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Areíto Zona de la Cultura y de las ideas www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Aimée Piccirillo SÁBADO 20.02.2016 MU KIEN SANG BEN El premio de Vargas Llosa: una opinión Página 2 Buen escribir y buen vivir El ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, pondera el premio otorgado a la escritora Angela Hernández, de la que dijo que es una persona de quien es difícil disociar su buen escribir de su buen vivir. Pá g i n a 3 ¿Existe una literatura FEMENINA? El escritor José Alcántara Almánzar, asesor de la Fundación Corripio, expresó que la galardonada con el Premio Nacional de Literatura 2016 es una mujer de su tiempo, con una gran conciencia de sí misma y de su entorno. Pá g i n a 3 Detalles de realidad y poética cotidiana Trabajadora permanente, con un espíritu creativo que aborda múltiples géneros a través de una dinámica que no para, yo celebro con admiración y alegría este Premio Nacional de Literatura que hoy se le otorga a Ángela Hernández. Pá g i n a 4 -5 2001 Premio Cole a la novela corta 2005 Premio Anual de Poesía a 2001 Premio Cole a la novela corta 2005 Premio Anual de Poea (Premio Nacional de Literatura 2016) Angela Hernández Info Hoy FUENTE: Investigación HOY/ FOTOGRAFÍA: Cristabel Sosa Libros de cuentos 1989: Alótropos 1993: Masticar una Rosa 1998: Piedra de Sacrificio 2013: La secta del crisantemo 2011: El peso del rocío OBRAS LITERARIAS ALGUNAS DE SUS OBRAS EN PINTURA Y FOTOGRAFÍA Libros de poesía: 1994: Arca Espejada 1998: Telar de Rebeldía 2006: Alicornio, 2006 2012:Oniria Imagen y Poesía Novelas 2003: Charamicos 2004: Mudanza de los sentidos 2007: Metáfora del cuerpo en fuga 2013: Leona o la fiera vida Ensayos 1986: Emergencia del Silencio La mujer en la educación formal, 1986 2003: La escritura como opción ética 2009: La mujer en la historia dominicana. (Coautora con Orlando Inoa) Portada: Oniria Imagen y Poesía Portada: Charamicos Portada: La escritura como opción ética Portada: La secta del crisantemo AFICIONES: Cine Fotografía Angela Hernández nació el 6 de mayo de 1954, en Buena Vista, Jarabacoa Graduada de Ingeniera Química en la UASD Durante 10 años fue catedrática del Departamento de Ingeniería Química de la UASD 2012 Premio Anual de Cuento Ha sido durante años consultora para organismos internacionales y entidades de la sociedad civil en temas de género, educación, planificación y medio ambiente 1997 Premio Anual de Cuento Desconocido Manuscrito I Manuscrito II Pintura Serie Manuscrito del Ojo No.9 Serie Poética de lo Nimio No.29 Serie Poética de lo Nimio No.78 Páginas 3 - 7

Areíto 20 de febrero, 2016

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A re í t o Zona de laCultura y de

las ideas

w w w. h oy.co m .d oEditor: BavegadoDiseño: Aimée PiccirilloS Á BA D O 2 0.02.2 016

MU KIEN SANG BEN

El premio de Vargas Llosa: una opinión Página 2

Buen escribiry buen vivirEl ministro de Cultura,José Antonio Rodríguez,pondera el premiootorgado a la escritoraAngela Hernández, dela que dijo que es unapersona de quien esdifícil disociar su buenescribir de su buenvivir. Pá g i n a 3

¿Existe una literaturaF E M E N I NA?El escritor José AlcántaraAlmánzar, asesor de laFundación Corripio,expresó que lagalardonada con el PremioNacional de Literatura2016 es una mujer de sutiempo, con una granconciencia de sí misma yde su entorno. Pá g i n a 3

Detalles de realidady poética cotidianaTrabajadora permanente,con un espíritu creativoque aborda múltiplesgéneros a través de unadinámica que no para, yocelebro con admiración yalegría este PremioNacional de Literatura quehoy se le otorga a ÁngelaHernández. Pá g i n a 4 - 5

2001Premio

Cole a la novela corta

2005PremioAnual

de Poesía

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2001Premio

Cole a la novela corta

2005PremioAnual

de Poesía

(Premio Nacional de Literatura 2016)Angela Hernández

Info HoyFUENTE: Investigación HOY/ FOTOGRAFÍA: Cristabel Sosa

Libros de cuentos1989: Alótropos1993: Masticar una Rosa1998: Piedra de Sacrificio2013: La secta del crisantemo2011: El peso del rocío

OBRAS LITERARIAS

ALGUNAS DE SUS OBRAS EN PINTURA Y FOTOGRAFÍA

Libros de poesía:1994: Arca Espejada1998: Telar de Rebeldía2006: Alicornio, 20062012:Oniria Imageny Poesía

Novelas2003: Charamicos2004: Mudanza de los sentidos2007: Metáfora del cuerpo en fuga2013: Leona o la fieravida

Ensayos1986: Emergencia del Silencio La mujer en la educación formal, 19862003: La escritura comoopción ética2009: La mujer en la historia dominicana.(Coautora con Orlando Inoa)

Portada:Oniria Imagen y Poesía

Portada:Charamicos

Portada: La escrituracomo opción ética

Portada: La sectadel crisantemo

AFICIONES: Cine

Fotografía

Angela Hernández nació el 6 de mayo de 1954, en Buena Vista, Jarabacoa

Graduada de Ingeniera

Química en la UASD

Durante 10 años fue catedrática

del Departamento de Ingeniería Química de la

UASD

2012Premio Anual

de Cuento

Ha sido duranteaños consultora para

organismos internacionales y entidades de la sociedad civil en temas de género, educación, planificación

y medio ambiente

1997Premio Anual

de Cuento

Desconocido Manuscrito I Manuscrito IIPintura Serie Manuscrito del Ojo No.9 Serie Poética de lo Nimio No.29Serie Poética de lo Nimio No.78

Páginas 3 - 7

Page 2: Areíto 20 de febrero, 2016

2 Sábado 20 de fe b re rode 2 016H OY A RE Í TO

Zona

Are

ítoEdmund Burke (Filósofo, escritor y político irlandés)Ningún grupo puede actuar con eficacia si falta el concierto;ningún grupo puede actuar en concierto si falta la confianza;ningún grupo puede actuar con confianza si no se halla ligado poropiniones comunes, afectos comunes, intereses comunes.

El premio de VargasLlosa: una opinión

Permítanme ante todo agradecer a laUniversidad de Salamanca por honrar-me con este Doctorado Honoris Causaque me incorpora de manera simbólicaa sus claustros. Es para mí una enormeresponsabilidad intelectual formarparte de la universidad en activo másantigua de España, en cuyas aulas hanimpartido o recibido clases personajesde mi más honda admiración, comoAzorín, Góngora o Unamuno.….

¿Por qué se escribe literatura? Esa esuna pregunta que me he formulado yotambién muchas veces. Creo que como to-do escritor, mi vocación es lo mejor quetengo y que escribir es una actividad ma-ravillosa, exaltante, difícil desde luego y aveces dolorosa, pero al mismo tiempo unade esas actividades en las que uno en-cuentra su propia satisfacción; una acti-vidad que en sí misma constituye ya unarecompensa para quien siente la necesi-dad o urgencia de escribir.…

¿Para qué sirve la literatura? Esta esuna pregunta que no solo se formulan losenemigos de la literatura y los lectores, si-no también los escritores. Cuando era jo-ven, cuando descubrí mi vocación de es-critor, era la época del existencialismo, losaños de la literatura comprometida. To-dos estábamos de acuerdo en que la li-teratura servía. … La literatura es unaforma de acción, las palabras son actos lacélebre frase de Sartre y a través de la li-teratura, uno influye en la vida de otros yen la historia. No de una manera deter-minante, premeditada, con efectos polí-ticos más o menos inmediatos, comocreían los partidarios del realismo socia-lista. Pero sí de una manera indirecta, for-mando unas conciencias que están detrásde unas conductas. De tal manera que,indirectamente, la literatura sirve, contri-buye a la acción en el seno de la socie-dad.… Universidad de Salamanca, Ma-drid, 6 de julio de 2015

El laureado escritor MarioVargas Llosa, Premio Nobelde Literatura 2010, ha reci-bido muchos premios. SoloHonoris Causa de prestigio-sas universidades del mun-

do ha recibido casi 50. En dos años, 2014y 2015, recibió 9 Doctorados HonorisCa u s a :

Doctor Honoris Causa por la Univer-sidad Nova de Lisboa en Portugal

Doctor Honoris Causa por la Univer-sidad de Florencia en Italia

Doctor Honoris Causa por la Univer-sidad de la República de Uruguay

Doctor Honoris Causa por la Univer-sidad Carlos III de Madrid

Doctor Honoris Causa por la Univer-sidad de Carabobo en Venezuela

Doctor Honoris Causa por la Univer-sidad de Princeton en Estados Unidos

Doctor Honoris Causa por la Univer-sidad Eötvös Loránd de Hungría

Doctor Honoris Causa por la Univer-sidad de estudios de Palermo de Italia

Doctorado honoris causa por la Uni-versidad de Salamanca (España)

Vargas Llosa además de novelista, esensayista y columnista. A través de suscolumnas ha expresado sus ideas acercade los problemas del mundo. Sus posi-ciones le han generado muchas reaccio-nes tanto a favor como en contra. Estoocurrió con la polémica sentencia168/13 del Tribunal Constitucional. Elescritor escribió en contra, y maestro delverbo como es, atacó duramente la me-dida, hiriendo las sensibilidades de lossectores nacionalistas del país, y por su-puesto, del Gobierno Dominicano.

El Premio Internacional Pedro Hen-ríquez Ureña, instituido por el EstadoDominicano desde hace algunos años,específicamente en el año 2013. Hastael momento han sido reconocidos elescritor y humanista puertorriqueñoLuis Rafael Sánchez; el poeta nicara-güense Ernesto Cardenal; el periodistay escritor Eduardo Galeano y la escri-tora Beatriz Sargo. Este año 2016 un ju-rado seleccionado por el Ministerio deCultura integrado por Sonia HenríquezToledano, presidenta de honor; el doc-tor Luis O. Brea Franco, comisario delpremio y los miembros, doctores Lilia-na Weinberg, Néstor E. Rodríguez, Mi-guel D. Mena y Ramón A. VictorianoMartínez, a unanimidad eligió a MarioVargas Llosa.

De inmediato la reacción no se hizoesperar. Desde los sectores ultra nacio-nalistas hasta el Gobierno: la vicepre-sidenta, el vocero oficial y el secretariode la Presidencia, mi querido amigoGustavo Montalvo.

La polémica me recordó los porme-nores de dos polémicos premios ante-riores. El primero fue en el año 1993, elúltimo Gobierno de Joaquín Balaguer,cuando la entonces secretaria de Edu-cación, Jacqueline Malagón, declaródesierto el premio de novela, a pesar deque un jurado había elegido como ga-nadora la obra “Los que falsificaron lafirma de Dios”, de Viriato Sención. Elescándalo fue mayúsculo, porque des-conocía una decisión de un grupo deintelectuales elegidos por la propia Se-cretaría. Años después, en el año 2001,Manuel Núñez, el jurado le otorgó elPremio León Jimenes de la Feria del Li-bro por la reedición ampliada de suobra “El Ocaso de la Nación Domini-c a n a”. El otorgamiento de este premioprodujo también protestas. Sin embar-go, se respetó la voluntad soberana deljurado. El autor recibió su premio tal ycomo estaba pautado.

Dicho esto, procedo a exponer misconsideraciones acerca del Premio Inter-nacional Pedro Henríquez Ureña 2016:

Las decisiones del jurado son sobera-nas, incuestionables e inapelables.

El veredicto del jurado, si bien no locuestiono, y más aún lo acepto, no tomóen cuenta el momentum. No midió lasconsecuencias de su decisión

Mario Vargas Llosa tiene más queméritos para recibir ese y otros pre-mios. Su obra literaria abundante y ricaasí lo atestigua.

El Gobierno Dominicano, aun cuan-do tuviese sus reservas y no estuvierade acuerdo con la decisión, debió darmuestras de madurez, de ecuanimi-dad, de aceptación democrática de ladisidencia.

El Ministerio de Cultura debe respetarla decisión del jurado.

Ahora bien, si yo fuera Vargas Llosano viniera al país y no aceptara el pre-mio, a pesar de sus declaraciones pu-blicadas en la prensa de que se estabadando muestra de tolerancia. Todavíaquedan muchos días para saber lo quepasará en la Feria del Libro en abril deeste año.

Lo que sí ha evidenciado esta absurdasobre-reacción del Gobierno y de algu-nos sectores, es que la intolerancia másrancia predomina. Que somos demócra-tas solo cuando los demás están deacuerdo con nuestras ideas. Que el res-peto a la disidencia es una mentira. Quesomos incapaces de aceptar las críticas.En fin, que la democracia nuestra es unasimple y lejana aspiración.

Hincha y losapellidos del Sur

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Leonardo Díaz Jáquez

L os Mateo son del Sur y en los registrosde Hincha Manuel Mateo con su es-posa María Blasina aparecen con la si-guiente descendencia: Bernabela, na-

cida el 11-6-1785, habiendo sido sus padrinosNicolás del Afto y Rosa de Santana; Margarita,nacida el 17-7-1787, con los mismos padri-nos, y Manuel, nacido el 24-12-1790, habien-do sido sus padrinos Lorenzo Vizcaíno y RosaRe g a l a d o.

Del matrimonio de José de Medina y JuanaVidal hay cinco registros, comenzando por losgemelos Francisco Javier y Manuel, nacidos el4-6-1784, habiendo sido madrina del primeroMaría Lucía Morón y del segundo Clara deMedina; José Ramón, nacido el 8-7-1786, ha-biendo sido su padrino Juan de Luna y Ma-nuela Vidal; Juan Francisco, nacido el2-12-1788, a quien le echó agua el doctor donBernardo Correa y Cidrón, y María, nacida el27-4-1792, habiendo sido su padrino Barto-lomé de Medina, “el joven”.

De Bartolo o Bartolomé de Medina y An-tonia Familias descienden Ramón de la Asun-ción, nacido el 15-8-1786, habiendo sido sumadrina Manuela Familias Carrasco; JoaquínEugenio, nacido el 6-9-1788, habiendo sido suspadrinos los hermanos Joaquín y María Beja-rano Medina, y Manuela, párvula, sin indicarsu fecha de nacimiento en el año 1791, habien-do sido su padrino don Ramón Familias.

Juana, hija legítima Manuel Mejía y María Vás-quez, nació el 5-4-1783, habiendo sido su madrinaMaría Villavicencio viuda de Felipe de Sosa.

Del matrimonio de Marcelo Mejía y AndreaLópez están los registros de los bautizos deNicolás, nacido el 15-9-1785, habiendo sidosus padrinos Manuel del Río y Escolástica Ló-pez; Marta, nacida el 29-7-1789, con los mis-mos padrinos, y María, nacida el 25-11-1791,habiendo sido su madrina Catalina López.

Del apellido Montes de Oca hay dos regis-tros de la unión de Cristóbal y Francisca Gar-cía: el bautizo de José Mariano, nacido el7-12-1785, habiendo sido sus padrinos Ra-món de Castro y María del Pilar Fragoso, y elde Marcelino, nacido el 2-6-1794. Fue su ma-drina María Manuela Reyes.

Con doce registros en este libro de bau-tismo de Hincha, se concluye que los Morenoeran una familia numerosa. Consta, entreotros, el bautizo de Eugenio, nacido el15-11-1783, hijo legítimo de Alonso Moreno yMaría Pérez, habiendo sido sus padrinos Teo-doro de la Rosa y María de la Rosa.

Del matrimonio de Juan Moreno y JuanaFamilias hay tres hijos, dos de ellos gemelos:Ramón y Manuela, nacidos el 25-5-1786, ha-biendo sido madrina de ambos Manuela Mo-reno, y María Altagracia, nacida el 22-3-1790,habiendo sido sus padrinos Juan Familias Ca-rrasco, y Manuela de la Cruz.

Melchor Moreno y Luisa Muñoz tuvierondos vástagos: María, nacida el 10-4-1785,quien tuvo por madrina a Juana Familias Ca-rrasco, y Eusebio, nacido el 5-3-1789, habien-do sido sus padrinos Pedro Familias y MaríaManuela Familias, su hija.

Del matrimonio de Pablo Moreno y Rosalíade la Rosa hay cuatro registros: Eugenio, nacidoel 15-11-1783, teniendo como padrinos a IsidroSánchez; Manuel, nacido el 13-11-1785, ha-biendo sido su padrino don Santiago de Castro;Francisco, nacido el 8-2-1788, habiendo tenidocomo padrinos a José de Vargas y Manuela dela Rosa, y José, nacido el 8-3-1790, habiendosido su madrina Manuela de la Rosa.

Por su parte, Pedro Moreno y María de laCruz tuvieron a María, nacida el 1-10-1785,habiendo sido su madrina Juana Gomera,mujer de Antonio Melfí y a Bárbara, nacida el4-12-1788, habiendo sido sus padrinos Ma-nuel de Luna y Petrona Padilla.

Por último, Juan Moreno y Juana Familias,tuvieron a Antonio Abad, nacido el 13-6-1794,habiendo sido su madrina Rosalía Familias.

Instituto Dominicano de Genealogía

CÁPSUL ASG E N E A L Ó G I CAS

w w w. i d g.o rg.d o

E N CU E NTRO S Mu-Kien Adriana Sang

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A RE Í TO 3Sábado 20 de fe b re rode 2 016 H OY

Palabras de Bienvenida

José Alcántara AlmánzarPor José Alcántara Almánzar

E s motivo de satisfacción para la Fun-dación Corripio, Incorporada, hacerentrega esta noche del Premio Nacio-nal de Literatura a la escritora Ángela

Hernández Núñez, galardonada a unanimi-dad por un jurado compuesto por los rec-tores de seis de las principales universidadesdel país, el ministro de Cultura y la propiafundación. A todos queremos expresarlesnuestras más sentidas gracias por la valiosalabor realizada este año.

Con este premio suman ya cuatro las es-critoras dominicanas que lo han recibido,siendo sus predecesoras Hilma Contreras,María Ugarte y Jeannette Miller. Ángela Her-nández Núñez es magnífica escritora, granser humano y ciudadana de una integridadética ejemplar, laboriosa, feminista con gra-cia para defender los derechos de su género,colaboradora entusiasta, de una inteligenciavivaz que emplea para sumar y tender puen-tes en un medio cultural difícil donde ellasiempre sale airosa porque carece de maliciay es incapaz de una perfidia.

El Premio Nacional de Literatura otorga-do a una mujer escritora, revive la vieja po-lémica de si existe una «literatura femenina»,o simplemente una «literatura escrita pormujeres», un falso dilema que nos pone defrente al verdadero problema, y es que la li-teratura carece de género. Solo hay buena omala literatura y lo demás es puro reduc-cionismo que confina a las escritoras en unnicho particular, marginándolas de la grancorriente de las letras. Recordemos la lecciónde un paradigma que forma parte de nues-tros fundamentos literarios. Me refiero anuestra más grande poeta, la insigne SaloméUreña, que solo vivió 46 años y era tan frágilfísicamente que hoy nos cuesta trabajo creeren lo que fue capaz de llevar a cabo: una obra

prodigiosa que supera a las de sus modelosespañoles y las de muchos de sus coetáneos,amén del ingente esfuerzo para impulsar laeducación superior para mujeres en nuestropaís y crear una conciencia de género en unasociedad patriarcal y atrasada. Crio cuatrohijos prácticamente sola por la lejanía delmarido que se había marchado a Europa enviaje de estudios, y padeció en carne propialas inconsecuencias de la patria en una te-rrible etapa de guerras, asonadas caudillistasy dictaduras. Pero nos legó una obra poéticaimpecable que ha resistido el paso del tiem-

po, tallada a fuego lento en el dolor y con laesperanza en el porvenir.

El modelo de Salomé Ureña bastaría paradesmentir el mito de la «literatura femeni-na». La mujer, como escritora, sin duda po-see una sensibilidad aguda, una intuiciónpenetrante, una mirada que traspasa murosinfranqueables para descubrir y capturarlasemociones más sutiles que laten bajo la cor-teza de los días y las cosas, una forma dis-tinta de captar el universo como medio paraforjarse una identidad propia, una aproxi-mación a la realidad a través de lo íntimo, lossentidos y las sensaciones. Por otro lado, lamujer escritora debe luchar con denuedocontra las inconsecuencias de su medio, ytodavía en pleno siglo XXI le cuesta forjarseuna voz propia allí donde los hombres es-critores avanzan con mucho menos obstá-culos, aupados por el éxito. Por eso hemosvisto tanto tormento, tantas frustraciones,tantas poetas suicidas, tantas narradorasque han naufragado en el mar del sentimen-talismo, o sencillamente han caído en el si-l e n c i o.

La galardonada con el Premio Nacionalde Literatura 2016 es una mujer de su tiem-po, con una gran conciencia de sí misma y desu entorno, y que proclama su autonomía ydefiende con bravura su decir. Su origencampesino la enorgullece y le sirve de nu-triente en la creación de su obra literaria, queella ha venido tejiendo como un delicadoencaje de poemas, cuentos, novelas y ensa-yos. Por su valiosa contribución a las letrasde nuestro país, el Premio Nacional de Li-teratura otorgado a Ángela Hernández Nú-ñez constituye un acto de justicia y un mo-tivo de legítimo orgullo para sus hijos, her-manos y demás parientes, y una alegría parasus admiradores y amigos, que la felicitamosde todo corazón, y para quien pedimos unfuerte aplauso.

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6Palabras del Ministro de Cultura

José Antonio RodríguezActo premiación a Ángela HernándezPremio Nacional de Literatura 2016

cado literario, es decir, editoriales, escritores yun público demandante. Si saber leer era unacondición minoritaria, apasionarse por lo li-terario resultaba, inevitablemente, la circuns-tancia de unos pocos dentro de esa minoría.

En ese sentido, podemos hablar con pro-piedad de la existencia de una élite intelec-tual y en ella, la mujer cuasi invisibilizada, noa falta de aportes trascendentes, sino por sersuperada en números si a publicaciones yreconocimiento social nos referimos. Estoyseguro que dentro de las cuatro paredes delhogar sucumbieron muchas iniciativas lite-rarias que pudieron protagonizar mujeres yque, sin embargo, no encontraron social-mente los canales y el estímulo para su rea-lización. Una mujer que piense y que ade-más pudiera hacérselo saber fuera del en-torno familiar y privado, atentaba contra losvalores predominantes en una sociedad dis-ciplinada por un poder que afectaba la co-tidianidad en el mundo de la vida.

En la actualidad, la situación es diferente,pero se mantienen las características que li-mitan la posibilidad de hacer de la escrituraun modo y medio de vida. Lo normal es que,quienes se decidan a hacer del escribir unoficio, se vean obligados a combinarlo conotras formas de ganarse la vida.

Un escritor dominicano es sinónimo depluriempleo. El mercado de trabajo decide susuerte, teniendo a la ínfima cantidad de lec-

tores su principal limitación, y a la poesía, elgénero menos apreciado. Los estudios de lec-toría realizados hasta el momento, nos des-criben como una sociedad que no ha encon-trado el camino de hacer de la lectura una víapara alcanzar desarrollo con civilización.

Ese es el escenario donde se desarrolla elPremio Nacional de Literatura, una fasci-nante aventura en la búsqueda de proyec-ción social de los autores; un estímulo paraque lector y escritor, se encuentren en el es-pacio-tiempo de la creación e interactúenfrecuente, dinámica y creativamente, ini-ciando el diálogo definitivo hacia emanci-pación, vale decir, ese real soñado donde elpar categorial ético/ estético es referenciaobligada de la vida en sociedad.

En esa conjunción donde la realidad y elsueño habitan, cada año se selecciona unganador o ganadora. Esta vez le tocó a nues-tra (pocos escritores se sienten tan cercanos)Ángela Hernández, una mujer que del oficiode escribir ha hecho del aspiracional, unaposibilidad real, a pesar de los inconvenien-tes que cotidianamente atentan contra la ex-pansión creativa y la imaginación en un paísque padece de excesiva realidad.

De su biografía están llenas las reseñas deestos días, de modo que, con estas palabras,solo queremos dejar testimonio de que estavez el Premio Nacional de Literatura se leotorgó a alguien de quien me es difícil di-sociar su buen escribir de su buen vivir. Estoyseguro que cuando se premia a una buenaescritora, que al mismo tiempo es un ser hu-mano ejemplo de calidez, humilde sin sersumisa, voluntariosa y solidaria… más que aella, nos estamos premiando nosotros, por-que de alguna manera, Ángela representa lomejor de una generación que no se dejó nivender ni vencer por los asesinos de las uto-pías libertarias, sicarios del porvenir.

Muchas gracias.

E n su definición más llana, un Premioes una compensación material o noque se le otorga a alguien en reco-nocimiento a sus méritos en el de-

sarrollo de una determinada actividad. Unpremio literario es lo mismo, pero muchomás, especialmente porque existe en unmundo muy competitivo donde por suerte,el talento no escasea. Y un Premio de Lite-ratura en República Dominicana es aun su-perior en complejidad… supone todo lo an-terior pero teniendo como telón de fondo,esa idiosincrática manera del ser nacional,tan poco dado al consenso cuando del juicioa figuras públicas se trata.

Desde los juegos florales de principios delSiglo 20, premiar la literatura fue una activi-dad de pocos, el desarrollo capitalista depen-diente y en su fase comercial, no tenía ne-cesidad ni vocación para impulsar un mer-

ADOLFO WOODLEY VALDEZ

ADOLFO WOODLEY VALDEZ

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4 Sábado 20 de fe b re rode 2 016H OY A RE Í TO A RE Í TO 5Sábado 20 de fe b re ro

de 2 016 H OY

Jeannette Miller

C uando Ángela Hernández me solici-tó que hiciera su presentación en elacto donde recibiría el reconoci-miento de mayor prestigio en el país

-el Premio Nacional de Literatura-me sentísorprendida y agradecida. Sorprendida por-que la escritora tiene de sobra intelectuales yescritores que con gusto hablarían de ella yde su obra; agradecida, como siempre, aDios, que pone en mi camino múltiples sa-t i s f a c c i o n e s.

Así es, hace catorce años, en el 2002, tuveel honor de presentar a la primera mujer enrecibir este galardón, Hilma Contreras: unagrande de las letras dominicanas, maestradel cuento y por lo tanto, puntal de nuestraliteratura; seis años después, en el 2008, tam-bién presenté a la segunda mujer premiada,María Ugarte, investigadora, crítica y perio-dista cultural, quien no solo apadrinó a gru-pos literarios como la Generación del 48, si-no que nos dejó un ejemplo de estilo im-pecable en el manejo del lenguaje que mos-traban sus artículos en el Suplemento Cul-tural que dirigía; para mí es importante re-cordar, que al recibir el premio, estas dosmujeres tenían noventicuatro años. A mí metocó en el 2011, y nunca podré expresar elagradecimiento a José Alcántara Almánzar,por una semblanza que me hizo llorar.

Hoy tengo que hablar de Ángela Hernán-dez, la cuarta mujer en recibir este preciadogalardón; y hablar sobre ella como escritoray como ser humano, pues abarca tantas fa-cetas, que hay que caminar cuidadosamentea lo largo de su vida, para proyectar su ima-gen de manera justa.

Oriunda de Buena Vista, un pueblo de en-sueño perteneciente a Jarabacoa, llegó aSanto Domingo siendo una adolescente yentró a la Universidad Autónoma de SantoDomingo para estudiar Ingeniería Química,mientras trabajaba como profesora de pri-maria. Después de graduarse con honores,fue catedrática en la UASD durante sieteaños impartiendo materias relacionadas asu carrera.

A la par de un tiempo que avanzaba, Án-gela aumentaba su ritmo de trabajo que in-

1 Alcántara Almánzar, José. Presentación del libro Leona o la fiera Vida en la Fundación Corripio, 6 de diciembre de 2013.2 Burgos, Fernando. Los escritores y la creación Hispanoamericana. Editorial Castalia. Madrid. 2004.

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6cluyó, entre otras cosas, actuar como co-rresponsal en el país de Fempress, Inter-press Service, ySEMlac, para quienes cubrióla Cumbre Mundial de Derechos Humanosen Viena (1992), y la Cuarta ConferenciaMundial de la Mujer en Beijing (1995); la-borar en importantes organismos interna-cionales; organizar concursos con el temade la pobreza; impartir cursos de creativi-dad literaria; asistir a congresos; publicarensayos nodales sobre la mujer dominicanay dirigir la revista literaria Xinesquema. En laactualidad, es Miembro Correspondientede la Academia Dominicana de la Lengua, yfunge como editora de publicaciones en laFundación Juan Bosch.

En medio de ese tumulto de ocupacio-nes, mantenía un permanente nexo familiarcomo hija, como hermana, como madre,como abuela… sin dejar su solidaridad conel prójimo, cualidades que han actuado co-mo el soporte de su vida.

Ángela Hernández se inicia en las letras amediados de los años de 1980. Poesía, cuen-to, novela, ensayo, fotografía, y hasta pintura,le han permitido explayar su creatividad endistintos campos y de maneras diferentes.

Sus ensayos y poemas han merecido pre-mios aquí y en el extranjero. En los prime-ros, el rigor y un interés por lograr una visióntotalizante, veraz, y, por eso, muchas vecesdistinta, la garantizan como una desente-rradora de personajes y datos no difundi-dos, que inmersos en el olvido -algunos porel pecado de género- no habían salido a laluz con anterioridad.

En ese sentido, José Alcántara Almánzars u b ra y a : “Ella reúne las raras cualidades dela mujer encantadora, siempre optimista yde trato afable, y de la escritora que ha ve-nido realizando una incesante labor litera-ria desde sus inicios, abriendo un surco pro-fundo en los estudios de la mujer, con di-versos ensayos que podemos considerar esen-ciales para comprender esa denodada luchapor los derechos de igualdad de género, unaencarnizada batalla de la que estamos hoymás necesitados que nunca, ante las atroceshistorias que a diario ensombrecen las pá-ginas de los periódicos nacionales”. 1

Su poesía, dueña de un ritmo que unificalas abstracciones, lleva al extremo su per-cepción del mundo, su vida interior, su fe…en celebraciones y sepelios que tejen ale-grías y tristezas salvadas por la belleza. Elmanejo de audiciones y perspectivas visua-les son destruidas por la escritora para re-componerlas en un acto de libertad creativaque lleva su sello.

Oigamos un fragmento de su poemaCálculo, dicha del rostro varado en sub-conciencia:

“Dios madre y padre esMadre y padre el eslabón con DiosÉl me contempla desde cada cambioEn el amante me refundaEn bosque y biblioteca me susurra un tér-

mino inconcluso.Dios. La savia. El amante. Esa su mano.Yo la extiendo en mi hija. En mi hijo.A su oído murmuro lo escuchado…La permanencia de una fe que alcanza

los bordes del misticismo, emerge en mu-chos de sus poemas, tratando de dar res-puestas nuevas a las viejas preguntas.

Sin embargo, de todos los renglones enque la escritora ha incursionado, la narra-tiva corta, resulta ser el aspecto más difun-dido de su obra.

Sus cuentos aparecen en innumerablesantologías traducidos al inglés, francés, ita-liano, islandés, bengalí y noruego, y han ob-tenido comentarios de importantes críticos,antólogos y escritores tanto nacionales co-mo extranjeros.

El chileno Fernando Burgos, afirma en sulibro Los escritores y la creación Hispanoa-mericana: “En todas las publicaciones deÁngela Hernández se puede apreciar un ex-traordinario dominio de las técnicas narra-tivas del cuento, así como el señalamiento denuevos senderos para la narración breve,particularmente en lo que respecta a su ex-quisita creatividad en los niveles metafóricosdel cuento, y el sofisticado trabajo de la ima-gen, entendida esta como una especie de redt ex t u a l ”. 2

Cuando yo leí el cuento Masticar una ro-sa, me atraparon planos y situaciones quemezclaban la sobrevivencia diaria con eluniverso interno de una niña-mujer, quesiendo personaje y narradora brindaba losdetalles de su realidad en una cotidianidadpoética:

“Mis ojos todavía eran verdes. En la boca,en vez de dientes, tenía ventanitas. La gentese lamentaba viéndome trabajar. –Tan pe-queña, metida en una cocina, un día de estosse va a quemar-.

Pero yo era dichosa en la alquimia com-pleja de la ristra de ajo, los granos de habi-

chuela ablandándose, las mezclas olorosas delas naranjas agrias con los ajíes picantes, lastransformaciones que seguían a mis juegos.

En mis ojos, desollados por la humaredade palos tiernos que ardían en el fogón, ha-bía alegría. El lugar tenía brechas y ven-tanas, un mundo fresco oliendo a perasmaduras y bosque entraba por ellas. El pre-sente equivalía a lo que abarcaran mi co-razón y mis miradas…”

Si, es su narrativa larga o corta, el riesgomayor al que Ángela apuesta.

Su primera novela, Mudanza de los sen-tidos, resulta hoy un texto inaplazable paraconocer la narrativa nacional.

En un poco más de cien páginas ÁngelaHernández logra comunicar el traslado deuna familia de pueblo a la Capital, con todoslos choques de valores y de cambios queesto conlleva. Cada personaje es un arque-tipo de temperamentos y formas de ver lavida; cada capítulo, un acercamiento a lagran mentira que resulta ser la ciudad.

Oi g a m o s : “…nos condujo al interior dela pieza, sin darnos chance para reparar enlo angosto del lugar, separado de otras pie-zas por planchas de cartón piedra… Nu e s -tros trastos no cabían, por lo que se dejaronafuera los soportes de las camas… Los col-chones fueron acomodados en la salita…En la mañana se amontonarían de ma-nera que ocuparan el menor espacio po-sible. En el único aposento, entre la sala y lacocina, dormirían Beba y Demetrio Alon-so. Podían escucharse claramente los mo-vimientos y conversaciones que tenían lu-gar en las piezas contiguas...”

En el libro Piedra de Sacrificio el nivel dela prosa es pura poesía, capacidad de sín-tesis apoyada en situaciones que solo sondadas de manera visual, como en este frag-mento del cuento Vera Efigies.

“A la entrada había lirios./ Un romboanaranjado protegía la puerta./Más ade-lante quedaba a la vista un corredor. / Yen-do por él se accedía rápidamente a la es-calera./ A cada peldaño sobresalían cris-tales rojos y azules que iban cobrando lu-minosidad./ Más arriba había un venta-nal. /El horizonte lo cortaba a la mitad./Alpie del mismo se hallaba la cama. /En laalmohada reposaba la cabeza de una mu-jer, cuyos ojos estaban echados hacia elmar. /¿Qué pensaba tan quieta?”

Y así, podríamos seguir citando con lamemoria atiborrada de buena literatura, te-niendo que prescindir, por las reglas del

tiempo, de muchos de sus mejores textos.Los escritos de Ángela Hernández parten

de una conciencia iluminada que va cor-tando y penetrando la bruma hasta que to-do alcanza su equilibrio.

Es innegable que su niñez y su primerajuventud han marcado su obra con una vi-sión telúrica y poética que está presente has-ta en los momentos más duros de su narra-tiva. Ángela es dueña de vivencias irrepetiblese imborrables donde luces y sombras se en-tremezclan pobladas de luciérnagas y ani-males microscópicos, de soplos de viento, delruido de las hojas, de visiones y aparicionesque forman un universo que solo le perte-nece a ella, logrando niveles descriptivos,que, a excepción de Marcio Veloz Magiolo, esdifícil encontrar en nuestras letras.

Estas cualidades descriptivas no olvidanlos hechos, la narración de situaciones dra-máticas, injustas, abusivas, pero tambiénbellas y hasta risibles, que siempre constru-yen una salida hacia la esperanza a través deun hilo conductor donde la lógica zigza-gueante te sorprende.

Conocedora de los cuentos insólitos,equilibradamente perfectos de Hilma Con-treras, y del golpeo preciso de situacionesirreversibles sostenidas por un diálogo ma-gistral en la cuentística de Juan Bosch, lostextos de Ángela Hernández crean un re-ferente distinto, donde la simultaneidad deuna realidad percibida de múltiples mane-ras se va edificando en un tiempo y un es-pacio que se trasponen a su antojo, permi-tiendo al lector experimentar situacionessugeridas, que realmente se sustentan en suimaginación.

¿Qué hay más que eso? ¿Qué es en de-finitiva la vida? ¿La permanente angustia delas interpretaciones de la conciencia? ¿Laselucubraciones tortuosas que mortifican alser? ¿ O el descanso en la inmersión del todoque nos contiene, para ser nosotros mismosen un tiempo que no existe?

En Leona o la fiera vida, su última novela,continúa la saga que parte de Masticar unarosa y que había seguido en Mudanza de lossentidos. Al igual que en una película dePassolini, el lector ve desfilar los echadíasque cojean, los pequeños comerciantes quevan de puerta en puerta y a los que les faltandientes, el maestro de escuela dictatorial, layegua llamada Batalla, el guardia amena-zante, el rico engreído… pero, sobre todo,las mujeres; dueñas y verdaderas protago-nistas. Mujeres viudas, mujeres engañadas,

mujeres abandonadas, mujeres pobres, de-sarrapadas... que entretejen lazos de atrac-ción y rechazo, donde no importa que unasea chismosa, agresiva o puta para contarcon la solidaridad de las otras, en los mo-mentos cruciales de su vida.

Son tantos los personajes y tan diversas ymágicas las situaciones, que a veces el nom-bre de la persona no importa, sino el hecho;esos hechos que surgen de la más simplecotidianidad, para convertirse en ejemplosde un drama conmovedor, como el intentode violación a Leona por parte de su cu-ñado; o el final feliz de un cuento de hadas,cuando encuentran las tres monedas de oroque dejó Enmanuel enterradas, por si mo-ría, cuando viajó enfermo a la capital.

La belleza de la pobreza, ese placer de des-hojar una florecilla del camino para olerla,jugar con piedrecitas, hacer figurillas de lodo,saborear un té de jenjibre al atardecer, hablarcon el animal de carga como con un familiar,son referencias de un existir que es realidadde muchos en medio del río permanente dela vida que arrastra, que vadea y se devuelve,que retoma su curso, como si las manos de laescritora fueran guiadas por Heráclito.

Desde el más pequeño de los insectos,hasta la escala apabullante de árboles enor-mes y tupidos el ambiente envuelve en unviaje retrospectivo, donde no solo nuestrahistoria reciente, sino las huellas de “lo ini-c i a l”, se evidencian.

Al final de la novela, Ángela-Leona, Leo-na-Ángela confirma esa lucha feroz que hayque llenar cada día en un país paraíso, con-tradictoriamente lleno de injusticias y de-s i g u a l d a d e s.

“Por alguna razón nací al mismo tiempoque Batalla. Por alguna razón fortalecí mishuesos escalando pendientes y vadeando ríos.Por alguna razón aprendí la pauta del equi-librio cargando cientos, miles de bidones deagua sobre mi cabeza erguida. Por alguna ra-zón mi mente mantenía el control en los mo-mentos de peligro, hasta sortearlos… Por al-guna razón poseía ojos alagartiados y nombrede fiera. Por alguna razón el agua del amorhumedecía constante mi alma rebelde…”

Trabajadora permanente, con un espíritucreativo que aborda múltiples géneros a tra-vés de una dinámica que no para, yo celebrocon admiración y alegría este Premio Nacio-nal de Literatura que hoy se le otorga a ÁngelaHernández, gracias a la solidaridad de la Fun-dación Corripio que, conjuntamente con elMinisterio de Cultura, se entrega cada año.

Calibrando su vida y su obra con la mi-rada tranquila que me ha concedido Dios,después de purificar mi mente y mi lenguacon carbones encendidos, llego a la conclu-sión de que Ángela Hernández es un ser hu-mano lleno de cualidades, una gran escri-tora, que armada de mansedumbre y va-lentía, ha sabido vadear situaciones de in-justicia con grandes momentos de felicidad,llevada de la mano por su fe en la vida, en lossueños, en la luz del Altísimo…portando ensu diestra la lámpara de la verdad, esa lám-para que la ayuda cada día a descubrirquién es ella, su vocación, su don… p a raejercerlo en agradecimiento y humildad,tratando de alcanzar la perfección: esa per-fección que nunca se consigue, pero quenos ayuda a vivir en plenitud.

Santo Domingo, 16 de febrero de 2016

Enfoca la obra literariade Ángela Hernández

José Antonio Rodríguez, ministro de Cultura.

Parte del público que asistió a la ceremonia de entrega del galardón concedido a la escritora Ángela Hernández, en el Palacio de Bellas Artes.

Ángela Hernández

La escritora y crítica literaria Jeannette Miller hace la presentación de la obra de la premiada.

ADOLFO WOODLEY VALDEZ

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6 Sábado 20 de fe b re rode 2 016H OY A RE Í TO

Discurso recibimiento

Premio NacionalI. AGRADECIMIENTOS

G racias a Dios, forma que prefiguranel Amor, la Verdad y la Justicia en milimitada percepción. Gracias, Jean-nette Miller, por una presentación

que me deja sin palabras, y por tu amistad yapoyo constante

Gracias a José Alcántara.Expreso mi gratitud hacia a la Fundación

Corripio y al Ministerio de Cultura, auspi-ciadores de este premio, así como a los ju-rados que me han distinguido con el mismoy a las instituciones que representan.

Gracias al tesoro de mi alma: Carolina,Aurora, Giordano y Cristabel, ampliado conJosé Pablo, Irene y Amanda. Ellos han sidomis tiernos y comprensivos aliados, testigosde mi escritura. Gracias a toda la familia pre-sente en este acto. Así como a Yrene Núñez yEloy Hernández, que pese a su lejana partidapermanecen íntimos.

Gracias a todos ustedes, amigas y amigospresentes, y a las numerosísimas personascuyos mensajes de felicitación me han col-mado de placenteros momentos desde el día26 de enero.

Gracias a las editoriales que han publi-cado mis libros: Editorial Cole, Letra Gráfica,Siruela, Alfaguara, Editorial Perosini, BancoCentral, Editora Nacional, Santuario. Y, porigual, a las personas que han dedicado tiem-po a estudiar mi obra.

Hoy aprovecho para enunciar mi gratituda las trabajadoras domésticas, sin cuyo apo-yo y labor no sé cómo me las hubiera arre-glado. Gracias Yanet Santana.

Van mis gracias, asimismo, a todas aquellaspersonas que desde mi infancia me facilitaronlibros. Un día las nombraré una por una.

Gracias a mis hermanas y hermanos: a:Lourdes, por su infinita solidaridad y amorconstante. A Pastora, cómplice celebrante dela poesía y el idealismo del espíritu. A Gloria,quien me obsequió mi primera maquinillade escribir y en cuyo hogar devoré todos loslibros de la Biblia, historias fantásticas parami imaginación infantil. A Paul, quien ade-más de hermano y desde la infancia, ha sidoel fiel amigo de sus hermanas. A Miguel, Ni-dia, Fausto y Lucas. Todos han alimentadomi imaginación con sus historias y vivencias.Gracias a José Mieses.

Gracias a la perseverante y renovadora co-munidad cultural dominicana.

Al puñado de amigas y amigos cuyo brillointelectual me ha fascinado, pero más aúnsu grandeza de alma, su nobleza de espíritu.Cómo no estarles agradecida.

Gracias a quienes he amado “hasta morir”.La más potente inspiración de mi poesía.

Gracias amigas y amigos que con sus sue-ños de justicia y equidad para la mujer, lajuventud y todo el pueblo dominicano handespertado la conciencia de más de una ge-neración. Gracias por ser muchas veces lapunta de lanza que abre caminos.

Gracias a todas las personas que con susfaenas diarias sostienen la fe y la confianzaindispensables para cimentar un optimismoe d i f i c a d o r.

Al sitio donde nací (Buena Vista-Jaraba-coa) le declaro mi amor a través de mi obra.

II. IMAGINACIÓN, LIBERTAD Y COMPROMISO“Un escritor es alguien que viaja hacia la

verdad por un camino inesperado”, señalóRoberto Bolaño. En mi caso, en ese “v i a j e”,imaginación, libertad y compromiso fueronrevelándoseme como corrientes intrépidasque convergían o coludían, labrando ese“camino inesperado”, cuyo trasfondo es laversátil y hechizante danza entre el pulso in-dividual y la piel colectiva.

Hoy es momento propicio para compartircon ustedes algunos hitos de esa danza. Quesean estas palabras mi sencillo elogio a lalibertad, pues mi relación con esta se asimilaa mi abrazo a la escritura.

Mi madre, mi padre, abuelas y abuelospertenecieron al universo rural, donde unlibro no era objeto común. Pero es seguroque si me fuese dado seguir el rastro de susvoces me encontraría con unos ancestrosexploradores. Contar historias era una ac-tividad corriente en mi familia. Mamá na-rraba unas historias de parientes que se per-dían en un tiempo fantástico, en el que había

una india taína, un guerrero a caballo y unamuchacha que arribó a la isla “huyendo delas revoluciones”. Al anochecer, en casa de latía Berta, parientes y allegados se encontra-ban para referir sucesos reales o ficticios, enuna atmósfera fragante de café tostado y pal-pitaciones anímicas.

Las fabulaciones y la instrucción moral,espiritual y cívica componían un todo. De mipadre no consigo recordar ningún rasgo fí-sico, pero retengo un dato relevante: era unhombre inclinado a compartir el pan. Y noslegó una aserción rotunda: “La pobreza no esjustificación para perder la dignidad ni com-p ro m e t e r l a”. De mi madre, (Dios me dio elprivilegio de tenerla hasta los 17 años deedad) recuerdo vivamente tres lecciones, lascuales nos transmitía con su vida misma. a)Honestidad: jamás ostentar ni de un centavodel cual no esté clara su procedencia paratodos. b) Valor: No se puede andar por elmundo lleno de miedo y temores. Dar la ca-ra. Mantener la presencia de ánimo en todaslas situaciones. c) Cuidar de la lengua: nomurmurar de nadie, “por la boca muere elp ez”. Una frase puede condenar una vida, obien redimirla. Esta atención al poder de lapalabra, para instituir o para socavar, me in-fluyó, definitivamente.

Nuestro entorno, a finales de los cincuen-ta y principio de los sesenta, incitaba a fa-bular, ya que se vivía bajo nebulosas ame-nazas y sospechas. La palabra directa podíaacarrear peligros. Las opiniones se disfraza-ban en cuentos protagonizados por terceros,si de antaño, mejor. La historia sombría setransformaba en inocua ficción.

Hay una imagen que por alguna razónque ignoro guardo con acusada viveza. Porlos cielos zumbaban aviones. Yo cosía conparsimonia y deleite una muñeca de trapos yalzaba mis ojos, animados de un enorme in-terés, tratando de seguir el curso de los apa-ratos que habían venido a rasgar la calmaaparente de aquel lugar en las montañas. Te-nía cinco años de edad. Y percibía este mur-mullo, este rumor, matizado de estupefac-ción, como una excitante novedad. Lo quesucedía y se comentaba por lo bajo era elarribo al país de expediciones de “b a r b u d o s”con pretensiones diabólicas (tumbar al Jefe).En ese tiempo se vivía en un limbo y en un

cepo. La historia era el limbo y era el cepo. Lahistoria y la política, viciadas, tanto arropa-ban a la gente, al punto de sofocarla, como laapartaban. Pese a todo, la vida seguía im-perando, floreciendo… Éramos parte de eseempuje de vida, éramos parte de los susu-rros y las expectaciones. La imaginación nosredimía en algo, nos enlazaba a algo tras-c e n d e n t e.

Las mudanzas durante mi infancia y ado-lescencia me expusieron a una variedad deestímulos, para bien o para mal. En cada si-tio, conocía personas muy diferentes entresí. Me alucinaban sus destellos, sus secretosy avideces. Percibí bien temprano aristas dela ruindad, percibí lo temible que puede al-bergar un ser humano con todas las apa-riencias de normalidad. Pero, asimismo, no-té bondad, gestos abrigadores, el apremio ysed de amor en la gente; el épico heroísmodel corazón en llamas, que a veces terminaen desgracia.

Descubría, meditaba. Y dejando atrás laniñez, descubrí el cine y la historia universal.Vi por dentro a cuerpos marciales, a una or-den religiosa, a un cura español que perte-neció a las falanges franquistas, aviones decombate, alambradas ciclónicas, carros deasalto. Un bosque de fantasmas y pólvoraque asustaba hasta a los capitanes. Leía mu-ñequitos, vidas de santos y santas, novelitasde vaquero, novelas rosa. Conocí la resisten-cia. La agonía del espíritu que busca su sitioen este mundo.

Ideé convertirme en astronauta o en ex-ploradora de los fondos oceánicos, en cien-tífica de las plantas, en música, en jugadorade tenis, en médica, en esposa plena y madrede una docena de niños y niñas. Nunca pen-sé que podría convertirme en escritora. Esoera demasiado. Don de los cielos. Las fic-ciones y poemas brotaban de los elegidoscon impulso similar al agua del conocidomanantial, cuya visión me pasmaba puesme parecía la traslúcida evidencia de otromundo, un mundo del que se escapaban,incesantes, los sueños.

Un tiempo polivalente, espiritoso, vetea-do de tirones y expectantes sutilezas. Un de-sierto espiritual con un oasis de redonda yardiente felicidad. Consumía libros, los queaparecieran. A media tarde, flotaba en las

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de Literatura 2016La escritoraÁngela Hernándezpronuncia eldiscurso derecibimiento delPremio Nacionalde Literatura 2016

ADOLFO WOODLEY VALDEZ

Page 6: Areíto 20 de febrero, 2016

A RE Í TO 7Sábado 20 de fe b re rode 2 016 H OY

Los integrantes de la mesa principal expresan, junto a la escritora Ángela Hernández, la alegría del premio.

aguas turbulentas del Yaque como cual-quier pedazo de madera. En el frío de di-ciembre, caminaba de madrugada por elparque apartando la fina neblina con misdedos. Oía en las personas de todas las eda-des una música inédita que me llenaba decuriosa alegría. Esa música cesó de golpe,quizás fue eso lo que me empujó a escribir,para seguir buscándola.

Pero a lo mejor ese impulso siempre es-tuvo ahí. Lo sentí por primera vez siendoniña crecida. Recuerdo cómo despertó miinterés el anuncio de un certamen de no-vela, en el que prometían un premio que mesonó una fortuna. Empecé a idear un relatoen el que visitantes de otra galaxia aterri-zaban su nave en el bosque por detrás de micasa. Daba vueltas y vueltas al diálogo quetendría lugar entre los extraterrestres y yo(por alguna razón habían decidido no co-municarse con otros lugareños y mantener-se invisibles entre los árboles). Las ramifi-caciones de la historia llegaron a abrumar-me, pero no logré escribir una línea, ya queme había propuesto la imposible empresade determinar la lengua de los caprichososhuéspedes del bosque. Debía de cambiar detema. Entonces comencé a garabatear unospárrafos sobre una muchacha pecosa, de-macrada, de gruesos labios y género inde-finido, cuyos cabellos parecían una llama-rada de leña verde. Todos se burlaban de surareza. Pero vino a ocurrir que en la Capitalse convirtió en una estrella. Obvio, se tra-taba de una versión de “El patito feo”. Quedémuy decepcionada con mis intentos. ¿Có-mo podía ocurrírseme tamaña empresa?Escribir era demasiado, casi para cualquierhumano. Con esta resuelta conclusión en-terré ese primer impulso. Pasarían muchosaños antes de que volviera a pensar seria-mente en ello.

Ingresar a la UASD significó una especiede breve revolución en mi vida. Una opor-tunidad extraordinaria, gracias al Movimien-to Renovador. Pero los vientos prevalecientessoplaban en dirección contraria a mis incli-naciones literarias. Fue el principio de un pe-riodo en que me persuadí, no sin resistencia,de que ser imaginativa representaba, másque un don, un molesto escollo. De entre-garme a juegos fantasiosos, al cabo del tiem-po, perdería sentido de “re a l i d a d”. (Por en-tonces, se insistía en eso de “la objetividad” y“la subjetividad”, esta última llevaba siemprelas de perder). Esta conclusión se tradujo ensobrestimar las leyes científicas y sus coro-larios. Me aferré a la lógica racionalista, pro-metedora de certezas. Durante años, trabajécon arduidad en sus coordenadas, hasta quehube de aceptar que estaba matando unaparte esencial de mí. Que cada persona es loque es. Y esto determina el punto de partidapara el resto.

Una noche, a comienzo de los ochenta,sentía en mi boca el sabor agridulce de unadifícil decisión. El olor del mar me alum-brada en la oscuridad. No sé cuánto tiempollevaba allí, callada, inmóvil. De pronto, fuipresa de una pulsión irresistible. Eché ma-nos a una servilleta y en ella anoté: “Mis ojostodavía eran verdes… ”, y las otras líneas delas que surgiría mi cuento “Masticar una ro-s a”. Recuerdo como ahora esos instantes detemblorosa felicidad. Me hallaba ante unumbral anunciándose. El cambio venía ga-lopando en la literatura.

Supe que habría de consagrarme a escri-bir, pero ignoraba cuándo. Durante muchosaños, escribiría mis poemas y mis cuentos enbreves lapsos arrancados a las inacabablesjornadas de trabajo. Algunos los concebíamientras dormía (entonces me levantaba yanotaba; recuerdo que los versos génesis demi libro Arca espejada florecieron en un sue-ño y que los garabateé en papel de estraza, enla oscuridad, porque no había luz y no dabacon las velas y los fósforos); otros textos los

escribí durante viajes; y varios en convale-cencia de enfermedades.

Escribir es una acción ciertamente alquí-mica. Estaba entrando “en razón”. Esta vez,me descubría tejiendo (con palabras) nopara esperar a un Ulises, sino para llegar amí misma en el encantamiento de la rea-lidad y en los lazos comunicantes.

Puedo afirmar, pues, que en años cru-ciales viví en carne propia la tensión entreortodoxias y libertad expresiva. Conocí, y fuiparte, del insondable y genuino fervor portransformarlo todo y acabar con las insu-fribles injusticias, pero esto conllevaba, pa-radójicamente, un enconado desprecio porlos frutos de la imaginación. La casi enfer-ma necesidad de exactitud ideológica y elmiedo a equivocar las ideas, comportabanun hostigamiento a las facultades intuitivas,una rudeza con ciertas regiones de la con-ciencia. Comprender esto, y a la vez no des-vanecer ni un ápice la sensibilidad social,significó una solitaria travesía en la que meembarqué tutelada por buenos libros, va-lores específicos de mi formación hogareña,el afecto familiar, más el empuje de unaarrebatadora pasión. Supe que me veríaobligada a congeniar con el vacío; a lidiarcon esporádicas tormentas, con la duda eincluso con el error. Que, dejando a un ladopeso muerto, habría de acomodar mis sen-tidos a las palabras, a fin de que estas mecedieran algo de sus acentos antiguos, algode su portentosa viveza presente, algo de losarcanos que transportan.

Como pueden ver, conciencia de la es-critura y conciencia del lenguaje, en mi ca-so, se han encaminado mutuamente. Laatención a la naturaleza del lenguaje inicióal advertir el menoscabo que la alienación,todo género de alienación, surte sobre elmismo. La escritura, esto creo, resuma des-de una intrínseca propensión hacia la liber-tad. Privado de libertad, aun el cuerpo esatacado por difusas penurias y encalleci-m i e n t o s.

En mi conciencia de escritora en forma-ción, liberar el lenguaje equivalía a abrir depar en par las puertas del alma y todos losporos de la intuición, desnudar el ser acep-tando una parte de desasosiego. Equivalía asonreír en las espesuras desconocidas, altiempo que experimentaba un calorcilloconfiado en todo el cuerpo. Debía confiar,mantener viva la llama interior, no hacerconcesiones a quejas, aprender de todos lostrabajos por forzosos que fuesen.

¿Qué seríamos, ustedes, yo, nosotras y no-sotros, despojados de sueños, ideales, utopías,invención, gusto por los lances del espíritu y lasaudacias creadoras? Imaginar e imaginarse, pi-sar tierra y lanzar el corazón hacia las vastasconquistas del espíritu, han dibujado el perfilde la humanidad, ¿no es así?

Ahora bien, para que todo lo anterior co-bre verdadero balance, conforme a mi vi-sión, debo aludir a compromiso. No quieroolvidar ni desconocer mis orígenes. Jamás.En mi generación, nadie escapa a ciertos“demonios históricos”. Las sombras de in-vasiones, gobiernos tiránicos y servilismosextremos son una especie de mordedura enel espíritu, una quemada en el cerebro. Y nolo es menos, la violencia que se filtra a losespacios familiares e interpersonales. Nun-ca podré borrar los episodios de daño a ni-ñas y niños que vi con mis propios ojos in-fantiles. Por otro lado, desde que tuve uso derazón, vi a mujeres con una fuerza vital casiincomprensible, muchas de las cuales tra-bajaban como bestias de carga, sujetas auna existencia plagada de dolor, frustracio-nes y resignación. Disminuidas, invisibili-zadas, reventadas día a día, poco amadaspor sus hombres. No entendía. No podíaentender. Lo que se tomaba como tradicióninalterable a mí me sublevaba, instintiva-mente. Acumulé indignación. Luego, aflora

en mi literatura el retrato de esos vínculosen los que opera un poder que embrutece aunos en tanto apaga a otras.

Llama mi atención sobremanera la opa-cidad de la historia. La fenomenal riquezade conocimientos e inventivas sobre la queha rodado todo género de veladuras. Memueven héroes y heroínas anónimos en laspenumbras de los tiempos. Esos “n a d i e s”,esas “n i n g u n a s”, que encarnan la batalla co-tidiana por respirar y dar un paso más, altiempo que, por fuerza o por movimientonatural, cultivan en sus reconditeces un há-lito solidario, consolador.

Mi foco en la narrativa concierne a la so-lapada voracidad de poderes que se ciernensobre las personas, torciendo sin piedad susdestinos, enrareciendo el curso de la socie-dad, emponzoñando las relaciones. Mi te-ma, en suma, apunta a la fragilidad y a laporfiada fuerza patente en personas o po-blaciones enteras sometidas a aislamiento odespotismos de diversa índole; vulneradaspor privaciones críticas.

Me resulta del todo imposible apartar laescritura de la moral política, la ética del vi-vir, las intersecciones y dilemas de la culturahumana. Todos los jalones de mi memoria yla meditación sobre el presente así lo de-ciden. Me considero, pues, una escritoracomprometida. Ahora bien, al momentoque pronuncio esta frase ondeo una ban-dera que en rojo dice: ¡alerta!, pues com-promiso no significa trabar las ideas ni ama-ñar el pensamiento crítico ni renunciar a lasoberanía de la interrogación; no significaplegarse a una ideología o a una autoridad.La escritora o el escritor que pierde su li-bertad, ha perdido su alma, su alma crea-tiva, su sentido. Se dejará subyugar por lospoderes en boga. Se volverá, a la larga, unprisionero de su propia imagen.

Aunque la absoluta libertad es mito,ideal o mera ilusión, quiero creer que laescritura cristaliza en los linderos de esaabsoluta libertad.

Busco seguir “la condición humana” porlos leves o bien lujuriantes hilos en que secontraen o distienden imaginación y pen-s a m i e n t o.

Hoy día, cómo escribir “en una torre demar fil”, cuando te topas por doquier con lasvoces ruinosas de la miseria, con la corrup-ción, cuya impudicia no conoce límite, conla retórica fraudulenta, con las más burdasintolerancias hacia “los otros”, con actitudesy posturas desmoralizantes, con una histo-ria que es una sucesión de tenaces luchaspor hacer posible este país… Con un mun-do en equilibrio inestable en el que incuban

y se multiplican los factores de guerra, conun planeta que alteramos peligrosamentecomo si poseyéramos un cómodo residen-cial en otra galaxia.

Puedes ver con meridiana claridad todoesto y mucho más, día a día, hora a hora, y ala par, experimentar tu impotencia, tu jus-tificado escepticismo, tu esperanza menos-cabada. Puedes rebosarte de amargura y decinismo. Sí, ciertamente, pero también tie-nes la oportunidad de aquilatar el espíritude resistencia, el talento increíble de estepueblo para sobreponerse a las debacles, laspruebas de creatividad y arrojo que pululanen cualquier barriada, en cualquier caseríocampesino. Ver que en todas partes apare-cen personas honestas que se esfuerzan allímite de sus energías. Ya no te sientes unahoja arrastrada por una corriente violentasino una persona, una ciudadana. Y comotal te es dada la facultad y el derecho de,cuando las circunstancia lo requieran, na-dar contracorriente, aportar tu granito dearena para revertir dinámicas destructivas,y renovar fuentes de bienestar moral y es-pir itual.

Esta mi época, nuestra época, nos traetambién maravillas impensables en el pa-sado. Preciosos desafíos. La cuestión estribaen cómo y para qué emplear estas nuevasm a ra v i l l a s.

III. LIBROS Y BIBLIOTECASQuién de nosotros no evoca de cuando en

cuando a aquella profesora o profesor que,aparte de lecturas obligadas por el programa,se ocupó en inspirarnos el amor a los libros.Aquel profesor o profesora que leía poesía,novelas, cuentos… Su mérito es alto.

Llevo en mi corazón a quienes pusieronen mis manos una obra valiosa, pues loslibros habrían de enhebrar todos los ciclosde mi vida. La lectura no me dejaría perderpie. De ahí mi interés por la existencia debibliotecas públicas en barrios y munici-pios. Crear nuevas o fortalecer las contadasque hay. Hablo de pequeñas y activas bi-bliotecas, bien abastecidas con criterio decalidad, atentas a los requerimientos de losusuarios, que prestan libros para llevar alhogar, tejen firmes vínculos con los centrosde enseñanza, crean lectoras y lectores,ofrecen el espacio idóneo para talleres li-terarios y círculos de lectura, llevan a caboprogramas regulares de actividades; en su-ma, encarnan el corazón de la vida culturalcomunitaria. Y, desde luego, influyen la ca-lidad de la educación, puesto que esta co-nlleva a aprender a leer de verdad, aprendera buscar la verdad, aprender a pensar.

IV. A MODO DE CONCLUSIÓNLes cuento que no escribo para fijar un

estilo. Carezco de astucia. Carezco de estra-tegias de caza. No me capturan las modasliterarias. Creo que la escritura está provistade una raíz orgánica. Pero es mucho másque eso. Patentiza un proceso inacabable deconocimiento (del mundo y de la condiciónhumana) y de autoconocimiento. Se eleva,erigiendo una amorosa autonomía. Incita aseguir haciendo visible lo invisible. A con-quistar sentido de vida.

Con mi familia, con los amigos y amigasentrañables, en este país y el extranjero, ycon la gracia de Dios, continuaré este viajede existir, imaginar, amar y crear. Y, ante us-tedes, expreso que con el galardón que hoyrecibo, mi compromiso con las letras, conmi pueblo y mi época, no ha hace más quea c re c e n t a r s e.

Amigas y amigos míos, escribir es un acto defelicidad. De excepcional felicidad. Ser premia-da por ello, alcanza el grado de bendición.

Gra c i a s.Ángela Hernández Núñez Santo Domin-

go, febrero 2016

El momento de la entrega del certificado del premio

Page 7: Areíto 20 de febrero, 2016

8 Sábado 20 de fe b re rode 2 016H OY A RE Í TO

A Hamlet,In MemoriamL a vida de Hamlet Alberto Hermann Pe-

rez fue una vida intensa, vigorosa, fruc-tífera. Magnífica. Vivió como quiso vi-vir, sin arrepentimientos ni remordi-

mientos. Diría como el poeta: “Amé, fui ama-do, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes!¡Vida estamos en Paz!” Su felicidad no con-sistió en acariciar o ambicionar riquezas quehacen al hombre mezquino y malvado. Loque hizo o se propuso hacer lo fue por amor auna causa noble poniendo en ello pasión, en-tusiasmo, determinación. Nada quedaba amedio hacer. Nada en el olvido. Ni el libro quejuntos proyectamos para rescatar parte de lahistoria del béisbol universitario partiendo dela primera jornada de intercambio con equi-pos universitarios de los Estados Unidos don-de Hamlet, lanzador estelar, tuvo destacadaactuación, propuesta que no recibió apoyo dela Rectoría de la UASD.

Nacido en esta ciudad, hijo de don DardoHermann Consonni y doña Ofelia Perez Pe-ña desde siempre se distinguió por su re-beldía y su preclara inteligencia, habiéndosegraduado de ingeniero civil en 1956, realizóestudios de post grado de Planificación Eco-nómica y Social, ocupando cargos impor-tantes en su Alma Máter como docente ydirector del Colegio Universitario y del Cen-tro de Cómputos de la UASD, para integrar-se, desde México en 1971, a la guerrilla delcoronel Caamaño, habiendo participado ac-tivamente en el Movimiento Constituciona-lista por el retorno del Profesor Juan Bosch yla democracia malograda por el fatídico Gol-pe Militar de 1963, y luego, 1965, por la gro-sera intervención militar de los Estados Uni-dos y gobiernos dictatoriales manchados desangre, patrocinada por la OEA, en compli-cidad de malos dominicanos, a quienes elapóstol Juan Pablo Duarte condenara:“Mientras no se castiguen como se debe a lostraidores, los buenos y verdaderos domini-canos serán siempre víctimas de sus maqui-n a c i o n e s”.

Ilusionado, se unió a Bosch y al PLD, sien-do designado director general de AMET en laprimera gestión de Gobierno de Leonel Fer-nández, renunciando poco después al cargoy al partido, siendo consecuente con susprincipios éticos y revolucionarios. Y así, conpasos firmes, sin dobleces, sin traicionarse así mismo, discurrió toda su vida de hombrejusto y rebelde, en constante lucha contra elcrimen organizado, la corrupción del Esta-do, la impunidad de los malvados, el abuso yla arbitrariedad del poderoso, en suma, laperversidad de un sistema neoliberal eco-nómico y social de explotación y miserias,donde el 1% de la población mundial tiene loque el 99% necesita (Stiglel) poniendo en pe-ligro la paz mundial y la supervivencia delplaneta.

Amante de la vida, del buen vivir, en pazcon su conciencia, Hamlet sobre todo ama-ba a sus hijos, a su familia y a su Patria, libre ysoberana, no esclavizada. De sus hijos no de-jaba de decir, mis enemigos nunca descu-brieron mi Talón de Aquiles, mis hijos. Conellos existía una maravillosa sinergia, unasingular camaradería, una complicidad im-plícita, no importando distancias ni adver-sidades: Roberto, Hamlet (Eddy), Rita Ame-lia y Sara, procreados con Carmen Rita, suconsecuente compañera de años muy difí-ciles, las mellizas María Milagros y MilagrosMaría y Freddy Alexander, procreados conmi comadre, Milagros Cartagena y luego laprole creciente que veía llegar y crecer en unmundo injusto deshumanizado contra elcual luchaba con alma adolorida. Aquellaconfesión me recordaba palabras de mi sue-gro, Yuly Mendoza, ante la muerte alevosa deAmín, la grandeza del verdadero Revolucio-nario, el imperativo de la sangre y las de-bilidades humanas; “El verdadero revolucio-nario no debe casarse ni tener hijos”, decía,reconociendo el enorme sacrificio que seimpone aquel que asume como propia la lu-cha de todo un pueblo.

Dos temas consustanciales a su natura-leza le angustian profundamente. Me obse-quia dos obras de la Dra. Ana María Salazarreconocida experta graduada en Harvard yen la Universidad de Berkeley titulados: “LaSeguridad Nacional Hoy” y “Las Guerras queVienen. Los riesgos para la democracia ante

nuevos conflictos mundiales”. Léetelos, medice convencido, después los comentamos.Poseedor de una mente organizada metó-dica, analítica y disciplinada, como hombrede ciencia, su pasión por descubrir y revelarlas verdades ocultas de las cosas, lo llevaba aléxtasis. Los libros fueron su mayor tesoromaterial. Allí, reunido con amigos, se sentíadichoso, feliz, ofreciendo un sabroso jugo defruta fresca o una copa de vino selecto, debuen catador para disfrute mayor del en-cuentro. En un país donde, las librerías sonescasas y los libreros carecen de estímulo, lapujante tecnológica disloca, muy pocos gus-tan la lectura o el dinero no alcanza paracomprar libros de autores reconocidos.Hamlet era amante de tertulias literarias,políticas, deportivas, admiraba el arte y gus-taba de la música. Sergio Rodríguez era siem-pre un invitado de honor. Su llegada los sá-bados a la tertulia de Virtudes, en la ZonaColonial, era motivo de alegría colectiva. Yasí, a pesar de las limitaciones que el medioimponía, HH creía en los libros. Ligaba unaamistad espontánea con sus escritores favo-ritos Galeano, El Gabo, Greijeses, sus colegascubanos y su admirados Pedro Mir y JuanBosch. Convencido de que los libros hacen lahistoria, como diría Soledad Alvarez: “Entiempos recios, Hamlet escribe con pasión ypiensa con inteligencia, sobre la relación noexenta de conflictos entre ética y política”.

Y se embarca en esa ingente tarea y dejasu huella histórica de investigador infatiga-ble ligado al compromiso ineludible de bu-cear la verdad donde se encuentre, comosalvavidas de los pueblos. De manera per-tinaz no termina uno cuando planea otrometiculosamente, no dejando piedra sobrepiedra. Más de 15 volúmenes y múltiples en-sayos, artículos, conferencias lega a la pos-teridad, porque el libro es sabiduría y en-señanza. Creyente del poder de la palabra

quiso dar testimonio en vida, narrar sus ex-periencias, sus vivencias, sus impresiones ydesengaños, como ciudadano y combatien-te preocupado por su país, su hoy y su futuro.Analista acucioso, mordaz, autocrítico, “conlas venas abiertas”, sin denostar la causa delos fracasos, primer eslabón del triunfo, exal-ta el valor y el sacrificio de los incompren-didos. Sus inagotables y múltiples conoci-mientos desbordan en una simple y amenaconversación que dejaba traslucir su jovia-lidad y agudeza de este “enfant terrible, an-tiguo profesor universitario que enseña paraaprender a conocer mejor las cosas, tal lerecuerda su dilecto amigo Angel Garrido:“Ayer un infarto mató a un hombre”.

H H, se creía eterno. Inagotable. Y quizástenía razón. Falleció repentinamente de unaneurisma cardiaco mientras conducía suvehículo frente al mar, por su añorado Ma-lecón de amantes y aventureros, regresandodel Archivo General de la Nación, despedidapostrera a su amigo Roberto Cassá. Muriósin sufrimiento, “con las riendas tensas”dando gracias a la vida, lleno de ensueños ynostalgias. Estaba casado con Ana María Pe-llerano Paradas a quien, finamente, dedicarasu último libro “Fidel, Trujillo, USA”.

El Pueblo enlutado, calla. No acepta supartida. Desde la montaña truena una vozque el silencio elocuente responde.

¿A quién pertenecen esas cenizas que elviento esparce sobre mi morada?

-Pertenecen un hombre libre, de noble co-razón y gran cabeza, alma sensible y buena.

Aguerrido revolucionario que amó a suPatria y luchó por ella y por su gente.

Que perseguido fue y solitario halló refugioen tu regazo.

¿Lo recuerdas, acaso, Madre Tierra? ¿Lo re-c u e rd a s ?

¡Cómo he de olvidarlo, si es mi hijo!¡Su nombre es Hamlet Hermann!

LUIS

SCH

EKER

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ÍZAp

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Hamlet Hermann escribió varios libros sobre Caamaño y las guerrillas de 1973, de la que formó parte.

ARCHIVO/FUENTE EXTERNA

Familiares y amigos de Hamlet cuando depositaban sus cenizas en el camposant o.