60
El Materialismo Histórico Jorge Plejánov Traducción: Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú. NOTA BIOGRÁFICA SOBRE EL AUTOR............................................................. ...3 PRÓLOGO........................................................... ............................................................4 LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE MARX.....................................................6 EL MATERIALISMO FRANCÉS DEL SIGLO XVIII............................................58 BERNSTEIN Y EL MATERIALISMO...................................................... ................65 - 2 - Nota biográfica sobre el autor Plejánov (1856-1918) es uno de los primeros marxistas rusos, destacado propagandista del marxismo, notable figura del movimiento socialdemócrata ruso e internacional. Las concepciones económico-sociales de Plejánov siguieron una compleja evolución. El período más importante de su vida es aquel en que renunció a la ideología populista e hizo suyas las posiciones ideológicas del marxismo. En los trabajos «El socialismo y la lucha política» (1883) y «Nuestras divergencias» (1885), Plejánov sometió a análisis crítico el programa económico de los populistas y puso de manifiesto la inconsistencia de sus afirmaciones en el sentido de que el capitalismo no podía desarrollarse en Rusia. Con gran profusión de datos, demostró que el capitalismo ruso ya existía y se desarrollaba según las leyes que le eran inherentes. Analizó y criticó la tesis relativa a los «fundamentos socialistas» de la comunidad rural rusa y a los «instintos comunistas» del campesino al desenmascarar la utopía reaccionaria y pequeñoburguesa de los populistas sobre la posibilidad de que Rusia llegara al socialismo evitando el capitalismo. Plejánov era un excelente conocedor de la teoría económica marxista, un agudo crítico de la economía política burguesa. No obstante, a pesar de su concepción marxista de los problemas más importantes de la economía política, incurrió en serios errores en algunos problemas, en particular en los relativos al precio de producción, a la diferencia entre la economía mercantil simple y la capitalista, y era partidario de la «ley de bronce» del salario expuesta por Lassalle. Plejánov criticó a los representantes de la economía política burguesa vulgar, luchó contra las corrientes bernsteinianas, el revisionismo en el movimiento obrero mundial de fines del siglo XIX y comienzos del XX. La actividad teórica y práctica de Plejánov dio comienzo al período marxista en el desarrollo del pensamiento económico-social de Rusia, desempeñó un importante papel en la educación política y en la lucha revolucionaria de la clase obrera. Hacia 1903 comienza el período menchevique de Plejánov y su alejamiento del marxismo. Después de reconocer que el capitalismo existía en Rusia, Plejánov no investigó las peculiaridades del capitalismo ruso en su desarrollo, que se producía a la vez que se conservaban supervivencias de las relaciones feudales, no dedicó especial estudio a las relaciones agrarias, permaneció al margen de los problemas del imperialismo. Plejánov no creía en el papel revolucionario del campesinado como aliado del proletariado en el movimiento de liberación, sobrevaloraba el papel de la burguesía liberal. Frente a la Revolución de Octubre, Plejánov mantuvo una posición negativa, mas no quiso actuar contra la clase obrera y se retiró de la actividad política. Lenin criticó las ideas oportunistas de Plejánov, sin que ello fuera óbice para que señalara los grandes méritos de este último como autor de varios trabajos excelentes con los cuales se educaron los marxistas rusos. Bajo el título de El materialismo histórico se reúnen tres trabajos de enorme interés de uno de los clásicos del marxismo. Uno de ellos, «La concepción materialista de la historia de Marx»; de los otros dos, uno versa sobre el carácter histórico de la filosofía materialista del siglo XVIII francés y el último analiza las concepciones revisionistas del bernsteinianismo. - 3 - Prólogo Con los tres estudios 1 que someto aquí a la crítica del lector alemán quisiera contribuir a la comprensión ya la explicación de la concepción materialista de la historia de Carlos Marx, una de las más grandes conquistas del pensamiento teórico del siglo XIX. Tengo plena conciencia de la modestia de mi contribución. Si se quisiera demostrar el valor total y la importancia de esta concepción de la historia, estaríamos obligados a escribir una historia completa del materialismo. Como me es imposible hacerlo, debo limitarme a comparar, con ayuda de monografías especiales, el materialismo francés del siglo XVII con el materialismo moderno. Entre los representantes del materialismo francés he elegido a Holbach y a Helvecio, a quienes considero, por muchas razones, pensadores muy importantes, que hasta nuestros días no han sido suficientemente apreciados. Helvecio ha sido con frecuencia refutado y calumniado, pero no se han tomado el trabajo de entenderlo. En la exposición y crítica de sus obras he trabajado, si así puede decirse, en terreno virgen. Sólo algunas vagas y fugitivas frases encontradas en Hegel y en Marx han podido servirme de guía. No depende de mí juzgar si he sabido sacar provecho de lo que estos dos grandes maestros me han legado en el terreno de la filosofía. Holbach como lógico era menos audaz, como pensador menos revolucionario que Helvecio. Ya en su tiempo, fue considerado menos “chocante” que el autor de De l'esprit. Asustaba menos que este último: era juzgado más favorablemente y se le rendía con frecuencia justicia. Pese a esto, también él fue comprendido a medias. Una filosofía materialista debe, como todo sistema filosófico moderno, proponer una interpretación en dos terrenos: por una parte, el terreno de la naturaleza; por el otro, el del desenvolvimiento histórico de la humanidad. Los filósofos materialistas del siglo XVIII, por lo menos los que se vinculan a Locke, poseían por igual una filosofía de la historia y una filosofía de la naturaleza. Para convencerse basta leer sus obras con mayor atención. La tarea indiscutible de los historiadores de la filosofía consistía, por lo tanto, en exponer y en criticar las ideas históricas de los materialistas franceses, así como expusieron y criticaron su concepción de la naturaleza. Esta tarea no se cumplió jamás. Cuando un historiador de la filosofía habla, por ejemplo, de Holbach, no toma en

El Materialismo Histórico

Embed Size (px)

DESCRIPTION

El Materialismo Histórico

Citation preview

El Materialismo HistricoJorge PlejnovTraduccin: Ediciones en Lenguas Extranjeras, Mosc.NOTA BIOGRFICA SOBRE EL AUTOR................................................................3PRLOGO.......................................................................................................................4LA CONCEPCIN MATERIALISTA DE MARX.....................................................6EL MATERIALISMO FRANCS DEL SIGLO XVIII............................................58BERNSTEIN Y EL MATERIALISMO......................................................................65- 2 -Nota biogrfica sobre el autorPlejnov (1856-1918) es uno de los primeros marxistas rusos, destacado propagandistadel marxismo, notable figura del movimiento socialdemcrata ruso e internacional. Lasconcepciones econmico-sociales de Plejnov siguieron una compleja evolucin. Elperodo ms importante de su vida es aquel en que renunci a la ideologa populista ehizo suyas las posiciones ideolgicas del marxismo. En los trabajos El socialismo y lalucha poltica (1883) y Nuestras divergencias (1885), Plejnov someti a anlisiscrtico el programa econmico de los populistas y puso de manifiesto la inconsistenciade sus afirmaciones en el sentido de que el capitalismo no poda desarrollarse en Rusia.Con gran profusin de datos, demostr que el capitalismo ruso ya exista y sedesarrollaba segn las leyes que le eran inherentes. Analiz y critic la tesis relativa alos fundamentos socialistas de la comunidad rural rusa y a los instintos comunistasdel campesino al desenmascarar la utopa reaccionaria y pequeoburguesa de lospopulistas sobre la posibilidad de que Rusia llegara al socialismo evitando elcapitalismo. Plejnov era un excelente conocedor de la teora econmica marxista, unagudo crtico de la economa poltica burguesa. No obstante, a pesar de su concepcinmarxista de los problemas ms importantes de la economa poltica, incurri en serioserrores en algunos problemas, en particular en los relativos al precio de produccin, a ladiferencia entre la economa mercantil simple y la capitalista, y era partidario de la leyde bronce del salario expuesta por Lassalle. Plejnov critic a los representantes de laeconoma poltica burguesa vulgar, luch contra las corrientes bernsteinianas, elrevisionismo en el movimiento obrero mundial de fines del siglo XIX y comienzos delXX. La actividad terica y prctica de Plejnov dio comienzo al perodo marxista en eldesarrollo del pensamiento econmico-social de Rusia, desempe un importante papelen la educacin poltica y en la lucha revolucionaria de la clase obrera. Hacia 1903comienza el perodo menchevique de Plejnov y su alejamiento del marxismo. Despusde reconocer que el capitalismo exista en Rusia, Plejnov no investig laspeculiaridades del capitalismo ruso en su desarrollo, que se produca a la vez que seconservaban supervivencias de las relaciones feudales, no dedic especial estudio a lasrelaciones agrarias, permaneci al margen de los problemas del imperialismo. Plejnovno crea en el papel revolucionario del campesinado como aliado del proletariado en elmovimiento de liberacin, sobrevaloraba el papel de la burguesa liberal. Frente a laRevolucin de Octubre, Plejnov mantuvo una posicin negativa, mas no quiso actuarcontra la clase obrera y se retir de la actividad poltica. Lenin critic las ideasoportunistas de Plejnov, sin que ello fuera bice para que sealara los grandes mritosde este ltimo como autor de varios trabajos excelentes con los cuales se educaron losmarxistas rusos. Bajo el ttulo de El materialismo histrico se renen tres trabajos deenorme inters de uno de los clsicos del marxismo. Uno de ellos, La concepcinmaterialista de la historia de Marx; de los otros dos, uno versa sobre el carcterhistrico de la filosofa materialista del siglo XVIII francs y el ltimo analiza lasconcepciones revisionistas del bernsteinianismo.- 3 -PrlogoCon los tres estudios 1 que someto aqu a la crtica del lector alemn quisiera contribuir ala comprensin ya la explicacin de la concepcin materialista de la historia de CarlosMarx, una de las ms grandes conquistas del pensamiento terico del siglo XIX.Tengo plena conciencia de la modestia de mi contribucin. Si se quisiera demostrar elvalor total y la importancia de esta concepcin de la historia, estaramos obligados aescribir una historia completa del materialismo. Como me es imposible hacerlo, debolimitarme a comparar, con ayuda de monografas especiales, el materialismo francs delsiglo XVII con el materialismo moderno.Entre los representantes del materialismo francs he elegido a Holbach y a Helvecio, aquienes considero, por muchas razones, pensadores muy importantes, que hasta nuestrosdas no han sido suficientemente apreciados.Helvecio ha sido con frecuencia refutado y calumniado, pero no se han tomado eltrabajo de entenderlo. En la exposicin y crtica de sus obras he trabajado, si as puededecirse, en terreno virgen. Slo algunas vagas y fugitivas frases encontradas en Hegel yen Marx han podido servirme de gua. No depende de m juzgar si he sabido sacarprovecho de lo que estos dos grandes maestros me han legado en el terreno de lafilosofa.Holbach como lgico era menos audaz, como pensador menos revolucionario queHelvecio. Ya en su tiempo, fue considerado menos chocante que el autor de Del'esprit. Asustaba menos que este ltimo: era juzgado ms favorablemente y se le rendacon frecuencia justicia. Pese a esto, tambin l fue comprendido a medias.Una filosofa materialista debe, como todo sistema filosfico moderno, proponer unainterpretacin en dos terrenos: por una parte, el terreno de la naturaleza; por el otro, eldel desenvolvimiento histrico de la humanidad. Los filsofos materialistas del sigloXVIII, por lo menos los que se vinculan a Locke, posean por igual una filosofa de lahistoria y una filosofa de la naturaleza. Para convencerse basta leer sus obras con mayoratencin. La tarea indiscutible de los historiadores de la filosofa consista, por lo tanto,en exponer y en criticar las ideas histricas de los materialistas franceses, as comoexpusieron y criticaron su concepcin de la naturaleza. Esta tarea no se cumpli jams.Cuando un historiador de la filosofa habla, por ejemplo, de Holbach, no toma encuenta, por lo general nada ms que a su Systme de la Nature y lo que toma en cuentade esta obra en sus consideraciones se refiere nicamente a la filosofa de la naturaleza yde la moral. No se presta aqu ninguna atencin a las concepciones histricas deHolbach, ampliamente dispersas en el Systme de la Nature y en otras obras. No es puessorprendente que el gran pblico no tenga conocimiento de Holbach, y que se haga de luna idea incompleta y falsa. Si consideramos por otra parte que la tica de losmaterialistas franceses fue siempre interpretada a contrapelo, debemos admitir que haymucho que aprender en la historia del materialismo francs del siglo XVIII.1 Este Prlogo, que corresponde a la triloga de trabajos de Plejnov sobre Holbach, Helvecio y Marx,constituye una breve pero sustanciosa explicacin de la relacin comparativa existente entre elmaterialismo francs del siglo XVIII y el materialismo moderno. Nos ha parecido que constitua unabuena introduccin al objeto de este libro, y que realmente corresponde a l. (N. del Ed.)- 4 -Tampoco debemos olvidar que el extrao procedimiento descrito ms arriba no seencuentra slo en las historias generales de filosofa, sino tambin en las historiasconsagradas especialmente al materialismo, aunque, en verdad sean poco numerosashasta el presente; por ejemplo, en el trabajo, considerado clsico, del alemn F. A.Lange, como tambin en el libro del francs Jules Soury.2En lo que se refiere a Marx, basta recordar que ni los historiadores de la filosofa engeneral, ni los del materialismo en particular, se dignan mencionar siquiera suconcepcin materialista de la historia.Cuando un palo est curvado en un sentido es necesario, para enderezarlo, curvarlo ensentido contrario. En las Contribuciones que siguen me he visto obligado a hacer lomismo. Deba, sobre todo, tomar en cuenta las ideas de los filsofos mencionados.Desde el punto de vista de la escuela a la que considero un honor pertenecer, la idea noes otra cosa que la materia trasladada y traducida en el cerebro humano. Aqul quequiera considerar, a partir de este punto de vista, la historia de las ideas, debe esforzarsepor explicar cmo y en qu medida las ideas de tal poca han sido producidas por lascondiciones sociales, es decir, en ltima instancia, por los contactos econmicos.Explicar esto es una tarea enorme y magnfica, cuya realizacin renovarcompletamente la historia de las ideologas. En los estudios que siguen no he eludidoesta tarea. Pero no me ha sido posible prestarle la atencin que merece, y esto por unmotivo bien simple: antes de discutir el porqu del desarrollo de las ideas, debeconocerse de antemano el cmo de ese desarrollo. Aplicado al tema de estascontribuciones esto significa que no puede explicarse por qu la filosofa materialistase ha desarrollado tal como la encontramos en Holbach y en Helvecio en el siglo XVIIIy en Marx en el siglo XIX, hasta que se haya demostrado qu era en realidad estafilosofa, con frecuencia mal comprendida o completamente desfigurada. Antes deconstruir hay que despejar el terreno.Todava una palabra. Tal vez se piense que yo no he tratado suficientemente a fondo lateora del conocimiento de los filsofos en cuestin. Responder que no he omitido nadapara transmitir con toda precisin sus puntos de vista sobre el tema. Pero como nofiguro entre los adeptos de la teora escolstica del conocimiento, tan de moda ennuestros das, no ha sido mi intencin ocuparme detalladamente de una cuestinsecundaria.J. PLEJNOVGinebra, l de enero de 1896.2 F. A. Lange, Geschichte des Materialismus (Historia del Materialismo), segunda edicin, Iserlohn, 1873.J. Soury Brviaire de l'histoire du materialisme, Pars, 1883. (N. de la R.)- 5 -La concepcin materialista de MarxLos materialistas del siglo XVIII crean haber terminado con el idealismo. La antiguametafsica estaba muerta y enterrada; la razn no quera or hablar ya ms de ella. Sinembargo, las cosas tomaron muy pronto otro sesgo. Ya en la poca de los filsofos larestauracin de la filosofa especulativa comienza en Alemania y, durante los cuarentaprimeros aos del siglo XIX no se quiere saber ya nada ms del materialismo, al cual seconsidera muerto y enterrado. La doctrina materialista aparece ante todo el mundofilosfico y literario con el aspecto con que se le haba presentado a Goethe: gris,cimrica, cadavrica. Ante ella se temblaba como a la vista de un fantasma3. Porsu parte, la filosofa especulativa crea haber triunfado de una vez por todas sobre susrivales.Es menester admitir que tena sobre ellos una gran ventaja. Esta filosofa estudiaba lascosas en su desarrollo en su gnesis y en su destruccin. Pero si se las considera en estaperspectiva, se renuncia justamente al modo de ver que caracterizaba a los filsofos delas luces, quienes vaciaban a los fenmenos de todo movimiento vivo y lostransformaban en objetos petrificados, cuya naturaleza y relaciones no es posiblecomprender. Hegel, el titn del idealismo en siglo XIX, no se cansa de combatir estemodo de ver; para l, no era este un pensamiento libre y objetivo, puesto que nopermite al objeto determinarse libremente a partir de s mismo, sino que, por elcontrario lo da por acabado.4 La filosofa idealista restaurada celebra el mtododiametralmente opuesto, el mtodo dialctico, y lo aplica con decidido xito. Como noshemos referido con cierta frecuencia a este mtodo, y como an habremos de ocuparnosde l, no es intil caracterizarlo con los propios trminos de Hegel, el maestro de ladialctica idealista:La dialctica, dice, pasa generalmente por ser un arte exterior, que producearbitrariamente confusin en las nociones definidas y, en estas ltimas, unasimple apariencia de contradicciones, de manera que no estasdeterminaciones sino su apariencia es una nada y, por el contrario, lo quecorresponde al entendimiento es lo verdadero. A menudo la dialctica no es,de tal modo, otra cosa que un sistema subjetivo de bscula, en la cual elrazonamiento va y viene, en el cual falta el fondo y en el cual estainsuficiencia se disfraza por medio de la impresin de sutileza que produceeste razonamiento. En su determinacin particular, la dialctica es, por elcontrario, la naturaleza propia y verdadera de las determinaciones delentendimiento, de las cosas y de lo acabado en general. La reflexin consiste,por lo pronto, en superar la determinacin concreta aislada y en una relacinde sta, que se encuentra as condicionada, aunque siempre mantenida en suvalor aislado. La dialctica es, por el contrario, una superacin inmanente, enla cual la exclusividad y la limitacin de las determinaciones del entendimientose presentan tales como son, es decir, como su propia negacin. Todo laacabado se caracteriza por ponerse a s mismo de lado (sich aufheben). Elfactor dialctico constituye pues el arma motriz del progreso cientfico, y es el3 Ver el libro XI de Poesa y verdad de Goethe, donde se describe la impresin que le hizo el Sistema dela naturaleza de Holbach.4 Enciclopedia, editada por L. v. Henning, pargrafo 31.- 6 -principio gracias al cual penetran nicamente en el contenido de la cienciauna relacin y una necesidad inmanentes.5Todo lo que nos rodea puede ser utilizado como ejemplo de dialctica:Un planeta se encuentra actualmente en un lugar dado, pero por su mismaesencia es igual a s mismo en otro lugar; trae a la existencia este Ser-Otroque es el suyo por el hecho de moverse. En lo que se refiere a la existencia dela dialctica en el mundo del espritu, y ms precisamente en el dominio de lajusticia y de la moral, basta recordar aqu como, segn la experiencia comn,un estado y un acto falseados a un grado mximo se transformanhabitualmente en sus contrarios, -dialctica que se ve frecuentementereconocida en los proverbios-. As, se dice summum jus, summa injuria, conlo cual se quiere decir que el derecho abstracto, llevado a su lmite, setransforma en injusticia.El mtodo metafsico de los materialistas franceses es, respecto del mtodo dialcticodel idealismo alemn, algo as como las matemticas elementales respecto de lasmatemticas superiores. En las matemticas elementales los conceptos estnrigurosamente limitados y separados unos de otros por una especie de abismo; unpolgono es un polgono y nada ms; un crculo es un crculo y nada ms. Pero ya enplanimetra nos vemos forzados a aplicar los mtodos de los lmites, que jaqueannuestros conceptos venerables e inmutables y los acercan unos a otros extraadamente.Cmo puede probarse que la superficie interior de un crculo es igual al producto de lacircunferencia por la mitad del radio? Se dice: es posible reducir a voluntad la diferenciaentre la superficie de un polgono regular inscrito en un crculo y la superficie de esecrculo, suponiendo que se toma un nmero de lados suficientemente grande.6 Si sedesigna respectivamente la superficie, el permetro y la apotema de un polgono regular,inscrito en un crculo, por a, p y r, tenemos a: a = p x r; en donde a y p x r sonmagnitudes que varan en funcin del nmero de los lados, pero que siguen siendoconstantemente iguales la una en relacin a la otra. En consecuencia sus lmites soniguales. Si se designa respectivamente por A, C, R, a la superficie, circunferencia y elradio del crculo, A es el lmite de a, C es el de p, R es el de r y en consecuenciatenemos a: A = C R. De esta manera, el polgono se convierte en crculo. As seconsidera al crculo en el proceso de su devenir. Esto es ya una notable revolucin enlos conceptos matemticos. El anlisis superior toma a esta revolucin como punto departida. El clculo diferencial se ocupa de magnitudes infinitamente pequeas o, comodice Hegel, se ocupa de magnitudes que estn en vas de desaparecer.7 Pero no antes desu desaparicin, pues entonces son magnitudes acabadas; y no despus de sudesaparicin, pues entonces no son nada.8Por extrao, por paradjico que parezca este procedimiento, presta inapreciablesservicios a las matemticas y prueba as que es todo lo contrario de un absurdo, como setiende a pensar en un principio. Los filsofos del siglo XVIII saban apreciar estasventajas perfectamente y estaban muy interesados en el anlisis superior. Pero los5 Ibidem, pargrafo 81.6 La suprema leyes la suprema injusticia. (N. de la R.).7 Enciclopedia, pargrafo 81 y suplemento.8 Ciencia de la lgica, libro primero, tomo I, p. 42, Nuremberg, 1812.- 7 -mismos hombres que, como Condorcet, eran capaces de manejar esta arma en susclculos, se habran quedado estupefactos si se les hubiera dicho que este mismoprocedimiento dialctico deba ser aplicado al estudio de todos los fenmenos queinteresan a la ciencia en cualquier campo de la realidad. A esto habran respondido quela naturaleza humana, por lo menos, es tan firme y tan eterna como los derechos y losdeberes de los hombres y de los ciudadanos, que derivan de ella. Los idealistas alemanesno participaban de este punto de vista. Hegel afirma que no hay absolutamente nada,no hay absolutamente devenir, no hay absolutamente posicin intermediaria entre elser y la nada.Mientras se mantenga en geologa la teora de los cataclismos, de las revolucionessbitas, que de golpe han renovado la superficie terrestre y han hecho desaparecerantiguas especies de animales y de plantas, que han sido reemplazadas por nuevas, sepiensa de modo metafsico. Cuando se abandona estas teoras y se las reemplaza por laidea de una evolucin lenta de la corteza terrestre y de la actividad durable de lasfuerzas que siguen actuando an en nuestros das se ha adoptado el punto de vistadialctico.Mientras se crey en biologa que las especies eran inmutables se pens de modometafsico. As era la concepcin de los materialistas franceses. Hasta cuando seesforzaban por dejar de lado dicha concepcin volvan a ella a pesar de todo. Labiologa actual la ha rechazado para siempre. La teora que lleva el nombre de Darwines una teora esencialmente dialctica.Sin embargo, es menester hacer aqu las siguientes observaciones. Por muy saludableque haya sido la reaccin contra las viejas teoras metafsicas de las ciencias naturales,esta reaccin determin a su vez en los espritus una confusin muy deplorable. Semanifest una tendencia a interpretar las nuevas teoras en el sentido de la viejasentencia: natura non facit saltum9 y se cay en otro extremo: slo se consider elproceso del cambio cuantitativo gradual de un fenmeno dado. Su transformacin enotro fenmeno se volva completamente incomprensible. Era la vieja metafsica cabezaabajo. Del mismo modo que antes, los fenmenos seguan de este modo separados losunos de los otros por un abismo infranqueable. Y esta metafsica se instal tanslidamente en el espritu de los evolucionistas modernos que existe actualmente unacantidad de socilogos que se ven completamente desconcertados cada vez que en susestudios tienen que encararse con una revolucin. Segn ellos, una revolucin no escompatible con la evolucin: historia non facit saltum.10 Si a pesar de esta sabidura dela historia se han producido revoluciones, y grandes revoluciones, el hecho no suscita lacuriosidad de ellos: se mantiene la teora y tanto peor para las revoluciones queperturban el reposo: se las tiene por enfermedades. Ya el idealismo dialcticoconden y combati esta terrible confusin de ideas. Hegel deca respecto de la frmulaarriba mencionada:No hay salto en la naturaleza, se dice: y la imaginacin corriente, cuando seve forzada a concebir una gnesis o un proceso de desaparicin, cree haberloscomprendido cuando se los representa como una aparicin o una desaparicinprogresivas.9 La naturaleza no da saltos. (N. de la R.).10 La historia no da saltos. (N. de la R.).- 8 -Pero la dialctica muestra del modo ms claro que las transformaciones delser no son solamente el pasaje grosso modo de un quantum a otro quantum,sino por el contrario, una transicin de lo cuantitativo a lo cualitativo yrecprocamente, un cambio de naturaleza que representa una ruptura de loprogresivo y un cambio cualitativo en relacin al ser que exista previamente.As, el enfriamiento no solidifica el agua progresivamente hacindole tomaruna consistencia espesa que poco a poco ir endurecindose hasta llegar a laconsistencia del hielo, sino que el agua se solidifica, por el contrario, de golpe.Cuando ya ha alcanzado el grado de congelacin y no se encuentra agitada,tiene an toda su fluidez, y un sacudimiento insignificarte la lleva al estadoslido. En el fondo del carcter progresivo de la gnesis de un fenmenoexiste la idea de que lo que nace ya est presente de modo sensible, o bienen general, de modo real. An es imperceptible tan slo en raznde su pequeez, del mismo modo que en el fondo del carcter progresivo dela desaparicin de un fenmeno est la idea de que el no ser o el otro tomansu lugar y estn igualmente presentes aunque no son an perceptibles, lapalabra presente no se toma ya en el sentido de que lo otro est contenidoen s en lo otro que est presente, sino que est presente en tanto queexistencia y es tan slo imperceptible.11Por lo tanto: l. Lo propio de todo acabado es la negacin de s mismo, la capacidad detransformarse en su contrario. Esta transformacin se produce tan slo con ayuda de lanaturaleza peculiar de cada fenmeno: cada fenmeno contiene las fuerzas que darnnacimiento a su contrario.2. Los cambios cuantitativos progresivos de un contenido dado se transformanfinalmente en diferencias cualitativas. Los momentos de este proceso son momentos desalto, de ruptura de lo progresivo. Se comete un grave error si se cree que la naturalezao la historia no proceden por saltos.Tales son los rasgos caractersticos de la concepcin del mundo que es convenientesealar aqu.Cuando se aplic a los fenmenos sociales, para referirnos tan slo a ellos, el mtododialctico provoc una revolucin total. Puede decirse, sin exagerar, que es al mtododialctico que debemos la concepcin de la historia de la humanidad como procesosometido a leyes. Los filsofos materialistas no vean en este mtodo nada ms queacciones conscientes de hombres ms o menos sabios y virtuosos, en la mayora de loscasos poco sabios y en modo alguno virtuosos. El idealismo dialctico comprendi laexistencia de una necesidad all donde slo se vea a primera vista el juego desordenadodel azar, una lucha sin fin de pasiones e intenciones individuales. Tambin Helvecio,que con su hiptesis de que todo en la historia y en la naturaleza se separa y llega ala madurez de s mismo (son sus propios trminos) se aproxima ya al punto de vistadialctico, explicaba los acontecimientos histricos tan slo por las cualidades de losindividuos que tienen en sus manos el poder poltico. A su modo de ver, Montesquieuen sus Consideraciones sobre las causas de la grandeza y la decadencia de losromanos haba cometido el error de desatender los azares felices que haban acudidoen ayuda de Roma. Helvecio deca que Montesquieu con la locura que tanto abundaentre los investigadores, haba querido dar cuenta de todo, y haba cado al mismotiempo en los errores de los doctrinarios de gabinete que, olvidndose de la11 Lgica, libro primero, t. I, p. 313.- 9 -humanidad, atribuyen demasiado fcilmente a los cuerpos (Helvecio se refiere aqu alos cuerpos polticos, como por ejemplo el Senado de Roma) puntos de vista constantes,principios uniformes, cuando suele ocurrir que un solo hombre dirige a su gusto esasasambleas serias que se llaman senados.12Cun distinta es la teora de Schelling, segn la cual en la historia la libertad (es decir,las acciones conscientes de los hombres) se convierte en necesidad, y la necesidad seconvierte en libertad! Schelling considera como el problema ms grande de la filosofaal siguiente:Cmo es posible que, al mismo tiempo que actuamos de un modo totalmentelibre, es decir, consciente, aparezca inconscientemente entre nuestras manosuna cosa de la cual nunca hemos sabido la intencin, y que la libertad dejadaa s misma nunca habra estado en condiciones de producir?13Para Hegel, la historia del mundo... es el progreso en la conciencia de la libertad, unprogreso que debemos reconocer en su carcter de necesidad. Segn l, del mismomodo que en Schelling, ocurre que en la historia universal las acciones de los hombresdeterminan en general algo distinto de lo que proyectan y logran, de lo que saben yquieren inmediatamente; los hombres realizan sus intereses, pero al mismo tiempo seproduce otra cosa que est encerrada en lo interior, de la cual la conciencia de ellos nose percata y que no formaba parte de sus puntos de vista.[14Es claro que, desde esta posicin, no son las opiniones de los hombres las que rigenal mundo, y que no se debe buscar en ellas la clave de los acontecimientos histricos.La opinin pblica, en su evolucin, est sometida a leyes que la forman con la mismanecesidad con que determinan los movimientos de los cuerpos celestes. As quedaresuelta esta antinomia, contra la cual chocaban constantemente los filsofos:1. La opinin pblica rige al mundo; determina las relaciones mutuas de losmiembros de una sociedad; crea el medio social;2. El hombre es un producto del medio social, sus opiniones sondeterminadas por las peculiaridades de ese medio.15Es la legislacin que hace todo, repetan continuamente los filsofos, y estabanfirmemente convencidos de que las costumbres de un pueblo son un producto de sulegislacin. Por otra parte, repetan con igual frecuencia que la corrupcin de lascostumbres haba causado la ruina de la civilizacin antigua. Y aqu nos encontramosante una nueva antinomia: 1. La legislacin crea las costumbres; 2. Las costumbrescrean la legislacin. Y antinomias de esta clase constituan, si as puede decirse, laesencia y la desdicha del pensamiento filosfico del siglo XVIII, que no saba niresolverlas ni librarse de ellas, y tampoco poda, por otra parte, explicar las causas de lacruel confusin en que se volva a caer una y otra vez.12 Ver Helvecio: Pensamientos y reflexiones completas, en el t. III de sus Oeuvres compltes, p. 307,Pars, 1818.13 Sistemas del idealismo trascendental, p. 426 y sig., Tubingen, 1800.14 Lecciones sobre la filosofa de la historia.15 Ver nuestro estudio sobre Holbach.- 10 -Un metafsico considera y estudia los objetos unos tras otros, e independientementeunos de otros. Cuando siente la necesidad de elevarse a una visin de conjunto,considera los objetos en su accin recproca y ah se mantiene; no va ms lejos y nopuede ir ms lejos, pues los objetos siguen para l separados los unos de los otros poruna especie de abismo, dado que no tiene ninguna idea del desarrollo que explica suorigen ni de las relaciones que existen entre ellos. El idealismo dialctico franquea estafrontera que para los metafsicos es infranqueable. Considera que los dos polos de unaaccin recproca no estn dados inmediatamente, sino que son momentos de untercer trmino, de un trmino superior, que es el concepto. Hegel toma como ejemplolas costumbres y la constitucin de Esparta.Consideremos, dice, las costumbres del pueblo de Esparta como un efecto desu Constitucin y, recprocamente, a sta como el efecto de sus costumbres;semejante modo de ver puede ser justo, pero no nos dar sin embargo plenasatisfaccin, pues en realidad no comprende ni a la Constitucin ni a lascostumbres del pueblo, comprensin a la cual no puede llegar mientras o unpolo como el otro, y junto a ellos todos los aspectos particulares quepresentan la vida y la historia del pueblo de Esparta, no sean vistos comofundidos en el dicho concepto.16Los filsofos franceses slo tenan desprecio o, ms bien, odio por la Edad Media. Elfeudalismo es para Helvecio una obra maestra del absurdo. Hegel, pese a estar muyalejado de la idealizacin romntica de las costumbres y las instituciones de la EdadMedia, considera este periodo un elemento necesario en la evolucin de la humanidad.Ms an, l ve que son las contradicciones inmanentes de la vida social de la EdadMedia las que han producido la sociedad moderna.Los filsofos franceses vean en la religin tan slo un conjunto de supersticiones que lahumanidad deba a su propia estupidez ya la ruindad de sacerdotes y profetas. Tan slosaban combatir a la religin, Por muy til que haya sido en su poca este trabajo, ennada haca progresar el estudio cientfico de las religiones. El idealismo dialcticoprepar este estudio. Basta comparar la Vida de Jess de Strauss con la Historia crticade Jesucristo de Holbach para apreciar los enormes progresos efectuados por la filosofade la religin bajo la influencia benfica del mtodo dialctico de Hegel.17Cuando los filsofos estudiaban la historia de la filosofa, lo hacan tan slo paraextraer argumentos en favor de sus concepciones, o para destruir los sistemas de susantecesores idealistas. Hegel no combate los sistemas de sus predecesores; los consideracomo los distintos estadios de desarrollo de una sola filosofa. Cada filosofaparticular es la hija de su tiempo y la ltima en llegar de las filosofas es el resultado detodas las precedentes y debe contener, en consecuencia, los principios de todas las16 Enciclopedia, primera parte, pargrafo 156, complemento.17 Por otra parte, en vez de leer la obra de Holbach, el lector alemn puede echar una mirada a La vida deJess de H. E. G. Paulus (Heidelberg, 1828). Encontramos aqu el mismo punto de vista. El filsofoalemn de las luces se afana tan slo por glorificar lo que el filsofo francs combate con pasin. Paulusdescubre maravillas de bondad y sabidura en la misma personalidad que a Holbach le daba la impresinde ser un rstico ignorante y disipado.[Ver Holbach, Textes choisis, t. I, textos de crtica religiosa presentados y comentados por PauletteCharbonnel, Ed. Sociales, 1957. (N. de la R.)]- 11 -otras; si realmente es una filosofa, debe ser la ms desarrollada, la ms rica y la msconcreta.18La legislacin perfecta era uno de los temas favoritos de la investigacin de losfilsofos. Cada uno de ellos tena su utopa. El idealismo dialctico despreci esta clasede investigacin.Un Estado, dice Hegel, es una totalidad individual, en la cual no es posibleseparar un aspecto particular, por importante que sea, como la Constitucin,con el propsito de discutirlo y efectuar una seleccin despus de un examenque slo tome en cuenta dicho aspecto... El espritu del pueblo, del cual todoemana en el Estado, debe ser comprendido; se desarrolla para s y, en suevolucin, una Constitucin determinada es necesaria, que no es un punto deeleccin, sino que debe adaptarse al espritu del pueblo... Por otra parte, ypara generalizar, es menester decir que la Constitucin no est determinadatan slo en el espritu del pueblo, sino que, por el contrario, este espritu delpueblo es L mismo un eslabn en el desarrollo del espritu del mundo, delcual se desprenden las Constituciones particulares.19En una palabra, el idealismo dialctico consideraba al universo como una totalidadorgnica que se desarrolla a partir de su propio concepto. Conocer esta totalidad,descubrir el proceso de su evolucin: sta es la tarea que se ha planteado la filosofa.Una tarea noble, grandiosa, admirable! Una filosofa que se propona este trabajo nopoda parecer gris o cadavrica a nadie. Necesariamente era as. Tal filosofamaravillaba a todo el mundo por la plenitud de su vitalidad, por la potencia irresistiblede su impulso, por la belleza de sus brillantes colores. Y sin embargo, la noble tentativade la filosofa idealista dialctica qued incompleta: no se llev a cabo y tampoco podahacerlo. Despus de prestar inapreciables servicios al espritu humano, el idealismoalemn pereci, como si quisiera dar una prueba ms en favor de su doctrina y mostraras, con su ejemplo, que lo propio de lo acabado es negarse a s mismo, transformarseen su contrario. Diez aos despus de la muerte de Hegel el materialismo reaparecesobre la escena de la evolucin de la filosofa y hasta nuestros das no ha cesado deganar victorias sobre su viejo adversario.Qu es este concepto, esta idea absoluta, este espritu del mundo del cual hablabaincesantemente la filosofa alemana? Existe un medio de conocer esta esenciamisteriosa que segn se crea pona en movimiento y animaba todas las cosas?Por cierto que s! Existe un medio, y es un medio muy sencillo. Tenemos nicamenteque examinarlo con una cierta atencin. En tal caso, se producir una maravillosametamorfosis Esta Idea absolnta, tan irresistible en su impulso, tan llena de savia y defecundidad, madre de todo lo que ha sido, es y ser en los siglos venideros, palidece, seinmoviliza, aparece como una pura abstraccin y nos pide humilde mente lejos deexplicar esto o aquello una pequea explicacin de s misma. Sic transit gloria...ideae.2018 Enciclopedia, pargrafo 13, p. 38.19 Filosofa de la historia.20 As pasa la gloria... de la idea. (N. de la R.).- 12 -La idea absoluta, con todas sus leyes inmanentes, es tan slo una personificacin delproceso de nuestro pensamiento. Cuando se echa mano a esta idea para explicar losfenmenos de la naturaleza o de la evolucin social, se abandona el terreno real de loshechos y se entra en el reino de las sombras. Es precisamente lo que ocurri a losidealistas alemanes.En un libro publicado en Francfort del Mein en 1845 y que fue escrito por dos hombresque llenaron con su renombre la segunda mitad del siglo XIX, encontramos un notabledesenmascaramiento del secreto del sistema construido por la especulacin.Cuando, operando sobre realidades -manzanas, peras, fresas, avellanas meformo la idea general de fruto; cuando yendo ms lejos, me imagino que miidea abstracta el fruto, extrada de los frutos reales, es una entidad queexiste fuera de m y que, ms an, constituye la verdadera entidad de la pera,de la manzana, etc., declaro, en lenguaje especulativo, que el fruto es lasustancia de la pera, de la manzana, de la avellana, etc. Digo entonces que laque hay de esencial en la pera o en la manzana no es el ser pera o manzana.Lo que es esencial en ella no es su ser real, perceptible por los sentidos, sinola entidad que he extrado abstractamente y que les he atribuido falsamente,la entidad de mi idea el fruto. Declaro entonces que la manzana, la pera, laavellana, etc., son simples modos de existencia de el fruto. Mientendimiento finito, sostenido por los sentidos, distingue, es cierto, unamanzana de una pera, y una pera de una avellana, pero mi razn especulativadeclara que esta diferencia sensible es inesencial y sin inters. Ve en lamanzana la misma cosa que en la pera, y en la pera la misma cosa que en laavellana, es decir el fruto.Los frutos particulares reales no son ms que frutos aparentes, cuya esenciaverdadera es la sustancia, el fruto.21Pero el punto de vista de la sustancia no era, hablando propiamente, el punto de vista dela especulacin alemana. La sustancia absoluta, dice Hegel, es lo verdadero, pero no esan todo lo verdadero; es menester tambin pensarla como activa en s misma, viva y,justamente por esto, debe determinarse en tanto que espritu.Veamos cmo se llega a este punto de vista ms elevado y ms verdadero.Si la pera, la manzana, la avellana y la fresa no son, en verdad, nada ms quela sustancia, el fruto, cmo puede ser que el fruto se me aparezca tantocomo manzana, como pera, como avellana? De dnde viene esta aparienciade pluralidad, tan manifiestamente contraria a mi intuicin especulativa de launidad de la sustancia, del fruto?La razn consiste responde el filsofo especulativo, en que el fruto no esuna entidad muerta, indiferenciada, inmvil, sino una entidad viva, que sediferencia en s y est dotada de movimiento. La diversidad de los frutosprofanos interesa no slo a mi entendimiento sensible, sino al fruto mismo,a la razn especulativa. Los diversos frutos profanos son diferentesmanifestaciones vitales del fruto nico; son cristalizaciones que forma elfruto mismo. As, por ejemplo, en la manzana, el fruto se da una existenciade manzana, en la pera una existencia de pera. Por lo tanto no se debe decir,adoptando el punto de vista de la sustancia: la pera es el fruto, la manzanaes el fruto, la avellana es el fruto, sino el fruto se presenta como pera,el fruto se presenta como manzana, el fruto se presenta como avellana, y21 K. Marx y F. Engels La sagrada familia. Cf. MEGA, t. III, p. 228.- 13 -las distinciones que separan a manzanas, peras y avellanas son lasdiferenciaciones propias de el fruto, que hacen de los frutos particularesotras tantas articulaciones diferentes en el proceso vital del fruto...Es claro, pues, que mientras la religin cristiana slo conoce una encarnacinde Dios, la filosofa especulativa tiene tantas encarnaciones como existencosas; as es que posee aqu, en cada fruto, una encarnacin de la sustancia,del fruto absoluto. Para el filsofo especulativo el inters principal consiste,por lo tanto, en engendrar la existencia de los frutos reales profanos y decircon aire de misterio que hay manzanas, peras, avellanas y uvas de Corinto...El filsofo especulativo, no es necesario decirlo, no puede llevar a cabo estacreacin continua si no hace intervenir furtivamente, como determinacionesde su propia invencin, las propiedades de la manzana, de la pera, etc.,universalmente conocidas y dadas en lo concreto real, atribuyendo losnombres de las cosas reales a lo que slo puede crear el entendimientoabstracto, a las frmulas abstractas del entendimiento; declarando finalmenteque su propia actividad, mediante la cual pasa de la idea de pera a la idea demanzana, es la actividad propia del sujeto absoluto, el fruto.22Esta crtica materialista del idealismo es tan justa como acerada. La Idea absoluta, elespritu de la especulacin alemana, no era ms que una abstraccin. Pero unaabstraccin a la cual se atribuye la resolucin, en ltimo anlisis, de los problemas msgraves de la ciencia, slo puede ser perjudicial al progreso de esta ltima, y si lospensadores que acuden a esta abstraccin han hecho grandes servicios al pensamientohumano, no lo han hecho gracias a esta abstraccin, sino a pesar de ella, en la medidaen que no les impeda estudiar el movimiento real de las cosas. En la filosofa de lanaturaleza de Schelling se encuentran ideas notables. Los conocimientos de Schelling enmateria de ciencias naturales eran vastos. Para l, el universo material es tan slo laexpansin del mundo de las ideas. Esta opinin no contradeca tal vez su afirmacinde que el magnetismo es la forma universal del acto de animacin, de implantacin dela unidad en la multiplicacin, del concepto en la diferencia y vemos aqu expresadaen el Ser la misma objecin de lo subjetivo en lo objetivo que, en el Ideal, es... laconciencia de s. Pero, nos hace avanzar esto un solo paso en el conocimiento de losfenmenos del magnetismo o en la concepcin de la naturaleza de los mismos? No slono hemos avanzado, sino que corremos un gran peligro de desconocer los hechos realesen beneficio de una teora ms o menos penetrante, pero que en todo caso esabsolutamente arbitraria.Lo mismo puede decirse de la historia de la humanidad. Sir Alexander Grant ha dichoque sacar tajada de la filosofa de la Historia de la filosofa de Hegel es equivalente asacar tajada de la poesa de Shakespeare, es decir, el prstamo es casi inevitable.El estudio de la filosofa de la historia de Hegel, como de su esttica, de su filosofa delderecho, de su lgica es en muchos sentidos un deber ineludible en la actualidad. Perono es la perspectiva idealista lo que confiere su valor a estas obras. Esta perspectiva, porel contrario, es totalmente estril y slo se muestra fecunda como fuente de confusiones.As es que Hegel describe, con una perspicacia que bastara a asegurar la celebridad deun especialista, la influencia del medio geogrfico sobre el desarrollo de las sociedadeshumanas. Pero llega a explicar algo cuando dice que el espritu de un pueblo, cuando22 Ibidem.- 14 -est determinado, cuando existe realmente y su libertad existe en tanto que naturaleza,existe en funcin de sta segn una determinacin geogrfica y climtica determinada?O para citar un ejemplo que l mismo usa adelantamos un paso en la comprensin dela historia de Esparta cuando Hegel nos dice que las costumbres de este pas, como suConstitucin, no son nada ms que momentos en la evolucin de la Idea? Sin duda escierto que la perspectiva de los filsofos franceses, en contra de los cuales presentaeste ejemplo (el punto de vista de la accin recproca, que sigue siendo el lmiteinfranqueable de sus investigaciones ms logradas) es completamente insuficiente. Perono basta con abandonar esta perspectiva. Es absolutamente necesario mostrar cmo laIdea puede ser el resorte oculto del movimiento social. Y no slo Hegel no ha podidocontestar nunca a esta pregunta muy justificada, sino que, al parecer, l mismo estabapoco satisfecho de las luces que aportaba esta llamada Idea a la historia de lahumanidad. Hegel se ve obligado a bajar a tierra firme y estudiar atentamente lasrelaciones sociales. Es as que termina declarndonos categricamente que ladecadencia de Lacedemonia fue motivada, ante todo, por la desigualdad de laspropiedades. Esto es cierto, pero en esta verdad no se descubre la ms ligera parcela deidealismo absoluto.23Un hombre nos explica muchas veces con una admirable claridad el mecanismo delmovimiento de los animales. Luego aade, con una seriedad no menos admirable, que elprincipal secreto de todos estos movimientos se encuentran en la sombra que proyectanestos cuerpos que se mueven. Este hombre es un idealista absoluto. Acasoparticiparemos durante cierto tiempo de la opinin de este idealista; pero yo espero quefinalmente habremos de alcanzar la ciencia de la mecnica y que diremos adis parasiempre a su filosofa de la mecnica.Por lo menos, esto es lo que hicieron los variados discpulos de Hegel, que apreciarondebidamente las ventajas del mtodo de este gran pensador, pero se situaron en unpunto de vista materialista. Las citas de La sagrada familia que hemos hecho bastanpara demostrar hasta qu punto la crtica de estos discpulos de la especulacin idealistafue resuelta y desprovista de miramientos.El mtodo dialctico es el rasgo caracterstico del materialismo moderno; es lo que lodiferencia esencialmente del viejo materialismo metafsico del siglo XVIII. Puedejuzgarse, en consecuencia, la profundidad de las opiniones y la seriedad de loshistoriadores de la literatura y la filosofa que no se dignaron notar esta diferencia. Elextinto Lange dividi su Historia del materialismo en dos partes: el materialismoanterior a Kant y el materialismo posterior a Kant. Para quien no est enceguecido porel espritu de sistema o la rutina se impona otra divisin: el materialismo posterior aHegel ya no es lo que era antes de ste. Pero puede esperarse otra cosa? Para juzgar lainfluencia que tuvo el idealismo del siglo XVIII sobre la evolucin del materialismo sedebe ante todo rendir cuentas exactas de su posicin en la actualidad. Y esto esprecisamente lo que Lange nunca hizo. A pesar de que en su libro se ocupa de todo y detodos, incluso de nulidades como Heinrich Czolbe, no dice una sola palabra sobre elmaterialismo dialctico. El sabio historiador del materialismo no sospechaba en lo msmnimo que en su poca existan materialistas bastante ms dignos de atencin que los23 Otros ejemplos de esta clase puede encontrar el lector en nuestro artculo En el 60 aniversario de lamuerte de Hegel, Neue Zeit, 1891-1892, N 7, 8 y 9.- 15 -seores Vogt, Moleschott y consortes.24 La facilidad con que triunf el materialismodialctico sobre el idealismo habr de parecer inexplicable a quien no tiene una ideaclara sobre el problema fundamental que separa a los materialistas de los idealistas.Imbuidos de prejuicios dualistas, se suele imaginar que en el hombre, por ejemplo,existen dos sustancias totalmente diferentes: el cuerpo, la materia por una parte; elalma, el espritu por la otra. Se ignora y a menudo ni siquiera se plantea elinterrogante la forma en que una de estas sustancias puede actuar sobre la otra, pero secree saber que tal planteamiento implicara la unilateralidad de explicar losfenmenos mediante una sola de estas sustancias. Uno se siente muy satisfecho de smismo al situarse por encima del uno y del otro extremo, y no se es ni idealista nimaterialista. Por respetable que sea esta manera de considerar las cuestiones filosficasen vista de su gran antigedad en el fondo slo es digna de un filisteo. La filosofanunca ha sabido conformarse con semejante multilateralidad; la filosofa trataba, porel contrario, de librarse de este dualismo, al cual tan aficionados son los esprituseclcticos. Los sistemas filosficos ms eminentes siempre fueron monistas, es decir,que, para ellos, el espritu y la materia eran tan slo dos clases de fenmenos, quetenan una sola causa, indivisiblemente la misma. Hemos visto que para los materialistasfranceses la facultad de sentir era una de las propiedades de la materia. Para Hegel lanaturaleza era tan slo otro modo de ser25 de la Idea absoluta. Este otro modo de seres, en cierto modo, la cada original de la Idea; la naturaleza es creada por el espritu yslo existe como un efecto de su bondad. Pero esta cada supuesta no excluye deninguna manera la identidad sustancial de la naturaleza y el espritu. Por el contrario:presupone esta identidad. El espritu absoluto de Hegel no es el espritu limitado de lafilosofa de los espritus limitados. Hegel saba burlarse de quienes convierten a lamateria y al espritu en dos sustancias distintas que son tan impenetrables la una por laotra como es impenetrable toda materia por otra, y no pueden admitirse nada ms queen su no ser recproco, en sus poros; del mismo modo que Epicuro asigna a los diosessu morada en los poros y, en consecuencia, no les atribuye ninguna relacin con loshombres.A pesar de su hostilidad al materialismo, Hegel renda homenaje a la tendencia monistade ste.26 Pero corresponde entonces a la experiencia en cuanto nos ponemos en elpunto de vista monista el decidir cul de las dos teoras, idealismo o materialismo,explica mejor los fenmenos que debemos atender al estudiar la naturaleza y lassociedades humanas. Y es posible convencerse fcilmente que aun en el terreno de la24 Por otra parte, Lange segua aqu las concepciones y las costumbres de todos los sabios escritores de labuena sociedad. Hetter, por su parte, compara repetidas veces la doctrina de Diderot a la de losmaterialistas modernos. Pero, quin es para l el representante de los materialistas modernos?Moleschott. Hettner est tan poco enterado del estado del materialismo actual que cree decir algo muyprofundo cuando afirma: An en nuestros das el materialismo no ha superado, en lo referente a la moral,estos indigentes ensayos [es decir, los ensayos de los materialistas del siglo XVIII]. Si el materialismoquiere dar una prueba de su vitalidad, sta es su tarea ms inmediata y ms importante. Historia de laliteratura del siglo XVIII, II, p. 402). Qu atrasado est usted, mi querido seor!25 Das Andersein, el ser-otro. (N. de la R.).26 De todos modos, se debe reconocer al materialismo el esfuerzo entusiasta que realiza para superar esedualismo que admite dos clases de mundos igualmente sustanciales y verdaderos, con lo cual quiereSuprimir esta ruptura del Uno origjnal (Enciclopedia, tercera parte, p. 389 y suplemento). Dicho sea depasada, Hegel en su Historia de la filosofa, ha hecho una apreciacin breve y ms acertada delmaterialismo francs y de los hombres como Helvecio, que los historiadores especializados delmaterialismo.- 16 -psicologa ciencia que se ocupa de esos hechos designados con el nombre defenmenos del espritu par excellence27, trabajamos con ms xito si admitimos que lanaturaleza est en primer trmino y tratamos las operaciones del espritu comoconsecuencias necesarias del movimiento de la materia.Nadie en la actualidad, dice el agnstico Huxley, que est al tanto de lacuestin, pone en duda que los fundamentos de la psicologa no se apoyansobre la fisiologa del sistema nervioso. Lo que llamamos las operaciones delespritu son funciones del cerebro y los materiales de la conciencia sonproductos de la actividad cerebral. Es probable que Cabanis haya utilizado unafraseologa torpe y errnea cuando dijo que el cerebro segrega el pensamientodel mismo modo que segrega bilis el hgado: a pesar de lo cual, la ideaencerrada en esta frmula tan combatida es de todos modos mucho msconforme a la realidad que la nocin popular que convierte al espritu en unaentidad metafsica situada en la cabeza, pero tan independiente del cerebrocomo lo es el telegrafista de su aparato.28En el terreno de las ciencias sociales, tomadas en el sentido ms amplio de la palabra, elidealismo ha sido llevado ms de una vez como ya lo hemos subrayado a sentir suincapacidad y refugiarse en explicaciones puramente materialistas de los hechoshistricos.Para insistir una vez ms, la gran revolucin filosfica que se produjo en Alemania enlos aos de la sexta dcada de nuestro siglo,29 se vio facilitada por el carcteresencialmente monista del idealismo alemn. Robert Flint dice:El hegelianismo, pese a ser el ms elaborado de todos los sistemas idealistas,ofrece un obstculo muy dbil al materialismo.Es muy justo, y Flint debi haber escrito por ser en vez de pese a ser. El mismoFlint tiene toda la razn cuando dice:Sin duda este sistema [el de Hegel] coloca al espritu antes de la materia yconcibe a sta como una fase del desarrollo de un proceso espiritual; perocomo el espritu que coloca frente a la materia es un espritu inconsciente, unespritu que no es ni sujeto ni objeto, no es por lo tanto un espritu real, no esni siquiera el fantasma o el espectro del espritu: la materia, a pesar de todo,es la realidad primera, la primera existencia real; y la energa que est en lamateria, su tendencia inherente a sobrepasarse constituyen las races y lasbases del espritu subjetivo, objetivo y absoluto.30Es fcil concebir hasta qu punto esta inconsecuencia, que el idealismo no poda evitar,facilit la revolucin filosfica de la que hablamos. Es especialmente en la filosofa dela historia que se hace sentir esta inconsecuencia.27 En francs en el texto. (N. de la R.).28 Hume, por T. H. Huxley, Londres, 1879, p. 80. Se ha dicho muy bien que el agnosticismo es tan slo, alfin de cuentas, un materialismo vergonzante que se esfuerza por salvar las apariencias.29 El de Plejnov: el siglo XIX. (N. de la R.).30 Philosophy of History in France and Germany (La filosofa de la Historia en Francia y en Alemania), p.503, Edimburgo y Londres, 1874.- 17 -Hegel es culpable de una doble insuficiencia. Declara que la filosofa es unEstar-ah (Dasein) del Espritu Absoluto, pero al mismo tiempo se guarda muybien de presentarlos al individuo filosfico real como Espritu absoluto. Por lotanto, es tan slo en apariencia que muestra al Espritu absoluto haciendo lahistoria en tanto que Espritu absoluto. Efectivamente, como el Esprituabsoluto no llega a la conciencia en tanto que Espritu creador del mundo,sino despus, en el filsofo, su fabricacin de la historia slo existe en laconciencia, la opinin y la representacin del filsofo estn en el reino de laimaginacin especulativa.Estas lneas fueron escritas por el padre del materialismo dialctico moderno: KarlMarx.31El alcance de la revolucin filosfica realizada por este hombre genial ha sidoexpresado por l mismo en unas pocas palabras:Mi mtodo dialctico no slo difiere por su fundamento del mtodo hegeliano,sino que es, en s mismo, su contrario exacto. Para Hegel el movimiento delpensamiento, que l personifica con el nombre de idea, es el demiurgo de larealidad, la cual es tan slo la forma fenomnica de la idea. Para m, por elcontrario, el movimiento del pensamiento es tan slo el reflejo del movimientoreal, transportado y traspuesto en el cerebro del hombre.32Antes de exponer los resultados a los cuales lleg Marx con ayuda de este mtodo,debemos echar una rpida ojeada a las tendencias que se hicieron sentir en Francia en lapoca de la Restauracin en las ciencias histricas.Los filsofos franceses estaban convencidos de que la opinin pblica dirige almundo. Cuando recordaban que, de acuerdo a su propia teora sensualista, el hombrecon todas sus ideas es un producto del medio social, los filsofos aseguraban que lalegislacin lo explica todo al fin de cuentas y crean que la cuestin quedaba resueltacon esta respuesta corta, pero instructiva. Pero esta legislacin era para ellos, enprimer trmino, el derecho pblico, el gobierno de cada uno de los pases dados. Enlas primeras dcadas del siglo XIX este punto de vista ha ido abandonndose cada vezms. Se pregunta uno si no habra que buscar en el derecho civil las races de lasinstituciones polticas.33 Y se contesta afirmativamente.Ha sido por el estudio de las instituciones polticas, dice Guizot, que lamayora de los escritores, eruditos, historiadores o publicistas, han procurado31 La sagrada familia, MEGA, primera parte, libro II.32 K. Marx El Capital, libro primero t. I.33 Despus de los acontecimientos de fines del siglo pasado y comienzos del actual ya no era tan fcilcreer que la opinin pblica rige al mundo: estos acontecimientos han demostrado ms de una vez ladebilidad de dicha opinin.Tantos acontecimientos decididos por la fuerza, tanto crmenes absueltos por el xito, tantas virtudeslesionadas por la acusacin, tantos infortunios insultados por el poder, tantos sentimientos generososconvertidos en objeto de befa, tantos clculos viles comentados hipcritamente: todo hace abandonar suesperanza a los hombres ms fieles al culto de la razn, escriba Mme. de Stael en el ao VIII de laRepblica Francesa. (De la littrature considre dans ses rapports avec les institutions sociales.Discours prliminaire). Sin duda todos los utopistas de la poca de la Restauracin y de Luis Felipeestaban firmemente convencidos de que la opinin pblica rega al mundo. Era el principio fundamentalde su filosofa de la historia. Pero aqu no nos interesa la psicologa de los utopistas.- 18 -conocer el estado de la sociedad, el grado o el gnero de su civilizacin.Habra sido ms atinado estudiar primeramente la sociedad misma; paraconocer y comprender sus instituciones polticas. Antes de convertirse encausa, las instituciones son un efecto; la sociedad los produce antes de ser asu vez modificada por ellas: y en vez de buscar en el sistema o en las formasde gobierno el estado del pueblo es menester examinar ante todo el estadodel pueblo para saber cul ha sido y cul ha podido ser el gobierno... Lasociedad, su composicin, el modo de ser de los individuos de acuerdo a susituacin social, las relaciones de las diversas clases de individuos, el estadode las personas, en fin, esta es, sin duda, la primera cuestin que llama laatencin del historiador que quiere observar la vida de los pueblos y delpublicista que quiere saber cmo han sido gobernados.34He aqu una negacin total de las nociones histricas de los filsofos. Pero Guizot vams lejos an en su anlisis de la composicin de la sociedad. l dice que en todos lospueblos modernos el estado de las personas est estrechamente vinculado al estado dela propiedad territorial y que, en consecuencia, el estudio del estado de las tierras debepreceder al estudio del estado de las personas:Para comprender las instituciones polticas es menester conocer las diversascondiciones sociales y las relaciones entre ellas. Para comprender las diversascondiciones sociales hay que conocer la naturaleza y las relaciones de laspropiedades.35Desde este punto de vista estudia Guizot la historia de Francia durante el reinado de losmerovingios y los carolingios. En su historia de la revolucin inglesa, Guizot va un pasoms all y considera que este acontecimiento es un episodio de la lucha de clases de lasociedad moderna. Ya no es ms el estado de la propiedad territorial sino lasrelaciones de propiedad en general que constituyen ahora para 1 el fundamento de losmovimientos polticos.Agustn Thierry lleg a un punto de vista parecido. En sus estudios sobre la historia deInglaterra y de Francia, Thierry considera al movimiento de la sociedad el resorte ocultode los acontecimientos polticos, y est lejos de creer que la opinin pblica dirige almundo. Esta no es para l nada ms que la expresin ms o menos adecuada de losintereses sociales. He aqu, como ejemplo, el modo suyo de interpretar la lucha delparlamento ingls contra Carlos I.Todo personaje cuyos abuelos haban sido enrolados en el ejrcito deinvasin, abandonaba su castillo y se diriga al campo real para tomar elcomando que su ttulo le asignaba. Los habitantes de las ciudades y lospuertos se dirigan en masa al campo opuesto... Los descastados, laspersonas que no admitan otra ocupacin que la del goce sin molestias, decualquier casta que fueran, se enrolaban en las tropas reales, que defendanintereses concordantes con los propios; mientras que las familias de la castade los antiguos vencedores, que la industria haba ganado, se unan al partidode las comunas. La guerra se sostena de una parte y otra sobre la base deestos intereses positivos. El resto no era ms que apariencia o pretexto. Losque asuman la causa de los sbditos eran en su mayora presbiterianos, esdecir que, inclusive en religin, no queran ningn yugo. Los que sostenan la34Ensayos sobre la historia de Francia, 10 ed., pp 73-74. Pars, 1860. La primera edicin de estosensayos apareci en 1822.35 Ibid., pp. 75-76.- 19 -causa contraria eran episcopales o papistas; eran hombres a quienes lesgustaba encontrar, hasta en las formas del culto, la posibilidad de un dominioa ejercer y de impuestos a imponer.36Es bastante claro, pero parece ms claro de lo que es en realidad. En efecto, lasrevoluciones polticas son una consecuencia de la lucha de clases, en la cual se combatepor intereses econmicos. Pero qu causa hace adquirir talo cual forma a los intereseseconmicos de una clase dada? Cul es la causa que engendra las clases en el seno deuna sociedad? Agustn Thierry menciona a la industria; pero esta nocin es confusa enl, y para evitar el equvoco se remonta hasta la invasin: la conquista de Inglaterra porlos normandos. Es por lo tanto a la invasin que deben su origen las clases cuya luchaorigin la revolucin inglesa: todo esto se remonta hasta una conquista, dice; hay unaconquista en la base de todo. Pero qu es una conquista? No nos lleva la conquista ala actividad del gobierno, del cual justamente tratamos de dar una explicacin? Y aundejando de lado el hecho de que una conquista nunca puede darnos aclaracin sobre losresultados sociales de tal conquista. Antes de que la Galia fuera conquistada por losbrbaros, ya lo haba sido por los romanos. En el plano social los resultados de estasconquistas han sido completamente diferentes. Por qu razn? Sin ninguna duda, lasituacin de los galos en los tiempos de Csar era distinta de la situacin que tenan enel siglo V. Hay asimismo razones para dudar de que los conquistadores romanos no separecieran de ninguna manera a los conquistadores brbaros a los francos ya losborgoones. Pero no se explican a su vez todas estas diferencias por otras conquistas?Podemos enumerar todas las conquistas conocidas y todas las conquistas verosmiles yseguiremos dando vueltas en crculo; siempre llegamos a la inevitable conclusin de queen la vida de los pueblos existe algo, una x, una incgnita: de dnde proviene la fuerzade los pueblos mismos y de las diferentes clases que existen en su seno? Qu origentienen, qu direccin y qu modificaciones se han producido en ellos? En una palabra,es claro que existe algo que constituye la base de esta misma fuerza, y se trata dedeterminar la naturaleza de esta incgnita.37Guizot se debate en medio de las mismas contradicciones. Cul es el origen de estasrelaciones de propiedad en los pueblos que Guizot estudia en sus Ensayos? Es elcomercio de los conquistadores.Despus de la conquista, los francos se convirtieron en propietarios[territoriales]... La independencia absoluta de su propiedad [territorial] era underecho, del mismo modo que el de sus personas: esta independencia notena entonces otra garanta que la fuerza del propietario, pero ste, al utilizarsu fuerza para defenderla, crea ejercer su derecho, etc.3836 Agustin Thierry: Oeuvres compltes, libro VI, 100 ed., Pars, 1866. El artculo citado: Ideas sobre lasrevoluciones de Inglaterra se public en Le censeur europeen en 1817, es decir, algunos aos antes dela aparicin de los Ensayos de Guizot.37 Augustin Thierry deba a Saint Simon sus puntos de vista histricos ms lcidos. Saint Simon hizomucho por esclarecer el movimiento histrico de la humanidad. Pero no lleg a determinar la x de la quehablamos en el texto. Para l, es en el fondo la naturaleza humana que constituye la causa suficiente de laevolucin de la humanidad. Thierry comete el mismo error de los filsofos materialistas del siglo XVII.Dicho sea de pasada, tenemos la esperanza de poder exponer en un estudio especial el punto de vista deSaint Simon.[Consultar al respecto: Saint Simon, Textes choisis, presentados y comentados por Jean Dautriy, Ed.Sociales. 1961. (N. de la R.)].- 20 -No es menos notable que para Guizot, es tan slo en los Estados modernos que el estadode las personas est ligado al de la propiedad territorial.Ni Mignet, ni ningn otro historiador francs de la misma poca (y los historiadoresfranceses de este tiempo son, en muchos sentidos, notables) pudo resolver la dificultadque haba detenido a Guizot y a Thierry. Se reconoca francamente ya que era menesterbuscar las causas de la evolucin de una sociedad en las relaciones econmicas. Secomprenda ya perfectamente que en la base de los movimientos polticos habaintereses econmicos que se imponan por medio de ellos. y despus de la granRevolucin Francesa este combate pico de la burguesa contra la nobleza y el clero,39no poda dejar de ser entendido. Pero estos historiadores no estaban en condiciones deexplicar el origen de la estructura econmica de una sociedad. Y si hablaban de ste, lohacan recurriendo a las conquistas, y volvan al punto de vista del siglo XVIII, pues unconquistador es siempre un legislador, simplemente un legislador venido de afuera.Por lo tanto, Hegel se haba visto obligado, contra su voluntad, por as decirlo, a buscaren el estado social de los pueblos (en la propiedad) la solucin del enigma planteadopor su destino histrico. Por su parte, los historiadores franceses de la poca de laRestauracin apelaron deliberadamente a los intereses positivos, a la situacineconmica para explicar el origen y el desarrollo de las diferentes formas degobierno. Pero ni el uno ni la otra, ni el filsofo idealista ni la investigacin histricapositiva llegaron a resolver el gran problema que se les planteaba inevitablemente: dequ dependen, por su parte, la estructura de la sociedad, las relaciones de propiedad?Y mientras este gran problema no estuvo resuelto, las investigaciones emprendidas ennombre de la ciencia -que en Francia lleva el nombre de ciencias morales y polticascarecieron de una base realmente cientfica y se pudo, durante todo este periodo, oponercon razn a estas pretendidas ciencias las nicas que podan pasar por exactas: lasmatemticas y las ciencias naturales.Por lo tanto, la tarea del materialismo dialctico haba sido fijada de antemano. Lafilosofa que haba prestado, en el curso de los siglos precedentes, tantos servicios a lasciencias naturales, deba liberar a las ciencias sociales del laberinto de suscontradicciones. Cumplida esta tarea, la filosofa poda decir: He cumplido con mideber y me puedo retirar, dado que, en el futuro, las ciencias exactas habran de volverintiles las hiptesis de los filsofos.4038 Guizot: Ensayos..., pp. 81 y 83. (Plejnov cita a Guizot, aadiendo los adjetivos fonciers (territoriales) alas las palabras propitaires y proprit. (N. de la R.).39 Los historiadores liberales de la poca de la Restauracin suelen hablar de la lucha de clases y, msan, la mencionan con mucha simpata. Ni siquiera se asustan de las efusiones de sangre. Lo repito, puesexclama Thiers en una nota de su Historia de la Revolucin Francesa, la guerra, es decir, la revolucin,era necesaria. Dios slo ha concedido la justicia a los hombres al precio de los combates. Mientras laburguesa no haba terminado su lucha contra la aristocracia los tericos de la burguesa nada habantenido que objetar a la lucha de clases. La aparicin en la escena histrica del proletariado en lucha contrala burguesa modific sensiblemente las ideas de esos tericos que acabamos de mencionar. En laactualidad la lucha de clases es para ellos un punto de vista demasiado estrecho. Tempora mutantur etnos mutamur in illis! [Los tiempos cambian y nosotros cambiamos con ellos (N. de la R.)].40 Plejnov dice con razn que la filosofa, despus de haber descubierto las leyes del desarrollo de lasociedad, cesa de existir en tanto que hiptesis y especulacin. De todos modos ha de precisarse que lafilosofa del marxismo-leninismo el materialismo dialctico e histrico en tanto que la nica concepcincientfica del mundo y nico mtodo crtico revolucionario, es el fundamento universal sobre el cualpueden desarrollarse todas las otras ciencias de la naturaleza y de la sociedad. ( N. de la R ).- 21 -Los artculos de Marx y de Engels en los Anales Franco-Alemanes (Pars, 1844); Lasagrada familia de los mismos autores; La situacin de la clase obrera en Inglaterra deEngels; la Miseria de la filosofa de Marx; el Manifiesto del Partido Comunista deMarx y Engels; El trabajo asalariado y el capital de Marx contienen ya los rasgos netosy bien formulados de la nueva concepcin de la historia. Pero es en la Crtica de laeconoma poltica de Marx (Berln, 1859) que nos encontramos con una exposicinsistemtica, aunque resumida:En la produccin social de su existencia los hombres entran en relacionesdeterminadas, necesarias, independientes de su voluntad, relaciones deproduccin que corresponden a un grado de desarrollo determinado de susfuerzas de produccin material. El conjunto de estas relaciones de produccinconstituye la estructura econmica de la sociedad, la base concreta sobre lacual se eleva una superestructura jurdica y poltica ya la cual correspondenformas determinadas de conciencia social. El modo de produccin de la vidamaterial condiciona el proceso de la vida social, poltica e intelectual engeneral. No es la conciencia de los hombres que determina su ser; por elcontrario, es su ser social que determina su conciencia.41Qu son estas relaciones de produccin? Son lo que se llama jurdicamente, lasrelaciones de propiedad, la propiedad a que se refera Guizot y Hegel. La teora deMarx responde justamente, con la explicacin del origen de estas relaciones, a lapregunta que los hombres de ciencia y los filsofos no haban podido contestar antes del.El hombre, con su opinin y su cultura, es un producto del medio social, como losaban muy bien los materialistas franceses del siglo XVIII, aunque a menudo loolvidaran. La evolucin histrica de la opinin pblica, como toda la historia humana,es un proceso regido por leyes, como lo proclamaron los idealistas alemanes del sigloXIX. Pero este proceso no est determinado por las propiedades del esprituuniversal, como crean los idealistas, sino por las condiciones reales de la existenciahumana. Las formas de gobierno, de las cuales tanto hablan los filsofos, tiene suorigen en lo que Guizot llama brevemente la sociedad y en lo que Hegel llamaba lasociedad civil. Pero la sociedad civil est determinada en su desarrollo por el desarrollode las fuerzas productivas que estn a disposicin de los hombres. La concepcinelaborada por Marx de la historia, que los ignorantes consideran estrecha y unilateral esen realidad el producto legtimo de una larga evolucin de las ideas histricas. Estaconcepcin las contiene a todas las otras, en la medida en que stas tienen un valor real,y les asegura una base ms slida que la que nunca pudieron tener en la poca en quecada una de ellas predominaba. Es por esto que, para utilizar la expresin de Hegel yacitada, es la ms desarrollada, la ms rica, la ms concreta.Los filsofos del siglo XVIII hablaban constantemente de la naturaleza humana, a lacual encomendaban la explicacin de la historia de la humanidad y la indicacin de lascualidades que deba tener una legislacin perfecta. Este pensamiento constituye elfundamento de todas las utopas; en su construccin ideal de una sociedad perfecta, losutopistas partan siempre de consideraciones sobre la naturaleza humana. Laconquista de Agustn Thierry y Guizot nos lleva a s mismo a la naturaleza humana,es decir, a la naturaleza ms o menos arbitraria de los conquistadores que ellos41 K. Marx-F. Engels: Estudios filosficos, pp. 72-73, Ed. Soc., 1951.- 22 -describen con mayor o menor acierto.42 Pero si la naturaleza humana es una constante,es perfectamente absurdo querer utilizarla para explicar los destinos histricosesencialmente variables de la humanidad. Si esta es variable, hay que preguntarse dednde provienen estas variaciones. Los idealistas alemanes, maestros de lgica,reconocan que la naturaleza humana es una ficcin poco lograda. Ellos colocaban losresortes ocultos del movimiento de la historia fuera del hombre que, segn ellos, selimitara a obedecer los impulsos irresistibles de estas fuerzas. Pero la fuerza motriz erael Espritu universal, es decir, un aspecto de la naturaleza humana pasado por el filtrode la abstraccin. La teora de Marx pone fin a todas estas ficciones, a todos estosddalos, a todas estas contradicciones. El hombre, al actuar con su trabajo sobre lanaturaleza, fuera de l provoca la transformacin de su propia naturaleza. Lanaturaleza humana tiene, por consiguiente, una historia, y para enterarse de esta historiahay que comprender cmo se realiza la accin humana sobre la naturaleza que le esexterior.Helvecio ha intentado explicar la evolucin de las sociedades humanas basndola en lasnecesidades fsicas de los hombres. Su tentativa estaba destinada al fracaso, dado que,hablando con rigor, no haba que considerar las necesidades de los hombres, sino lasmaneras y los medios de satisfacerlas.El animal tiene sus necesidades fsicas, del mismo modo que el hombre. Pero losanimales no producen; solamente se apoderan de objetos cuya produccin es unaexclusividad de la naturaleza, por as decirlo. Para apoderarse de estos objetos empleansus rganos: dientes, lengua, miembros, etc. La adaptacin de un animal al medioambiente natural se realiza, pues, mediante la transformacin de sus rganos, mediantetransformaciones en su estructura anatmica. La cosa no es tan fcil para el animal quese llama orgullosamente homo sapiens.El hombre desempea frente a la naturaleza el papel de una potencia natural.Las fuerzas de su cuerpo, brazos, piernas, cabeza y manos, se ponen enmovimiento para asimilar materias, dndoles una forma til a la vida.43El hombre produce y, en el curso de este proceso de produccin, utiliza instrumentos.Si dejamos de lado la toma de posesin de subsistencias ya encontradas larecoleccin de frutos, por ejemplo, en la cual los rganos del hombre sirvende instrumento vemos que el trabajador se aduea inmediatamente no delobjeto, sino del medio de su trabajo, convirtiendo as las cosas exteriores enrganos de su propia actividad, rganos que aade a los suyos de manera deextender, a pesar de la Biblia, su cuerpo natural.4442 En los Ensayos ya citados Guizot invoca expresamente las necesidades de la naturaleza humana.Thiers se esfuerza por demostrar en el segundo captulo de su libro De la proprit que la observacin dela naturaleza humana es el mtodo que ha de seguirse para descubrir y demostrar los derechos del hombreen la sociedad. Ningn filsofo del siglo XVIII habra tenido algo que objetar a semejante mtodo.Ms an, los utopistas comunistas y socialistas combatidos por Thiers no hubieran tenido que formularninguna observacin contraria. Cada una de estas dos concepciones de la naturaleza humana servaconstantemente para fundamentar sus consideraciones sobre la organizacin social. En esto el punto devista de los utopistas no se distingue del de sus adversarios. No es necesario decir que esto no les impedadeducir de aqu unos derechos del hombre que no eran los de Thiers, por ejemplo.43 K. Marx: El Capital, libro primero, t. I.44 Ibidem.- 23 -Es en este sentido que la lucha humana por la existencia se distingue esencialmente dela lucha de los otros animales: el animal que fabrica utensilios (the tool making animal)se adapta al medio ambiente natural modificando sus rganos artificiales. Frente a estasmodificaciones, las modificaciones de su estructura anatmica desaparecen, comototalmente insignificantes. Darwin dice, por ejemplo, que los europeos establecidos enAmrica experimentan modificaciones extremadamente rpidas. Pero, segn el mismoDarwin, estas modificaciones son nfimas, absolutamente nulas en comparacin con lasinnumerables modificaciones que afectan a los rganos artificiales de los americanos.Por lo tanto, en cuanto el hombre se convierte en un animal que fabrica instrumentos,entra en una nueva fase de su evolucin: termina su evolucin zoolgica e inicia sucarrera histrica.Darwin se opone a la opinin que pretende que ningn animal puede utilizarinstrumentos y cita varios ejemplos que prueban lo contrario; en estado natural elchimpanc utiliza una piedra para romper la cscara demasiado dura de un fruto salvaje;en la India los elefantes domesticados arrancan ramas de los rboles y las utilizan paraahuyentar los insectos, etc. Todo esto puede ser verdad. Pero no hay que olvidar antetodo que los cambios cuantitativos se convierten en diferencias cualitativas. Lautilizacin de instrumentos, que encontramos en los animales, es tan slo rudimentaria.La influencia de stos sobre su existencia es nfima; en cambio, en la vida de loshombres la utilizacin de instrumentos tienen una influencia decisiva. Es en este sentidoque dice Marx:El empleo y la creacin de medios de trabajo, si bien se encuentran engermen en algunas especies animales, caracterizan eminentemente al trabajohumano.45Es evidente que los medios mecnicos de trabajo no son los nicos que utiliza elhombre. Pero Marx los considera como los ms caractersticos. Estos mediosconstituyen lo que l llama el sistema seo y muscular de la produccin. Sus vestigiospresentan, para quien quiera juzgar las formas sociales econmicas que hoy handesaparecido, el mismo valor que tienen los esqueletos fsiles para el estudio deespecies animales desaparecidas.Lo que distingue a una poca econmica de otra no es tanto lo que se fabrica,sino la manera de fabricarlo, los medios de trabajo usados para lafabricacin.46Imbuidos de prejuicios idealistas, los historiadores y los socilogos que antecedieron aMarx no suponan siquiera hasta qu punto era ste, esta tecnologa fsil un medioprecioso de llegar a descubrimientos importantes.Darwin ha llamado la atencin sobre la historia de la tecnologa natural, esdecir, sobre la formacin de los rganos de las plantas y los animales,considerados como medios de produccin para su vida. La historia de losrganos productivos del hombre social, base material de toda organizacinsocial, no sera digna de semejantes investigaciones? y no sera ms fcilllevar esta empresa a buen fin, dado que como dice Vico, la historia del45 Ibidem.46 Ibidem. Subrayado por Plejnov. (N. de la R.).- 24 -hombre se distingue de la historia de la naturaleza en que la primera ha sidohecha por nosotros, y la segunda no?47En nuestros das, los historiadores de la civilizacin hablan de una Edad de Piedra, deBronce, de Hierro. Esta divisin de la prehistoria Se basa en los principios materialesque servan a la produccin de armas y de instrumentos. Estas pocas se dividen endistintos periodos: por ejemplo, el periodo de la piedra tallada y el de la piedra pulida.Los historiadores de la civilizacin no desprecian, pues, en modo alguno la tecnologafsil. Desgraciadamente, en este terreno se contentan con generalidades que slo puedenllevar a lugares comunes. Y slo se entra en este terreno por falta de otros datos, enrazn de la falta de medios ms eficaces, apresurndose a abandonarlo en el periodo dela historia propiamente dicha, en cuanto se descubren otros datos que se juzgan msdignos del hombre y de su raz6n. En este sentido se sigue casi siempre el ejemplo delsiglo XVIII. Este comportamiento fue el de Condorcet cien aos atrs.En su clebre Esbozo de un cuadro histrico de los progresos del espritu humanoCondorcet empieza por describir el desarrollo de las fuerzas de produccin de loshombres primitivos, desde las artes ms rudimentarias hasta los albores de laagricultura. Condorcet llega hasta declarar que el arte de fabricar armas, de prepararlos alimentos, de procurarse los utensilios necesarios para esta operacin, la deconservar estos mismos alimentos durante cierto tiempo, y hacer provisiones, fueron...el primer rasgo que distingui a la sociedad humana de la sociedad de varias especiesanimales.48Condorcet comprende al mismo tiempo que un arte tan importante como laagricultura debi ejercer una considerable influencia sobre la estructura de la sociedad.Pero ya la tercera poca de la historia humana abarca para l los progresos de lospueblos agricultores hasta la invencin de la escritura alfabtica; la cuarta poca es ladel progreso del espritu humano en Grecia, hasta los tiempos de la divisin de lasciencias en el siglo de Alejandro; la quinta se caracteriza por los progresos de laciencia, etc. Sin darse cuenta, Condorcet modifica enteramente su principio declasificacin y se ve en seguida que si no habla en los comienzos del desarrollo de lasfuerzas productivas es porque no puede hacerlo. Del mismo modo, se ve que losprogresos realizados por los hombres en el terreno de la produccin y de la vidamaterial en general no son para Condorcet nada ms que una escala graduada que lepermite aquilatar los progresos del espritu humano, a los cuales deben los hombrestodo.Para Condorcet los medios de produccin eran el efecto y las facultades intelectuales delhombre, su espritu, la causa. Y como, siendo buen metafsico, estaba cerrado a estadialctica inmanente a todo proceso natural o social, por la cual la causa slo es causadespus de haber sido efecto, y todo efecto, a su vez, se convierte en causa; como noadverta la existencia de esta dialctica nada ms que en los casos en que se manifestabaen la forma particular de una accin recproca prefera naturalmente tomar el toro porlas astas y dirigirse directamente a la causa todas las veces que poda, todas las vecesque no estaba obligado a proceder de otro modo. El espritu humano era para l el granmotor del progreso humano, y Condorcet, como todos los filsofos, atribuye a este47 Ibidem, t. II.48 Loc. cit, Primera poca, ed. del ao III, pg. 22.- 25 -espritu una tendencia natural al progreso. Esto es muy superficial. Pero seamos justos,los historiadores modernos de la civilizacin estn muy lejos del punto de vista deCondorcet?49Resulta claro corno el da que la utilizacin de los instrumentos, por imperfectos questos sean, presupone un desarrollo relativamente considerable de las facultadesintelectuales. Mucha agua ha corrido bajo los puentes antes de que nuestros antepasadosantropoides hayan podido tener espritu. Cmo lo adquirieron? No es la historia loque se debe interrogar aqu, sino la zoologa. Darwin ha dado la respuesta de lazoologa. Por lo menos, ha demostrado como fue posible a la evolucin zoolgica llegaral punto en cuestin. Por cierto, el espritu antropoide desempea, en la hiptesis deDarwin, un papel bastante pasivo, dado que ya no se trata en esta hiptesis de supretendida tendencia natural al progreso, pues se sabe que es empujado hacia delantepor un conjunto de circunstancias cuya naturaleza es nada menos que sublime. As esque, segn Darwin el hombre jams habra obtenido su posicin preponderante en elmundo si no hubiera contado con el uso de sus manos, instrumento tan admirablementeapropiado para obedecer a su voluntad.50Es lo que ya afirmaba Helvecio: los progresos de las extremidades pasan horribiledictu51 por ser la causa de los del cerebro y, lo que es an ms grave, los progresos de1as extremidades no provendran del espritu antropoide: se deberan a la influencia delmedio ambiente natural.Sea como fuere, la zoologa trasmite a la historia su homo ya en posesin de lasactitudes necesarias para la invencin y la utilizacin de los instrumentos primitivos. Latarea del historiador consiste pues nicamente en seguir el desarrollo de los rganosartificiales y revelar su influencia sobre el desarrollo del espritu, as como la zoologalo ha hecho en lo referente a los rganos naturales. Ahora bien, si el desarrollo de stosltimos fue influido por el medio natural, es fcilmente concebible que haya ocurrido lomismo en el caso de los rganos artificiales.Los habitantes de un pas desprovisto de metales estn en la imposibilidad de inventarinstrumentos superiores a las herramientas de piedra. Para que el hombre puedadomesticar al caballo, a los cuadrpedos de cuernos, al carnero, etc., que handesempeado un papel tan importante en el desarrollo de sus fuerzas productivas, hasido necesario habitar regiones en donde estos ltimos, es decir, sus antecesoreszoolgicos, vivan en estado salvaje. El arte de la navegacin no se ha iniciado en las49 Por otra parte, los economistas en nada cedan al respecto a los historiadores de la civilizacin.Tomemos por ejemplo lo que escribe Michel Chevalier sobre los progresos realizados por la fuerzaproductiva del trabajo. El poder productivo del hombre se desarrolla de manera continua en elencadenamiento sucesivo de las edades de la civilizacin. Este desarrollo es una de las numerosas formasque reviste el progreso mismo de la sociedad, y no es la menos impresionante. (Exposicin Universal de1856. Rapport du Jury Internationai. Introduccin de Michel Chevalier, p. XIX). En consecuencia, loque empuja a la humanidad hacia adelante es el progreso, una esencia metafsica que, entre muchas otrasformas reviste tambin la del desarrollo de las fuerzas productivas. Siempre es la misma vieja y eternahistoria de la personificacin idealista de los objetos del pensamiento, de los productos de la abstraccin;es siempre la forma arrojada por los cuerpos en movimiento que debe explicarnos los misterios de sumovimiento.50 El origen del hombre..., p. 50, ed. Schleicher.51 Es horrible decirlo. (N. de la R.).- 26 -estepas, etctera. El medio natural, el medio geogrfico, su pobreza o su riqueza, hanejercido por lo tanto una indiscutible influencia sobre el desarrollo de la industria.Adems, el carcter del medio geogrfico ha desempeado otro papel mucho msnotable en la historia de la cultura.No es la fertilidad absoluta del suelo, sino ms bien la diversidad de sus cualidadesqumicas, de su composicin geolgica, de su configuracin fsica y la variedad de susproductos naturales, que forma la base natural de la divisin social del trabajo y queexcitan al hombre en razn de las condiciones multiformes en medio de las cuales seencuentra, a multiplicar sus necesidades, sus facultades, sus medios y modos de trabajo.Es la necesidad de dirigir socialmente una fuerza natural, de servirse de ella, deeconomizarla, de apropirsela en un plano superior mediante obras de arte, en unapalabra, la necesidad de domearla, que desempea el papel decisivo en la historia de laindustria. Tal ha sido la necesidad de regular y distribuir el curso de las aguas en Egipto,en Lombarda, en Holanda, etc. Lo mismo ocurre en la India, en Persia, etc., en donde lairrigacin por medio de canales artificiales proporciona al suelo no slo el aguaindispensable sino tambin los abonos minerales que absorbe en las montaas ydeposita en su limo.52Es as, pues, que el hombre obtiene en el medio natural los elementos necesarios para lacreacin de rganos artificiales con los cuales combate a la naturaleza. El carcter delmedio natural determina el carcter de su actividad productora, de sus medios deproduccin. Pero los medios de produccin determinan las relaciones recprocas de loshombres en el proceso de produccin tan inevitablemente como el armamento de unejrcito determina toda la organizacin de ste, todas las relaciones recprocas de losindividuos que la componen. Pero las relaciones recprocas de los hombres en elproceso social de la produccin determinan toda la estructura de la sociedad. Lainfluencia del medio natural sobre esta estructura es, por lo tanto, indiscutible. Elcarcter del medio natural determina el del medio social.53Un ejemplo:Es la necesidad de calcular los periodos de desborde del Nilo lo que cre laastronoma egipcia y, al mismo tiempo, el dominio de la casta sacerdotalcomo directora de la agricultura.54Pero esto es tan slo un aspecto del asunto. Es menester considerar an otro aspecto, sino se quiere llegar a conclusiones totalmente errneas.52 El Capital, libro primero, t. II, p. 187, Ed. Sociales. (N. de la R.), Es as que, si los continentestropicales poseen las riquezas de la naturaleza, los continentes templados son los ms perfectamenteorganizados para el desarrollo del hombre. Gographie physique compare considre dans sesrapports avec L'histoire de l'humanit, por Arnold Guyot, nueva edicin, Pars, 1888, p. 250.53 Por grande que sea la importancia del medio geogrfico para el desarrollo de las sociedades, estaimportancia no puede ser determinante, pues el desarrollo de las sociedades es mucho ms rpido que latransformacin del medio geogrfico. (N. de la R.).54 El Capital, libro primero, t, II, p. 187, nota. (N. de !a R.). En Asia, como en Egipto, las civilizacionesse siguen desarrollando en las llanuras formadas por aluviones, de cultivo fcil... y se forman igualmentejunto a los grandes ros... Guyot, op. cit., p. 277. (Ver Mechnikov: La civilizacin y los grandes roshistricos, Pars, 1889).- 27 -Las relaciones de produccin son el efecto; las fuerzas productivas son la causa. Pero elefecto, por su parte, se convierte en causa; las relaciones de produccin se convierten enuna nueva fuente de desarrollo de las fuerzas productivas. Esto lleva a un dobleresultado:1. La influencia recproca de las relaciones de produccin y de las fuerzas productivastiene por efecto un movimiento social que tiene su lgica y sus leyesindependientemente del medio natural.Un ejemplo: la propiedad privada es siempre, en la fase primitiva de su desarrollo, elfruto del trabajo del mismo propietario como es muy fcil observarlo en las aldeasrusas. Pero llega necesariamente un momento en que se convierte en lo contrario de loque era antes: presupone el trabajo de otro, se convierte en propiedad privadacapitalista, como podemos verlo todos los das en las aldeas rusas. Este fenmeno esuno de los efectos de la ley inmanente que rige la propiedad privada. Todo lo que puedehacer en tal caso el medio natural es acelerar este movimiento favoreciendo eldesarrollo de las fuerzas productivas.2. Como la evolucin social tiene su lgica propia, independientemente de todainfluencia directa del medio natural, puede ocurrir que el mismo pueblo, a pesar dehabitar el mismo pas y de que sus cualidades fsicas siguen siendo las mismas, posea endiferentes pocas de su historia a instituciones sociales y polticas que sean pocosemejantes, cuando no completamente diferentes las unas de las otras. Se ha queridoextraer de esto la conclusin de que el medio geogrfico no tiene ninguna importanciaen la historia de la humanidad. Es una conclusin completamente errnea.55 Los pueblosque habitaban la isla britnica en los tiempos de Csar estaban sometidos al mismomedio geogrfico que los ingleses de la poca de Cromwell. Pero los contemporneosde Cromwell disponan de fuerzas de produccin mucho ms poderosas que laspoblaciones de la poca de Csar. El medio geogrfico ya no actuaba sobre ellos delmismo modo, puesto que reaccionaban ante su medio natural de un modocompletamente distinto. Las fuerzas productivas de Inglaterra en el siglo XVII eran elresultado de su historia. Y en el curso de esta historia el medio geogrfico nunca dej deejercer su influencia, aunque de modo muy diverso sobre la evolucin econmica delpas.Las relaciones recprocas entre el hombre social y el medio geogrfico sonextremadamente variables. Estas relaciones se modifican con cada nuevo paso haciaadelante de las fuerzas productoras del hombre en el curso de su desarrollo. De aqu sedesprende que el efecto ejercido por el medio geogrfico sobre el hombre social tieneresultados diferentes en las diferentes fases del desarrollo de estas fuerzas. Pero lasmodificaciones que sobrevienen en las relaciones que existen entre el hombre y su lugarde residencia no tienen nada de fortuito. Su sucesin constituye un proceso sometido aleyes. Para comprender este proceso es menester ante todo pensar que el medio naturales un factor importante en el movimiento histrico de la humanidad, no a causa de lainfluencia que ejerce sobre la naturaleza humana, sino a causa de su influencia sobreel desarrollo de las fuerzas productivas.55 El mismo Voltaire negaba superficialmente la influencia del medio geogrfico sobre las sociedadeshumanas, influencia que, por su parte, era afirmada por Montesquieu. Hemos visto que Holbach, envueltoen las contradicciones tradas por su mtodo metafsico, a veces la negaba y a veces la admita. En lneasgenerales, la confusin que ponen en el estudio de esta cuestin los metafsicos de todos los colores es unade las ilustraciones ms elocuentes de la debilidad de este mtodo.- 28 -La temperatura de este pas (la referencia es a la zona templada de Asia. N.del A.), debe ser, si se tiene en cuenta la naturaleza de las estaciones que nopresentan variaciones extremas, aproximadamente la de la primavera. Peroes imposible, que en semejante pas, los hombres sean despiertos y deespritu alerta, que soporten penurias y trabajos... Si los asiticos sonvacilantes, flojos, de carcter menos belicoso y ms blando que los europeos,hay que buscar la causa esencial en la naturaleza de las estaciones. Como nosufren grandes variaciones, estas estaciones son para ellos casi idnticas, ypasan insensiblemente del calor al fro. En estas condiciones de temperatura,el alma ya no experimenta esas emociones vivas, el cuerpo no experimentacambios bruscos, unos y otros confieren al hombre, evidentemente, uncarcter ms recio, ms rudo, ms violento, que cuando vive en condicionesinvariables de temperatura; pues estos pasajes bruscos de un extremo a otrodespiertan el espritu del hombre y lo hacen salir del estado de pereza eindolencia.Hace mucho tiempo que es