Introducción a la Sagrada Escritura - Eduardo Pérez Cotapos

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SAGRADA ESCRITURAEDUARDO PREZ-COTAPOS L. SS.CC.EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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INDICE GENERAL

PRESENTACIN .............................................................................................................................3 ABRIENDO LA BIBLIA ...................................................................................................................5 PRIMERA UNIDAD: DIOS SE COMUNICA CON LA HUMANIDAD .......................................................7 1. Es posible conocer a Dios 2. El hombre que conoce a Dios responde a l por la fe. 3. Dios ha hablado en el pasado y nos sigue hablando hoy. 4. La Sagrada Escritura y palabra de Dios para el hoy. SEGUNDA UNIDAD: LA BIBLIA ES PALABRA DE DIOS .................................................................17 1. La Biblia, el libro de la Palabra de Dios. 2. La inspiracin de la Sagrada Escritura. 3. Dios tambin ayuda al lector de la Biblia. 4. La verdad de la Sagrada Escritura. 5. Cundo naci la Biblia? 6. Sobre el origen y conservacin de la Biblia. TERCERA UNIDAD: APRENDIENDO A LEER LA BIBLIA .................................................................30 1. Un renovado inters por la Biblia. 2. Formacin para una lectura cristiana de la Biblia. 3. Caractersticas de la lectura cristiana de la Biblia. CUARTA UNIDAD: ALGUNAS CUESTIONES CONCRETAS Y PRCTICAS .........................................42 1. El comienzo de la Biblia: Gnesis 1-11: un texto interesante pero difcil.1.1. El estilo fundamental de estos captulos 1.2. El mensaje religioso fundamental de estos captulos. 1.3. La creacin del mundo y del hombre, el pecado original.

2. En torno a una pastoral bblica con jvenes2.1. Algunos principios fundamentales. 2.2. Algunos consejos prcticos.

3. Hay muchas Biblias, o es una sola para todos los cristianos?3.1. Cules son los libros de la Biblia? 3.2. Existe una sola Biblia. 3.3. Qu Biblia usar?

EVALUACIN FINAL ...................................................................................................................54EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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PRESENTACIN

Este mdulo quiere ser lo que tcnicamente se llama una Introduccin a la Sagrada Escritura. Es decir se trata de reflexionar aquellos temas fundamentales que tienen que ver con la manera cmo se comprende la Biblia. No son las cuestiones ms sencillas, para los que no saben nada, sino aquellas orientaciones metodolgicas que ayuden a entender correctamente el sentido de la Biblia. En la pgina anterior, el ndice ponde de manifiesto los principales temas que tocaremos. Lo haremos siguiendo muy de cerca las orientaciones del Concilio Vaticano II, que en este tema son muy importantes y clarificadoras. Trataremos tambin de estimular siempre la reflexin respecto de la vida de cada uno, de la propia lectura de la Biblia. En la primera unidad tocaremos un aspecto previo a la Biblia propiamente tal. Se trata del hecho de la revelacin de Dios y de la respuesta de fe que al hombre le cabe frente a ella. Dios se comunica con los hombres para invitarlos a su conocimiento y a la intimidad con l; por lo tanto es tarea muy importante de nuestra fe el que sepamos discernir su voz. La Biblia es una de las expresiones de esta revelacin de Dios. En la segunda unidad trataremos las cuestiones ms de fondo sobre la Biblia como Palabra de Dios, y que por lo mismo no puede tener error. Es decir, para nuestra fe ella no es una simple palabra ms, un libro entre otros libros, sino que tiene el privilegio de ser la Palabra normativa de Dios, que nos ayude a reconocer y acoger la cotidiana presencia de Dios en nuestra vida. En la tercera unidad nos plantearemos una reflexin sobre el modo de leer la Biblia, de manera espiritualmente provechosa. Se trata de hacer conciencia sobre la forma como nos acercamos a la Biblia e intentamos leerla en relacin con nuestra vida concreta. La cuarta unidad est dedicada a tres asuntos puntuales, muy concretos, que suelen plantear problemas especiales a los jvenes. Cada una de estas tres cuestiones es totalmente independiente, y podran haber sido muchas ms. Al plantear de esta manera el desarrollo de este mdulo he dejado explcitamente de lado todo lo que tiene que ver con entrega de informacin histrica o literaria sobre los textos bblicos. Sin duda que esta es una temtica muy importante, indispensable, pero sobre ella hayEDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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buenos materiales disponibles. Tambin he dejado de lado la propuesta de un modo global de leer la Biblia o un tratamiento de los grandes temas teolgicos de la misma. Sobre esto se puede decir lo mismo que sobre el enfoque anterior. Dado el estilo de este Programa de Formacin, destinado a jvenes que tienen responsabilidades pastorales con jvenes, me ha parecido ms adecuado el enfoque asumido; igualmente creo que si este enfoque se asume bien, puede ser relativamente fcil adquirir poco a poco ms informacin sobre la Biblia. Lo importante es aprender a acercarse a ella de una manera adecuada. Tampoco tocamos directamente en este mdulo el tema de cmo hacer de la Biblia un libro de oracin. Esa es su finalidad ltima. Este tema estar incluido en otro mdulo, en torno a temas espirituales y de crecimiento interior. Podemos ver as que el gran objetivo de este mdulo es el invitar a una reflexin sobre la forma en que cada uno se acerca a la Biblia para leerla. Insistiremos que este acercamiento debe hacerse teniendo siempre como foco o centro de atencin a la persona de Jess; l es la gran Palabra de Dios, que resume y plenifica todas las otras comunicaciones de Dios. Tambin insistiremos en que la Biblia es un libro que, para tener vida, necesita ser ledo en estrecha relacin con la vida concreta; no es un libro que legtimamente pueda ser ledo o estudiado separndolo de todas las realidades contingentes. Necesitamos tener un ojo puesto en el texto bblico y el otro en la realidad concreta. Slo as la Palabra de Dios alcanza su meta de transformar el corazn humano. Avanzar en el aprendizaje de una lectura espiritualmente provechosa de la Biblia puede ser sealado como el logro que este mdulo quiere alcanzar en quienes lo trabajen. Eduardo Prez-Cotapos

Eduardo Prez-Cotapos es religioso y sacerdote de la Congregacin de los Sagrados Corazones. Actualmente es Consejero General de la Congregacin. Doctor en teologa, ha sido profesor en la Facultad de Teologa de la Pontificia Universidad Catlica de Chile. Desde su tarea teolgica y ministerio pastoral, ha contribuido fecundamente al acercamiento de la Sagrada Escritura a muchos grupos y personas. Pastoral Juvenil ss.cc.

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ABRIENDO LA BIBLIA

La Biblia es un libro que produce sentimientos y reacciones muy distintas en las diversas personas. Es un texto importante, interesante, que todos quieren conocer. Pero frente al cual se tiene un poco de susto. Es un texto antiguo, de otras pocas, respecto del cual se han escuchado cosas muy distintas: que en l est todo lo que se puede saber; que nunca se equivoca; que en l se narran cosas raras: violencias, actos inmorales, costumbres extraas; que cuesta mucho entenderlo, porque todo es simblico; que parece estar en contradiccin con la ciencia; etc. etc. Tambin hay trminos que a veces nos desconciertan: se la llama Biblia, Sagrada Escritura, Antiguo Testamento, Nuevo Testamento, etc. Cmo se relacionan entre s todas estas cosas? Algunos piensan que son los evanglicos o ciertos grupos extraos los que realmente conocen la Biblia, y los que saben muchas cosas sobre ellas; se imaginan que los catlicos la conoceramos poco. No es raro que algunos se desalienten frente a la Biblia. Todo es demasiado extrao y ajeno a nuestra experiencia! Hay otros que se animan a entrar en la Biblia, pero buscando en ella cosas muy raras: que si hay extraterrestres, que si dice algo sobre el asunto de la evolucin del hombre, que si aparecen costumbres sexuales extraas, etc. Ms de alguno ha conocido a jvenes de este tipo, que se acercan a la Biblia buscando en ella asuntos muy curiosos. Por ah escuch decir una vez de un joven que se haba vuelto loco por leer la Biblia ... ms probable es que estuviera loco desde antes de conocer la Biblia. Hay tambin otras experiencias mucho ms interesantes. Muchas veces en la liturgia hemos escuchado y comentado un texto bblico, sacando mucho provecho de l para nuestra vida personal. Otras veces hemos abierto la Biblia personalmente, y nos hemos encontrado con un texto que pareca especialmente escrito para nosotros, para iluminar lo que en ese momento estbamos viviendo. Es decir, muchas veces hemos comprobado por nuestra experiencia que la Biblia es una palabra viva, que toca nuestra vida, que nos ilumina, que nos da tranquilidad, que nos impulsa a actuar desde lo mejor de nuestras capacidades. Es decir, es harto ms que un escrito antiguo y raro. Y por lo mismo, queda planteada la pregunta por cul sera la mejor manera de leer la Biblia para sacarle todo el provecho que ella tiene. Siendo bien conscientes de estas problemticas anteriores, a veces surgen en nosotros muchas preguntas en torno al sentido que tiene decir que la Biblia es Palabra de Dios; tambin nos preguntamos por su poca de origen, por el tiempo y las personas que la escribieron, por las costumbres y problemticas de esa gente de tiempos tan lejanos; nos preguntamos por elEDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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idioma en que fue escrita, por el modo en que se conserv hasta hoy, por las diversas traducciones existentes; etc. Hay muchas cosas que quisiramos saber, porque es un texto que nos interesa conocer mejor. Queremos creer en l, pero necesitamos saber sobre l; conocer sus principales caractersticas. Son bien variados los sentimientos que se presentan ante la Biblia: desconcierto frente a algo que parece ser muy extrao, ganas de saber ms cosas sobre ella, anhelo de aprender a leerla de una manera provechosa. Se quiere superar los problemas que impiden interpretarla de una manera que sea iluminadora de la propia vida. Trata ahora de recoger tu propia experiencia sobre la Biblia. Antes de abrir el libro de la Biblia, tienes que tratar de abrir el libro de tu propia experiencia y de tu propio corazn. All Dios se est haciendo presente, y ese es el camino por el cual tienes que comenzar a caminar para entender bien las pginas de la Biblia. Te propongo a continuacin algunas preguntas que te pueden ayudar a pensar estos puntos: 1. He ledo la Biblia? El Nuevo Testamento? El Antiguo Testamento? Si tu respuesta es negativa, por qu no la has ledo, qu te ha impedido hacerlo? Si tu respuesta es positiva, cmo te has sentido al leerla? qu te ha impulsado a leerla? cules han sido tus motivaciones y sentimientos ms importantes? 2. De qu modos la Palabra de Dios ha sido importante para tu vida cristiana? Te sirven las lecturas bblicas de la misa, o de las oraciones comunitarias? La lectura personal de la Biblia te ha ayudado a vivir mejor tu fe? te ha ayudado a resolver algunas problemticas personales? 3. Cundo lees la Biblia o escuchas la lectura del texto bblico, cules son las cosas que ms te dificultan entenderlo, las que ms te aprobleman? (trata de enumerar los tres o cinco puntos principales) sientes que hay cosas de la Biblia que ignoras y que por lo mismo te dificultan entenderla? (busca anotar las principales cosas de la Biblia que crees ignorar y que te gustara conocer para entenderla mejor? 4. En la misma lnea de la pregunta anterior, pero pensando en los jvenes que t ms conoces, o con los cuales trabajas pastoralmente, cules son las principales cosas que les dificultan para entender la Biblia y aplicarla a su propia vida? Trata de enumerar las que te parezcan ms fundamentales.

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PRIMERA UNIDAD DIOS SE COMUNICA CON LA HUMANIDADEn esta unidad buscaremos explicar el sentido de la revelacin de Dios, que debe ser acogida por el hombre mediante la fe. Dios se comunica a la humanidad para dar a conocer su amor y guiar a los hombres por el camino de su plenitud. Este es el contexto en el cual se debe situar una adecuada comprensin de la Sagrada Escritura. Ella es la Palabra de Dios que quiere ayudarnos a escuchar y entender mejor las numerosas palabras que en cada momento de nuestra vida el Seor nos dirige. 1. Es posible conocer a Dios 2. El hombre que conoce a Dios responde a l por la fe. 3. Dios ha hablado en el pasado y nos sigue hablando hoy. 4. La Sagrada Escritura y palabra de Dios para el hoy.

1. Es posible conocer a Dios. Uno de los elementos centrales de la fe cristiana es la certeza de que Dios ha creado el mundo; que l est en el origen de todo el universo; de lo visible y de lo invisible; de lo que conocemos y de lo que actualmente an desconocemos; del hombre, de los animales, de las plantas, de los minerales y de cualquier otra creatura que exista. Dios lo ha creado todo. Pero no debemos entender por esto slo la referencia a un hecho del pasado; Dios sigue actuando creadoramente, sigue sosteniendo la marcha de la creacin entera. Todo est en sus manos, todo encuentra en l su consistencia, su sentido, su posibilidad de ser. La creacin es tambin un hecho del presente: hoy Dios sigue creando todas las cosas. Esta creacin, obra del amor de Dios, es una de las manifestaciones principales de su amor; mirando la creacin podemos conocer el corazn del creador, tal como mirando la escultura conocemos al escultor, o escuchando una cancin conocemos los sentimientos de su autor. Tal como lo dice San Pablo: En efecto, la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra todo tipo de impiedad e injusticia de aquellos hombres que obstaculizan injustamente la verdad. Pues lo que se puede conocer de Dios, lo tienen claro ante sus ojos, ya que as les fue manifestado por Dios. Y es que lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, se ha hecho visible desde la creacin del mundo, por medio de las cosas creadas. (Romanos 1,18-20).

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Este Dios creador y sostenedor permanente de su creacin no se limita a darse a conocer slo por sus obras. Es tambin un Dios que entra en dilogo con sus creaturas; y de manera muy particular con el hombre. Desde el relato del paraso se nos seala que Dios viene a hablar con Adn y Eva, y que los llama cuando estos se esconden por temor (Gnesis 3,813). Igualmente el Seor llama a Abraham (Gnesis 12,1-3) y luego de conversa muchas veces con l llegando incluso a negociar con l sus decisiones (Gnesis 18,23-33). Tambin llama a Moiss (xodo 3,4-6) y conversa con l cara a cara, como con un amigo (xodo 33,9-11). Son innumerables las comunicaciones de Dios a prcticamente todos los grandes personajes del AT; por lo que es imposible referirse aqu a ellas. Pero tambin en el NT Dios llama a Mara y le pide una especial adhesin a la misin que le encomienda (Lucas 1,26-38); igualmente se comunica de una manera muy especial con Pablo, para hacerlo su discpulo (Hechos 22,6-16). Son muchsimas las formas en que Dios se fue comunicando con diversas personas a lo largo de toda la historia. Pero su comunicacin definitiva es la que nos ha dado en Jess, su Palabra eterna. Como lo dice Hebreos 1,1-4: Muchas veces y de muchas maneras habl Dios antiguamente a nuestros antepasados por medio de los profetas, ahora en este momento final nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituy heredero de todas las cosas y por quien hizo tambin el universo. El Hijo que, siendo resplandor de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser, sostiene todas las cosas con su palabra poderosa y que, una vez realizada la purificacin de los pecados, se sent a la derecha de Dios en las alturas y ha venido a ser tanto mayor que los ngeles, cuanto ms excelente es el ttulo que ha heredado. Dios acta, y sus obras lo dan a conocer; pero tambin ese mismo Dios se dirige al hombre con una palabra que lo interpela y que lo llama a la intimidad con l. Son muchos los modos y formas por medio de las cuales Dios habla, pero todas ellas encuentran su culminacin en Jess. Hacia l se orienta toda la comunicacin de Dios, y en l encuentran su pleno sentido todas las palabras de Dios. Para referirse a esta multiplicidad de manifestaciones de Dios la teologa usa el concepto de revelacin. Dios se revela a s mismo, se da a conocer por medio de sus obras y de sus palabras, las que se apoyan mutuamente para manifestar el amor de Dios en favor de la humanidad. Tal como lo ha enseado con tanta claridad el Concilio Vaticano II:Quiso Dios, con su bondad y sabidura, revelarse a S mismo y manifestar el misterio de su voluntad (cf. Efesios 1,9): por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espritu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina (cf. Efesios 2,18; 2 Pedro 1,4). En esta revelacin, Dios invisible (cf. Colosenses 1,15; 1 Timoteo 1,17), movido de amor, habla a los hombres como amigos (cf. xodo 33,11; Juan 15,14-15), y trata con ellos (cf. Baruc 3,38) para invitarlos y recibirlos en su compaa. El plan de la revelacin se realiza por obras y palabras intrnsecamente ligadas; las obras que Dios realiza en la historia de Salvacin manifiestan yEDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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confirman la doctrina y las realidades que las palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio. La verdad profunda de Dios y de la salvacin del hombre que transmite dicha revelacin, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelacin (cf. Mateo 11,27; Juan 1,14.17; 14,6; 17,1-3; 2 Corintios 3,16; 4,6; Efesios 1,3-14)1

2. El hombre que conoce a Dios, responde a l por la fe. El Dios cristiano no es una divinidad que anhele permanecer aislada, encerrada en si misma, al margen de su creacin. Es un Dios que busca comunicarse, y no para dar rdenes o ensear doctrinas, sino para establecer un dilogo de amor con el hombre; un dilogo en vistas de la plenitud de vida de cada persona humana. Dios, que es Padre, Hijo y Espritu Santo, es comunin de personas; es comunicacin, dilogo, mutuo intercambio. Y por lo mismo, al crear, Dios se nos comunica en su amor. Y esta accin creadora encuentra su plenitud de comunicacin en las mltiples palabras que Dios dirige al hombre; las que culminan en la palabra plena y definitiva que es Jess. Jess es la mayor muestra del amor del Padre, es su comunicacin ms plena. Como dice Jess, El Padre est en m y yo en estoy en el Padre (Juan 10,38; cf. 14,10-11); por lo tanto, El que me ha visto a m, ha visto al Padre; porque, en lo ms profundo, Yo y el Padre somos uno (Juan 10,30). Y la voluntad del Padre es que todos los hombres tengan vida en plenitud; Porque tanto am Dios al mundo que dio a su Hijo nico, para que el mundo se salve por l. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por l (Juan 3,17-18). Aqu estamos en el momento ms pleno de la revelacin de Dios, en su cumbre; lo que comenz en la creacin, encuentra su plenitud en Jess2. Toda la accin de Dios es un salir se s mismo, un manifestarse, un comunicarse. En primer lugar en la creacin, y luego en la persona de Jess, Palabra de Vida (1 Juan 1,1). Es un comunicarse por amor, creando al hombre y luego estableciendo un dilogo de amor con l. Por lo mismo, lo que Dios espera del hombre es una respuesta de amor. Una respuesta libre, que haga eco de ese amor que l nos est ofreciendo sin ninguna condicin. El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que l nos am a nosotros, y envi a su Hijo como vctima por nuestros pecados (1 Juan 4,10). A la respuesta del hombre al amor de Dios la teologa la llama fe. Al Dios que se revela, el hombre le responde con su fe. Esto est muy claramente dicho en la hermosa definicin de lo que es un creyente que hace San Juan: Nosotros hemos conocido y credo en el amor que Dios nos tiene (1 Juan 4,16). La fe

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CONCILIO ECUMNICO VATICANO II Constitucin sobre la Divina Revelacin (1965), Dei Verbum n 2.

2 Esta temtica se encuentra tratada de una manera admirable por su profundidad y su poder de sntesis en una especie de himno litrgico que nos transmite San Pablo en Colosenses 1,15-20. Este texto puede ser ledo pensando en primer lugar en la manifestacin de Dios en la creacin, la que ya se orienta a Jess (versculos 15-17) y luego en la obra de la redencin que Jess lleva a cabo por su predicacin, muerte y resurreccin (versculos 18-20).

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es la respuesta de amor al amor primero de Dios; acogemos el amor que gratuitamente Dios nos manifiesta con una vida marcada por las actitudes de amor hacia todos. Pero detengmonos un poco, para decir algo sobre una posible dificultad para entender el sentido verdadero de la fe. Hay muchos que piensan que fe es lo que se opone a ciencia; que uno debera creer por fe todo aquello que no logra an conocer cientficamente. En este sentido, la fe es vista como una cosa fundamentalmente negativa, como la incapacidad de un conocimiento ms pleno; como un cierto infantilismo intelectual. Se sita la fe en el nivel de los conocimientos objetivos, sacndola del mbito de las relaciones interpersonales, que es el plano propio, especfico, de la relacin de fe. Se tiene fe, en un sentido verdadero, en una persona, no en un conjunto de afirmaciones intelectuales. Estamos invitados a tener fe en Dios, en su persona, no en un conjunto de verdades doctrinales o de normas morales. Tener fe en Dios es ser capaz de confiarse en l, de apoyarse en l, de acercarse a l con la seguridad de no ser nunca rechazado. La fe es la capacidad de entregarse personalmente a otro sin medida, plenamente, sin condiciones o reservas. La fe tiene cierto parecido con la actitud de esos nios que sintindose plenamente queridos y cuidados por sus paps saben confiarse en ellos sin siquiera imaginar que puedan hacerles mal (cf. Mateo 19,14). La fe es una capacidad de afirmarse en Dios frente a toda adversidad, sabiendo que slo en l podremos encontrar un punto seguro en el cual afirmar nuestra vida (cf. Isaas 7,9b). Y, por lo mismo, esto se traduce en una docilidad para dejarse orientar por Dios, en un acoger su voluntad para cada uno de nosotros como el mejor camino posible que se nos puede ofrecer para que seamos felices y plenos. La fe no es un asunto de la inteligencia, del conocimiento. Es en primer lugar un asunto del corazn; es un or, un sentir el amor de Dios que conduce a hacerse dciles a l; dciles porque plenamente confiados en su amor en cada uno de nosotros. En relacin con lo recin dicho, se puede sealar que el hombre que no tiene fe, el incrdulo, no es aquel a quien le cuesta entender o aceptar una verdad, sino aquella persona que no logra confiarse en Dios. Es muy posible que un joven al que le guste ser cuestionador de las cosas que le dicen, tenga algunas dificultades para entender bien ciertas afirmaciones del mensaje cristiano. Eso no tiene nada de raro; incluso puede ser una cosa muy positiva: es seal de un esfuerzo por entender bien aquellas verdades que a uno se le estn proponiendo. Sin duda que es bueno buscar entender lo ms a fondo que se pueda aquellas orientaciones que deben guiar nuestra vida; es la nica manera de poder asumirlas responsablemente. Esto no es falta de fe, bajo ningn aspecto. La verdadera falta de fe es la desconfianza, el miedo frente a Dios, que impide que uno se apoye realmente en l, haciendo de su palabra la luz que gue nuestros pasos. El verdadero creyente es el hombre que establece una relacin personal con Dios. Es alguien que tiene una certeza vivencial de que ese Dios que lo ha creado todo, es un Dios que lo ama personalmente, que est atento a su vida para guiarlo y conducirlo por los mejores caminos. El verdadero creyente es el que viendo a Dios de esta manera sabe confiarse en l,EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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buscando orientar su vida no a partir de sus propios criterios personales, sino asumiendo como luz para sus pasos la voluntad de Dios. Nada ni nadie le asegura al verdadero creyente que su vida va a estar libre de todo problema o dificultad; pero puede enfrentar estos momentos difciles con la seguridad absoluta de que no est solo y de que su vida nunca va a ir al fracaso completo. Dios es fiel, e incluso si nosotros mismos lo traicionamos, l no nos dejar abandonados para que nuestra vida termine en un desastre (cf. 2 Timoteo 2,11-13). Solamente el que rechaza la luz que Dios le est ofreciendo y se encierra en su propia oscuridad terminar en el fracaso completo (cf. Juan 3,19-21). Este es el hermoso desafo de la fe: aprender a vivir como colgados de la mano de Dios, sabiendo que nunca somos tan malos como para que el Seor nos rechace, ni nunca tan sabios como para saber conducir nuestra vida prescindiendo de la gua divina. Ser creyentes de esta manera no es ser infantiles, sino hombres y mujeres plenamente maduros y conscientes de sus capacidades y limitaciones; es ser personas capaces de amar y de confiarse en otros. Una vez ms el texto del Concilio Vaticano II nos puede ayudar a entender el sentido de esta progresiva y siempre ms profunda revelacin de Dios, que pide del hombre una respuesta de fe:Dios, creando y conservando el universo por su Palabra (cf. Juan 1,3), ofrece a los hombres en la creacin un testimonio perenne de S mismo (cf. Romanos 1,19-20); queriendo adems abrir el camino de la salvacin sobrenatural, se revel desde el principio a nuestros primeros padres. Despus de su cada los levant a la esperanza de la salvacin (cf. Gnesis 3,15), con la promesa de la redencin; despus cuid continuamente del gnero humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvacin con la perseverancia de las buenas obras (cf. Romanos 2,6-7). Al llegar el momento, llam a Abraham para hacerlo padre de un gran pueblo (cf. Gnesis 12,2-3). Despus de la edad de los patriarcas, instruy a dicho pueblo por medio de Moiss y los profetas, para que lo reconociera a l como nico Dios vivo y verdadero, como Padre providente y justo juez; y para que esperara al Salvador prometido. De este modo fue preparando a travs de los siglos el camino del Evangelio. Dios habl a nuestros padres en distintas ocasiones y de muchas maneras por los profetas. Ahora, en esta etapa final nos ha hablado por el Hijo (Hebreos 1,1-2). Pues envi a su Hijo, la Palabra eterna que alumbra a todo hombre, para que habitara entre los hombres y les contara la intimidad de Dios (cf. Juan 1,1-18). Jesucristo, Palabra hecha carne, hombre enviado a los hombres, habla las palabras de Dios (Juan 3,34) y realiza la obra de la salvacin que el Padre le encarg (cf. Juan 5,36; 17,4). Por eso, quien ve a Jesucristo, ve al Padre (cf. Juan 14,9); pues l, con su presencia yEDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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manifestacin, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurreccin, con el envo del Espritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelacin y la confirma con testimonio divino; a saber, que Dios est con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y la muerte y para hacernos resucitar a una vida eterna. La economa cristiana, por ser la alianza nueva y definitiva nunca pasar; ni hay que esperar otra revelacin pblica antes de la gloriosa manifestacin de Jesucristo nuestro Seor (cf. 1 Timoteo 6,14; Tito 2,13). Cuando Dios se revela, el hombre tiene que someterse con la fe (cf. Romanos 16,26; comp. con Romanos 1,5; 2 Corintios 10,5-6). Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el homenaje total de su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios revela. Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espritu Santo, que mueve el corazn, lo dirige a Dios, abre los ojos del espritu y concede a todos gusto en aceptar y creer la verdad. Para que el hombre pueda comprender cada vez ms profundamente la revelacin, el Espritu Santo perfecciona constantemente la fe con sus dones.3

3. Dios ha hablado en el pasado y nos sigue hablando hoy. Apoyndonos en todo lo que hemos visto, creo que no resulta extrao decir que uno de los desafos centrales de la fe cristiana es aprender a escuchar, entender y acoger en la propia vida la palabra de Dios. Esa palabra que Dios quiere dirigirnos a cada uno de nosotros y a cada grupo humano, en cada momento de la vida. Dios est siempre hablndonos, por mltiples caminos. Sera una tontera imaginarse que Dios slo habl en el pasado, que ahora se ha quedado como mudo, y que en este momento slo tendramos que aplicar las palabras de Dios que ya conocemos. El Seor nos sigue hablando hoy, en cada momento y circunstancia de la vida; y la tarea ms seria de nuestra existencia es escuchar estas palabras de Dios para que ellas nos orienten en la manera de vivir nuestra vida. Hoy el Seor nos habla por muchos caminos y de diversas maneras. Nos habla por los acontecimientos de nuestra vida (cf. Marcos 8,14-21; Lucas 12,54-56); nos habla desde las necesidades de las personas (cf. Mateo 25,31-46); nos habla desde nuestras propias capacidades y sentimientos personales; nos habla a travs de los hermanos, tanto de los que nos tratan bien como de los que son duros con nosotros; nos habla en la experiencia de participar en un grupo de Iglesia; nos habla por medio de los Pastores de la comunidad

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CONCILIO ECUMNICO VATICANO II Constitucin sobre la Divina Revelacin (1965), Dei Verbum n 3-5.

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cristiana; nos habla en la celebracin litrgica; nos habla en la oracin personal; nos habla en la meditacin de la Biblia; etc. Los caminos pueden ser muchos, pero la Palabra de Dios es una sola, y a ella tenemos que abrir el odo de nuestro corazn; para escucharla con amor y docilidad. La gran advertencia bblica a los creyentes sobre este punto es: No endurezcan hoy su corazn... (cf. Salmo 95,8; Hebreos 3,8.15; 4,7). Dios nos est hablando siempre. Sus palabras no son contradictorias entre s, pero son novedosas. En este sentido cabe preguntarse cmo es posible reconocer las verdaderas palabras de Dios entre la multiplicidad de discursos que se dan en nuestro mundo actual, y cmo se debe buscar la coherencia entre lo que hoy nos dice el Seor y sus palabras del pasado. Este hablar de Dios en el pasado es lo que est recogido en la Sagrada Escritura y en la Tradicin de la Iglesia4. Conocer el modo cmo Dios ha hablado en el pasado es una importante ayuda para aprender a or la palabra que hoy nos est dirigiendo el Seor. Las palabras del pasado no son normas para aplicar mecnicamente a nuestro presente; son criterios para que afinemos el odo y escuchemos la suave presencia de Dios en nuestro presente, sin dejarnos deslumbrar por la multitud de ruidos que nos rodean (el episodio del encuentro de Elas con Yahveh narrado en 1 Reyes 19,9-14 puede ayudar a entender este aspecto). Hay que sensibilizar el corazn para que sea capaz de descubrir la presencia de Dios; y en esto la mirada de la historia del actuar de Dios en favor de su pueblo nos puede ayudar muchsimo. La Sagrada Escritura es el principal apoyo que tenemos para este aprendizaje del escuchar a Dios presente en nuestro hoy. En ella est recogida de forma normativa la historia de la accin de Dios. En ella se expresa la fe de los creyentes que a lo largo de los siglos han ido escudriando su tiempo para entender de qu modo el Seor de la historia los estaba acompaando y guiando. 4. La Sagrada Escritura y palabra de Dios para el hoy. Dios se revela a s mismo mediante acciones y palabras. Su actuar es permanente, desde el principio de los tiempos hasta el ltimo da. Sus acciones siempre preceden a las palabras. Las palabras de Dios son una explicacin de lo que ha estado haciendo en favor de la humanidad, son una ayuda para entender el sentido de su actuar. En la Biblia se nos narran una serie de hechos histricos, en los cuales junto a la narracin se va entremezclando una explicacin respecto de la manera en la cual Dios ha estado actuando salvadoramente en ese momento. La Biblia no es un cdigo de verdades o de normas morales, sino que es el relato de una historia iluminada e interpretada4 En este contexto no podemos entrar a analizar qu es la Tradicin de la Iglesia. Pero es bueno decir que no se trata de un tradicionalismo, ni de una acumulacin de costumbres que se repiten de manera ms o menos rutinaria. La autntica Tradicin (as, con mayscula) es la forma en la cual la comunidad cristiana a lo largo de los siglos ha ido acogiendo la Sagrada Escritura; es decir, la manera en que la ha ido entendiendo, aplicando a su realidad y viviendo. La Tradicin es la forma en la cual la Biblia ha sido palabra viva, capaz de orientar la vida concreta de la comunidad cristiana. En este sentido, la Tradicin es un asunto muy importante, es la herencia de santidad, de fidelidad a Dios y a los hombres, del conjunto de la comunidad cristiana a lo largo de su historia. Sobre este punto puede consultarse: CONCILIO ECUMNICO VATICANO II Constitucin sobre la Divina Revelacin (1965), Dei Verbum n 7-10.

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por la fe. Es algo as como esos momentos en los cuales a uno le ayudan a entender el sentido de lo que ha estado viviendo, y a partir de ese sentido todos los hechos que anteriormente parecan inconexos adquieren una lgica y un significado. La Biblia no es, por lo tanto, un libro atemporal, sino una obra estrechamente ligada a una historia concreta; a la historia de los tiempos bblicos y a la historia del presente. El texto bblico no fue escrito simplemente para que no se olvidase el pasado, sino que se trata de un texto escrito en vistas del presente, para iluminar el momento actual, para mostrarnos los caminos de la vida. La Biblia fue escrita pensando en nosotros, en nuestra necesidad de entender de qu manera el Seor nos est orientando y guiando hacia l en este momento de nuestra historia; de qu modos nos est dirigiendo una palabra de Vida que nos invita a la intimidad con l. Para ahondar en el sentido de la Biblia como palabra reveladora de Dios es indispensable plantearse el problema del sentido de la palabra. Es imposible entender la importancia y funcin que posee la palabra en la Biblia mientras no se aparte de la imaginacin la negativa valoracin que tiene el hombre moderno de la palabra como algo contrapuesto a los hechos o acciones, y claramente inferior a ellos. El criterio con el cual se juzga al prjimo, y se considera vlido su compromiso, es el de hechos y no palabras. Esto implica una desvalorizacin de la palabra, que afecta a la comprensin del valor de la Palabra de Dios presente en el texto bblico. Para Israel la palabra es siempre eficaz, porque constituye una suerte de expresin corprea de los contenidos del corazn. El que dirige una palabra a otro le transmite lo que ha gestado en su interior y crea en el corazn del otro los mismos sentimientos que estaban en el suyo. De aqu la permanente exhortacin a saber hablar; y en contrapartida la exhortacin a saber escuchar. La importancia concedida al saber escuchar est en directa relacin a la importancia reconocida a la palabra (cf. Proverbios 18,13; Salmo 40,7; Deuteronomio 8,3; etc.). En este contexto se entiende bien el severo rechazo a la mentira, a la palabra no mantenida por quien la pronuncia (cf. xodo 20,16; Nmeros 23,19; Deuteronomio 5,20; 19,18-19; 1 Samuel 15,29; Salmo 89,34; Jeremas 7,9; Oseas 4,2). El Dios bblico se comunica con su pueblo mediante palabras. En este sentido, la Biblia contrapone la manifestacin de Dios a las relaciones de tipo naturalstico que puedan establecerse entre la divinidad y el hombre. Yahveh no es un dios de la fertilidad, de la vitalidad natural. El Dios bblico se comunica mediante su palabra. Es decir, a l corresponde la iniciativa, y exige del hombre la capacidad de escuchar dicha palabra. Se establece una comunicacin que involucra profundamente a las personas. La palabra es el vnculo que establece un nexo de profunda comunin interpersonal. Una comunicacin marcada por el reconocimiento y el amor mutuos; una comunin coloreada por un sentido de reverencia frente a la santidad y la alteridad de Dios. Es un comunicacin respetuosa de la transcendencia de Dios, que busca establecer un dilogo de amor mutuo con el hombre.EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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En el NT la gran Palabra de Dios, que compendia y supera todas las anteriores, es Jess (cf. Hebreos 1,1-4). En Jess sus palabras van estrechamente ligadas a sus acciones. Su palabra es autorizada, con poder, no como la de los escribas (cf. Mateo 7,29; Lucas 4,32; otro rasgo de esto es la presentacin de la palabra de Jess como palabra eficaz, que hace lo que anuncia: Mateo 8,16; Mateo 8,8 Lucas 7,7; Lucas 5,5), y capaz de reformular las exigencias del AT (cf. Mateo 5,21-22.27-28.31-32.33-34.38-39.43-44). De aqu la importancia de escuchar la Palabra de Dios y ponerla en prctica (cf. Mateo 7,24 Lucas 6,46). No slo la palabra de Jess, sino tambin la de los predicadores. La fe es acoger la palabra de los predicadores no como palabra de ellos mismos, sino como lo que es en verdad, como palabra de Dios (cf. 1 Tesalonicenses 2,13, la primera definicin de fe en el NT). Para poder entrar activamente en el sentido para nosotros de la Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura es necesario redescubrir la profundidad humana y religiosa de la palabra, hoy da habitualmente desprestigiada. La fe es un dilogo de amor con Dios, en el cual l tiene la iniciativa; nos dirige la primera palabra, esperando que la tomemos en serio y le respondamos con conviccin de corazn.

Resumiendo, lo que hemos propuesto en esta primera unidad son los fundamentos bsico que nos permitirn plantear en las siguientes unidades el sentido de la Biblia como Palabra de Dios. El libro bblico no debe ser entendido en s mismo, aislado de toda otra realidad, sino en el contexto de esta revelacin de Dios, que se manifiesta a s mismo, por amor, buscando una respuesta de fe de parte del hombre. Un libro que contiene una palabra de Dios iluminadora del presente; palabra que posee una fuerza capaz de transformar la vida.

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PRIMERA UNIDAD : DIOS SE COMUNICA CON LA HUMANIDAD PAUTAS PARA LA AUTOEVALUACIN

Antes de desarrollar estas preguntas para la autoevaluacin, es necesario leer atentamente el contenido de la unidad, prestando especial atencin a los textos del Concilio Vaticano IIE que se han propuesto, y tratando de leer la mayor cantidad posible de textos bblicos a los cuales se hace referencia.

1. De lo ledo, cules son los aspectos que ms te han llamado la atencin y por qu? 2. Cmo explicaras a un compaero tuyo, con poca formacin cristiana, en qu consiste la revelacin de Dios? 3. Cules son los principales problemas de fe que se te han planteado, y los que has visto en los jvenes que ms conoces? Qu elementos para responder a esas dudas te ha aportado el texto trabajado?

4. A tu juicio, de qu modo nos est hablando Dios hoy da? De qu modo te ha hablado a ti? Qu caminos usa para comunicarse? Qu tipo de mensajes comunica? 5. En algunos lugares se usa la imagen de un mar tormentoso, con un oleaje embravecido, en medio del cual surge una roca sobre la cual se encuentra abierta una Biblia. Qu opinin te merece esta imagen? 6. En qu experiencias concretas traduciras la afirmacin hecha de que el texto bblico es un libro escrito para nosotros, hoy da?

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SEGUNDA UNIDAD LA BIBLIA ES PALABRA DE DIOSEn esta unidad nos ocuparemos de estudiar la Biblia como Palabra de Dios. Es decir, no en su condicin de libro, de obra literaria, sino en su condicin de un texto en el cual la fe nos invita a reconocer que es Dios mismo quien nos est hablando. Y que su palabra, plenamente verdadera, es la que puede orientarnos hacia la plenitud del la vida, hacia el encuentro con l. 1. La Biblia, el libro de la Palabra de Dios. 2. La inspiracin de la Sagrada Escritura. 3. Dios tambin ayuda al lector de la Biblia. 4. La verdad de la Sagrada Escritura. 5. Cundo naci la Biblia? 6. Sobre el origen y conservacin de la Biblia.

La Biblia es un escrito antiguo, de otra poca, pero que para nosotros tiene mucha importancia; tiene un carcter normativo, orientador de nuestra vida, ya que en l, por nuestra fe, reconocemos la Palabra de Dios. Los creyentes afirmamos que la Biblia tiene a Dios por autor, y que por lo mismo en ella encontramos sus palabras. Pero la Biblia es tambin un libro complejo, que posee dos grandes secciones (Antiguo y Nuevo Testamento) respecto de cuya articulacin es necesario reflexionar. Cada una de estas secciones est compuesta por un conjunto de libros menores (46 en el AT y 27 en el NT, 73 en total), que constituyen mundos independientes entre si. Cada uno de ellos ha nacido en una poca histrica bien precisa, ha sido escrito en un determinado idioma y a partir de problemticas bien concretas. No son libros que han cado del cielo. Todo lo anterior hace que la Biblia no sea un libro fcil de estudiar ni de entender. Y que por lo mismo su acogida en la fe debe ir acompaada de un proceso de estudio que asuma conscientemente estas dificultades objetivas. 1. La Biblia, el libro de la Palabra de Dios. El estudio contemporneo de la Biblia, desde mediados del siglo pasado, buscando responder a la mentalidad histrica predominante en nuestros tiempos se ha esforzado por situar los diversos libros bblicos en sus respectivos contextos histricos y sociales originales; ayudando de este modo a entender su sentido original. Se tiene clara conciencia de que cada libro bblico proviene de un determinado momento histrico, y que conocer el mundo en el cual naci nos ayuda de manera muyEDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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importante a comprenderlo en forma correcta. Esto es muy valioso porque nos ayuda a fortalecer la conciencia de la alteridad de la Biblia respecto de nuestra cultura actual. En la actualidad existen abundantes y muy buenos estudios histricos, sociolgicos, literarios, polticos, econmicos, etc. de toda la Biblia. Para entrar en ellos hay que introducirse en un estudio serio y rigurosamente cientfico; actualmente sobre estos puntos existe bastante acuerdo entre los estudiosos de la Biblia. Estos estudios son una gran ayuda para descubrir de manera vital la encarnacin de la Palabra de Dios. Aunque todo lo anterior es bastante claro, hay un asunto ms de fondo que debemos tocar. Es el problema teolgico de cmo conciliar una mirada de fe con esta concepcin de la Biblia como libro nacido en un momento y lugar histrico determinados. De modo ms concreto, cules son los presupuestos teolgicos que nos permiten leer la Biblia como un texto capaz de tocar la vida de cada hombre concreto, en todo tiempo y lugar, y moverlo a un cambio de conducta, porque ha cambiado su modo de ver la vida. La lectura de la Biblia no puede ser meramente informativa, sino que tiene que ser transformadora de la vida; en trminos ms tcnicos, tiene que ser espiritual, hecha desde la experiencia del Espritu o Fuerza de Dios. Un texto muy clsico, que nos puede poner en ambiente de lo que es la lectura espiritual es Hebreos 4,12-13 :viva enrgica, eficaz cortante porque distingue lo psquico de lo espiritual, y en el corazn separa sentimientos y pensamientos

la Palabra es

La Palabra de Dios es como una espada que se mete en lo ms profundo de nosotros mismos, separa en nuestro corazn lo bueno de lo malo; de esta manera impide nuestras ambigedades y nos invita a un cambio de vida, para que podamos ser seguidores de Dios mucho ms fieles a su voluntad. En esta fuerza transformadora que poseen los textos bblicos se pone de manifiesto su condicin de palabra de Dios; es lo que experimentamos cuando un texto nos toca, nos cuestiona profundamente y nos invita a reorientar nuestra vida. Algunos textos importantes del Nuevo Testamento en los cuales se nos manifiesta el sentido de la Biblia como Palabra de Dios son:Porque la Palabra de Dios es viva, eficaz y ms cortante que una espada de dos filos: penetra hasta la divisin del alma y del espritu, hasta lo ms profundo del ser y discierne los pensamientos y las intenciones del corazn. As que no hay creatura que est oculta a Dios. Todo est al desnudo y al descubierto a los ojos de aqul a quien hemos de rendir cuentas. (Hebreos 4,12-13).EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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Puesto que obedientes a la verdad han renunciado a cuanto impide un sincero amor fraterno, mense de corazn e intensamente unos a otros, pues han vuelto a nacer, no de una semilla mortal, sino de una inmortal: a travs de la palabra viva y eterna de Dios. Porque Todo mortal es como hierba y toda su gloria como flor de hierba. Se seca la hierba y se marchita la flor, pero la palabra del Seor permanece para siempre. Esta es la palabra que les ha sido proclamada como buena noticia. (1 Pedro 1,22-25). T, por tu parte, permanece fiel a lo que aprendiste y aceptaste, sabiendo de quines lo has aprendido, y que desde la infancia conoces las Sagradas Escrituras, que te ensearn el camino de la salvacin por medio de la fe en Jesucristo. Toda Escritura ha sido inspirada por Dios, y es til para ensear, para persuadir, para corregir, para educar en la rectitud, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y est preparado para hacer el bien (2 Timoteo 3,14-17). Tenemos tambin la palabra de los profetas, que es muy firme, y hacen bien en dejarse iluminar por ella, pues es como una lmpara que alumbra en la oscuridad, hasta que despunte el da y el lucero matutino brille en sus corazones. En relacin con esto, sepan que ninguna profeca de la Escritura puede ser interpretada por cuenta propia, pues ninguna profeca procede de la voluntad humana, sino que, impulsados por el Espritu Santo, algunos hombres hablaron de parte de Dios. (2 Pedro 1,19-21).

2. La inspiracin de la Sagrada Escritura. La dinmica de la encarnacin del actuar de Dios nos lleva a reconocer en la Biblia un libro plenamente humano, cuyo origen debemos situar en un contexto determinado, en un tiempo y una cultura, con unos autores concretos. Pero en cuanto creyentes la Biblia no nos interesa solamente como libro humano, sino en cuanto es Palabra de Dios para nosotros hoy da. Tradicionalmente esto se ha formulado diciendo que la Biblia tiene a Dios por autor. En trminos teolgicos ms tcnicos, esto significa afirmar que ella es una palabra inspirada. La cuestin de la inspiracin es, por lo tanto, un asunto clave para el creyente. Cmo es posible decir que la Biblia sea palabra de Dios, si sabemos que cada libro bblico proviene de un tiempo concreto, y tiene autores humanos bien precisos? Por mucho tiempo se ha dado una explicacin de la inspiracin conocida como explicacin instrumental. Segn esta manera de entender, los escritores sagrados seran algo as como instrumentos puestos en las manos de Dios para la redaccin de los textos. En cuanto instrumentos, ellos seran pasivos e inconscientes del sentido profundo de su misin. Tal como un lpiz le sirve a un poeta para comunicar su poesa, o el pincel al artista paraEDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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pintar su cuadro, o la guitarra al cantante para hacer or su cancin; si son buenos instrumentos el artista se podr comunicar de manera ptima, pero ello no significa que los instrumentos sepan qu estn haciendo. En esta perspectiva, los autores de los libros bblicos seran dciles instrumentos puestos en las manos de Dios, pero casi inhumanos. Se explican la cosas de esta manera porque toda la Biblia es vista como orientada a la transmisin de verdades atemporales, por parte de un Dios que parecera no poder actuar o comunicarse de otro modo. Sin embargo, esta explicacin de la inspiracin no est de acuerdo con la imagen de la actividad de los autores que aflora de los mismos textos5. Los libros bblicos se nos presentan como obras literarias ligadas a la vida concreta de un grupo religioso, y escritas por autores humanos que merecen plenamente ese nombre. Otra dificultad de la teora instrumental es que vincula todo el texto a la personalidad individual de un nico autor, cuando en realidad los textos bblicos han sufrido largos procesos de elaboracin. Y los autores han actuado condicionados por la comunidad de creyentes en la cual han vivido. Es decir, han escrito en cuanto miembros de ellas; han recibido de sus hermanos una cierta mirada de la vida y han escrito pensando en lectores que ellos conocan. Existe toda una sociologa de la inspiracin: autor y comunidad estn estrechamente ligados: el autor escribe desde la comunidad y para la comunidad. Una vez ms podemos recurrir al Concilio Vaticano II, que formula con mucha claridad esta temtica de la inspiracin, tocando el asunto del nexo existente entre Dios, autor principal de la Biblia y los diversos escritores de cada uno de los libros:La revelacin que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiracin del Espritu Santo. La santa madre Iglesia, fiel a la fe de los Apstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y cannicos, en cuanto que escritos por inspiracin del Espritu Santo (cf. Juan 20,31; 2 Timoteo 3,16; 2 Pedro 1,19-21; 3,1516), tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia. En la composicin de los Libros Sagrados, Dios se vali de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y slo lo que Dios quera.65 Entre los casos ms fciles de observar se pueden sealar los dos Prlogos que San Lucas pone al inicio de sus obras, en los cuales nos seala que ha trabajado investigando fuentes para escribir su obra y nos explica qu ha querido hacer, adems de dedicar estos escritos en homenaje a una persona concreta (Lucas 1,1-4 y Hechos de los Apstoles 1,1-2). En sus cartas, San Pablo aparece como un escritor lleno de vitalidad, incluso polmico, con un marcado sello personal en sus escritos. Este rasgo de la originalidad de San Pablo puede ser iluminado con la advertencia que se hace en 2 Pedro 3,15-16 sobre la dificultad para entender las cartas paulinas. En el AT, el traductor del libro del Eclesistico al griego (que es el nico textos que conocemos, el texto cannico) puso un prlogo en el cual expresa sus lmites personales frente a la tarea emprendida (en cualquier Biblia este texto est puesto al inicio del libro del Eclesistico o Sircida). 6()

CONCILIO ECUMNICO VATICANO II Constitucin sobre la Divina Revelacin (1965), Dei Verbum n 11a.

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Busquemos analizar con ms detalle las principales afirmaciones que el Concilio Vaticano II hace en la seccin final del prrafo que acabamos de citar. El texto insiste en que: 1. Dios eligi a hombres: se trata de una eleccin motivada por el amor de Dios hacia esos hombres, a los cuales les confa una misin: comunicar su palabra salvadora. 2. que conservan sus facultades personales: es decir, personas que conservan su cultura, su genio personal, sin verse diluidos en una especie de naturalidad universal. Actan sin renunciar a sus caractersticas personales propias. 3. que escriben como verdaderos autores: al decir esto, el Concilio est pensando en que todo autor acta siempre en relacin a una comunidad concreta, no como individuo aislado del resto del mundo. Un autor sin lectores deja de ser tal. Lo que hemos llamado antes una dimensin social de la inspiracin. 4. Dios acta en ellos: es decir, antes que usarlos como escritores de un texto, Dios los transforma a ellos mismos fortaleciendo y ahondando su fe, vitalizando su comunin con el pueblo de Dios, haciendo que su mirada creyente tenga una mayor penetracin de los acontecimientos, fortaleciendo su voluntad y orientndola hacia el querer de Dios. Se trata de un hacerlos santos, creyentes sinceros y convencidos; y no tanto de revelarles a ellos solos ciertas cosas ocultas al resto. Se trata de algo que es independiente del problema de la conciencia psicolgica de las cosas. En los grandes procesos humanos no todo est a nivel de la conciencia explcita, de la conciencia lcida que se tiene en cada momento; hay intuiciones que sin ser plenamente conscientes con frecuencia estn entre las dimensiones ms determinantes de un momento dado. Aunque a veces no haya explcita conciencia de todo lo que tienen entre manos, los autores sagrados no son inconscientes, como meros instrumentos que tendran un rol casi exclusivamente mecnico. 5. Dios acta por ellos: estos hombres transformados por el amor de Dios escriben todo y slo lo que Dios quiere. Por eso mismo podemos decir que Dios es el autor principal del texto bblico: lo que ellos ponen por escrito es la Palabra de Dios, y no solamente una palabra sobre Dios, una explicacin de lo que Dios quiere. Es decir, la inspiracin no es un simple auxilio de Dios para evitar errores en el pensamiento del autor. No es tampoco un dictado en el cual Dios use al autor del libro bblico como mero instrumento pasivo e inconsciente para revelar las verdades que quiere comunicar a la humanidad. La inspiracin es una eleccin gratuita de Dios que recae sobre un hombre (sin aislarlo de su pueblo), que lo hace crecer en intimidad con l hasta hacerlo instrumento libre, su profeta para manifestar su voluntad. La eleccin es para una tarea determinada: el texto inspirado. El autor es inspirado slo en cuanto interviene en la redaccin del texto.

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3. Dios tambin ayuda al lector de la Biblia. Ahora bien, si situamos la temtica de la inspiracin en el contexto ms amplio de la revelacin total de Dios debemos ampliar nuestro concepto de ella. Hoy da suele ser frecuente distinguir cuatro niveles de inspiracin: 1. Inspiracin dramtica: se trata de los hechos mismos, en los cuales Dios est actuando, est presente; aunque su presencia requiera ser discernida desde la fe, no sea evidente a primera vista. La fuerza del Espritu acta en los acontecimientos concretos y en las personas concretas, impulsando la historia hacia el encuentro con Dios. Este es el primer nivel de la inspiracin: el actuar salvfico de Dios. 2. Inspiracin proftica o interpretativa: se trata de la capacidad que est en los creyentes de reconocer la mano de Dios presente en medio de los acontecimientos. Es el don proftico que permite interpretar los signos de los tiempos, encontrando la presencia salvadora de Dios en ellos. Este segundo nivel es el de la interpretacin creyente, con mirada de fe, que todos los creyentes van haciendo (en el pasado y en el presente) de la historia que les toca vivir. 3. Inspiracin literaria: es la capacidad y lucidez que el Seor regala a algunas personas muy concretas para poner por escrito todo y solo lo que Dios quiere. Es decir, personas que mediante este don reciben la misin de iluminar a la comunidad creyente con el ms profundo sentido de aquello que est sucediendo en medio de ellos. Para llevar a cabo esta tarea recogen lo mejor de la fe de sus mismos hermanos, y la expresan a partir de su personal experiencia de Dios. Este tipo de inspiracin es exclusiva de los autores de los libros bblicos. 4. Inspiracin hermenutica o traductora: se trata de la compaa del Espritu Santo al lector actual de la Biblia, que le ayuda a ir al fondo del sentido de los textos y leerlos hoy da como Palabra de Dios (cf. Juan 14,26; 16,13-15). Es el mismo autor del texto bblico el que codo a codo acompaa al lector para ayudarlo a adentrarse en el verdadero sentido del texto. Cuando alguien lee como creyente la Biblia, est haciendo un profundo momento de oracin, en el cual es el mismo Espritu el que le va manifestando un sentido nuevo y ms pleno de los textos bblicos; un sentido que toque su vida, que trasforme para bien su existencia. Desde esta complejidad de dimensiones puede ser entendida mejor la plenitud de la revelacin y de la inspiracin. Esta ltima no es un hecho puramente literario, ni que pueda relegarse slo al pasado. La inspiracin, en este sentido amplio, es un proceso que contina hasta el creyente que hoy lee el texto bblico con fe, buscando entender lo que Dios quiere comunicarle para su vida concreta. Por lo mismo debemos destacar dos aspectos:

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permanente presencia del Espritu Santo en la Biblia. De aqu la necesidad de pedir el don del Espritu para leer la Sagrada Escritura como discpulos y no en mero plan de curiosidad o de investigacin histrica. permanente presencia de la comunidad creyente. La inspiracin no es un asunto individualista. Los autores sagrados actan en el seno de una comunidad de creyentes, recogiendo e interpretando su sentir. No son islas, o fenmenos raros. Por lo mismo los lectores deben leer el texto en el seno de su comunidad actual. El lugar ms adecuado para leer la Biblia es la comunidad eclesial, la misma en la cual el texto naci. 4. La verdad de la Sagrada Escritura. La afirmacin de que la Sagrada Escritura es un texto verdadero, sin error, es una cuestin clave para el creyente, ya que implica el asunto de la autoridad del texto bblico. Es un dato que slo puede ser entendido y aceptado plenamente desde fe. En la antigedad se crey que afirmar esta verdad de la Biblia significaba lo mismo que afirmar una falta de error de la Biblia en todo nivel; por eso se habl preferentemente de inerrancia. Esta manera tan ingenua de plantear el tema de la verdad de la Biblia, que an sigue presente en muchas personas (La Biblia no puede equivocarse) comenz a hacer crisis con los avances cientficos, que pusieron de manifiesto ciertos errores. Por ejemplo: Galileo al proponer en 1632 que la tierra gira en torno al sol, es acusado de contradecir el texto de Josu 10,12-13, en el cual se dice que el sol se detuvo en su marcha. La abundante aparicin de restos fsiles de animales prehistricos en los siglos XVIII-XIX plantea la pregunta por la posible existencia de otro tipo de formas vivas, diversas a los animales actualmente existentes; son los primersimos pasos de lo que despus se expresar como una teora de la evolucin del hombre. En el siglo XIX la arqueologa va siendo cada vez ms clara en afirmar la antigedad del mundo y del hombre, mucho ms all de los pocos miles de aos que le asigna la tradicin bblica-juda; segn el calendario judo an no llegaramos a 5.000 aos desde la creacin del mundo. Posteriormente creci la sensibilidad frente a las cuestiones de orden moral, y muchos textos bblicos comenzaron a parecer inmorales, ya que no slo describen actos inmorales, sino que no los condenan, e incluso parecen presentarlos como queridos por Dios. Por ejemplo, guerras crueles y enormes matanzas hechas en nombre de Dios7; mentiras y violencias, que incluso acarrean la bendicin de Dios sobre el engaador8; en el plano de la moral matrimonial y sexual hay actos desde todo punto de vista reprochables, no slo por

7 Por ejemplo, en Jueces 14,19 Sansn adquiere los treinta vestidos que haba perdido en una apuesta simplemente matando a treinta personas y despojndolas de sus ropas; es tambin el caso de la ley del anatema (que consiste en matar y destruir todo lo conquistado) aplicado en nombre de Dios ; cf. Deuteronomio 7,1-2; 30,13-14; Josu 6,17; 1 Samuel 15,3; etc. 8 El ejemplo ms claro es Gnesis 27,1-45, donde se nos narra la cadena de engaos mediante los cuales Jacob arrebata la bendicin a su anciano padre Isaac, hacindose padre del pueblo de Israel.

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diversidad cultural, que no reciben ningn reproche9. El punto clave est en que todas estas cosas son contadas sin recibir sancin moral, y son practicadas por los santos. La suma de avances cientficos y de crecimiento en la sensibilidad moral plantea de manera candente la cuestin de la inerrancia de la Escritura. Parece imposible negar que en ella existan algunos errores. Y qu sucede entonces con su carcter sagrado, de Palabra de Dios? Frente a la irrefutable constatacin de estos hechos, que parecen poner en duda la verdad de la Biblia, hay reacciones muy diversas. a. Algunos rechazan sin ms la inerrancia del texto bblico. Para ellos la Biblia estara sometida a las leyes de su tiempo al igual que cualquier otro texto antiguo. Es decir, tendra errores. Esto plantea serios problemas de fe. b. Otros intentan el camino de la distincin: habra cosas reveladas (y en cuanto tales sin error) y otras simplemente dichas (medios expresivos, mentalidad de la poca...), en las cuales podran existir errores. Esta postura puede ser de alguna utilidad en asuntos puramente cientficos, pero es bastante intil en las cuestiones de orden moral. Adems que queda pendiente el asunto de quin es el que fija el lmite. Da la impresin de que lo que no me gusta no lo considero revelado, y lo que me gusta s. Es el camino de un relativismo peligroso, que hace perder su autoridad al texto bblico. En esta problemtica el Concilio Vaticano II lleg a una frmula muy bien lograda, que ha permitido superar el punto muerto en el cual se encontraba la situacin:Como todo lo que afirman los hagigrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espritu Santo, se sigue que los libros sagrados ensean slidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para nuestra salvacin. Por tanto, toda la Escritura, inspirada por Dios, es til para ensear, reprender, corregir, instruir en la justicia; para que el hombre de Dios est en forma, equipado para toda obra buena (2 Timoteo 3,16-17).10

El punto clave en esta nueva respuesta est en la cuestin del concepto de verdad que est en juego. La verdad no es entendida tal como la defina Aristteles, como la coincidencia entre una realidad y la imagen mental que yo me formo de ella (como adaequatio rei et intellectus), o, a nivel histrico, como exactsima coincidencia del relato histrico con los hechos acontecidos (historicismo positivista del s. XIX). La verdad es entendida por el Concilio, volviendo a su sentido bblico, como firmeza, como algo en lo cual es posible afirmarse sin vacilaciones. Lo verdadero es lo que es slido, seguro, digno de confianza. La

9 Por ejemplo, la entrega de la propia mujer a otro hombre, sin siquiera aludir a que es su esposa, para evitarse problemas por parte de Abraham, Gnesis 12,10-20 y 20,1-18, y de Isaac, Gnesis 26,1-11. 10

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verdad es la cualidad de aquello que es estable, probado, sobre lo cual es posible apoyarse11. Tiene el matiz de lo que dura permanentemente, de lo que es fiel. La verdad, este sentido, es una caracterstica de Dios, y tambin de su palabra. Es algo mucho ms importante que la ausencia de errores materiales. Afirmar la verdad de la Biblia es, por tanto, afirmar su capacidad de ser camino seguro para la salvacin del hombre. Es una cosa positiva, que supone ausencia de error (inerrancia), pero es muchsimo ms que eso. En cuanto la verdad se orienta a la salvacin, se expresa de modos muy diversos: normativos y no normativos, indicativos e imperativos, narrativos o descriptivos y poticos, etc. De aqu la necesidad de reconocer los diversos gneros literarios de los distintos libros bblicos. Tal como lo expresa el Concilio Vaticano II:Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano; por lo tanto, el intrprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atencin lo que los autores queran decir y Dios quera dar a conocer con dichas palabras. Para descubrir la intencin del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los gneros literarios. Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa ndole histrica, en libros profticos o poticos, o en otros gneros literarios. El intrprete indagar lo que al autor sagrado intenta decir y dice, segn su tiempo y su cultura, por medio de los gneros literarios propios de su poca. Para comprender exactamente lo que el autor quiere afirmar en sus escritos, hay que tener muy en cuenta los modos de pensar, de expresarse, de narrar que se usaban en tiempo del escritor, y tambin las expresiones que entonces se solan emplear ms en la conversacin ordinaria. La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espritu con que fue escrita ... 12

5. Cundo naci la Biblia? El proceso de estructuracin de la Biblia es muy largo y complejo. Cada uno de los libros fue naciendo en un perodo diverso de la historia, de manera independiente. Los primeros libros del AT pueden venir de alrededores del siglo VIII antes de Cristo, y los ltimos del NT son de alrededor del ao 100 despus de Cristo. Es decir son libros escritos en el perodo de unos 900 aos, o quiz un poco ms.

11 Nosotros usamos este sentido de verdad en expresiones habituales tales como paz verdadera, para indicar que se trata de una paz segura, estable;camino verdadero, para indicar que es un camino que conduce a la meta, en el cual es posible confiarse. Y en el mismo sentido decimos paso en falso, muro falso para indicar realidades poco slidas, inseguras. 12

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Cada uno de estos libros fue naciendo de manera independiente, pero poco a poco se fueron estructurando en forma de pequeas agrupaciones o colecciones de libros. La primera que comenz a formarse es el Pentateuco, formado por los libros del Gnesis, xodo, Levtico, Nmeros y Deuteronomio; es la primera que comenz a formarse, pero sigui un largo proceso de elaboracin, en el cual el texto fue retrabajado en muchas oportunidades, hasta quedar definitivamente estructurado, tal como se lo conoce hoy, hacia el siglo V antes de Cristo. En paralelo a la larga elaboracin del Pentateuco, se fueron ordenando las colecciones de los libros histricos y de los profetas. Sera muy largo detallar aqu cada proceso. Los libros poticos y sapienciales son los ltimos en ser ordenados como coleccin de libros, un par de siglos antes de Jess. Esto significa que cuando Jess acta, el AT ya est constituido como tal, como parece insinuarlo 2 Macabeos 15,9. A l se refieren los evangelios cuando tantas veces hablan de la Ley y los Profetas (Mateo 5,17; 7,12; 11,13; 22,40; Lucas 16,16; Juan 1,45; Hechos de los Apstoles 13,15; 24,14; 28,23; Romanos 3,21); pero merece una especial mencin el texto de Lucas 24,44, en el cual se habla de la Ley, los Profetas y los Salmos, la clsica divisin juda del AT. El nacimiento del NT es bastante ms sencillo. Todos los libros son escritos, en trminos generales, en el breve perodo que va del ao 50 al ao 100-110 despus de Cristo. Ya muy pronto estos escritos comienzan a ordenarse en colecciones, al punto que alrededor de un siglo despus se puede hablar de que el NT ya est constituido tal como lo conocemos hoy. Muy rpidamente tambin los cristianos juntan estos textos con el AT, haciendo con todos ellos una nica coleccin. Se puede decir, por lo mismo, que hacia el ao 300 la Biblia se encuentra ordenada en su globalidad de AT y NT, tal como la usamos actualmente. Incluso se conservan ejemplares completos de la Biblia provenientes de esos tiempos. A este proceso de constitucin de la Biblia como una unidad, se lo conoce con el nombre tcnico de proceso de constitucin del canon bblico. Se llama canon a una realidad que sirve de norma, de regla para medir la validez de otras realidades. Estos libros son aquellos textos en los cuales la comunidad juda, en primer lugar, y luego la comunidad cristiana reconocieron que estaba expresada su fe de una manera tan perfecta, que ellos podan servir de medida para valorar la calidad de otras expresiones de la fe. En ellos la Palabra de Dios est expresada con tal plenitud, que sirven para reconocer el modo como esa misma Palabra de Dios se puede encontrar expresada en otras realidades o textos. Ellos son modelos de expresin de la Palabra de Dios, para reconocer toda otra expresin de la misma. Tienen, en este sentido una especie de valor sacramental: son signos transparentes de la presencia de la Palabra de Dios, para que podamos reconocer esta misma Palabra en cualquier otra circunstancia; tal como la eucarista es un signo inequvoco de la presencia real de Cristo en medio nuestro, para que podamos reconocerlo presente en nuestros hermanos. Para entender bien el desarrollo de este proceso de constitucin de la Biblia es bueno distinguir con cierta precisin algunos trminos tcnicos que no deben ser confundidos:EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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Revelacin: es la comunicacin de Dios al hombre para invitarlo a la intimidad con l, que partiendo desde la creacin encuentra su momento central en Jess y se mantiene, en sentido amplio, hasta el da de hoy. La revelacin se da tanto por hechos como por palabras. La Biblia es revelada, pero no es la nica revelacin de Dios. Inspiracin: en sentido estricto, es la especial ayuda que Dios a ciertos hombres escogidos por l para que escriban los libros bblicos, expresando en ellos, sin error, todo y solo lo que Dios quiere comunicar al hombre. Canonicidad: seala el hecho de que un libro bblico ha sido incluido dentro del Canon. Se trata, por lo mismo, de un acto realizado por la comunidad de creyentes un tiempo despus que el libro mismo fue escrito. Es un reconocimiento del valor normativo para la fe de una obra literaria, que se hace desde la misma fe de la comunidad. Reconocerlo como cannico implica reconocerlo explcitamente como inspirado. Autenticidad: este es un trmino literario que se refiere al hecho de que un determinado escrito efectivamente haya sido escrito por el autor al cual se lo atribuye. Por ejemplo, si la carta a los Hebreos fue escrita por San Pablo, como se suele decir, o es de un autor desconocido, como opina desde muchos siglos la mayora de los estudiosos de la Biblia. Este asunto no influye ni en su canonicidad ni en su condicin de inspirado, sino que se trata de un simple dato de tipo literario, sin consecuencias teolgicas. Un libro no est en la Biblia porque haya sido escrito por tal o cual persona, sino porque en su contenido la comunidad de los creyentes reconoci que su fe estaba expresada de manera plena. 6. Sobre el origen y conservacin de la Biblia. El AT prcticamente entero est escrito en lengua hebrea, el mismo idioma que en la actualidad se habla en el estado de Israel. Algunas pequeas secciones estn escritas en arameo, un dialecto bastante parecido al hebreo, y otras en griego. Ya antes de Jess todo el AT fue traducido al griego, en una traduccin que se conoce como Versin de los Setenta, y que se abrevia con la sigla LXX. Absolutamente todo el NT est escrito en griego, que era el idioma casi universal de la poca. Todos estos textos se encuentran actualmente disponibles en sus idiomas originales en ediciones impresas que se conocen como Texto crtico, y estn disponibles para cualquier persona que conozca el idioma. A modo de ejemplo de ellas entregamos una edicin interlinear del inicio del Gnesis y de Marcos, en las cuales se presenta el texto original con la traduccin de cada palabra bajo ella misma. De ninguno de estos textos se conserva el ejemplar original, el autgrafo escrito por la mano del mismo autor. Esto es lo normal de todos los textos de la antigedad, tanto religiosos como filosficos o poticos. Los materiales de escritura eran demasiado frgiles para que durasen tanto tiempo. Pero se conserva una enorme cantidad de copias manuscritas, de mucha antigedad, que permiten conocer con muchsima exactitud el texto original. A modo de ejemplo se puede sealar que, para el caso del NT, se conocen en la actualidad unos 5.350EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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manuscritos griegos anteriores a la invencin de la imprenta; adems hay una enorme cantidad de manuscritos de las traducciones a otras lenguas, entre ellas el latn.

GNESIS 1,1 SS.VERSIN INTERLINEAR DEL TEXTO HEBREO

MARCOS 1,1 SS.VERSIN INTERLINEAR DEL TEXTO GRIEGO

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SEGUNDA UNIDAD : LA BIBLIA ES PALABRA DE DIOS PAUTAS PARA LA AUTOEVALUACIN

Antes de desarrollar estas preguntas para la autoevaluacin, es necesario leer atentamente el contenido de la unidad, prestando especial atencin a los textos del Concilio Vaticano IIE que se han propuesto, y tratando de leer la mayor cantidad posible de textos bblicos a los cuales se hace referencia.

1. De lo ledo, cules son los aspectos que ms te han llamado la atencin y por qu? 2. Qu signos o experiencias concretas actuales pueden ayudarnos a entender mejor qu significa el que la Biblia sea Palabra de Dios? 3. Hacer un esquema de trabajo para explicarle a un grupo de jvenes que la Biblia es Palabra de Dios, y que por lo mismo es una palabra verdadera que no puede tener error. 4. Has sentido que Dios te acompaa cuando lees con fe la Biblia? Lo has experimentado personalmente y/o en grupo? Qu te ha pasado en esas ocasiones? 5. Intenta ordenar en un esquema los principales aspectos de lo que el Concilio Vaticano II ensea sobre la inspiracin de la Sagrada Escritura. 6. Cuando Dios quiere comunicarse con el hombre lo hace por medio de hombres que hablan en su nombre y que escriben en su nombre. Qu nos puede aportar este aspecto de la encarnacin de la revelacin de Dios para nuestra vivencia cristiana actual?

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TERCERA UNIDAD APRENDIENDO A LEER LA BIBLIACreo que todos hemos experimentado que la Biblia no es un libro fcil de leer. No se entrega a un primer acercamiento. Es indispensable aprender a leerla; esto significa adquirir una actitud interior o espiritual adecuada para acercarse al texto, a fin de que l nos entregue todas sus riquezas. Hay que formarse para saber hacerlo bien; sabiendo orientarse en las caractersticas de una buena lectura espiritual del texto bblico. Esto es lo que intentaremos tratar en esta unidad. 1. Un renovado inters por la Biblia. 2. Formacin para una lectura cristiana de la Biblia. 3. Caractersticas de la lectura cristiana de la Biblia.

1. Un renovado inters por la Biblia. Sin duda alguna que actualmente vivimos un momento caracterizado por un renovado inters por la Biblia en todos los niveles eclesiales. Es mucha la gente que quiere conocer la Biblia y aprender a leerla mejor. Este inters hunde sus races en el Concilio Vaticano II y en el Movimiento Bblico que lo precedi. Hay textos del Vaticano II que tienen mucho sabor de novedad respecto de sus pocas precedentes; particularmente la Constitucin Dei Verbum, sobre la Divina Revelacin, que renueva el acercamiento catlico a la Sagrada Escritura y a la cual nos hemos referido ampliamente en las unidades anteriores. Cuando uno quiere plantearse el tema de rol que de hecho juega la Sagrada Escritura en la vida concreta de la Iglesia vale la pena partir de una constatacin. En los siglos posteriores a la Reforma13 la espiritualidad catlica se centr en los sacramentos, y de modo especial en la eucarista. Los protestantes se apoyaron en la Biblia. Para los Protestantes, la fuerza salvfica de Dios se haca presente ante todo en su Palabra, contenida en los libros sagrados de la Biblia; para los catlicos, en cambio, ella se desplegaba de modo privilegiado

13 Por Reforma se entiende en historia de la Iglesia a la actividad de Lutero y Calvino, principalmente, quienes en el siglo XVI propusieron una nueva manera de entender el cristianismo, que ellos entendan como ms adecuada a los tiempos modernos. Su manera de entender la fe le daba un rol central a la Biblia y al encuentro personal con Dios. Por errores de ambas partes, se produjo un quiebre entre la Iglesia Catlica de Roma y estos grupos de reformadores, o Protestantes. La divisin se mantiene hasta hoy, y se nota en nuestras diferencias con Protestantes y Evanglicos. EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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en los ritos sacramentales y especialsimamente en la Eucarista que le otorgaba a la Iglesia el don de la presencia verdadera, real y substancial del Salvador en persona14. Este planteamiento, efectuado en un ambiente polmico, condujo a los protestantes a menospreciar los sacramentos como ritos mgicos y a los catlicos a descuidar la Sagrada Escritura como libro de lectura innecesaria, incluso peligrosa si se la efectuada sin la adecuada preparacin. Sobre este teln de fondo el Concilio busc impulsar la lectura de la Biblia entre los catlicos, indicando que tanto la Biblia como la Eucarista deben encontrar igual veneracin entre los fieles. Una y otra nos ofrecen el mismo Pan de Vida, del cual debe nutrirse nuestra fe. El Concilio Vaticano II, en la Constitucin Dei Verbum plantea algunos grandes presupuestos para que la Sagrada Escritura pueda ser realmente la fuente de la vida espiritual de la Iglesia, de cada cristiano que quiera ser fiel a su Seor: 1. En el n22 seala que el acceso a la Sagrada Escritura debe estar abierto de par en par a todos los fieles. Este acceso est condicionado a la existencia de buenas traducciones, cosa que el Concilio impulsa, y que se han ido multiplicando en los aos posteriores. Estas buenas traducciones, en lenguaje comprensible para el hombre actual, son indispensables para el desarrollo de la misin. Igualmente son de particular importancia en el dilogo ecumnico, por lo cual el Concilio impulsa la elaboracin de traducciones interconfesionales, es decir, hechas y aprobadas por todas la Iglesias cristianas en conjunto, las que se han efectuado en casi todas las lenguas. En espaol se trata de una esplndida traduccin editada por las SOCIEDADES BBLICAS UNIDAS con el ttulo de La Biblia de Estudio. Dios habla hoy. En ella tanto la traduccin del texto, como la introducciones y notas a pie de pgina son ecumnicas. 2. En el n23 el Concilio seala que se debe desarrollar en la Iglesia un tipo de estudio bblico que no sea una ciencia estril, puramente tcnica y despreocupada de la proyeccin vital propia de la Palabra de Dios. Es decir, que se quede en puros asuntos histricos, literarios o cientficos que no tocan la vida concreta de las personas. Un buen estudio de la Biblia es aquel que contribuye a descubrir su carcter interpelador y transformador de la vida. Mtodo cientfico riguroso y lectura vital de la Palabra de Dios deben ir siempre de la mano. Es decir, el Concilio pone de relieve que se debe ir aprendiendo a leer la Biblia de manera profunda, seria, rigurosamente cientfica, pero al mismo tiempo con mucha hondura espiritual. 3. El tercer aspecto, desarrollado en el n24, consiste recordar claramente la necesidad de que toda la enseanza que se imparte en la Iglesia est fundada en la Escritura e impregnada de ella. La predicacin y la catequesis, la teologa como tal, debe est profundamente anclada en la Sagrada Escritura, conservando un cierto sabor bblico. Es decir, cuando se predica o se busca transmitir la fe sin referencia a la Biblia, ella queda con muy poco fundamento, se hace poco convincente. Esta manera de plantear14 VILLEGAS, BELTRN La lectura de la Biblia segn el Concilio Vaticano II en Pastoral Popular 193(1989)22-25; texto citado en p.22.

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las cosas ha implicado una renovacin muy honda de la teologa, de la cual tenemos experiencia, y a la cual tenemos que seguir aportando. 4. En el n 25 el Concilio invita a todos a leer de manera frecuente, ojal diaria, la Sagrada Escritura. Seala que al leer la Biblia con ojos de fe uno aprende a conocer de verdad a Jess; y por lo mismo que desconocer la Escritura es desconocer a Cristo. Este es un desafo que an nos queda planteado, en cuanto a tomar el hbito de meditar con frecuencia la Biblia, y de aprender a hacerlo de manera interesante, provechosa. Es necesario reconocer con sinceridad que esta forma de plantear las cosas por parte del Concilio es una verdadera novedad en el contexto de la vida eclesial de los ltimos siglos; durante mucho tiempo la Iglesia catlica tendi a desaconsejar la lectura personal de la Biblia, ms que a impulsarla. Pablo VI, que fue un Papa siempre muy atento a la vida de la Iglesia, tuvo una aguda conciencia de esta novedad pastoral: El Concilio Vaticano II expres con toda claridad, como nunca se haba hecho antes, que nosotros y nuestros hermanos los obispos de todo el mundo tenemos la seria responsabilidad de hacer cuanto est a nuestro alcance para procurar al pueblo un fcil acceso a las Sagradas Escrituras (Pablo VI, en un discurso de Abril de 1969). Los cambios que ha trado este uso frecuente de la Biblia en la vida concreta de la Iglesia los estamos viviendo y agradeciendo actualmente. No cabe insistir ac en ellos: en la vida de las comunidades cristianas, en el dilogo ecumnico, en un replanteamiento de la teologa y de la espiritualidad, en un modo de vivir la liturgia y la predicacin, etc. Lo sealado es suficiente en cuanto a mostrar la insistencia que el Concilio pone en el uso de la Sagrada Escritura y en lo novedoso que esto resulta respecto del pasado inmediato. Hasta aqu todo va bien. El problema est en que la Iglesia que redescubra su amor por la Sagrada Escritura haba olvidado los modos concretos de leerla. Esto se ha traducido en el hecho de que hemos quedado con un gran gusto por leer la Biblia, que ha llevado a muchos a leerla en concreto y a formarse para hacerlo. Pero no siempre esta formacin ha sido enteramente adecuada en vistas de un real aprovechamiento de la Biblia para la oracin y la experiencia de crecimiento personal en la fe, en la vida interior. A mi juicio, esta es nuestra situacin actual. No nos falta inters por leer la Biblia, ni tampoco nos faltan obras de informacin histrica y literaria para quien desee tenerla. Pero nos sigue costando orar la Palabra de Dios, iluminar con ella nuestra vida. 2. Formacin para una lectura cristiana de la Biblia. Teniendo bien presente la problemtica que acabamos de sealar, quiero proponer ac algunos principios que pueden irnos ayudando en la tarea de aprender a leer provechosamente, con provecho personal, espiritual, la Biblia. No son recetas, sino elementos que pueden ayudarnos para desarrollar un camino personal de aprendizaje de lectura de la Biblia. Aprender a leer bien la Biblia es como aprender a orar, a dialogar en hondura con otra persona; y eso no se puede hacer siguiendo recetas.EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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I. Un primer criterio bsico, fundamental, es que el proceso de aprendizaje de la lectura de la Biblia necesita irse realizando en la escucha de la Palabra de Dios con actitud de discpulo que est convencido de su ignorancia personal y de la oscuridad o complejidad del camino de la vida. Es decir, aquel que se cree autosuficiente, que estima que conoce todo con claridad y que en la vida todo se resuelve fcilmente, aplicando ciertos principios, no podr encontrarse de verdad con la luz que la Biblia quiere ofrecerle. No entrega normas de conducta, principios para aplicar directamente, sino que ilumina la mente y el corazn para poder abrirse con ms hondura a los dems y acoger con verdad los desafos que plantea la vida. Este criterio es muy rico y plantea de modo adecuado la amplitud de la problemtica. Por lo mismo lo tomaremos como gua para conducir la reflexin. II. Escuchar la Palabra de Dios no es slo orla. Se necesita algo ms profundo: abrir con disponibilidad el corazn para acogerla (Hechos de los Apstoles 16,14) y, sobre todo, para ponerla en prctica (Lucas 8,21; 11,28; Mateo 7,24). Por este motivo, formarse para escuchar la Palabra de Dios es disponerse interiormente para responder a Dios, para seguir a Cristo tal como se propone en el Evangelio. Es decir, no basta con leer los textos bblicos de cualquier modo. Ni siquiera basta con una lectura acadmicamente correcta. Hace falta un tipo de lectura que vaya penetrando mente y corazn, para llegar a transformar la totalidad de la vida. Es posible escuchar si se est dispuesto a plantearle al texto preguntas vitales, no meramente curiosas. Preguntas que manifiesten una real voluntad de hacer vida el texto. Esto supone explicitar cules son las propias preguntas vitales, los problemas personales de fondo. Atreverse a reconocerlos y a plantearlos. Slo as se puede generar un espacio interior de resonancia a la palabra bblica. Supone conciencia de s, percepcin de la oscuridad y dificultad del camino de la vida y del camino personal. La buena lectura de la Palabra conduce a un buen nivel de autoconocimiento personal, y a la vez lo necesita para que ella sea posible. III. Para lograr una lectura provechosa de la Biblia es necesario aprender a hacer un acercamiento existencial que parta de la vida y lleve a la vida a la Palabra de Dios. Para avanzar en este camino es fundamental formarse en una relectura autntica de los textos bblicos; es decir, una lectura que sea capaz de conectar los textos con la vida personal de cada uno. sta supone dos principios bsicos: a. Aprender a escuchar lealmente el texto. Es decir, a buscar su sentido literal mediante un mtodo exegtico serio. Percibir la alteridad del texto; ser conscientes de su objetividad que impide hacerlo decir cualquier cosa, y tambin de su diversidad, que puede plantearme cosas que yo no tena previstas. Es decir, es necesario cuidarse de manipular la Palabra; hay que disponerse a escuchar su novedad, con actitud de discpulo dispuesto a aprender y a dejarse cuestionar en sus seguridades. b. Buscar un sentido de ese texto para el momento actual, apoyndose en la conviccin de que la Biblia no es un libro ms, sino que ella contiene la Palabra de Dios. Esa Palabra que es viva, actual y cuestionadora para el hoy.EDUARDO PREZ-COTAPOS Sagrada Escritura

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IV. Una relectura autntica de los textos bblicos es posible cuando se pone igual pasin en acercarse al texto, con actitud de discpulo y en vincular el texto con la vida concreta de hoy. Esto es lo nico que hace posible que la Biblia no se transforme en objeto de museo. Si esta relectura se hace en un clima de fe, se puede percibir que entre el texto y el lector creyente actual existe un profundo vnculo de unin. Ambos comparten una misma mirada profunda de la realidad y una misma orientacin en la bsqueda de respuesta a las grandes preguntas sobre el sentido de la vida. El supuesto bsico para plantear lo anterior es que no es posible, ni deseable, una lectura puramente objetiva del texto, un acercamiento neutro, descomprometido. Al texto se llega siempre desde las propias preocupaciones, desde la propia cultura. Y precisamente poner al texto en contacto estas preocupaciones (no el alejarlo de ellas) es lo que le permite al texto cobrar su pleno sentido, hacerse palabra de vida. El texto necesita estar en estrecha relacin con la vida concreta de las personas, con el momento actual, para poder desplegar sus potencialidades. Como lo dice Mesters: El pueblo de la Biblia, antes de ser inspirado por Dios para escribir la Biblia, se haca muchas preguntas sobre la vida. Ayudado por Dios, fue buscando y encontrando las respuestas. Dios quiso que estas preguntas se escribieran. Y la respuesta escrita fue inspirada por Dios. Es la Biblia que tenemos. Si el pueblo no se hubiera hecho esas preguntas, nunca se habra escrito la Biblia. Lo mismo vale hoy para nosotros si no nos hiciramos preguntas sobre la vida, si no buscsemos resolver juntos los problemas de la vida, no podramos entender plenamente la Biblia. La entenderamos slo a medias. Por qu? Porque la Biblia es una respuesta. Es la respuesta de Dios a los problemas que plantea la vida15. Una autntica relectura de los textos se contrapone a otros tipos de lectura. En primer lugar, a una lectura verticalista. Es decir, a imaginarse que el texto es una realidad abstracta y atemporal de la cual se pueden deducir ciertos principios y aplicarlos a la realidad. Principios universales y eternos, incambiables, que slo necesitaran ser aplicados en cada caso. Tambin se contrapone a una lectura concordista. A ese tipo de lectura que se interesa prevalentemente por establecer nexos directos entre la realidad actual y la realidad del tiempo bblico. Para hacerlo necesita, en definitiva, acomodar la realidad pasada a la actual. Es un desconocer la alteridad del texto. Finalmente cabe sealar que una relectura no slo no se opone a un mtodo exegtico de corte acadmico seriamente conducido, sino que lo necesita como complemento. El mtodo exegtico de corte histrico sita el texto en su ambiente original, y de este modo ayuda a tomar conciencia del tipo de vnculos existentes entre el texto y el entorno en el cual naci. Nos hace reconocer su sentido original, no para quedarnos enclaustrados en l, sino para urgirnos a mirar nuestra realidad actual y luego preguntarnos por el nexo que une al texto bblico con esta realidad nuestra. Nexo que debe ser de la misma ndole que aquel que lo vincula a su situacin original. Si el nexo entre el texto y la realidad en la cual naci es muy15

MESTERS, CARLOS Lecturas bblicas. Guas de trabajo para un curso bblico. Estella: Ed. Verbo Divino, 1986 p.22.

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concreto y vital, hoy da no podemos hacer una interpretacin genrica y espiritualista, despegada de nuestra realidad concreta. V. Pasando a aspectos ms concretos, la posibilidad de un acercamiento existencial a la Biblia requiere tambin que nos formemos en varias dimensiones: a. Formarse para el discernimiento de la Palabra de Dios en los signos de los tiempos. Esta formacin debe apoyarse en la conviccin de que