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20 HISTORIA Y VIDA HISTORIA Y VIDA 21 ARQUEOLOGÍA LA OLMEDA Palencia atesora una mansión de finales del Imperio romano decorada con mosaicos en perfecto estado de conservación. Un alcalde la halló por casualidad. CLAUDIA PORCEL ARAÚZO, HISTORIADORA DE LA ANTIGÜEDAD , Y ALEJANDRO MARTÍNEZ GIRALT, MEDIEVALISTA LA OLMEDA AL DESCUBIERTO L a catedral de Palencia se ha ga- nado el apodo de “la bella des- conocida” debido a que su aus- tera fachada encierra un interior gótico tan impresionante como inesperado. No es el único monumento de esta provincia que deslumbra al visi- tante. A 60 km al noroeste de la ciudad, otro edificio, en su caso contemporáneo, atesora también una maravilla, descono- cida hasta hace casi medio siglo. Es la villa romana de La Olmeda. Corría el verano de 1968 cuando el inge- niero agrónomo Javier Cortes golpeó un objeto macizo mientras araba una tierra de cultivo de su propiedad, cerca del mu- nicipio de Pedrosa de la Vega. Apasiona- do de la arqueología, él y un amigo suyo, Avelino Palacios, decidieron seguir el fi- lón. “A medio metro de profundidad –re- lató– encontramos algo semejante a una piedra. [...] Al día siguiente volvimos con un cuchillo para rasparlo y descubrimos que era un mosaico”. Fue el primero de los casi 1.500 m 2 de mosaicos que saldrían a la luz en los siguientes doce años. Cortes, hijo del abogado Ricardo Cortes Villasana, diputado en los años treinta y primo de Fernando Álvarez de Miranda, presidente del Congreso de los Diputados en los setenta, era por entonces alcade de la localidad palentina de Saldaña. Fue una suerte que coprotagonizara el hallaz- go, pues, además de realizar las gestiones pertinentes para rescatar los vestigios, quiso que lo que pronto se vislumbró co- mo una enorme villa se estudiara y con- servara in situ. Por eso invitó a Pere de Palol, catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid, a visitar el yacimiento. Ambos formaron un tándem perfecto: De Palol dirigía las excavaciones y Cortes se encargaba del rescate y la conservación de los mosaicos. Además, levantó dos estructuras para protegerlos y adecuó el recinto a las visitas. Manual de uso La villa descubierta databa de la segunda mitad del siglo iv , aunque la zona ya había sido habitada desde el i o el ii. A esta épo- ca altoimperial correspondían los restos de otra vivienda que salió a la luz al norte. No obstante, esta se reaprovecharía como necrópolis hasta el xiv, lo que impidió conocerla en su estado original. La Olmeda no corrió la misma suerte. La residencia reunía los requisitos que, según los agrónomos latinos, debía cumplir toda villa. En De agri cultura, Catón el Viejo (siglo II a. C.) determinó que esta debía contar con dos zonas: una explo- tación agroganadera (pars rustica) y una residencia para uso ocasional de los pro- pietarios (pars urbana). Más tarde, Varrón (ss. ii-i a. C.) y Columela (s. i) coincidieron en señalar que esta área residencial debía acondicionarse con un mayor confort pa- ra que el dueño pudiera disfrutar su es- tancia y no escatimar sus visitas. Este consejo nos hace sospechar que la ausen- cia del dueño aún era algo habitual. Pero la decadencia de la vida urbana du- rante el Bajo Imperio (ss. iii-v) propició que muchos propietarios alargaran su estancia en sus dominios agrícolas. De- seosos de dotarlas de todo tipo de como- didades y convertirlas en entes autónomos de producción, construyeron auténticas urbes in rure”, ciudades en el campo. Una villa completa La Olmeda incluía una extensa explotación agroganadera y una enorme villa en la que LAS FIGURAS y formas que iban a re- presentarse se delineaban sobre un lienzo a tamaño natural. Al proceder a la ejecu- ción, el suelo sobre el que debía montar- se el mosaico se acondicionaba a partir de una serie de capas. La imagen supe- rior, que muestra una parte del suelo de las termas, nos permite identificarlas. El primer paso consistía en desnive- lar el suelo ligeramente para facilitar el desagüe. En las estancias de las termas, también se habilitaba una cámara sub- terránea para la circulación del aire. Se- guidamente, el pavimento se alisaba. Por encima de esta capa se añadía otra denominada statumen. En este ca- UN TESORO A NUESTROS PIES Cómo se ejecutaban los mosaicos con un ejemplo de La Olmeda so, se trataba de una composición de guijarros y rocas que servía de drenaje. Esta segunda capa se cubría con el ru- dus, un mortero grueso hecho a partir de cascotes o ladrillo molido y compactado a golpes con un mazo de madera. El rudus se tapaba con el nucleus, un mortero fino de cerámica triturada. Por último, se colocaba la base del pavimentum, mezcla de cal hidráulica (que fragua como el cemento), agua y polvo de cerámica o de mármol. Sobre él se disponían las pequeñas teselas del mosaico, que se pulía con bloques de caliza o piedra pómez.

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20 H I S T O R I A Y V I D A H I S T O R I A Y V I D A 21

ARQUEOLOGÍA LA OLMEDA

Palencia atesora una mansión de finales del Imperio romano decorada con mosaicos en perfecto estado de conservación. Un alcalde la halló por casualidad.CLAUDIA PORCEL ARAÚZO, HISTORIADORA DE LA ANTIGÜEDAD , Y ALEJANDRO MARTÍNEZ GIRALT, MEDIEVALISTA

LA OLMEDA AL DESCUBIERTO

La catedral de Palencia se ha ga-nado el apodo de “la bella des-conocida” debido a que su aus-tera fachada encierra un interior gótico tan impresionante como

inesperado. No es el único monumento de esta provincia que deslumbra al visi-tante. A 60 km al noroeste de la ciudad, otro edificio, en su caso contemporáneo, atesora también una maravilla, descono-cida hasta hace casi medio siglo. Es la villa romana de La Olmeda.Corría el verano de 1968 cuando el inge-niero agrónomo Javier Cortes golpeó un

objeto macizo mientras araba una tierra de cultivo de su propiedad, cerca del mu-nicipio de Pedrosa de la Vega. Apasiona-do de la arqueología, él y un amigo suyo, Avelino Palacios, decidieron seguir el fi-lón. “A medio metro de profundidad –re-lató– encontramos algo semejante a una piedra. [...] Al día siguiente volvimos con un cuchillo para rasparlo y descubrimos que era un mosaico”. Fue el primero de los casi 1.500 m2 de mosaicos que saldrían a la luz en los siguientes doce años.Cortes, hijo del abogado Ricardo Cortes Villasana, diputado en los años treinta y

primo de Fernando Álvarez de Miranda, presidente del Congreso de los Diputados en los setenta, era por entonces alcade de la localidad palentina de Saldaña. Fue una suerte que coprotagonizara el hallaz-go, pues, además de realizar las gestiones pertinentes para rescatar los vestigios, quiso que lo que pronto se vislumbró co-mo una enorme villa se estudiara y con-servara in situ. Por eso invitó a Pere de Palol, catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid, a visitar el yacimiento. Ambos formaron un tándem perfecto: De Palol dirigía las excavaciones

y Cortes se encargaba del rescate y la conservación de los mosaicos. Además, levantó dos estructuras para protegerlos y adecuó el recinto a las visitas.

Manual de usoLa villa descubierta databa de la segunda mitad del siglo iv, aunque la zona ya había sido habitada desde el i o el ii. A esta épo-ca altoimperial correspondían los restos de otra vivienda que salió a la luz al norte. No obstante, esta se reaprovecharía como necrópolis hasta el xiv, lo que impidió conocerla en su estado original.

La Olmeda no corrió la misma suerte. La residencia reunía los requisitos que, según los agrónomos latinos, debía cumplir toda villa. En De agri cultura, Catón el Viejo (siglo ii a. C.) determinó que esta debía contar con dos zonas: una explo-tación agroganadera (pars rustica) y una residencia para uso ocasional de los pro-pietarios (pars urbana). Más tarde, Varrón (ss. ii-i a. C.) y Columela (s. i) coincidieron en señalar que esta área residencial debía acondicionarse con un mayor confort pa-ra que el dueño pudiera disfrutar su es-tancia y no escatimar sus visitas. Este

consejo nos hace sospechar que la ausen-cia del dueño aún era algo habitual.Pero la decadencia de la vida urbana du-rante el Bajo Imperio (ss. iii-v) propició que muchos propietarios alargaran su estancia en sus dominios agrícolas. De-seosos de dotarlas de todo tipo de como-didades y convertirlas en entes autónomos de producción, construyeron auténticas “urbes in rure”, ciudades en el campo.

Una villa completaLa Olmeda incluía una extensa explotación agroganadera y una enorme villa en la que

LAS FIGURAS y formas que iban a re-presentarse se delineaban sobre un lienzo a tamaño natural. Al proceder a la ejecu-ción, el suelo sobre el que debía montar-se el mosaico se acondicionaba a partir de una serie de capas. La imagen supe-rior, que muestra una parte del suelo de las termas, nos permite identificarlas.

El primer paso consistía en desnive-lar el suelo ligeramente para facilitar el desagüe. En las estancias de las termas, también se habilitaba una cámara sub-terránea para la circulación del aire. Se-guidamente, el pavimento se alisaba.

Por encima de esta capa se añadía otra denominada statumen. En este ca-

UN TESORO A NUESTROS PIESCómo se ejecutaban los mosaicos con un ejemplo de La Olmeda

so, se trataba de una composición de guijarros y rocas que servía de drenaje.

Esta segunda capa se cubría con el ru-dus, un mortero grueso hecho a partir de cascotes o ladrillo molido y compactado a golpes con un mazo de madera.

El rudus se tapaba con el nucleus, un mortero fino de cerámica triturada.

Por último, se colocaba la base del pavimentum, mezcla de cal hidráulica (que fragua como el cemento), agua y polvo de cerámica o de mármol. Sobre él se disponían las pequeñas teselas del mosaico, que se pulía con bloques de caliza o piedra pómez.

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ARQUEOLOGÍA LA OLMEDA

MONOGRÁFICOABÁSOLO, José Antonio y MARTÍNEZ, Ra-fael. Villa romana de La Olmeda: guía arqueológica. Palencia: Diputación Provincial de Palencia, 2012.ABÁSOLO, José Antonio. Los mosaicos de La Olmeda: lujo y ostentación en una vi-lla romana. Palencia: Diputación Provincial de Palencia, 2013.

INTERNETVilla romana La Olmeda. Diputación de Palencia.www.villaromanalaolmeda.com

PARA SABER MÁSresidían tanto sus propietarios como los esclavos y colonos a su servicio. La residen-cia disponía de una treintena de habitacio-nes, conectaba con unas termas de 900 m2

y sobre dos de sus galerías se alzaba una segunda planta, dato que conocemos gra-cias a las escaleras de acceso, que se con-servan parcialmente. Las excavaciones han evidenciado que toda la villa estaba profusamente decorada. Las paredes se pintaron con finos motivos vegetales y geométricos, y los suelos de las estancias nobles se pavimentaron con mosaicos. Como sucede hoy en día, el interiorismo

quedaba sujeto a las cambiantes modas. Los arqueólogos han podido constatar dos tendencias en los frescos y hasta tres en algunos mosaicos. Estos últimos, de hecho, constituyen el mayor atractivo de La Ol-meda. La villa atesora uno de los mayores y mejor conservados conjuntos de mosaicos polícromos de España: de los 4.400 m2 de pavimento, un total de 1.452 m2 están cubiertos con este tipo de ornamentación.

De la gloria al olvido¿Quién mandó erigir este palacio? No hay nada seguro sobre su identidad. La teoría

más aceptada apunta que su primer dueño fue el terrateniente Flavio Salustio, supe-rior del gobernador de las provincias his-panas entre 361 y 363 y cónsul este último año. Parece ser que un retrato suyo repre-sentado en el mosaico estrella de la villa –el que decora el suelo de la estancia prin-cipal (el oecus, o gran salón)– guarda un razonable parecido con el de una estatua que le dedicaron en Roma un año después. A finales del siglo iv, la villa fue abando-nada, y no volvió a ser habitada hasta la centuria siguiente. Sus nuevos inquilinos realizaron varias reformas para adaptar

el edificio a sus necesidades. Por ejemplo, dividieron el ala norte en pequeños cuar-tos (los llamados tuguria) y reutilizaron una de las torres septentrionales que flanqueaban la residencia como corral. A partir del siglo v, el complejo cayó pro-gresivamente en desuso.

Con vocación pública Los trabajos de recuperación de La Ol-meda se sucedieron de forma metódica, gracias al aporte financiero de su descu-bridor, hasta 1980, año en que Cortes donó la villa y sus tierras a la Diputación

de Palencia. La iglesia de San Pedro de Saldaña, a tan solo 6 km de distancia, no tardó en habilitarse en un museo mono-gráfico. A él fueron a parar gran número de objetos desenterrados en las tierras que circundan la villa: desde monedas y herramientas de labradores y artesanos hasta ajuares funerarios hallados en las necrópolis próximas a la residencia.Los baños, identificados por Cortes y De Palol a los dos años de iniciarse los son-deos, empezaron a excavarse en profun-didad en la década de 1990. Sus estancias también se habían pavimentado con mo-

LA ZONA RESIDENCIAL DE LA OLMEDA OCUPA 4.400 M2, DE LOS QUE 900 CORRESPONDEN A LOS BAÑOS Y EL RESTO A LA VIVIENDA.

Un palacio en el campo LA VIVIENDA. De planta simétrica, la vivienda se organizaba en torno a un pe-ristilo ( ) delimitado con columnas de cuatro metros de altura. Este pasillo, a su vez, rodeaba un jardín cuadrado ( ), decorado con una fuente de mármol de Carrara y una pérgola. Alrededor de ambos elementos se disponían las habitaciones (31 en total).

FACHADA SECUNDARIA. Menos monumental que su opuesta, estaba rematada por dos torres de planta cuadrangular. Disponía de una entrada secundaria.

ZONAS NOBLES. Las estancias más amplias se ubicaban en las alas este y oeste de la casa. Incluían tres comedores, o tricli-nia ( , , ), dos de ellos dotados de sistema de calefacción bajo el suelo, un despacho ( ) y un dormitorio con antesala ( ).

EL ACCESO PRINCIPAL se realizaba desde la fachada meridional. Su interior discurría por una galería flanqueada por dos imponentes torres octogonales.

ZONAS DE SERVICIO Las alas norte y sur esta-ban destinadas al perso-nal de servicio y al almace-namiento de bienes (se han hallado ánforas de vino pro-cedentes de Gaza y Carta-go), entre otros usos. Sobre ellas se levantaba otra plan-ta, aunque solo se conser-van las escaleras de acceso.

saicos y contaban con varias bañeras (de agua fría, templada y caliente).La Olmeda, declarada Bien de Interés Cul-tural en 1996, ha estado siempre abierta al público. Desde las primeras casetas ha-bilitadas por Cortes hasta la adecuación del recinto como museo por parte de la Diputación, el yacimiento ha ido crecien-do al tiempo que se modernizaba. Hace cinco años se completó la última remode-lación. La Olmeda se cubrió con una es-tructura de acero continua, soportada por pilares y cubierta de aluminio. Un año después salió a la luz un pequeño mauso-leo, tal vez erigido en memoria del pro-pietario de la villa. Por desgracia, Cortes no llegó a presenciar ninguno de estos dos momentos: murió en marzo de 2009. Su legado es una auténtica belleza.

LAS TERMASSituadas al oeste de la vivienda, se acce-día a ellas mediante un ancho corredor ( ) que, a su vez, habría servido de gimnasio. Incluían piscinas de agua ca-liente y fría ( ), un vestuario ( ), salas de masajes ( ) y unas letrinas ( ) en excelente estado de conservación.

OECUS. El gran sa-lón era la estancia en la que el patrón reci-bía a su clientela polí-tica y despachaba los asuntos administrati-vos. El mosaico que decora su suelo es, con 175 m2, el más grande de la villa.

FRAGMENTO DEL MOSAICO perteneciente al oecus, el salón principal de la villa de La Olmeda.