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El Encantador Canino Curso Avanzado de Adiestramiento de Perros Marcos Mendoza

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El Encantador Canino

Curso Avanzado de Adiestramiento de Perros

Marcos Mendoza

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Tabla de Contenidos

Parte I. Trucos estúpidos que los humanos deberían conocer- Perros y jugadores de póker- Motivando a tu perro.- ¿Qué es un “encadenamiento”?- Sobornando a tu perro- Enseñando a tu perro a concentrarse- Enseñándole las señas a tu perro

Parte II. Trucos para perros inteligentes1. ¡Dame un beso!2. ¡Di “hola”!3. ¡Atrás!4. ¡Encuéntralo!5. ¡Ve por ahí!6. ¡Habla!7. ¡Bosteza!8. ¡Estornuda!9. ¡Trae!10. ¡Siéntate!11. ¡Dame la pata!12. ¡Pide!13. ¡Saluda!14. ¡Baila!15. ¡Vuelta!16. ¡Hazte el muerto!17. ¡Rueda!18. ¡Inclínate!19. ¡Arrástrate!20. Enseña a contar a tu perro 21. ¡Gira!22. ¡Tápate los ojos!23. ¡Di “no”!24. ¡Cojea!25. ¡Bang, bang!26. ¡Abre la caja!

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27. ¡Trae mis zapatillas!28. ¡Enciende la luz!29. Una galleta en la nariz30. Enseña a tu perro a saltar a la cuerda

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Parte I. Trucos estúpidos que los humanos deberían conocer

Perros y jugadores de pókerEn este libro no puedo prometer que podamos enseñarle a tu perro cómo jugar al póker.

No obstante, si imaginas por qué la gente juega, también podrás imaginar qué motivos

tiene un perro para realizar trucos.

Los jugadores de póker están motivados para jugar por cuatro razones principales: hay

recompensa (los premios del bote), es divertido, tienes la aprobación cósmica si ganas

(es decir, las bendiciones de La Señorita Suerte), y es fácil volverse adicto.

Los perros se motivan para realizar trucos por las mismas razones: hay recompensa (una

golosina, o tu sonrisa y unas palabras alentadoras), es divertido, tienen la aprobación de

su Dios o su Diosa (ese serías tú), y es fácil volverse adicto.

Como un jugador en la mesa de póker, un perro que se encuentra en el “tantra” de

realizar trucos simplemente no quiere dejar de buscar, dar la pata, bailar o besar.

Motivando a tu perroLos perros son muy similares a los humanos. No están inclinados a hacer nada excepto

comer, dormir y saltar alegremente, a menos que estén motivados.

Normalmente las motivaciones de un perro son simples: meterse en la basura o

desenrollar el papel de váter es algo que hacen sólo por diversión. Dale al perro una

buena razón para realizar trucos y no sólo se comportará, si no que probablemente

superará tus más altas expectativas.

Nada convierte más deprisa a “este estúpido perro” en un perro listo que un continuo

criticismo. No son llamados los mejores amigos del hombre por nada. Tu perro

esencialmente quiere complacerte; nada lo hace más feliz que mirarte, oír unas

alabanzas y sentir tu afecto.

Un perro puede dirigirse a la realización de trucos por una esencial necesidad de tu

aprobación. Puede empezar a obedecer órdenes simplemente porque significa pasar más

tiempo contigo.

A veces, un perro sobresale en un truco en particular porque pertenece a una raza que

posee un instinto innato para recuperar objetos, o reunir otros. Éste es el motivo por el

que es importante elegir trucos que consideres que tu perro va a disfrutar. Si no

funciona, normalmente el problema es del estúpido humano, no el estúpido perro.

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Por ejemplo, es natural para un retriever que quiera correr y buscas cosas, porque desear

esto forma parte de sus genes. Un chihuahua sobresaldrá más en dar la pata,

simplemente porque su boca es demasiado pequeña para coger cosas. Tal vez sea mala

idea enseñarle a un dachshund a sentarse, porque tienen una columna vertebral

demasiado larga que puede salir herida si hace el ejercicio continuamente. Asegúrate de

que tus expectativas son realistas antes de decidir qué truco enseñarle a tu perro.

Siempre considera las inclinaciones de tu perro y sus límites físicos antes de enseñarle

algo. Recuerda que un perro quiere complacerte, tanto que como para estresarse o

herirse sólo por hacer el truco. Trata de elegir los que parezcan más naturales para tu

perro.

Por ejemplo, si a tu perro parece que le gusta usar sus patas delanteras, tal vez quieras

empezar enseñándole que se siente, o a dar la pata. Si es el del tipo que parece divertirse

cazando cosas seguramente sobresalga en el juego de buscar y traer. Por otro lado, si el

perro es pequeño para llevar cosas en la boca, enseñarle a buscar tal vez no sea tan

buena idea como enseñarle a dar un beso.

Por lo general un perro repite un comportamiento simplemente porque le divierte. Un

perro que se caza la cola, por ejemplo, probablemente aprenderá trucos relacionados con

rodar y girar.

Rápidamente aprenderás que “afirmar lo obvio” está subestimado cuando toca enseñarle

un truco a tu perro. Los perros no son muy lógicos. Si lanzas una pelota de tenis y dices

“trae”, muchos perros correrán tras ella, pero luego la soltarán y te echarán una mirada

que significa “Bueno, ¿qué sigue?”. A menos que le digas claramente que quieres que te

traiga la pelota y lo alabes muchísimo por seguir tus órdenes, él simplemente no “lo

pillará”.

Por ejemplo, si el perro coge la pelota en su boca y da un paso hacia ti, le dices “¡Buen

chico!”. Si la suelta o corre lejos, le das la orden de nuevo. Y de nuevo, si da un paso

hacia ti lo alabas. Así el perro gradualmente entenderá qué es lo que quieres. Una vez el

perro haga esta conexión entre los eventos empezará a repetirlos sólo para ser alabado.

Si el truco es relativamente complicado (como encender la luz, o llevar los juguetes a la

caja) debes dividirlo en diversos pasos para enseñarle uno cada vez.

Tal vez quieras enseñarle primero a cargar el juguete, luego a ponerlo en la caja,

después a encontrar el juguete y ponerlo en la caja, y finalmente a hacerlo con todos los

juguetes.

Normalmente no hay una manera para acelerar este proceso de aprendizaje. Enséñale un

truco cada vez para no confundir al perro. Haz que todos los juegos sean fáciles al

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empezar y progresa lentamente. Tampoco puedes ir demasiado lento, pero si eres

demasiado rápido le sacarás de la cabeza la idea de aprender algo nuevo. Si encuentras

problemas, retrocede un paso o déjalo por unos días e inténtalo de nuevo. Nunca

muestres enfado, y hazlo divertido…¡Esta es una manera de pasar juntos un tiempo de

calidad, al fin y al cabo! Simplemente tienes que ser paciente e ir paso a paso; de otro

modo corres el riesgo de confundir a la pobre criatura.

Los perros son naturalmente exhibicionistas. No hay nada que les guste más que tener la

atención de todos los humanos de la habitación. Enseñándole trucos le estarás dando el

regalo de ser “el más llamativo” la próxima vez que vengan tus amigos. También, si el

perro sabe que es el centro de atención, él naturalmente se enfocará en ti porque le

encanta presumir. Los perros adoran este tipo de atención, así que puede ser todo un

reto intentar que deje de realizar el truco una vez y otra y otra y otra.

Otra ayuda para enseñarle es premiar al perro con una recompensa que vaya a apreciar.

Algunos perros quieren golosinas, a otros no les importa la comida pero prefieren jugar

con su juguete favorito. Otros estarán satisfechos simplemente con tu aprobación y tus

caricias.

La idea es no tener que cargar con una bolsa de golosinas en el bolsillo el resto de tu

vida para que tu perro haga lo que quieres. A evitarlo ayuda usar un tono de voz

animado cuando lo alabes sus acciones. Eso y las palabras que uses, como “¡Qué perro

tan bueno!” o “¡Qué perro tan listo!”, le harán entender que ha realizado el truco

correctamente.

Como los niños, los perros responden al refuerzo positivo, no a las críticas. Si los riñes

o castigas demasiado sólo desarrollará un problema y empezará a actuar como un poeta

ruso deprimido. Si eres consecuente y lo alabas cuando haga algo bueno verás

resultados rápidamente.

Utiliza todo tipo de premios…Chucherías, juguetes o alabanzas. Si usas golosinas

recuerda deducir la cantidad de comida que coma durante el juego de sus raciones

diarias, o quizá el perro simplemente te engañará y hará el tonto para conseguir más

comida. Esto puede producir sobrepeso. Una buena chuchería es una pieza seca de

comida de perro, ya que están bien balanceados, y además no hará daño a sus dientes.

Enseñarle trucos debería ser divertido para los dos, y gritar “¡no!” a un perro no es

divertido para nadie. Por supuesto que hay algunas excepciones a esta regla (Si tu perro

intenta cazar un coche en mitad del entrenamiento, naturalmente puedes decir “¡no!”

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para traerlo de vuelta). La clave es convertir esto en una experiencia positiva para

ambos.

¿Qué es un “encadenamiento”?Aquellos de vosotros que estéis un poco familiarizados con el concepto de entrenar

perros tal vez hayáis oído hablar del proceso llamado “encadenamiento”. Esto no tiene

nada que ver con el uso de las cadenas o correas para enseñarle trucos a tu perro, si no

que se refiere a la manera en que trabaja el cerebro de tu perro. Muchas de las acciones

que hacen los perros en las películas son simplemente un seguido de trucos simples que

se convierten en un largo complejo de movimientos. Un ejemplo de esto es el truco

“¡Bang!”, en este libro. Este conjunto de trucos son llamados “encadenamientos”.

El encadenamiento se refiere a la respuesta habitual que los perros tienen cuando

aprenden a reconocer órdenes a través de asociaciones. Un buen ejemplo del

encadenamiento es entrenar a los perros para que reconozcan una seña manual.

Usualmente la orden es verbal y una seña. Tras un periodo de tiempo, el perro realizará

el movimiento sin ninguna vocalización por tu parte y necesitará sólo el movimiento de

la mano.

Como niños, los perros necesitan aprender cosas simples como hablar o sentarse antes

de que le enseñes cómo realizar movimientos como rodar o agitarse. No querrías

enseñar a un niño a correr antes de que aprenda a gatear, y el mismo principio es cierto

para los perros.

Este proceso es el que se usa con los perros rastreadores para aprender a rastrear, y los

perros de búsqueda y rescate para aprender a buscar supervivientes. También es como

se consiguen los más avanzados niveles de obediencia en una mascota. Lo

verdaderamente importante es ver el excitante cambio en tu perro mientras se divierte y

desarrolla su propio sentido de la lógica.

Tu primera tarea como profesor es decidir qué tipo de trucos serían más fáciles de

aprender para tu perro. Es una buena idea empezar con un solo truco a la vez, pero

luego puedes trabajar en varios trucos nuevos y distintos en paralelo.

Cuando hayas decidido qué quieres que aprenda tu perro, piensa en la orden que usarás

en este truco en particular. El comando puede ser cualquier cosa que quieras mientras

seas consecuente con su uso.

Asegúrate de que la orden no suene parecida a una de cualquier otra cosa. Los

comandos cortos funcionan mejor que los largos.

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Los caninos parecen responder mejor a los nombres que a los verbos. Muchas personas

usan el verbo “traer”, pero si no te funciona prueba una orden más sencilla que describa

al objeto, como “pelota”. Esto es útil si quieres enseñar a tu perro a recuperar ciertos

objetos. Antes que decir “trae la pelota” o “trae el periódico”, a veces elimina

confusiones decir simplemente “pelota” o “periódico”.

Los trucos también han probado que cambian la actitud de los dueños hacia los perros

frustrantes. Si no tienen éxito en enseñarles las órdenes menos excitantes, como siéntate

o quieto, tal vez pierdan el cariño por sí mismos y sus perros. Pero si consigues que tu

perro hable o baile, entonces empezarás a ver a tu perro con una nueva y positiva luz. A

los perros les gusta reflejar la actitud de sus dueños, y si ven que estás orgulloso, ellos

también lo estarán. Un perro con alta autoestima está ansioso por complacer y es más

fácil de educar que uno que siente las continuas insatisfacción y desaprobación de su

dueño.

Hay también muchos beneficios de salud asociados al aprendizaje de trucos. Los trucos

como “inclínate” o “pide” aumenta la flexibilidad de tu perro y fortalece y aviva sus

músculos. Los trucos como “trae” mejora el sistema cardiovascular. Algunos como

“encuéntralo” le da a tu perro un trabajo que lo obliga a olfatear. El olfateo es mental y

físicamente estimulante para un perro. Tal vez te sorprenda aprender que sólo quince

minutos jugando a “encontrar” es equivalente a una hora caminando para tu perro.

Cuando enseñes trucos, usa siempre el refuerzo positivo. Empieza por premiar todos los

pequeños movimientos que se acerquen al resultado deseado…Especialmente con

alabanzas.

Trata de evitar el refuerzo negativo. Incluso si tienes en mente un truco concreto pero tu

perro hace uno completamente distinto, puedes premiarlo y dar forma a un

comportamiento distinto; siempre puedes volver a enseñarle tu idea original más tarde.

No pierdas la oportunidad de enseñarle un truco que tu perro quizá está mostrándote

como parte de sus talentos naturales.

Para resumir:

Ten en cuenta que cualquier nuevo ejercicio puede causar fática o estiramiento en los

músculos. Si el perro para, tal vez sea porque está cansado o dolorido.

Entrena a un paso confortable para tu perro…No necesitas practicar cada comando un

número exacto de veces. Haz descansos y no insistas con un truco si el perro no está

listo para él.

Sé flexible. Nos han enseñado a aprender por etapas y conseguir un truco perfecto antes

de pasar al siguiente movimiento. Esto no es estrictamente necesario, está bien saltarse

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pequeños pasos si tu perro aprende deprisa o para cambiar a otro truco si tu perro

muestra más interés por él. Por ejemplo, si estás intentando a enseñarle a pedir y él

empieza a saltar sobre ti, cambia tu orden verbal de “pide” a “baila”, coge sus patas

delanteras y enséñale el truco.

No puedo reiterar lo suficiente que los caminos mentales de un perro son parecidos a los

caminos en la nieve. Cuanto más caminas en ella, más camino se crea. No obstante, si el

camino no llega a ninguna parte, no tengas miedo de cambiar a otro medio de enseñar.

Los trucos en este libro están escritos en orden, empezando por los comandos más

fáciles como sentarse o hablar, y luego volviéndose más complicados como contar o

sacudirse. Los trucos del 1 al 15 son más parecidos a pre-requisitos para los más

complicados que los siguen. Por esta razón, tu mejor opción es enseñar los trucos a tu

perro en el orden en que están sugeridos, de manera que lentamente puedas construir un

repertorio de comandos que él pueda reconocer.

También es importante no practicar demasiado un truco. Los perros aprenden mejor

cuando dejas la sesión en el momento en que ellos quieren seguir; de esta manera

estarán motivados cuando sigas la próxima vez. Si tu perro parece aburrido del truco

toma un respiro del entrenamiento, o enséñale otra cosa que tal vez le guste más.

Enseñarle el truco entre una y tres veces cada vez es lo adecuado.

Sobornando a tu perroMuéstrame un dueño que enseñe con chucherías y yo te mostraré un perro que de pronto

se convierta en Einstein. ¿Quieres atención y actitud? ¡Trae los huesos para perros! Por

supuesto, no todo el mundo está de acuerdo con este método para que tu perro haga los

trucos, especialmente los entrenadores profesionales, que dicen que una vez la

chuchería desaparece, los perros pierden todo el interés en realizarlos. Aunque esto no

es verdad para todos los perros, sí tiene algo de razón. Realmente depende del perro. No

obstante, tal vez quieras tener esto en mente si esperas que realice los trucos en una

exhibición donde las chucherías no están permitidas.

La comida es una de las herramientas más fuertes del reforzamiento positivo que jamás

haya existido. El problema viene cuando el dueño pone todo su entusiasmo en estos

refuerzos, las chucherías, e ignora qué estimula a un perro a hacer asociaciones entre

acciones y órdenes.

Muchos conductistas usan el principio ABC.

(A)Es el estímulo o los precedentes del comportamiento

(B) Es el comportamiento en sí

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(C) Representa las consecuencias

Si un perro está centrado únicamente en las consecuencias, sin poner atención en los

estímulos o los precedentes, tal vez ningún entendimiento de las órdenes conducirá

completamente a tu perro hacia el comportamiento deseado. Lo único que el animal

entenderá es que no vale la pena hacer nada a no ser que haya una chuchería al final. Tal

vez empiece a pensar, a su manera perruna, que tu amor tiene un precio. Lo creas o no,

esto puede deprimir a un perro y hacer que se resista al aprendizaje.

La manera de hacer que tu perro recuerde los trucos es forjar adecuadamente la

asociación de la cadena ABC en su cabeza. El perro debe conectar cada acción a las

consecuencias inmediatas, y entonces retroceder a lo que pasó justo antes de que

ocurriera esa acción. Recurriendo al estímulo, como las señas manuales o las órdenes

vocales, eventualmente se reorganizan en el cerebro del perro en un estímulo que resulta

en un resultado confiable.

Muchos entrenadores profesionales esconden premios en sus manos, en bolsillos o en

pequeñas bolsas que llevan encima. Esto sirve para tener las manos libres para realizar

señas. Por ejemplo, un perro sigue la mano que sostiene la comida y aprende la señal al

mismo tiempo. Los entrenadores lo describen como “entrenamiento de señuelo”. Los

psicólogos utilizan el término “guiar a casa”. Como quieras llamarlo, un perro que

realiza los trucos es siempre el perro de Pavlov.

Los perros que son entrenados con chucherías tienden a aprender más deprisa que los

que son entrenados con disciplina o la palabra “no”. Como malos adolescentes, muchos

perros en realidad no quieren autoridad y disfrutan rebelándose contra ella. Los perros

que se entrenan con golosinas tienden a reconocer rápidamente las señas manuales o las

órdenes verbales. Ellos están atentos, motivados y más dispuestos a seguir con el truco

siguiente. ¿Qué puede ser más poderoso que el olor a comida en tu ropa y tus manos?

El problema viene cuando los perros crean enlaces en su ABC que no esperas. Si tu

perro ha hecho esta conexión, dejará de realizar los trucos cuando dejes de oler a

chucherías. Tal vez haya aprendido que el olor a comida debe estar presente con los

comandos o las señas, y de lo contrario no se siente motivado para seguir. El problema

no eres tú, tiene más que ver con la nariz de tu perro. ¡Lo que tu perro come (el premio)

es lo que tu perro huele (el estímulo)! No hay olor, no hay truco. El estímulo debería ser

la seña. El premio es igualmente la chuchería, pero el antecedente es el truco, no tú.

Si tu perro se niega a hacer los trucos sin la golosina, tu meta debe ser reducir

lentamente el olor a comida de tu persona mientras llevas el rendimiento de tu perro a

un alto nivel. Los entrenadores profesionales lo llaman “desapareciendo el mensaje”.

Estás quitándole a tu perro el estímulo (cómo huele), pero no le quitas sus golosinas.

Esto ayuda al cerebro del perro a organizar las cosas y hacer una nueva conexión.

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Si estás preocupado por todo esto hay un “remedio” clásico. Llena un cuenco con

chucherías, lávate las manos y usa tenazas o una cuchara para darle sus premios cada

vez que el perro lo haga bien. Deja el cuenco en una mesa cercana, di “¡Sí!”

repetidamente para reforzar que el comportamiento sea en tu presencia, y entonces dale

la chuchería al perro. Él aprenderá que las golosinas no tienen nada que ver con cómo

huelas.

Tan pronto como tu perro sepa esto, estarás listo para empezar a hacer desaparecer esa

ese mensaje en tu perro con ejercicios actuales. Sigue diciendo “sí” y dándole

chucherías con la cuchara o las pinzas. Sigue practicando un poco más cada día, hasta

ver que la actitud ha cambiado. Tu perro debe realizar ahora los trucos sin relacionarlos

contigo.

Enseñando a tu perro a concentrarseNo puedes entrenar a un perro para hacer nada a no ser que tengas su total atención.

Aquí hay dos maneras de entrenarlo de manera que tenga sus ojos en ti y sólo en ti.

Como explicamos en secciones anteriores de este libro, tu perro responderá a órdenes

cortas y simples, así que lo mejor que puedes hacer es usa una palabra simple como

“mírame”. Frases más largas como “concéntrate” pueden confundir al perro. Aunque la

palabra “aquí” es más corta también puede ser usada para dirigir al perro a diferentes

ubicaciones, así que usa “mírame” cuando quieras que te mire a los ojos.

Para empezar este truco (el cual yo llamo “truco sencillo”, aunque puede ser todo un

logro para ciertos perros hiperactivos) tienes que hacer que se concentre en ti por un

tiempo limitado y luego premiarlo con una golosina.

La parte más difícil es conseguir que se concentre en ti, no en tus manos, donde

indudablemente pensará que hay un premio escondido. Esto es por lo que ocultarlas

puede ser una buena idea.

Empieza por agacharte hasta la altura del perro, para que no tenga que mirar muy arriba

para hacer contacto ocular contigo. Siéntate en tus tobillos y llámalo. Luego di

“mírame”, haz que lo haga durante unos segundos y luego prémialo y alábalo. Si está

muy disperso o excitado tal vez encuentres el éxito cogiéndole con cuidado del mentón

y manteniendo su mirada en la tuya. Luego di “mírame” y prémialo con una chuchería.

Con el paso de los días puedes aumentar el tiempo lentamente antes de darle el premio.

Si la concentración del perro se rompe tal vez estás intentando alargar demasiado los

segundos, así que simplemente reclama su atención de nuevo, prémialo y vuelve a

intentarlo con menos tiempo.

Enseñándole las señas a tu perro

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Los perros responden a dos tipos de señales: las vocales y las manuales. Los

entrenadores más profesionales usan una combinación de ambas. La seña manual es útil

si tu perro y tú encontráis una situación en la que tienes que dirigirte a él para que haga

algo sin hablar. Un buen ejemplo donde podría ser de utilidad es para decirle que se

eche en el suelo durante una reunión.

Después de enseñarle a tu perro las señas manuales asegúrate de que reconoce también

las vocales. Tras un cierto tiempo en que él conoce la orden vocal, empieza a usar la

manual sin hablar, y a la inversa. Tu perro debería ser capaz de reconocer ambas como

la misma orden.

Aunque puede parecer más fácil, enseñarle a tu perro la seña vocal y la manual a la vez

no es muy recomendable, porque tu perro se distraerá con tus manos. Es mejor

enseñarle la orden vocal primero, y cuando lo entienda seguir con la visual.

Mucha gente hace sus propias señas manuales, pero aquí hay algunas muy comunes que

los entrenadores profesionales suelen usar. Hagas lo que hagas, asegúrate de que la

señal por cada orden sea completamente consecuente.

Para sentarse, prueba cualquiera de las siguientes opciones:

Inténtalo abriendo y cerrando tu palma.

Baja el dedo índice en un movimiento rápido.

Pon la punta de los dedos corazón e índice de una mano en la punta del corazón

y el índice de la otra.

Para hablar:

Inténtalo tocando tus cuatro dedos con el pulgar de tu mano, imitando a un

patito.

Toca tu mentón con el dedo índice y mueve la mandíbula arriba y abajo.

Para echarse:

El gesto más popular es poniendo tu palma hacia abajo y simulando el

movimiento de una caricia.

La lista de las señas manuales sigue infinitamente, pero así tienes una idea. Puedes alzar

el pulgar o hacer el signo de la paz. Sólo asegúrate de que el movimiento sea claro y

corto y el perro inmediatamente lo descifrará sin confusión.

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Parte II. Trucos para perros inteligentes

Recuerda que en este libro no hay estúpidos perros, sólo estúpidas personas. Siempre

que el humano sea paciente, tu perro, dependiendo de sus habilidades y talentos

naturales, debe ser capaz de aprender al menos la mitad de estos trucos con poco

esfuerzo. Estos trucos están ordenados del más simple al más difícil (recordando que los

del final de estas páginas son los que requieren más encadenamiento que tu perro debe

aprender).

1. ¡Dame un beso! Este truco es tan fácil que difícilmente puede ser llamado truco. Si hay algún truco para

este truco es conseguir que te bese cuando tú quieras y no cuando su corazón esté

enloquecido de su amor por ti.

Yo recomiendo enseñárselo el primero, para que aprenda que asociar órdenes con

acciones es divertido y no coacciona su libertad perruna.

Empieza por alabarlo mucho cada vez que lama tu cara y di “Dame un beso. ¡Buen

chico!, dame un beso”. De esta manera el perro asociará el acto con lo que le dices.

Si el perro no es muy besucón, lo que es raro, ponte un poco de mantequilla de

cacahuete o algo parecido de sabor en tu mejilla o tu mentón. Mientras el perro lame el

premio de tu mejilla sigue repitiendo “Dame un beso”. Después de un corto periodo de

tiempo, el animal empezará a lamerte con la esperanza de encontrar un poco de esta

mantequilla de cacahuete. Sin embargo puedes seguir diciéndote a ti mismo que lo hace

porque te quiere.

Un perro rápidamente aprende un truco así porque las palabras se asocian a algo que él

ya hace. Muy pronto tu perro oirá “Dame un beso” y pensará en lamer tu cara. Si lo

hace cuando se lo mandas, asegúrate de darle un gran abrazo, acariciar sus orejas y

decirle “¡Buen chico!”.

2. ¡Di hola! Esto enseña a tu perro a saludarte rozando tu cuerpo y luego mirándote.

Siéntate en una silla. Esconde una golosina en tu mano y oculta otra debajo de ti o entre

tus piernas. Tu perro normalmente empezará buscando el que escondes debajo, de

manera que tan pronto como su mentón toque tu pierna di “Di hola”. Tu perro te deberá

mirar, y entonces le dices “¡Buen chico!”.

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La llave para enseñarle este truco es no darle el premio hasta que el animal haya alzado

la cabeza para mirarte. Si no te mira, no hay premio. Si recibes la mirada sincronizada

con el comando, el perro recibe su premio.

Pronto tu perro aprenderá a “decir hola” a tu orden.

3. ¡Atrás! Este es un truco fácil, ¡pero basado en un poco de intimidación! Ponte delante de tu

perro y mientras caminas hacia él di “Atrás”. Él querrá apartarse de tu camino y

automáticamente empezará a andar hacia atrás para que no lo pises. Asegúrate de seguir

repitiendo el comando para que el perro entienda lo que significa.

Si tu perro es de esos que saltan de un lado a otro para retroceder y se niega a hacerlo en

línea recta, entonces intenta practicar en un estrecho pasillo. Así el perro se ve obligado

a retroceder como un perro serio, en lugar de ondear y saltar y rezongar por todos lados.

Cuando los intentos de jugar contigo hayan parado, deberías ser capaz de ponerte

delante de él y empezar a ordenarle que “vaya atrás”.

Esto no es exactamente un truco, pero puedes usarlo para proteger a tu perro de otros

animales, gente con perros feroces, precipicios altos y cualquier cosa venenosa.

4. ¡Encuéntralo! Probablemente no hay un perro en el mundo que no haya tenido éxito en este. Incluso

cuando no hay nada que encontrar, muchos perros al menos intentan trabajar duramente

a la hora de buscar lo que sea. Por alguna razón, el ejercicio de este primitivo instinto de

cazador (buscador) emociona a muchos perros, hasta no querer terminar. A un perro

extremadamente talentoso puedes enseñarle a encontrar objetos, otros animales, e

incluso gente con este truco.

La idea es conseguir que el perro use su nariz (que olfatee) para encontrar un objeto

escondido. Empieza con ejercicios simples.

Coge una chuchería con un fuerte olor, ponlo en tu mano y enséñaselo al perro.

Entonces (porque los perros no tienen ni idea al principio) esconde la chuchería bajo

una toalla delante de él, a unos seis pasos de distancia.

Deja que el perro huela el aroma que ha quedado en tu mano y dile “¡Encuéntralo!”.

Cuando encuentre la chuchería, alábalo mucho. Su premio por obedecer la orden será

encontrar la chuchería y comérsela mientras tú lo alabas.

Después de un tiempo empieza a hacer que la golosina sea más difícil de encontrar.

Prueba a envolverla en la toalla, así le será más complicado. Luego lleva la toalla más

lejos, e incluso fuera de la habitación. Intenta esconderla en lugares altos o en armarios

cerrados. Cada vez el perro tendrá que olisquear en la ubicación donde esté la golosina.

Cuando lo haga, asegúrate de recompensarlo con alabanzas y afecto.

Puedes cambiar eventualmente el objeto, que busque las llaves, juguetes o el periódico

en lugar de la golosina. También puedes alterar la orden y decirle cosas como

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“¡Encuentra las llaves!” o “¡Juega con tu juguete!”. Después de esto, tu perro será un

genio cuando busque cualquier cosa, desde tus zapatillas hasta el mando de la

televisión.

5. ¡Ve por ahí! El objetivo de este truco es ordenarle a tu perro que vaya a un sitio concreto. Esto

requiere el uso de cebo, es decir, tres de los juguetes o las chucherías favoritas del

animal.

Coloca tres señuelos (uno frente a ti, a unos diez pasos, otro a la misma distancia un

poco más a la izquierda y el otro a la derecha).

Entonces di el comando “¡Ve por ahí!”, usando tu dedo índice para señalar la golosina o

juguete al que quieras que vaya tu perro. Si él parece despreocupado o no lo entiende,

prueba a lanzar una golosina en esa dirección. Prémialo cuando se mueva hacia el lado

correcto.

Si el perro olvida lo que está haciendo, detenlo y redirígelo. Continúa usando el

comando “Ve por ahí” hasta que logre el éxito. Si el perro intenta correr por una

golosina, detenlo utilizando el comando “mírame”.

Cuando el animal coja la chuchería deseada haz que vaya a buscar la siguiente

utilizando la orden “ve por ahí”. El perro debe poner atención y dirigirse hacia el lugar

al que señales; si no lo hace, haz que se concentre de nuevo.

Eventualmente podrás empezar a darle las órdenes sin poner una golosina en el sitio

deseado. Si el perro es un poco terco, prueba a lanzar la chuchería en la dirección

correcta diciéndole “Ve por ahí”.

6. ¡Habla! Enseñarle a tu perro a hablar significa enseñarle a ladrar a tu orden. Esto te permite

decirle cuándo y dónde “hablar”, y cuándo parar.

Para dominar este truco, lo primero que debes hacer es descubrir qué hace ladrar a tu

perro en primer lugar. Puede ser el timbre, ver su chuchería favorita o una mirar una

muñeca que lo asusta. Cada animal es diferente, así que debes tomarte tu tiempo para

buscar y encontrar qué es lo que provoca a tu perro para ladrar.

Muchos perros ladran cada vez que oyen el timbre de la puerta. Si tu perro es uno de

esos (y probablemente lo es) pon a un amigo a llamar desde fuera. Justo antes de que

suene el timbre, dile a tu perro “¡Habla!”. Si ladra, prémialo y dale una chuchería.

Como muchos trucos, el perro pronto enlazará el ladrido con el comando “¡Habla!” sin

necesidad del timbre. Cuando empiece a ladrar a tu orden y antes de que suene el

timbre, deja de usarlo. Ahora puedes empezar a utilizar el comando solamente. Si el

perro se olvida, vuelve al ejercicio del timbre una vez más.

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Otro método es usar la comida como soborno para hacerle hablar. Sostén su chuchería

favorita y empieza a hablarle con entusiasmo, diciendo cosas como “¿Lo quieres? ¿Lo

quieres? ¡Habla y te lo daré!”. A veces el perro empieza a ladrar sólo por frustración,

por no obtener la comida. Sigue diciendo “habla” mientras sostienes la golosina hasta

que él ladre inmediatamente al oír la orden. El premio en este caso es, por supuesto, la

comida.

7. ¡Bosteza! Cada vez que veas a tu perro bostezar, di “¡Bosteza!”. Si la orden es simultánea al

bostezo, a la larga el animal bostezará cuando oiga el comando.

Algunos perros bostezan al verte a ti hacerlo. Si es el caso, cada vez que bosteces mira

al perro y di el comando. Aunque no son exactamente simios, tienen algún tipo de

habilidad mimética. Si obedece, prémialo.

8. ¡Estornuda! El objetivo es conseguir que el perro estornude a tu orden. Mientras te sientas en una

silla, haz que él esté frente a ti, sentado o de pie. Cógele el hocico, di “¡Estornuda!” y

sopla suavemente en su nariz. Continúa hasta que el perro ganguee o estornude. A veces

recibirás un bufido indignado; eso cuenta como un estornudo. Recuerda premiarlo

siempre con una chuchería.

Esto puede tardar bastante, dependiendo del perro. Los hay que estornudan en seguida,

pero otros necesitan mucho para responder.

Un método más suave es decir “¡Oooh, un estornudo!” cada vez que tu perro estornude.

Muéstrate alegre y contento por ello, y asegúrate de darle un premio. Pronto estornudará

(o lo intentará) cuando te oiga decir esa palabra.

Muchos entrenadores han tenido éxito simplemente sentando a sus perros frente a ellos,

poniendo las manos sobre su boca y pretendiendo estornudar. Normalmente esto hace

que el perro ladre, pero si lo repites varias veces puede que el perro te emule. En ese

caso prémialo.

9. ¡Trae! El prerrequisito para este truco es el número 4, “Encuéntralo”. Cuando tu perro haya

aprendido a encontrar objetos, es muy fácil enseñarle a ir a buscarlos y traerlos.

Hay dos maneras de enseñarle a un perro a buscar y traer, dependiendo del tipo de perro

que sea. El método que mejor funciona depende de tu valoración sobre lo que le gusta y

lo que no, y de sus tendencias naturales.

Este truco es muy fácil de enseñar a los perros a los que les gusta llevar cosas en la

boca, aunque también puede enseñarse a aquellos que se resistan a la idea. Una vez más,

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la clave es la paciencia. A los perros no les gusta que les manden (excepto, por

supuesto, si hay una chuchería esperando al final).

Para empezar tira un objeto unos pasos más allá y dile a tu perro “Trae”. Si lo hace y te

lo trae a la primera, probablemente tiene un poco de retriever.

Si tu perro te mira sin comprender, tal vez debas coger el juguete y traérselo, intentando

dejarlo a unos pasos de él, y entonces le dices “¡Encuéntralo!”. Si lo hace, alábalo y dale

una chuchería.

Una recomendación. Deja que tu perro juegue unos minutos con su juguete después de

encontrarlo o lo asociará con que siempre se lo quitarás. Si piensa eso se resistirá a

dártelo. Los perros son más listos de lo que crees, y lo que puede parecer un

comportamiento estúpido tal vez sea un indicativo de que te ha visto venir.

Cuando el perro ha aprendido a coger el objeto deseado, intenta que te lo traiga. Primero

alábalo por correr hacia ti con el juguete en la boca. Luego hazlo sólo cuando te lo de a

la mano. Dejarlo caer a tus pies no es lo suficientemente bueno. A este paso ayuda

cambiar el juguete por una chuchería.

Otra versión de este truco es esconder el juguete favorito de tu perro, de manera que él

no sepa dónde está. Asegúrate de haberlo tocado mucho primero, y así dejas que el

animal huela tus manos. Luego simplemente dile “¡Encuentra el juguete!”.

Normalmente traerá cualquier cosa con tu olor (ahora sabes por qué tu perro

constantemente te trae las zapatillas o la ropa interior).

El caso es que un perro puede ser muy útil si dejas caer tus guantes o pierdes las llaves

del coche, cosas que generalmente lleves en las manos. Ayuda practicar con varios

objetos, pero al mejor para empezar es su juguete preferido.

Uno podría pensar que usar una pelota para enseñarle al perro a buscar y traer debería

ser fácil, pero a veces el animal está demasiado apegado a la pelota. A veces es difícil

conseguir que el perro te la traiga cuando está más ocupado royendo y jugando.

Después de todo, ¿por qué debes tener tú toda la diversión? Muchos perros tienen la

intención de darte la pelota, es sólo que se les olvidan sus buenas intenciones después de

tenerla.

Para que un perro que adora la pelota aprenda a buscar y traer intenta seguir el método

siguiente: simplemente tira la pelota y deja que la cace. Cuando él la coja, llámalo para

que vuelva contigo. Si viene alábalo, pero no intentes cogerle la pelota. Prémialo pero

ignora la bola. Ya la cogerás luego, cuando esté acostumbrado a esta rutina.

La razón por la que debes ignorar la pelota al principio es para que el perro no la tire

cuando va hacia ti. La razón por la que la tiraría sería que se la quisieras quitar.

Haciendo esto le dice que lo quieres a él, no a la pelota, así que confía en que pueda

volver con la bola.

Si tu perro decide saborear la pelota en una esquina e ignorarte cuando lo llamas o le

das órdenes tal vez debas recurrir a ponerle una correa. Uno o dos tironcitos cuando

recupere la pelota pueden recordarle lo que debe hacer.

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Cuando el perro haya dominado este truco, alábalo mucho. Para asegurarte de que no se

acostumbre demasiado a la pelota y sólo recupere ésta, prueba a ordenarle que busque y

traiga otro tipo de objetos como juguetes, palos, zapatos u otras cosas que pueda llevar

en la boca. Así previenes que asocie el comando con el hecho de lanzar la pelota.

A algunos perros, no obstante, simplemente no les gusta buscar y traer. Unos ejemplos

son Afganos o Chihuahuas, que son un poco renuentes. Si le pasa a tu perro, prueba a

ponerle una larga correa y ponle en la boca un palo. Cuando lo suelte, que es lo que

suele pasar con los perros a los que no les gusta buscar y traer, prueba otra vez. Sigue

intentándolo hasta que el perro finalmente mantenga el palo en su boca. Asegúrate de

alabarlo en seguida por sostener el palo, si no quieres que piense que lo premias por

dejarlo.

Si tu perro es muy renuente a dejar que pongas cosas en su boca y ni siquiera quiere

abrirla, cógelo por el collar y ponlo en una posición en la que no pueda mover la cabeza.

Ahora ábrele la boca y ponle el palo mientras lo alabas. No lo hagas muchas veces,

porque la intención no es molestarlo. Practícalo si hace falta unas tres veces al día,

durante los días que sea necesario, hasta que el pequeño perro deje de tirar el palito.

Cuando el animal finalmente entiende la conexión entre coger el palo en su boca y ser

premiado, empezará a buscarlo. Las alabanzas son vitales ahora, ya que no quieres tratar

con él mientras lloriquea y aleja la cabeza de ti. Cuando empiece a buscar, mantén el

palo cada vez más lejos de ti. Pruébalo un par de veces, y luego deja el palo en el suelo.

Si lo recupera, tu trabajo ha terminado, y podéis jugar al viejo buscar y traer.

Otra forma de convencer de buscar a un perro al que no le gusta es abriendo un pequeño

corte en una pelota de tenis y esconder dentro unas golosinas. Enséñale al perro que

dentro hay chucherías, dale una. Luego, tira la pelota. Al principio corre con él y coge la

pelota, pero pasa por alto la golosina. Pronto podrás tirar la pelota y el perro

automáticamente irá por ella (¡Porque querrá el premio!).

Cuando tu perro crea que siempre va a tener una chuchería intenta tirarle la pelota un

par de veces sin darle ninguna. Lo que tienes que conseguir es darle cada vez menos

golosinas hasta que algún día no necesite chucherías para buscar y traer la pelota.

No dejes que el juego de buscar y traer se convierta en un “a ver si me atrapas” o “tira y

afloja”. ¡Es muy fácil distraerse para los dos! Ofrécele al perro un juguete, y cuando lo

coja u olisquee, dile “trae” y prémialo con alabanzas o con una golosina. Al cabo de

unas veces tocará el juguete con la nariz cada vez que se lo ofrezcas y le digas “trae”.

La próxima vez que juguéis ofrécele la pelota al perro, de nuevo con el comando, pero

no lo premies. Estará un poco perplejo por la falta de premio, pero eso sólo despertará

aún más su apetito de golosinas. Cuando vuelvas a decir el comando “¡Trae!” él deberá

estar ansioso por mostrarte cuán listo es intentando empujar el juguete con la nariz fuera

de tu mano.

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Trabajando de esta manera, muy lentamente y en pasos encadenados, deberás ser capaz

de hacer que tu perro toque o coja o huela el juguete a tu orden. Nunca vayas al

siguiente nivel sin estar seguro de que ha entendido bien el actual.

Eventualmente deberías ser capaz de soltar la pelota y decirle “trae”; entonces él debería

ya recogerla. Después puedes lanzarla cada vez más lejos, y él te la traerá cada vez para

conseguir su premio. Recuerda darle muchas alabanzas cada vez que te traiga el juguete;

de esta manera se refuerza positivamente el acto de buscar y traer, en lugar de sólo

correr tras la pelota. Pero muchos perros se atascan en el punto crítico de “devolver la

pelota”, ¡así que sé paciente!

10. ¡Siéntate! Enseñarle a tu perro que se siente parece de lo más básico, pero es muy importante

porque es la base de otros muchos trucos que requieren que tu perro se esté quieto,

como “¡Pide!” o “¡Salta la cuerda!”.

“Siéntate” es probablemente uno de los trucos más fáciles que se le pueden enseñar a un

perro. La manera más sencilla de enseñarle esta orden es tener una golosina en la mano.

Lleva la golosina hasta su nariz y dile “¡Siéntate!”. Si retrocede e intenta coger la

chuchería no se lo permitas, sólo repite el ejercicio de nuevo. Cuando finalmente se

siente, dale el premio y alábalo. Repítelo varias veces cada día. Tarde o temprano, el

perro aprenderá a sentarse a tu orden con la esperanza de recibir la chuchería, y luego,

tras un tiempo, se sentará cada vez que digas la palabra.

Puedes usar también el método del encadenamiento. Cada vez que tu perro vaya a

sentarse, dile “¡siéntate!”, y prémialo cuando lo haga. No necesitarás muchas

repeticiones para que el perro entienda para qué es la orden y las cosas buenas que

pasan cuando lo obedece.

Algunas personas te sugerirán que le enseñes a sentarse empujándole la baja espalda

hacia el suelo mientras dices “¡Siéntate!”. Usa este método sólo como última opción,

porque no está realmente sujeto al refuerzo positivo. Si tu perro se niega a sentarse y

gime o empieza a arrastrarse por el suelo después de sentarse, es mejor que lo lleves la

veterinario; tal vez no quiera hacerlo porque tenga gusanos o parásitos.

Si te ves obligado a usar el método de empujarlo hacia abajo, ten en cuenta que

funciona mejor con los perros pequeños; los grandes podrían morderte, dado que no les

gusta que sus partes traseras se vean tratadas así.

Coge el collar del perro pequeño para mantenerlo en una posición de pie. Di

“¡Siéntate!” y con mucha suavidad empuja sus cuartos traseros hacia abajo. Cuando se

siente, prémialo. Después de un rato el animal asociará la orden con tu intento de

empujar sus cuartos traseros al suelo. Ahora sólo tendrás que usar una pequeñísima

presión para que se siente. Repítelo todos los días, tres veces más o menos, y un día el

perro entenderá el mensaje.

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Dado que no puedes forzar a un perro grande a sentarse tendrás que usar otra técnica.

Coge una golosina deliciosa y sujétala ligeramente por encima de la nariz del animal. Es

importante que no esté demasiado arriba, o saltará para cogerla. Si no puedes evitar que

lo haga tal vez quieras entrenarlo para que baile y dejar el truco de sentarse para otro

día.

Di “siéntate”. Si el perro grande alza la mirada hacia la golosina se sentará

automáticamente, porque eso lo ayudará a estirar el cuello para tener una mejor vista de

las delicias escondidas. Si se sienta, alábalo y dale la chuchería.

Si el perro no se sienta, debes sujetar la golosina un poco más lejos por encima de su

cabeza. Ahora tendrá que inclinarla para seguir mirando la chuchería.

Repite este paso hasta que no tengas que usar la golosina para que el perro se siente a tu

orden.

11. ¡Dame la pata! Cuando tu perro haya aprendido a sentarse a tu orden puedes empezar con el “¡Dame la

pata!”, también conocido como “Dar la mano”.

Simplemente di “¡Dame la pata!” y suavemente coge su pata con una mano mientras le

das un premio con la otra. Repítelo un par de veces. Muchos perros lo aprenden

rápidamente si tu entrenamiento, la orden y el premio son adecuados. Si lo haces bien,

en seguida lo entenderá y levantará la pata cuando digas “Dame la pata” y antes de que

se la cojas.

En la próxima sesión dile “Dame la pata” y dale la mano. Si el perro se ha olvidado a

causa de “la memoria de cuatro segundos” que se supone que tienen, coge su pata un

par de veces. En seguida lo entenderá y empezará a ponerla en tu mano de nuevo.

Puedes añadir cierta variedad a este truco enseñándole a dar la pata de un lado u el otro.

Usa la misma técnica pero diciendo “pata derecha” o “pata izquierda”.

12. ¡Pide! Como mencionamos antes, no todos los perros tienen la anatomía adecuada para

sentarse por demasiado tiempo. Este truco no es recomendado para dachshunds, que

tienen la columna vertebral larga y en seguida pueden sufrir una lesión, así que si tu

perro lloriquea o parece incómodo de alguna manera no insistas en enseñarle este truco.

Debe sentir dolor. No es natural para un perro sentarse sobre sus cuartos traseros más de

lo que tú lo estarías a permanecer colgado boca debajo de un árbol todo el día.

Muchos perros aprenden este truco si mantienes cogida la golosina por encima de su

nariz y repites la palabra “¡Pide!”. Tan pronto como el perro se levante sobre sus partes

traseras como una marmota, alábalo y dale la golosina.

Premia incluso la más pequeña elevación del suelo, incluso si es sólo una pata. Cuando

el perro levante las dos patas delanteras, ve incrementando el tiempo en que tiene que

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mantenerse antes de darle la golosina. Después trabaja en darle la orden sin tener que

distanciarlo del señuelo.

Si estás absolutamente seguro de que tu perro se niega hacer esto y no es porque le

duela, muévelo delante de ti de manera que su parte trasera quede apoyada en tus

piernas. Con suavidad haz que se levante sobre sus cuartos traseros, repitiendo la orden.

Cuando lo entienda intenta tentarlo con una golosina, ¡pero sin usar tus piernas como

soporte! Si sigue negándose o se cae olvídate de este truco. ¡Hay muchos más que puede

hacer!

13. ¡Saluda! El truco “¡Saluda!” puede ser enseñado a tu perro después de que domine “Dame la

pata”. Si quieres también puedes encadenarlo al “¡Pide!”. De hecho, este es el primer

truco que realmente empieza a usar el incremento de encadenamientos para enseñarle a

tu perro los trucos más complicados.

Primero dile “Siéntate”.

Luego dile “Dame la pata”.

Después di “Saluda”. Mientras tu perro intenta darte la pata, alza tu mano más y más

alto para que no pueda alcanzarla. Sigue manteniendo la mano fuera de su alcance

mientras la ondeas.

Repítelo y sube la mano más arriba esta vez. No lo hagas demasiado alto, o tu perro

sucumbirá y no lo volverá a intentar.

Si tu perro nunca levanta la pata lo suficiente vas a necesitar un pequeño truco con las

golosinas. Haz que se siente y tiéntalo con la chuchería por encima de su cabeza.

Cuando la alce para olisquear, mueve la golosina a un lado rápidamente. Esto hará que

mueva la cabeza para seguir la chuchería, y mientras lo hace alzará una pata para

balancearse.

Si se repite lo suficiente, el perro acabará entendiendo que será recompensado si levanta

la pata del suelo, y lo hará voluntariamente. Con el tiempo elimina las chucherías y sólo

preséntale el puño, luego el puño medio abierto, después la mano abierta del todo, y

después pídele cualquiera de las dos patas.

Para cambiar el choque de manos por un movimiento de saludo, pídele la pata pero

rápidamente retira la mano mientras la suya está en el aire, y prémialo. Adhiere la orden

“¡Saluda!” y repite la acción de retirar tu mano hasta que el perro alce la pata cuando se

lo mandes.

Este truco es especialmente famoso con los jóvenes. Casi no puedes creer que un perro

te salude cuando es hora de despedirse.

14. ¡Baila!

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Quizá el mal hábito de tu perro, ese de saltar sobre la gente, pueda convertirse en algo

útil. El sobrenombre de estos perros es bailarines, y está especialmente asociado a las

razas grandes, como los Golden Retriever.

Este truco es muy fácil de enseñar a un perro al que le gusta saltar sobre ti (¡y otros!),

golpear tus hombros con las patas y babearte totalmente, como una mala cita. La ventaja

de enseñarle este truco es que, una vez el perro aprende a bailar a tu orden, ya no estará

tan excitado por saltar sobre los demás por diversión.

Por otro lado, las razas pequeñas pueden realizar este truco con mucha facilidad,

simplemente porque tienen menos peso para balancear que un perro grande.

La forma más sencilla de enseñarle a bailar es esperar a que esté excitado y salte

alegremente por lo que sea, como “ir a pasear en coche”. Coge sus patas a medio salto y

sujétaselas en el aire mientras él se mantiene sobre las piernas, y repite la palabra

“¡Baila!”. Después déjalo volver al suelo, alábalo y dale una golosina.

También puedes enseñarle una orden más inusual, por ejemplo decirle” ¿Qué hacen los

perros en el circo?”, y usarlo como señal para bailar.

15. ¡Vuelta! Empieza teniendo a tu perro frente a ti, mirándote. Enséñale una golosina. Dile “vuelta”.

Con la chuchería guía su nariz dando una vuelta alrededor, hasta que él camine en

círculos. Cuando vuelva a estar de cara a ti dile “¡Buen chico!” y dale la chuchería.

Después de practicar un poco, sujeta la golosina y dale la orden a tu perro, “vuelta”,

pero no lo guíes. Mira si está listo para girar sin seguir la chuchería. ¡Muy pronto

empezará a dar vueltas como Peggy Fleming en el hielo!

16. ¡Hazte el muerto! Este truco es el requisito para “Bang, Bang”, que se describirá más adelante en este

libro. En cuanto a éste, es mejor enseñárselo cuando el animal esté un poco cansado.

Dile a tu perro que se siente. Si parece que se ladea un poco, empújalo con suavidad en

esa dirección hasta que caiga. Mientras lo haces dile “¡Hazte el muerto!”. Si se deja caer

a un lado alábalo y dale una golosina, o ráscale la tripa. Repítelo hasta que él entienda lo

que tiene que hacer, y lo haga sin tu ayuda.

17. ¡Rueda! Primero dile a tu perro que se haga el muerto. Luego suavemente coge sus patas

delanteras y traseras y dile “¡Rueda!”. Con cuidado haz que se ponga sobre su espalda.

Ahora tu perro está a medio camino de rodar, así que alábalo generosamente por ir tan

lejos. Ahora anímalo a seguir rodando por su cuenta. Cuando lo consiga deja que salte y

celebradlo.

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Repítelo varias veces. Asegúrate de premiarlo con una golosina cada vez que el perro

complete el ejercicio. También debes estar seguro de que se encuentre de buen humor;

si se irrita es mejor que dejes la sesión por ahora. Puede empezar a amenazar y morder

si considera que estás entrando en su espacio personal.

Si al perro no le gusta que lo cojas y empujes, ¡suelta sus patas ya! Lo último que

quieres es que luche por soltarse mientras lo sujetas. El perro podría mezclar los

mensajes ABC y empezar a asociar el truco con una tortura; así nunca aprenderá a

hacerlo y sólo se escabullirá y huirá de ti cada vez que digas “rueda”.

Algunos perros simplemente se levantan cuando sienten que sus piernas o su tripa están

siendo manipuladas. Si es el caso, intenta tentarlo a rodar usando comida. Empieza

ordenándole que se haga el muerto, y entonces ponle una golosina delante de la nariz.

No dejes que lo coja, sino que álzalo un poco hacia sus patas delanteras, de manera que

el perro tenga que girar la cabeza y mirar por encima del hombro. Una vez conseguido

no costará mucho que todo el cuerpo lo siga. Cuando entienda la conexión entre la

comida y rodar, costará mucho menos convencerlo de que realice el giro completo.

A veces puede que encuentres un perro al que simplemente no le guste rodar. En

ocasiones es una cuestión de anatomía, o quizá la maniobra pone en tensión los

músculos de sus patas traseras. En este caso, tal vez sea mejor que te contentes con

enseñarle otros trucos en lugar de este.

La resistencia a rodar también puede ser una cuestión de instinto. En ocasiones, un perro

que está sobre la cama blanda o un colchón familiar es menos renuente a rodar que si

están sobre el suelo. Esto puede que tenga que ver con un miedo primario a exponer las

partes más vulnerables de sus cuerpos (el vientre) a un depredador.

Si tu perro parece tener miedo del truco intenta jugar con él primero. Juega y lucha con

él hasta que hábilmente lo coloques en la posición de “hacerse el muerto”. Sigue

jugando con el perro, pero deja que se levante cuando quiera y luego prémialo y alábalo.

Así conseguirás la confianza del perro.

En la próxima sesión intenta el truco añadiendo caricias y luego intentando suavemente

darle golpecitos en una de sus patas. Si el animal salta, tienes un caso realmente duro, y

tu única opción es seguir intentando el juego de hacerse el muerto y tanteando para

tocarlo hasta que por fin el perro no ponga más objeciones. Dicho esto, si te encuentras

en esta situación tal vez quieras considerar abandonar este truco, que se supone debe ser

divertido, no un ejercicio de miedo, control y frustración.

En la sesión siguiente intenta tocar todas sus patas, pero no intentes sujetarlas. Eso

puedes empezar a hacerlo más adelante, comenzando a cogerle una pata por un segundo

e ir aumentando el tiempo con las sesiones.

Si no hay queja, ve al siguiente paso, pero asegúrate de alabarlo todo el tiempo.

Más adelante intenta moverle una pierna. Si te deja puedes empezar a cogerle una de

delante y una de atrás y levantarlo un cuarto de vuelta. Después devuélvelo a la posición

original. ¡Si tu perro tiene miedo suéltalo de inmediato! Y si rueda, ¡prémialo!

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Eventualmente el perro tendrá que confiar lo suficiente en ti como para rodar por su

cuenta, y la misión estará completa.

También puedes probar otro método, usando comida para dulcificar y tratar a un perro

tímido.

18. ¡Inclínate! Enseñarle a tu perro a inclinarse es un truco muy sencillo, ¡pero muy impresionante!

Cuando veas que tu perro se despereza, con la cabeza hacia abajo, dile “¡Inclínate!”.

Cada vez que lo haga díselo, “inclínate”. Algún día se lo dirás y él se desperezará

profundamente, de manera que parecerá que se esté inclinando. Tan pronto como acabe

dale una golosina.

A veces tienes que ser un poco más descarado con los señuelos para hacer que tu perro

se incline. Pon una chuchería frente a sus pies delanteros. Su primer instinto será mirarla

e ir a por ella. Mientras lo hace, pero con el trasero aún en el aire, dile “¡Inclínate!”.

Si parece ser demasiado fácil para el perro el coger la golosina, intenta colocarla justo

entre las dos patas delanteras, de manera que tenga que arquear el cuello y mirar entre

sus piernas. El perro instintivamente se inclinará para mantener el equilibrio. Repítele la

orden y sigue intentando este ejercicio hasta que se incline al oír el comando.

Si el perro se tumba o da volteretas para conseguir la golosina en lugar de inclinarse,

con suavidad pon tu mano por debajo de su barriga cuando el animal esté de pie; eso

debería mantener su trasero en alto en lugar de que descienda hasta el suelo.

De vez en cuando puedes encontrarte siendo el dueño de uno de estos perros hastiados

que simplemente no responden a las chucherías. En este caso, empieza por arrodillarte

junto a él con una mano en su hombro y la otra sujetándole la tripa. Dile “¡Inclínate!” y

aplica presión en su hombro mientras le mantienes el trasero en alto. Sigue dándole la

orden y premiándolo abundantemente por mantener la posición. Cuando lo entienda ya

no tendrás que usar tanta presión, y finalmente la idea es que se incline por su cuenta.

Si estás trabajando con un perro realmente grande tal vez no seas capaz de forzarlo a

tomar ninguna postura. En ese caso, arrodíllate junto a él, ponle una mano bajo la tripa y

con la otra cógele las patas delanteras. Di la orden “¡Inclínate!” y con cuidado empieza

a moverle las patas hacia afuera, hasta que el perro se encuentre en una posición

inclinada. Asegúrate de premiarlo generosamente o puedes llevarlo en la dirección

equivocada.

19. ¡Arrástrate! Dile a tu perro que se haga el muerto, arrodíllate y con cuidado cógele del collar. Pon tu

otra mano en su trasero. Ahora dile “¡Arrástrate!”. Después de que intente ponerse en

pie, empújalo con suavidad al suelo de nuevo y mientras lo sujetas del collar empujar

sus cuartos traseros hacia adelante. No dejes que el perro se levante, pero sigue

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repitiendo la orden intercalada con palabras de alabanza y coraje. Si él se arrastra

prémialo (pero no dejes que se levanta) y dale una golosina. Sigue intentándolo.

Empieza premiando los progresos más pequeños, como estirar el cuello.

Alternativamente, puedes sentarte en el suelo con las piernas dobladas formando una A

y tentar a tu perro para que pase por debajo por una golosina.

Si el animal es verdaderamente testarudo y no quiere moverse ni un centímetro, tal vez

una segunda persona pueda ayudar. El perro debe conocer a esta persona como para

responder a su llamada.

La segunda persona debe quedarse un poco más lejos. Arrodíllate junto al perro, cógele

el collar con una mano y pon la otra en su trasero. El otro debe llamar al animal. Cuando

el perro intente levantarse para acudir impídeselo y haz que se mueva sobre el suelo.

Asegúrate de premiarlo cuando lo haga o se acobardará y se irá.

Una vez que lo hayas hecho un par de veces, si no intenta resistirse, puedes quitar la

mano de su trasero. Si se levanta vuelve a ponerla, pero si se mantiene en la posición

prémialo con alabanzas, afecto y golosinas.

También puedes tentar al perro para que se arrastre sujetando una chuchería frente a su

nariz y llevándola por el suelo. Asegúrate de que sujetas el collar del animal para evitar

que consiga la golosina y se vaya corriendo.

Finalmente intenta quedarte de pie mientras dices la orden. Si el animal se arrastra, tu

misión ha terminado.

20. Enseña a contar a tu perro Este truco puede necesitar mucho tiempo y paciencia, pero lo vale porque tu perro

empezará a parecer un genio que debería estar en las películas.

Para dominar este truco, el animal debe saber “hablar”. También debe ser capaz de

identificar señas manuales muy sutiles para que otros piensen que está contando, porque

si puede de verdad, no es un perro. Simplemente tienes que darle señales para que hable

cada vez que hagas la seña.

Tu perro debe identificar la seña manual con el principio de frase “¿Cuántos…?”, como

“¿Cuántas personas hay en esta habitación?” o “¿Cuántos perritos calientes hay en la

nevera?”. El principio de la frase es lo que le dice al perro que es hora de empezar a

ladrar.

Primero de todo, el animal necesita saber cómo ladrar a la señal, y también a parar de

ladrar. Y tampoco pueden ser ladridos normales; deben ser controlados y contables.

Sigue las instrucciones del truco “habla” para enseñárselo.

Tu siguiente paso es decidir qué tipo de señas quieres hacer. Recuerda que tienes que

combinar señales invisibles con las palabras. Muchos entrenadores profesionales usan

sutiles movimientos de cabeza. Si tu perro es bueno para concentrarse no debería tener

problemas en reconocer el más imperceptible de tus movimientos.

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Para empezar dile “¡Habla!” y mueve la cabeza. Esto es sólo un ejemplo; utiliza las

palabras y señas que quieras. Repítelo durante algunos entrenamientos, hasta que el

perro responda sólo al movimiento. Recuerda hacer primero la seña, luego la orden, y

premiarlo sólo si responde al gesto.

En resumen, deberás decir “¿Cuántos…?”, mover la cabeza (o usar cualquier otra seña

discreta) y el perro debería ladrar cada vez que hicieras el gesto correspondiente.

Por supuesto, para conseguir que este truco funcione el perro debe ser entrenado para

observar las señas más pequeñas. Si no te está prestando atención, mira la sección

“Enseña a tu perro a concentrarse” en este mismo libro, te ayudará.

21. ¡Gira! Para hacer que tu perro gire a tu orden, como si se estuviera cazando la cola, primero

enséñale una golosina en tu mano. Sujétala ligeramente por encima de su cabeza, de

manera que no pueda conseguirla.

Ahora guía al perro por su nariz, que intentará acercarse a la chuchería todo lo que

pueda, en círculos, mientras repites el comando “¡Gira!”. Una vez haya hecho una

vuelta completa dale la golosina y prémialo con alabanzas.

Cuando lo hayas hecho ya unas cuantas veces, el perro, que de por sí disfruta dando

vueltas igual que saltando, empezará a hacerlo sólo a tu orden.

También puedes girar la muñeca con la golosina en tu mano. Más tarde, cuando no

necesites la chuchería, el perro reconocerá el movimiento circular como una señal para

empezar a girar.

Puedes alterar la orden para que tu perro gire a la derecha o a la izquierda. No lo

intentes muy a menudo, si no quieres por supuesto que tu perro empiece a vomitar y se

desoriente.

Otra manera es la de premiar a tu perro cuando se caza la cola. Si lo ves haciéndolo dile

“¡Gira!” y “¡Buen perro!”, y prémialo con una golosina. Tarde o temprano identificará

el comando y lo hará a tu orden sin necesidad de chucherías.

22. ¡Tápate los ojos! Algunas personas prefieren usar los comandos como “buu” o ¿Estás durmiendo?” en

lugar de “Tápate los ojos”. No importa cómo lo digas, este truco es muy lindo. Sin

importar qué orden utilices al final, tu perro debe poner sus patas sobre sus ojos.

Hay un par de métodos para enseñarle esto. El más común es el del agua. Simplemente

llena un spray o una botella con agua; el spray es más suave que otras herramientas.

Llama a tu perro y luego rocíalo en la cara.

La primera vez que hagas esto puedes esperar todo tipo de reacciones, como intentar

beber el agua, sacudir la cabeza, gruñir o echar a correr. Si lo que hace es esconder los

ojos, tienes un perrito estrella en tus manos.

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El punto aquí es que deberás rociar a tu perro muchas veces antes de que esconda los

ojos. No le des la orden hasta que no haya logrado el movimiento, de otro modo podría

asociar esa orden con otro comportamiento, como irse corriendo.

Una vez empiece a esconder los ojos, simplemente dile “Esconde” antes de rociarlo.

Prémialo abundantemente cada vez que los esconda. Pronto sólo necesitarás presentarle

la botella y ya lo hará. Tras unas cuantas sesiones más, el perro debería esconder los

ojos cada vez que dijeras la orden.

Si no te gusta la idea de usar el agua puedes probar inclinándote sobre él. A veces esto

hará que esconda los ojos, y otras simplemente se sentará y parecerá pasárselo bien.

Recuerda: la paciencia es una virtud. La mitad de las veces el perro realiza el truco justo

cuando le das la espalda.

23. ¡Di “no”! Esto enseña a tu perro a sacudir la cabeza como negación o para mostrar

disconformidad.

Se trata de otro truco que necesita el spray. Simplemente llama al perro, haz que se

siente, ordénale “¡Di “no”!” y rocíale la oreja. Hacerlo así ayudará a que no lo confunda

con “¡Esconde los ojos!”.

De nuevo puede tener muchas respuestas diferentes: puede gruñir, o esconderse, pero si

tienes suerte ¡sacudirá la cabeza al primer intento!

Una vez que empiece a hacerlo cuando lo rocíes, repite “¡Di “no”!” antes de rociarlo.

Prémialo cada vez que sacuda la cabeza.

Tras unas cuantas sesiones ya no necesitarás el spray. Mantén la botella contigo y usa

sólo la orden vocal. El animal debería sacudir la cabeza con sólo ver el spray. Seguirá

progresando hasta que finalmente sólo haga falta el comando “Di “no””.

Si el método del agua no funciona puedes probar también a inclinarte sobre sus orejas y

ver si sacude la cabeza.

24. ¡Cojea! Este tal vez sea uno de los trucos más difíciles de enseñar, y muchos perros ni siquiera

lo terminan de aprender, así que si tras unas semanas no funciona prueba con otras

cosas.

Sujeta a tu perro con una correa. Ponte delante de él y haz un bucle con la correa bajo

una de sus patas delanteras, de manera que puedas elevar su muñeca. Con cuidado

levanta la cuerda para levantarle la pata. Entonces llama a tu perro. Si puede dar unos

pasos con sólo tres patas, ¡alábalo! Luego déjalo descansar y después vuelve a

intentarlo.

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Una vez el perro empiece a entenderlo, relaja la tensión de la correa y mira si cojea

cierta distancia. Tras unas pocas sesiones más ya no necesitarás la correa. Si cojea a tu

orden habrás completado otro truco.

Si a tu perro no le gusta estar en tres patas y trata de soltarse vas a necesitar a una

segunda persona para ayudarte. Haz que él o ella sujete al animal por el collar y la pata

mientras llamas al perro hasta que éste lo consiga.

25. ¡Bang, bang! Los requisitos para que tu perro aprenda este truco tan teatral son “¡Cojea!”,

“¡Arrástrate!” y “¡Hazte el muerto!”.

La intención es fingir que sacas la pistola de la funda y apuntas a tu perro. Cuando dices

“bang” la primera vez él cojea. Al segundo empieza a arrastrarse. Con el último, el

perro cae al suelo y se hace el muerto.

Para enseñarle este truco, ordénale al perro que cojee, siguiendo el comando con la

acción de apretar un gatillo imaginario y diciendo “Bang”. Si el perro cojea alábalo

mucho. Ahora dile “arrástrate” seguido por un nuevo “bang”. Repite el ritual también

para “hazte el muerto”.

Repite esta secuencia una vez y otra, siempre empezando por “cojear”, siguiendo con

“arrastrar” y acabando con “hacerse el muerto”, y premiándolo abundantemente. Debes

hacerlo así porque sólo tienes un comando para tres movimientos diferentes. Después de

hacerlo unas cuantas veces, empieza a utilizar sólo el “bang”.

Si tu mascota consigue hacerlo satisfactoriamente, es hora de llamar al cazatalentos

perruno.

26. ¡Abre la caja! Encuentra una caja y deja que tu perro vea cómo escondes una golosina o un juguete en

su interior. Ciérrala y dile a tu perro “Abre la caja”. Muchos harán lo que sea para

intentar abrirla y encontrar la chuchería. Mientras lo hace repite la orden, y cuando lo

consiga alábalo abundantemente.

Pronto tu perro será capaz de abrir la caja cuando se lo digas, simplemente porque tal

vez allí encuentre una jugosa golosina.

27. ¡Busca mis zapatillas! Para completar este truco vas a necesitar entrenar a tu perro en dos encadenamientos.

Empieza por mostrarle a tu perro cómo escondes una golosina en tus zapatillas. Tan

pronto como lo encuentre, prémialo.

Una vez se familiarice con la ubicación de las zapatillas, esconde la golosina en tu mano

y dale la orden “Busca mis zapatillas”. El perro debería hacer la conexión entre la

palabra “buscar” y la golosina al final de la aventura si te trae las zapatillas.

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Puedes transformar este truco usando cualquier objeto, como un “Busca el periódico” o

“Busca la correa”. Todo lo que necesitas es paciencia y mucho ensayo. Casi todos los

perros aprenden rápidamente este truco porque realmente les gusta jugar a ser el

mayordomo del humano.

28. ¡Enciende la luz! Deja que tu perro vea que tienes una golosina en la mano. Luego sujétala por encima del

interruptor. Con la mano de la chuchería golpea el interruptor y di “¡Enciende la luz!”.

Tarde o temprano ocurre que muchos perros le dan a la luz para ser recompensados con

la golosina.

Algunas personas han tenido éxito con este truco untando un poco de crema de

cacahuete en el interruptor para darle al perro una razón para alzarse sobre sus patas

traseras.

Ten en cuenta que este truco sólo funciona con los perros grandes, cuyos cuerpos son lo

bastante largos como para encontrar el interruptor de la luz.

29. Una galleta en la nariz Sujeta el hocico del perro y dile que se quede quieto. Coloca una galleta en la punta de

su nariz mientras sigues repitiendo la orden de “quieto”. Suéltalo. El perro debería

sostener la galleta hasta que le permitieras comérsela con la orden “Cógela”. Muchos no

tienen tanta paciencia como para hozar por la golosina así que naturalmente se lo meten

en la boca. Es una manera inusual de darle la chuchería a tu perro.

30. Enseña a tu perro a saltar a la cuerda Este probablemente es el truco más duro de este libro, pero si consigues que tu perro lo

haga, está garantizado que impresionarás a cualquiera que lo vea.

El método más fácil para enseñarle es poner a tu perro de pie en una caja que sea lo

bastante grande como para que gire sobre sí mismo.

Sujeta al perro por el collar y lentamente desliza un palo bajo su tripa. Empieza por el

cuarto delantero y muévete hacia el trasero; hazlo con mucha lentitud, para que no se

asuste y trate de salir de la caja, que está ahí para hacerle entender que debe quedarse en

un sitio. Haz que continuamente pise por encima del palo. Hazlo sólo sobre los dos

minutos cada vez.

Cuando el perro esté acostumbrado a pisar por encima de la cuerda a paso lento empieza

a incitarlo a hacerlo más deprisa. Usa el comando “¡Salta la cuerda!” cada vez que

tengas éxito en saltar el palo.

Cuando tu perro domine lo de pisar por encima de la vara en la caja puedes empezar a

usar una cuerda de salto. Ponla tirante y sitúala detrás. Una vez el perro la salte, puedes

sacarlo de la caja e intentarlo en el suelo, usando a dos personas para que lentamente

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muevan la cuerda. Si el perro la salta y se queda en el mismo sitio, habrás dominado

uno de los trucos más difíciles conocidos por los entrenadores.

¡Buen perro!