22
TDAH en la infancia: Detección precoz, diagnóstico y tratamiento. Se habla de detección precoz cuando, como resultado de la actividad profesional tanto pediátrica como pedagógica, se puede intuir la inminente aparición de un cuadro psicopatológico, general o específico, y se adoptan las medidas iniciales para detectar y derivar a un especialista, la aparición de dicho episodio psicopatológico (agudo o duradero en el tiempo). Pero existe otro modo de detectar cualquier tipo de trastorno en la infancia, es cuando un adulto de su entorno sospecha que algo no marcha bien y entonces es remitido a un profesional (pediatra, psicólogo, psiquiatra). Por ello es importante que las personas que tratan al niño a diario, tengan una información suficiente que les permita llevar a cabo esta primera detección. En este sentido, el jefe de la Unidad de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Ramón y Cajal de Madrid, el doctor Javier San Sebastián insiste en que "pocos trastornos tienen un pronóstico tan bueno cuando es precoz"; sin embargo, cuando no se produce el tratamiento o éste no es el adecuado los resultados pueden ser "destructivos". Aunque, aclara, el tratamiento debe ser multidisciplinar, no solamente farmacológico. El diagnóstico diferencial se debe realizar con la inquietud habitual de los niños pequeños, con problemas en el entorno familiar o escolar, trastornos específicos del aprendizaje (dislexia), defectos sensoriales (hipoacusia, trastornos visuales), malnutrición crónica, efectos adversos de algunos fármacos, retraso mental, espectro autista, u otros trastornos psiquiátricos. Los psiquiatras apuntan que es muy fácil confundir el diagnóstico de TDAH, porque estos niños presentan un 80% de comorbilidad con otras enfermedades psiquiátricas y neurológicas como el autismo, trastornos específicos del lenguaje (TEL), Trastornos del Desarrollo de la Coordinación, depresión, retraso madurativo mental, Trastornos de Conducta Desafiante (TND), Síndrome de Tourette, trastornos del sueño e irritabilidad. Es un problema serio y su tratamiento, coordinado con los recursos del colegio y la colaboración de los padres, debe estar dirigido por especialistas médicos con experiencia en niños con trastornos psiquiátricos y del comportamiento. Algunos niños mejoran paulatinamente cuando reciben apoyos psicopedagógicos en el Colegio y/o extraescolares y con técnicas de estudio, pero otros niños solo mejoran sensiblemente cuando reciben, además, un apoyo farmacológico. Los fármacos que se prescriben para la Hiperactividad son variados y su prescripción va a depender del caso individual tal y como lo juzgue el médico. Los fármacos utilizados pueden ser estimulantes o no estimulantes. El metilfenidato es el principal estimulante prescrito debido a la rapidez con la que aparecen los efectos y el control de los efectos secundarios. Dentro de los no estimulantes destaca la atomoxetina, tiene la misma eficacia que el metilfenidato pero tarda más tiempo en verse los efectos. Bibliografía

Tdah en la infancia

  • Upload
    vhdr76

  • View
    43

  • Download
    1

Embed Size (px)

Citation preview

TDAH en la infancia: Detección precoz, diagnóstico y tratamiento.

Se habla de detección precoz cuando, como resultado de la actividad profesional tanto pediátrica como

pedagógica, se puede intuir la inminente aparición de un cuadro psicopatológico, general o específico, y se

adoptan las medidas iniciales para detectar y derivar a un especialista, la aparición de dicho episodio

psicopatológico (agudo o duradero en el tiempo).

Pero existe otro modo de detectar cualquier tipo de trastorno en la infancia, es cuando un adulto de su

entorno sospecha que algo no marcha bien y entonces es remitido a un profesional (pediatra, psicólogo,

psiquiatra). Por ello es importante que las personas que tratan al niño a diario, tengan una información

suficiente que les permita llevar a cabo esta primera detección.

En este sentido, el jefe de la Unidad de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Ramón y Cajal de Madrid, el

doctor Javier San Sebastián insiste en que "pocos trastornos tienen un pronóstico tan bueno cuando es

precoz"; sin embargo, cuando no se produce el tratamiento o éste no es el adecuado los resultados pueden

ser "destructivos". Aunque, aclara, el tratamiento debe ser multidisciplinar, no solamente farmacológico.

El diagnóstico diferencial se debe realizar con la inquietud habitual de los niños pequeños, con problemas en

el entorno familiar o escolar, trastornos específicos del aprendizaje (dislexia), defectos sensoriales

(hipoacusia, trastornos visuales), malnutrición crónica, efectos adversos de algunos fármacos, retraso mental,

espectro autista, u otros trastornos psiquiátricos.

Los psiquiatras apuntan que es muy fácil confundir el diagnóstico de TDAH, porque estos niños presentan un

80% de comorbilidad con otras enfermedades psiquiátricas y neurológicas como el autismo, trastornos

específicos del lenguaje (TEL), Trastornos del Desarrollo de la Coordinación, depresión, retraso madurativo

mental, Trastornos de Conducta Desafiante (TND), Síndrome de Tourette, trastornos del sueño e

irritabilidad.

Es un problema serio y su tratamiento, coordinado con los recursos del colegio y la colaboración de los

padres, debe estar dirigido por especialistas médicos con experiencia en niños con trastornos psiquiátricos y

del comportamiento.

Algunos niños mejoran paulatinamente cuando reciben apoyos psicopedagógicos en el Colegio y/o

extraescolares y con técnicas de estudio, pero otros niños solo mejoran sensiblemente cuando reciben,

además, un apoyo farmacológico.

Los fármacos que se prescriben para la Hiperactividad son variados y su prescripción va a depender del caso

individual tal y como lo juzgue el médico. Los fármacos utilizados pueden ser estimulantes o no estimulantes.

El metilfenidato es el principal estimulante prescrito debido a la rapidez con la que aparecen los efectos y el

control de los efectos secundarios. Dentro de los no estimulantes destaca la atomoxetina, tiene la misma

eficacia que el metilfenidato pero tarda más tiempo en verse los efectos.

Bibliografía

María José Martínez Segura, Características del Trastorno por déficit de atención con Hiperactividad (TDAH)

Fundación Adana, Cuaderno Informativo TDAH Escolares.

D. Jesús Bernal Hernández. Familia, Escuela y Niños con TDAH. Relaciones Funcionales.

Fundación CADAH, Charla Informativa sobre ¿Qué es el TDAH?

Artículos relacionados

Particularidades del TDAH de 0 a 6 años

Intervención en niños preescolares afectados de TDAH

Aspectos generales del TDAH en la infancia

TDAH en atención primaria: Detección precoz de TDAH en Pediatría de Atención Primaria.

La detección precoz de los niños con TDAH o con factores de riesgo para el desarrollo del trastorno es

importante en la práctica de los pediatras de Atención Primaria.

En la atención primaria el subtipo más común de TDAH en niños y niñas es el combinado. A nivel de

medicación, en el 2003 apareció el concerta en España y en el 2006, la atomoxetina. En los próximos años

tendremos la guanfacina que es un nuevo fármaco de liberación prolongada. Es importante señalar que los

estudios aseguran que cuando el niño tiene 15 años y pasa al médico de familia, el 50 % abandona la

medicación.

Se ha comprobado que es a partir de los 9 años, cuando los niños con TDAH se separan a nivel atencional

del grupo control (niños sin TDAH). Si no son tratados, cada vez habrá más diferencia en la atención. Se esta

estudiando que en el PAP (Pediatría de atención primaria) se debería empezar a diagnosticar a niños con

TDAH a partir de los 4 años.

La Dra. Mª José Álvarez expone en su ponencia un posible protocolo de actuación en pediatría ante

el diagnostico de el Trastorno por Déficit de Atención en Hiperactividad.

En la primera visita, los padres expondrían el problema y sería el momento en el que se podría hacer un

pequeño screening (prueba utilizada sobre una población para detectar una enfermedad en individuos sin

signos o síntomas). Un escala posible a aplicar será la escala SNAP ?IV, que presenta una alta fiabilidad

para el diagnostico del TDAH. Además, de realizar una pequeña entrevista a los padres.

En la segunda visita, se redactaría la historia clínica, realizando una exploración física y estudiando los

antecedentes familiares. Las pruebas deberán ser más específicas, las posibles pruebas a pasar son:

Test de caras

Se evalúan las aptitudes perceptivas y de atención. Se puede utilizar a partir de los 6 años. Valora las

aptitudes requeridas para percibir rápidamente semejanzas y diferencias con patrones estimulantes

parcialmente ordenados.

TEST D2

Se encarga de la evaluación de la atención selectiva y de la concentración. Esta destinada a niños mayores

de 8 años. Esta prueba ofrece una medida concisa de la velocidad de procesamiento, la atención selectiva y

la concentración mental, mediante una tarea consistente en realizar una búsqueda selectiva de estímulos

relevantes.

Ya que los 2/3 de los diagnosticados de TDAH tiene alguna comorbilidad, la Dra. Mª José Álvarez incide en

explorar los posibles trastornos comórbidos para poder derivar al paciente a salud mental.

En la tercera visita se establecería una conclusión. Siendo recomendable dejar este tipo de visitas para el final

de la mañana cuando se dispone de más tiempo.

El tratamiento deberá ser en muchos de los casos conductual, psicopedagógico y farmacológico. El

tratamiento conductual podrá ser realizado por los psicólogos de salud mental y comprende tanto terapias

sociales como psicológicas. Dentro de este tratamiento, destacan las técnicas de modificación de la conducta

para el niño o adolescente.

Según afirmo la Dra. Mª José Álvarez, generalmente el tratamiento farmacológico tiene una duración de

tres años y se ha visto, en los diferentes estudios realizados, que al contrario de como se han afirmado en

ciertas ocasiones, la talla por la medicación puede reducirse 2 cm como máximo.

Para ella, cada tres meses será necesario que vuelvan a consulta para controlar la talla y si ha habido una

disminución en la curva de crecimiento. En algunos casos son recomendables las "vacaciones de fármaco"

siempre que sea un tiempo largo, nunca fines de semana, ni vacaciones cortas.

Señala además, que uno de los efectos secundarios más comunes de la medicación es la afectación al

sueño, por lo cual ella recomienda el uso de algún tipo de producto que ayude a regular el ciclo del sueño

tanto en bebes, niños y adultos.

Basado en la conferencia Detección precoz de TDAH en Pediatría de Atención Primaria de la Dra. Mª Jose

Álvarez realizada en la VI Jornada de Actualización en Psiquiatría Infantil y Adolescente el 15 de junio de

2012 en Pamplona

Artículos relacionados

No hay artículos relacionados

Diagnóstico del TDAH

Un diagnóstico correcto es imprescindible para un tratamiento efectivo, para que padres y profesores

fundamentalmente puedan ayudar al niño/a con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad

(TDAH) a que desarrolle todo su potencial.

Un diagnóstico precoz es igualmente imprescindible para una pronta intervención, evitando así la

posible comorbilidad y abordar adecuadamente los diferentes problemas que puedan surgir a lo largo de su

desarrollo.

La edad para acudir al profesional dependerá de las características de cada caso, aunque cada se dan más

sospechas de diagnóstico en la etapa preescolar, a día de hoy, la mayoría de los casos la edad de comienzo

del tratamiento es la etapa escolar (escuela primaria) ya que nos encontramos con una gran cambio

cualitativo y cuantitativo las exigencias del entorno del niño/a, aumentan la demandas sociales y académicas

y se requiere de una mayor atención y control sobre sí mismos, lo que produce mayores dificultades y una

sintomatología más clara.

Numerosos trastornos o problemas médicos pueden manifestarse por síntomas presentes o nucleares del

TDAH lo que dificulta la correcta identificación del trastorno, por lo que es necesario realizar un diagnóstico

diferencial minucioso. El TDAH se puede confundir con desordenes de la infancia o con trastornos como

ansiedad, depresión, etc., por eso deben existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo de la

actividad social, académica o laboral en el caso de adultos. Los niños en los que se establece el diagnóstico

de TDAH han de presentar varios de los signos y síntomas representativos en un grado considerado

"perjudicial" y con una frecuencia mucho mayor de lo predecible para su edad y nivel de maduración.

El diagnóstico de este trastorno ha de basarse en una valoración minuciosa para excluir otras posibles causas

de las dificultades del niño, lo que incluye información de su familia, de sus profesores y una evaluación por

parte de profesionales sanitarios de las diferentes áreas: psiquiatras infantiles, psicólogos infantiles, pediatras,

neuropsiquiatras, neuropsicólogos, etc.

La evaluación de este complejo trastorno debe realizarse desde una perspectiva multiprofesional que aborde

tanto la evaluación psicológica, la educativa y médica.

Protocolo de evaluación TDAH

No existe una prueba única que por sí sola permita hacer un diagnóstico exclusivo y confiable.

Para establecer el juicio diagnóstico final es necesario recabar información de las diferentes fuentes que

rodean e intervienen en el niño y realizar observaciones sistemáticas de sus conductas y la valoración

retrospectiva de su comportamiento desde las edades más tempranas.

La evaluación del TDAH debe incluir:

1. Un examen médico completo para evaluar la salud general del niño y descartas problemas de tipo

visual, auditivo, anemias o la falta de componentes vitales para su salud.

2. Una evaluación psicológica profesional para tener una idea clara de la condición emocional del niño,

incluyendo pruebas de capacidad intelectual y de desarrollo cognitivo.

3. Una evaluación familiar para la cual se utilizan las escalas de comportamiento.

4. Una evaluación escolar que incluya la historia académica y de comportamiento del niño en el aula.

5. El diagnóstico se basará en el cumplimiento de los criterios del DSM-IV, que son los criterios

diagnósticos establecidos por la Academia Americana de Psiquiatría (1994) o los criterios de la CIE-

10 (1992) reconocidos y establecidos por la OMS.

Como se ha indicado, existen dos sistemas de clasificación para los trastornos psiquiátricos: CIE-10

(Organización mundial de la Salud, 1992) y DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994). Estos dos

manuales son las guías de referencia que los profesionales de la salud mental toman para establecer el

diagnóstico del Trastorno según los criterios diagnósticos clínicos.

Las diferencias entre ambos sistemas son muy importantes para entender por qué el TDAH se puede llamar

también Trastorno Hipercinético, porqué se diagnóstica más en algunos países que otros (los criterios de

inclusión y excusión varían entre una guía y otra), porqué se puede llegar a tratar a unos niños sí y otros no,

porqué hay algunas diferencias de prevalencia entre los estudios, etc.

A continuación se describen los criterios diagnósticos recogidos en ambos manuales de diagnóstico como

referencia para el diagnóstico del TDAH:

El diagnóstico del TDAH según el DSM-IV

Criterios diagnósticos para el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad:

A-1) Presenta seis o más de los siguientes síntomas de falta de atención durante al menos 6 meses con una

intensidad superior a la que normalmente manifiestan las personas de su misma edad:

Desatención

- No suele prestar atención a los detalles. Comete errores frecuentemente en el colegio, el trabajo u otras

actividades.

- Le cuesta mantener la atención en tareas o actividades de tipo lúdico.

- Parece que no escucha cuando se le habla.

- No suele finalizar las tareas o encargos que empieza y no suele seguir las instrucciones que se le mandan,

sin ser por un comportamiento negativista o por una incapacidad para comprender las instrucciones.

- Le resulta complicado organizar tareas y actividades.

- Intenta evitar realizar tareas que le suponen un esfuerzo mental sostenido (actividades escolares o tareas

domésticas).

- Pierde objetos frecuentemente (ejercicios, lápices, libros, juguetes?)

- Se distrae con cualquier estímulo irrelevante.

- Es descuidado en las actividades de la vida diaria.

A-2) Presenta seis o más de los siguientes síntomas de hiperactividad-impulsividad durante un período

mínimo de 6 meses con una intensidad superior a la que normalmente manifiestan las personas de esa edad:

Hiperactividad

- Suele mover en exceso las manos y los pies o no se está quieto en el asiento.

- No suele permanecer sentado en las situaciones en las que se espera que lo esté.

- Suele correr o saltar en exceso en situaciones en las que no es apropiado hacerlo.

- Tiene dificultades para realizar actividades o juegos tranquilos.

- Suele estar en movimiento y actuar como si tuviese un motor en marcha continuamente.

- Suele hablar en exceso.

Impulsividad

- Suele dar respuestas precipitadas antes de que se hayan terminado de formular las preguntas.

- Le cuesta esperar su turno y respetar las colas.

- Suele correr o saltar en exceso en situaciones en las que no es apropiado hacerlo.

- Suele interrumpir a los demás y entrometerse en las actividades de otros.

B) Algunos de estos síntomas que causaban alteraciones estaban presentes antes de los 7 años.

C) Algunas alteraciones provocadas por los síntomas se presentan en dos o más ambientes (escuela, casa,

trabajo, etc)

D) Deben existir pruebas de que hay un problema clínicamente significativo del funcionamiento social y

académico o laboral.

E) Los síntomas no están presentes exclusivamente en el transcurso de un trastorno generalizado del

desarrollo, esquizofrenia o cualquier otro trastorno psicótico, y no se explican mejor por otro trastorno.

El diagnóstico del TDAH según CIE-10

Criterios diagnósticos CIE-10 para el Trastorno Hipercinético

Déficit de atención (al menos 6 durante 6 meses)

- Frecuente incapacidad para prestar atención a los detalles junto a errores por descuido en las labores

escolares y en otras actividades

- Frecuente incapacidad para mantener la atención en las tareas o en el juego

- A menudo aparenta no escuchar lo que se dice

- Imposibilidad persistente para cumplimentar las tareas escolares asignadas u otras misiones

- Disminución de la capacidad para organizar tareas y actividades

- A menudo evita o se siente marcadamente incómodo ante tareas tales como los deberes escolares que

requieren un esfuerzo mental mantenido

- A menudo pierde objetos necesarios para unas tareas o actividades, tales como material escolar, libros, etc.

- Fácilmente se distrae ante estímulos externos

- Con frecuencia es olvidadizo en el curso de las actividades diarias

Hiperactividad (al menos 3 durante 6 meses)

- Con frecuencia muestra inquietud con movimientos de manos o pies o removiéndose en el asiento

- Abandona el asiento en la clase o en otras situaciones en las que se espera que permanezca sentado

- A menudo corretea o trepa en exceso en situaciones inapropiadas

- Inadecuadamente ruidoso en el juego o tiene dificultades para entretenerse tranquilamente en actividades

lúdicas

- Persistentemente exhibe un patrón de actividad motora excesiva que no es modificable sustancialmente por

los requerimientos del entorno social

Impulsividad (al menos 1 durante 6 meses)

- Con frecuencia hace exclamaciones o responde antes de que se le hagan las preguntas completas

- A menudo es incapaz de guardar un turno en las colas o en otras situaciones de grupo

- A menudo interrumpe o se entromete en los asuntos de otros

- Con frecuencia habla en exceso sin contenerse ante las consideraciones sociales

- Además se debe cumplir que:

- El inicio del trastorno no es posterior a los siete años

- Los criterios deben cumplirse en más de una situación

- Los síntomas de hiperactividad, déficit de atención e impulsividad ocasionan malestar clínicamente

significativo o una alteración en el rendimiento social, académico o laboral

- No cumple los criterios para trastorno generalizado del desarrollo, episodio maníaco, episodio depresivo

o trastorno de ansiedad.

Es importante recordar que no sólo la presencia de los criterios es importante a la hora de definir el

diagnóstico, sino que si los síntomas que presenta son de intensidad alta, moderada o leve, si interfieren en

su vida diaria de forma intensa o no, si existe impacto en el entorno del sujeto, si existen alteraciones

psicológicas, si presenta necesidades educativas, etc. Todos estos criterios diagnósticos junto con la

información remitida por los padres y el centro escolar y la observación directa de la funcionalidad del niño,

darán al profesional de la salud mental las herramientas para establecer el diagnóstico de déficit de atención e

hiperactividad y poder así comenzar con la intervención y el tratamiento más indicado para el caso.

BIBLIOGRAFÍA

CIE 10. Trastornos mentales y del comportamiento. Meditor, Madrid, 1994

DSM-IV. Diagnostic and statistical anual of mental disorders, 41 edition, APA, Washington, D.C, 1994.

Soutullo, C. y Díez A. (2007) Manual de diagnóstico y tratamiento del TDAH. Ed. Panamericana

Artículos relacionados

Pruebas complementarias al diagnóstico de TDA-H

Protocolo general de evaluación del TDAH

Pruebas complementarias al diagnóstico de TDA-H

Un diagnóstico correcto y a tiempo es el primer paso para un buen tratamiento del Trastorno por Déficit de

Atención e Hiperactividad (TDA-H) y para la prevención de sus complicaciones así como para poder descartar

otras patologías. Generalmente los padres, profesores, orientadores, pedagogos, o pediatras son los primeros

en sospechar un posible caso de TDA-H (Soutullo y Díez, 2007.)

Cuando aparecen la primeras señales de alarma, se debe derivar a los servicios de Salud Mental Infanto-

Juvenil para iniciar el protocolo diagnóstico. Por lo general, son los especialistas en psiquiatría infantil y

adolescente, los que establecen el diagnóstico definitivo en base a una serie de pruebas clínicas y médicas.

Las pruebas médicas y clínicas, sirven para descartar posibles patologías o problemas médicos, como

problemas de audición y visión, alteraciones fisiológicas (sueño, alimentación, tiroides...) retraso madurativo,

y/o alteraciones psicológicas (trastornos emocionales, trastorno adaptativos, ansiedad, fobias, etc.)

La exploración y la valoración médica y psicológica exhaustiva junto con las entrevistas a los padres,

profesores y la observación directa del niño/a conducen al experto a la conclusión de si estamos ante la

presencia de un caso de trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

Existen otro tipo de pruebas complementarias al diagnóstico, que pueden proporcionar más información al

especialista acerca de la presencia y la intensidad del cuadro sintomático del trastorno así como de las

posibles patologías asociadas o comórbidas a éste comodificultades del aprendizaje (Soutullo y Díez,

2007.)

Pruebas de Neuroimagen

Para el diagnóstico de TDA-H no es necesario realizar pruebas de imagen salvo en casos concretos. No

obstante, dichas pruebas realizadas en trabajos de investigación, están ayudando a conocer qué pasa en el

cerebro de los niños con TDA-H y en concreto si se detectan factores que puedan ser causa del TDA-H.

Con las pruebas de neuroimagen (TAC, Resonancia Magnética, RM, Resonancia Magnética funcional RMf,

etc.), se ha visto que en algunas zonas concretas del cerebro, hay una actividad menor de la esperada, que

estaría en relación con la falta de atención y el exceso de movimiento, sintomatología relacionada con el TDA-

H. En estas zonas podría existir un funcionamiento anómalo de algunos neurotransmisores pudiendo

provocar un déficit en las funciones de esas zonas, lo que daría como resultado el cuadro sintomático tanto

cognitivo como emocional y conductual del TDA-H. Muestran este funcionamiento anómalo especialmente

zonas determinadas del lóbulo frontal del cerebro, el cuál es el encargado de coordinar las funciones

cerebrales y es por esto que este mal funcionamiento de estas áreas se considere hoy en día como posible

causa del TDA-H.

Las pruebas de neuroimagen también son indicadas por el médico cuando existe sospecha de posibles

problemas neurológicos como epilepsias, alteraciones del sueño, alteraciones del habla o cuando el

diagnóstico diferencial del TDA-H resulta difícil o existen complicaciones añadidas.

Pruebas clínicas y de evaluación cognitiva

Este tipo de pruebas de evaluación miden aspectos de tipo cognitivo, intelectual y comportamental (grado de

funcionalidad del sujeto). Nos dan indicadores del grado de destreza del niño/a a la hora de resolver tareas

cotidianas y de su rendimeinto académico, social y cognitivo. También nos dan información acerca de la

intensidad de las difciultades o hándicaps derivados del trastorno así como indicadores de posibles

alteraciones o problemas de tipo cognitivo como memoria, memoria de trabajo, velocidad de procesamiento,

dificultades de autocontrol o autorregulación, razonamiento, resolución de problemas, impacto de los

síntomas, etc.

EDAH (Evaluación del trastorno para el déficit de Atención e Hiperactividad)

Es una escala para evaluar la hiperactividad, el déficit de atención,la impulsividad y los trastornos de la

conducta que influyen muy negativamente en el desarrollo escolar del niño. Aplicable a niños de entre 6 y 12

años, de manera individual y con una duración de 5 a 10 minutos aproximadamente. La finalidad del EDAH es

recoger información sobre la conducta habitual del niño. Permite evaluar los rasgos principales del TDA-H de

una manera sencilla y objetiva.

Escalas de Wechsler

A pesar de que esta prueba no siempre está recogida en el protocolo de diagnóstico del TDA-H de forma

sistemática, constituye una prueba fundamental para poder determinar la presencia o no del trastorno, es

valorar la capacidad intelectual del niño/a, con el fin de descartar que los posibles problemas que pueda

presentar no se deban a un problema de un bajo nivel intelectual, o puedan estar ante un caso de altas

capacidades, y sea éste el origen de las posible dificultades académicas, sociales y/o personales.

En ocasiones niño/a con CI por encima de la media, presenta síntomas de falta de motivación, problemas de

atención y concentración, malas relaciones sociales, que pueden llevar a un error en la sospecha diagnóstica.

David Wechsler es el autor de estas escalas para medir la inteligencia o determinar el CI (coeficiente

intelectual) de una persona. Son escalas formadas cada una por una escala verbal y una escala de ejecución,

de modo que con la aplicación de cualquiera de ellas se obtienen tres puntuaciones: un CI verbal, un CI

manual y un CI total.

Además de una medida de la inteligencia general, las diferentes subpruebas de esta escala aportan

información sobre el funcionamiento cognitivo del alumno en aspectos como memoria de trabajo y velocidad

de procesamiento.

- WISC (de 5 a 16 años)

Ofrece información sobre la capacidad intelectual general del niño (CI Total) y sobre su funcionamiento en

Compresión verbal, Razonamiento perceptivo, Memoria de trabajo y Velocidad de procesamiento. La

Escalase compone de 15 test, 10 principales y 5 optativos.

- WAIS (de 16 a 64 años)

Tiene por objetivo medir la inteligencia de la población juvenil y adulta, dentro de un enfoque global de ésta.

El WAIS es un test construido para evaluar la inteligencia global, entendida como concepto de CI, de

individuos de cualquier raza nivel intelectual, educación, orígenes socioeconómicos y culturales y nivel de

lectura. Es individual y consta de 2 escalas: verbal y de ejecución. Está basada en la Teoría Bifactorial de

Spearman. Donde Inteligencia, tomada desde un punto de vista global, ya que está compuesta por

habilidades cualitativamente diferentes (rasgos), pero no independientes.

Pruebas específicas de atención

Las pruebas para medir la capacidad atencional (atención selectiva, atención sostenida, concentración,

focalización del estímulo, control inhibitorio de la atención...) proporcionan un perfil de rendimiento atencional

del niño/a. Estas medidas de atención sirven como indicadores y predictores del funcionamiento del niño/a en

tareas que requieren esfuerzo atencional, como atender en clase, realizar las tareas, tareas de concentración,

situaciones de estrés ambiental, etc.

Los perfiles atencionales también nos ayudan a diseñar el tipo de intervención más adecuada para cada caso,

y el tipo de tarea sobre la que trabajar como programas y juegos de atención visual, atención auditiva,

instrucciones, entrenamiento neuropsicológico.

Tarea de atención sostenida en la infancia. M. Servera y J. Llabrés. Tea Ediciones

Las "tareas de ejecución continua" como esta están indicada para la medida de la capacidad de atención

sostenida en niños. El soporte de evaluación que se usa es el informático, el cual permite aplicar la prueba y

extraer automáticamente una importante cantidad de información de difícil acceso mediante otros métodos.

La tarea a realizar es sencilla y motivante para los niños, ya que es por ordenador, y consiste en presionar la

barra espaciadora del teclado cada vez que aparece en pantalla el número 6 seguido de un 3.

Test de caras (Test de percepción de diferencias)

Esta prueba evalúa las aptitudes perceptivas y de atención. Es de aplicación colectiva y tiene un tiempo

estimado de 3 minutos. Se puede utilizar a partir de los 6 años.

Consiste en una prueba perceptiva integrada por 60 elementos gráficos, que representan dibujos

esquemáticos de caras con trazos muy elementales. Evalúa las aptitudes requeridas para percibir

rápidamente semejanzas y diferencias con patrones estimulantes parcialmente ordenados. El carácter simple

y un poco lúdico de los elementos hace que la prueba sea muy adecuada para poblaciones de bajo nivel

cultural y, en cambio, resulte demasiado elemental para niveles culturales medio-altos.

Test de Atención D2

El autor es Rolf Brickenkamp. Se trata de una prueba de aplicación tanto individual como colectiva.

El tiempo de duración estimado es de 8 minutos. Está destinada a niños mayores de 8

años, adolescentes y adultos. Sesta prueba evalúa la atención selectiva y la concentración.

El Test de Atención D2 ofrece una medida concisa de la velocidad de procesamiento, la atención

selectiva y la concentración mental, mediante una tarea consistente en realizar una búsqueda selectiva

de estímulos relevantes.

El test ofrece una medida concisa de la velocidad de procesamiento, la atención selectiva y la concentración

mental, mediante una tarea consistente en realizar una búsqueda selectiva de estímulos relevantes.

Escala de Magallanes de atención visual

Hay dos versiones, según la edad: EMAV-1 para niveles de 1º a 4º de educación primaria (6, 7, 8 y 9 años) y

EMAV-2 en adelante, incluido adultos. Consiste en valorar la capacidad y habilidad atencional en niños y

adultos. La ejecución de la prueba tiene una duración de 6 minutos para la versión 1, y de 12 minutos para la

2; con un tiempo total, incluyendo las instrucciones, de 30 minutos en ambos casos.

Proporciona dos índices de atención: Atención Sostenida (AS) y Calidad dela Atención (CA). En aplicación

individual es posible obtener, además una valoración dela Estabilidad Atencional (rendimiento a lo largo del

tiempo). La aplicación individual: tiene una duración variable de 15 a 40 minutos.

Es de especial eficacia para la valoración de niños con trastorno por déficit de atención,subtipo inatento.

Los estudios preliminares llevados a cabo con estudiantes de Primaria y Secundaria, se ha mostrado

relevante para identificar alumnos con dificultades de aprendizaje, al poner de manifiesto en un 80% de los

casos que los alumnos con Fracaso Escolar o Bajo Rendimiento escolar suelen presentar déficit en Calidad

Atencional.

De gran interés para evaluación neuropsicológica de las funciones atencionales: focalización,

mantenimiento, codificación y estabilidad.

Pruebas para evaluar las funciones ejecutivas

Las funciones ejecutivas (FE) son un conjunto supramodal de habilidades cognitivas que incluyen diversas

subfunciones tales como: memoria operativa, flexibilidad mental, atención sostenida, resistencia a la

interferencia, autorregulación y capacidad de ajuste a normas.

Las funciones ejecutivas nos permiten la resolución de problemas complejos, facilitando la adaptación al

entorno y supervisando la conducta dirigida a metas, éstas consideradas como un sinónimo de inteligencia

fluida.

La evaluación neuropsicológica de las FE resulta imprescindible en numerosas muestras clínicas que tienen

mayor o menor grado de afectación frontal, como ocurre en el trastorno por déficit de atención e

hiperactividad, ya que nos da una medida de cuál es el rendimiento y el funcionamiento ejecutivo de estos

niños/as en sus tareas diarias y son el indicador más fiable de la capacidad operativa para resolver

problemas, así como del estatus neurocognitivo general (Portellano, 2009).

ENFEN. Evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas en niños.

El ENFEN es una prueba de aplicación individual, con un tiempo de aplicación inferior a 30 minutos. Está

inspirado en pruebas clásicas para evaluar el área prefrontal como la Torre de Hanoi o el test de Stroop y

permite evaluar 6 índices agrupados en 4 escalas: Fluidez (Fonológica y Semántica), Construcción de

Senderos (Sendero en Gris y Sendero en Color), Anillas e Interferencia.

Una de las ventajas de esta prueba, es que las pruebas tienen un componente muy atractivo para los niños, lo

que hace que sea un tipo de test muy indicado para este tipo de niños/os ya que la realización de ésta es

percibida como una actividad lúdica.

STROOP. Test de colores y palabras. El test de Stroop es un test atencional que se encarga de

evaluar la habilidad para resistir la interferencia de tipo verbal por lo que es una buena medida de la

atención selectiva. En términos básicos, evalúa la capacidad para clasificar información del entorno y

reaccionar selectivamente a esa información. La prueba permite identificar los errores de

identificación de respuesta. Está indicado para medir la atención selectiva, y el control inhibitorio

ambas funciones afectadas en el TDA-H.

BIBLIOGRAFÍA

García Pérez, E. M. y Magaz Lago, A Escalas Magallanes de atención visual, EMAV 1,2.

García Pérez, E. M., y Magaz Lago, A. Escalas Magallanes de identificación de déficit de atención, EMA-

DDA. Albor-Cohs.

Golden, C.J. STROOP. Test de colores y palabras. Tea Ediciones.

Portellano Pérez, J.A, Martínez-Arias, R. yZumárraga, L. ENFEN. Evaluación neuropsicológica de las

funciones ejecutivas en niños. J. A. Tea Ediciones

Portellano Pérez, J.A. (2009). INFOCOP, Revista de Psicología.

Págna web: www. Trastornohiperactividad.com

Sotullo, C. y Díez, A. (2007). Manual de diagnóstica y tratamiento del TDA-H. Ed. Médica Panamericana.

Thurstone y Yela. Caras. Test de percepción de diferencias. Tea Ediciones.

Wechsler, D. Inteligencia General: Escala de Inteligencia de Wechsler para niños, WISC IV. Adaptación

española: Departamento I+D de TEA Ediciones.

Artículos relacionados

Diagnóstico del TDAH

Proceso para obtener un diagnóstico de TDAH

TDAH en niñas. Diferencias de género en el TDAH.

La mayoría de estudios sobre la prevalencia y subtipos de TDAH muestran un mayor diagnóstico del trastorno

en varones (generalmente, en una proporción de 3 a 1). Sin embargo, el TDAH, es una alteración biológica,

tanto niños como niñas presentan los mismos síntomas de inatención, impulsividad e hiperactividad.

Conforme se recoge en la GPC del TDAH y en relación con los síntomas nucleares propios del Trastorno de

Déficit de Atención e Hiperactividad, los niños y niñas con TDAH presentan diferentes patrones de

comportamiento. Las niñas tienden a presentar mayor inatención y los niños, mayor componente de

hiperactividad-impulsividad.

Tal y como se recoge, Biederman et al (2002) presentaron la frecuencia, en porcentaje de los subtipos de

TDAH según géneros, para los que determinaron que:

El subtipo combinado se presentaba más frecuente en niños que en niñas (80% frente al 65%,

respectivamente).

El subtipo inatento era más frecuente en niñas que en niños ( 30% frente al 16%, respectivamente).

El subtipo hiperactivo- impulsivo, siendo el menos frecuente de los tres, se encontraba tanto en las

niñas (5%) como en los niños (4%).

Para poder situarnos comentar que, según los criterios diagnósticos del DSM IV los síntomas que hacen

referencia a un subtipo inatento, más frecuente en las niñas que en los niños, nos encontramos con los

siguientes:

A menudo no prestan atención a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas

escolares, en el trabajo o en otras actividades.

A menudo tienen dificultades para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas.

A menudo parecen no escuchar cuando se le habla directamente.

A menudo no siguen instrucciones y no finalizan tareas escolares, encargos u obligaciones en el

centro de trabajo (no se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender

instrucciones).

A menudo tienen dificultades para organizar tareas y actividades.

A menudo evitan, les disgusta dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como

trabajos escolares o domésticos).

A menudo extravían objetos necesarios para tareas o actividades (juguetes, ejercicios escolares,

lápices, libros o herramientas).

A menudo se distraen fácilmente por estímulos irrelevantes.

A menudo son descuidados en las actividades diarias.

También quedan reflejadas algunas diferencias entre niños y niñas en lo que se refiere a cómo influyen las

manifestaciones clínicas del trastorno, en el rendimiento escolar y en los trastornos comórbidos.

Referente al rendimiento escolar:

El bajo rendimiento académico es debido, en parte, a las propias dificultades organizativas, de planificación,

priorización, atención y precipitación de la respuesta que obedecen a las alteraciones de las funciones

ejecutivas (memoria de trabajo e inhibición de respuesta) propias del TDAH, y a las dificultades específicas

que comportan los trastornos específicos del aprendizaje frecuentemente asociados como es la dislexia.

En general, las niñas con TDAH muestran una menor presencia de trastornos del aprendizaje asociados y

mejores habilidades en la capacidad lectora, hecho que influye en su infradiagnóstico.

Referente a trastornos comórbidos.

Los niños son diagnosticados con más frecuencia de trastorno negativista desafiante, trastornos de

conducta y depresión mayor. En el aula presentan mayor índice de comportamientos disruptivos e

hiperactividad.

Las niñas con TDAH son menos agresivas e impulsivas y presentan menores síntomas de trastornos de

conducta. Tienen un mayor riesgo de sufrir trastornos de ansiedad. A nivel escolar, muestran menos

problemas y participan en más actividades extraescolares.

Estas diferencias de género desaparecen en la pubertad. Seidman L.J,(.2006).

Tras la revisión de algunos artículos hemos podido encontrar algunas aportaciones que hacen referencia a

estas diferencias entre sexos en el TDAH. Por ejemplo, J.R. Valdizán, E. Mercado , A. Mercado-Undanivia

hacen referencia en su artículo titulado `Características y variabilidad clínica del trastorno por déficit de

atención/hiperactividad en niñas` a uno de los estudios apoyados por el Instituto Nacional de Salud Mental

estadounidense en el año 1999 en el que se señala que el TDAH afecta de forma diferente a las mujeres que

a los hombres.

Las niñas pueden tener mayor probabilidad de tener síntomas de inatención en contraste con los

niños en los que predominan la hiperactividad, la impulsividad y los comportamientos disruptivos.

Comparadas con las niñas sin el trastorno, las que padecían TDAH tenían índices significativamente

más altos en problemas de comportamiento, por ejemplo, negativista desafiante y de conducta,

aunque sus índices son más bajos que los de los varones.

Las chicas con TDAH exhibieron niveles más altos de variaciones del humor y ansiedad que los

niños sin TDAH.

Con respecto a los jóvenes no afectados, las chicas con TDAH tienen un mayor riesgo en la

dependencia del alcohol y la droga, incluyendo el tabaco.

Sus dificultades cognitivas son similares a las de los varones con TDAH.

Estos mismos autores citan uno de los trabajos de Nadeau KG y colaboradores. Dejan reflejado que estos

autores hacen una distinción entre tres subtipos de niñas a los cuales se puede añadir un cuarto grupo menos

frecuente.

Modelo Tímida: Niñas del grupo inatento. La mayoría de estas chicas con TDAH son más

desatentas y tímidas que hiperactivas e impulsivas, ya que tienden a relacionarse aislándose del

mundo. Su inatención en clase puede pasar desapercibida al no querer llamar la atención. Parece

que escuchan y su pensamiento se encuentra en otro lugar. Terminan sus trabajos en casa si alguien

se pone con ellas. Pueden sentarse detrás prefiriendo mirar o jugar solas. Evidentemente, no crean

problemas y son más brillantes de lo que parecen.

Modelo Hipersociable: Lo tratan como una combinación de hiperactiva e inatenta. Hablarán

velozmente sobre cualquier cosa. Se las puede ver simplemente como altamente sociables, pero su

comportamiento les causará algunos problemas con los demás. Pueden saltar de asunto en asunto e

interrumpir con frecuencia para ser el centro de atención. Su charla constante abrume rápidamente al

oyente. Consecuentemente, pueden tener dificultades para retener amigos debido a su inhabilidad

para escuchar. En la escuela, distraerá a los demás y tendrá dificultades para centrarse en las

lecciones.

Modelo Hiperactivo: Es el más fácil de diagnosticar al asemejarse al tradicional de un niño con

TDAH. Exhiben, por ejemplo, hiperactividad, impulsividad y comportamientos de riesgo y peligrosos.

Incluso precozmente.

Niña Cambiante: Combinación de inatenta e impulsiva; es el menos común, pero, a menudo, la

frustración y cierta inflexibilidad son sus características. A menudo se etiqueta a estas chicas de

disfóricas. Nunca están contentas. Una niña disfórica puede ser inflexible la mayor parte del tiempo y

tener rabietas frecuentes; de adulta puede aparecer como trastornada.

Bibliografía.

Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno con Déficit de Atención por Hiperactividad

(TDAH) en niños y adolescentes. Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de atención con

hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes. Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del

Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Agència d´Informació, Avaluació i Qualitat en Salut (AIAQS)

de Cataluña; 2010. Guías de Práctica Clínica en el SNS: AIAQS Nº 2007/18.

4.1. ¿Cómo se define el TDAH? ¿Cuáles son las manifestaciones clínicas del trastorno?

J.R. Valdizán, E. Mercado, A. Mercado- Undanimia. Características y variabilidad clínica del trastorno por

déficit de atención/ hiperactividad en niños.

AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION (APA). (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos

Mentales DSM-IV-TR. Barcelona: Masson.

Artículos relacionados

Etiología del TDAH

Diagnóstico diferencial del TDAH

TDAH y Crecimiento.

Relación entre TDAH y crecimiento

Dice Carlos Enrique Orellana-Ayala (2010) que uno de los grandes problemas con relación alTDAH y el

crecimiento ha sido asociar las deficiencias nutricionales o aportes inadecuados de nutrientes como causa del

TDAH y perder la perspectiva de que estas deficiencias son, fundamentalmente, factores asociados y no

etiológicos.

Entre estos factores asociados se encuentran principalmente la mala nutrición, como defienden algunos

autores (Konofal at al., 2004, Akhondsadeh at al., 2004) como principal factor disfuncional, debido a la

carencia de determinadas sustancias y minerales (hierro, el zinc, yodo, magnesio, vitaminas, ácidos grasos

beneficiosos...) esenciales para el buen funcionamiento del organismo a causa de una mala alimentación.

Crecimiento y alimentación

La alimentación y los hábitos alimenticios tienen una influencia directa sobre el crecimiento y el desarrollo

físicos de los niños y adolescentes. Como dice la Dra. Rosario Domenech,en el caso de los niños y

adolescentes con TDAH nos encontramos en muchos casos que sus estilos alimenticios no son correctos y a

menudo son muy disfuncionales (inapetencia, fobias alimenticias, alteraciones de las horas de las comidas,

alimentación nocturna, rechazo a cierto tipo de alimentos, preferencia únicamente por alimentos atractivos,

etc.)

Estas disfuncionalidades que presentan los niños con TDAH a la hora de alimentarse, causadas en gran parte

por el consumo de fármacos psicoestimulantes para el tratamiento del TDAH, se traducen en patrones de

desnutrición, problemas de crecimiento, problemas de rendimiento físico y mental, alteraciones del sueño,

fatiga/cansancio y un aporte deficitario de alimentos y nutrientes esenciales para el desarrollo y el buen

funcionamiento general.

Otros autores como Felipe Hernández Ramos, presidente de AENTOC (Asociación Española de Nutricionistas

y Terapeutas Ortomoleculares Cualificados) defienden la teoría de que la corrección alimentaria y el aporte de

nutrientes esenciales, cuya actividad se conoce con bastante precisión, pueden ser no sólo una buena

alternativa a los fármacos, sino el tratamiento base para los afectados de TDAH.

¿Afecta la medicación para el TDAH al crecimiento?

Entre los principales efectos secundarios de los tratamientos farmacológicos para el TDAH tanto con

metilfenidato (Rubifén, Concerta, Retalin) como con atomoxetina (Stratera) se encuentra la supresión del

apetito, los cuales se creen que puede tener un efecto sobre el peso de un niño y su estatura.

Al hablar de talla baja nos referimos a los niños cuya talla se encuentra por debajo del percentil 3 (-2 DS) de

los estándares poblacionales de talla para su edad y sexo, explica la Dra. Cristina Azcona San Julián, del

Departamento de Pediatría, Clínica Universidad de Navarra.

El Dr. David W. Goodman, profesor asistente del departamento de psiquiatría y ciencias conductuales de la

Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, aseguró que el problema de si estos medicamentos

contribuyen o no a la supresión del crecimiento se ha discutido por 35 años. ¿Es realmente el efecto del

medicamento el que afecta al crecimiento, o es la falta de apetito, las carencias nutricionales y la

desorganización de los hábitos alimenticios los que indicen sobre el peso y la talla?

Algunos autores, como Spencer (1998) hablan de una disminución de la talla final a causa de la medicación

de hasta 3 cm. A pesar de ello, los estudios sobre alteraciones de la talla con Concerta a día de hoy no son

definitivos. Algunos estudios indican que se pierde en más del 10% de niños como Rubifén, sin embargo para

la talla no aparece de momento este efecto en más del 10% de niños como en el caso de Rubifén.

Con respecto al efecto del tratamiento sobre los niveles de la hormona del crecimiento, De Zegher et al.

(1993) plantearon la hipótesis de una posible interacción bioquímica entre la dopamina y la hormona de

crecimiento (GH), pudiendo ocasionar una disminución de los niveles de ésta última. Por ello, algunos

autores que plantean como alternativa la administración junto al tratamiento con psicoestimulantes para el

TDAH, la administración de hormona de crecimiento. La eficacia de esta medida aún está en entredicho, ya

que existen tanto estudios a favor como en contra de esta medida alternativa.

En grasos graves de disminución de peso y talla, o en los casos de niños/as que presentan deficiencia de

hormona del crecimiento, donde el retraso del crecimiento es muy significativo con respecto a los baremos

normativos de la edad, una vez iniciado el tratamiento con estimulante puede que se tenga que retirar el

medicamento psicoestimulante. En estos casos, es aconsejable que tanto el médico pediatra como el

endocrinólogo valores los perjuicios y beneficio de la administración de ambos tratamientos considere la

sintomatología y las circunstancias del niño/a con TDAH.

¿Son permanentes estos desajustes en el crecimiento?

Lo que apuntan algunos estudios es que no puede determinarse si estos cambios son duraderos o si los

niños compensan cuando dejan de tomar los medicamentos, o si pueden compensar a medida que se van

hacen mayores.

En cualquier caso, lo mejor para quedarse tranquilo es llevar un control estricto por parte del pediatra o

médico de cabecera de la talla y el peso del niño, con respecto a las medidas normativas de cada edad y

establecer una curva de crecimiento y ver si se producen desviaciones.

¿Cómo corregir los desajustes en el crecimiento?

Una manera de corregir el desajuste en el desarrollo físico del niño/a es interviniendo directamente sobre los

hábitos alimenticios de los niños con TDAH.

Uno de los objetivos principales que deben proponerse los padres en los hogares es conseguir que los niños y

adolescentes con TDAH realicen de manera adecuada las comidas principales.

Entre las estrategias que deben usar los padres para conseguir una alimentación adecuada para estos

niños/as están:

Diseñar dietas nutricionalmente equilibradas.

Introducir algún alimento atractivo y deseable en la semana para motivar al niño.

Planificar las comidas en función de horarios previamente establecidos y fijos.

Emplear reforzadores positivos y sistemas de refuerzos positivos, como la Economía de fichas.

Hacer partícipe al niño de la compra de alimentos y de su preparación.

Hablar al niño/a sobre alimentación: productos saludables, beneficiosos, perjudiciales, poco

recomendables, etc.

Fomentar la idea de que una dieta equilibrada y la realización de ejercicio físico son esenciales para

el bienestar, sentirse bien, fuerte y tener energía para poder conseguir los objetivos y las metas que

se propone.

TDAH: Comorbilidad - Trastornos del sueño

La higiene del sueño en niños con Hiperactividad

El sueño, una necesidad primaria

El sueño es necesario para el óptimo funcionamiento del niño y afecta a cada uno de los aspectos de su

desarrollo social, cognitivo, emocional y físico.

El ser humano necesita dormir y esto sucederá de forma natural aunque el individuo no quiera. Sin embrago,

no se trata solo de dormir, es necesario un número suficiente de horas y que el sueño sea de calidad, es

decir, que sea reparador y que permita restaurar el organismo para afrontar la posterior etapa de vigilia.

El sueño y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH

Para comprender la relación entre los problemas de sueño y el TDAH es necesario subrayar que existe una

relación bidireccional entre ambos. Esta asociación se determina porque ambos estados activación y sueño

suponen los dos extremos de un continuo, ya que la psicopatología del TDAH y la regulación del ciclo vigilia-

sueño comparten los mismos mecanismos neurobiológicos. Cabe señalar que la Corteza Prefrontal, que

presenta disfunciones en niñosdiagnosticados de TDAH, desempeña un papel fundamental no sólo en el

control de la atención, sino también en la regulación de la vigilia, el sueño y el estado de ánimo. Por este

motivo, no es de extrañar que la prevalencia de alteraciones del sueño en niños con hiperactividad sea mayor

que en niños sanos o con otro diagnóstico psiquiátrico.

La relación entre el sueño y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad no es algo nuevo.

Anteriormente, se incluían los trastornos del sueño en los criterios diagnósticos para el TDAH, pero debido a

una falta de evidencia demostrable, los trastornos del sueño se eliminaron del Manual diagnóstico y

estadístico de los trastornos mentales cuando se publicó su Tercera edición revisada en 1980.

Aunque los problemas de sueño pueden afectar a cualquiera en la población general, hay una mayor

ocurrencia de estos problemas en los niños que tienen hiperactividad. Entre un cuarto y la mitad de los padres

de hijos con TDAH informan que sus hijos sufren problemas de sueño, sobre todo problemas para quedarse y

permanecer dormidos.

Los informes de los padres en algunos estudios de investigación indican una ocurrencia de entre dos y tres

veces mayor de problemas de sueño en los niños que tienen TDAH en comparación con grupos de niños sin

TDAH.

Además de tener dificultades para quedarse y permanecer dormidos, estos problemas también incluyen

mayor actividad durante el sueño, piernas inquietas o movimientos periódicos de las piernas durante el sueño,

patrones de sueño inestables y mayor somnolencia que otros niños durante el día.

Comprobar posibles problemas del sueño debe ser parte de la evaluación de todo niño con TDAH. Si se

sospecha de un problema de sueño, el profesional clínico que evalúa debe tomar nota de una completa

historia del sueño. La historia debe incluir preguntas sobre la hora usual de irse a la cama, el tiempo requerido

para quedarse dormido, si hay despertares nocturnos, ronquidos, dificultades para despertarse, si el niño

duerme siestas y de somnolencia diurna. Tal vez se les pida a los padres que lleven un diario de sueño y

anoten las conductas diarias de sueño del niño durante varias semanas.

Un sueño en calidad inadecuado, en vez de provocar en el niño somnolencia, ocasionará cansancio,

dificultades para focalizar la atención, y problemas de aprendizaje y control de los impulsos, interfiriendo en

las funciones ejecutivas de memoria de trabajo, autorregulación de la emoción, interiorización del lenguaje,

y planificación. Por tanto, cuando coexiste un trastorno del sueño, la clínica de TDAH se verá exacerbada.

Diferentes estudios han puesto de manifiesto también las siguientes diferencias en el sueño según el subtipo

de TDAH, en concreto encontramos estos dos:

TDAH combinado: menor eficiencia del sueño y más fragmentado, dificultad para el inicio del sueño o

insomnio de inicio, incremento de movimientos durante el sueño, somniloquia (hablar dormido), y

pesadillas.

TDAH inatento: mayor somnolencia diurna, y menor presencia de los trastornos del sueño en

general.

Algunas causas específicas que pueden impedir el sueño en niños con Hiperactividad

Los niños con TDAH podrían tener resistencia a la hora de dormirse y grandes dificultades para calmarse en

la noche. Las interrupciones durante las rutinas para acostarse pueden ser más desafiantes cuando un niño

tiene TDAH, y los padres con frecuencia describen una mayor resistencia y dificultad a la hora de acostarse.

Los problemas del sueño en niños con TDAH pueden también ser resultado de afecciones coexistentes.

Los trastornos de ansiedad y depresión pueden llevar a dificultades para dormir, y son dos afecciones que

pueden coexistir con el TDAH.

Existen numerosas sustancias estimulantes de consumo habitual, que pueden afectar al sueño. Hace mucho

que se sabe que la cafeína del café, té, chocolate y muchas bebidas carbonadas aumentan los problemas de

sueño.

Los medicamentos estimulantes que se usan para tratar el TDAH pueden contribuir a los trastornos del sueño

en los niños con TDAH. Habitualmente el TDAH se trata con estimulantes (metilfenidato) o antidepresivos.

Conviene considerar, que el metilfenidato produce según algunos estudios alteraciones significativas en el

sueño, con retrasos en su inicio, disminución de su eficiencia y disminución de la cantidad total del sueño. Los

estimulantes pueden contribuir al insomnio, bien sea por la administración de una dosis demasiado próxima a

la hora de acostarse, o bien de una dosis insuficiente al final del día, ya que produce agitación e irritabilidad de

rebote.

Higiene del sueño en niños con TDAH

Todas aquellas medidas encaminadas a conseguir un sueño de calidad que permita el adecuado descanso

reciben el nombre de higiene del sueño.

Para los niños que presentan problemas para conciliar el sueño se recomienda la revisión de los hábitos de

sueño y el establecimiento de pautas de higiene de sueño adecuadas.

Aunque no hay un tratamiento específico que se recomiende para los problemas de sueño en niños con

TDAH, la Fundación nacional del sueño (National Sleep Foundation, NSF) ofrece consejos para ayudar a los

niños a dormir mejor. Las siguientes sugerencias podrían ayudar a lograr una transición más suave de la

vigilia a un sueño recuperador:

1. Mantener una rutina del sueño, horarios de sueño regulares, acostándose y levantándose siempre a

la misma hora. Los niños pueden beneficiarse de una rutina relajante al final del día (escuchar

música tranquila o una ducha templada). Esto ayuda a facilitar la transición entre las actividades del

día y el descanso tranquilo del sueño.

2. Evitar todos los productos con cafeína o tomar líquidos en exceso a la hora de ir a dormir,

especialmente durante la tarde o al final del día.

3. Usar la cama sólo para dormir.

4. Evitar que los niños vean televisión o videos antes de acostarse.

5. Ayudarles a permanecer en la cama cuando llega la hora de acostarse.

6. Mantener un ambiente estructurado y predecible (que sepan qué se espera de ellos).

7. Mantener el dormitorio oscuro, tranquilo, bien ventilado, fresco y cómodo para lograr el mejor sueño

(temperatura adecuada, cama confortable, usar colores relajantes en las paredes). Evitar los

ambientes no familiares o no habituales a la hora de dormir.

8. Minimizar las posibles interrupciones, como los ruidos externos.

9. Eliminar del cuarto luces innecesarias.

10. Mantener las televisiones, ordenadores, videojuegos y otros equipos electrónicos fuera de la

habitación.

11. El ejercicio ayuda a disipar la hiperactividad y los sentimientos de inquietud en los niños con TDAH.

Sin embargo, hacer ejercicio poco antes de irse a la cama puede dificultar la conciliación del sueño,

así que debe terminar de hacer ejercicio al menos tres horas antes de acostarse.

12. Vigilar los horarios de las comidas: comer mucho muy cerca de la hora de acostarse puede impedir

que se duerma bien por la noche. Sin embargo, dado que algunos niños con TDAH no obtienen

suficientes calorías durante el día para mantener una nutrición adecuada, un pequeño refrigerio poco

antes de acostarse puede aliviar el hambre antes de acostarse y ayudar a mantener un peso

saludable.

Bibliografía

Eddy Ives L-S, Ugarte Libano R. TDAH y trastornos del sueño. En: AEPap ed. Curso de Actualización

Pediatría 2011. Madrid: Exlibris Ediciones; 2011. p. 397-406.

Domínguez-Ortega, L. y De Vicente-Colombia, A. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad y

alteraciones del sueño. Med Clin (Barc). 2006;126(13):500-6

Relación entre el TDAH y los trastornos del sueño

Uno de los aspectos clave del tratamiento de los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad

(TDAH) es la valoración de la comorbilidad que dicho trastorno presenta. Uno de los trastornos comórbidos

son los trastornos del sueño. El sueño es necesario para el óptimo funcionamiento del niño y afecta a cada

uno de los aspectos de su desarrollo social, cognitivo, emocional y físico.

La relación entre el sueño y el TDAH no es algo nuevo. Anteriormente, se incluían los trastornos del sueño en

los criterios diagnósticos para el TDAH, pero debido a una falta de evidencia demostrable, los trastornos del

sueño se eliminaron del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales cuando se publicó su

Tercera edición revisada en 1980.

En los niños con sospecha de TDAH es especialmente importante evaluar y tratar los problemas del sueño, ya

que la coexistencia de estos exacerba los síntomas del trastorno.

De todos los niños que padecen TDAH, sólo alrededor del 30 por ciento tienen TDAH como único

diagnóstico. Se informa que dos tercios de los niños que tienen TDAH tienen al menos una afección añadida

y estas afecciones complican el diagnóstico y tratamiento del mismo.

Se ha constatado que el 25% de los lactantes y prescolares con trastornos del sueño crónico posteriormente

reciben el diagnostico de TDAH. Los estudios indican que entre un 25 y 50% de los padres de hijos con TDAH

informan que sus hijos sufren de un problema del sueño, especialmente problemas para quedarse y

permanecer dormidos.

Los informes de los padres indican una ocurrencia entre dos y tres veces mayor de problemas de sueño en

los niños que tienen TDAH en comparación con grupos de control en estudios de investigación. Asimismo, los

estudios indican mayor resistencia de los niños con TDAH de irse a la cama comparado con controles.

Además de tener dificultades para quedarse y permanecer dormidos, estos problemas también incluyen

mayor actividad durante el sueño, piernas inquietas/movimientos periódicos de las piernas durante el sueño, y

patrones de sueño inestables. Igualmente, aunque la evidencia no ha sido lo suficientemente sólida para

establecer una relación causal, se cree que la somnolencia diurna empeora los síntomas del TDAH.

De cinco estudios que evaluaron la prevalencia de despertares nocturnos, tres mostraron mayor número de

despertares en niños con TDAH comparados con los controles y dos no encontraron diferencias entre los

grupos.

En los adultos, hay posibilidades de confusión diagnóstica entre la narcolepsia, una somnolencia diurna

excesiva de origen desconocido (llamada hipersomnia idiopática) y el TDAH en cuestionarios llenados por el

mismo paciente. La coincidencia de síntomas de los trastornos del sueño y el TDAH lleva a preguntas sobre

un posible diagnóstico erróneo de ambas afecciones en adultos.

BIBLIOGRAFÍA:

Adriana Fajardo. Trastorno deficitario de atención e hiperactividad y sueño

M. Fernández Pérez, LS. Eddy,L. Rodríguez Molinero, X.Txakartegi Etxebarria. El trastorno por déficit de

atención e hiperactividad y la Atención Primaria: pasado y perspectivas

Luis Domínguez-Ortega y Aida de Vicente-Colomina. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad y

alteraciones del sueño

Causas de los problemas del sueño en las personas que tienen TDAH

Existe una relación bidireccional entre trastornos del sueño y TDAH. Ambos estados (activación y sueño)

comparten mecanismos neurológicos, ya que la corteza prefrontal que presenta disfunciones en niños

diagnosticados de TDAH, desempeña un papel fundamental no sólo con el control de la atención, sino

también en la regulación de la vigilia, el sueño y el estado de ánimo.

La mayoría de los estudios que usan medidas objetivas como la actigrafía (una pequeña computadora

parecida a un reloj de pulsera mide los movimientos del cuerpo durante el sueño, los periodos de sueño y

vigilia, y el tiempo total de sueño) y las cámaras infrarrojas (observan la conducta de sueño y registran los

movimientos durante el sueño) no han mostrado diferencias significativas en cómo funciona el sueño entre

niños que tienen TDAH y grupos de control.

Pero ciertas características parecen comunes en distintos estudios. Se ha encontrado que la actividad durante

el sueño es mayor en los niños que tienen TDAH. Varios estudios indican que los niños con TDAH presentan

somnolencia excesiva durante el día, un alto rendimiento motor durante el sueño, y trastorno del sueño

relacionado con la respiración significativo.

La causa de los problemas de sueño en las personas con TDAH sigue siendo mayormente desconocida, y se

necesita más investigación en esta área para comprender mejor la compleja relación entre el sueño y el

TDAH.

A continuación se detallan algunas causas específicas de problemas del sueño que pueden impedir el sueño

en niños y adultos con TDAH.

- Resistencia a la hora de dormirse.

Los niños con TDAH podrían tener grandes dificultades para calmarse durante la noche. Las interrupciones

durante las rutinas para acostarse pueden ser más desafiantes cuando un niño tiene TDAH, y los padres con

frecuencia describen una mayor resistencia y dificultad a la hora de acostarse.

- Estimulantes.

La cafeína del café, té, chocolate y muchas bebidas carbonadas aumentan los problemas con el sueño.

Además, los medicamentos estimulantes que se usan para tratar el TDAH pueden contribuir a los trastornos

del sueño. En la mayoría de los pacientes con tratamiento estimulante, un intervalo de 4-6 horas desde la

última dosis diurna permite una eliminación suficiente para conciliar el sueño. Otros pacientes requieren 6-8

horas o más desde su última dosis antes de que puedan hacerlo.

No existe una clara evidencia acerca de que la utilización de estos psicoestimulantes afecte la presencia de

trastorno del sueño relacionado con la respiración, movimiento periódico de las extremidades o enuresis

nocturna en los pacientes con TDAH.

- Afecciones coexistentes.

Además de los trastornos primarios del sueño, los problemas del sueño en personas con TDAH pueden

también ser resultado de otras afecciones. Los trastornos de ansiedad y depresión pueden llevar a dificultades

para dormir, y son dos afecciones que con frecuencia existen con el TDAH. Los problemas de abuso de

drogas y alcohol también tienen un impacto negativo en la capacidad de las personas de dormir bien.

De los diferentes estudios sobre las causas del TDAH, no hay un claro resultado. Esta divergencia de

resultados puede sugerir que los problemas de sueño en el TDAH pueden ser más comportamentales que

fisiológicos. Por lo tanto, se deben evaluar sistemáticamente los hábitos de sueño, indicándose las

recomendaciones para higiene de sueño según la edad del paciente.

BIBLIOGRAFÍA:

Luis Domínguez-Ortega y Aida de Vicente-Colomina. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad y

alteraciones del sueño

Adriana Fajardo. Fundación CADAH: Trastorno deficitario de atención e hiperactividad y sueño