Santo Tomás - San Alberto

8/20/2019 Santo Tomás - San Alberto

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D I A L O G O .

P O R EL M . R . P . FR . J O AQ UÍ N FO N S K CA

R e c e n t e d e e s t u d i o s y P r o f e s o r d e T e o l o g í a d e l a U n i v e r s i d a d d e F i l i p i n a s .

C O N M O T I V O D E L

C E L E B R A D O

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H O N O R

D E L

D O C T O R A N G É L I C O

P O R E l . H O N O R A B L E C L A U S T R O D E D I C H A l ' M V E R K I D U ) ,

el dia 7 de Marzo de 1874.

C O N U N H I M N O F I N A L A I . I M t i N C I P E H E / . A S E S C U E L A S

P O R F . l. 1 1 I S M O A U T O R .

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I M P R E N T A D E L C O L E G I O DE S A M O T O M V S

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D E

S A N A L B E R T O M A G N O

Ó S E AN

LOS DOS GE

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S. Á b.

I .

Joven de la ancha frente,

Vivaz pupi la y de m ira r profu ndo ,

Que de Trinacria y de su cielo ardiente

El be l lo sol huyendo peregr ino,

Buscas ans ioso e l apar tado mundo

D e b rumosas r eg i ones ,

Para ve lar ent re su n iebla oscura

De tu exis tenc ia e l inmor ta l des t ino;

Díme, s i por ventura

Te aplace as í , ¿qué numen generoso,

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^B G N . Stts* T ̂ 3 C N y ^ 6 N = • D G N 1


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Qué ocul ta inspi rac ión su luz der rama

En tu camino, y los pa ternos la res

Guarnidos de b lasones ,

Que avara a tesoró la e te rna fama

D e t u p rosap i a i l u s t r e , abandonando ,

Movió tu pecho y corazón piadoso

Á desdeña r sus pompas s ecu l a r e s ,

De su furor l a cólera a r ros t rando?

S¿o. Tom. Al to varó n, cuyo glor ioso no m br e

La mar c ruzando y l a anchurosa t i e r r a ,

L l ena hoy e l mundo , en g r ave aca t ami en t o

Yo me pos t ro ante t í . La c lara lumbre

De tu saber en la Teutonia fr ia

No br i l l a sólo , y su modes t ia a l hombre

De jand o, te di ré : qu e al f irmamento

Alcé mi vista un dia

Desde e l e t rusco mar , y en cruda guer ra

Tu genio v i con la ignorancia oscura

D e t u s i g l o l ucha r . La muchedumbre

Vi de los pueblos que , en su er ror insano,

Al escuchar l a fama por tentosa

""De tu alta ciencia y tu saber divino,

Con voz superst iciosa

Te apel l idara , en vano,

Sabedor , n i g roman t e y ad i v i no .


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(2)

- 3

Así á Gerb er t , a l j e rofanta augus to

Del sacro l ibre , e l t í tu lo famoso

D e mago pode roso

Le merec ió también su rara c ienc ia

En apar tada edad. Y vi que , in jus to

En todo t i empo e l l enguaraz profano,

Á quien la intel igencia

De na tura y sus l eyes escondidas

Otorgó nunca e l c ie lo soberano,

Con torpe error y frases doloridas

Osó pintar á l a ignorante p lebe

La f igura inmortal del genio alado,

C omo un se r ma l hadado

Que su saber en los inf iernos bebe.

Y abr ióse m ás el f irmamento pu ro

A mi s o j os , y v i l a muchedumbre

D e p rec l a ros va rones

Que de su estola virginal ceñidos,

De Astar te huyendo y de su amor impuro,

Recorren hoy las p lác idas mans iones

D e l c l aus t ro monaca l . La du l cedumbre ,

En tonc es , co m pre nd í y l a paz d ichosa *

De su vida preciosa

Á los o jos de Dios . ¡Ay cóm o hen chido s

De su amor ce les t ia l , cantan su g lor ia

i -

* V 8


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. . ,

Y el t e m p l o , el b o s q u e , el rob l eda l umbr í o ,

E l manso a r royo y las canoras aves ,

Q u e oye es tas iado el caudaloso rio,

En dulce son, sus ecos armoniosos

R ep i t en sin cesar . Yo los acentos

D e sus cánt icos suaves

O í,

á la par de los

a lados v ientos

Q ue a r ru l l a ron mi infancia vagorosos

Del gran Casino en los sagrados la res , (5)

D onde r eposan

del

saber profundo

Los genios tu te lares ,

Q ue

por

s i empre s e r án

la luz del

m u n d o .

II.

Más

ya del

Imbr i o a i r ado ,

Y del Godo feroz la hor r enda saña

Pasó cua l t empes t ad . Si el c ie lo jus to ,

E n

su

furor ,

del

Bóreas enojado

Las a las desa tó , y el ce t ro augus to

Del romano poder , cua l f rági l caña ,

Arrebató fur ioso

A qui l ón i mpe t uoso

P o r las i r a s de Dios prec ipi tado;

Si en el nauf r ag io un i ve r sa l , ho r r end o ,

D e l mundo sab i o

y de las

ar tes be l las

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J í

Se hun d i e ron ¡ ay con f r agoroso e s t ruendo

La ciencia y la vir tud; el arca santa

De sus res tos prec iosos

Fu eron tam bién los c laus t ros s i l enc iosos , ( i )

Dó la verdad sus úl t imas centel las

Conservó s iempre v ivas ,

Semejando su luz á las estrel las .

Y vi que las edades

C or r i e ron p r e su rosas

De siglo en siglo, y la barbarie impía

A la postre incl inó su ruda frente

Ante la c ruz Y nuev as soc iedades

Nacieron poderosas ,

Del ecuador hasta la zona fr ia ,

Bajo el soplo de Dios. Mi pecho ardiente

En t onces r e sp i ró , y un nuevo mundo

Vi sal i r renovado

Del nauf ragio inc lemente

Que todo lo envolvió en su hor ror profundo,

Menos e l don prec ioso y b ienhadado

De la fe, hija del cielo,

Q ue a l umbró s i empre a l t enebroso sue l o .

Oh s í : l l egó e l m om en to

En que, por f in, el genio de la ciencia


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«

Y en alas del amor de polo á polo

Es t ende r l o s domi n i os b i enhadados

D e l r e i no ce l e s t i a l . Su muchedumbre

Á las estrel las sólo

Se puede comparar . El ponto f ie ro

Viólos cruzar sobre sus bravas ondas

Por a t r ev i dos rumbos i gnorados ;

Y al lá en su seno, á su pesar profundo,

Abr ióles paso e l Aqui lón bravio ,

R ecog i endo medroso

Sus negras a las y su a l iento impío

Ante e l hombre de Dios que , mensa jero

De la nueva fe l iz , e l ancho mundo

R ecor r e p r e su roso ,

Para l levar hasta el confín postrero

Del orbe su mis ión ar rebatada ,

Y e l don hermoso de su fe adorada .

Que, s i de Anfión al fabuloso acento

Se a lzara , un dia , en la región umbrosa

Del raudo Ismeno, l a sonora Tebas

De su d ivino or igen orgul losa ;

Si allá del Hemo frió

El t race Orfeo, al vagoroso viento

Vibró sus ecos por l a vez pr imera ,

Y de su voz al poderoso encanto


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5

— 8 —

Paróse e l hondo r io ,

Para escuchar le , en su ve loz car rera ;

Y si su dulce canto

Las rocas a r ras t ró y la enc ina añosa

En p os de sí , y la ind om ab le f iera

Tornóse , a l f in , en hombre manso y p ío ,

Al gra to son de su armoniosa l i ra ;

Fue ron , no más , sus ecos b i enhadados

Símbolos be l los de la e te rna fama

Que s ig los ignorados

Reservaban, t an sólo , á los varones

De a l ta v i r tud y esplendoroso e jemplo,

Que de su hermosa fe la viva l lama

Encendieron do quier , y en las regiones

De la inf idel idad el al to templo

Alzaron de su Dios ; mient ras que e l mundo,

Bajo e l poder de su pa labra ardiente ,

La faz cam biab a de su ser pro fun do , (6)

Enhiesta al cielo su inspirada frente.

III .

Y vi ent re l as fa lanjes numerosas ,

Que del seno de Dios á la honda t ierra

Bajaron á es tender su re ino augus to

Por todo e l orbe , a l inmor ta l caudi l lo

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- o - o c o . » x x : c o o o o o c c D o c o c < j ^ i x o j . > ^ : x x > a * : o o o : ^ ^

— 9 —

Q ue ,

al frente de sus huestes poderosas,

Dó quiera a l torpe v ic io ardida guer ra

Sin t regua declaró. Su al to dest ino

Comprendí y pros ternado, a l varón jus to

Mi pecho descubr í de es ta manera :

»Oh tu , genio d ivino,

»Sér inmor ta l , que en las remolas p layas

»De la al ta Hesperia el bienhadado oriente

»De tu vida, al nacer en regia cuna,

»Viste feliz; el Alba lisonjera

«Debió bañar tus b lancas ves t iduras

«En las regiones puras

»De su esplendor, y tu estrel lada frente

»Me revela de Dios al gran Vidente.

(7)

(8)

»Te reconozco, s í . Del fér t i l Duero

«Las mansas ondas con susur ro b lando

«Saludan, a l c ruzar por sus dominios ,

»Del gran Guzman e l opulento a lcázar

»Que se alza erguido en el país ibero.

»Más no el orbe nefando,

«Dónde e l hombre es tampó su impura huel la ,

«Pudo engendrar sobre la t i e r ra impía

«La est i rpe celest ial de tu alma bel la .

«Hi ja de Dios , en la mans ión umbr ía

«Del pecado no pudo su al ta frente


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— 1 0 —

«Nunca inspi rar , n i e l ceñidor g lor ioso

»De su pureza angel ica l e l mundo

«Ofrecerle jamás: que solo al cieto

«Fué dado conceder e l don prec ioso

«De la virginidad al t r is te suelo,

«Y hace r de l hombre i nmundo ,

«Concebido en el l lanto,

«Un ser d iv ino, inmaculado y santo .

«Yo veo tus legiones,

«De blanco l i r io virginal ceñidas,

«Recorr iendo do quier e l orbe insano,

«Para es tender e l re ino soberano

»De la fe santa y de la ciencia unidas.

«Ora en bravas regiones

«Lucha inmor ta l cont ra Luzbel maldi to

«Sos t ienen, y l a c ruz enarbolando

«Frente a l poder de l t á r ta ro prec i to ,

«Invaden sus dominios t enebrosos ,

«En toda l id sus haces auyentando:

«O bien, ora , p iadosos

«Vuelan al templo santo,

«Para anunciar su ce les t ia l doct r ina

«Al pueblo f iel que, al poderoso encanto

»De su pa labra é inspi rac ión ardiente ,

«Renuncia a l v ic io inmundo


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i i

«Que abor tó e l mal de l bára t ro profundo:

«Ora, por •fin, de su misión divina

«Dan test imonio á la apartada gente

«Los gimnas ios famosos

»Que e l mundo admira en la t endida t i e r ra ,

«Dónde a l e r ror infa t igable guer ra

«Declararon tus h i jos generosos .

«T riple gu irn ald a airo sa, floreciente,

«Por l a mano de Dios ent re te j ida

«Ciñe su sien: la del mart i r io santo,

«Tinta en su sangre por Jesús ver t ida ,

«Ostenta aquel en su rosada frente:

«El otro bri l la , en tanto,

«Por el lauro inmortal de su al ta ciencia;

«Y el resto, en fin, por la triunfal corona

«De su pudor y sus v i r tudes be l las ,

«Que, arrebatando el cielo

«Con su dulce violencia,

«Desprec iaron de l mundo las quere l las

«Y el su pla ce r de que falaz bla son a,

«Elevando a l mor ta l en raudo vuelo

«Sobre el giro del sol y las estrellas.

«O h si m e fuera dado

«En esas tus falanjes generosas


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«C ont a rme un d i a , y mi i gnorado nombre

«Inscr ib i r » . . . Di je : y e l varón divino,

Viéndome, aun, ante sus p ies pos t rado

Esperando del cielo el fal lo justo,

En f rases amorosas

Hablóme as í , desde e l empí reo augus to:

«Prec iado adolescente ,

«Que de l mor ta l e l mísero des t ino

«Contemplas hoy en ese ponto a i rado,

«Semblanza a t roz de l bor rascoso mundo

«Que sobre el polvo inm un do

«A tus p ies bra m a, e spantad or , rugie nte ,

«Por e l genio de l mal s iempre agi tado;

«Pláceme tu oración. Tu voto al cielo

«Voló, y propic io e l Padre soberano

«Oyó tu voz y tu plegaria ardiente,

«Colmando, a l f in , tu generoso anhelo ,

«Pese al averno y su furor insano.

«Más ya Luzbel , de la t a r tá rea t rompa

«Al son a t ron ado r , sus hues tes l l ama

«Contra t í , y sus legiones

«En tu camino ce les t ia l der rama.

«Viera yo, sí , al de la altiva frente,

«De ant iguo orgul lo y de soberbia henchido,

«Satán maldi to , en los suntuosos la res


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De Aquino, e l inmor ta l , su e terna fama

Y sus c laros b lasones

Astuto revolver a l l á en su mente ,

Al respla ndo r de sul furosa l l ama .

Y vi yo al fementido

Genio inferna l sus hór r idos pendones

Enarbolar a l a l to f i rmamento ,

Y su renc or á tu prosap ia i lus t re

Oseo inspi rar , t an sólo a l pensamiento

De ver hol lada en t í su inmensa gloria

Y su pod er , y ama nci l l ado e l lu s t re

De c ien generac iones heredado,

Que, olvidadas de t í , su íncl i ta historia

Verán hundi rse en e l sepulcro he lado.

«Pero no temas e l furor bravio

»Que Bel ial susci tó en su pecho airado.

«Fía : que , s i e l ave rno tem eros o

»Pudo armar cont ra t í su brazo impío

«Con su falaz inspiración siniestra,

«También será , que e l c ie lo b ienhadado

»Te conceda piadoso

«Fuerza y va lor , y poderoso a l iento

«Para vencer , al f in, su airada diestra.

»Y quer rá Dios que , n i l a vana pompa

«Del mundo, ni su gloria fugi t iva

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SBHBnagiigiiiiHniBfníHBiniBníi

— 1 4 —

»El lazo ocul to y generoso rompa

«Que á l a e té rea región tu pensamiento ,

»Como á su pa t r ia y su mans ión na t iva ,

«Liga ya dulcemente ,

»Sin tener en la t i e r ra , peregr ino,

»Tu co razón mo rada pe rm ane n t e ,

»Y s iendo e l c ie lo tu inmor ta l des t ino.

»Más ¡ay que no tan sólo ar rebatad a

« R o m p e r á , a l

fin,

a cólera implacable

»De Luzbel contra t í , y su brazo f iero

«Caerá formidable

«Sobre t i por la senda deseada

«Que te guia á los claustros si lenciosos.

«Yo vi t ambién l igero

«Cruzar e l a i re oscuro

«Al lúbr ico Asmodeo,

«Que viene en a las de su a l iento impuro

«A tender te sus l azos tenebrosos ,

«H uyendo s i empre e l r e sp l andor f ebeo .

«Como ladrón nocturno e l a l to a lcázar

«Asal ta fementido

«En las t inieblas, y en su afán cruzando

«La negra oscur idad con faz medrosa ,

«Sorp rende , a l

fin,

osado y dec idido


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»E1 tesoro que g uard a s i l enc iosa

«Apar tada mans ión; as í nefando,

»E1 espr i tu inferna l l a forma im pu ra

»De pro caz M esalina (4-1)

«Vis te , y ent rando en la mans ión oscura

«De tu pr i s ión, sus t i ros pe l igrosos

«Asestará á la vir tud divina

«D e t u pu reza . . . ¡A yD i os ¡C ie los p i adosos

«For ta lecedle , oh s i , en la lucha h or re nd a

«Que e l d ios de l mal con su inocencia pura

«Sos t endrá , y que no p r enda

«En su pecho jamas la impura l l ama

«Del torpe amor , en que e l averno impío

»Á la he rm os ura y juve ntud inf lama

«Del hemisfer io aus t ra l a l nor te f r ío .

«Y entonces v i , que abrasadora tea

«Br i l ló en tu mano, y con hor ror profundo

«A huyen t a s t e , en buen hora , a l mons t ruo i nmundo

«Que, en brava l id vencido,

«Fuera á ocul tarse de la luz febea,

«De su vergüenza y confus ión cor r ido.

«Y vi también, que el cielo

«Abrióse presto al paraninfo alado

«De la v i rg inidad, que a l hondo sue lo

«Raudo desc iende , en la derecha mano


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' 3 l i M B i i M i B n i i « B ^ ^ —

- J J — •

— 4 6 —

«Trayendo e l l auro y ceñidor g lor ioso

»Por los ángeles be l los rega lado

»A1 vence dor de Astar te , ven turo so,

«Que yace humi lde ante su Dios pos t rado.

IV.

»Más ya sonó la hora

«De prosegui r tu ce les t ia l jornada ,

»Y l ibre, al f in, del aura pecadora

«Que se respi ra en la mans ión dorada

«Del procer orgul loso ,

«Dejarás á Tr inácr ia y su euro b lando,

«Amigo de l p lacer . Tu a l to des t ino

«Te espera f iel en la Teutónia oscura,

«D ónd e verá s el astro esp lend oro so, (-1

«Que ent re sus n ieblas con fu lgor d iv ino

«Bri l la hoy, y al orbe en la su luz bañando,

«I lumina do quier e l ancha t i e r ra .

«Él será para t í la estrel la pura

«Que ha de guiar tu genio en su camino,

«Por nuevos mundos que su g i ro enc i e r r a .

«Mucho su ciencia vio. Bel la natura

«Revelóse á su mente ,

«Y la t ierra, y el cielo, el mar profundo


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i » -

• • •

»Abr ieron paso á su mirada ardiente , .

»Q ue so rp rend i ó en su o r i gen l a he rmosura

»De todo ser y las secr etas leyes (15)

«Que Dios deposi tó con sabia mano

»En su seno fecundo,

»Para regi r e l mis ter ioso arcano

«De la v ida que anima e l ancho mundo.

»Y vio la luz y el vagoroso viento

»Ir , y venir , y recoger sus alas,

»Y volver á m ar ch ar del f irmamento

»A recorrer las espaciosas salas,

«Por sendas que a l mor ta l (a )

v

l io fuera dado

«Conocer nun ca , ay t r i s te (14)

»En la mansión funesta del pecado

«Que de luto y de horror el t raje viste.

«Yo le hal lé contemplando en f laco asiento

«Del i r r i t ado mar las c respas ondas ,

»É interrogando al cielo el al ta ciencia

«Que pres ide a l cons tante movimiento

«De su f lujo y ref lujo. En donde, en donde

«Encontrará su f in? La intel igencia

«Midió su inmensidad. Sobre sus a las

(


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« C O D O O O O O C < X O C O O T C O ; X > C O Q ^

«Voló del ponto á la postrer or i l la ,

«Guiado por l a luz de l pensamiento;

»Y fué hasta dó se esconde

«Bajo del mar la rubia cabel lera

Del sol ocaso, y dó rosada bri l la

«La soberana aurora

«Que alza su sien del l íquido elemento,

«Su cólera aplac and o y su ira fiera.

Y el saber , pudo tanto

«En Alber t , que la s i r t e a te r radora

«Viera hervi r s in espanto ,

«Del hondo mar ba jo la b lanca espuma;

«Y pudo oi r s in es tupor profundo

«Al p ié lago i racundo

«Bramar del polo en el confín helado,

«D onde su eno j o e span t ador ab ruma

«De nuestra esfera el eje diamantino

«Que, recrugiendo a l golpe redoblado

«De su inmensa pujanza ,

«La suprema ba lanza

«Tal vez perdiera y su nivel divino,

»Á no af i rmarle el cielo cr is tal ino.

»¿Qué pudo entonce á l a inspi rada mente

«Ocul tarse de Alber t? Su a lma subl ime,

^


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«Arrebatada en su v i s ión ardiente ,

«Tal vez columbra en la región sombr ía

»Del porveni r los genios inmor ta les

»De Gama y de Colon, que nuevo s mu ndo s ( l o)

«Arrancarán á l a tormenta impía

«Del turbulento mar que a l orbe opr ime.

«Númenes ce les t ia les

«En vano fué , que e l promontor io a i rado

«Vedara el paso á la española gente

«Por sus senos profundos ,

«Dó anida e l huracán s iempre enojado:

«Que los re inos de Brama y Motezuma

«Vues t ra sombra verán cernerse , un dia ,

«Sobre sus playas, y la luz febea

«No tendrá ya occidente

«Para el pueblo de Hispal que su áurea vía

«Sorprenderá en su ve loz car rera ,

«Desde el ocaso hasta el confín de oriente.

«Viera t ambién los monst ruos numerosos

«Que en los ecuóreos re inos ignorados

«Habi tan , y c ruzando

«De mar á mar los senos tenebrosos

«Del hondo abismo, á los celestes hados

«Murmuran su exis tenc ia

m

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1 /


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7 .

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— 2 0 —

«Que e l a lma Providencia

»Por s i empre amamant ó á su pecho b l ando .

» 0 h s í : a l genio tan sólo

«Fué dado conocer l a ignota v ía

»Del Leviatan (b ) y de l ce táceo hor rendo,

«Reyes de l mar , que a l l evantado polo

«Llevan, t a l vez , e l t emeroso es t ruendo

«De su furor y cólera bravia.

«Solo é l pudo admirar e l fé r reo pecho,

«De tr iple cota fuerte guarnecido

«Q ue na t u r a o t o rgó con mano a i rosa

«Al pr im er navegan te qu e , a t revid o,

«De frági l tabla en reducido lecho,

«Osó ar ros t rar l a t empes tad medrosa

«Del ponto soberano,

«Y de sus monst ruos e l furor insano.

«Y ardió de Alber t e l vas to pensamiento

«En ansia de saber . Acaso, un dia,

«Voló su fantasía

«Allá dó Atlante fué, y su hondo cimiento

«Buscó en el fondo de la mar sañosa.

«Tal vez , t repando á l a abrasada cumbre

(b) An extrhaere poter is Leviathan hamo, e t fuñe l igabis linguam ejus

4 0 . V.

2 0


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¡ 9 O 0 C O0 O . X№0 OC OC XXC C * X » C < XC C < > ^ : ^ MC C G a c C í X DC OO3 C O0 a c o r o

—21

—

«Del Etna mug i d o r , sin faz miedosa ,

»Contempla allí del ho r r o r o so ave r no

»La fiel semblanza a i r ada

«En aque l ho r n o bu l l i do r , e t e r no ,

«Que de su seno h i rv i en t e

»Vomita sin cesar fétido a l umb r e ,

«Envue l t o en laba abrasadora , a r d i en t e .

»Y, si al fragor y al hó r r i do es t ampido

«Del t r u eno pavo r o so ,

«Tiembla Tr inác r i a y su espan t ada gen t e

»En d e r r e d o r , e l suelo es t r emec ido ;

«Del sabio Álber t e l gen io pode r o so ,

«En leda paz y con serena f rente ,

«Asist i rá al or igen escond ido

«Del ho r r e n do vo l can , sus honda s leyes

«Inves t igando en la profunda t i e r r a ,

«Y lo s secre tos que en su seno enc i e r r a .

«Y no fué qu e , tan sólo , el hondo a rcano

«Del fatídico mon t e

«Se revelase al sabedor profundo

«Que pene t r ó sus senos cave rnosos :

«Viérale yo t amb i én lo s neg r o s an t ros

«Del g lobo r eg i s t r a r , y ot ro hor i zon t e

«Lumbro so ab r i r a l pen s am i en t o h um a n o

6

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30/189

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2 2 —

«Que, sumergido en las s in ies t ras sombras

»De la ignorancia y de l e r ror impío ,

»Vagaba a l lá por mundos tenebrosos ,

«Restos aun de la barbarie f iera

»Que sus des t inos , por su mal , r ig iera .

«Más, paso al claro dia

«Que de la noche el pavoroso velo

«Desde su e térea cumbre

«Rasgó, y a l seno de la madre t i e r ra

«Descendió á der ramar su c lara lumbre

«En los ocul tos re inos de na tura .

«Campo a l saber y a l generoso anhelo

«Del genio peregr ino

«Que, penet rando en la región oscura

«Dó su poder l a tente e l orbe encier ra ,

«Viera formarse en su cr isol divino

«Los prec iosos meta les ,

«Y las fuerzas ocul tas que presiden

«A la materia, que las ar tes bel las

«Animan con sus grac ias inmor ta les

«Que Fidias esculpió sobre hondas huel las .

«Entonces vio del fósi l espantable

«La forma hor renda , y l as profundas leyes

«Que r igen la es t ruc tura


31/189

«Del mímelo ant iguo: el nacimiento estable

»üel manso ar royo y bul l idora fuente

«Que, murmurando (c) con su l infa pura

«Por la cañada , e l bramador tor rente

«Engendra ; y luego e l caudaloso r io ,

«Padre fecundo de las gayas f lores

«Y de la mies , que en la r ibera umbrosa

«Desdeña los r igores

«Del caluroso est ío,

«Y vive, y crece y cójese abundosa;

«Mientras, raudo, el cr is tal va desatado

«Por la verde campiña a l ponto a i rado.

«Ta mb ién a l gen io y a l saber profund o

«Abriósele fecundo

«De Flora el seno, y las vir tudes varias

«Que l iel natura atesoró cuidosa

«En la g r am a a rom osa ,

«Que crece en las l lanuras sol i tar ias .

«Allí la herbácea planta y la flor bella

«Se desc iñeron de su a i roso manto

»Á la vista de Albert, sus ricas galas

«Ledas poniendo ante sus pies, en tanto

C )

Quis dedi t vehement iss imo imbri oursum.. . ut p lueret super

terram.. . e t produceret herbas v iran tes? Quis es t p luvias pater? ve l q uis

genui t s t i l las ror is? Job. cap. 3 8 vv . 25 . 26 . 27 . 28 .


32/189

í c o C K c o o c c < x x¡ a > x c o o o c a » o o o a c x> 3 c c c » x x x » c o ^

. JÖ

— 2 4 —

«El sabio estudia la profunda huel la

»Que Hacedor es tampó en su r ico seno:

»Y al l í , tal vez, el destructor veneno

«Descubre su al ta ciencia,

«Bajo la pompa y la bel leza pura

«Que adornan la magní f ica exis tenc ia

«Del verde prado y la enramada oscura .

«¿Y quién, acaso, pudo,

«En la ignorancia v e l t e r ror medroso

«De su s ig lo , e levarse á l a a l t a cumbre

«Del Apenino, y ver dó e l rayo ardiente

«Se form a, y hie nd e en la celeste esfera

«La nube infaus ta que , á su choque rudo

«Rásgase, y cruje el t rueno fragoroso,

«A menazando

(d )

á la espantada gente

«Que huye dó quier de la borrasca f iera?

«Yo le vi : él no más, solo,

«En a las de su genio ar rebatado,

«R emont a r se pud i e r a

«Del huracán á l a mans ión nubosa ,

«Y ver al l í la formación latente

«Del re lámpago a i rado,

«Y la centel la y tempestad furiosa,

( í/) Et in ton uit de ocelo Dom inus

babit eos . Psalm. 1 7 . vv . 1 4 . el 15 .

fu lgura mult ip l ieavi t , e t contur-


33/189

-25-

»Que hace temblar á l a t endida t i e r ra ,

»Y l leva a l ponto asoladora guer ra .

«Entonces será , cuando,

«Cerniéndose tal vez su fantasía

«Del é te r puro en la región ve lada ,

«Contemple Alber t l a poderosa mano

«Del Padre soberano,

«Al colocar en la estension vacía

«Del grande espacio e l universo mundo

«Que brotara , á su voz , de la honda nada .

«Y viera e l nac imiento

«Del g lobo y las columnas inmor ta les

«Que sos t ienen la t i e r ra (e) en su ancho as iento ,

«Ceñida en der redor de l mar profundo;

«Y quién de l f i rmamento

«Las aguas super iores

«Mantiene en la región del aire vago

«Que, en forma de pañales ,

«La t i e r ra envuelven con su dulce ha lago.

{e) Ub i eras quando poneb am fundamental terree ? quia eonolusit ost i is

mare , cum ponerem nubem vest imentum ejus , e t ca l ig ine i l lud quas i

pannis infant i le obvolverem? Job. cap. 3 8 .

I

D . 4 . 8 . el 9 .

7

ri

K


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— 2 6 —

»Viera también los orbes centel lantes

«Que, en raudos giros, la celeste esfera

»Atraviesan br i l l antes ,

»En conce r t ada marcha numerosa :

»Y donde Or ion esconde l i sonjera

«Su leda faz; la Hi'ada lluviosa

»Dó t iene su mans ión; dó e l Cancro ardiente

»Lanza los rayos de su luz febea;

»Ó donde la Osa helada

»Eleva su al ta frente

»Léjos de Toro; y dó la hermosa Astrea

«Tiene, por f in, su celest ial morada.

«Fal tábale tan sólo

«Leer de l hombre en la inspi rada f rente

«El hondo arcano de su gran des t ino,

«Y , monarca de l (f) m u n d o ,

«Su trono alzar sobre la esfera ardiente

«De las estrel las , que á su rey divino

«Rinden (


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— 2 7 —

»Que apr i s iona , infe l iz , a l pensamiento ,

«Abatiendo su vuelo

«Que busca ansioso el cielo

«Do la inmor ta l idad t i ene su as iento .

«Mas quién podrá del sabio el raudo vuelo

«Segui r , y e l soplo inspi rador a rdiente

«De su saber al tenebroso suelo,

«C om unica r? Á é l so lo fuera dado

«Elevar en la t ierra su al ta frente

«Sobre e l cerco de l so l mas apar tado,

«Y al lá dó el genio su divina lumbre

«Bebe, apurar l a c r i s ta l ina fuente

«De la verdad. Yo vi en el Norte fr ió

«Al Salomón de los modernos t i empos ,

«Del claustro si lencioso

«Su vi s ta a lzar has ta l a e té rea cumbre ,

«Y a l Padre bondadoso

«De quien desc iende a l va l ladar sombr ío

«Del orbe toda luz , su ardiente ruego

«D i r i g i r humi l doso ,

«Y abrir su intel igencia

»Á toda inspiración. ¿Quién de su ciencia

«Midió la inmensidad?

«Solo del cielo

«La ora l sabidur ía


36/189

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— 2 8 —

«Y el Verbo sustancial guió su mente

»De la verdad a l mundo refulgente .

»Más es ta luz que , en su cons tante anhelo

»Se reveló á su espr i tu generoso,

«I r radiará , por f in , a l hondo sue lo

«Mas vas tos hor izontes

«Q ue c ruza rá o t ro s e r mas . ven t u roso ,

«Predes t i nado en b i enhadada hora

»Á rec or r er los e te rna les m onte s

»üó la d iv inidad ve lada mora .

«Anda; que tu orac ión es ya cumpl ida ,

«Y será Alber t e l numen poderoso

«Y e l gran mentor de tu fu tura v ida»

Dijo:

y despareció la visión bel la ,

Hendiendo el éter cual fugaz centel la .

El presagio d ivino

Del gran Guzman, has ta e l fe l i z momento

De ver te , se cumpl ió . Que en vano, en vano

Las hues tes de Satán , en mi camino

Su red tendiendo con ar te ra mano,

C omba t i e ron do qu i e r m i pensami en t o .

En vano e l mundo y sus mundanas pompas ,

La gloria, y el placer y la r iqueza,

Y de la fama las henchidas t rompas ,

Y aun la v io lencia odiosa ,

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— 2 9 —

Osaran combatir el al to alcázar

En que pusiera Dios mi fortaleza:

Que dióme el cielo, en su bondad piadosa,

Asaz va lor y voluntad potente ,

Para a r ros t rar de f rente

Cuanto se oponga á l a inmor ta l jornada

De la verdad y de la dicha pura

Que, a l l á de Dios en la e te rna l morada ,

Nos ocul tan su faz y su hermosura .

Heme aquí , pues , en tu presencia augus ta :

Que ardió mi fantasía

En ans ia de admirar e l d i sco ardiente

Del as t ro ce les t ia l que hoy lurnbra e l mundo,

Desde el céni t de la Teutónia fr ía

Al ponto hercúleo y su pos t rera gente .

Pere gr ino y er ra nte , e l ancha t i e r ra

Vengo cruzando en pos de mi des t ino,

Que me trae hacia t í , cual pobre arroyo

Va impel ido por Dios a l mar profundo

Que su descanso y su ventura enc ier ra .

Joven, s in patr ia , y s in vir tud ni ciencia,

El a lma Providencia

Me envía á t í , para que seas mi apoyo,

Mi mentor y mi padre , y de tu mente

Un rayo i lus t re mi abrasada f rente .

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S. Alb.

VI.

Olí te conozc o, s í : la l lama p ura

Que arde en tus ojos y tu sien colora

Me revela n tu ser . Rec uerd o ahor a ,

Con gra to corazón, l a donosura

Y bel la faz del ángel luminoso

Que vi , en un sueño hermoso,

Alumbrando á l a t i e r ra en noche oscura .

Era un ab i smo: e l hu racán hor r endo

Sus negras a las bramador tendía

Sobre e l caos profundo,

Del aus t ro a l se tent r ion con saña impía .

Petos ,

no m as , y unive rsa l es t rue ndo

D e h i e r ro y ma l l a e l anchuroso mundo

Dó quier es t remecía ;

Y t in ta en sangre la medrosa t i e r ra ,

Y de t inieblas por do quier velada,

Sólo al Dios de la guerra

Viérasele incl inar su frente airada,

Yn e l hor ror de aquel la noche umbr ía .

Mí se ra hum ani da d Á dó cami nas ?

A do nd e vas l ig era,

m

¡ a


39/189

Tensa la lona al aqui lón sañoso,

¡Nave infel iz las fugi t ivas hon das

Del t i empo hol lando en tu ve loz car rera?

Cuál es tu rumbo, e l puer to venturoso

Que buscas ay con ans ia a te r ra do ra

Por ese mar sin norte y sin ori l las?

Nubes siniestras por el cielo airoso

Vense rodar en la t iniebla fr ia ,

Y astro ninguno con su luz te guia

A t ravés de esa noche espantadora .

Do quier , ay Dios las i ras turbulentas

Del ponto bor rascoso

Azotan bravas tu indefensa qui l la ,

Y, t ras largos azares, aun no bri l la

La esperanza fel ice que sustentas.

¿Y pudo tanto e l c r imen lamentable

Del padre Adán? ¿Y por ventura , en vano

Fuera que Dios , en e l Edén hermoso,

C l emen t e y gene roso ,

Prom e t i e r a s a l var al ho m bre i mpí o

Que osara hol la r su ve to formidable?

De que va l ió , que e l Padre soberano,

S i empre amoroso y p i ó ,

Revelase á la t ierra una esperanza

En su Verbo inmortal ; y la fe ardiente


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— 5 2 —

Del pa t r i a r ca i nocen t e

Viera la lu z en bel la l on t ananza?

Alzad, oh s í , profetas i nmo r t a l e s ,

Alzad la f rente de la he l ada t umba ,

Y dec idnos s i, a l fin, la dulce l i ra

Del r eg io Vate y de Salen piadosa

Sonara en vano ; y si lo s t r enos r onco s

Del g r an can to r que la celeste i ra

Anunció á los mor t a l e s ,

Po r su imp i edad , en balde r e s ona r on

Y al mund o un ive r sa l a r r e b a t a r o n ?

Y nada fuera a un , que de la s gen t e s

El Dios ta n deseado ,

Luz de la t i e r ra , espectac ion de l m u n d o ,

Descend i e se , po r fin, al suelo i nmundo

En la s fo rmas dol ientes

Del h omb r e t r is te , á padece r penado?

De nada fué, ta l vez, que el mons t r uo ho r r e n do

Que abor tó e l dios ma l , d e su al to a lcázar

Rodase á lo s ab i smos con e s t r u endo ,

Y no m as ya su solio

El sangr i en to t i rano

Soberb io alzase y su po t en t e man o

Sobre el despedazado capi to l io?

Í l


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_ _ :

— o o —

Yo vi, yo vi en mi sueño ar rebatado

Los imper ios caer es t repi tosos ,

Y,

uno

t ras o t ro ,

en el

sepulcro he lado

H u n d i r s e

los

colosos

Q ue al o rbe con hor ror esc lavizaron;

Y tras lagos de s angre y c ruda gue r r a ,

V enc i e ron

la

ancha t i e r ra ,

Y

al

carro vencedor f ieros

la

a t a ron .

Todo cambi ó . Del inmor ta l col lado

Del Gólgota sagrado,

Bajó

el

l i be r t ador

de su

des t ino,

Que, al pedaza r las bárbaras cadenas

D e su vil s e r v i d u m b r e , b i e n h a d a d o

Alzara

al

h o m b r e

(li)

has ta

su ser

d ivino,

P o n i e n d o

fin á sus

ant iguas penas .

Mudó la faz del m u n d o .

Mas ¡pobre hum ani d ad ¿qu e t r i st e gu i a

Te l leva,

sin

cesar ,

por la

cor r iente

D el

mal, y á la luz

bel la

De bienhadada es t re l la

Pref ie res ¡ay las n ieblas espantables

Q ue negro e spa rce en tu apa r t ada vía

El torpe er ror ,

y tu

elevada frente

(h ) Si exaltatus fuero á térra, omnia traltam ad m e i p s u m ,

Joan. cap.

12

t v. 32.


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43/189

I LOCO -OCC 0CO0COCC0CCC DCCC COCO XXX. CCCÜ SOCO rCOOCOGOOCOO CODOCOOOCOCOCCCCOOCCCOCOCOCC

— o o

Del firmamento en el espa cio os cu ro ,

Por una ley ocul ta y mister iosa

De sus órbi tas bel las ,

Sint ié ronse a t ra ídas

No más que á un cent ro esplendoroso y puro;

Y a l l í formaron de su luz hermosa

Un sol resplandeciente

Q u e ,

absorbiendo en su d i sco refulgente

Todos los rayos de su albor divino,

Los esparció desde el empíreo cielo

Sobre e l caos profundo y nebuloso

Que surc as, ¡a y po r tu infel iz dest in o,

Tr i s te ba je l en ese m ar sañoso.

VII.

Salve, astro celest ial , sol de la ciencia,

Q u e ,

i l umi nando a l anchuroso mundo

En der redor , sus ve los t enebrosos

Á la razón y al alma intel igencia

Disipaste dó quier: tu luz bendi ta,

Al averno profundo

Lanzó la h idra hor renda

De cien cabezas que abortó el abismo

De sus h i rv ientes senos cavernosos .

O h Salve , á t í : l a hu m ani dad p rec i ta ,


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i

i i s í B H e t f f i a i

>coo3ccoxco;axc:xxxocco; ;ccoaxxíD^;xx^

Ó i

Par t ic ipando e l generoso a l iento ,

Asemejara, f iel , su al to dest ino;

Y en raudo vuelo has ta mi t ron o au gus to ,

A dó el ángel asiste ,

E l eva ra t ambi én su pensami en t o?

Así lo quise; y por decreto justo

De mi e terna razón, a l grande Aquino

Un vastago nació que el alma ciencia

De todas las edades

Tesorará en su vasta intel igencia,

Desde que hubieron ser l as soc iedades .

»Si a lgún fulgor de mi escondida mente

«Bri l ló en el genio ardiente

«Del hi jo de Es tagira ; s i Ec ade mo (18)

«Se levantó de su sepulcro he lado,

«Para escuchar la voz del que la t ierra

«Apel l idara , un t i empo,

«El divino Platón; s i el desgraciado

«Genio, que hal ló en la cicuta insana

«De su aciaga existencia el f in extremo,

«Vio alguna luz en las s iniestras sombras

«Que e l torpe er ror en su manida encier ra ;

«Y si el saber preciado

«De Itálica y Elea (19 )

«Columbró, acaso, en lontananza bel la

1 0


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> _ . _ .

— 5 9 —

»Y los que amamantó la bel la Atenas,

»En. los claros rau dale s

»Que fecunda brotó de sus a renas .

«¿Quién, s ino, por ventura ,

«Pudo bañar su pensadora f rente

»En la cor r iente pura

«De la verdad que e l grande Nacianzeno

»En mi Verbo apuró, y e l genio ardiente

»Del divino Atanasio

«Sostuvo f iel y con razón profunda

«Del fa l so Ar ian cont ra l a sec ta inmunda?

«¿Quién de Basi l io, el Magno, y del Niseno,

«Del s i ró Efren, y de Epifánio, el justo,

«Y del sabio inmortal que en r ios de oro (22)

«Regó á Bizancio , un t i empo,

«Con su palabra y su decir augusto,

«La comprens i ón i nmensa l e da r í a?

«¿Ó quién, por fin, del Nilo

«La ardiente fantasía,

«Y el fecundo tesoro

«Del divino saber , la madre ciencia,

«Que á Clemente engendró y a l gran Ci r i lo ,

«Pudiera reve lar a l hondo anhelo

«De su al ta intel igencia

«Que alzara yo sobre el etéreo cielo?


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X O O X O T X C O X C O l X X X í X O O O O C ü

' J C O O D a U O O C O i X O O ^ ^

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-41

«Q ue a l hombre ma t a con su a l i en t o i mpuro ,

«De su dolor en la mans ión impía .

«¿Q ué pud i e ron Sa t án n i e l hondo ave rno

«Cont ra mí , n i los s ig los t enebrosos?

«Por mi V erdad y por mi nombre e t e rno ,

»Yo juré á los mor ta les

»De grado, ó b ien á su pesar , l a t i e r ra

«Poseer , y á sus dioses infernales

«Mis hues tes oponer que , en e l es tadio

«Del e r ror y sus t i empos nubi losos ,

«Al mal y á l a ment i ra c ruda guer ra

« l i a r an por mí , sus an t ros pavorosos

«A la luz de mi Verbo penet rando,

«Y sus n ieblas oscuras d i s ipando.

«En vano e l mons t ruo i mpí o

«Su ser prec i to y su espantosa f rente ,

«Sañudo é i r r eve ren t e ,

«Revuelve contra mí, su diestra al cielo

«Con faz a i rada y con mirar t remendo,

«En ac t it ud de he r i r , m í s e ro a l zando .

«En vano e l po l vo i nmundo ,

«El v i l gusano arañador de l sue lo ,

«Preñado de i mpi edad , c i ego , i mpo t en t e ,

«C onmueve en su fu ro r e l ancho mundo

1 1


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-5»

— 4 2 —

«Contra la luz que su pupi la ardiente

«Hiere do quier : lo d i je , y mi pa labra

«No fa l ta rá j amás .

Si e l hombre i luso ,

«Que con sus goces su desdicha labra ,

«Pre t ende emanc i pa r su f r en t e e rgu i da

«De mi yugo y mi ley , y e l ce t ro augus to

«De mi re inado e l iminar dó quiera ,

«Y erra, ¡ infel iz Qu e, s i el er ro r confuso

«Y su a lma perver t ida

«Huyen de mi Verdad, la mano f iera

«De mi poder a lcanzará su p lanta ,

«Huya do quier ; y s i no re ino agora ,

«Por e l amor sobre su pecho insano,

«Reinaré , a l f in , en su a lma pecadora ,

«P or m i furor y m i just icia san ta. (2

VIII.

«M íseros e l los c ie r ra n

«Sus ojos á la luz: s i t r is tes yerran,

«T al es su vo lun tad . El firmamento

«Br i l l a rá s iempre , á su pesar odioso,

«Con los astros divinos

«Que puse yo por escabel g lor ioso


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«Ecl ipsó a l orbe , en b ienhadada hora ,

»Con la luz oriental que al occidente,

«Por decre tos de l c ie lo ,

«Bañó en los pr i smas de su r ico manto?

«Así el grande Agust ino,

«A dmi rador p ro fundo

«Del sabio pe reg r ino , (26)

«Arrebató las l íb icas a renas

«Al encanto inmortal de su al ta ciencia,

«Q ue , i nvad i endo a t r ev i da y humi l dosa

«Las regiones serenas

«De mi d ivinidad, a l ancho mundo

«Reveló los recóndi tos a rcanos

«De m i Se r , qu e la f laca intel ig enc ia (27)

«D e l hombre y su mi r ada t enebrosa

«Comprendiera j amás , n i o jos profanos

«Pudieron ver con la su luz medrosa .

«Tambi én bañé , á mi ag rado ,

«Del Crisólogo f iel la s ien radiante

«En un mar de oro; y su pa labra augus ta ,

«Bel la y sonora , y de dec i r br i l l ante ,

»Á m i V erbo hum ana do

«Vengó de Eut ique y de su hues te odiosa

«Que, en mi furor y en mi sentencia jus ta ,


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»A tr is te oprobio, un diu,

«Condené , y a l hor ror y a l odio e terno

«De la pos ter idad.

Mas si, furioso,

«El Aquilón sonante

«Ruje en el polo, y el profundo averno

«Engendra a l s e r mons t ruoso

«Que yo e legí para t e r ror de l mundo

«Y azote de mi mano vengadora ;

«Plugo á mi amor profundo,

«Del fiero A tila en el fatal ca m in o,

«Poner a l Jerofanta poderoso

«Del padre Tibre , y su inspi rada f rente ,

«Que el rayo solo de mi luz colora,

«Ceñir de majestad. Así el dest ino

«De León, el divin o, (28)

«Trazara yo en mi profunda mente ,

«Para humi l la r a l bárbaro caudi l lo

«Ante el genio inmortal , dios de la t ierra,

«Que ahuyentó a l monst ruo, a l poderoso br i l lo

«De la pa labra que en su pecho encier ra .

«Y Roma se salvó, y el sacro fuego

«De la verdad los hi jos de Quir ino

«Vieron arder en sus ant iguos la res ,

«Sin es t ingu i rse nu nca . En van o, luego, (29)

12


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— 4 6 —

»E1 neg ro e r ro r y l a ignorancia oscura

»Estendieran sus sombras inferna les

«Por e l orbe la t ino:

«En vano l a h i d r a i mpura

»De brazos mil y de cabezas ciento

»Que abor tó e l d ios de l mal , l a e te rna l l ama

«Del genio ardiente y de l saber d iv ino

«Quiso apagar con su rabioso a l iento ,

«En der redor de la t endida t i e r ra :

«Q ue mi pode r y mi bondad de r r ama

«La luz do quier , cuando á mi mente p lace ;

«Y si yo mando, al f in, que un astro sea,

«Al punto ese astro nace,

«Tal vez más bello que la luz febea.

«Así br i l l a ra e l monje t iber ino

«Gregor io , e l Magno, e l sabedor profundo

«De mi al ta ley, y el Damasceno pío

«Que de l or iente a l Héspero sombr ío

«Enviara aun sus rayos luminosos ,

«Pa ra a l umbra r a l apa r t ado mundo ,

«Dó impera e l mal y ensueños tenebrosos

«Se cie rne n sin cesa r . Así el alpin o, (50)

«íncl i to Anselmo, en la Bri tania, guia

«Fuera , y l a luz y e l ornamento puro

«De mi a lma grey prec iosa .

¡a


55/189

— 4 7 -

»Y Bernardo e l mel i f luo ,

»Más que el I l imelo á dó la abeja posa,

»Y el gra n L om ba rd o, el f irmamento oscu ro

»De aquel la edad bravia

«I luminaron con su luz radiosa .

IX.

«Mas ¡ay de t í , infel iz , raza adamita

«Que, en raudos torbe l l inos ,

«Del mal por l a cor r iente a r rebatada ,

«Te precipi tas ciega y orgul losa

«Por e l rumbo inferna l de tus caminos ,

«Siempre esquivando la v i r tud prec iosa

«Que enseña el bien, y á pract icarlo invi ta .

«¿Hasta cuando, prec i ta ,

«Abusarás de mi paciencia ajada

«Por tu impiedad, y á l a verdad hermosa

«C er r a r á s t u pup i l a ma l hadada?

«Bastaran ya de ceguedad hor renda

«Las pasadas edades .

«Y si los astro s bel los que t razaro n

»Á tus caminos luminosa senda ,

«Esparc iendo su luz , de t i empo en t i empo,

«Del cielo en las inmensas soledades,


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57/189

»Y ese hombre fué , y de Tr inácr ia , un dia ,

«Aparec ió radiante e l c ie lo hermoso

«Que su cuna arrul ló; y la bel la aurora

«Bri l ló fel iz para la t ierra umbría,

«Que no verá jamás del sol naciente

«Eclipsarse la luz consoladora,

«Que e terna radia rá de gente en gente . (52)

«Como las claras fuentes cr is tal inas,

«Las cascadas mugientes ,

«Y los mansos ar royos ,

«Y los bravos tor rentes ,

«Los hondos r ios y los raudales todos ,

«Que a t raviesan e l va l le resonantes ,

«Van á perderse a l mar , que a l ancha t i e r ra

«Devolverá después su l infa pura

«En benéficas l luvias fecundantes,

«Que l l evan la abundancia y l a amenura

«Dó quicr , y el f ruto que su seno encierra;

«Así también las l ímpidas corr ientes

«De la verdad que por e l mundo han ido

«Corr iendo, s in cesar , a l grande abismo

«De su genio profundo

«Llamara yo con poderoso acento ,

«Y en a las reverentes

«Vinieron presurosas

3


58/189

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»Y la ciencia pagana,

«Que de Estagira el genio poderoso

«Lanzara a l mundo ent re l a n iebla impura

»De er ro res m i l , á l a verda d cr i s t i ana (34)

«Abandonó su campo tenebroso

«Que, inundado de luz, su faz oscura

«Tornó en he rmoso d i a

«Ante el astro inmortal . Así la fr ía ,

«La neg ra noch e, al aso m ar f lotante

«Febo, no mas , su ardiente cabel le ra ,

«Dis ípase medrosa ,

«Y desa tando e l luminar br i l l ante

«En hebras mi l sus r i cas t renzas de oro ,

«Baña el col lado y la cañada umbrosa

«Con clara lumbre, y la terrestre esfera

«Goza dó quier el celest ial tesoro.

«De nada fué, que el reino de las sombras

«Se agi tase, y del orco las legiones

«Alzaran sus pendones ,

«Al resonar de las t a r tá reas t rompas :

«Nada s i rv ió que la Gorgonia hor r ib le ,

«De sierpes mil la frente coronada,

«D er r amase sus hues t e s numerosas

«Por el orbe, y terr ible

«Guerra c ruda y a i rada


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— o o

Falda escarpada y hór r ida espesura ,

Alzábase á sus o jos , rebramando

El mar en torno, y con feroz bravura

El escol lo fatal s iempre azotando.

¡Ay com o fieras las hin cha das on das

Combaten de la roca e l hondo as iento ,

Q u e ,

guarnecido por t a jantes peñas

Y acant i lados r iscos fragurosos,

Tan solo os tenta en las r iberas hondas

Res tos infaus tos , malhadadas señas

Del soberbio bajel que estrel ló el viento

Sobre sus a r rec i fes pavorosos .

Y parecióme ver la faz divina

De una Virgen velada en nubes de oro

Y de zafir , que al joven estasiado

Acercándose a l l í , con peregr ina

Y dulce voz y pecho a lborozado,

Miróle l isonjera,

Y hablóle a l corazón de es ta manera .

«Oh tu , fe l i z mor ta l , joven dichoso,

»Á quien Dios hoy me envía

«Para servir te f iel de norte y guía

»Á mi e levado templo venturoso.

4


62/189

»Si te aplace saber quién, por ventura ,

«Será la mensajera

»Que viene

a tí

desde

el

empí reo santo

» P a r a a l u m b r a r tu b i enhadada senda

»En esta del e r ro r mans i ón oscura ;

» P u e s soy la Ciencia misma, que, al encanto

«De tu v i r tud y generoso anhelo ,

«Vengo, en n o m b r e del cielo,

»A pres id i r

tu

celest ial dest ino

«En el a rduo cami no

»De la ve rdad .

»¿No ves la enh i e s t a cumbre

«Que á tus ojos se e leva temerosa ,

«Dó bri l la sin cesar la c l a r a l umbre

«D e

la fe

santa

y de la

c iencia hermosa?

«Agriaes la a l t u r a , y monst ruos espantables

«Anidan el col lado

«Que os tenta aquí su frente nebulosa;

«Mas yo seré á tu lado,

«Y venciendo

á las

s ie rpes formidables ,

«C onmi go t r epa rá s

á la

emi nenc i a

«Dó la a l ta Providencia

«Mi templo colocó y mi b ien prec iado.

«Son esos monst ruos hór r idos , impíos ,

«Los er rores sombr íos

I

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63/189

«Que Dios lanzara al espantoso averno

»Con el f iero Luzbel y sus legiones,

»Desde que a lzaran bé l icos pendones

«Contra su solio en la celeste esfera.

«Al l í encer rados , e l Furor e te rno,

«Los Odios implacables,

«La hor ren da Saña y la Venganza f iera,

«Por l a mano de Dios aher reojados ,

«Unos con otros sin cesar hirvieran

«En luchas espantables ,

«Sin que á l a t i e r ra per turbar pudieran

«Sus i ras y rencores malhadados ,

«Si los hombres culpables

«Su cárce l t r i s te y su pr i s ión no abr ieran .

«Mas ¡ay que e l ho m br e , su pr im er des t ino

«Y su he rmosa i nocenc i a amanc i l l ando ,

«Quiso imi tar e l espantoso e jemplo

«De Satán, e l soberbio , amenazando

«Robar al cielo su saber divino,

«Y a lzando en e l Edén, soberbio , un templo

«Al bien y al mal , cabe la higuera t r is te

«Que de su cr imen la vergüenza vi s te .

«Desde entonces sonaron

«Sobre sus goznes las fe r radas puer tas

y


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»Del bára t ro inferna l , y a l mundo abier tas

«Pa ra s i empre queda ron ,

«Dando sal ida á los vest iglos f ieros,

«Que hoy asal tan dó quier mis sacros fueros. (56)

«Su mansión escogida

«Son es tos bosques de verdor sombr ío ,

«Dó les plugo f i jar sus negras t iendas,

«Para espiar en su inferna l manida

«Al mísero mor ta l que osara , impío ,

«Sin Dios hol lar las escarpadas sendas

«Del t e r r ib le col lado,

«Q ue conducen a l t empl o b i enhadado

«Del alma ciencia en su fragosa cima.

«Mas tú los vencerás .

Dios en tu frente

«Grato encendió la abrasadora l l ama

«Del genio , y á l a luz resplandeciente

«Que tu pupi la br i l l adora inf lama,

«A huyen t a r á s l o s mons t ruos t emerosos

«De es tos lóbregos ant ros cavernosos .»

Iba diciendo así la diva Ciencia,

Cuando una s ie rpe hor renda y espantable ,

D e marmóreas e scamas gua rnec i da ,

Lanzóse a i rada en la vereda umbrosa


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O i —

Cont ra el mor t a l , que al mon s t r u o fo rmidab l e

Fue r a osado t u r b a r con su presenc i a ,

En su oscura mans i ón abor r ec ida .

Allí, invis ib le , la verdad he rmosa

Desa t ando sus labios fa laguera ,

Volvió á deci r , su s ecos r e s onando

Con dulce acento y b l ando ,

Cual aura ma t i n a l , de esta man e r a .

»No t ema s , n o , de la Gorgonia impía

»La fiereza y doblez de sus e s c amas ,

«Ni d e sus ojos las ho r r e n d a s l l amas

»Que su mi r a d a a t e r r adora env í a .

»Ni t ema s v e r en ese pon t o a i r a do ,

»Que bate del escol lo el firme as i en to ,

»Los despojos s in ies t ros qu e , espan t ado ,

«Contempla aqu í tu h e rmo s o p e n s am i e n t o .

»Son memo r i a , no má s , de l orgul loso

»Y fiero navegan t e , que , a t r ev ido ,

«Osara ho l l a r con su bajel a i roso

«Aqueste m a r vedado

«A l h omb r e audaz , qu e , de soberbia i ) h e n c h i d o ,

«Pr e t e nde ab r i r un r umbo pel igroso

t Abscondis t i

haeo

á

sapient ibus ,

e t

prudent ibus ,

et

revelasti

ea

pa r

vul i s .

Malh .

cap.

11 .

o.

2 5 .

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66/189

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— 0 8 —

»Á la nave infeliz y endeb l e quil la

»De su flaca r azón , t r is te abo r dando

»Del torpe e r r o r la t enebrosa or i l l a ,

»Por comba t i r en su furor infando

»Á la ve rdad que sobre e l mon t e br i l l a .

«Tampoco t ema s á la vista ho r r e n d a

»De esos c ráneos s in ies t ros espa rc idos

»De la mon t a ñ a en la ve r t i en t e umb r o s a .

«Ni t i emb l e s , si , al sub i r su áspe ra senda ,

«Vieras dó qu i e r a rneses des t ru idos ,

«Y escudos ro tos , que á tu faz medro s a

«Ind i ca r án los hó r r i do s es t ragos

«De nume r o s a s l ides ,

«Sostenidas aqu í po r lo s endr i agos

«Del pode r i n f e rna l .

Si a l alta c umb r e ,

«Dó la fe y la ve rdad t i enen as i en to ,

«Algún sobe rb io _/) y t eme r a r i o Alcides,

«De al t ivo pen s am i en t o ,

«Llegar qu i s i e r a , y su radiosa l umb r e

«Ver po r sí solo , el cielo sobe rano

«Pe rm i t e al orco insano

«Sus hues t e s d e r r ama r po r la espesura

(;) Dispers i t superbos men t e cordis su i .

Cant .

D.

M .

V.

V.

6 .


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«Del fat ídico bosque. Así el impío,

«Lanzado por Bel ial en la fragura,

«Maldice e l monte umbr ío

«Y la verdad que en su céni t fulgura.

(37)

«Sigúeme oh s í : que tu humi ldad profunda

«Te ampara r án

(k )

con tra los m on str uo s f ieros

«Que nos sa lgan a l paso. Hues te inmunda

«Del impío Satán , cont ra mis fueros

«Nada podrá , n i cont ra t í que , as ido

«De Dios á la verdad, su fuerza airada

«Por s iempre vencerás .» Di jo : y tomando

Al joven de la m an o, presu rosos

Trepan la s ie r ra y va l ladar infando,

Dó anidan los ves t ig los t emerosos

Sang re , y fu ro r , y m uer t e r e sp i r and o .

Mas a l andar de su inmor ta l camino,

Y respondiendo leda

Al pensamiento ocul to y s i l enc ioso

D e l j oven pe reg r i no ,

Díjole así : «Querrás de esa arboleda

«Los hados conocer , y como han s ido

«Y el hon do sen t im ien to de tu nad a (58)

Exaltavi t humiles .

Cant.

B. M. V. v. 7.


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5 Q O O O C 3^

7^

— 6 0 —

»En la t ierra esas f ieras al imañas.

«Querrás saber l as causas ominosas

«De su existencia y su infernal dest ino,

«Y por que t r i s tes míseras hazañas

«Su sue r t e han merec i do r

«Esas hor r ib les -s ie rpes venenosas .

»No temas esas l l amas

«Que sus o jos despiden fu lgurantes ,

«Ni su ademan, n i su^act i tud bravia

«Temas , n i sus b r ami dos r e sonan t e s :

«Q ue e s l a ho r r enda he reg í a ,

«Hija del mal y la soberbia insana,

«Temible sólo á l a razón humana

«Que abandonó de la verdad la guía .

«Míra la sólo , y tu mi rar profundo

«La hidra l anzará a l averno inmundo.

«N ada i mpor t a que e l mons t ruo abor r ec i do

«Retuerza aquí su cola mat izada

«D e hor r endos p r i smas , y en su s eno he r i do

«Desate su f iereza arrebatada

«Cont ra l a luz de tu pupi la hermosa .

«No impor ta que e l dragón hór r ido y feo ,

«Cual infaus to proteo ,

«Astuto se desl ize en la enramada,

«Y t ras formado en ave canorosa ,


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— 6 1 —

»En b l ando a r royo , ó rumoroso v i en t o ,

«Pre tendiera escapar a l pensamiento

»De tu razón y mente poderosa :

»Que de tu genio el rayo fulgurante

»Le her i rá e l pecho y corazón odioso,

»Bajo todas las forma s fem entida s (59)

»Que ose tomar er rante

»E1 endr iago feroz en sus m anid as»

Dijo:

y el joven al dragón furioso

Contempló con fijeza,

Y á su mi r ada ab ra sadora , a rd i en t e ,

Huyó e l ves t ig lo a l t á r ta ro inc lemente ,

De muer te her ido en su inferna l cabeza .

XII.

Á los s i lvos medrosos

Que el espectro feroz en su caida

Est ruendosa ar rojó , nuevos dragones ,

Serpientes mi l y endr iagos pavorosos

Salen de su manida ,

Y apres tan á l a l id sus escuadrones ,

Para impedir al genio de la ciencia

Su paso vencedor a l a l t a cumbre ,

Dó se divisa ya á su intel igencia

Del sacro templo la radiosa lumbre .

6


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1

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:

— 6 2 —

«Tampoco temas , d i jo

»A1 paladin su herm osa me nsaje ra :

«Mírame á mí que tus dest inos r i jo,

»Y ve nc erá s esa falanje fiera.

«Son esas a l imañas venenosas

»Las míseras pas iones

»Y los errores todos de los t iempos,

»Que hubo y habrá en las edades todas ,

»Y un solo rayo de tus ojos bellos

»Que penet re sus miras t enebrosas ,

«Dispersará sus hór r idos pendones ,

»Y la impiedad ahuyentarás con e l los .»

Una dulce mirada

Del héroe contestó á la Ciencia diva

Que as í l e hablaba; y su pupi la a rdiente

Hir ió después á l a fa lange armada,

Cual centella fugaz que, allá, la estiva

Y a i rada temp es tad rápida h ie nd e .

No tan medrosas huyen la cor r iente

Del huracán las aves agoreras ;

Ni huye tan presto de la luz febea

El buho, al asomar el sol de oriente,

Como las huestes fieras

Huyeron de la luz, que centel lea

Del adal id en la inspirada frente.

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— 6 5 —

Vencidos ya los monst ruos temerosos

Del hondo averno y su escuadrón ufano,

Pingóles descansar só los umbrosos

Arboles , a l andar de un va l le ameno

Que ar rul laba favonio a l l í cercano.

Hermosa alfombra de pintadas f lores

Bordaba e l b lando seno

Del oas i s encantado, y l a ambros ía

D e sus du l ces a romas , i nundando

De un placer cas to e l va l le peregr ino,

Mezclaba los primores

De dicha tanta al son y á la armonía

De mi l cantores , que su pecho blando,

Su harpada lengua y su cantar d iv ino,

Desataban en t r inos á porf ía .

N áyades numerosas ,

De plec t ro armadas y de l i ras de oro ,

Van sa l iendo, ent re tanto ,

De las be l las cañadas nemorosas ,

Y se aprestan al canto

Con dulce voz en acordado coro.

»¿Ves esas hadas? dice, al joven santo

»La Ciencia pensadora;

»Pues son de Astar te y de su amor impuro

«Adoradoras torpes . La pr imera

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»Es hi ja de Citéres, Cipria diosa,

«Enemiga mor ta l de l sacro fuego

«Que arde en las a ras de mi templo puro ,

»Dó se a l imenta l a verdad hermosa .

«Mas no las t emas; que a l mi rar te , luego

«Se alejarán de t í : porque es la fama,

«Que los ángeles bel los

«De su d ivino ceñidor v i s t i e ron

«Tu tal le virginal ; y que la l lama

«Del santo amor , en que se abrasan e l los ,

«En t u pecho encend i e ron ,

«Matando para s iempre en tu a lma be l la

«Del fuego im pu ro la inferna l cente l la .» (40)

Tal vez aun pros iguiera ,

En su plát ica f iel , la dama augusta,

S í,

al ver las ninfas del col lado ameno

La cas ta faz de l peregr ino hermoso,

N o abandona ran r audas l a p r ade ra ,

Cual visiones falaces que en su seno

Encer ró , a l f in , e l orco pavoroso.

Así en ignoto mar las breves qui l las

Huyen la roca y de su f i rme asiento,

1)6

se estrel la el furor del elemento

Que ruje bramador en sus or i l l as .

Y así también las cabras sal tadoras


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— 6 6 —

Del alma Paz y la t ranquila Calma,

Que serán de su anhelo e l premio jus to .

Al ta por tada de bruñido bronce

Elévase a t revida

Sobre e l verge l que se descubre entonce

Ante e l umbra l de l t emplo venturoso,

Que toca al cielo con su frente erguida,

Coronada de l so l esplendoroso.

El pór t ico sagrado

Que le circuye esbel to, fabricado

Por los ángeles bel los, se sost iene

Sobre columnas de oro; y Dios mant iene

Traspa ren t e s sus muros ,

Como el cr is tal , dó se ref lejan puros

Los rayos todos ( / ) del saber divino

Que arde en e l t emplo. Al l í re t ra tan be l las

Su hermosa faz las fúlgidas estrel las ,

Y e l hombre admi ra su i nmor t a l de s t i no ;

Y oste nta allí su po m pa el firmamento,

Y sus ga las l a t i e r ra , e l mar profundo,

La flor, el ave, el viento

Y cuanto abraza e l universo mundo.

( /) Et ponam in luoem scientiam, et non praeteribo veritatem. Sil /) , cap

6.V.

24 .


75/189

D e grandes marga r i t a s ,

Y o rnadas de amaran t os ,

E r a n

sus

r icas

(m)

puer tas c ince ladas ,

O bra

y

p r i m o r

de un

q u e r u b i n h e r m o s o ,

(41)

Que, f iel guardián de sus um bra le s sa ntos ,

Preséntase al l í luego

Con

su

e spada

de

fuego,

Y

al

acercarse

el

pa ladín g lor ioso

Con la r e i na del temp lo, amb os ba t ientes

Hace gi rar , de jando f ranqueadas

Sus hojas reverentes ,

Sólo al e r r o r y á la i mpi edad ce r r adas .

Soberbia y majestosa

Se ostenta

de

r epen t e ,

Desde

el

d i n t e l ,

á su

mira da a i rosa

Cúpula audaz

que al

sac ro firmamento

Pa rece r emont a r se a r r eba t ada ,

Descansando su frente

Sobre al t ivo pi lar de m á r m o l d u r o

Y

de

topacio puro,

Q ue , enh i e s t o , se alza en el santuar io a rdiente .

Cual l ímpido cr is tal , el pav i men t o

Bri l la

al

fulgor

de la

radiosa lu m bre

()») Portee mitent ma rgar itis,

Adytis patentibus. Himno

á la

Dedicación

de la

Iglesia.


76/189


77/189

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— 6 9 —

Son el reflejo, en su m as al to g r ado ,

Del bel lo or ig ina l , que allí r ad i an t e

Estaba de p l ace r . Un mon s t r u o odioso

Sus pies ho l l aban , y Luzbe l pos t r ado

Vacía á sus p l an t a s en su f rente he r i do ,

En act i tud de blasfemar a i rado

Cont ra el Verbo de Dios , el f emen t i do

Que c ier ra allí sus ojos t enebrosos ,

Rodeado de vest iglos pavorosos .

XIII .

«Viste, po r fin, el l um ino so alcázar

»Del sabe r , esc lamó con b l ando acento

»La dulce mensa j e r a :

» l l o r a ve rás en su e levado as iento

»Los g r ande s gen ios que en el i nundo h an s i do ,

»Desde su or igen y su edad p r ime r a . »

Dijo:

y gu i ando al j oven si lencioso

Á un claustro p r imo r o s o ,

Que en el a t r io es t e r i o r se os tenta e r gu i do ,

Su orac ión con t i nuó de esta mane r a :

«Hé aqu í lo s bus tos pa ra s i emp r e he l ados

»De lo s c laros va rones ,

»Que el pagan i smo en el edén umb r o s o

8

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78/189

»De su mejor edad lanzó á la t ierra,

»Y que , á pesar de sus propic ios hados ,

»Se e levaron jamás a l a l t a cumbre

»De la verdad y los supremos dones

»Que e l in ter ior de mi santuar io encier ra .

»Por eso aquí apar tados

»Los ves de l t emplo y su d ivina lumbre

»Que a l genio de l e r ror sus puer tas c ie r ra ;

»Por más que conquis tados

«Tengan a lgunos t í tu los prec iosos

»Á la verdad sus sabios orgul losos.

»Ahí ves las estatuas colosales

»De los hi jos de Esp arta y de Esta gira, (43)

»Y las que Atenas bel la y vanidosa,

»Y Teb as , l a encan tada ,

»Er igiera á sus genios inmor ta les ,

»Que, á t ravés de los s ig los , aun admira

»La humanidad a l t iva y orgul losa .

»Si á edad mas apar tada

»Pre f i e r e s r emont a r t u pensami en t o ,

»Puedes mirar los polvorosos bus tos

»Del viejo Egipto y del pais de Br am a, (44)

»Que ahí se ven en t r i s te apar tamiento ,

»Cual momias sepulcra les

»Que vieron caducar l a e te rna fama


79/189

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80/189

Donde e l a r te inspi rado

Evocó audaz de la cal lada tumba

Eos grandes genios que la e te rna fama

Hará vivir gloriosos,

Mientras el cielo con su luz febea

Alumbre e l mundo y en su dulce l l ama

Bañe los orbes, y la t ierra sea.

All í se ven los bustos inmortales

Del f iel Abraan y Moisé el divino,

Y de David , e l manso,

Y del gran Salomón cuya a l ta c ienc ia

A sombró á l o s mor t a l e s ,

S i n da r j amás a su s abe r i nmenso

Ni t reguas n i descanso,

Mientras, f iel á su Dios y á su dest ino,

Nó anubló su razón e l ve lo denso

De su impura conciencia ,

Que oscureciera, al f in, su intel igencia.

»Ves ese grupo ar rebatado a l c ie lo

»De va tes inspi rados?

Dice la Ciencia a l peregr ino amante

D e l a ve rdad :

«

pu es son de l t r is te suelo

»Los divinos v identes .

»Son de Dios los profe tas b ienhadados ,


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«Que en la t ierra de Sem sus arpas de oro (- io)

»Vibraron con acento resonante ;

«Ora anunciando á l as humanas gentes

«La salud de la t ierra, ora t ronando

»Con santa indignación su a i rado coro

«Contra el vicio nefando,

»Que tal vez arrancó sones dol ientes

»A sus pechos ardientes ,

»Y endechas t r i s tes y abundoso l l anto .

«Sigúeme, y mira con mirar profundo

«Estos bajos rel ieves que el sol dora,

«Dó br i l l an o t ros héroes coronados

«De lauro y mir to . En bienhadada hora

«Fueron la luz de l universo mundo,

«Cuando el orbe yacía

«En negras sombras , y hó r r i dos nub l ados ,

«De aspecto pavoroso,

«Rodaban ¡a y sobre la t i e r ra impía .

«Cayó, cayó el alcázar temeroso

«Que al t r i s te e r r or l a hu m anid ad insana ( íG)

«Alzara un t i empo, y l a romana gente

«Vio con espanto y con afán medroso

«Caer rodando a l sue lo

«El dios capi tól ino,

«Monstruo infernal , execración del cielo,

1 9


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«Que f ie ro , omnipotente ,

«Y blasonando de su ser divino

»Avasa l la ra a l mundo y su des t ino.

»En vano, en vano e l espantoso averno

«Vomitará su cólera bravia

«Contra esas (o) redes que, á sus pies, gloriosas

»Se t i enden. La ancha t i e r ra

»Y e l mar t endido, en lazo sempi terno,

«Serán presas d ichosas

«De ese cerco fel iz que al orbe encierra

«En e l redi l de Dios . Hombres de l c ie lo ,

«Maguer que ( />) pescadores,

«Trasformarán la soc iedad y e l mundo,

«Dó quier su planta el suelo

«Pise, y su voz los ecos voladores

«Ll even t ronando a l pagan i smo i nmundo .

«Y verán las edades

«Esas redes crecer , y e l océano

«Veni r es t recho á l a potente mano

«Que ha de encauzar l as nuevas soc iedades ,

«Trazando á su ba je l rumbo seguro

«Ent re l as s i r t es de l e r ror impuro.

(o) Mit ten tes rete in mare . ilalh. 4. i). 18 .

())) Faeiam vos fleri piscatores homin um .

Math.

4 . v. 19 .


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OG O \j 00 O O G C O C C O 3 O G 0 C O C 0 D O C Q ^ O O O D O Q O D 0 C O 3 O 0 0 3 G 0 0 X C O X X > O X < ^ 3 X O G X C O X C O S G C C

— , — x i -

— 7 9 —

«Sobre el giro del sol , el sacro alcázar

»De la verdad sorprende en su al to asiento

»Y a l l í , henchido de Dios su pensamiento ,

«Vuelve á la t ierra impía,

«Rico de ciencia y de saber divino,

«Q ue de r r amó su gen i o pe r eg r i no

«Del negro er ror sobre la noche umbr ía .

«Así , t ras nube infausta y pavorosa,

«Que cubre e l c ie lo y la montaña erguida

«Bri l la , tal vez, la vuel ta apetecida

«De Febo en la al ta esfera,

«Huyendo a l l í l a t empes tad medrosa

«Al asomar su rubia cabel le ra .

«Y merec iólo as í :

que e l t emor santo

«De Dios por s iempre ha sido

«El pr inc ipio inmor ta l ( r ) de toda c iencia ;

«Y é l mi ró y adoró su Providencia ,

«D e t emor pose í do ,

«Ora se a rme de amor , ora de espanto .

«Él t emió á Dios , cuando en e l mar profundo

Medroso brama, y cuando su a i rado a l iento

(r) Ini t ium sapient i» , t imor Domini , Eccli. capii. 1. ti. 16 .


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«Ruje en la t empes tad; cuando enojado

»Tal vez cabalga el desatado viento;

»Y temió por e l mundo,

«Cuando re tumba e l f ragoroso t rueno

«Ensordeciendo el val le y el col lado,

»A1 ras ga r de la nub e el ho nd o s en o.

«Temiera , en f in , cuando la d ies t ra mano

«D e l Padre O mni po t en t e ,

«Al sacudir el eje diamantino

«De ent rambos polos , l a t endida t i e r ra

«Est remece en su as iento soberano,

«Para te r ror de la prec i ta gente

«Que provocara su furor d iv ino,

«Al profanar su ley turba insolente.

«N unca , empero , t u rbada

«Fue ra j amás su ca l ma ven t u rosa ;

«Maguer que fueron en su dulce pecho

«Temor y amor . La colorada rosa ,

«Por todos ac lamada

«Reina del val le en su pintado lecho,

«Hízole amar la divinal bel leza

«De su Hacedor ; y e l ave su armonía ;

«Y el blanco l i r io su inmortal pureza;

«La mar su i nmens i dad ; y su he rmosura ,

«Su poder y su gloria


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g / T O C O o o a o r o c o o o ü o a w o o o c o o o c o o o o o c X í O O ^

— 8 1 —

»Los orbes todos que su Dios regía

«Con pompa y majes tad .

En su memor i a

«Hal laba , y en su amor la donosura

»Del huerto ameno y de la f lor gayada,

«Orgul lo de l pens i l : l a se lva umbr ía

«Sin cesar repet ía

«La voz de l ru i señor en la ramada;

«Y el manso arroyo que la luz febea

«Riela en su cr is tal , clara y hermosa,

«Le revela su amor cuando serpea

«Por e l verge l y

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