdras y a Zorobabel, para reedificar el templo. Su tarea había sido diferente a la de Nehemías, que era un funcionario civil, y que tendría bajo su responsabilidad la reedificación de las murallas y puertas de Jerusalén. Y así fue como Dios realizó Su obra de diferentes maneras y usando a hombres diferentes. Muchos de nosotros en nuestro ministerio, especialmente cuando comenzamos, tratamos de imitar a alguna otra persona. Pero eso, como ya hemos observado, no da buen resultado. Cada uno tiene que ser él mismo. ¿Ha notado usted alguna vez lo que Dios puede hacer? Utilizando elementos comunes del rostro de una persona, Él ha hecho millones de rostros diferentes, ha logrado una diversidad, de manera que ninguno sea idéntico a otro. Y lo mismo ha hecho con otras partes del cuerpo como, por ejemplo, un dedo, consiguiendo un número caso infinito de dedos, con el resultado que no haya dos idénticos. En otras palabras, Dios ha dispuesto las cosas de esta forma, porque Él desea que cada uno de nosotros sea él mismo, con una identidad propia y peculiar. El relato de la reedificación de los muros de Jerusalén ha sido presentado de una manera atractiva y didáctica. Las diez puertas de la ciudad nos cuentan la historia de las obras realizadas, comenzando por la puerta de las ovejas, y finalizando con esa misma puerta. A veces ha surgido la pregunta de si había otras puertas en la muralla de Jerusalén. No lo creemos pero, puede que las hubiera. De todas formas, estas diez puertas fueron seleccionadas para contar la historia del Evangelio. Ellas exponen el plan de Dios para la salvación. Leamos entonces el versículo 1, de este capítulo 3 de Nehemías, que nos habla sobre La puerta de las Ovejas "Entonces se levantaron el sumo sacerdote Eliasib y sus hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel". Todo comenzó en la puerta de las ovejas. Ésta es la puerta por la que el Señor Jesucristo entró en Jerusalén. Tenemos el relato que

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Nehemías 3:1-4Y el tema en este capítulo es la reedificación de los muros y las puertas de la ciudad. Y éste fue uno de los proyectos de edificación más grandes de que hayamos oído. Y lo que logró hacer Nehemías fue extraordinario, porque Dios estaba actuando en aquella ocasión. Como ya hemos visto, Dios había guiado a Esdras y a Zorobabel, para reedificar el templo. Su tarea había sido diferente a la de Nehemías, que era un funcionario civil, y que tendría bajo su responsabilidad la reedificación de las murallas y puertas de Jerusalén. Y así fue como Dios realizó Su obra de diferentes maneras y usando a hombres diferentes.Muchos de nosotros en nuestro ministerio, especialmente cuando comenzamos, tratamos de imitar a alguna otra persona. Pero eso, como ya hemos observado, no da buen resultado. Cada uno tiene que ser él mismo. ¿Ha notado usted alguna vez lo que Dios puede hacer? Utilizando elementos comunes del rostro de una persona, Él ha hecho millones de rostros diferentes, ha logrado una diversidad, de manera que ninguno sea idéntico a otro. Y lo mismo ha hecho con otras partes del cuerpo como, por ejemplo, un dedo, consiguiendo un número caso infinito de dedos, con el resultado que no haya dos idénticos. En otras palabras, Dios ha dispuesto las cosas de esta forma, porque Él desea que cada uno de nosotros sea él mismo, con una identidad propia y peculiar.El relato de la reedificación de los muros de Jerusalén ha sido presentado de una manera atractiva y didáctica. Las diez puertas de la ciudad nos cuentan la historia de las obras realizadas, comenzando por la puerta de las ovejas, y finalizando con esa misma puerta. A veces ha surgido la pregunta de si había otras puertas en la muralla de Jerusalén. No lo creemos pero, puede que las hubiera. De todas formas, estas diez puertas fueron seleccionadas para contar la historia del Evangelio. Ellas exponen el plan de Dios para la salvación. Leamos entonces el versículo 1, de este capítulo 3 de Nehemías, que nos habla sobre

La puerta de las Ovejas"Entonces se levantaron el sumo sacerdote Eliasib y sus hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel".

Todo comenzó en la puerta de las ovejas. Ésta es la puerta por la que el Señor Jesucristo entró en Jerusalén. Tenemos el relato que en cierta ocasión Él pasó a través de esta puerta y llegó al estanque de Betesda (Juan 5:2). Pensamos francamente que cada vez que Jesús entró en Jerusalén lo hizo por la puerta de las ovejas, hasta Su entrada triunfal. Hablando de las puertas, diremos que algunos se han equivocado al identificar la Puerta del Este con la Puerta de Oro. La puerta del Este está cerrada, bloqueada, en el día de hoy, y no será abierta hasta que Jesucristo regrese y pase por esa puerta. La Puerta del Oro es la que conduce al templo. Ésta es la puerta que será abierta para Él y que le franqueará la entrada hasta el lugar santísimo. Pero la puerta de las Ovejas es la que fue utilizada para que entrasen los animales que iban a ser sacrificados, y ésa es la puerta por la cual entró el Señor Jesucristo. Pensamos que lo que Él

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estaba haciendo era representar, por así decirlo, una parábola viviente. Juan el Bautista lo había anunciado cuando, en el relato de Juan 1:29, señaló al Señor Jesucristo y dijo: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Es que Jesús es el Cordero de Dios en Su persona y en Su obra. Él quita el pecado del mundo. De modo que la puerta de las Ovejas simboliza la cruz de Cristo. Aquí es donde uno comienza su relación con Dios, y ése es el único punto donde usted puede comenzar esa relación, estimado oyente, en la cruz.Dios no nos pide nada ni a usted ni a mí, hasta que lleguemos a Cristo y le aceptemos como nuestro Salvador. Dios solo tiene una cosa que decirle al mundo y es una pregunta: "¿Qué hará usted con mi Hijo que murió por usted?" Y hasta que usted responda a esa pregunta, estimado oyente, Dios no le dirá nada sobre su vida y su servicio para Él. Si usted lo rechaza y no quiere aceptar a Su Hijo, entonces, Dios no le pedirá nada. Él no quiere sus buenas obras ni su dinero. No quiere nada de usted. Pero Dios sí que tiene algo que darle. Su Hijo murió por usted. Y la Puerta de las Ovejas nos presenta esa verdad. Por ello resulta significativo que toda la obra comenzó en la Puerta de las Ovejas.Continuemos leyendo el versículo 2 de Nehemías 3:"Junto a ella trabajaron los hombres de Jericó, y luego Zacur hijo de Imri".

Ahora, Jericó era el lugar de la maldición y se menciona junto a la puerta de las ovejas. Esto es algo interesante. Los hombres de Jericó llegaron a Jerusalén desde el valle del Jordán; ellos repararon este tramo de la muralla que estaba junto a la puerta de las Ovejas. Cuando uno viene desde el monte de los Olivos, en el camino de Jericó, llega justamente al lugar donde estos hombres trabajaron. El pináculo del templo y el área del templo estaban allí. Allí fue entonces donde ellos edificaron, al lado mismo de la puerta de las Ovejas.Jericó fue la ciudad sobre la que se pronunció una maldición. Josué dijo en el capítulo 6, versículo 26, del libro de Josué: "Maldito delante del Señor el hombre que se levante y reedifique esta ciudad de Jericó". En los días de Acab hubo uno que la reedificó y la maldición cayó sobre él y sus hijos. Era la ciudad de la maldición.Estimado oyente, usted y yo vivimos en un mundo que ha sido maldecido a causa del pecado. No es necesario ampliar aquí esta declaración. Todo lo que debemos hacer para darnos cuenta de esta realidad es mirar a nuestro alrededor. El ser humano ha transformado el orden creado en un gran desorden. El hombre no parece capaz de resolver sus problemas, derivados de esa situación. Y hay aquellas personas que están situadas en la actualidad en posiciones de influencia, que no son creyentes en Cristo, y que están diciendo que los problemas de hoy en día superan las soluciones que el ser humano puede ofrecer.De modo que, usted y yo, estimado oyente, vivimos en un mundo maldito. Y sólo la muerte de Cristo en la cruz puede remover el juicio, el castigo del pecado de su vida y de la mía. Cristo puede llevar esa carga por usted, debido a Su muerte en la cruz. Si usted no le ha confiado su vida todavía, lo puede hacer ahora mismo. Continuando ahora con nuestro estudio, leemos en el versículo 3 de este capítulo 3 de Nehemías, donde tenemos

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La puerta del Pescado"Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; la enmaderaron y levantaron sus puertas, con sus cerrojos y sus barras".

Aquí tenemos la puerta del Pescado. Ésta era la puerta por la cual los pescadores traían el pescado del Mediterráneo y del río Jordán. A ellos les gustaba comer mucho pescado en esos días, y esa puerta no resultaba muy difícil de localizar en aquellos días por medio del sentido del olfato. Ahora, ¿qué simbolizaba esta puerta del Pescado? Bien, el Señor Jesucristo les dijo a aquellos que le seguían: "Os haré pescadores de hombres". (Mateo 4:19).Una vez que los discípulos de Jesús comprendieron todos los hechos del evangelio, Él les dijo, según el relato de Lucas 24:49: "Quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto". Ellos necesitaban ser bautizados por el Espíritu Santo, habitados por el Espíritu Santo, regenerados por el Espíritu Santo, y después, llenos del Espíritu Santo. Y en el día de Pentecostés ellos fueron llenos del Espíritu Santo y se convirtieron en pescadores de hombres. No pescando ya en el mar de Galilea, sino pescando en el mundo entero. Hoy, eso es lo que Dios le está diciendo a los Suyos, a los que le pertenecen. Dios no le está pidiendo al no creyente, a la persona que aún no ha sido salva, que sea pescadora de hombres. ¿Cómo podría serlo? Ni siquiera sabría de qué está hablando Dios. Pero Él le está diciendo hoy a los Suyos, a los que ha salvado: "Yo quiero que vosotros seáis pescadores de hombres".Creemos que en el día de hoy, debemos ser pescadores de personas de diversas maneras. No estamos de acuerdo con aquellas personas que insisten en que uno tiene que ir llamando de puerta en puerta. No creemos que todos podamos hacer eso. Pensamos que algunas personas pueden dar testimonio de su fe de forma algo diferente. La evangelización por medio de la oración, por ejemplo, es un medio efectivo para alcanzar a la gente. Todos tenemos diferentes dones o capacidades espirituales. Dios nos ha creado a todos diferentes unos a otros. Y hay varios métodos para difundir el Evangelio. Pero estamos seguros que, figurativamente hablando, todos nosotros, de alguna forma u otra, debemos pasar por la puerta del Pescado. Y usted puede tener una parte importante en la propagación de la Palabra de Dios en el día de hoy. No olvidemos que el Señor Jesucristo dijo: "Quiero que me sigáis, y yo os haré pescadores de hombres".Cuando llegamos al versículo 4, vemos que se menciona una lista de varias personas que trabajaron en la obra de reedificación de las murallas. Resulta hermoso pensar que sus nombres han sido escritos en el Libro de la Vida. Algunos de los nombres resultarán difíciles de pronunciar, y otros parecerán extraños. Los vemos por primera y única vez, y podría ser que sean desconocidos para nosotros, sin embargo, lo importante es que esos nombres fueron conocidos por Dios. Ellos ayudaron a reedificar las murallas de Jerusalén y en algún día futuro, serán recompensados por su labor.Para Dios, ningún ser humano es un individuo anónimo, desconocido. Y aquellos que, reconociendo que están lejos de Él, aceptan su oferta de gracia, el Evangelio, el mensaje de la Salvación, personificado en el Señor Jesucristo,

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se convierten en Sus hijos. No olvidemos que aquellas murallas, junto con la ciudad, fueron destruidas como castigo por el pecado, por la idolatría de un pueblo. Toda vida alejada de Dios, se encuentra destruida por los efectos del pecado y la maldad humana. Hay personas cuya existencia en este mundo se parece mucho a un montón de escombros esparcidos por el suelo, que ningún esfuerzo humano puede volver a reunir para formar una nueva construcción, un todo coherente, un nuevo organismo. Esas vidas necesitan ser restauradas a los propósitos originales de Dios, el Creador. Aquella puerta de las ovejas, por la que Cristo entró, siendo el Cordero de Dios que iba a ser sacrificado, nos señala hoy al Salvador, al único que puede apartar el poder destructivo del pecado de la vida de las personas. Estimado oyente, la única manera en la que usted puede comenzar una relación con Dios, es dirigiendo una mirada de fe a la cruz, en la que Cristo murió por usted, aceptándole como su Salvador. Entonces, se convertirá usted en un hijo de Dios y entonces, por su Espíritu, Él comenzará la obra de reconstrucción de su vida. Él reunirá los trozos rotos dispersos, apartará los escombros inútiles, y reparará los daños que el pecado causó. Porque, como dijo San Pablo, "el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; han sido hechas nuevas".

Nehemías 3:5-26

En nuestro programa anterior, comenzamos un recorrido a través de las puertas de los muros de Jerusalén que se relata en el capítulo 3 del libro de Nehemías. El relato de la reedificación de los muros de Jerusalén ha sido presentado de una manera atractiva y didáctica. Las diez puertas de la ciudad nos cuentan la historia de las obras realizadas, comenzando por la puerta de las ovejas, y finalizando con esa misma puerta. Estas diez puertas fueron seleccionadas para contar la historia del Evangelio. Ellas exponen el plan de Dios para la salvación. Comenzamos en nuestra última sesión con la puerta de las Ovejas que simbolizaba la cruz de Cristo, y allí es donde debemos comenzar nuestra relación con Dios. Tenemos que ir a ese lugar, Él nos encuentra en la cruz. La Cruz es el único lugar donde Dios puede reunirse con el mundo. El Señor Jesucristo lo expresó con toda claridad cuando dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí". De modo que, usted, estimado oyente, debe ir a la puerta de las Ovejas, a la cruz de Cristo. Cuando usted lo recibe y lo acepta como su Salvador, entonces Él quiere hablarle acerca de algunas otras cosas; y es así como llegamos entonces, a la puerta del Pescado. Y allí Él nos dice que debemos seguirle y convertirnos en pescadores de hombres. Ahora, hay diferentes maneras por medio de las cuales uno puede llegar a ser pescador de hombres, como hemos indicado ya en nuestro programa anterior.Cuando llegamos al versículo 4, vimos que se menciona una lista de varias personas que trabajaron en la obra de reedificación de las murallas. Resulta hermoso pensar que sus nombres han sido escritos en el Libro de la Vida. Algunos de los nombres resultarán difíciles de pronunciar, y otros parecerán extraños. Los vemos por primera y única vez, y podría ser que sean desconocidos para nosotros, sin embargo, lo importante es que esos nombres fueron conocidos por Dios. Ellos ayudaron a reedificar las murallas de Jerusalén y en algún día futuro, serán recompensados por su labor.

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Leamos ahora el versículo 5, de este capítulo 3 de Nehemías:"Y a su lado colaboraron los tecoítas; pero sus notables no se prestaron a ayudar a la obra de su Señor".

Aquí tenemos una clase de personas que pensaron que eran demasiado importantes como para ponerse a hacer un trabajo como éste, de reedificar los muros, o quizás ellos tenían alguna otra excusa, o no querían estropearse sus manos levantando las rocas que formaban los muros de Jerusalén. Si usted hubiera visto las piedras de las murallas de Jerusalén se sorprendería al comprobar el trabajo que debió dar el levantarlas para formar el muro, y quizás sentiría simpatía por los personajes importantes de los tecoítas. Ellos simplemente no quisieron doblegar sus espaldas ni jugarse el tipo en ese arduo trabajo. Se requería mucha fuerza para poder levantar esas rocas que eran necesarias para la edificación; y por tanto, había muchos brazos, y piernas, y espaldas doloridas por todo el esfuerzo que debía realizarse. Posiblemente no había una sola parte del cuerpo que no les doliera a esos trabajadores. Entonces, estos grandes personajes de mucha importancia e influencia de los tecoítas, fallaron en su responsabilidad, pensaban que esto era demasiado esfuerzo para ellos. De cualquier manera, ellos no quisieron poner manos a la obra y abandonaron la tarea.Un detalle interesante observar que ellos estaban junto a la puerta del Pescado, que simboliza el testimonio activo, así que ellos no fueron testigos de Dios en absoluto. Estimado oyente, yo no sé en cuanto a usted, pero a mí no me habría gustado estar en un grupo como ese. No me hubiera agradado tener que haber sido mencionado en la Palabra eterna de Dios como una persona que no hizo lo que Él me pidió que hiciera. Nos tememos, estimado oyente, que en la actualidad hay muchos cristianos que no están haciendo lo que Dios les ha pedido que hagan. Estamos hablando de personas creyentes, que son salvas, no de personas no creyentes. El escritor del libro de los Proverbios, en el capítulo 11, versículo 26 dijo: "Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá; pero bendición cubre la cabeza del que lo vende". El grano aquí representa a la Palabra de Dios. Es algo terrible acaparar, retener la Palabra de Dios ante aquellos que tienen hambre espiritual. Estimado oyente, ¿se ha detenido usted a pensar en ello? Volvamos a leer detenidamente este versículo que mencionamos aquí en Proverbios: "Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá; pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende". Se nos dice que habrá ciertas personas en la eternidad que se levantarán y llamarán a algunos, bienaventurados. Y pensamos que habrá gente que se levantará en el infierno y maldecirá a algunos que han ido al cielo porque ellos no quisieron compartir con ellos el grano, como se nos dice aquí. Hay gente hoy que no están compartiendo el alimento espiritual que es la Palabra de Dios con aquellos que desesperadamente la necesitan. El Señor Jesucristo dijo: "Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres". Si vamos a hacer Su voluntad hoy, en alguna parte tenemos que implicarnos activamente en un movimiento que esté difundiendo la Palabra de Dios. Y como se trata de un gran esfuerzo, ninguno de nosotros lo puede hacer en forma individual, sino que debe realizarlo en equipo, con la ayuda de otros. Leamos ahora el versículo 6 de este capítulo 3, en el que llegamos a la tercera puerta que es

La puerta Vieja

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"La puerta Vieja fue restaurada por Joiada hijo de Paseah y Mesulam hijo de Besodías, quienes la enmaderaron y levantaron sus puertas, con sus cerrojos y sus barras".

Hemos notado aquí que se menciona la puerta Vieja. Cuando uno visita la ciudad de Jerusalén y observa las puertas, quizás se pregunte ¿cuál de ellas es la puerta Vieja? porque todas tienen el mismo aspecto de puertas antiguas. Pero esta fue llamada la puerta Vieja, una de las que había estado allí desde el mismo comienzo y este grupo de personas la repararon. Jeremías, capítulo 6, versículo 16, nos comunica el mensaje que esta puerta vieja tiene para nosotros: "Así dijo el Señor: Paraos en los caminos, mirad y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino. Andad por él, y hallaréis descanso para vuestras almas".Nosotros estamos viviendo en un día en que todos estamos interesados por las cosas nuevas. La sociedad de consumo nos arrastra a estar pendientes de lo último, lo que esté de moda o que lleve el nombre de una marca famosa, lo que incorpore las últimas innovaciones de la técnica, lo que tenga un aspecto más novedoso y atractivo. Y todo ello, a veces, sin reparar en gastos, aunque nos endeudemos cada día un poco más. En nuestro tiempo todo cambia con gran rapidez, vertiginosamente y no nos da realmente tiempo para adaptarnos a los cambios. Y es esta búsqueda constante por algo nuevo lo que frecuentemente conduce a muchos a la frustración, a un callejón sin salida. En esta carrera incesante nos estamos alejando, quizás sin darnos cuenta, de ciertas realidades espirituales. Y necesitamos acercarnos a Aquel que dijo, en Mateo 11:28-30: "Venid a mí todos los que estáis muy cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera". Así que, en medio de este torbellino ruidoso y espectacular, podemos encontrar un reposo, un descanso en nuestra relación con el Señor Jesucristo. El corazón humano necesita algo más que lo que esta época materialista puede ofrecer. En ese sentido, necesitamos volver a los senderos antiguos, es decir, a los preceptos y normas de la Palabra de Dios para vivir en conformidad, en paz y armonía con la voluntad de Dios. Porque tales senderos antiguos, además de ser antiguos, son atemporales.Continuemos leyendo el versículo 8:"Junto a ellos trabajó Uziel hijo de Harhaía, de los plateros"

Ahora, ¿le llama la atención esto como algo fuera de lo común? Ya dijimos que las rocas y las piedras que se usaban en los muros de Jerusalén eran bastante grandes y pesadas. Y aquí tenemos a los plateros. Bueno, por lo general estas personas trabajaban sentadas en bancos y con piezas de tamaño reducido. Ellos no estaban acostumbrados a trabajar con piedras grandes como éstas. Y aunque esta tarea era bastante dura para los plateros, ellos lo hicieron, y Dios registró su labor y lo señaló aquí, haciendo constar expresamente que los plateros hicieron su trabajo. Hay personas que hoy están haciendo verdaderos sacrificios por Dios y realizando tareas difíciles. Dios, estimado oyente, toma nota de todo esto. Luego notemos aquí al siguiente grupo que se menciona en este mismo versículo 8, en su segunda parte, donde dice:

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"con quien colaboró también Hananías, hijo de un perfumero. Así terminaron la reparación de Jerusalén hasta el muro ancho".

Podemos decir que esta persona era un farmacéutico, y como usted ya sabe, esta gente está acostumbrada a trabajar con píldoras, o sea, con elementos pequeños. Los encontramos aquí trabajando con estas grandes y pesadas piedras. Y Dios también tomó nota de ello y lo mencionó aquí en Su Palabra. Es bueno poder apreciar a estas personas que se dedicaron realmente a la obra del Señor Jesucristo, a pesar de tener que realizar tareas tan diferentes a su profesión habitual, y para lo cual quizás no estaban físicamente preparados. Continuemos leyendo el versículo 12:"Junto a ellos trabajó en la restauración Salum hijo de Halohes, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén, él con sus hijas".

Aquí tenemos, como hoy, a mujeres que quisieron tener las mismas oportunidades de trabajo. Aparentemente, Salum no tenía hijos varones y sus hijas estuvieron dispuestas a ayudarle a restaurar las murallas de Jerusalén. Vemos aquí que Dios no pasó por alto estos detalles y los registró.Continuemos leyendo el versículo 13, que nos habla sobre

La puerta del Valle"La puerta del Valle la restauró Hanún con los habitantes de Zanoa; ellos la reedificaron y levantaron sus puertas, con sus cerrojos y sus barras, y cuatrocientos cincuenta metros del muro, hasta la puerta del Muladar".

Ésa era la puerta que permitía la salida de la gente que estaba en Jerusalén hacia abajo, en dirección al valle. Y podría haber estado en cualquier lado de la ciudad, porque era necesario descender al valle para salir de Jerusalén. Y, figurativamente hablando, esa es la puerta a través de la cual muchos de nosotros somos llamados a salir.El pensar en esta puerta nos recuerda el valle de la sombra de la muerte, y creemos que todos estamos caminando en esa dirección. Eso es lo que David quiso decir al mencionar ese valle en su Salmo 23. En nuestra vida, es como si nosotros estuviéramos caminando por un paso estrecho entre dos altas montañas. A medida que uno va descendiendo por él, se va haciendo cada vez más estrecho hasta que, si el Señor no viene antes, uno cruzará esa puerta.Pero esta Puerta del Valle también tiene su lado práctico. Es la puerta de la humildad. Dios muchas veces nos tiene que guiar por medio de problemas y dificultades para enseñarnos algunas lecciones. Se nos dice que la fe desarrolla en nosotros diferentes virtudes y una de ellas es la humildad de corazón. En la carta a los Colosenses, Pablo les dijo que deberían vestirse como escogidos de Dios, con humildad y mansedumbre. Esto es algo que uno no puede cultivar, por su propio esfuerzo humano. Tiene que venir de adentro, es decir, es el fruto del Espíritu Santo.Se cuenta la historia de cierto joven predicador que estaba estudiando para entrar al ministerio, y a quien habían invitado a predicar. Él nunca lo había hecho antes pero pensaba que, ya que era el mejor de su clase, que no tenía necesidad de mucha preparación para su sermón. Cuando subió al púlpito con

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una actitud de suficiencia y observó a la congregación, todo se tornó en confusión para él. Se dio cuenta que era mucho más fácil escribir un sermón en un papel en su hogar, que el presentarse ante el público y predicarlo. Y se asustó bastante y se olvidó de todo lo que pensó que sabía. Cuando terminó su sermón bajó del púlpito sintiéndose bastante avergonzado y con un gesto de humildad. Entonces se le acercó una ancianita que le había estado observando atentamente desde el momento en que había subido al púlpito hasta que terminó de hablar y le dijo: "Joven, si usted hubiera subido al púlpito en la forma en que bajó de él, entonces, usted hubiera bajado en la forma en que subió". Usted bien sabe, estimado oyente, que Dios nos matricula con frecuencia en la escuela de la humildad. Y ésa es la puerta por la cual muchos de nosotros debemos pasar. Continuando ahora con la lectura del 14, vemos que se nos habla de

La puerta del Muladar"Reedificó la puerta del Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia de Bet-haquerem; él la reedificó y levantó sus puertas, sus cerrojos y sus barras".

Esta puerta del Muladar es una puerta muy importante para la salubridad de la ciudad, pero no se dice mucho sobre ella. De paso podemos decir que la puerta del Muladar es la que uno debe utilizar hoy para llegar al muro de los lamentos en Jerusalén. Pero en los días de Nehemías, estaba situada en el ángulo suroeste del Monte de Sión. Por la puerta del muladar se sacaban los desperdicios y la basura. Pero, como ya hemos dicho, no se encuentra allí en el día de hoy. Ahora, en nuestras vidas cristianas se puede acumular la basura y el apóstol Pablo nos dijo en su Segunda carta a los Corintios, capítulo 7, versículo 1: "Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia del cuerpo y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios". Pablo trató este tema de la vida cristiana, tanto como cualquier otro. Tenemos que reconocer que necesitamos confesar nuestros pecados a Dios. Una confesión honesta es el medio por el cual eliminamos la basura. Recordemos las palabras de 1 Juan 1:9 "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y para limpiarnos de toda maldad". Ahora, en el versículo 15 de este capítulo 3 de Nehemías, tenemos

La puerta de la Fuente"Salum hijo de Colhoze, gobernador de la región de Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él la reedificó, la enmaderó y levantó sus puertas, sus cerrojos y sus barras; también el muro del estanque de Siloé junto al huerto del rey, hasta las gradas que descienden de la ciudad de David".

La puerta de la Fuente, creemos que se refiere a aquella que el Señor mencionó cuando le dijo a la mujer samaritana junto al pozo: "pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él una fuente de agua que brote para vida eterna". (Juan 4:14) Y también más adelante, en la fiesta de los tabernáculos, Él se puso en pie y dijo: "El que cree en mí, como ha dicho la Escritura, de lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva". (Juan 7:38) Y luego, en el versículo siguiente, el apóstol Juan, explicó lo que Jesús dijo: "Pero Él decía esto del Espíritu que los

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que habían creído en Él habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado". Y el apóstol Pablo pudo decir en su carta a los Romanos, capítulo 8, versículo 9: "Sin embargo, vosotros no estáis en los deseos de la débil condición humana sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él". Por lo tanto, la puerta de la Fuente nos enseña que cada creyente tiene en sí mismo el Espíritu de Dios y necesita ser llenado, es decir, controlado por el Espíritu de Dios. Y cuando él está controlado por el Espíritu, no es simplemente un pozo, sino una fuente de agua viva que brotará de él para bendecir a otras personas. Y todos nosotros deberíamos ser una bendición para otros en los días que vivimos.Cuando uno continúa leyendo todo el capítulo 3 de Nehemías, algo que nosotros no vamos a hacer ahora, llega al versículo 26, que nos habla de la séptima puerta que es

La puerta de las Aguas"Los sirvientes del Templo que habitaban en Ofel trabajaron en la restauración hasta frente a la puerta de las Aguas al oriente y la torre que sobresalía".

Ahora, la puerta de las Aguas se utilizaba para introducir agua en la ciudad. Había un acueducto que traía algo de agua, pero no toda provenía de allí. El resto del agua era traída por la puerta de las Aguas.Ahora, ¿de qué nos habla esta puerta de las Aguas? Bueno, pensamos que la puerta de las Aguas nos habla de la Palabra de Dios. Aquí es donde Esdras instaló un púlpito, y eso lo veremos más adelante en este Libro. Cuando él colocó ese púlpito en la Puerta de las Aguas, desde allí leyó la Palabra de Dios. El lugar que él utilizó, junto a esta puerta, fue simbólico, no fue elegido accidentalmente. El Nuevo Testamento deja esto bien claro cuando habla de ser lavados en agua por la Palabra. El Señor Jesucristo dijo a los Suyos en el aposento alto, según Juan 15:3, "Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado". Y luego en este mismo evangelio, capítulo 17, versículo 17, en su oración a favor de los discípulos, Jesús dijo: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.2 De modo que, la puerta de las Aguas es un símbolo de la Palabra de Dios. Y nosotros somos purificados por el agua de esa Palabra. Y es a través de esa puerta que estamos tratando de difundir la Palabra.El Salmista, en el Salmo 119:9, hizo una pregunta y presentó la respuesta: "¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra". El hecho sorprendente fue que la puerta de las Aguas no fue reparada. Aparentemente, cuando las otras puertas y murallas fueron derribadas, la puerta de las Aguas permaneció intacta. Este fue un hecho extraño. No necesitó ningún trabajo de reparación. ¿Acaso no nos dice nada esto? Es que la Palabra de Dios no necesita ninguna reparación. Permanece intacta.Algunas personas hoy consideran importante probar que la Biblia es la Palabra de Dios. Y también hay otros que se dedican a probar que la Biblia no es la Palabra de Dios. En un principio, nos hemos dedicado a un ministerio apologético que exponía las pruebas de que la Biblia es la Palabra de Dios. Sin embargo, hemos aprendido que no necesitamos probar que la Biblia es la Palabra de Dios. Nuestro deber es proclamarla, difundirla, y el Espíritu de Dios

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se ocupará de ello. Hemos llegado a la conclusión de que la Biblia es, en efecto, la Palabra de Dios. No es que razonamos o pensamos que lo sea, sino que sabemos que lo es. Y sabemos lo que ella puede hacer por usted hoy, estimado oyente. Esa Palabra no necesita de nuestro débil apoyo. Ella se cuida, se protege a sí misma.Un predicador dijo en una ocasión: "Yo no necesito defender a la Palabra de Dios; ella sola se defiende a sí misma. Es como tener un león en una jaula en el jardín trasero de tu casa. Usted no necesita guardianes para proteger al león de los gatos del vecindario. Simplemente, abra usted la puerta de la jaula y el león ya se cuidará de sí mismo. Y también se ocupará de los gatos". Así ha sido y es la Palabra de Dios a través de los siglos. Necesita ser entregada, divulgada. Y como aquella puerta de las Aguas, no necesita ninguna reparación y, por supuesto, no necesita que la apuntalemos con nuestros esfuerzos humanos. Todo lo que el Señor nos pide, es que difundamos la Palabra de Dios.Continuaremos, Dios mediante, en nuestro próximo programa con la octava, novena y la décima puerta, y luego regresaremos a la Puerta de las Ovejas. Mientras tanto, estimado oyente, le rogamos que permita que ante el mensaje del evangelio que estas antiguas puertas de Jerusalén proclaman, el Espíritu de Dios sensibilice su corazón para mirar por la fe al Señor Jesucristo y para aceptar que Él murió en su lugar en la cruz. Allí, el castigo de Dios cayó sobre Él, para que usted pueda recibir hoy el perdón de sus pecados y la vida eterna.

Nehemías 3:28-32

Estimado oyente, en estos días estamos recorriendo los muros de Jerusalén y pasando a través de las puertas que estaban en esos muros, como si entráramos y saliéramos a través de cada una de ellas. Recordemos que había diez puertas en esos muros, y hoy vamos a leer en el versículo 28 de este capítulo 3 de Nehemías, donde se menciona la octava de las puertas.Pero antes diremos que en nuestro programa anterior, mencionamos la puerta de las Aguas. Ahora, ¿De qué nos habla esta puerta de las Aguas? Bueno, pensamos que la puerta de las Aguas nos habla de la Palabra de Dios. Aquí es donde Esdras instaló un púlpito, y eso lo veremos más adelante en este Libro. Cuando él colocó ese púlpito en la Puerta de las Aguas, desde allí leyó la Palabra de Dios. El lugar que él utilizó, junto a esta puerta, fue simbólico, no fue elegido accidentalmente. El Nuevo Testamento deja esto bien claro cuando habla de ser lavados en agua por la Palabra. El Señor Jesucristo dijo a los Suyos en el aposento alto, según Juan 15:3, "Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado". Y luego en este mismo evangelio, capítulo 17, versículo 17, en su oración a favor de los discípulos, Jesús dijo: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad". De modo que, la puerta de las Aguas es un símbolo de la Palabra de Dios. Y nosotros

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somos purificados por el agua de esa Palabra. Y es a través de esa puerta que estamos tratando de difundir la Palabra.El Salmista, en el Salmo 119:9, hizo una pregunta y presentó la respuesta: "¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra". El hecho sorprendente fue que la puerta de las Aguas no fue reparada. Aparentemente, cuando las otras puertas y murallas fueron derribadas, la puerta de las Aguas permaneció intacta. Éste fue un hecho extraño. No necesitó ningún trabajo de reparación. ¿Acaso no nos dice nada esto? Es que la Palabra de Dios no necesita ninguna reparación. Permanece intacta.Algunas personas hoy consideran importante probar que la Biblia es la Palabra de Dios. Y también hay otros que se dedican a probar que la Biblia no es la Palabra de Dios. En un principio, nos hemos dedicado a un ministerio apologético que exponía las pruebas de que la Biblia es la Palabra de Dios. Sin embargo, hemos aprendido que no necesitamos probar que la Biblia es la Palabra de Dios. Nuestro deber es proclamarla, difundirla, y el Espíritu de Dios se ocupará de ello. Hemos llegado a la conclusión de que la Biblia es, en efecto, la Palabra de Dios. No es que razonamos o pensamos que lo sea, sino que sabemos que lo es. Y sabemos lo que ella puede hacer por usted hoy, estimado oyente. Esa Palabra no necesita de nuestro débil apoyo. Ella se cuida, se protege a sí misma.Un predicador dijo en una ocasión: "Yo no necesito defender a la Palabra de Dios; ella sola se defiende a sí misma. Es como tener un león en una jaula en el jardín trasero de tu casa. Usted no necesita guardianes para proteger al león de los gatos del vecindario. Simplemente, abra usted la puerta de la jaula y el león ya se cuidará de sí mismo. Y también se ocupará de los gatos". Así ha sido y es la Palabra de Dios a través de los siglos. Necesita ser entregada, divulgada. Y como aquella puerta de las Aguas, no necesita ninguna reparación y, por supuesto, no necesita que la apuntalemos con nuestros esfuerzos humanos. Todo lo que el Señor de la Palabra nos pide, es que la difundamos.Iniciemos nuestra lectura de hoy leyendo el versículo 28, de este capítulo 3 de Nehemías, que nos habla de la octava puerta, que era

La puerta de los Caballos"Desde la puerta de los Caballos trabajaron en la restauración los sacerdotes, cada uno frente a su casa".

¿De qué nos habla entonces la puerta de los Caballos? Bueno, el caballo era el animal que utilizaban los guerreros. Nos preguntamos, si usted, amigo oyente, ha notado esto cuando lee las Escrituras. Zacarías 1:8 menciona a un hombre que iba montado en un caballo rojo. Detrás de él iban caballos rojos, castaños y blancos. En el Libro de Apocalipsis 6:4

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dice: "Entonces salió otro caballo rojo, y al que estaba montado en él se le concedió quitar la paz de la tierra y que los hombres se mataran unos a otros; y se le dio una gran espada". Estos son caballos simbólicos y son poderes haciendo la guerra.Ahora, el Señor Jesucristo entró a la ciudad de Jerusalén montado en un pequeño asno. Él no estaba demostrando que era humilde al montar en un pollino, como creemos nosotros. Ése era el animal sobre el cual montaban los reyes. En aquellos días no era considerado un animal humilde. Los hombres sólo montaban en caballos en tiempos de guerra. Los caballos eran un símbolo de la guerra.La puerta de los caballos nos habla del servicio de soldado que tiene el creyente en el día de hoy. Recordemos lo que dijo el apóstol Pablo en su epístola a los Efesios 2:6, "y con Él nos resucitó, y con Él nos sentó en los lugares celestiales, con Cristo Jesús". Esa gran verdad se encuentra expuesta en la primera parte de Efesios, pero en la segunda parte, el apóstol Pablo nos dijo en 4:1, "Os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados". De modo que, por decirlo así, tenemos nuestra cabeza en los lugares celestiales, pero nuestros pies están aquí en la tierra firme, donde debemos vivir. Y no sólo eso, sino que en el capítulo 6:11 de Efesios, el apóstol Pablo nos dijo: "revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias del diablo". Hay una batalla en la cual luchar y es una gran batalla espiritual. Nosotros no estamos luchando contra gente de carne y hueso sino contra fuerzas espirituales malignas que tienen mando, autoridad y dominio sobre un mundo lleno de oscuridad. Y hoy, en algunos círculos, existe un interés creciente en la Palabra de Dios pero también hay muchos adversarios. El apóstol Pablo, en su día, dijo precisamente esto en 1 Corintios 16:9, donde leemos lo siguiente: "Se me ha abierto puerta grande para el servicio eficaz, y hay muchos adversarios".Debemos decir que hay muchos adversarios en el día de hoy y que necesitamos protegernos con los recursos espirituales, como dijo el apóstol Pablo, con la llamada armadura provista por Dios. Se nos dijo que debíamos tomar la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Y ésa es el único arma que queremos usar.Pero el apóstol Pablo también le dijo a un joven predicador, en su Segunda carta a Timoteo, capítulo 2, versículo 3: "Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Jesucristo". Eso nos habla estimado oyente, de que usted y yo hoy, vamos a enfrentarnos con batallas espirituales en las tendremos que luchar. Y si usted no está en esa clase de lucha en el día de hoy, aparentemente no está ocupando su posición a favor del Señor. Porque la batalla está teniendo lugar en muchos lugares. Y si usted adopta una posición firme por el Señor en el día de hoy, alguien tratará de derribarlo. Muchos de los creyentes en Dios, en

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la actualidad, están pasando por grandes dificultades a causa de esta lucha espiritual.Bien, llegamos ahora a la novena puerta. Leamos entonces el versículo 29, que nos presenta

La puerta Oriental"Después de ellos, Sadoc hijo de Imer restauró frente a su casa; y después de él Semaías hijo de Secanías, guarda de la puerta Oriental".

Esta Puerta Oriental nos llena de expectativa y entusiasmo. Obviamente, estaba situada en la parte oriental de la ciudad. Era la primera puerta que se abría por la mañana. En la actualidad está cerrada. Muchos piensan que ésta es la puerta por la cual pasará el Señor Jesucristo cuando regrese a la tierra. Quizá lo haga, no lo sabemos, pero la Escritura no lo dice. Pero sí dice que pasará por la puerta de Oro, que no se encuentra en la muralla de la ciudad, sino en el templo. Ahora, la puerta de Oro está en el templo, no en el muro de la ciudad.Aunque está puerta está cerrada hoy, era la primera que se abría por la mañana porque estaba orientada en dirección a la salida del sol. Durante toda la noche el centinela estaba patrullando el muro, caminando de un lugar a otro. Pero muy temprano por la mañana llegaba a la puerta Oriental y se ponía a observar el horizonte, esperando la primera señal del amanecer. Quizá en la ciudad había personas inquietas que no podían conciliar el sueño, por temor a que hubiera enemigos en la oscuridad. Quizás se encontraban paseando de un lugar para otro durante las horas de la noche. Finalmente, uno de ellos se levantaría y preguntaría al centinela: "¿Cuándo se acabará esta noche?" Y el centinela contestaría: "Bueno, todavía está oscuro afuera, pero ya se acerca la mañana". Y luego de un rato, comenzaba a aparecer un brillo de luz en el horizonte oriental. Finalmente el centinela al observarlo decía: "Ya comienza a amanecer y puedo ver que afuera no hay ningún enemigo y que ya sale el sol". Y nos podemos imaginar el suspiro de alivio que salía de los pechos de las personas inquietas y preocupadas por toda la ciudad.Estimado oyente, figurativamente hablando, todos los creyentes deberían estar reunidos en la puerta Oriental porque se puede observar en estos momentos un poco de luz en el horizonte, y el sol puede aparecer muy pronto. Pero antes que aparezca el sol, la estrella de la mañana se hará visible. ¿Por qué? Bueno, en la Primera carta del apóstol Pablo a los Tesalonicenses, capítulo 4, versículos 16 al 18, leemos: "Porque el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel, y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las

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nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre. Por tanto, confortaos unos a otros con estas palabras". Estimado oyente, esto nos habla del arrebatamiento de la Iglesia. La Escritura dice que Él llegará y arrebatará a los Suyos, sacándolos de este mundo antes de que salga el sol. Y en estos momentos ya tenemos un cierto resplandor de luz en el horizonte. Las Sagradas Escrituras no autorizan a establecer ninguna fecha para tal evento. Desafortunadamente en todas las épocas ha habido personas que han tratado de fijar fechas para el retorno del Señor. Pero sí creemos que la venida del Señor está próxima y que el próximo gran evento será el arrebatamiento de la Iglesia. Y nosotros, amigo oyente, deberíamos estar viviendo aquella expectativa y la esperanza que tenían los ciudadanos de Jerusalén en la antigüedad, cuando en medio de la oscuridad de la noche comenzaba a vislumbrarse la claridad que precedía a la salida del sol. Y éste es el día cuando aunque nos parezca que es muy oscuro allá afuera, ya se observa un poquito de luz, lo que nos da una esperanza.Pero antes de llegar a la próxima puerta leamos el versículo 30 de este capítulo 3 de Nehemías, dice:"Tras él, Hananías hijo de Selemías y Hanún hijo sexto de Salaf restauraron otro tramo; después de ellos, Mesulam hijo de Berequías restauró, frente a su vivienda"

La razón por la cual leímos este versículo es que nos llamó la atención un detalle. Todo lo que este hombre Mesulam hizo fue reparar la parte de la muralla que se encontraba frente a su casa. Y esto nos lleva a aplicar la siguiente lección. Estimado oyente, quizá usted no sea capaz de ser testigo ante todo el mundo, en lejanas tierras, o quizá no lo pueda hacer frente a sus propios vecinos, pero sí puede dar testimonio de su fe a su propia familia. Es hermoso en nuestros días tener a una familia que es salva y es suya la responsabilidad de presentarles la Palabra de Dios. De modo que, este hombre Mesulam reparó el muro enfrente de su casa. Y pensamos que eso era todo lo que Dios le pidió que hiciera. Y ahora sí llegamos al versículo 31, de este capítulo 3 de Nehemías, que nos habla de décima puerta que es

La puerta del Juicio"y después de él Malquías hijo del platero restauró hasta la casa de los sirvientes del Templo y de los comerciantes, frente a la puerta del Juicio, y hasta la sala de la esquina".

Ésta era la puerta de la revisión o de registro. Cuando un extranjero llegaba a la ciudad, tenía que tener una visa. Bueno, no como las que conocemos en el día de hoy, pero él debía detenerse en la puerta para inscribirse. Y también era la puerta de la inspección, de pasar revista.

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Cuando llegaba de regreso el ejército que había salido a luchar en alguna batalla, los soldados al regresar pasaban por esta puerta. Aquí fue donde el rey David pasó revista a sus tropas cuando regresaban. ¡Cómo los amaba él! y ¡cómo lo amaban ellos! La mayoría de ellos gustosamente hubiera entregado su vida por su rey. Cuando ellos llegaban cansados y heridos de la lucha, encontraban a su rey en la puerta para darles la bienvenida y agradecerles por su lealtad y valor.Como hemos leído en 1 Tesalonicenses 4, en el momento del arrebatamiento de la Iglesia, seremos recogidos para encontrarnos con el Señor en el aire. Hay personas que dicen que eso va a ser ¡algo maravilloso! ¡Pues, sí, lo es! Pero, ¿sabe usted que después de dicho arrebatamiento vamos a presentarnos ante el tribunal de Cristo?Escuchemos lo que dijo el apóstol Pablo en su Segunda carta a los Corintios, capítulo 5, versículo 10: "Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo".Pues bien, éste no es el mismo juicio que el del Gran Trono Blanco, mencionado en Apocalipsis 20:11-15. Solo los creyentes comparecerán ante el tribunal de Cristo. Porque este juicio no está relacionado con la salvación, sino con la recompensa. Los creyentes, entonces, recibirán lo que les corresponda, según lo bueno o lo malo que hayan hecho mientras estaban en esta tierra. En base a ello, el apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 5:11, "Por eso, sabiendo que hay que tener reverencia al Señor, procuramos convencer a los hombres". Pablo estaba diciendo: "Yo quiero estar ocupado porque tendré que presentar un informe sobre si estoy trabajando 8 horas por día, o si le estoy dando al Señor 60 segundos de cada minuto; 60 minutos en cada hora; o 24 horas en cada día, y los 7 días de la semana". Bajo la ley, los judíos deberían dar a Dios solamente un día; pero el Señor dijo que, indiferentemente de lo que hagamos, nuestra motivación debe ser la de hacerlo para Él. Y Él va a examinar esas obras en ese día. Él va a examinar de cerca cómo hemos vivido nuestra vida aquí en la tierra. Este es, pues, el simbolismo de esta puerta. Como ya hemos dicho, cuando los soldados regresaban a través de esta puerta, el rey David estaba allí. Y él conocía al soldado cubierto de cicatrices, que había luchado con denuedo, y él sabía lo que había hecho. Entonces, de vez en cuando, él llamaba a uno de los que estaban formados en filas y le decía: "Yo tengo un premio, una recompensa para usted". Y habrá muchos creyentes desconocidos para nosotros, y otros más conocidos, que serán llamados aparte de las filas en ese día del tribunal de Cristo, para ser recompensados. Esta puerta del Juicio podría ser, algún día, una puerta maravillosa para usted y para mí. Ahora veamos lo que dice el versículo 32:

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"Entre la sala de la esquina y la puerta de las Ovejas, trabajaron en la restauración los plateros y los comerciantes".

Ahora que ya hemos pasado por las diez puertas, regresamos a la puerta de las ovejas. Hemos recorrido todo el camino alrededor de las murallas de Jerusalén, porque ya estamos de regreso en el punto de partida. Recordemos que la puerta de las Ovejas simbolizaba la cruz de Cristo. O sea, que comenzamos en la cruz de Cristo y finalizamos nuestra caminata en la cruz de Cristo. Y esto es suma importancia y valor, la cruz de Cristo.Estimado oyente, comenzamos en la puerta de las Ovejas y salimos por la misma puerta. Y creemos que a través de la eternidad vamos a hablar sobre esta puerta de las Ovejas, donde el Señor Jesucristo murió hace más de dos mil años en el Gólgota, en el lugar de la Calavera; por sus pecados y los míos. Y esta puerta nos recuerda el conocido pasaje Bíblico de Isaías 53:5 y 6, que dice: "Mas él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros".Este versículo comienza diciendo "todos". Todos somos iguales en esto. No hemos ido todos en la misma dirección, ni hemos recorrido la misma distancia. Pero todos nos hemos alejado de Dios, nos hemos extraviado. Se dice que si las ovejas tienen ocasión de perderse, seguramente se perderán. No hay otro animal que sea tan impotente, que se encuentre tan indefenso, vulnerable y sin esperanza de encontrar su rumbo que una oveja que ha salido del corral. Otros animales conocen a sus dueños, y encontrarán el camino de regreso al hogar. Pero no así la oveja, vagará desorientada y perdida hasta que sea atacada por los lobos o yazca herido o atrapada entre las rocas. Así somos los seres humanos, en nuestro vagar sin Dios. La esencia del pecado se revela en la expresión que destaca que cada cual se apartó "por su camino", en vez de recorrer el camino de Dios. Y la maldad tenía que ser castigada. Y el apóstol Pedro resumió la obra de la gracia y misericordia de Dios en la salvación en su primera carta, 2:24, citando también al profeta Isaías, afirmó que el Señor Jesucristo llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz, añadiendo también que por Sus heridas, fuimos sanados de las heridas mortales del pecado y la maldad. Por lo tanto, estimado oyente, la salvación que Dios ha provisto, se encuentra disponible para usted y para todo aquel que confíe en Él como su Salvador.