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INTERVENCIÓN DURANTE EL DEBATE DEL MEMORÁNDUM CON IRÁN EN LA
CÁMARA DE DIPUTADOS (27/02/2013)
Sr. Gil Lavedra.- Señor presidente: la postura que asumirá el
bloque de la Unión Cívica Radical ya ha sido anticipada por los
diputados que informaron nuestro dictamen de minoría y nuestra
posición.
A esta altura de un debate que ya lleva muchísimas
horas y que reproduce el que se realizó en el Senado, como
asimismo el que se viene desarrollando desde fines de enero,
pareciera imposible dar nuevos puntos de vista. Es un tema que
se encuentra sobrediscutido.
Debido a ello, trataré de sintetizar los aspectos que
entiendo más sobresalientes y que justifican nuestra posición.
Lo haré con todo respeto porque debemos tener en cuenta que
estamos discutiendo una eventual solución a un drama que ha
atravesado a toda la sociedad argentina. Sé que todos los
diputados que estamos en el recinto quisiéramos que el tema se
resuelva habilitando la posibilidad del juicio a los culpables.
El tema no da para chicanas ni para enrostrarse cosas.
Lamentamos mucho que con este acuerdo sorpresivo el
gobierno haya roto uno de los pocos consensos fuertes que había
en la sociedad argentina. Hay pocas cosas en las cuales
coincidimos los argentinos. Por ejemplo, en lo económico
coincidimos en la integración regional; coincidimos en la
reivindicación del tema de Malvinas; hemos llegado a coincidir
en nuestra historia tan dolorosa a encontrarnos con una política
común acerca de la verdad y la justicia para las violaciones
masivas de los derechos humanos, y también tuvimos un punto de
vista común respecto del juicio y castigo en las causas de la
embajada de Israel y del atentado contra la AMIA. Esto ha sido
así hasta ahora, porque a partir de este momento y de este
debate con chicanas propias de la política de facción, se ha
roto un punto en el cual todos deberíamos estar de acuerdo.
¿Cómo no hubiéramos querido acompañar una iniciativa que
contribuyera sinceramente a esclarecer el hecho e impartir
justicia?
Creo que debemos tener una mirada objetiva de la
cuestión. Nadie puede discutir que la causa de la AMIA ha sido
siniestra; una causa en la cual han aflorado las peores cosas
de la Argentina: ineficiencias, corrupción. No creo que esta
causa se encuentre estancada o paralizada, como se dice.
Desde la sentencia de la Corte de 2009, curiosamente
omitida en todos los debates del oficialismo, se ha restablecido
el juicio a la conexión local. Allí también podrán surgir
elementos respecto de la conexión internacional. Asimismo,
existe una causa de encubrimiento dirigida contra ex
funcionarios de la anterior gestión. Por último, en la causa de
la conexión internacional no creo que se haya avanzado poco.
Desde la creación de la unidad especial que trató de enderezar
las cosas luego de la anulación del Tribunal Oral Federal de
gran parte de la causa, se ha elaborado una acusación que
debemos considerar cierta. Se trata del órgano estatal de la
Justicia argentina. Nosotros no somos jueces, y esas decisiones
merecen nuestro respeto. Esa decisión ha determinado con un
grado de probabilidad y de sospecha que la bomba fue colocada y
decidida por el gobierno de Irán a través de sus más altos
funcionarios.
Digo esto, y lo enfatizo, porque en algunos de los
discursos e incluso en la presentación del proyecto, hay algunas
sombras de dudas sobre lo que venía sosteniendo la
Justicia argentina. Hemos conseguido un éxito notable que
también ha sido un éxito de la diplomacia argentina: una vez
que Interpol hiciera cesar las alertas rojas pudimos revertir la
situación y lograr imponerlas nuevamente con un voto mayoritario
en la Asamblea General de Interpol, que destinó a los iraníes a
estar confinados en su territorios, lo cual no es poco; es
muchísimo.
También quiero destacar, porque era una política de
Estado, la decisión clara, firme y contundente que tuvo el
gobierno argentino en las Naciones Unidas, el Foro de la
Comunidad Internacional, donde fuimos a reclamar frente a todos
los países que Irán cumpliera con lo que había dicho la
Justicia argentina. Este aspecto en el que todos estábamos de
acuerdo, ahora cambió.
Tratando de sintetizar cuáles son las grandes razones
que sustentan nuestra posición y la de la mayoría de los bloques
no oficialistas, puedo citar el cambio de política exterior y
las consecuencias que ello trae aparejado. Otra de las razones
es el texto del documento, que es de una indeterminación,
imprevisibilidad y vaguedad intolerables.
El tercer argumento es que aun aceptando la
interpretación del gobierno, este documento no crea ninguna
utilidad para el objetivo que persigue.
Por último, el argumento más grave es que no sólo este
memorándum no es beneficioso sino que también puede traer
consecuencias gravísimas para la causa.
El primer argumento es el cambio de política, que ya
estaba señalando. Esta política muy clara que tenía el gobierno
–y seguramente ustedes van a decir: miren qué bien que ha hecho
el gobierno, tenemos autoridad moral- era acompañada por
nosotros, pero ahora cambiaron. Y ahora cambiaron por lo
siguiente.
¿Cómo podemos decir a la comunidad internacional, que
la queríamos convencer de que las sospechas de la Justicia
argentina eran correctas, incontrovertibles, etcétera, que ahora
hemos formado una comisión para revisar la validez de lo que
dice, que ahora formamos una Comisión de la Verdad para tratar
de juzgar lo que dice la Justicia argentina?
Nos dirían: pero señores argentinos, ¿no era que lo
que decía la Justicia argentina no merecía ninguna hesitación?
Hemos trocado una política multilateral de presión por parte de
la comunidad de todos los países a un Estado que sospechábamos
de terrorista por un acuerdo bilateral con ellos para buscar la
verdad. ¿Qué verdad?
Toda búsqueda de la verdad tiene que partir de un
propósito común. La verdad que pretende Argentina no tiene nada
que ver con la verdad de Irán. Irán pretende demostrar que la
justicia argentina miente y nosotros pretendemos que los
imputados se sometan a la justicia argentina. ¿Qué verdad?
Segunda cuestión, la vaguedad e impresentabilidad del
documento. Sinceramente es impresentable. Y porque es
impresentable e inexplicable vienen las suspicacias. Durante el
debate se ha dicho ¿cómo es posible, qué lo explica? ¿Cómo
pueden haber firmado esto? Y después vienen ciertas preguntas:
¿son motivos económicos, son motivos políticos, son
realineamientos, son cuestiones de geopolítica?
Todas estas suspicacias provienen de que este
documento no encuentra explicación plausible. Y voy a la primera
parte de los agujeros negros que tiene. ¿Cómo podemos decir
seriamente que este documento es practicable cuando no hemos
establecido mínimamente cómo va a funcionar la comisión, dónde
va a funcionar, con qué reglas se van a establecer las
designaciones, qué plazo se le va a dar?
Segundo, las reglas de procedimiento, y acá se dijo
que son importantísimas las que fija la comisión, porque son las
que van a fijar de qué modo se va a hacer esa famosa audiencia.
En realidad creo que esta audiencia es el injerto que concibió
Argentina ante la posición de Irán.
¿Cuál es la posición argentina? ¿Qué piensa la
Cancillería? Le preguntamos al canciller y dijo que no lo sabía,
que no había ninguna posición. Esta impredicibilidad y esta
ambigüedad que tiene el documento hacen que se puedan sostener
muchas interpretaciones.
Hace quince días que estamos discutiendo
interpretaciones, el alcance de las palabras, por qué no dice
“indagatoria”, qué reglas se aplican, si es la regla 4 o la 5.
Todos inconvenientes porque el documento no dice nada. Esto
permite que la Cancillería argentina dé una inteligencia al
documento que no se desprende de sus palabras, ciertamente, y
que leamos publicaciones de los medios iraníes –hay no menos de
diez- que indican que Irán le da la interpretación opuesta.
¿Y el mismo documento qué método tiene para resolver
las disputas? Ninguno. Si hay controversias entre las partes,
¿cómo se arreglan? Por consulta entre las partes, por circular.
Es cierto que la consulta puede ser un método que sea el primer
escalón de solución, pero me parece que es demasiado débil.
Tercer argumento, admitamos la interpretación del
gobierno sobre las expresiones “questioning”, “interrogatorio”,
“indagatoria”. Creo que si aprobamos esta ley puede ser base
jurídica y el gobierno puede llegar a acomodar que vaya el juez,
tome alguna declaración y le dé valor de indagatoria.
Seamos serios en el tema porque este asunto es muy
delicado. No digamos que si se toma la declaración indagatoria
esto permitirá resolver la causa. Que esto permite, como se dice
livianamente, elevar la causa a juicio y condenar a los
culpables. No, lo que permite avanzar en la causa es el
sometimiento a la jurisdicción. Ese es el punto, y no tenemos a
ninguno de los imputados en condiciones de poder ser sometido a
la Justicia argentina. Lo dijo muy bien ayer en la comisión y lo
reconoció hoy el diputado Moreno: la legislación iraní impide
extradiciones nacionales. Nunca van a venir. Nunca.
En consecuencia, ¿qué ganamos con permitir un acto de
defensa, donde nos van a decir todo lo que hicimos mal mediante
indagatorias, si a partir de ahí se terminó todo? Pero digámoslo
bien.
Cuarto punto: las consecuencias graves que tiene el
tema. Se ha dicho aquí hasta el hartazgo, pero quiero repetirlo,
que una de las pocas maneras que tenemos de poder llevar
adelante la justicia y aprehender a estos presuntos culpables
son las alertas rojas. Ese es uno de los pocos instrumentos que
tenemos y lo podemos perder con esto. Más allá de que yo creo
que Interpol puede cancelar de oficio -como se ha dicho aquí,
hay una norma expresa-, también hay otra cosa que es
inocultable: las detenciones son para prestar la declaración;
ese es el objeto y finalidad. Si es como ustedes dicen, que se
van a tomar las declaraciones indagatorias, eso significa el fin
de las alertas rojas. Desde el momento en que se toman esas
declaraciones hay que levantarlas porque ya está cumplida la
finalidad de la captura.
Hay otro argumento más que no ha sido mencionado en el
debate: no solamente los Estados sino también los imputados
pueden desafiar las alertas rojas. Hay un procedimiento a través
de la Comisión de Control de Archivo de Interpol en el cual los
particulares afectados pueden pedir la revisión de las alertas
rojas. Hay casos exitosos donde ello ha ocurrido. Van a ser los
propios imputados iraníes con base en el convenio los que lo van
a hacer.
Otro punto es, si se levantan las alertas rojas, si
tenemos una comisión auditora que va a analizar detalladamente
cada una de las evidencias de la Justicia argentina, ¿esto no es
interferir en la Justicia? Ustedes dicen que las recomendaciones
no son vinculantes, pero tampoco son inocuas. Nos estamos
comprometiendo internacionalmente a tenerlas en cuenta.
Si todo esto ocurre, ¿no estamos poniendo en riesgo lo
hecho hasta ahora? Honestamente, nosotros pensamos que sí.
Por ello, y para ir concluyendo esta larga jornada,
lamentamos mucho, muchísimo, no poder acompañar una iniciativa
que pensamos que es nefasta, que es un error gravísimo del
gobierno, y sinceramente no es defendible. Lo pensamos con toda
honestidad.
Por eso, señor presidente, desde la Unión Cívica
Radical no vamos a votar ninguna iniciativa, ninguna, que
coloque en el más mínimo riesgo a la posibilidad de llevar a
juicio y castigo a los responsables de este atroz
atentado. (Aplausos.)