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31 Campo Abierto, vol. 28 nº 2, pp. 31-46, 2009 Cultura literaria y cultura mediática. Implicaciones para la educación literaria. Literary and media-related culture. Implications for literary education Alberto Eloy Martos García Departamento de Dtca. de las CC. Sociales, las Lenguas y las Literarutas. Facultad de Educación. Universidad de Extremadura. Fecha de recepción 05-09-2009. Fecha de aceptación 16-10-2009. Resumen Se plantean en este artículo la relación, de un lado, entre las sagas, como narracio- nes seriales que aparecen en diferentes lenguajes y formatos -como el cine, la televisión o los libros- y, en particular, las llamadas prácticas de fan fiction, y, del otro, las reper- cusiones de estos fenómenos en el ámbito educativo, en particular, de cara a la educa- ción literaria y audiovisual en el ámbito tanto de lo concerniente a la educación formal como a la informal. Se revisa el papel de los nuevos modos de lectura y escritura en la era digital, y su relación con la educación literaria. Palabras Clave: educación literaria, nuevos lectores, fans, cibercultura, prácticas de lectura. Summary This article sets out the relationship between sagas seen as serial stories appearing in several languages and formats -i.e. cinema, T.V. and books- and especially, the so called fan fiction practices. On the other hand, it also pays attention to the repercussions of these phenomena in the educational area, particularly, as regards literary and audio-visual education in the area concerned to both formal and informal education. Besides, the role of the new ways of reading and writing in the digital age is also checked, and its relationship with the literary education. Key Words: Literary education, new readers, fans, cyberculture, practices of reading.

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31Campo Abierto, vol. 28 nº 2, pp. 31-46, 2009

Cultura literaria y cultura mediática. Implicaciones para laeducación literaria.

Literary and media-related culture. Implications forliterary education

Alberto Eloy Martos García

Departamento de Dtca. de las CC. Sociales, las Lenguas y las Literarutas. Facultad deEducación. Universidad de Extremadura.

Fecha de recepción 05-09-2009. Fecha de aceptación 16-10-2009.

Resumen

Se plantean en este artículo la relación, de un lado, entre las sagas, como narracio-nes seriales que aparecen en diferentes lenguajes y formatos -como el cine, la televisióno los libros- y, en particular, las llamadas prácticas de fan fiction, y, del otro, las reper-cusiones de estos fenómenos en el ámbito educativo, en particular, de cara a la educa-ción literaria y audiovisual en el ámbito tanto de lo concerniente a la educación formalcomo a la informal. Se revisa el papel de los nuevos modos de lectura y escritura en laera digital, y su relación con la educación literaria.

Palabras Clave: educación literaria, nuevos lectores, fans, cibercultura, prácticas delectura.

Summary

This article sets out the relationship between sagas seen as serialstories appearing in several languages and formats -i.e. cinema, T.V. andbooks- and especially, the so called fan fiction practices. On the otherhand, it also pays attention to the repercussions of these phenomena inthe educational area, particularly, as regards literary and audio-visualeducation in the area concerned to both formal and informal education.Besides, the role of the new ways of reading and writing in the digitalage is also checked, and its relationship with the literary education.

Key Words: Literary education, new readers, fans, cyberculture, practicesof reading.

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Campo Abierto, vol. 28, nº 2 - 2009 Alberto Eloy Martos García

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Introducción: el auge de la Fanta-sía como nexo entre la cultura le-trada y la cibercultura

La descripción de las nuevas tenden-cias de los niños y los jóvenes ante lacultura digital en el ámbito de nuestropaís (Bringués y Sádaba 2008) ha reve-lado ciertos fenómenos muy significati-vos, tanto en las formas como en los con-tenidos. Sin duda, el auge de lo que sesuele denominar vagamente “fantasía”es parte fundamental de esta fenomeno-logía juvenil, la cual, además, se expresapor muy distintos conductos y lenguajes.Además, esto sucede en un contexto glo-bal donde en los negocios, la ciencia, latecnología, la sociedad, en todo, se primala innovación y la creatividad como he-rramientas fundamentales.

Este auge de los géneros fantásticos,por llamarlo así, se entronca con lo quealgunos autores como V. Verdú han acu-ñado el término “capitalismo de ficción”para referirse no sólo a la importanciaque cobra el espectáculo y la industriadel entretenimiento en la sociedad actualsino a cómo en ésta la realidad misma seconvierte en espectáculo y en ficciónanimada, ya sea mediante “realitys”, te-leseries o sagas de toda índole.

Es verdad que la ficción proporcionados necesidades básicas que poco tienenque ver con lo artístico en sí: nos ayudana socializarnos, y también nos ayuda aestablecer una identidad social, en lamedida en que compartimos unos mis-mos universos de ficción, es decir, héro-es o historias comunes. No es algo sólode los frikis modernos, de los fans de se-ries, películas, comics o libros basadosen fantasías épicas: este mismo nivel de

identificación estaba en la base de las ca-pas populares de todas las épocas, lasque seguían por ejemplo las primitivassagas nórdicas, precisamente porqueparticipaban de una identidad común.

Lo original es que el joven del s.XXI,a diferencia del que oía a los bardos no-ruegos de la Edad Media cantar una sa-ga, es que suelen ser historias no toma-das de “hazañas locales” sino que seplantean como un universo alternativo –El Señor de los Anillos- y que al desvin-cularse de un lugar y un tiempo cerca-nos, pueden lo mismo trazar un argu-mento histórico-legendario que de terror,urbano, de ciencia ficción… Se puededecir que en ambos casos lo tribal, la lu-cha de un grupo contra otros, es lo recu-rrente, pero la orientación ha cambiado.Ni son las gestas de los ancestros los re-ferentes ni los valores son ya los mis-mos, de modo que hay, en la base, un si-milar patrón épico pero muy actualizado,por ejemplo, como comentaremos, el pa-pel de la mujer ha cambiado sustancial-mente, ya no es el “botín” que se dispu-tan dos héroes, como Briseida en “LaIlíada”; al contrario, en muchas sagasfantásticas modernas, la heroína es a me-nuda la “cazadora”, la que tiene el prota-gonismo, como le ocurre a Xena y tan-tas otras.

En la “aldea global” de MacLuhan elcomponente tribal sigue formando parteno sólo de la cultura de los jóvenes, sinode todas las instancias: clubes de fútbol,pueblos, regiones e incluso países si setoman como un todo, manifiestan estosmismos esquemas épicos, de confronta-ción, cuando entran en alguna clase derivalidad. El deporte ritualiza esta rivali-dad siempre subyacente entre unos gru-

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pos y otros, a veces dentro de una mismalocalidad. Así que la cultura global y lacultura local se dan la mano en cuantoque potencian lo que estamos llamando“esquemas épicos” generales, pero losactualizan de modo muy diferentes.

Las Tecnologías de la Información yComunicación (TIC) han universalizadociertas historias, tomadas de distintasfuentes, como el cine, la literatura o elfolklore, como en La Guerra de las Ga-laxias o el Rey Arturo-, y es normal queen este “menú” se crucen influencias demuy distintos niveles.

Por ejemplo, el terror en general, o loque últimamente se conoce como moda“gótica” se alimenta también de folklore,mitología, literatura, cine y de otrasfuentes. El horror ancestral, los mons-truos, los fantasmas o las ánimas, todoeso queda “remezclado” o hibridadodentro de un universo de ficción cons-truido para el espectáculo. Todo se juntaen esta moderna cultura-mosaico (Mo-les), que el gran escritor español Gómezde la Serna definió muy bien: el mundode la bagatela y del “kitsch”.

Aparentemente, este auge de la fan-

tasía encubre un comportamiento mitó-mano propio de los jóvenes, lo cual hatenido mucho que ver con el movimien-to fan, que se quiere relacionar con losmovimientos juveniles surgidos en tornoa Elvis Presley y a los Beatles, pero queen realidad ha tenido mucho más que vercon el desarrollo del cine y la televisión,los auténticos impulsores de las modasjuveniles audiovisuales. En realidad lapalabra griega *phantasía* y fan ‘apari-ción’ e ‘imaginación’ parten de la mismaraíz es el importantísimo verbo griego(phaíno) ‘aparecer, mostrar(se), manifes-tar(se)’, brillar, origen de numerosas vo-ces en griego y en castellano como fenó-meno, fantasma, fantasía, fanum. “Fa-num” equivale a santuario, lugar de reve-lación, de iluminación (no es propiamen-te el edificio, eso es templum, sino todoel lugar), porque tiene que ver con la luz(fanal: farol) y de ahi “fanaticus, el cui-dador de ese lugar sagrado, que se mos-traba particularmente exaltado e inspira-do. Y de “fanaticus” la contracción esfan, que empieza a usarse con este mis-mo sentido desde los admiradores dePresley los Beatles. En esquema:

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Campo Abierto, vol. 28, nº 2 - 2009 Alberto Eloy Martos García

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Así pues, todas estas nociones estánemparentadas etimológicamente y tienenun origen religioso, pues lo que subrayaen el “fan-ático” es el aspecto intelec-tual, sino esa actitud de entrega, de entu-siasmo. Por su parte, el término saga esnórdico y tiene que ver con narrar en ge-neral, y el término fan fiction es angli-cismo, en cuyo lugar podríamos usarmás propiamente “ficción-manía”.

Así pues, el idioma inglés no aportanada a este significado, simplemente cal-ca estos términos y significaciones, peroel resultado, para la mayoría de la gente,es que parece un término anglófono, re-ciente y aplicado a adolescentes, cuandola realidad es que es un término ancestraly de origen claramente religioso, porejemplo, si “fanum” es el lugar sagradoy “fanaticus” quien lo cuida, “profano”es todo lo que está delante, lo que quedafuera. Y, claro, fan es también, por lo queacabamos de decir, un “iluminado”, al-guien que recibe “la luz” y que la com-parte en un grupo, que se opone, portanto, a los que no, a los “profanos” (quees lo mismo que decimos cuando argu-mentamos que alguien es “profano en lamateria”).

Este estudio etimológico aporta, ade-más, otras dos virtudes: nos subraya larelación del fan con la fantasía y del fancon el comportamiento emocional, com-pulsivo incluso, propio del devoto, y, portanto, nos hace menos incomprensible yextravagante el fenómeno, y nos lo ubicadonde están este tipo de manifestacionesreligiosas: en la cultura popular.

Vemos, en resumidas cuentas, cómotodos estos conceptos se relacionan. Losídolos, los personajes o los líderes quesupuestamente interesan a los jóvenes

representan a menudo iconos juvenilessólo entendibles desde la diversidad y lafragmentación que estamos describien-do. Lo mismo que explica los fans pato-lógicos, como Mark David Chapman,que asesinó a John Lennon después depedirle un autógrafo.

El llamado síndrome de admiraciónal ídolo se corresponde también con unanecesidad de cohesión del grupo, de la“hermandad”, que siempre requiere“guías” y una estratificación de los nive-les. El sociograma de estas relacionessería, pues, complejo, no es sólo el líderde una parte y todos los demás de otra,hay otros niveles intermedios; es lo quevemos a propósito de los clubes de fans,de los animadores y webmasters, y de to-do un conjunto de lo que podríamos lla-mar “mediadores”.

De todo ello se aprovecha el llamadocapitalismo de ficción (V. Verdú), quienha descubierto el poder del entreteni-miento no sólo como “anestesiante” sinocomo auténtica máquina de produciridentidades y de crear vínculos entre laideología dominante y los sectores másdesfavorecidos. Máxime cuando estosrepertorios de historias que idolatran losfans (en forma de libros, comics, filmes,series de televisión, juegos de rol, etc.)pueden llegar a construir mundos alter-nativos, en absoluto críticos con la reali-dad imperante. Es decir, cuando la ima-ginación y la fantasía no “revierten” so-bre la realidad próxima sino que alejande ella y se convierten en una industriade evasión que adormece, da beneficiosy no molesta a nadie.

Sin embargo, toda esta cultura delfan, de las sagas, de los fanfics, juegos,etc. no es un simple pasatiempo ni una

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excentricidad. De hecho, está suponien-do una auténtica revolución que está des-plazando a los medios “masivos” de co-municación e instaurando una nueva rea-lidad, la fragmentación de las audienciasy la emergencia del único medio que deverdad crece en su uso, Internet, muy pordelante de los libros, la TV, el cine, etc.

2.- El Mundo del Fan. La Ficción-Manía: Génesis de los Fans y nuevasprácticas culturales. Los Otaku.

Así pues, con ocasión de fenómenosde masas musicales (Elvis Presley) o detelevisión (Star Trek) o literarios (Señorde los Anillos, Harry Potter), apareceuna nueva práctica de lectura, que se pre-senta como un fenómeno paradójica,desconcertante, y que es reseñado, porejemplo, así en un diario de tanta difu-sión como el periódico “Clarin” de Bue-nos Aires:

Cultura literaria y cultura mediática. Implicaciones para la educación literaria

EL FENÓMENO SE LLAMA *FANFICTION* Y COMPLICA AESCRITORES Y EDITORES

Se trata de millares de autores aficionados que reelaboran las historias que más les gus-tan, como en el caso de Harry Potter. Les cambian la línea argumental o les dan continui-dad a sagas que su creador ya había dado por concluidas.

Cazadores de texto o fans que «tunean» sus objetos de deseo. Lo cierto es que, más alláde que se los considere ladrones de derechos de autor, fanáticos con exceso de tiempo libreo eslabones de una nueva forma de cultura participativa, existe una enorme cantidad deautores amateurs que crean nuevas historias a partir de los personajes de sus libros, serieso películas favoritas, siguiendo o rompiendo con las líneas narrativas del universo inven-tado por los autores originales. Su producción recibe el nombre de *fanfiction* (en inglés,ficción creada por fanáticos) y se publica en Internet en diferentes formatos: como tradi-cionales textos de relatos, en video (fanvids o fanfilms) y hasta ilustrados con dibujos deartistas amateurs (fanarts).

Los sitios en Internet que archivan estas obras son cada vez más numerosos.*FanFiction.net*, considerado el mayor archivo online de ficción escrita por fans y el másvisitado entre quienes buscan fanfiction en la Red (con el 34,7% de las visitas que surgena partir de Google), ya tiene más de 1.300.000 usuarios registrados (entre ellos mediomillón de autores) y supera los 900 mil relatos originales en más de 30 idiomas. Sólo enese sitio, existen más de 346.000 relatos de *fanfiction* que se inscriben en el universo deHarry Potter.

En este contexto, el ejercicio de crear *fanfiction* dejó de verse como un pasatiempode adolescentes o personas con problemas de socialización, para ser analizado sobre el fun-damento de la transficcionalidad, las nuevas prácticas de lectura y géneros muy próximosa la narrativa posmoderna como las sagas o series novelescas fantásticas. Pocos ignoranque la difusión de esta práctica pone en jaque los conceptos legales de autor y derechos dela propiedad intelectual además de nuevas formas de circulación cultural.”

Clarín. Buenos Aires, 05.10.2008, p. 50

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Su producción recibe el nombre defanfiction (en inglés, ficción creada porfanáticos) y se publica en Internet en di-ferentes formatos: como tradicionalestextos de relatos, en video (fanvids o fan-films) y hasta ilustrados con dibujos deartistas amateurs (fanarts) o bien mangasque son traducidos y subtitulados por lospropios fans (fansub).

Todo este caudal de producción, es-pontáneo y altruista (no se comercializani se pide dinero) se expresa en portales,blogs y webs muy variadas, pero que tie-nen el denominador común de alojar estacreación colectiva y de ofrecer instru-mentos para compartir dichas creacio-nes.

Socorro Estrada hace este análisis in-troductorio del tema1:

“Cazadores de texto” o fans que “tu-nean” sus objetos de deseo, lo cierto esque, más allá de que se los considere“ladrones” de derechos de autor, fanáti-cos con exceso de tiempo libre o eslabo-nes de una nueva forma de cultura parti-cipativa, existe una enorme cantidad deautores amateurs que crean nuevas his-torias a partir de los personajes de suslibros, series o películas favoritas, si-guiendo o rompiendo con las líneas na-rrativas del universo inventado por losautores originales.

Los sitios en Internet que archivanestas obras son cada vez más numero-

sos. FanFiction.net, considerado el ma-yor archivo online de ficción escrita porfans y el más visitado entre quienes bus-can fanfiction en la Red (con el 34,7% delas visitas que surgen a partir de Goo-gle), ya tiene más de 1.300.000 usuariosregistrados (entre ellos medio millón deautores) y supera los 900 mil relatos ori-ginales en más de 30 idiomas. Sólo enese sitio, existen más de 346.000 relatosde fanfiction que se inscriben en el uni-verso de Harry Potter.

En este contexto, el ejercicio de crearfanfiction dejó de verse como un pasa-tiempo de adolescentes o personas conproblemas de socialización, para seranalizado sobre el fundamento de la

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Cultura literaria y cultura mediática. Implicaciones para la educación literaria

transficcionalidad, las nuevas prácticasde lectura y géneros muy próximos a lanarrativa posmoderna como las sagas oseries novelescas fantásticas. Pocos ig-noran que la difusión de esta prácticapone en jaque los conceptos legales deautor y derechos de la propiedad intelec-tual además de nuevas formas de circu-lación cultural.

Como género, la ficción creada porfans tiene importantes antecedentes. En1614, Alonso Fernández de Avellanedaescribió el segundo tomo de Don Quijotede la Mancha adelantándose un año a lasegunda parte escrita por Cervantes, yes sabido que Arthur Conan Doyle debiólidiar con algunas aventuras apócrifasde su famoso Sherlock Holmes.

Los diferentes investigadores coinci-den en que el fenómeno, que venía cre-ciendo exponencialmente desde la déca-da del 60 a partir de los relatos inspira-dos en la serie de televisión “Viaje a lasestrellas”, explotó gracias a Internet.

Basta un click para leer cómo HarryPotter y Hermione formalizan como lapareja que J.K. Rowling nunca concretó.Tampoco es difícil encontrar en la Redlargos relatos donde los autores especu-lan con una relación amorosa entre Po-tter y su amigo Ron, o versiones del oc-tavo libro que Rowling prometió no es-cribir. De hecho, Francisca Solar, unaautora chilena que hoy tiene 22 años, sehizo famosa cuando era una adolescentepor su versión paralela del sexto libro dela saga, que fue leída por más de 50 milinternautas y le valió un contrato conRandom House Mondadori para sus fu-turas novelas. Aquélla, apócrifa, no pu-do ser llevada al papel porque uno de loselementos fundacionales de la fanfiction

es su condición de amateur y no comer-cial.

Es cierto, para algunas productorasaudiovisuales, editoriales o algunos au-tores, la apropiación de sus personajesque hacen los autores de estos relatosviolan sus derechos de propiedad inte-lectual.

Quienes defienden la fanfiction enparticular —y el reino de los fans (fan-dom) en general— señalan que muchosreconocidos escritores han empleadopersonajes y universos procedentes deotros autores a lo largo de la historia.“La fanfiction es una forma en que lacultura repara el daño causado en unsistema donde los mitos contemporáneosson propiedad de corporaciones en lu-gar de pertenecer al pueblo”, sostieneHenry Jenkins, catedrático del Institutode Tecnología de Massachusetts, expertoen la materia y autor de uno de los pri-meros libros que se ocupó del fenómeno.

Varios autores han autorizado y fo-mentado estas ficciones, entre ellos J.K.Rowling, que en un comunicado dijosentirse “halagada” por el deseo de losfanáticos de producir sus propias obrasa partir de la saga, de manera amateur ,aunque exigió que siempre se haga sinfines de lucro y sin contenido sexual ex-plícito. Anne Rice, en cambio, autora de“Entrevista con un vampiro”, figura en-tre los mayores detractores de la fanfic-tion.

En la categoría de fanfilms “La Gue-rra de las Galaxias” es uno de los uni-versos que mayor proliferación de mate-riales producidos por fans ha tenido. In-cluso el proyecto “Star Wars revela-tions” en el que durante tres años, 200

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personas vivieron en carne propia eluniverso de La Guerra de las Galaxias,contó con la aprobación de George Lu-cas, director y creador de la saga. Otrade las características de la fanfiction esque los propios fans teorizan sobre ella.La catalogan por género, hacen críticas,dan consejos e inician en su actividad alos novatos. Para orientar a los novatos,dividen sus producciones en categorías osubgéneros. Son slash cuando hay rela-ciones homosexuales; AU cuando colocaa los personajes en universos alternati-vos; lime y lemon si tienen contenido se-xual explícito; y OOC (out of character)cuando el personaje principal tiene ca-racterísticas de personalidad diferentesal original.

Con la dinámica propia de Internet,las respuestas a estas obras no se hacenesperar. Los lectores, que suelen sertambién autores de fanfiction, publicansus propias críticas. Encumbran o de-nostan los nuevos productos, y hasta ali-mentan las obras originales influyendocuando las tramas aún no están cerra-das como en el caso de series de tevé otelenovelas.

Todo este caudal de producción, es-pontáneo y altruista (no se comercializani se pide dinero) se expresa en portales,blogs y webs muy variadas, pero que tie-nen el denominador común de alojar estacreación colectiva y de ofrecer instru-mentos para compartir dichas creacio-nes. Y son autores jóvenes que, sin duda,“dialogan”, aunque sea por su cuenta,con referentes a menudo clásicos y de lacultura letrada en general, es decir, nosólo hay fanfics de Harry Potter, sinotambién de clásicos universales.

Nótese que el fenómeno es descrito a

menudo como un fenómeno marginal, esdecir, no asimilado por el canon acadé-mico o escolar, ya que no son textos niprácticas valoradas socialmente ni conreconocimiento en el mundo de la edu-cación o la universidad, y, sin embargo,nos revela algo importante:

1. Que es una práctica orientada a lapasión por leer y (re)escribir determina-dos textos.

2. Que es una práctica colectiva, don-de unos se apoyan en otros y se dan con-sejos (hay una figura que ejerce de “con-sejero”, el “betareader”, asesorando alos que mandan sus fanfics.

3. Que se aplica a diferentes lengua-jes y formatos: textos de relatos, en vi-deo (fanvids o fanmovies) y hasta ilustra-dos con dibujos de artistas amateurs(fanarts).

Sin embargo, la difícil percepción delfenómeno empieza por su terminología,transcrita del inglés, y que crea el titularantes citado, que resulta chocante: “Losfanáticos reescriben sus obras predilec-tas en la Red”. En mi Tesis Doctoral2 so-bre las Sagas, preferí usar el término“ficción-manía” porque creo que se acer-ca más al concepto clásico del cual pro-cede Fan.

La ficción-manía, pues, sería unapráctica popular al amparo de los nue-vos modos de lectura y escritura y delcontexto de la cibercultura, y eso es loque hace más opaca y difícil de asimilar,en un contexto en que la cultura impresaclásica ha impuesto el libro identificadocon un autor como modo preferente decirculación de los textos.

Que, vista en su conjunto, la ficción-manía es una práctica emergente lo reve-

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Cultura literaria y cultura mediática. Implicaciones para la educación literaria

la el concepto equivalente, en la culturajaponesa, de “otaku”, un fan que consu-me de forma exacerbada manga y anime,tanto que se les ve como personas reclui-das y obsesionadas por su afición, es de-cir, con connotaciones a veces negativas,que lo hacen muy cercana a lo que se hallamado “cultura friki”, precisamente porsu comportamiento singular. Por ejem-plo, se disfrazan como sus personajes fa-voritos (cosplay) . El fenómeno se estáextendiendo con los videojuegos, pueslos videojuegos son considerados hoypor muchos como extensiones argumen-tales de mangas y animes.

En Occidente, los fans o los equiva-lentes de estos productos leen manga,ven anime, juegan a videojuegos y orga-nizan actos públicos relacionados con elmanga en los cuales cantan en karaokesy se visten como sus personajes preferi-dos sin pensar en que haya alguien queles este juzgando, es decir, han pasado auna actitud activa y cada vez más cons-ciente. En cambio, en Japón los otakusiguen siendo vistos de forma despecti-va, a pesar de la importancia de la indus-tria del manga.

3.- Las prácticas de fan fiction y laeducación literaria: los textos“revisitados”.

Las prácticas de fan fiction, igual quelos blogs o los juegos, son síntoma de es-ta nueva cultura participativa y de con-vergencia (Jenkins), pero que, en este ca-so, parten de esta nueva actitud del lector(pos)moderno de “revisitar” los textosque le sirven de referente (y que el mer-cado cuantifica como éxitos o best-se-llers) para efectuar en él no sólo opera-

ciones de (re)interpretación sino, en sucaso, de apropiación creativa, dando lu-gar a reescritura variadas y en distintoslenguajes. Por ejemplo, no sólo debemosprestar atención a los relatos que se“cuelgan” en fanfiction.net u otros porta-les por parte de estos fans, también hayotros géneros y lenguajes que en el fon-do evidencian el mismo fenómeno.

Así, los posts o comentarios de fansacerca de un texto de éxito o que congre-ga un interés especial, son vertidos enmultitud de herramientas, desde foros aotros muchos soportes. Cierto que estanueva forma de “revisitar” estas obras,muchas de ellas ya clásicas, se hacedesde unas “miradas” muy singulares, amenudo muy posmodernas, y en eso separece a la apropiación que el urbanismomoderno trata de aplicar a los “centroshistóricos”: la secuencia temporal o deestilos no es, por ejemplo, lo que máspreocupa, sino, al contrario, se fomentala yuxtaposición o la fragmentación, quevienen a ser señas de esta hipermoderni-zación. Lo mismo pasa, en lo literariotraslado a la ficción-manía, con muchasseries novelescas o de origen mitológico,convertidas en objeto de culto como fan-fics. Por no citar títulos de obras concre-tas como las de Tolkien o Lewis, piénse-se simplemente en todos los ciclos mito-lógicos en torno a Hércules (y su spin-offXena), vampiros, etc.

En todo caso, una práctica nueva delectura/escritura, sensible a algunos delos aspectos positivos y negativos quevenimos comentando. Por ejemplo, sedesarrolla en un marco de lenguaje totaly de “inter-medios” (Jenkins), que haceque el fan conozca la referencia de suuniverso en varios lenguajes y además

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implica la reelaboración activa por partede éste de elementos del universo prefe-rido; sin embargo, en la parte negativa, elfan fiction también es proclive a crearmitomanías y prácticas compulsivas almargen de todo pensamiento crítico, y,sólo bajo este aspecto, se podría entendercomo una práctica “parasitaria”, tal co-mo valoró Cervantes a su imitador Ave-llaneda.

Lo cierto es que esta práctica -tancontradictoria en su misma raíz- de laficción-manía choca bastante con laspreconcepciones de profesores, editoreso escritores, pues es un fenómeno relati-vamente nuevo que ha cogido por sor-presa a algunos de estos ámbitos. Encierto modo, al fanfiction se le puedeconsiderar un nuevo género, aunque seaahora un género marginal y a caballo en-tre el libro, Internet, las películas o loscomics, y no asimilado por el “canon” deobras y temas que los ámbitos académi-cos y culturales establecen. Sin embargo,es algo que viene ocurriendo en la evo-lución literaria, géneros marginalizadosen el s. XIX, como el terror o lo policía-co, hoy son plenamente admitidos.

Por todo eso, los textos de fan fictionson hoy en realidad “antitextos” , textosque rompen y desafían las reglas de losque sí son admitidos por el “canon”; esuna poética singular donde la pasión porescribir y el afán de compartir con elgrupo el universo imaginario de que setrate, es más importante que todo, y esorepercute en una escritura nueva, que re-escribe esos mundos ficcionales en cla-ves nuevas.

Así que no es sólo una práctica de re-cepción sin más, no es como una lecturaescolar, por ejemplo. Tiene más que ver

con la cultura de la convergencia y de laparticipación de que habla Jenkins, don-de la apropiación y la interpretación cul-tural adquieren la misma entidad que laproducción. Eso lo vemos todos los días:las series de TV sobre Hércules y otrosmitos, ¿no son acaso variaciones sobreun mismo universo narrativo?, y sin em-bargo nadie se escandaliza de que las“firme” alguien como autor. La diferen-cia suele estar en que el autor de fanficno se plantea nada de esto, no pretendeganar dinero. Además, la llamada cultu-ra posmoderna es también eso, hibrida-ción y reciclaje de una tradición.

La calidad de estos textos es tan va-riable como la que se puede apreciar enun concurso de novelas; algunos son so-bresalientes, otros mediocres, y algunosmuy malos. El paso de estos textos de In-ternet al papel ya se está dando, al menosen España, conozco algunos casos, y aveces, las propias editoriales rastreannuevos talentos entre estos escritores defanfics. Ocurre lo mismo que con losblogs: hay numerosos blogs que han sal-tado a la letra impresa en forma de ensa-yos, diarios, etc. Lo cual demuestra doscosas: la convergencia de los viejos y losnuevos medios, mucho más relacionadosde lo que se piensa, y que la cultura digi-tal no va contra la cultura escrita, en elsentido clásico de que habla Chartier, si-no que, como en estos casos, la potenciao actualiza.

En cuanto a relatos fanfiction de cali-dad, son tantos y de temas tan variadosque exponer uno solo aquí sería unaelección, además de ardua, injusta paratodos los demás. Los parámetros de cali-dad del género del fanfiction son másabiertos que los de la literatura conven-

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cional, ya que no tienen que superponer-se a un concepto de comercialización. Eneste caso estamos hablando de la litera-tura por amor a la literatura, y por amora la obra a la que se rinde homenaje. Portanto, priman criterios estéticos y senso-riales (que se sepa “enganchar” al públi-co), además de una adecuación al uni-verso ficticio y/o a los personajes que sepretende reflejar.

Los propios fans hablan del fanfiction,analizándolo como género, en blogs, pági-nas personales, foros… crean mecanismospara interactuar y ayudarse entre sí, y tam-bién para comentar y criticar sus obras enel más puro estilo de crítico literario.Existen, por tanto, foros donde se señalanlos errores de fanfics que consideran depoca calidad; y también foros donde loslectores pueden votar por los fanfics queconsideran buenos.

La cultura del papel es el entorno tra-dicional de las editoriales y las librerías,pero poco a poco se irá viendo que la redy sus nuevas prácticas y escenarios delectura y escritura también pueden ayu-dar a difundir y a vender, son nuevas re-laciones que hay que explorar. Sea comosea, no debe pensarse que los jóvenessean siempre sumisos al mercado, de he-cho el fan fiction surgió desde Star Trekprecisamente porque el mercado no lesdaba todo aquello que necesitaban. Laapariencia es que son dóciles a los lanza-mientos del mercado, pero la realidad esque estas prácticas culturas emergen, co-mo decimos, porque hay una ruptura ge-neracional evidente, los jóvenes hoy pa-san más tiempo ante el ordenador queante la TV o ante un libro, pero ellos hanreinventado su uso, como se ve con lasherramientas de la web 2.0.

Que la cultura impresa ocupa unaparte pequeña de esta “dieta” no es elproblema, no es un problema de cantidado número de libros que leen; el problemaes que el estudiante domine todos estosnuevos alfabetismos para ser un lectorcompetente e informado, que forme cri-terio propio de adónde navegar y porqué.

La escuela no puede anclarse en elpasado, tiene que ayudarles a formar es-tos mapas mentales, a ayudarle con estositinerarios que ya no son sólo de un libroa otro libro, sino de un lenguaje a otro, ode un soporte a otro. Por ejemplo, el edu-cador puede ayudar a visibilizar estasprácticas, porque, como argumentanBarton y Hamilton, en la cultura escritaactual hay prácticas más dominantes,visibles e influyentes que otras, pero sólomás bien por “decisiones de poder” quepor la calidad intrínseca de estas produc-ciones. Lo positivo de la ficción-maníaes el entusiasmo, la entrega desinteresa-da, la socialización horizontal, y todoello son factores positivos y de resisten-cia frente a una cultura bastante deshu-manizada. Como dice el filósofo P.Sloterdijk, ya no quedan más que utopí-as individuales, así que los cientos demundos imaginarios con que se identifi-can estos “locos de la escritura” sonotras tantas vías para conseguir, comodice R. Aparicio, inventar otros mundosa fin de comprender el nuestro.

En todo caso, de este fenómeno sehacen interpretaciones muy sesgadas.Una de ellas es la de identificador el afi-cionado al fan fiction con un perfil dejoven “friki”, con todas las connotacio-nes negativas de la adolescencia, inesta-bilidad, confusión, sentimentalismo, in-

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madurez… Se generaliza, asimismo,dando el predominio del mundo de la es-critura en fan fiction al sexo femenino ya una edad juvenil, por lo que el perfil ti-po (aunque no exclusivo), podría corres-ponder a una chica adolescente, soñado-ra… Sin embargo, los únicos datos cier-tos que sabemos nos los dan los portalesdedicados a éstos, como fanfiction.net,con sus números de visitas y otros datos,y los hábitos parecen coincidir con los delos jóvenes internautas.

Ahora bien, hay que tener en cuentaque la identidad virtual no es precisa-mente un dato fiable, como todo el mun-do sabe, se puede crear y se crean avata-res, de modo que tras el nick de una apa-rente jovencita romántica, puede hallarseen realidad un hombre maduro y su “al-ter ego”. Además, los chicos no suelenconfesar que escriben este tipo de cosaspor razones que todos conocemos, em-pezando porque la libre expresión de lossentimientos es algo mucho más reprimi-do en el estereotipo del varón. Por eso lainvestigación debe combinar varios mé-todos a fin de indagar una realidad quees más compleja de lo que parece.

También hay diferencias según lossubgéneros del fan fiction, que son muydistintos, al igual que ocurre con la lite-ratura convencional. Ciertas obras ficti-cias que sirven de fuente de inspiración(denominadas fandoms por los aficiona-dos a este arte), atraen a más chicas omás chicos dependiendo de su materia.Así, por ejemplo, en los fanfics basadosen videojuegos hay una proporción ma-yor de chicos escritores que, por ejem-plo, en los fanfics basados en novelas,series de TV… La temática del fanfic ensí también influye. Los chicos se incli-

nan por escribir fanfics de acción, y laschicas suelen tratar géneros como el ro-mántico o el dramático, aunque no siem-pre. El sesgo de edad se manifiesta másya en la complejidad del relato que en eltema en sí, ya que hay subgéneros, comoel romántico, que son preferidos por to-das las edades.

De todas formas, y como siempre sedice, no es conveniente ni correcto gene-ralizar. Volviendo a la idea del fan fictioncomo un género más, podemos decirque, cada escritor y cada lector constitu-yen un mundo. Podemos encontrar muyfácilmente escritores de poca edad conun dominio del discurso narrativo supe-rior al de gente más madura, chicas queprefieran el terror y chicos que prefieranel romance (por poner un ejemplo); per-sonas ya maduras, casadas y con hijos,que encuentren en el fan fiction una ma-nera de expresarse, etc. En pocas pala-bras: “hay de todo”.

Lo único cierto, por tanto, es que losautores de fan fiction se comportan deforma altruista, exponen sus creacionessin ninguna limitación, se dejan aconse-jar por sus “iguales” y conforman redesque se ayudan entre sí; se mueven, pues,por factores emocionales o profesiona-les, más que por afán de conocimiento,status profesional o deseo de ganar dine-ro. Ni siquiera la palabra literatura y susterminologías profesionales aparecencon frecuencia, los que escriben fanficsno se preocupan del academicismo lite-rario, pese a que su conducta se parecemucho, a veces, a la del escritor novel yya hemos visto que, en algunas ocasio-nes, se ha producido el salto del fanfic allibro impreso.

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4. Conclusiones.

Enumeremos algunas conclusionessobre estas nuevas prácticas de lectura yescritura que subyacen a la ficción-manía:

1. Los grupos de fans que practicanel Fan Fiction eligen un universo de fic-ción con unas características determina-das (universo alternativo o paracosmos)y hacen reescrituras del mismo en sus di-versas modalidades (libro, TV, cine,manga…).

2. Funcionan y se regulan como unacomunidad de práctica (Wenger), esdecir, no es una comunidad escolar, cien-tífica o literaria sino grupos socialeshorizontales (“grupo de iguales”), deedad juvenil y procedencia amplia, espe-cializados en unas prácticas concretasque entroncan en una cultura de la parti-cipación (por ejemplo, todos puedeninteractuar, mandar posts, etc.), quefomentan una lectura y escritura colabo-rativas.

3. Ostensión como rasgo de predis-posición de las sagas, esto es, presentanhistorias que se prestan a ser “jugadas”,es decir, representadas, visualizadas,recontadas, exploradas, dramatizadas,reproducidas, por parte de un receptorque las hace suyas , que se las apropia ylas lleva a su propio contexto, usándolapara otro fin distinto del que en su día seplanteó el texto y/o el autor, por ejemplo,para conferir una identidad a las perso-nas/grupo que la recrea

4. Marginalidad, contraposiciónentre el ámbito privado y el social. Laficción-manía se engloba en los nuevosmodos de lectura, en las prácticas de lec-tura “vernáculas” o privadas, en contra-posición a las “dominantes” (canon). Se

presentan, por tanto, como lecturas alter-nativas al canon que la escuela, la Aca-demia o las instituciones avalan. Entodo caso, se presentan a menudo comorepertorios contrapuestos donde unaconexión evidente entre consumo desagas, prácticas de Fanfic y tiempo libre.Por tanto, se presenta también como unaoportunidad de ocio saludable y de alfa-betización inclusiva.

5. La pertenencia al grupo de FanFiction confiere identidad, siendo lasaga su icono o símbolo de referencia.No buscan la literatura o la escrituracomo fin, su propósito es divertirse einteraccionar, pero en sus predileccionesy reescrituras marcan su identidad.

6. Convergencia de los Medios, Ci-bercultura y Multimodalidad: fusión delenguajes (por ejemplo, firman textoscon fotos), los usuarios mezclan o pasande un formato a otro, a diferencia del lec-tor convencional o clásico. Esta hibrida-ción da paso a una alfabetización múlti-ple (pero niveles desiguales en alfabeti-zación literaria y alfabetización en TIC)Los grupos de fans tienen referentes cul-turales más o menos impuestos, que lehan proporcionado la escuela o la uni-versidad, pero se sienten más cómodosen la Red, donde indagan por motivacio-nes propias.

7. Tendencia al texto serial y no line-al: los fans recrean o componen capítu-los, partes, etc. (como en la literaturafolletinesca) que luego van modificandosegún el feed-back conseguido. Tambiénhay una lectura “a saltos”, con incursio-nes en partes determinadas o elaboraciónde precuelas o secuelas.

8. Ramificación de audiencias y

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Rating. Hay gran cantidad de sagas y defanfics, de todo tipo, y con todo tipo deintenciones. Los portales han ideadoprocedimientos de escalonamiento (poredades y temas) de estos textos paraorientar a los usuarios. Esta fragmenta-ción de públicos supone una dificultadpara la alfabetización crítica. Es decir,multiplicación de textos sin criterios niparámetros de calidad o de sistematiza-ción. Si bien las sagas se apartan delcanon clásico de las literaturas, a su vezcada saga tiende a elaborar un textocanónico que es refutado o puesto encuestión por numerosas desviaciones delmismo (slash).

9. Las sagas son una fuente de consu-mo ideal para el público juvenil. LasSagas atraen porque conforman univer-sos autoconsistentes y compartidosdonde el fan puede participar, seleccio-nando, recreando, etc.

10. Estrategias de subversión de losmodelos clásicos. Las sagas y la FicciónManía se acomodan bien a una elabora-ción alternativa (subversiva) y posmo-derna de los referentes o modelos. Entreestas estratgegias, estarían la ironía o pa-rodia, el pastiche, el collage…

11. Los temas que más atraen en lassagas son los de Fantasía épica, seguidosde cerca por otros temas, como el terror,la ciencia ficción, etc. Los géneros y for-matos preferidos de los FF están ramifi-cados por segmentos de público y por suconocimiento de las herramientas deInternet.

12. La ficción-manía es una nuevapráctica de lectura y escritura en medioselectrónicos, que sin embargo se relacio-na con la cultura escrita y literaria enparticular, así como con la mitología y el

folklore. Todo ello está volcado dentrodel os nuevos lenguajes que promuevenlas TIC y de la cultura de la participaciónque generan las nuevas redes.

13. Las sagas tienen alcance univer-sal porque son actualización de mitos ypatrones procedentes del folklore y laliteratura, como por ejemplo las sagasartúricas.

14. En las sagas y en la ficción-maníano podemos dejar de lado los fenómenosemocionales: hay hiperlectores e hipe-rescritores que llegan incluso a ser com-pulsivos. La clave inicial está en el im-pulso, la motivación, y no tanto en eltalento o la inteligencia. Luego intervie-nen otras necesidades, insospechadas pa-ra el individua, que se canalizan por laescritura creativa, tales como necesida-des emocionales (ser alabado, o identifi-carse con alguien), intelectuales (cono-cer) o sociales (ascender).

15. De todo esto se deduce un patróndidáctico claro. Primero, alentar la alfa-betización emocional hacia la literatura,ésta debe preceder o bien acompañar alas estrategias cognitivas.

En las últimas décadas se han produ-cido tres fenómenos concurrentes en elacercamiento entre los medios de comu-nicación y la literatura:

a) El éxito del género de las “sagasfantásticas” a través del cine, los libros yla televisión, a partir especialmente deTolkien y “El señor de los anillos”. Elloha significado la revitalización de la“narración serial”, que si bien tiene pre-cedente literarios en la literatura porentregas o los folletines del siglo XIX,ahora cobra una mayor dimensión alintroducir, a imitación del cine y la tele-

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visión, desarrollos mayores, con “pre-cuelas”, “secuelas”... De este modo, lanarración se hace “elástica”, maleable, ylos productores pueden acortar o alargaruna serie según el éxito de la misma.

b) El auge, en paralelo, de Internet yde su lenguaje hipertextual, lo cual hafamiliarizado al público con hiperficcio-nes y ha generado fenómenos de (re)escritura libre y colaborativa, posibili-tando así una nuevas formas narrativas yde participación.

c) La revitalización del papel activodel lector, gracias a una mayor toma deconciencia del mismo y a los nuevosfenómenos de la sociedad de la informa-ción que ha impulsado una “cultura de laparticipación” (Jenkins 1Internet. En unfenómeno de retorno o feed-back, ciertoslectores han constituido grupos de segui-dores, foros, comunidades digitales etc.,que llegan a recrear las historias al mar-gen del circuito comercial (fan fiction) obien celebran convenciones, clubes, etc.Star Trek, Tolkien, Star War, HarryPotter, o los éxitos actuales de LauraGallego, entre otros, son buenos ejem-plos de todo ello.

En definitiva, conocer estos textos ysus creadores tal vez no nos sirva del todopara explicar del todo el talento de losescritores del pasado, pero sin duda sí nosayudará a descubrir cómo fomentar lostalentos de los escritores del futuro, queson los que vivirán en los nuevos escena-rios culturales y los que de verdad puedenresistirse, desde su propia creatividad,ironía u otras forma de tratamiento, atodo lo que el mercado trata de imponer.La escuela tiene que entender que elblog, el fanfic o el videojuego son sín-tomas de esta nueva cultura de la par-

ticipación (Jenkins), y que puede y debeutilizarlos en provecho de la promociónde la propia educación literaria y, en últi-ma instancia, de las personas y de sulibertad, en la medida en que estos “ar-tefactos culturales” –desde un libro a unvideojuego o una serie de TV- nos ayudena promover las competencias básicas.

Por tanto, a la luz de todo lo que estásucediendo, la educación literaria no sepuede entender sólo como la formaciónde una competencia lingüística o comu-nicativa, sino que adquiere su plena sig-nificación cuando se la relaciona con lasotras competencias, como la competen-cia social, cultural y artística. De hecho,el cruce de lenguajes al que hoy asisti-mos nos lleva a una dimensión antes másbien rara: la necesidad de aproximaciónla educación literaria y la estética (artís-tica, musical, etc.) para abordarlas comoun todo, pero no sólo por principios teó-ricos, más o menos discutibles siempre,sino porque es justamente el modo enque el consumidor actual se acerca a laficción, pasando de un lenguaje a otro yhaciendo interacciones que son signifi-cativas (es lo que veremos más adelanteal hablar de la transmedialidad).

Y también es aquí donde aparece pre-cisamente el mundo del fan, que es, antetodo, una práctica socializada de la lec-tura y la escritura, pero bajo este nuevoprisma. Baste decir, ahora, que el lectorse nos describía tradicionalmente comoel otro pilar del proceso de comprensión,como una figura solitaria (como corres-pondía al modelo de lectura silenciosa) ymás bien pasiva en el que se depositabatodo lo que el texto o el escritor le querí-an aportar.

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Notas.

1 Socorro Estrada. Los fanáticos reescriben sus obras predilectas en la Red. Clarín. Buenos Aires,05.10.2008, p. 502 Véase mi Tesis Doctoral, Las Sagas Fantásticas Modernas y la Ficción-Manía: Lenguajes Literarios,Plásticos, Multimediales y sus Repercusiones Didácticas (Universidad de Extremadura, 2008, inéd) , dondepropuse “Ficción-manía” en lugar del anglicismo, por los argumentos esgrimidos, a saber, “fan” no es una pala-bra inglesa sino castellana de raíz latina y “Fan” es una contracción de “fanaticus” (el que cuidaba un lugarsagrado”), y tiene un origen religioso (de “fanum”, templo, de donde viene “pro-fano”). Recogida parcialmen-te en el libro “Introducción al mundo de las Sagas”, Universidad de Extremadura, 2008.