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    Anale s delSeminario de Historiade la Filoso/la I55N: 0211-23372001,18:151-176

    Renacimiento delpersonalismo?

    Jos Luis C A F J A s FERNNDEZ

    Universidad Complutense de Madrid

    Resumen

    Se presenta una nueva pmyeccin del personalismo desde los autorespersonalistas actuales, y se apunta hacia la perspectiva filosfica del siglo

    XXI que insiste en lapersona como fundamento de todo humanismo.

    Palabras clave: Personalismo, Historia del personalismo.

    bstract

    A . new projection ofpersonalism from tite cuaent personal authors willbe presented, and stress will be emphasized on tite pitilosophic perspective ofthe 21 st. centuiy, which will insist on man as tite flindaniental element ofhumanism.

    Keywords: Personalism, Tite itistory ofpersonalism.

    En sentido lato, el personalismo es un amplio movimiento filosficohumanista que se inspira sobre todo en la cosmovisin personal-trascenden-te que el novum cristiano introduce en la Historia, siempre latente en los sis-temas que han colocado a la persona en el centro de sus reflexiones.Emnianuel Mouner, al comienzo de su obra El Personalismo (1950), dejabien sentado que el personalismo no es una novedad ya que el universo dela persona es el universo del hombreI. Quiz por esa impregnante latencia

    1 MOUNIER, E.Elpersonalismo. Buenos Aires: EUDEBA, (Trad. Alda Aisenson), 1962,p- 5 .

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    humanista, la filosofa personalista ita sabido adaptarse mejor que otras a losvalores de las filosofas contemporneas, y en particular a los valores socia-

    les de aquellas que aceptan el esquema del progreso en la Historia, porque,en sentido estricto, el Personalismo es unafiloso/la contempornea que nace,se desarrolla, desaparece y renace de sus cenizas durante el ya consumadosiglo XX.

    As, pues, caso de ser oportuno preguntar ahora por el renacimiento delpersonalismo sera en este sentido estricto, pues en el sentido genricopodramos responder lo que Sidharta Gotama al joven errante Vacchagottasobre el fuego, que no tiene sentido preguntar por el renacer de algo queper-tenece a lo eterno de las cosas: est fuera de lugar preguntar s i renace o no

    renace, o renace y no renace, o ni renace ni no renace, algo que transciendeal yo, a los nacimientos, y al devenir, ya que se encuentra en el Nibbna quees intemporal, no condicionado y permanente2. De igual modo, propiamen-te la filosofa humanista/personalista no podra renacer: sempre vieja y siem-pre nueva, es la inspiradora de la mayor parte de los sistemas filosficos occi-dentales, incluidos muchos contrarios a ella, y sobre todo es propiedadde losfilsofos de amplia tradicin cristiana, ciertamente no siempre declarada.

    Hechas estas precisiones, me lleva apreguntar s i asistimos a un renaci-miento del personalismo en la actualidad y a contestar afirmativamente, la

    lectura de una sntesis de filosofa personalista, de sus aportaciones esencial-mente cristianas al pensamiento contemporneo, en la propuesta actual deJuan Manuel Burgos, El Personalismo: Autores y temas de una filoso/lanueva3. Sin ese complejo de inferioridad que, en lneas generales, la filosofacristiana arrastra desde la modernidad, lo oportuno de esta propuesta estribaenairear a los filsofos personalistas actuales, quienes aceptando con cla-ridad la distincin entre los dogmas de fe conocidos por Revelacin y losprincipios filosficos, intentan hacer una filosofa nueva para transformar elmundo segn su personal visin del mismo, pues han asumido y buscado

    positivamente que el cristianismo influya en su filosofa (p. 190).Las reflexiones de J.M. Burgos vienen precedidas de las coordenadasdonde se ubican los origenes difusos del personalismo como corriente de la

    2 Sermones deBuddha (Sulla Pitaka). Sermn Sobre el fuego y Vacchagotta. Maj/ihima

    Nikya (Ml. 484-489). (Trad. indita de J.Abraham Vlez de Cea.) FUENTE: del canon pA li(edicin de la PA li Text Society).

    3 BURGOS, J.M. El Personalismo. Autores y temas de una filoso/la nueva. Madrid:Palabra, 2000. (Juan Manuel Burgos es tambineditor de la coleccin de Filosofa PersonalistaBibliotecaPalabra).

    Enadelante, para las referencias a estafuente, slo citar la correspondiente pginaentreparntesis.

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    filosofa contempornea, y donde se dibujan la situacin intelectual, social,poltica y econmica de la primera mitad del siglo XX provenientes del posi-

    tivismo, el capitalismo, el marxismo y los totalitarismos nacis y fascistas. Setrata por parte del autor de un intento de divulgacin que afade a una siem-pre agradecida sencillez expositiva el rigor de sutiles anlisis socioculturales,especialmente en la parte que estudia a los personalistas contemporneos, elncleo ms extenso de la obra. Por ltimo, Burgos se propone presentarnosel porvenir del personalismo mediante un intento de redefinicin del ampliomovimiento filosfico y cultural personalista actual, empello en el que ya seinici en unapublicacin anterior4.

    Por lo dems, del conjunto de la obra se perfila un nuevo empuje al per-

    sonalismo social y teortico, tanto como divulgativo de renovadas energas ydinmicas sociales rehumanizadoras, como al nivel acadmico de apertura denuevas posibilidades para la Historia de la Filosofa. Propedutica, en fin, delrenacimiento que sugiere el elptico subtitulo de temas de una filoso/lanueva, volcada con vehemencia hacia la persona en estos comienzos del con-vulso siglo XXI de la era cristiana.

    El Personalismo. Algo de historia

    Ami entender, un punto de partida seguro de toda filosofa en general, yde todo fundamento antropolgico en particular, es la experiencia de serper-sona. No siempre se ita entendido expresamente as, pero desde la s corrien-tes actuales del pensamiento, en especial despus de la metodologa fenome-nolgica, la experiencia de saberse persona (yo) y la experiencia de conocera la persona (tu, el otro, los dems) como naturaleza existencial y esencial,acreedora de Derechos Humanos, es una verdad inicial del tipo del funda-mento.

    Efectivamente el personalismo es sobre todo una filosofa que se carac-teriza fundamentalmente por colocar a la persona en el centro de su reflexiny de su estructura conceptual (p. 7-8), es decir, tematiza como fundamentoy eleva a la universalidad esa experiencia primera del sujeto humano que seve a s mismo y a los dems como nico existente en el mundo. Partir de lapersona como dato existencial originario y nico es el mtodo inductivoagustiniano qu e le llevar al cogito, y no al revs , y que diecisis siglos

    4BURGOS, J.M. Es posible definirel personalismo?. EnEl primado de lapersona en

    la moral contempornea. Sen. Pub. Univ. De Navarra (Col. Simposios Internacionales deTeologa, n0 17) , Pamplona, 1997, Pp. 143-152.153 Anales del Seminario de Historia de la Filoso/la

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    despus desarrollar la filosofa existencial. M. Heidegger, por ejemplo, alhacer del ser-ah el punto de partida universal de toda filosofa, en el par-

    grafo 42 de Sery TYempo Verificacin de la exgesis existenciaria del serah como curapor la autointerpretacin preontolgica del ser-ah, en unanota a pie de pgina dice de si mismo lo siguiente: A dirigir la vista a lacura y amantenerla fija en sta en la anterior analtica existenciaria del serah, llev el autor el intento de hacer una exgesis de la antropologa agus-tiniana e s decir, greco cris t iana con la mirada puesta en los radicales fUn-damentos alcanzados en laontologa de Aristteles5.

    Esta nota de Heidegger invita a echar una rpida mirada a la historia dela filosofa greco-cristiana desde la nocin de persona, como ya hizo el

    mismo Mounier en El Personalismo6, para ver cmo entronca con una largatradicin que ira gestndose desde la filosofa griega hasta ser dada a luz enla filosofa cristiana, y despus pasara silenciosa por todos los siglos de lafilosofa occidental hasta detenerse en el personalismo actual, autores comoR . Buttiglione, J . Maras, J . Mouroux, K. Wojtyla...

    Lo primero, en efecto, es percatarse de que el sentidode la persona quedaembrionario en la AntigUedad hasta los albores de la era cristiana. Platnintenta reducir el alma individual a unaparticipacin en la naturaleza y a unaparticipacinen la ciudad: he ah su comunismo. Aristteles afirma acerta-

    damente que solo es real lo individual, pero su dios, a quien define comopensamiento de su pensamiento, todava no puede querer con una voluntadparticular, n i conocer por esencias singulares, n i amarcon un amor de elec-cin personal. Para Plotino hay como una falta primitiva en el origen de todosujeto y la salvacin slo es posible en un retomo apasionado a lo Unoy a loIntemporal.

    Sin embargo, los griegos tenan un sentido agudo de la dignidad del serhumano, que peridicamente perturbaba su orden aparentemente impasible.Su gusto por la hospitalidad y su culto de los muertos son ya testimonio de

    ello. Sfocles unavez al menos (Edipo en Colono), quiere remplazar la ideadel Destino ciego por la de una justicia divina dotada de discernimiento.Antgona, afirma la protesta del testigo de lo eterno contra os poderes.LasTroyanas oponen a la idea de la fatalidad de la guerra, la de la responsabili-dad de los hombres. Scrates sustituye el discurso utilitario de los sofistas porel sondeo de la irona que trastorna al interlocutor; lo vuelve a cuestionar al

    5 Sery llempo. Mxico: FCE (trad. espaola de Jos Gaos) 1980, p. 219.6 MOUNIER, E. oh. cii. Breve historia de la nocin de persona y de la condicin perso-

    nal, Pp. 8 ss.AnalesdelSeminario deHistoria de la Filoso/la 1542001, 18 : 151-176

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    mismo tiempo que a su conocimiento. El concete a ti mismo es laprime-ra gran revolucin personalista conocida, dice Mounier7.

    El cristianismo aporta de golpe, entre aquellos tanteos, una visindecisi-va de la persona. Mientras que para el pensamiento y la sensibilidad de losgriegos la nocin de persona en su multiplicidad era un escndalo y un malinadmisible para el espritu, el cristianismo hace de ella un absoluto al afir-mar la creacin ex nihilo y el destino eterno de cada ser personal. El SerSupremo, que lleva a los seres personales a la existencia por amor, ya noconstituye la unidad del mundo por la abstraccin de una idea, sino por unacapacidad infinita de multiplicar indefinidamente esos actos de amor singu-lares. Lejos de ser una imperfeccin, esta multiplicidad, nacida de la supera-

    bundancia, lleva en s la superabundancia por el intercambio del amor.Este escndalo de la multiplicidad de las almas estar en pugna con lassupervivencias de la sensibilidad antigua durante mucho tiempo, y todavaAverroes defiende la necesidad de un alma comn ala especie humana. Nodeja de ser significativo el hecho de que, siendo Averroes cl ms firmecomentador de Aristteles en la Edad Media, la nica tesis que podra iden-tificarse verdaderamente con Averroes seria la afirmacin de un solo intelec-to posible para todos los hombres; las dems tesis o ya se hallaban, explcitao implcitamente, en Aristteles, aunque fueran interpretadas por Averroes, o

    eran consecuencias que se derivaban de otras perspectivas filosficas, tam-bin presentes en el mundo latino del siglo XIII8; lo cual nos da idea de lagran resistencia filosfica a pensar el mundo en categoras de persona, y elloa pesar del poderoso influjo agustiniano en toda la Edad Media.

    La persona no es el cruzamiento de varias participaciones en realidadesgenerales (materia, ideas, etc.), sino un todo indisociable cuya unidad superaa la multiplicidad, porque arraiga en lo absoluto, dice Mounier. Por encimade las personas no reina la tirana abstracta de un Destino, de un cielo deideas o de un Pensamiento Impersonal, indiferentes a los destinos individua-

    les, sino un Dios, l mismo personal, aunque de una manera eminente, unDios que dio supersona para asumir y transfigurar la condicin humana, yque propone a cada persona una relacin singular de intimidad, una partc-pacin en su divinidad, un Dios que no se afirma, como haban credoNietzscite, Feuerbach, o Bakunin, sobre lo que quita al hombre, sino al con-trario, otorgndole una libertad anloga a la suya.

    Desde el cristianismo se afirma que s i cada persona es creada a imagen

    7 MOLJNIER, E. ob. dr, p. 8.

    RAMN GUERRERO, R . Historia de la Filoso/la Medieval. Madrid: Akal, 1996, p.209.

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    de Dios, sobre todo lo es en la persona de Cristo, y, por tanto, cada personaes llamada a formar un inmenso Cuerpo mstico y carnal en la Caridad de

    Cristo. Lahistoria colectiva de la humanidad, de la que los griegos no tenanidea, adquiere con el cristianismo un sentido personal, e inclusive un sentidocsmico. La concepcin misma de la Trinidad, que aument dos siglos dedebates, aporta la Idea sorprendente de un Ser Supremo en el que dialoganntimamente tres personas, y que es ya, por si mismo, la negacin de la sole-dad. Esta visin era demasiado nueva, demasiado radical, para producirinmediatamente todos sus efectos. Germen de la historia a los ojos del cris-tianismo, los desarrollar hasta el fin de la historia. La Persona, Cristo, sepresenta a la razn como origen y meta de la historia, como repetir San

    Agustn en su ciclpea Civitate Dei.En todo caso, durante el largo periodo medieval, se le oponen a laperso-

    na obstinadamente las persistencias sociales e ideolgicas de la AntigOedadgriega. Varios siglos son necesarios para pasar de la rehabilitacin espiritualdel esclavo asu liberacin efectiva gracias, sobre todo, ala revolucin de ladignidad de la persona singular introducida por el cristianismo. A pesar deello, y a pesar de la Patrstica y de la obra de Agustn, la condicin pretcni-ca de la poca feudal impide a la humanidad medieval liberarse de las exce-sivas servidumbres del trabajo y del hambre, y constituir una unidad cvica

    por encima de los estados sociales.Al comentar la poca histrica de la modernidad, Mounier repara en el

    ladoexistencial del cartesianismo: generalmente le son atribuidos a Descartesel racionalismo y el idealismo modernos, que disuelven en la idea la existen-cia concreta, pero esto es olvidar el carcter decisivo y la compleja riquezadel cogito. Acto de un sujeto tanto como intuicin de una inteligencia, es laafirmacin de un ser que detiene el curso interminable dc la idea y se afirmacon autoridad en la existencia. El voluntarismo, desde Occam a Lutero, pre-paraba esas vas, afirma Mounier. En adelante la filosofa no es ya una lec-

    cin para aprendes como se haba hecito corriente en la escolstica decaden-te, sino una meditacin personal que se propone a cada uno para que la reita-ga por su cuenta9.

    Hegel seguir siendo el arquitecto de la idea impersonal. Todas las cosas,todos los seres, se disuelven all en su representacin: no es casualidad queHegel profese al fin de cuentas la sumisin total del sujeto al Estado.Kierkegaard por su parte, frente al sistema simbolizado por Hegel, afirmael irreductible surgimiento de la libertad. Al borde de una poca pronta a

    9 MOUNIER, E. ob. ci, pp. 9-lo (adaptado).

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    todas las esclavitudes a cambio de una especie de felicidad vegetativa,Kierkegaard llev al paroxismo el sentido de la libertad en su enlace radical

    con el sentido de lo absoluto.Simtricamente a Kierkegaard, Marx acusaba a Hegel de hacer del esp-ritu abstracto, y no del hombre concreto, el sujeto de la historia, de reducir ala Idea la realidad viviente de los hombres. Estaalienacin traduce a sus ojosla del mundo capitalista, que trata al hombre trabajador como un objeto de lahistoria y lo expulsa, por as decirlo, de s mismo, al mismo tiempo que de sureino natural. Parece que lo que se podria llamar la revolucin socrtica delsiglo XIX, el asalto contra todas las fuerzas modernas de despersonalizacindel hombre, se hubiese dividido en dos ramas: una, por Kierkegaard, vuelve

    al hombre moderno, aturdido por el descubrimiento y la explotacin delmundo, ala conciencia de su subjetividad y de su libertad; la otra, por Marx,denuncia las mistificaciones aque lo arrastran las estructuras sociales injer-tadas en su condicin material. En adelante, las dos lneas no harn ms quesepararse, y la tarea de nuestro siglo consiste, tal vez, no en reunirlas alldonde no pueden ya encontrarse, sino en remontarse ms all de su diver-gencia, hacia la unidad que han desterrado. El personalismo, dir Mounier,practicauna voluntad de conciliacin entre la subjetividad y la accin revo-lucionaria, entre Kierkegaard y Marx10.

    Es preciso insistir en que el embrin de la filosofa personalista contem-pornea se inicia con la fortisima afirmacin kierkegaardiana de lo singularfrente a lo general, como reaccin al influyente idealismo hegeliano. Sobre elnico (Dios), y el nico (la persona), se entiende perfectamente el edificioque construye el dans porque, entre otras razones, el nico tiene contadoshasta los cabellos del nico (Lc. 12,7)11. Frente a la identificacin hegelianade lo real y lo racional, proclamaKierkegaard que lopersonal es lo real, yasienta las bases del existente concreto, del que partirn decididamente Jasdistintas corrientes de la Filosofa de la existencia posteriores.

    Ese camino existencial de la persona singular, iniciado sobre todo porSan Agustny, en la modernidad, por Blals Pascal padre de la dialctica y laconciencia existencial moderna, como seala certeramente Mounier12, serdesbrozado por Husserl en su obra de madurezLa crisis de las ciencias euro-

    peasylafenomenologa trascendental, quientermina privilegiando el mundo

    lO MOUNIER, E. ob. cit., p. 9.

    II Sobre el temadel nico en Kierkegaard. santo y sefiade su vida, vase, p.ej., s u obrapstuma editadapor s u hermano, en 1859, Punto de vista de mi actividadcomo escritor(trad.

    J.A.Miguez, Buenos Aires, 1966).12 MOUNIER, E. ob. cit., p. lO .

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    cotidiano de la vida (Lebenswelt) a partirdel mundo noemtico que la perso-na va constituyendo intencionalmente en colaboracin con otras personas

    como ella3. Ese camino, en fin, sobre todo lo recorrer Heidegger al afirmar

    que la crisis de las ciencias se producejustamente porque falla elfundamen-to, esto es, el ser. Nada nuevo, por otra parte, ya que el mismo Heideggerinsistir en que desde el comienzo de la filosofa, y en ese mismo comien-zo, el ser del ente se manifest como Grunj14.

    Pues bien, ese fundamento (Grund) el personalismo lo encuentra senci-llamente en la persona, en la estructura de la conciencia del ser personal. Laconciencia de serpersona es un existencial previo atoda reflexin, entre otrascosas porque nadie se mueve s i antes no se conmueve, y no al revs, comopostular el utilitarismo y el positivismo. Para Heidegger, por ejemplo, las

    posibilidades del ser son ms reales que la propia accin real, porque laaccin lo es precisamente porque antes era posibilidad5. El hombre es posi-bilidad... es decir, conciencia personal. El poder ser equivale a las posibilida-des de ser, de ah que el volverse a s mismo sobre todo sea volverse apoderser smismo. LLegar aser el que se es por perfeccin lo que ya se es pornaturaleza, de Pndaro, sera una ley personal. Luego se derivar que ser-en-el-mundo es lugar y tarea, es decir, existencia tica, el hombre como pro-yecto (yecto), etc. Pero todo esto pertenece ya, es previo, al universo perso-

    nal. A finales del siglo XIX y comienzos del XX la cultura europea, lastradade un complejo de inferioridad aplastante frente al mtodo hipottico-deduc-tivo recordemos el eslogan de la Exposicin Universal de Chicago (aos 30)la ciencia descubre, la industria aplica, el hombre se som ete , asiste a unadramtica situacin intelectual: por un lado el positivismo que negaba vali-dez cientfica a los conocimientos humanistas y filosficos y. por otro, losneoidealismos que ahogaban cualquier intento de filosofa objetiva sobre lasrealidades espirituales. Era imprescindible abrir nuevas vas para que la filo-

    sofia dejara de ser un saber donde la primaca en la constitucin del saber latena la visin subjetiva de cada sujeto y donde, en consecuencia, no habaninguna posibilidad de que la filosofa se constituyera en una ciencia objeti-

    13 Ciertamente una lectura en clavepersonalista del mundo de vida aporta un grancnn-quecimiento al pensamiento actual. Cf. La crisis de las ciencias europeasylafenomenologatrascendental, (trad. J. Muozy S . Mas) Barcelona: Ed. Crtica, 1991. (pargrafos 33 y 34. Pp.127-142).

    4 El final de la filosofia y la tarea dcl pensar. Conferencia de Heidegger, en VV.AA.Kierkegaard vivo, Madrid: Alianza, 1970 (2 edj, p. 131. Otra traduccin espaola de estaconferencia: HEIDEGGER, M. Qu esfiloso/la?, Madrid: Narcea, 1980 (2 cd.), p. 98.

    5 Cf. Sery liempo, ob. cit. pp. 215-216.AnalesdelSeminario de Historia de la Filoso/la 1582001, 8: 151-176

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    va aceptada por todos, en un momento histrico en que las ciencias experi-mentales estn en pleno desarrollo como el tipo de conocimientoparadigm-

    tico al que tenan que asimilarse todos los saberes.En este contexto histrico, es preciso resaltarlo para apreciar el granmrito de Husserl, el desarrollo del mtodo fenomenolgico se presenta antetodo como un nuevo modo filosfico de acercarse a la realidad. El mtodoconsiste en eliminar todos los prejuicios y visiones preconcebidas de lo realpara intentar ver lo que la realidad presenta sin ms, y eliminando todos losaspectos irrelevantes del fenmeno que se presenta en la conciencia hasta lle-gar asu esencia, esto es, la intuicin de las esencias, dice Husserl. Esto impli-ca, por un lado, que el conocimiento es intencional y objetivo, y por otro que

    es esencialmente similarpara todos. El resultado metodolgico de miraraten-tamente la realidad tiene que ser alcanzar la misma esencia por todos, y estoconstituye el fundamento para un conocimiento cientfico y universal.

    Claramente lo que Husserl abre con su mtodo es un camino para que laflosofia se vuelva de nuevo hacia la realidad y reflexione sobre lo existen-te

    16. Se hadiscutido mucho s i Husserl fue realista o no, pues no dej claroensus escritos s i el objeto intencional que se presenta en la conciencia tiene con-sistencia ontolgica. Lo que si es claro es que muchos de sus seguidores delCirculo de Gttingen emplearon el mtodo fenomenolgico para emprender

    un retorno al realismo bajo el lema de vuelta a las cosas mismas (ni denSachen Selbst), no tanto como la bsqueda de unas esencias puras que per-mitiesen fundar un conocimiento cientfico radical (desarrollo de la intuicineidtica), sino como primaca del objeto real de conocimiento sobre elsujeto ideal en la elaboracin de la filosofa.

    El mtodo fenomenolgico ser apartir de entonces el mejor camino parahacer filosofia partiendo de la experiencia. Un valor, por ejemplo, surge delanlisis fenomenolgico de la experiencia moral de unapersona, lo cual hacever que el hombre encuentra ante s valores y stos le mueven a laaccin. La

    categora de relacin, otro ejemplo, surge de la experiencia de la intersubje-tividad o relacin interpersonal atravs de la palabra o de cualquiera de loslenguajes humanos, o del amor que, como bien subraya Ferdinand Ebner,procede de una relacin que no se establece entre un sujeto y un objeto, sinoentre dos sujetos personales. Esto es hacer filosofa partiendo de una expe-rienciauniversal que se erige en fundamento.

    I6A. Reinach, considera que lafenomenologa se reduceesencialmente al mtodo: Estees el punto esencial: la fenomenologa no es un sistema de proposiciones y verdades filosfi-

    cas[...]

    sino un mtodo de filosofar que viene exigido por los problemas de la filosofia. Cf.REINACH, A. VON: Introduccin a la fenomenologa. Madrid: Encuentro, 1986, p. 21.

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    Asi lo entender tambin otro de los ms conocidos representantes delpersonalismo francs: Maurice Ndoncelle. Desde una fenomenologa de la

    conciencia Ndoncelle toma la fenomenologa en su acepcin ms generalde descripcin emprica e inductiva de los datos de la experiencia interna loque intenta esclarecer es el amplio mundo de las relaciones interpersonales:si la percepcin de s est indisolublemente ligada a la persona, es tambinsolidaria de la percepcin del otro [...] La relacin delyo a un t es el hechoprimitivo, la experiencia fundamental y fundante, a la que la conciencia nopuede sustraerse sin tender a suprimirse [...] No hay, pues, unyo sin elnoso-tros y no se construye ose personaliza sino por medio del t17.

    El punto de partida para Ndoncelle es la experiencia de la conciencia de

    s mismo percibidaen comunin con otras conciencias. No se debe concebira la persona como unaentidad aislada para aadirle despus la relacin inter-personal, porque en verdad esa relacin estaba ya desde el principio. En Lareciprocidad de las conciencias, su obra fundamental, afirma: La comuninde las conciencias es el hecho primitivo; el cogito tiene antes que nada uncarcter recproco18. Es decir, la persona toma conciencia de s mismateniendo presente la existencia de otras conciencias: se encuentra desde elinicio en relain con los otros. Aqu las palabras clave son personalismocomunitario que destaca Mounier: Monnier elabor una doctrina en la que

    se quera dar unaprimaca fundamental a la persona, de ah el nombre de per-sonalismo; esa persona, adems era una realidad espiritual y en esencial rela-cin con los otros y de ah el epteto de comunitario (p. 57).

    Todo esto nos est indicando que la idea de serpersona surge en el hom-bre, no deducida de una teora o teoras, sino de la experiencia radical deverse a s mismo como un ser al que se lepuede calificar de personal. Enefecto, desde que el ser humano piensa por vez primera en s mismo, tieneconciencia de ser-yo-mismo, es decir, desde que tiene memoria de laprime-ra vez en su existencia en que se capta como ser nico existente, en tomo a

    los tres aos de vida, su idea de ser persona le surge del anlisis fenome-nolgico de una experiencia personal radical. Entonces, el ser humanoencuentra en s, no frente a s , la razn esencial de su ser-en-el-mundomediante la experiencia de unicidad, esto es ser persona, experiencia de s unvoca y fundamental que ya no le abandonarjams a lo largo de su exis-tencia.

    17 URDANOZ, T . Historia de la Filoso/la, vol. VIII, Madrid: BAC, 1985, pp. 399-400.8 NEDONCELLE, M. La reciprocidad de las conciencias: ensayo sobre la naturaleza

    de lapersona (trad. J.L.Vazquez y U. Ferrer), Madrid: Caparrs, 1997. lil6pp. (La rcz~rocitdesconciences. Paris: 1942, p. 310).Anales del Seminario de Historia de la Filoso/la 1602001 . 18 : 151-176

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    Experiencia que se erige en punto de partida de la filosofa, esto es, de lareflexin que lleva acabo sobre loshechos de experiencia fundamental y uni-

    versal, que cada persona encuentra sin dificultad en el interior de si misma,mediante la toma de conciencia de si y del mundo. De modo que a la reali-dad del ser personal se accede no tanto desde un pensamiento subjetivistacomo el cogito, aunque se autocalifique de trascendental, ni desde un plante-amiento objetivista-cientificista que contemple al yo frente al yo como s ifuese un objeto externo y extrao. La persona no es un objeto, dice Mounier,slo se definen los objetos exteriores al hombre y que se pueden poner antela mirada19. Desde la experiencia del misterio de serpersona, en sentidomarceliano, es como se accede alfundamento, reducto ltimo del filosofar.

    Podemos concluir que toda fundamentacin de la filosofa personalistaencuentra este suelo firme de partida en la constatacin de una experienciainicial y radical que se eleva ala teora, esto es, a la visin contemplativa dela persona: tematizacin de la primera vez que el ser se experimenta a s mismo como persona. A partir de entonces conocemos que ese yo sustancialque permanece esencialmente invariabley que nos permite establecery fun-dar la identidad y continuidad de las personas (p. 174), es el sello de la uni-cidad y singularidad que nos acompaa siempre, no de forma esttica en surealidad esencial, antes bien en continua evolucin creadora hacia la perfec-

    cin y a lo argo de nuestra existencia.

    Autores

    Despus de detenerse brevemente en los precursores del personalismofrancs, en particular en algunos autores espiritualistas como R . Le Senne, L.Lavelle o N. Berdiaev~.. Juan Manuel Burgos llega a los principales de lafilosofia personalista, pero en este contexto se echa en falta que no repare en

    dos personalistas relevantes, como son Jean Lacroix y Paul R icoeu r2O . S sedetiene en cambio en J . Maritain, autor de una obra original calificada depersonalista tomista (p. 36), porque a pesar de que no es propiamentehablando personalista, fue el primero que desarroll tcnicamente algunostemas personalistas, adems de inventar parte de la terminologa e influir de

    1 9 MOUNIER, E. ob. cit, p. 6.20 En Espaa, hace ms de dos dcadas Carlos Olaz y Manuel Maceiras publicaron dos

    extensos trabajos sobre J a filosofia personalista de Lacroix y de Ricocur. C f? DAZ, C . y

    MACEIRAS, M.Introduccin alpersonalismo actual, Madrid: Gredos, Madrid, 1975, Pp. 65-108 y 143-238.161 Analesdel Seminario de Historia de la Filoso/la

    2 0 0 1 , lE : I5l-I76

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    este modo en Mounier (p. 37), fundador y principal representante del perso-nalismo.

    Maritain, que acab desarrollando la filosofa poltica de inspiracinpersonalista ms elaborada que se ha realizado hasta el momento (p. 37),supo invertir una teora social y poltica que se fundamentaba en una preva-lencia de la sociedad ftente a la persona. Aparte de en Humanismo integral,en otras dos obras El hombre y el estado y La persona y el bien comn,Maritain se esfuerza en demostrar que no es el hombre quien est al servicioy a disposicin plena de la sociedad como afirmaban los totalitarismos, sinola sociedad quien debe ponerse al servicio de la persona, porque es sta elvalor principal y primero por encima de cualquier organizacin. Pero a su

    vez, la persona no es unaentidad egosta que debe pensar slo en su propiobeneficio como propona el individualismo; es un ser social, un ser en rela-cin, que se debe a la comunidad aun sabiendo que est por encima de elladesde un punto de vista ontolgico. Encontramos aqu ya delineados losele-mentos esenciales de lo que sera despus el personalismo comunitario (p. 50.Adaptado).

    Ciertamente con E. Mounier, inspiradory figura principal del personalis-mo, llegamos al autor central del movimiento personalista, pues para el per-sonalismo hay un antes y despus de Mounier2. Antes haba intuiciones dis-

    persas. Despus hay un conjunto slido de doctrina con coherencia propia, yun movimiento intelectual conocido y con influencia que se difundi enFranciay en otros pases europeos. Se le puede considerar, por tanto, en uncierto sentido, como el fundador del personalismo, pero a continuacinmatiza claramente Burgos que esto no debe llevar como a veces hacen susseguidores al error de identificar al personalismo con Mounier [...] poste-riormente ha habido muchas aportaciones importantes (p. 78-79).

    As, pues, aparte la s obras directas de Mounier, Maritain, o Ndoncelle,se aaden a esta nmina las importantes aportaciones personalistas de

    Guardini o Marcel. Pero mientras que a Romano Guardini, quien elabor supropuesta filosfica dentro de un marco claramente personalista (p. 134), nose le pone otra etiqueta, aGabriel Marce! le coloca J.M. Burgos bajo el ep-grafe de el personalismo existencialista, expresin que no habra aceptadoMarcel, igual que otros pensadores despus no aceptaron militar bajo el exis-

    2 1 El discpulo ms destacado de Mounier en Espafia, Carlos Daz, entre otras obras de

    carcter personalista es autor de una actualizada biografia sobre s u maestro, publicada en lamisma coleccin de filosofia personalista que dirige J.M. Burgos. Cf. DIAZ, C . Emmanuel

    Mounier Un testimonio luminoso. Madrid: Palabra, 2000. Tambin es oportuno dar la referen-cia de su ltima obra,La personacomo don. Bilbao: Descle de Brouwer, 2001.Anales del Seminario de Historia de la Filoso/la 1622001, 18 : 151-176

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    tencialismo. Como aclara inmediatamente el propio Burgos a propsito deJulin Maras, que no se considera as mismo dentro delpersonal-ismo por-

    que no le gustan los ismos de ningn tipo (p. 148), tampoco a Marcel. Dehecho esa misma actitud en contra de los ismo s la va a adoptar Mounier,quien nunca pretender construir un sistema global del personalismo, prime-ro pormiedo a retomar al agobio del racionalismo y del idealismo, y segun-do por considerar que la riqueza y creatividad del ser humano no puedenencerrarse en ningn cuadro de nociones generales: El personalismo afir-ma al comienzo de su obra pr incipal es una filosofa, no solamente una acti-tud. Es una filosofa, no un s i s t em&22 .

    Efectivamente antes que Maras y que Mounier. Gabriel Marcel habadeclarado su aversin a los -ismos, equivalentes segn l al esclerosamientode la posibilidad del entendimiento que encierran todos los sistemas.Aversin que es expresada sobre todo en su radical oposicin a Sartre y alfenmeno del sartre-ismo23. En fin, de aceptar alguna clasificacin, meinclino apensar que Marcel habra preferido la de personalista existencial.

    En Espaa, Alfonso Lpez Quints, discpulo de R. Guardini, tambin esincluido acertadamente en el grupo de los personalistas actuales (p.145), ypuede en efecto encuadrarse entre los influyentes filsofos de amplia pers-pectiva personalista. Ms conocida y valorada su extensa obra fuera de

    Espaa, desde sus primeras investigaciones acadmicas bajo el magisterio deGuardini en Munich, publicadas luego en varios volmenes tituladosMetodologa de lo Suprasensible, El tringulo hermenutico,... (1963, 1971),

    Lpez Quints se perfila como destacado personalista. En esta nminaespaola Burgos incluye adems a XavierZubiri (pp.146-147), aCarlos Daz(p. 146), y al ya mencionado Julin Maras, a quien, cobijado bajo el epgra-fe de el personalismo vital, le dedicaun espacio preferencial (pp. 148-153).

    Esta denominacin personalismo vital es acertada dice Burgos por-que Julin Maras fundamenta la filosofa en el hecho de experiencia perso-

    nal de todo aquello que la constituye en sujeto nico, que existe y vive, ydesde ahconoce todo lo dems: mi vida. Mi vida es el resultado, no de unadeduccin, sino de la tematizacin de unaexperiencia universal. En este sen-tido, correlativamente al personalismo de Maras, al de Lpez QuintAs pode-mos denominarle personalismo ambital, segn su conocida teora de losmbitos. La realidad humana no es csica, sino ambital, repite Lpez

    2 2 MOUNIER,E. ob. cii. p. 5.23 Este tema ha sido estudiado con rigor por el Prof Denis Huisman. CfMARCEL, G

    L Existence et la Libert humaine chezJean-PaulSartre (Prcd duneprsentation de DenisHuisman: Gabriel Marcel lecteuretjuge de Sartre). Paris: Vrin 1981.

    163 Anales del Seminario de Historia de laFiloso/la200>, 1 8 : 151-176

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    Quints amodo de clave interpretativa de su obra, lo cual quiere decir sobretodo que la persona es ambital y no objetual. Y de esa categora ambital se

    derivan para las personas las posibilidades de ser seres ambitalizables yambitalizadores24.En fin, adems del personalismo espaol, J.M. Burgos e n lo que quiz

    constituye lo ms destacable de su obra-, se detiene en autores ms descono-cidos, y ms en concreto en las realizaciones del personalismo en Italia y enPolonia. En la presentacin del personalismo italiano, ms desconocido queel francs y sin embargo de mayor influjo social dentro de sus fronteras,Burgos destaca que la crisis del neoidealismo historicista de Croce y el neol-dealismo actualista de Gentile a principios del siglo XX provoc el surgi-miento del personalismo en Italia. A pesar de la categora intelectual deambos filsofos, en sus postulados neoidealistas, aun en sus versiones italia-nizadas, resaltaba el espritu de abstraccin como causante del empobreci-miento intelectual. En la crisis de las guerras europeas que se avecinaba, lafilosofa neoidealista resultaba demasiado abstracta y lejana al hombre. Elinflujo de la filosofa kierkegaardiana empezabaa calar en muchos filsofosque se dispusieron a recorrer un camino inverso al emprendido por Hegel,dejando a un lado lo trascendente y lo abstracto para fijar su atencin en elhombre concreto y existencial (pp. 92 93).

    El primero que se aventur por esa senda fu e Annando Carlini (1878-1959) quien, buscando modos de concretar lo trascendente, se acerc a lacategora de persona, y la defini como una existencializacin del trascen-dental. Es decir, Carlini se mantena todava en una estructura de partidaidealista l a categora fundamental era lo trascendental-, pero se planteaba yaque ese trascendental haba que existencializarlo y concretarlo y, s i se reali-zaba esa operacin, la categora a la que haba de acudir era la de persona. Demodo balbuceante, pues, dio los primeros pasos desde el neoidealismo al per-sonalismo, pero nunca se defini a s mismo como personalista n i tampoco

    se relacion con los personalistas europeos25.Quien s recorri un itinerario completo desde el neoidealismo a la filo-sofa personalista fue Luigi Stefanini (1891-1956), filosofa que desarrollsobre todo despus de la Segunda Guerra Mundial. Lleg al personalismodesde la historiografa, a partir de sus estudios sobre Gioberti , y apartir del

    2 4 Vase, por ejemplo, un amplio estudio suyo titulado Compromiso personal y conoci-miento de lo ambital-proflindo. En LPEZ QUINTAS, A. El :ringnlo hermenutico,Madrid: Ed. Nacional, 1971, (Vol. II) Pp. 371-417. Tambin, especialmente clarificadoras sonlas ideas recogidas en el epgrafe notasde la realidad personal, en s u obra Estrategia del/en-guajeymanipulacin delhombre,

    Narcea, Madrid, 1979, Pp. 21-27.2 5 Cf. RIGOBELLO, A . 1/personalismo, Roma: Citt Nuova, 1978, Pp. 46-53.Anales delSeminario de Historia de laFiloso/la 1642001 , 18 : 151-176

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    existencialismo incipiente en Italia.Pero el autor quiz ms conocido, que sigui un itinerario similar al de

    Stefanini, fue Luigi Pareyson (1918-1991). Creci en el ambiente neoidealis-tapero sus primeros intereses personales se dirigieron al existencialismo. Enesa lnea estudi a kierkegaard y Jaspers y lentamente fue derivando hacia elpersonalismo. Un tema al que Pareyson dedic particulares esfuerzos fue elde la interpretacin de textos, la hermenutica. Se trata de una visin globaldel conocimiento humano que pretende superar el racionalismo, es decir, quequiere abandonar una postura artificial segn la cual slo el conocimientopuro, cientfico y sin referencias a la tradicin sera vlido. La hermenuticasubraya que tal conocimiento no existe; que todo hombre conoce en un con-

    texto concreto, est implicado en ese conocimiento y depende de la tradicincultural e intelectual en la que se encuentre situado26.

    Para Pareyson el conocimiento es siempre algo personal, no una inteli-gencia abstracta e inexistente, la que busca llegar a la verdad. Considera queeste punto de partida es el que permite superar los viejos esquemas artificia-les de oposicin entre objetivismo y subjetivismo, entre el conocimientover-dadero pero impersonal y el conocimiento subjetivo pero sin la dimensin dela verdad. Y el conocimiento es personal porque slo la persona concreta, noen abstracto, es capaz de comprometerse en la bsqueda de la verdad.

    Conocery poseer la verdad, dice Pareyson, no es posible sin comprometerse,sin tomar partido, sin exponerse personalmente, porque rehusar el compro-miso es rehusar la condicin humana27. Igual que para Mounier o paraMarcel, el conocimiento no puede darse siendo un mero espectador28 insis-te Pareyson; y esto no sucede slo en la filosofa entendida como bsquedade la verdad, sino en cualquier interpretacin ya que en cada proceso her-menutico siempre se encuentra comprometida la verdad, y la interpretacinms exigua posee por s misma un valor ontolgico29 (Pp. 100-101.Adaptado).

    Lo propio del personalismo italiano, afirma Burgos, es que se caracteri-za, sobre todo, por su amplia difusin, mucho mayor que en Francia, y por suasimilacin creativa por parte de numerosos grupos sociales e intelectuales(p. 101), hasta el punto de que este grado de penetracin y asimilacin en estepas lleg a superar la masa crtica necesaria para que el personalismo ita-

    2 6 Sobre tradicincultural puede verse McINTYRE, A. Tres versiones rivales de la tica,

    Madrid: Rialp, 1992.2 7 MOIJNIER, E. ob . cit., p.S3.2 8 MARCEL, ODiario metafisico (Sery Tener). Madrid: Guadarrama, 1969, p. 27.2 9 PAREYSON, L. V er i t e interpretazione, Milano: Mursia, 1982, p. 86.

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    liano iniciara su propia vida y formara lo que podramos denominar unamatriz cultural personalista, es decir, un entramado de ideas vivo, compar-

    tido por muchos y capaz de orientar en esa direccina las nuevas generacio-nes de intelectuales que iban surgiendo [...] El resultado es que actualmenteexisten en Italia numerosos intelectuales prestigiosos que poseen esas premi-sas culturales y que, desde ellas, hacen or su voz en la sociedad en temasmuy dispares (p. 103), y cita algunos nombres actuales como Sgreccia,Francesco dAgostino, Giusseppe dalia Torre, Giorgio Campanini, Pier PaoloDonati, Rocco Buttiglione, Giulia Paola di Nicola, Stefano Zamagni

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    ideas y sobre todo de su actual influjo social.Efectivamente el personalismo est presente en todasu obra y su trayec-

    toria existencial como Papa. Desde la primera Carta encclica, RedemplorHomini (1979). en que aparece fundamentado el hombre en su realidad sin-guIar, porque es persona, y porque es persona tiene unahistoria propia desu vida y sobre todo una historia propia de su alma31, hasta su ltima Carta,

    Novo MillennioIneunte (enero, 2001) en que Juan Pablo II destaca que slose llega aconocer al hombre atravs de la persona, y, sobre todo, de la per-sona de Cristo porque es precisamente este ulterior grado de conocimien-to[de Cristo]. que atae al nivel profundo de su persona como el hombre seconoce a smismo, al mundo y aDios, recordando la doctrina del Concilio

    de Caledonia (ao 451) que define aCristo como una persona en dos natu-ralezas, la divina y la humana32.De entre sus muchas encclicas (veintisiete publicadas en total), por va

    de ejemplo podemos entresacar brevemente algunos textos repletos de ideaspersonalistas relevantes. De la Chrisflfldeles Laici (1988) leemos:Redescubriry hacer redescubrir la dignidad inviolable de cada persona

    humana constituye una tarea esencial; [...] Entre todas las criaturas de la tie-rra, slo el hombre es persona, sujeto conscienteylibre y, precisamente poreso, centro y vrtice de todo lo que existe sobre la tierra [...] Acausa de su

    dignidad personal, el ser humano es siempre un valor en s mismoypor smismo y como tal exige ser considerado y tratado. Y al contrario,jamspuedeser tratado y considerado como un objeto utilizable, un instrumento, unacosa. [...] La dignidad personal es propiedad indestructiblede todo serhuma-no... esta afirmacin se basa en la unicidady en la irrepetibilidad de cada

    persona. En consecuencia, el individuo nunca puede quedar reducido atodoaquello que lo querra aplastar y anular en el anonimato de la colectividad, delas instituciones, de las estructuras, del sistema. En su individualidad, laper-sona no es un nmero, no es un eslabn ms de unacadena, n i un engranaje

    del sistema33. Etc.Para finalizar, con la encclica reciente Fides et Ratio (1998), la msfilosfica del ms filsofo Papa de los ltimos tiempos, calificada pormuchos como probablemente su testamento terico, asistimos auna revalo-

    3 JOANNES PAULUS, PP . II . Redemptor ffomini. E/Redentor del hombre. (Trad. cas-tellanade la Polglota Vaticana). Madrid: Ed. San Pablo, 1979, p. 37.

    3 2 JOANNES PAULUS, P P . II . Novo Millennio Ineunte. El nuevo milenio. (Versin cas-tellanade la Polglota Vaticana). Madrid: Ed. San Pablo, 2001, Pp. 31 33.

    3 3

    JOANNES PAULUS, P P . II . Christifldeles Laici. Losfieles laicos. (Versin castellanade la Polglota Vaticana). Ed. San Pablo, Madrid, 1989, Pp. 86-87.

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    rizacin de la persona y su razn, no frente a la fe, sino precisamente comoayuda y complemento para las dos. Ya es significativo que la introduccin sea

    titulada concete a ti mismo, y que se abra con este grandioso prtico:Tanto en Oriente como en Occidente es posible distinguir un camino que, alo largo de los siglos, ha llevado a la humanidad a encontrarse progresiva-mente con la verdad y a confrontarse con ella. Es un camino que se ha desa-rrollado n o poda ser de otro modo dentro del horizonte de la autoconcien-cia personal. Y pone de manifesto, entre otras muchas aportaciones a ltorrente dc la filosofa actual, que lo ms grandioso de la filosofa es que lapersona no se debe conformar con la mera adquisicin del conocimientoabstracto de la verdad, sino que lo que se pretende, ms que nada, es laver-

    dad misma de ~apersona: lo que ella es y lo que manifiesta de su propio inte-r ior34 .

    Temas de una filosofa nueva

    De las consideraciones precedentes, tradas de la mano de tantos autorespersonalistas y otros afines como por ejemplo los pensadores dialgicos,quienes destacan la necesidad de realizar en la vida una de las experiencias

    ms plenamente humanas por personales, a saber, poner en juego la relacindilogo y encuentro35, podemos concluir con J.M. Burgos que el personalis-mo sobre todo es unafilosojia realista. En primer lugar, el personalismoposee unavisin del mundo de tipo ontolgico o metafsico. El mundo es unarealidad cuyo autor no es el hombre, ni su construccin una obra de la mentehumana, ni tampoco una serie de fenmenos inconexos a los que el hombredara forma en su interior Tiene una consistencia propia, existe en cuanto tal,est estructurado por leyes internas y objetivas, que son independientes delsujeto que las piensa, y en l encontramos realidades con diversos grados de

    perfeccin entre los que destaca la persona humana, la cual nos mete de llenoen una visin personalista de la realidad porque ella sera la primera realidad.Una realidad que es sustancial, tiene algo e l y o que permanece esen-

    cialmente invariable a lo largo de su evolucin, y que le permite establecer y

    34 JUAN PABLO It. Encclica FideselRatio (Fey razn). Madrid: Ed. Palabra, 1998, Pp.7-8, 47.

    3 5 LPEZ QUINTAS, A. El poder del dilogo yel encuentro: Ebner Haecker. Wust,Przywara. BAC, Madrid, 1997, 2Vlpp. Una resefia ma a esta obra puede verse en Cuatrofilsofos del pensamiento dialgico: Ebner, Haecker, Wust, Przywara. En Cuadernos dePensamiento, a 13 (1999) 261-266.

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    fundar la identidad y continuidad de las personas. El personalismo consideraque existe unanaturaleza humana que es, siempre, esencialmente similar, lo

    que significa que tiene una naturaleza determinada y especfica. Adems, lapersona tiene la capacidad de conocer una verdad que, al mismo tiempo, letrasciende. Con ello se afirma ante todo que tiene una capacidad objetiva deconocer la verdad, es decir, que posee una facultad del espritu que le permi-te acceder a la realidad de un modo nico y peculiar. Este planteamiento seopone a dos extremos opuestos: por un lado al objetivismo radical, y por otroal subjetivismo absoluto. Adems es de destacar que el hombre, frente alracionalismo puro que afirma que todo es accesible a la mente humana, lapersona no es capaz de conocer toda la realidad ya que sta le trasciende.

    Por una parte, se constata que lapersona es libre. Desde posturas histo-ricistas, por ejemplo, se postular el determinismo del hombre, pero desde elpersonalismo se dar por sentado que a la persona le es consustancial lalibertad, no tanto como dice Mounier que la libertad es afirmacin de la per-sona de algo que se vive, pero que no se ve (p.13S), sino que incluso tam-bin se patentiza y se ve exteriormente. La persona interacciona con elmundo, aceptando o rechazando posibilidades, eligiendo determinadasopciones y modificando el mundo, pero no slo es libre en el nivel de laaccin, sino que su libertad ocupa un puesto ms esencial y radical en la

    estructura ntima de su ser personal, porque la libertad hace (a la persona)duea de s y puede orientar su destino entre muchos otros posibles, y esto,hoy quizs ms que en la poca de Mounier, es preciso afirmar que tambinse ve, o m e jo r se debe ver.

    Junto a la libertad, en la persona se encuentra unadimensin tica esen-cial que le acompaa siempre en sus acciones (que se ven). Toda decisinmoral afecta a la persona de manera global ya que el sujeto sabe que s i eligeel bien no slo acertar, sino que se har bueno mientras que s i elige el malno slo se equivocar, sino que se har malo. Esta experiencia es exclusiva

    del hombre y nos distingue radicalmente de los animales. Es, al mismo tiem-po, por decirlo as, un peso inevitable que el hombre lleva consigo y que elexistencialismo se ha encargado de recordarnos. La dimensin moral de lasacciones est ah y, aunque quisiramos obviara para eludir la responsabili-dad que conllevan, no podramos en ningn modo (p. 178).

    Por encima del conocimiento y de la inteligencia, el personalismo otorgaprimaca absoluta a los valores morales. Una de las consecuencias filosficasms relevantes de este postulado es la revalorizacin de la accin, que tantojuego da a K. Wojtyla. Fruto de este planteamiento es el tratamiento que se

    ha hecho desde el personalismo de temas como el trabajo, la relacin del

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    hombre con la naturaleza, la actividad creadora en el mbito esttico, la filo-sofia social y, sobre todo, la filosofa poltica (jp. 185). Por otra parte, elper-

    sonalismo considera que el hombre es un ser esencialmente religioso, algoque se desprende de su naturaleza espiritual, y afirma que Dios es esencial-mente personal (p. 168-180, adaptado), religiosidad, por lo dems, esencial-mente abierta: el personalismo de Mounier, por ejemplo, tiene una clara incli-nacin cristiana que de ningn modo es excluyente para el que no profese talincrnacion.

    En fin, no podemos terminar esta presentacin prospectiva sin destacar ladistincin clave persona-individuo, persona-cosa, que a la postre es pordonde empez el personalismo (en sentido genrico), por donde continu (en

    sentido estricto) y por donde deber continuar s i quiere seguir siendo unafilosofla nueva, es decir, eterna.

    Persona-individuo y persona-cosa

    As como Kierkegaard distingui entre vida esttica y vida tica, oHeidegger entre vida autntica e inautntica, los personalistas Lacroix,Ndoncelle, Marcel, Buber, Lvinas, y sobre todo Mounier, hicieron hinca-

    pi en la distincin persona-individuo36. Ciertamente, adems de en los per-sonalistas en sentido estricto, esta diferenciacin entre individuo y personafue habitual en muchos de los pensadores del periodo de entre Guerras, aos30 y 40, entre otras razones porque originalmente el movimiento personalis-ta no fue tanto un sistema como una perspectiva desde la que se abordan losproblemas humanos, desde la teora y la prctica, tomando a la persona en susingularidad y en su dimensin comunitaria a la vez, pero sobre todo desdela perspectiva de su dignidad.

    Los personalistas pusieron de manifiesto que siempre que hay deshuma-nizacin la persona se degrada en individuo. Merced a esta reduccin el indi-viduo se cierra y se repliega sobre s mismo, en una autodisolucin que pro-viene de la soledad que l mismo se crea. Deviene entonces en el estado deindividuo abstracto, buen salvaje y paseante solitario, sin pasado, sin porve-nir; sin relaciones [...] soporte sin contenido de una libertad sin orienta-cin37, estado que le conduce al vaco existencial, la desesperacin y la

    3 6 Cli. Diccionario de Pensamiento Contemporneo. Dir . Mariano Moreno Villa. Madrid:

    Ed. San Pablo, 1997 . Voces: individuo (por VM. Tirado de San Juan, pp. 678-684) ypersona.(por M. Moreno Villa, pp.895-906).

    3 7 MOUNIER, E.Revolucinpersonalisaycomunitaria. Salamanca: Ed.Sigueme, 1992.OO.CC,Tomol.ppl9l y 1 9 5 .Anales del Seminario de Historio de la Filosofia 1702001 , 18 : 151-176

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    angustia. Lapersona puede dar la espalda a la realidad como fuente de posi-bilidades, y puede no abrirse a esa fuente principal de sentido y posibilidades

    que son los dems. Entonces queda paralizada, y s i se lanza aactuar deja quesu ser se vaya poco apoco vaciando, empobreciendo, y desvinculndose dela realidad. En la vivencia de este vaco existencial encontramos un funda-mento antropolgico de la esencia de la deshumanizacin.

    Mounier llama individuo a la dispersin de la persona en la superficie desu vida y a la complacencia de perderse en ella38. El estado natural del indi-viduo es la dispersin y disolucin de su persona en las cosas o en su acti-vismo, sin encontrar sentido en la vida, sin horizonte existencial, y sin vn-culos personales. Se repliegasobre s , narcisista, y su actitud bsica en la vidaes la de poner su seguridad en la s cosas. Es, en definitiva, un hombre abs-tracto, sin ataduras n i comunidades naturales, dios soberano en el corazn deuna libertad sin direccin n i medida, que desde el primer momento vuelvehacia los otros la desconfianza, el clculo y la reivindicacin39.

    A diferencia del individuo, la persona es definida por Mounier comoseoro, eleccin, generosidad, superacin, desprendimiento. Frente a laautodestruccin del individuo en la soledad, la persona se construye median-te el compromiso. Por su compromiso con la vida y la existencia personal ycomunitaria la persona encuentra su vocacin y hace su destino, de tal mane-

    ra que ninguna otra persona puede usurparle esta tarea. Tarea que realizadn-dose, comunicndose aotros, sin caer en la tentacin del repliegue, y median-te esa comunicacin se abre ala comunidad. As entendida, la persona gene-ra comunidad, pues no se encuentra sino dndose.

    La rehumanizacin, movimiento contrario a la deshumanizacin, seraunarecuperacin de la persona purificndola de lo individual, unareconver-sin de individuo a persona, paso que comienza con la toma de conciencia deque su esencia estaba perdida en el exterior, expulsada de s misma.Comentando la conocida distincin pascaliana finura-diversin, Mounier

    escribe: El hombre de la diversin vive como expulsado de si, confundidocon el tumulto exterior: tal el hombre prisionero de s u s apetitos, de sus fun-ciones, de sus hbitos, de sus relaciones, del mundo que lo distrae. Vidainmediata, sin memoria, sin proyecto, sin dominio, es la definicin misma dela exterioridad40. Esta rehumanizacin supone una autntica conversin, uncambio de ideal en la mente y en el corazn, una nueva direccin del rumboexistencial que opta por los valores que hacen crecer a la persona. Sera un

    38 MOUNIER, E. Revolucinpersonalista y comunitaria., p. 210.

    39 El Personalismo, p. 20.

    40 El Personalismo, p. 26.

    171 Anales del Seminario de Historia de la Filoso/la2001 , lE: 1 5 1 - 1 7 6

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    movimiento que va de lo externo, distante y superficial a lo cercano, lo nti-mo y lo profundo. Es, en definitiva, el dinamismo bsico de la persona que

    aspira aexistir en plenitud, semejante a la tensin hacia el Bien de Platn, ola aspiracin a la perfeccin de Aristteles, o el deseo de Dios de SanAgustn, etc.

    Por otra parte, ocultar o maquillar los sentimientos de culpa o el vaco deuna vida sin sentido no soluciona los problemas existenciales de las personas.Antes bien, para salir de la deshumanizacin y reconstruir de nuevo su pai-saje del alma, que dira Unamuno, la persona no necesita anestesiar sus res-ponsabilidades personales con prozac, como dice Lou Marinov41, lo quenecesita sobre todo es crear un horizonte de sentido y un sistema de valores,como dira V . Frankl. Y , desde otra perspectiva prctica, necesita alejarse delos dictados del mercado que postergan y cosifican a la persona convirtin-dola en mercanca susceptible de compraventa, si quiere pasar del sujeto-masa del que habl Ortega y Gasset, o del sujeto-funcin de G Marcel, a serpersona-persona.

    Efectivamente, uno de los ejes centrales del personalismo, como tambindel pensamiento dialgico y de la filosofa existencial, y desde luego presen-te en todos los autores personalistas, es la insistencia en la insalvable distin-cin entre cosasypersonas, entre mundo objetivista y mundo personal. Esteplanteamiento comen ta Burgos supone un enorme reto para el personalis-mo pues debe formar esas nuevas categora antropolgicas que se adecuen ala especificidad del ser personal y, posteriormente, estructurar en tomo a ellasuna antropologa equilibrada, realista y lo suficientemente profunda para darcuenta de la realidad con toda su complejidad y matices (p. Igl). Lo que seha hecho hasta ahora es limitarse a describir esas nuevas categoras en las quedebera basarse esa antropologa: intimidad, subjetividad, sustancialidad,incomunicabilidad, etc., pero queda pendiente la tarea de profundizar en esasnociones y construir una antropologa ms rica y actualizada.

    La distincin radical entre persona y cosa la encontramos ya ntida en lamodernidad kantiana. En el captulo segundo de la Fundamentacin de lametafisica de las costumbres afirma Kant: el ser humano, y en general todoser racional, existe como fin en s mismo, no meramente como medio parauso caprichoso de esta o aquella voluntad, sino que debe ser consideradosiempre al mismo tiempo comofin en todas las acciones, tanto las dirigidashacia s mismo como hacia otro ser racional jj..] Los serescuya existencia nodepende de nuestra voluntad, sino de la naturaleza, tienen slo un valor rela-tivo cuando se trata de seres irracionales, y por esto se llaman cosas; pero los

    ~IMARJNOV, L. Ms Platnymenos prozac. Madrid: Ediciones B , 2001Anales del Seminario de Historiade laFiloso/ja 1722001 , lE: 151-176

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    seres racionales se denominanpersonas, porque su naturaleza ya los sealacomo fines en s i mismos, es decir, como algo que no puede ser usado como

    medio

    42.

    Este planteamiento da pie a pasar de una filosofa eminentemente racio-nalista interesada sobre todo por la relacin del hombre con las cosas a unafilosofa que se interesa sobre todo por la relacin del hombre con lasperso-nas. Paso definitivo que ya vimos lo dio personalmente Kierkegaard.Hasta entonces, escribe Jos Luis Lorda, el espritu humano vena definidopor su relacin con objetos: relacin de conocimiento (el objeto ante la con-ciencia) y de voluntad (el objeto como bien querido). La aportacin deKierkegaard pone en primer trmino la relacin con un ser personal, Dios. Elespritu humano se define mucho ms por sus relaciones personales, que porsu relacin con objetos. Tras el inmenso monlogo hegeliano del EsprituAbsoluto, iban a surgir las filosofas del dilogo43.

    Cuando Husserl y la escuela fenomenolgica postulan la vuelta a lascosas mismas, sobre todo lo hacen como filsofos del pensamiento en dilo-go con realidades presentes en persona, no presentes en cosa. El mtodofenomenolgico, en rigor, se ocupade las realidades que pueden darse por vade presencia, y ello es esencialmente as en un entorno de seres que no seanmeras cosas, sino mbitos de realidad, segn la expresinpreferida de A.Lpez Quints. De manera que, desde esta perspectiva, la vuelta a las cosasmismas significara ante todo la vuelta al ser personal.

    Heredero de esta metodologa, Julin Maras vuelve ala historia recienteparaencontrar que el mundo ha dependido de una idea capital, que ha man-tenido su continuidad: la de persona. Y , por ello, s i quiere proyectarse en elfuturo con garantas, no puede ser des-personalizado: El mundo actual estcasi reducido a cosas, el hombre de nuestro tiempo sepultado en ellas. Esesto soportable? Ms an, es posible? T al vez el hombre no se resigna adimitir de su condicin personal. Cuando est apunto de hacerlo, en virtud

    de solicitaciones que lo halagan o lo amenazan, siente un punto de alarma. Esmuy probable que la dimensin religiosa sea la nicaque mantengavivo parala mayora de los hombres la conciencia de que no es una mera cosa, n isiquiera un organismo, sino esa realidad paradjica, difcil de comprender ysin embargo patente, manifiesta, lo nico verdaderamente inteligible44.

    4 2 KANT, 1 . Fundamentacin de la metafisica de las costumbres, Madrid : Santillana,1996, pp. 50-Sl.

    43 LORDA, J.L. Antropologa. Del Concilio Vaticano JI a Juan Pablo IL Madrid: Ed.Palabra, 1996, p. 30.

    44 Prensa diaria,jueves 19-abril-2001.173 Anales del Seminario de Historia de la Filoso/la

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    Puesta la distincin persona-cosa sin condiciones, esencial en la base deledificio personalista, ahora la persona se presenta como esencialmente orde-nada a la relacin ntersubjetiva ya sea de tipo

    interpersonalfamiliar

    o,ms

    amplia, interpersonal social. Esto significaque, al igual queel amor, lacate-gora de relacin es esencial para la persona durante toda su vida. Desde sugestacin en el seno materno hasta el final de sus das. El personalismo con-sidera que todos estos aspectos son tan importantes que, sin caer en el extre-mo de afirmar que el sujeto se funda ontolgicamente en la relacin, la filo-sofia debe esforzarse por comprender con profundidad esta dimensin tanrica y trascendental y darle salida a travs de las categoras pertinentes (p.184). Adems, desde el personalismo se cae en la cuenta que la relacin con

    los dems es un medio privilegiado del propio desarrollo personal, hasta elpunto de convertirse en condicin sine qua non. Lo importante no es n i lasociedad en cuanto tal n i el individuo egtico, sino la persona en relacin conlos dems, pues el hombre no ha sido creado para vivir solo45.

    Igualmente, de la consideracin global de la persona, y de su acerca-miento fenomenolgico al cuerpo humano que le permite descubrir la rique-za de matices de todos los aspectos corporales, la filosofa personalista seposiciona con firmeza cuando expresa con Mounier la profunda imbricacinde lo corporal y lo espiritual: No puedo pensar sin ser, n i ser sin mi cuerpo;estoy expuesto por l a mmismo, al mundo, a los otros; por l escapo a lasoledad de un pensamiento que no sera ms que pensamiento de mi pensa-miento. Una importante conclusin que saca Burgosde todo esto es que parael personalismo, la filosofla no es una mera actividad de la mente, sino unaactividadde lapersona (p. 189), lo cual pone de manifiesto que el conoci-miento del hombre y del mundo l o propio de la f i losofa tambin es unmedio de interaccin con la realidad cultural y social y, por tanto, desde estaperspectiva se intenta dar soluciones a los problemas sociales, ticos, polti-cos, etc., problemas concretos que asaltan a los hombres adiario.

    Estamos, en fin, en presencia de una filosofa cuyo punto de partida es elmismo que el de llegada: el amor. El amor es para Mounier la certeza msfuerte del hombre, ms fuerte que la razn, es el ms evidente cgito exis-tencial sobre el que no cabe duda. El repetido pienso, luego existo carte-siano se transforma para Mounier en amo, luego el ser es y la vida vale lapena ser vivida46. El personalismo considera que la afectividad es tan esen-cial a la persona como la inteligencia y la voluntad, pero sobre todo es una

    45 JUAN PABLO II . Fides etRatio. Ob. cit., p. 46. Sobre la relacin interpersonal, pp. 46-50.

    4 6 El Personalismo, p. 22.

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    afectividadque se conquista: el amar es lucha, afirma Mounier47.Dietrich von Hildebrand, que al decirde J.M. Burgos se puede conside-

    rar en sentido estricto un fenomenlogo personalistapor sus decisivos estu-

    dios sobre el amor y la afectividad humana (p. 123), parte de la afirmacinde que la tradicin filosfica haba asignado a la afectividad humana y a lossentimientos un papel secundario, inferior al de la inteligencia y de la volun-tad, porque toda la esfera afectiva fue asumida, en su mayor parte, bajo elcapitulo de las pasiones, y siempre que se considera la afectividad en estecaptulo especfico, se insiste en su carcter irracional y no espiritual48. Deah la importancia radical del amor y de la esfera de la afectividad para todaantropologa que quiera serdigna de su nombre, que no puede dejar de con-siderarfilosoficamente estos aspectos tan centrales de la vidahumanay debeconcederles la importancia capital que poseen (p. 182-183).

    Pero si el amor es lo ms esencial de la vida, no tiene sentido que, desdeun punto de vista filosfico, sea una cuestin secundaria que quede siemprepor detrs, por ejemplo, de las reflexiones gnoseolgicas o lgicas. Tiene queser un tema filosfico central, de importancia paralela a la que reviste en lavida (p. 186-187). Esto lo vio tambin lcidamente Gabriel Marcel, y loexplan en mltiples recovecos de sus obras.

    En suma, ms que de temas de una filosofa nueva tendramos quehablar de los temas de siempre en una persona nueva. Por ser esencial-mente una cosmovisin abierta y catalizadora, el amplio despliegue meto-dolgico delpersonalismo actual puede convertirse en unapropuesta firme alahora de hacerfilosofa, una contribucin inestimable que el tiempo dir. Entodo caso, despus de la lectura actualizada que hace f.M. Burgos del perso-nalismo, apartir de esta visin global uno se siente filsofo personalista aun-que sea de adopcin.

    Desde Mounier, quien frente a las filosofas de academia concibe la suyacomo propedeusis praxeolgica, enmarcada en una tica y una poltica, y enconjuncin con una teodicea49, se ha insistido en que el personalismo no esestrictamente un sistema filosfico sino un intento por resolver la crisis queha abierto el siglo XX en el hombre occidental. La afirmacin mounierianade que el personalismo supone un esfuerzo total para comprendery superarel panorama de la crisis del hombre del siglo XX, medio siglo despus se ha

    47 El Personalismo, p. 33.48 HILDEBRAND, El corazn. Anlisis de la afectividad humana y divina, Madrid:

    Palabra, 1998 (3aed.), p. 33.49 FESSARD, G Rponse E. Mounier, Rev. tudes, 1949, pp. 349-399. En DIA.Z, C .

    yMACEIRAS, M. ob. cit., p. 16.

    175 Anales del Seminario de Historia de la Filoso/la2001,18: 15i-176

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    convertido en proftica. Sobre todo, a da de hoy, el personalismo sigue sien-do una propuesta filosficaeminentemente prctica, volcada a la solucin de

    los problemas reales del hombre, justamente porque sigue insistiendo en lapenona como fundamento de todo humanismo.

    Anales dcl Seminario dc Historia ti c la Filosa/li, 1 7 62001 . IR : 151-176