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1 19 Marzo-Abril 2012 www.casaarabe.es Análisis Irán: el presidente contra el líder supremo ISSN 1989-0400 Atalaya sociopolítica de Casa Árabe Sumario Análisis 1. Irán: el presidente contra el líder supremo. 2. Argelia: ¿primavera árabe o excepcionalidad argelina? 3. Afganistán: ¿hacia una recomposición interna? Perfiles 1. Abdallah Yaballah, presidente del Frente de Justicia y Desarrollo argelino. 2. Qalbuddin Hikmatyar, líder del Partido Islámico afgano. Opinión pública 1. La reconciliación en la opinión pública palestina. 2. Los tunecinos opinan sobre la situación en el país. 3. Las relaciones entre Irán y Estados Unidos. 4. Preferencias del electorado egipcio ante las presidenciales. 5. Valoración de los primeros cien días del gobierno tunecino. 6. Percepción de Turquía en Oriente Medio y el Golfo. Documenta 1. Proyecto del Pacto Nacional para la Siria del Futuro. 2. Comunicado final de la Conferencia de Amigos de Siria. 3. Documento final del segundo congreso del Grupo de Amigos del Pueblo Sirio. 4. Documento del Pacto Nacional de los Hermanos Musulmanes de Siria. 5. Declaración de Doha sobre el gobierno nacional palestino. 6. Conferencia internacional sobre Somalia. 7. Declaración de Nuakchot. 8. Cumbre de la Liga Árabe en Bagdad. Escaparate de libros y revistas Publicación del IEAM de Casa Árabe Dirección: Eduardo López Busquets Director adjunto: Rafael Ortega Rodrigo Investigadora: Rocío Vázquez Martí El pasado 2 de marzo se celebraron en Irán elecciones parlamentarias, los primeros comicios desde la reelección del presidente Ahmadineyad, en 2009, que provocó una ola de protestas duramente reprimidas durante ocho meses. Con el boicot de las principales fuerzas de oposición, estas elecciones han constituido más un pulso entre el presidente y el líder supremo que unas verdaderas elecciones que pudieran cambiar el signo del Parlamento. Más de 48 millones de electores iraníes se dirigieron el pasado viernes 2 de marzo a los 47 665 colegios electorales de las 31 provincias del país para ejercer su derecho a voto y elegir a los 290 miembros de la única cámara del Parlamento (Maylis). Si bien los resultados electorales son, hasta cierto punto, irrelevantes, el contexto político en el que se han celebrado las elecciones no lo es tanto. Con las revueltas de 2009 todavía en la memoria y el miedo a un posible contagio de las Primaveras árabes de 2011, estas elecciones han supuesto una consulta sobre la creciente rivalidad entre el presidente y el líder supremo y sobre la acción exterior iraní ante las presiones occidentales respecto a su programa nuclear. De los 48,3 millones de iraníes con derecho a voto, participaron, según cifras oficiales, un 64,2%, todo un record que superó en diez puntos la participación en las últimas legislativas (2008) y presidenciales (2009), donde la afluencia alcanzó el 51%, siendo la participación más alta desde el sexto Parlamento salido de las elecciones de 2000. Lo cierto es que las voces de la oposición no ofrecen las mismas cifras y aseguran que el hecho de haber ampliado las horas de apertura de los colegios electorales responde, exactamente, al argumento contrario al esgrimido por las autoridades: no es que hubiera demasiados votantes haciendo cola, es que había pocos. Periodistas y fotógrafos, iraníes y extranjeros, han asegurado que las fuerzas de seguridad les Las elecciones legislativas celebradas en Irán a principios del pasado mes de marzo no han supuesto ninguna sorpresa. No se esperaba que hubiera grandes cambios ni que la corriente reformista –con el Movimiento Verde a la cabeza- lograra avance alguno. Estos comicios han servido para reforzar la posición de Ali Jamenei, máxima autoridad del país, ante el cada vez más debilitado presidente, Mahmud Ahmadineyad, que, a lo largo de los últimos meses, se ha atrevido a desafiar al líder supremo cuestionando la verdadera utilidad del clero iraní. Los actores principales se han aglutinado, de una manera un tanto caótica, siguiendo un criterio personalista y protegiendo, en cada caso, sus intereses personales. En lo que afecta a las relaciones exteriores de Irán y al desarrollo de su programa nuclear, estos comicios tampoco van a suponer ninguna variación, ya que son cuestiones sobre las que el Parlamento no tiene competencia. La segunda vuelta de las elecciones, para decidir los 65 escaños que han quedado vacantes, se celebrará el 4 de mayo pero no se espera ningún cambio sustancial, excepto el aumento de los diputados ultraconservadores en el Parlamento unicameral. El camino está preparado para que, de las elecciones presidenciales de 2013, salga elegido un presidente más afin al líder supremo y al Consejo de Guardianes de la Revolución.

Atalaya sociopolítica de Casa Árabe nº 19

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Decimonoveno número de la Atalaya sociopolítica de Casa Árabe, correspondiente a los meses de marzo/abril de 2012. Incluye análisis sobre las recientes elecciones legislativas celebradas en Irán, sobre el proceso de negociación que se intenta entablar entre el movimiento Talibán, el gobierno de Afganistán y la administración estadounidense, y sobre las próximas elecciones argelinas. En la sección de perfiles se presentan las figuras de Abdallah Yaballah, presidente del Frente de Justicia y Desarrollo argelino, y de Qalbuddin Hikmatyar, líder del Partido Islámico afgano.

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19Marzo-Abril 2012

www.casaarabe.es

Análisis

Irán: el presidente contra el líder supremo

ISSN

198

9-04

00

Atalayasociopolítica de Casa Árabe

SumarioAnálisis

1. Irán: el presidente contra el líder supremo. 2. Argelia: ¿primavera árabe o excepcionalidad argelina? 3. Afganistán: ¿hacia una recomposición interna?

Perfiles

1. Abdallah Yaballah, presidente del Frente de Justicia y Desarrollo argelino. 2. Qalbuddin Hikmatyar, líder del Partido Islámico afgano.

Opinión pública

1. La reconciliación en la opinión pública palestina. 2. Los tunecinos opinan sobre la situación en el país. 3. Las relaciones entre Irán y Estados Unidos. 4. Preferencias del electorado egipcio ante las presidenciales. 5. Valoración de los primeros cien días del gobierno tunecino. 6. Percepción de Turquía en Oriente Medio y el Golfo.

Documenta

1. Proyecto del Pacto Nacional para la Siria del Futuro. 2. Comunicado final de la Conferencia de Amigos de Siria. 3. Documento final del segundo congreso del Grupo de Amigos del Pueblo Sirio. 4. Documento del Pacto Nacional de los Hermanos Musulmanes de Siria. 5. Declaración de Doha sobre el gobierno nacional palestino. 6. Conferencia internacional sobre Somalia. 7. Declaración de Nuakchot. 8. Cumbre de la Liga Árabe en Bagdad.

Escaparate de libros y revistas

Publicación del IEAM de Casa Árabe

Dirección: Eduardo López Busquets

Director adjunto: Rafael Ortega Rodrigo

Investigadora: Rocío Vázquez Martí

El pasado 2 de marzo se celebraron en Irán elecciones parlamentarias, los primeros comicios desde la reelección del presidente Ahmadineyad, en 2009, que provocó una ola de protestas duramente reprimidas durante ocho meses. Con el boicot de las principales fuerzas de oposición, estas elecciones han constituido más un pulso entre el presidente y el líder supremo que unas verdaderas elecciones que pudieran cambiar el signo del Parlamento.

Más de 48 millones de electores iraníes se dirigieron el pasado viernes 2 de marzo a los 47 665 colegios electorales de las 31 provincias del país para ejercer su derecho a voto y elegir a los 290 miembros de la única cámara del Parlamento (Maylis). Si bien los resultados electorales son, hasta cierto punto, irrelevantes, el contexto político en el que se han celebrado las elecciones no lo es tanto. Con las revueltas de 2009 todavía en la memoria y el miedo a un posible contagio de las Primaveras árabes de 2011, estas elecciones han supuesto una consulta sobre la creciente rivalidad entre el presidente y el líder supremo y sobre la acción exterior iraní ante las presiones occidentales respecto a su programa nuclear.

De los 48,3 millones de iraníes con derecho a voto, participaron, según cifras oficiales, un 64,2%, todo un record que superó en diez puntos la participación en las últimas legislativas (2008) y presidenciales (2009), donde la afluencia alcanzó el 51%, siendo la participación más alta desde el sexto Parlamento salido de las elecciones de 2000. Lo cierto es que las voces de la oposición no ofrecen las mismas cifras y aseguran que el hecho de haber ampliado las horas de apertura de los colegios electorales responde, exactamente, al argumento contrario al esgrimido por las autoridades: no es que hubiera demasiados votantes haciendo cola, es que había pocos. Periodistas y fotógrafos, iraníes y extranjeros, han asegurado que las fuerzas de seguridad les

Las elecciones legislativas celebradas en Irán a principios del pasado mes de marzo no han supuesto ninguna sorpresa. No se esperaba que hubiera grandes cambios ni que la corriente reformista –con el Movimiento Verde a la cabeza- lograra avance alguno. Estos comicios han servido para reforzar la posición de Ali Jamenei, máxima autoridad del país, ante el cada vez más debilitado presidente, Mahmud Ahmadineyad, que, a lo largo de los últimos meses, se ha atrevido a desafiar al líder supremo cuestionando la verdadera utilidad del clero iraní. Los actores principales se han aglutinado, de una manera un tanto caótica, siguiendo un criterio personalista y protegiendo, en cada caso, sus intereses personales. En lo que afecta a las relaciones exteriores de Irán y al desarrollo de su programa nuclear, estos comicios tampoco van a suponer ninguna variación, ya que son cuestiones sobre las que el Parlamento no tiene competencia. La segunda vuelta de las elecciones, para decidir los 65 escaños que han quedado vacantes, se celebrará el 4 de mayo pero no se espera ningún cambio sustancial, excepto el aumento de los diputados ultraconservadores en el Parlamento unicameral. El camino está preparado para que, de las elecciones presidenciales de 2013, salga elegido un presidente más afin al líder supremo y al Consejo de Guardianes de la Revolución.

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impidieron hacer fotos y grabaciones en los colegios vacíos. Por su parte, Ardechir Amir Arjomand, ayudante del líder de la oposición Mir-Huseyn Musavi y portavoz del Consejo de Coordinación del Camino Verde de la Esperanza (conocido habitualmente como el Movimiento Verde), declaró que el porcentaje de participación había sido decidido de antemano por las autoridades. Por último, el gobernador de Teherán dio un número de votantes para esta provincia que era mucho menor que el anunciado en las elecciones de 2009, con una diferencia de dos millones y medio de votantes, y no parece muy realista que tanta gente haya fallecido o se haya desplazado en tan poco tiempo.

Es importante detenerse en los datos de participación porque el régimen y los medios de comunicación más conservadores han presentado este supuestamente alto porcentaje como una victoria de la república islámica y una derrota de Occidente y de la oposición reformista, que había llamado al boicot. Los dos principales grupos conservadores que concurrieron a las elecciones se mostraron satisfechos con esta respuesta del electorado. El Frente Unido de Conservadores (FUC) aseguró que la participación de los ciudadanos es un signo de la dedicación del pueblo para con el régimen y los valores de la república islámica; el Frente de Estabilidad de la Revolución Islámica (FERI) concluyó que la participación demostraba que la presión, las sanciones y el tono bélico utilizado por los enemigos internos y externos de Irán sólo habían conseguido

afianzar la determinación del pueblo y su lealtad a los valores revolucionarios.

De los 5 395 candidatos que presentaron las solicitudes, se permitió concurrir a 3 444 (incluidas 430 mujeres), y se rechazó la solicitud de casi 2.000 candidatos, muchos de ellos partidarios de Ahmadineyad. En la primera vuelta se decidieron 225 de los 290 escaños del Parlamento. Así, de las 207 circunscripciones, habrá que repetir la votación en 33 de ellas, en las que concurrirán 130 candidatos para los 65 escaños que han quedado vacantes, puesto que quienes se presentaban en dichas circunscripciones no han conseguido un cuarto de los votos necesarios, tal y como estipula la ley electoral iraní.

A la segunda vuelta, prevista para finales del mes de abril, concurrirán, entre otros, 21 candidatos del Frente Unido de Conservadores; 22 del Frente de Estabilidad de la Revolución; 2 candidatos presentes en ambas listas; y 5 candidatos de la Voz del Pueblo.

La rivalidad

En octubre de 2011, el líder supremo de la República, Ali Jamenei, planteó la posibilidad de eliminar el cargo de presidente, lo que ha vuelto a destacar la lucha interna de poder que está teniendo lugar en la élite política del país: Jamenei y sus aliados están intentando recortar los poderes del “demasiado ambicioso” presidente, Mahmud Ahmadineyad. El líder supremo

aseguró que “transformar Irán en un sistema parlamentario”, en el que los votantes ya no elegirían al presidente, “no supondría un problema”. Esta propuesta fue interpretada como el último coletazo de una disputa que comenzó en abril de 2011, cuando Jamenei restituyó en su puesto a Heydar Moslehi, ministro de Inteligencia, previamente destituido por Ahmadineyad.

Esta lucha de poder puede ser interpretada como una consecuencia derivada de las elecciones de 2009 cuando, debido a las acusaciones de fraude y manipulación de los comicios, el líder supremo perdió cierto apoyo de algunos sectores de la sociedad y de la élite política. A pesar de que Ahmadineyad contaba con el apoyo del líder supremo para su reelección en 2009, el presidente ha intentado construir una base de poder independiente, lo que muchos de los sectores más conservadores han interpretado como una amenaza.

Los ataques del líder contra el presidente, y viceversa, han generado respuestas diversas. El presidente del Parlamento, Ali Lariyani, un rival declarado de Ahmadineyad, ha apoyado las declaraciones de Jamenei respecto a la instauración de un sistema estrictamente parlamentario. El ex presidente Hashemi Rafsanyani se ha posicionado en contra de esta visión, asegurando que eliminar la presidencia iría en contra de la Constitución y debilitaría la capacidad de elección de la gente. En el sistema planteado por el líder supremo, los parlamentarios elegirían un primer ministro salido de sus propias filas.

Pero parece que Jamenei no quiere arriesgarse a intensificar los enfrentamientos políticos mientras Ahmadineyad continúe en su cargo, por lo que esta nueva idea sobre el sistema parlamentario constituiría más bien un intento por aplacar las ambiciones del presidente más que una propuesta en firme. Pero, según Karim Sadjadpour, analista del Carnegie Endowment for International Peace especializado en Irán, “la razón por la que están planteando la posibilidad de eliminar la presidencia es precisamente evitar unas nuevas elecciones presidenciales y, con ellas, la incertidumbre política y las oportunidades de organizar protestas”.

Lo que resulta evidente es que Jamenei se va a asegurar de que el próximo

División administrativa de IránImagen tomada de http://ephotopix.com

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presidente o primer ministro sea débil y fácil de controlar, un subordinado de confianza. En cierto sentido, toda esta disputa por el control se deriva de 1989, momento en el que la Constitución iraní se modificó para crear una presidencia poderosa capaz de contrarrestar el dominio del líder supremo. El último presidente, antes de que se introdujeran dichos cambios, era el propio Jamenei y el primer ministro, cuyo cargo fue eliminado, era Mir Huseyn Musavi, líder de la oposición reformista.

Uno de los ejes de la lucha entre ambos líderes se centra en el escándalo bancario recientemente destapado. Las autoridades han arrestado a docenas de personas en una operación contra el desfalco de 2 600 millones de dólares y los enemigos de Ahmadineyad han acusado a los aliados de éste, incluido a su jefe de gabinete, Esfandiar Rahim Mashaei, de estar vinculados al principal sospechoso de la trama. Este escándalo financiero es una muestra de la campaña de desprestigio a la que Ahmadineyad se está viendo sometido. En un contexto más amplio, aunque se trata fundamentalmente de una lucha de poder, esta disputa contiene también elementos ideológicos: aunque Ahmadineyad ha demostrado ser un musulmán devoto, también ha mostrado un cierto desdén por el clero tradicional, llegando incluso a asegurar que “los musulmanes no necesitan la intercesión de los clérigos para entrar en contacto con el Imam oculto” (figura mesiánica del islam shií). Esto supone que el presidente iraní ha puesto en duda el principio de velayat-e faqih, el “gobierno del jurista”. El presidente y su círculo han sido calificados por los sectores

más conservadores como “un movimiento desviacionista”.

Esfandiar Rahim Mashaei, una de las figuras más cercanas a Ahmadineyad y su jefe de gabinete, es uno de los blancos de las críticas más duras lanzadas por los clérigos conservadores porque, entre otras cosas, ha propuesto una revisión de la historia iraní desde un punto de vista más nacionalista y menos teológico. Según sus adversarios, Mashaei ha comprometido los fundamentos de la Revolución Islámica y los principios del islam centrando su retórica en el pasado pre-islámico de Persia. Mashaei, que ha llamado “amigos” a los israelíes, fue nombrado vicepresidente en 2009, tras la reelección de Ahmadineyad, pero fue alejado de ese cargo debido a la intervención de Jamenei. El presidente Ahmadineyad le nombró entonces jefe de gabinete, una maniobra que fue interpretada como un desaire hacia el líder supremo y el inicio del alejamiento entre ambos.

La disputa entre ambos líderes ha polarizado a la élite política y ha contaminado el papel que tradicionalmente desempeña el líder supremo como “intermediario”. A pesar de que Jamenei ha apoyado la durísima represión de los reformistas y de la oposición en general, lo cierto es que desde la crisis política de 2009, el líder supremo ha ido perdiendo el apoyo de parte de la vieja guardia de la República.

Ahora, tras las elecciones en las que los partidarios de Jamenei dominan el Parlamento, está cámara ha exigido a Ahmadineyad que comparezca ante la

Asamblea para interrogarle sobre su mala gestión económica y sobre su relación con el clero, lo que constituye la primera vez que el Parlamento convoca al presidente en persona. Los actores principales

Es difícil identificar, en el panorama político iraní, partidos o grupos políticos definidos y de larga trayectoria. La mayoría de los candidatos que concurren lo hace a través de coaliciones creadas específicamente para participar en cada cita electoral y algunos, incluso, se presentan a través de más de una lista. En estos comicios, y dada la rivalidad surgida entre el líder supremo y el presidente, los actores principales se han agrupado en tres bloques, aunque poco definidos y nada homogéneos: los partidarios de Jamenei, los partidarios de Ahmadineyad y la oposición reformista.

El líder supremo, Alí Jamanei, ha querido utilizar estas elecciones para recuperar su autoridad, dejar claro que sigue teniendo un control firme y demostrar que sigue defendiendo los ideales de la Revolución. Igualmente, ha tenido buen cuidado en asegurar que una participación baja o cualquier protesta o irregularidad que pudiera darse, debía atribuirse a un “complot de fuerzas externas”, un discurso ya habitual en Jamenei, que siempre ha querido vincular la disidencia interna con actores externos. El objetivo del líder supremo ha sido demostrar que Irán continúa social y políticamente unido y que el principio de velayat-e faqih sigue siendo una ideología legítima.

En este sentido, sus seguidores realizaron grandes esfuerzos para crear una agrupación que expresara su total apoyo a Jamenei en estas elecciones: el Frente Unido de Conservadores (Jebhe-ye mottahed-e Osulgerayan). Esta coalición se estructuraba en torno a dos comités, uno ejecutivo y otro de arbitraje, que se componían de algunos de los grupos de la línea más conservadora y más crítica con el presidente (como el Frente de Seguidores del Imam y Líder; la Sociedad de

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Auto-Sacrificadores de la Revolución Islámica; la Asociación de Clérigos Combatientes; o la Sociedad de Profesores del Seminario de Qom). También incluía representantes del presidente del Parlamento, Ali Lariyani, del alcalde de Teherán, Muhammad Bagher Ghalibaf –dos de las figuras más influyentes del panorama iraní–, además de las tres principales personalidades del grupo, eternos aliados de Jamenei: Ali Akbar Velayati, Habib Asghar Owladi y Golam Ali Hadad Adel. Esta coalición cuenta con el apoyo del ayatollah Mohammad Reza Mahdavi-Kani, político conservador, clérigo, ex primer ministro y actual presidente de la Asamblea de Expertos, y del ayatollah Mohammad Yazdi, secretario general de la Asociación de Lectores del Seminario de Qom. Los miembros de esta coalición tenían ya una amplia presencia en el Parlamento saliente.

Por su parte, el presidente Mahmud Ahmadineyad se ha encargado de posicionarse como una fuerza políticamente relevante, en un intento por estar preparado cuando acabe su segundo mandato en 2013. Dado que Jamenei y sus seguidores se han dedicado a marginar a todos los ex presidentes de la República, incluido Hashemi Rafsanyani (presidente de Irán entre 1989 y 1997, presidente de la Asamblea de Expertos entre 2007 y 2011, actualmente presidente del Consejo de Discernimiento), Ahmadineyad tiene razones para intuir que le ocurrirá lo mismo. De hecho, de los casi 2000 candidatos que fueron rechazados por el Consejo de Guardianes, aproximadamente 600 eran partidarios de Ahmadineyad.

Otra de las alianzas que participaron en las elecciones fue el Frente de Estabilidad de la Revolución Islámica (Jebhe-ye pāydāri enqelab-e eslami).

Este frente integraba, entre otros, al ayatollah Mohammad-Taqi Mesbah-Yazdi. Este ayatollah, miembro de la Asamblea de Expertos, donde lidera una pequeña facción ultraconservadora, era considerado por muchos el “consejero espiritual” de Ahmadineyad, pero se ha ido distanciando del presidente a lo largo del último año. También se incluyen en este grupo varios ex ministros del gobierno de Ahmadineyad y conservadores de otras corrientes. El Frente de Estabilidad fue creado para contrarrestar la previsible influencia del Frente Unido de Conservadores, especialmente desde que surgieron los rumores de que tanto Lariyani como Ghalibaf, a quienes consideran “inclinados a favor de la oposición reformista”, pretenden participar en las elecciones presidenciales previstas para junio de 2013. Igualmente, Mesbah-Yazdi desea también equilibrar el creciente peso político que está alcanzando el ayatollah Mahdavi-Kani. La composición del grupo, así como sus declaraciones, sugieren que, a pesar de la distancia y de la heterogeneidad de su composición, conserva todavía una cierta lealtad hacia el presidente Ahmadineyad, aunque completamente desmarcados de la “corriente desviacionista”. De hecho, el Frente de Estabilidad de la Revolución dirige sus críticas, principalmente, contra el polémico jefe de gabinete de Ahmadineyad, Esfandiar Rahim Mashaei, habitualmente calificado de “nacionalista religioso” y “conservador moderado y pragmático”.

Los miembros de este grupo se consideran representantes de una nueva tendencia política, a la que han llamado “idealista”, y aseguran que la tradicional competición entre conservadores y reformistas será sustituida por un nuevo pulso entre los “principalistas” (los miembros de la Unión de Conservadores, que se consideran los únicos defensores de los “principios” de la Revolución) y los idealistas. El empeño demostrado por este grupo por diferenciarse radicalmente de la Unión de Conservadores (coalición a la que fueron invitados en un principio) es una evidencia de que pretenden consolidarse como un poder político independiente de Jamenei, lo que no implica que apoyen completamente a Ahmadineyad ni que lo hagan todos sus miembros.

Antes de las elecciones, y por primera vez desde la Revolución Islámica de 1979, las fuerzas de oposición alcanzaron un consenso prácticamente unánime para boicotear las elecciones. El Consejo de Coordinación del Camino Verde de la Esperanza, el órgano de decisión más relevante del Movimiento Verde, pidió explícitamente a sus seguidores que “permanecieran en casa”. Con el boicot, la oposición pretendía evidenciar la ilegitimidad del proceso electoral y protestar por la dura campaña de represión a la que se han visto sometidos desde la reelección de Ahmadineyad, y las protestas callejeras que la siguieron, y que condujo al arresto domiciliario de Mir Huseyn Musavi y Mahdi Karrubi (los dos principales líderes del Movimiento

Verde), y al encarcelamiento indiscriminado de sus seguidores. Los principales grupos de oposición, como la Organización de los Muyahidin del Pueblo (Muyahidin-e Jalq), el Frente de Participación del Irán Islámico y el Movimiento por la Libertad, secundaron el boicot. Además, los candidatos de oposición no habrían podido, aunque hubieran querido, participar en las elecciones, principalmente por dos razones: habrían sido descartados por el Consejo de Guardianes de la Revolución, que supervisa las candidaturas; y porque la mayoría de las figuras destacadas de este campo se encuentran en la cárcel o a la espera de juicio.

Por lo tanto, la mayor parte de los reformistas que decidieron presentar sus candidaturas lo hicieron como independientes, y no en listas cerradas y definidas, tal vez para evitar ser “identificados” por las autoridades y, previsiblemente, rechazados. Así, pequeños grupos reformistas decidieron presentar algunos candidatos en Teherán y en algunas provincias, con la esperanza de mantener su presencia, si bien reducida, en el Parlamento (el Parlamento saliente contaba con la presencia de 60 diputados reformistas).

La oposición reformista fue objeto de muchos ataques debido a la participación, inesperada, del ex presidente reformista Mohammad Jatamí en los comicios, a pesar de que él mismo había asegurado que las condiciones políticas no permitían la celebración de elecciones justas. Fuentes próximas a Musavi aseguraron que la actuación de Jatamí “no coincidía con las expectativas del Movimiento Verde”. Jatamí, que fue calificado de “traidor”, aseguró que la decisión de participar había sido muy difícil de tomar y que era consciente de las consecuencias que podía acarrearle y declaró también que no era el resultado de un “pacto secreto” acordado con las autoridades. Algunos analistas, como Sadeq Zibakalam, cercanos al sector reformista moderado, no se mostraron sorprendidos ante la participación de Jatamí y aseguraron que tanto él como Hashemi Rafsanyani, no tenían otra opción que votar. En su página oficial, Jatamí insistió en que “la decisión de no presentar candidatos no suponía necesariamente boicotear las elecciones”. En un intento por superar el golpe recibido por la oposición, los medios de comunicación reformistas se apresuraron a informar de que “numerosos clérigos, importantes figuras vinculadas con la oposición reformista, no habían participado en las elecciones”, entre ellos: el ayatollah Husein Vahid Jorasani, el ayatollah Sayyed Abdol Karim Musavi-Ardebeli, el ayatollah Yusef Sane i, el ayatollah Sadeq Shirazi y el ayatollah Ali-Mohammad Dastgheybi.

Otros grupos

- La Voz del Pueblo (Jebhe sedaye melat): esta lista electoral está liderada por tres influyentes diputados conservadores, destacados opositores a Ahmadineyad, que no consiguieron entrar en el Frente Unido

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de Conservadores: Ali Motahari, cuñado de Lariyani y célebre crítico de Ahmadineyad por sus “políticas despóticas”, según sus palabras; Hamid Reza Katouzian, ingeniero y profesor universitario; y Ali Abbaspour. Se les considera “conservadores moderados” y han incluido algunos reformistas en la lista de Teherán.

- Frente Islámico de Resistencia de Irán (Jebhe istadegy): frente cercano a Ahmadineyad y liderado por Mohsen Rezaee, ex jefe del cuerpo de los Guardianes de la Revolución durante 16 años y candidato a la presidencia en 2009, donde quedó en tercer lugar después del vencedor, Ahmadineyad, y del candidato reformista Mir Huseyn Musavi. Ha presentado una lista de 20 candidatos en Teherán.

- Partido Monoteismo y Justicia (Jebhe tawhid ve edallat): considerada una coalición también próxima al presidente Ahmadineyad, es una alianza conservadora liderada por Manouchehr Motakki y creada para concurrir a esta cita electoral. El secretario general es Esfandiar Rahim Mashaei.

Los resultados

Según todos los medios, los seguidores del líder Jamenei habrían obtenido “más del 70% de los votos” (unos 157 escaños de los 225 que se decidieron en la primera ronda). Además de los cinco escaños que están reservados para las minorías religiosas (1 para los zoroastras; 1 para los judíos; 1 para asirios y caldeos; 1 para los armenios del norte y otro para los armenios del sur), este es el único dato en el que todas las fuentes parecen coincidir porque, como se ha señalado, es muy difícil determinar a qué tendencia política pertenece cada candidato. La afinidad política del resto de los diputados “independientes” no se puede determinar con precisión pero lo que es definitivo es que los aliados del presidente Ahmadineyad sufrieron una grave derrota, puesto que la Alianza Monoteísmo y Justicia ha visto reducidos sus escaños a aproximadamente 44.

Del total de los candidatos que se presentaron a las elecciones, el 50% pertenecía al Frente Unido de Conservadores; el 5% pertenecía al Frente de Estabilidad; y el 45% concurría a través de ambas listas. En Teherán, el ex presidente del Parlamento, Gholam Ali Haddad Adel, que era cabeza de lista del Frente de Conservadores pero también estaba presente en la del Frente de Estabilidad, obtuvo el primer puesto. En esta provincia, Teherán, a la que le corresponden 30 escaños de los 290 de la Cámara, sólo se decidieron cinco puestos; los otros 25 se decidirán en la segunda ronda.

El actual presidente del Parlamento, Ali Lariyani, obtuvo el escaño por el que competía en la ciudad de Qom, centro espiritual del islam shií. La victoria lograda por Lariyani y Haddad Adel, ambos estrechos aliados del líder supremo, supone el comienzo de una lucha de poder entre los dos, para decidir quién será el próximo presidente de la Cámara.

Los resultados parciales (puesto que no serán definitivos hasta que se celebre la segunda ronda) indican que el Frente de Conservadores va a consolidar su presencia en el Parlamento pero está por ver cuál será la posición del Frente de Estabilidad una vez se decidan los 65 escaños restantes. Si obtuvieran una representación parecida, esto podría conducir a una lucha dentro del campo conservador que se reflejaría en la misma elección del presidente.

La hermana del presidente, Parvin Ahmadineyad, perdió el escaño por el que competía en la provincia de Garmsar, lugar de origen de la familia presidencial, lo que ha sido interpretado por algunos observadores como una evidencia de la existencia de fraude, ya que en ciudades pequeñas del entorno rural es habitual que el electorado se movilice a favor de candidatos locales. La propia Pravin Ahmadineyad declaró que algunos candidatos de su circunscripción habían violado la ley y

que pretendía apelar los resultados.

Los candidatos del sector reformista, en el que se incluyen algunos grupos de la burguesía iraní a favor de un acercamiento a EEUU y del desarrollo de políticas económicas de libre mercado más agresivas, fueron, en general, apartados de las elecciones. A los candidatos vinculados al Movimiento Verde no se les permitió concurrir y sus principales líderes llevan más de un año bajo arresto domiciliario. Aún así, algunos candidatos del ala moderada del sector reformista y algunos independientes vinculados a este campo decidieron concurrir y parece que fueron elegidos entre 40 y 50 en diversas circunscripciones. Por el contrario, algunos destacados diputados reformistas presentes en el Parlamento saliente no fueron reelegidos, incluidos Mostafa Kavakkebian y Qodratollah Alikhani. Así, el bloque reformista continúa siendo la fuerza más débil de la nueva cámara.

La alta participación se puede interpretar como una reacción a la cada vez más deteriorada situación económica del país o, según el líder supremo, como “un claro mensaje a Occidente” en lo que respecta a las presiones relacionadas con el programa nuclear iraní y a las amenazas procedentes de EEUU e Israel.

Por una parte, la sociedad iraní hace frente actualmente a una altísima tasa de paro, especialmente entre la juventud educada que, a pesar de haber obtenido títulos de licenciaturas, tienen un bajo nivel de vida que no puede mejorar; por otra parte, la grave inflación y la corrupción han aumentado la presión a la que se ve sometida la clase baja; las infraestructuras están cada vez más deteriorada; y la intensificación de las sanciones estadounidenses y la reciente imposición de un embargo europeo sobre las exportaciones de petróleo iraní han agudizado estos problemas. Como respuesta a esta crisis económica interna, Ahmadineyad se volcó en una

Jatamí va a votar con los pies manchados con la sangre de una manifestante.Caricatura de Nikahang Kowsar. Imagen tomada de http://arshama3.wordpress.com/

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serie de medidas de austeridad que incluían la eliminación de las subvenciones estatales para los bienes de consumo de primera necesidad y el racionamiento de combustibles, lo que ha ido minando la popularidad del presidente.

La escalada nuclear

A lo largo de los últimos meses, las tensiones entre Occidente e Irán han ido en aumento debido a la cuestión del programa nuclear iraní; a la imposición de sanciones por parte de la Unión Europea; a las amenazas, por parte de Irán, de cerrar el estrecho de Ormuz, un paso fundamental para el transporte de una quinta parte del crudo mundial, como respuesta a las renovadas sanciones occidentales; y a las amenazas israelíes relacionadas con un posible ataque a Irán con el objetivo de hacer fracasar sus ambiciones nucleares.

En este sentido, los resultados electorales no van a producir cambios fundamentales en la política exterior iraní, puesto que el Parlamento tiene muy poco que decir respecto a la acción exterior del país y a las cuestiones de seguridad. Estos asuntos recaen en manos del líder supremo y la lucha electoral y política entre los diversos sectores de conservadores no tiene que ver con una revisión de la política exterior. El programa nuclear, el apoyo a Hezbollah y los vínculos con los grupos palestinos forman parte del “nacionalismo” iraní y ningún grupo los pone en duda.

Aunque el tono de las amenazas israelíes es cada vez más beligerante, lo cierto es que un ataque militar por parte de Israel sería difícil de llevar a cabo. En primer lugar, docenas de aviones militares israelíes tendrían que atravesar un espacio aéreo árabe hostil,

principalmente Siria e Iraq, lo que implicaría la necesidad de repostar en el aire. Tendrían que rodear el espacio aéreo iraní, sin ser dañados por las defensas aéreas, y lanzar cientos de bombas sobre las plantas de enriquecimiento de Natanz y Fordow (esta última ubicada en las montañas cerca de Qom); la instalación de conversión de uranio de Isfahan; la instalación de aguas pesadas y plutonio de Arak, donde se está construyendo un reactor; y las plantas de centrifugación que existen en áreas pobladas de Teherán y Natanz. Además, los aviones israelíes se verían obligados a regresar rápidamente a Israel para evitar un contraataque iraní o, tal vez, de sus aliados en la zona, principalmente Hezbollah. Además, parece que EEUU sigue, de momento, apostando por el diálogo.

Irán también ha mostrado signos de estar dispuesto a evitar un enfrentamiento militar inminente y ha cedido ante una de las principales exigencias de los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que solicitaron permiso para entrar en la planta de Parchin, petición a la que, finalmente, han accedido las autoridades iraníes a pesar de que, según indica Ferydoun Abbasi, jefe del equipo nuclear iraní, “nada les obliga, puesto que Parchin no está catalogada como instalación nuclear”. En este sentido, destacadas autoridades religiosas iraníes, así como Ali Asghar Sultaniyya, enviado permanente de Irán a la AIEA, han asegurado en varias ocasiones que “no tienen la intención de producir armas nucleares puesto que el islam lo prohíbe”, al tiempo que insistían en que Occidente debe ampararse en el diálogo y dejar de usar un lenguaje colonial”. Finalmente, el inicio de las conversaciones entre Irán y los países occidentales se ha fijado para mediados del mes de abril.

La situación económica de Irán se está deteriorando, las sanciones económicas estadounidenses y europeas, que afectan a su banco central y le impiden enviar o recibir dinero a la mayoría de los bancos internacionales, están surtiendo efecto. El régimen iraní debe saber que, en caso de llegar a fabricar una bomba nuclear (algo que ha desmentido en reiteradas ocasiones), las sanciones no van a desaparecer sino todo lo contrario: se intensificarán. El Consejo de Guardianes de la Revolución, uno de los órganos de decisión más importantes (que tiene ingentes negocios y controla un imperio que genera un beneficio de 20 000 millones de dólares anuales), considera que están pagando un precio muy alto por las aspiraciones nucleares de Jamenei y, según el analista iraní Meir Javedanfar, podrían empezar a presionarle más temprano que tarde. Occidente, por su parte, debería ofrecer algo a cambio a Irán, como permitirle enriquecer uranio al 5% siempre y cuando permita el trabajo de los inspectores del OIEA cuando éstos decidan examinar alguna de sus instalaciones. En definitiva, lo único que funcionará será un cambio que llegue desde dentro y a través de las negociaciones; un ataque militar no conseguirá ninguno de los objetivos que persigue Occidente.

Las elecciones legislativas han sido, en definitiva, un pulso por la presidencia. El líder supremo ha querido asegurarse de debilitar a Ahmadineyad hasta tal punto que no pueda presentar un candidato afín a su sector en las próximas elecciones presidenciales previstas para 2013. El bloque más conservador se ha consolidado y el sector reformista está desapareciendo del panorama político.

Rocío Vázquez

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

ALEM, Yasmin. “A Cacophony of Conservatives in Iran’s Orchestrated Election”, Muftah.org [disponible en: http://muftah.org/?p=3244]JAVEDANFAR, Meir. “How to Make Iran Change its Mind” [disponible en: http://the-diplomat.com/2012/03/23/how-to-make-iran-change-its-mind/ MASHAL, Mujib. “Vote to test unity of Iran’s conservatives”, Aljazeera, 24 de febrero de 2012, [disponible en: http://www.aljazeera.com/indepth/features/2012/02/201222314543563984.html] MEMARIAN, Omid. “Iran, domestic tension and foreign policy”, 19 de marzo de 2012, Open Democracy. [disponible en: http://www.opendemocracy.net/omid-memarian/iran-domestic-tension-and-foreign-policy]PARSI, Rouzbeh (ed.). “Iran: a revolutionary republic in transition”. Chaillot Paper, nº 128, febrero 2012. Institute for Security Studies, [disponible en: http://www.iss.europa.eu/publications/detail/article/iran-a-revolutionary-republic-in-transition] SAVAGE, Sajjad. “Epic or farce: preliminary assessment of Iran´s parlamientary elections”, 9 de abril, [disponible en: http://www.jadaliyya.com/pages/index/4964/epic-or-farce_preliminary-assessment-of-irans-parl]WORTH, Robert F. “Iran’s Power Struggle Goes Beyond Personalities to Future of Presidency Itself”, The New York Times, 26 de octubre.

OTROS ENLACESAgencia de noticias IRNA: http://www.irna.ir/ENIndex.htm Agencia de noticias FARS: http://english.farsnews.com/ Tehran Times: http://www.tehrantimes.com/ Iran Press News: http://www.iranpressnews.com/english/ Último informe del OIEA sobre Irán (en español)http://www.iaea.org/Publications/Documents/Board/2012/Spanish/gov2012-9_sp.pdf

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Argelia: ¿primavera árabe o excepcionalidad argelina?

El recuerdo del golpe de Estado de 1992, cuando las elecciones legislativas daban como ganador al Frente Islámico de Salvación, y la posterior guerra civil que en una “década ominosa” se cobró 200 000 víctimas, han frenado el ímpetu de lo que podría haber sido una primavera argelina. Las protestas, iniciadas en 2011, prosiguen desde enero de 2012 aunque son discontinuas y sectoriales, sin proyección nacional, lo que resta fuerza al movimiento: manifestaciones de parados en Skikda, Ouargla y Laghouat; protestas en Argel y Orán solicitando viviendas sociales; huelgas de trabajadores del sector público; disturbios en pequeñas ciudades con reivindicaciones sociales como el aumento de salarios o la mejora de las condiciones de vida. El impulso del movimiento contestatario se encuentra también debilitado por la escasa capacidad de movilización de unos partidos políticos de oposición, y de la sociedad civil, que han perdido, tras décadas de marginalización o de “colaboración” con el régimen, gran parte de su influencia. Sin embargo, el régimen, que ha visto caer a sus homólogos en países del entorno, ha emprendido una senda hacia una tímida reforma que le otorgue credibilidad tras el proceso electoral.

El presidente Boutefliqa anunció en abril de 2011, en un discurso a la nación, una serie de reformas, azuzadas todas por las primaveras árabes del entorno y exigidas no solo por la oposición sino también por un socio de gobierno, el islamista Movimiento de la Sociedad por la Paz (Hamas): abolición del Estado de excepción (después de 19 años), proyecto de reforma de la Constitución para fortalecer el papel del parlamento, permitir la creación de canales privados de televisión, nueva ley

(Elecciones parlamentarias 2012)

para fomentar la participación de la mujer en las asambleas electas, enmiendas a la ley electoral, luchar contra la corrupción y, en general, responder a las reivindicaciones de la sociedad argelina (trabajo, vivienda…). Y entre esas promesas de apertura, el compromiso de celebrar elecciones limpias y transparentes con dos mecanismos: la apertura del espacio político, con una ley de partidos que ha permitido la creación de nuevas formaciones después de trece años; y, por primera vez en la historia del país, la aceptación de la participación de observadores locales e internacionales (Unión Europea, Unión Africana, Liga Árabe, Organización de Cooperación Islámica, Carter Center, National Democratic Institute), bajo la supervisión de una comisión judicial oficial, y no del ministerio de Interior, y de otra comisión

independiente formada por los partidos que participan en las elecciones.

Así pues, el 10 de mayo se celebrarán las elecciones a la Asamblea Popular Nacional (Parlamento) en un entorno diferente, con la presencia de observadores electorales y con un mapa de partidos políticos que ha adquirido cierta dinámica inexistente hasta ahora.

Lucha contra el fraude y contra el abstencionismo

La prioridad del régimen es una transparencia avalada por los observadores y conseguir unos índices aceptables de participación, para convencer, en primer lugar a la sociedad argelina, y en segundo lugar a la sociedad internacional, especialmente a EEUU, de

Durante 2011, Argelia ha visto protestas y disturbios, no tan serios ni tan generalizados como en otros países árabes, que junto con las transformaciones acaecidas en países del entorno y las presiones externas lograron forzar al presidente Abdelaziz Boutefliqa a anunciar una serie de reformas, entre ellas la celebración de elecciones democráticas, limpias y transparentes. El futuro del actual régimen depende en gran medida de que el proceso electoral del próximo mes de mayo sea creíble y le otorgue una legitimidad de la que carece. Así, Argelia se debatirá entre una reforma tutelada desde las instituciones o un aumento de la tensión.

Argelia, que hasta ahora ha podido eludir estallidos revolucionarios, celebrará unas elecciones parlamentarias diferentes y decisivas el próximo 10 de mayo. El presidente, Abdelaziz Boutefliqa, anunció, en abril de 2011, una serie de medidas reformistas para evitar el contagio de las “primaveras árabes”, entre las que figuraban la promulgación de una nueva Ley de Partidos, que ha permitido la creación de un buen número de formaciones nuevas, y la celebración de elecciones parlamentarias limpias, transparentes y, por primera vez, con observadores locales e internacionales. Los partidos que han monopolizado el poder en las últimas décadas, el Frente de Liberación Nacional y la Agrupación Nacional Democrática, llegan a las elecciones con graves disensiones internas, especialmente el primero, debido a la aparición de sectores críticos descontentos con algunas prácticas antidemocráticas. Las fuerzas islamistas, con la excepción del Frente Islámico Nacional que sigue ilegalizado, se han ampliado y junto con los tres viejos partidos que han formado el bloque electoral Argelia Verde (el Movimiento de la Sociedad por la Paz, el Movimiento al-Nahda y el Movimiento de Reforma Nacional), competirán tres nuevas formaciones entre las que destaca el Frente de Justicia y Desarrollo del histórico Abdallah Yaballah. Todas ellas animadas por el triunfo de movimientos islamistas en países del entorno. Pero una de las condiciones para que el proceso sea creíble y el Parlamento y el gobierno resultante sean representativos, es lograr un índice de participación aceptable, teniendo en cuenta la alta abstención registrada en citas anteriores. Argelia se juega en estas elecciones tener su propia “primavera árabe”, pero a través de un proceso reformista de democratización tutelado por el régimen.

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que Argelia no necesita una “primavera árabe”, que el régimen argelino “no es como los otros”, que la reforma en el país estará amparada por el mismo régimen, que “nuestra primavera es Argelia” (Rabi‘u-na al-Yaza’ir) tal y como reza el eslogan utilizado por el ministerio de Interior para las elecciones. Así, el régimen sigue los consejos dados por la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, a la jefatura argelina cuando visitó el país a finales de febrero: “la Administración estadounidense espera que se les permita a los argelinos practicar sus libertades, en el más amplio sentido de la palabra, y en primer lugar la libertad de elegir a sus representantes en el parlamento”; aunque el embajador de EEUU en Argelia, Henry Ensher, fue más lejos en sus declaraciones: “las elecciones parlamentarias son una oportunidad para los argelinos de cambiar el régimen del país”. Si la táctica del régimen funciona, tutelará una transformación tranquila, pero si no hay una alta participación o si hay sospechas de fraude, se hará patente el rechazo de la sociedad argelina a su régimen y a las pretensiones de éste de liderar una “reforma” light que no suponga un cambio profundo del sistema político.

Es tanto el afán de las autoridades en que estas elecciones sean creíbles para la sociedad argelina y la internacional, que el ministro de Interior ha amenazado con penas de cárcel a aquellos que cometan cualquier tipo de fraude. Pero la etapa preelectoral no comenzó con buen pie y a pesar del empeño público del régimen en asegurar la transparencia y su determinación de perseguir cualquier tipo de fraude, lo cierto es que la Comisión Independiente para la Supervisión de las Elecciones –formada por representantes de los partidos que concurren en las elecciones y por representantes de los candidatos independientes– comenzó a dudar de las verdaderas intenciones del régimen y a denunciar lo que calificaba de fraude ya en el mes de marzo: tanto Muhammad Siddiqi, presidente de la Junta, y miembro del partido de oposición Pacto 54 (‘Ahd 54), como Louise Hannun, secretaria general del Partido de los Trabajadores, denunciaron que las irregularidades habían comenzado a raíz de la operación de inscripciones colectivas de miembros del ejército para votar en los lugares donde están acuartelados (por ejemplo, 30.000 en Tinduf) sin tener constancia de que sus nombres hubiesen sido suprimidos de los registros de sus lugares de procedencia y tras haber finalizado el periodo legal para ello. Además, denunciaron que la Comisión carecía de las capacidades y los medios logísticos necesarios para supervisar todo el proceso, acusando al gobierno de negarles dichos medios, ya que según el art. 187 de la Ley

Composición del Parlamento argelino, mayo de 2007.Total escaños:389

Electoral, las autoridades argelinas están obligadas a prestarles el apoyo logístico para llevar a cabo su misión. Ante esta situación, la Comisión decidió paralizar sus actividades durante tres días, con la consiguiente merma de la credibilidad del proceso. Estas dos cuestiones, junto con la reivindicación de una papeleta única que facilite el proceso de votación, pueden poner en peligro la verosimilitud del proceso y de sus resultados, tal y como expresaron veinte dirigentes de importantes partidos políticos (islamistas, nacionalistas y de izquierdas) en un comunicado conjunto publicado a principios de abril.

Para lograr una alta participación, el presidente no ha dudado en comparar en varias ocasiones la cita electoral de mayo con la independencia del país en 1962, aprovechando las celebraciones del cincuenta aniversario, por su importancia histórica y por la participación en el referéndum de 1962 (más del 90%), incluso apelando a la memoria histórica y al sentimentalismo: “votar es mostrarse fiel a los mártires de la revolución”. De manera que la mejor manera para situar al régimen en una crisis de credibilidad internacional sería el boicot de las elecciones y así lo han entendido varias fuerzas políticas y sociales partidarias de la abstención: Agrupación por la Cultura y la Democracia, activa sobre todo en la zona de la Qabilia (que cuenta con 19 diputados en el parlamento saliente), los dirigentes del disuelto Frente Islámico de Salvación, partidos minoritarios, algunas fuerzas sindicales como el Sindicato Nacional Autónomo de Personal de la Administración Pública, y movimientos surgidos en el contexto de las protestas sociales que comenzaron en enero de 2011 como el Movimiento de la Juventud Independiente para el Cambio (MJIC), o el Grupo Argelia 2012 Boicot de las Legislativas. El mismo día que comenzaba la campaña electoral, el 15 de abril, el MJIC, movimiento juvenil de universitarios activo en las redes sociales, intentó organizar una concentración en el centro de la capital para llamar al boicot de las elecciones (“el boicot es la verdadera expresión del deseo del pueblo argelino de inducir el

cambio y de rechazar el actual régimen antidemocrático”).

El miedo a la escasa participación en las legislativas de mayo está más que justificado, ya que desde 1997 el porcentaje de abstención ha aumentado considerablemente: 35% en 1997, 54% en 2002 y 65% en 2007. Con el fin de evitar esas tasas, el gobierno lleva a cabo una intensa campaña para concienciar sobre la necesidad de participar en el proceso electoral, hasta el punto de que parece haberse excedido como lo demuestra el llamamiento lanzado por el ministro de Asuntos Islámicos, Abu Abdallah Gulamallah, a los imanes para que desde sus púlpitos convenzan a los electores de la necesidad de acudir a las urnas, lo que ha provocado el resurgimiento del debate mezquita/política y el uso de los espacios religiosos con fines políticos y partidistas, rechazado por grupos como el Frente de Fuerzas Socialistas e incluso por movimientos islamistas como el Movimiento de la Sociedad por la Paz. Desde el propio régimen se ha utilizado la estrategia del miedo, según se desprende del contenido del discurso del primer ministro, Ahmad Uyahya: si no hay una alta participación, las elecciones no tendrán credibilidad y Argelia, en el plano regional e internacional, tampoco, y pasará como en diciembre de 1991 cuando “triunfó la abstención” y eso hizo que “los otros” (el FIS) creyeran que habían triunfado “y si no queremos vernos degollados unos a otros… y si la mujer quiere seguir siendo musulmana como en el islam y no como en el islam de los derviches (los islamistas)…”, hay que acudir a las urnas (Al-Jazeera, 21/03/2012). Miedo, memoria y sentimentalismo: esta cita electoral, según Boutefliqa, no es menos importante que “el 1 de noviembre de 1954”, fecha del estallido de la revolución de liberación contra el colonialismo francés (Al-Jazeera, 21/03/2012).

El panorama político

Si bien el régimen argelino sigue basándose, como lo hicieron sus homólogos en Túnez, Libia o Egipto, en la institución militar y en los cuerpos de seguridad, hay toda una serie de

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partidos políticos de tendencias liberales, islamistas o laicas, que desarrollan su labor en los márgenes del poder y le confieren al régimen un aspecto de “democracia multipartidista”. Como señala el investigador Lahouari Addi, “el sistema político argelino parece un iceberg cuya parte emergida está compuesta por el Estado y los partidos en tanto que son cristalización de aspiraciones de grupos sociales que tienen como objetivo realizar proyectos políticos que pretenden defender los intereses generales de la sociedad. La parte sumergida es el conjunto de redes y otros grupos de presión que tiene poder de hacer y deshacer conectados, de una manera u otra, al ejército” y que se alían o luchan por el control o el acceso a los recursos del Estado. Desde la llegada al poder de Boutefliqa, en 1999, una ley no escrita prohibía la creación de nuevas formaciones políticas, pero la presión de las revoluciones en los países del entorno obligó a revisar esta situación. En diciembre de 2011, el parlamento aprobó la ley para la incorporación de nuevos partidos y, en enero de 2012, el ministerio de Interior anunció la concesión del permiso para la creación de los primeros nuevos partidos (aunque el reconocimiento definitivo sólo se consigue tras la celebración de sus respectivos congresos fundacionales). Ahora hay casi veinte partidos nuevos, algunos ya reconocidos definitivamente, y aunque la mayoría son minoritarios, algunos cuentan con políticos de larga trayectoria (Frente de la Justicia y Desarrollo, de Abdallah Yaballah, Partido de la Libertad y la Justicia, de Muhammad al-Sa‘id). Esta medida “aperturista” es al mismo tiempo vista por parte de la oposición como tendente a configurar un parlamento “mosaico” de pequeñas fuerzas políticas (concurren 44 partidos) –más atomizado incluso que el actual– que permitan al régimen manejar la crisis a su antojo y asegurar un margen de maniobra suficiente para aquel que suceda a Abdelaziz Boutefliqa en las elecciones de 2014, cuando en teoría expira su tercer y último mandato presidencial.

El Frente de Liberación Nacional

Los dos grandes partidos del poder son el Frente de Liberación Nacional (FLN), que tiene mayoría en el parlamento y ocupa la mayor parte de los puestos gubernamentales (13 ministerios), y la Agrupación Nacional

Democrática (AND), segundo partido del parlamento y cuyo secretario general, Ahmad Uyahya es el primer ministro. Estas dos formaciones han ejercido un control casi absoluto, en parte debido a la alta abstención en comicios anteriores, a los actos fraudulentos y al boicot de partidos que denunciaban las irregularidades y el fraude. El gobierno actual también incluía, hasta hace poco, al islamista Movimiento de la Sociedad por la Paz (Hamas), que sin embargo decidió abandonar la coalición gubernamental ante la próxima cita electoral. El Frente de Liberación Nacional –FLN- (Yabhat al-Tahrir al-Watani), la histórica organización política que condujo a Argelia a la independencia hace medio siglo, lo que le reportó la legitimidad revolucionaria de la que ha vivido desde entonces, es ahora un partido esclerotizado tras décadas de régimen de partido único. El proceso aperturista tras las revueltas sociales de octubre de 1988, que obligaron al presidente Chadli Benyedid a introducir reformas constitucionales, mermó la influencia del FLN al abrir el espacio político, quedando atrapado entre la poderosa institución militar y los otros partidos que entraron en escena. Ahora, esta formación llega a los comicios dividida y debilitada por dos motivos: algunos de sus dirigentes, pertenecientes al “movimiento taqwimiyya” (movimiento correctivo), han decidido presentar listas independientes bajo la denominación de Ta’sil-Auténtico en casi todas las provincias que competirán con las listas del propio partido. A este movimiento correctivo dentro del FLN pertenece, por ejemplo, el ex ministro Muhammad al-Saguir Qara. La ruptura interna se remonta a septiembre de 2010 cuando varios dirigentes (Qara, al-Hadi Jalidi, ministro de Formación Profesional, Mahmud Judri, ministro de Relaciones con el Parlamento) se desvincularon del secretario general del partido, Abdelaziz Beljadem, en protesta por sus métodos no democráticos. El otro motivo es que la oposición interna a Beljaden se ha agudizado, tanto dentro del Comité Central como en el Buró Político, por la práctica seguida por este último de prohibir las candidaturas de miembros destacados del partido y elegir, en su lugar, a personas desconocidas que, según estos dirigentes, lo conducirán a la derrota. Estas divergencias han llevado a 220 de los 351 miembros del Comité Central a presentar una moción de censura contra el secretario general y el buró político para elegir una nueva jefatura antes de los comicios, denunciando las prácticas de clientelismo usadas por Beljaden para elaborar las listas electorales sin respetar los estatutos internos del partido. Es muy probable que, a pesar de la intervención del propio presidente Boutefliqa, presidente honorífico del FLN, quien ha intentado una reconciliación entre Beljadem y los dirigentes del Movimiento Correctivo, el partido sea incapaz de competir unificado y con listas mixtas.

Logo de la Agrupación Nacional Democrática

La Agrupación Nacional Democrática -AND- (al-Tayammu‘ al-Watani al-Dimuqrati), del primer ministro Ahmad Uyahya, fue creada en 1997 y desde entonces ha estado presente en todos los gobiernos. Está considerada la segunda fuerza política argelina. Presenta 462 candidatos distribuidos en las 48 provincias y en los cuatro distritos electorales en los que se divide la comunidad argelina en el extranjero. Según señala el investigador Abid Sharif, la AND es “una organización que reúne a cuadros de la administración y de los diferentes departamentos que viven en los márgenes del régimen y que no encontraron su sitio en las filas del Frente de Liberación Nacional… y cuyos miembros consideran que es algo natural que la burocracia detente el gobierno del país, puesto que constituye una prolongación natural del sistema de seguridad y militar”. Tampoco esta formación se libra de movimientos correctivos internos por parte de un sector, entre los que destaca una de las fundadoras del partido, Nuriyya Hafsi, presidenta de la Unión de Mujeres Argelinas, que considera que la gestión de Uyahya ha sido negativa, con prácticas antidemocráticas que han provocado la salida de gran parte de los miembros fundadores del partido. Las críticas internas son similares al caso del FLN: la elaboración de listas electorales basándose en el clientelismo y desoyendo a las bases.

Huseyn Ayt Ahmad y Louise Hannun, máximos dirigentes del FFS y del PT.

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Junto a estas dos fuerzas mayoritarias, destacan el Frente de Fuerzas Socialistas -FFS- (Yabhat al-Qiwa la-Ishtirakiyya), y el Partido de los Trabajadores –PT- (Hizb al-‘Ummal). El FFS no tiene presencia en el parlamento saliente dado que desde 2002 ha boicoteado los comicios por considerarlos fraudulentos, sin embargo, el partido de oposición más antiguo del país anunció, el viernes 2 de marzo, que participará en los próximas elecciones para contribuir a “la construcción pacífica de la alternancia democrática”. Fundado en 1963 y presidido por el histórico dirigente del movimiento nacional argelino Huseyn Ayt Ahmad, este partido es visto como democrático –aunque sus posturas radicalmente contrarias a cualquier fuerza política islamista y a la llegada de los islamistas al poder merma un tanto esa característica–, de oposición y con tradición en la esfera política argelina. El partido es especialmente influyente en el sector beréber, que representa un tercio de la población, lo que debilita un tanto su proyecto nacional. Para estas elecciones, el FFS ha recuperado figuras históricas que estaban en primera fila de la lucha política en la década de los noventa. El Partido de los Trabajadores, de Louise Hannun, fue fundado en 1990 como prolongación de la Organización Socialista de los Trabajadores que actuaba de forma clandestina hasta la apertura del espacio político en 1989. Defiende un programa de izquierdas: defensa de las clases trabajadoras, en contra de la privatización y a favor de la intervención del Estado para impulsar la producción nacional. Esta formación es partidaria de la creación de una Asamblea Constituyente que elabore, y discuta con las fuerzas sociales, una nueva Constitución argelina. Es la cuarta fuerza del parlamento con 26 diputados.

Las fuerzas islamistas

Las fuerzas islamistas obtuvieron algo menos de 60 escaños (de un total de 389) en las legislativas de 2007. Tras los recientes permisos de creación de partidos, hay seis fuerzas que pueden calificarse como pertenecientes a la “corriente islamista”. Concurren cargadas de optimismo por los triunfos cosechados por esta tendencia en Marruecos, Túnez y Egipto y animados por declaraciones de diferentes personalidades: el secretario general del movimiento tunecino al-Nahda, Rashid al-Gannushi, pronosticaba hace unas semanas buenos resultados para esta corriente y el líder del FLN, Abdelaziz Beljadem, cree que pueden conseguir una mayoría relativa del 35%. Los sondeos de opinión realizados hasta el momento no son muy concluyentes al respecto: los hay que dan el triunfo al FLN y a la AND (La Nation), y otros a las fuerzas islamistas del Bloque Argelia Verde (al-Shuruq). Pero también

se presentarán divididos: por un lado, el Bloque Argelia Verde, creado por tres partidos con una cierta trayectoria y, por otro, tres formaciones de nuevo cuño aunque con históricos dirigentes, como Abdallah Yaballah o Abdelmeyid Menasra.

Bloque Argelia Verde

Tres fuerzas de corte islamista se han aliado de cara a las próximas elecciones legislativas: el Movimiento de la Sociedad por la Paz-Hamas (Haraka Muytama‘ al-Silm), el Movimiento de Renacimiento Islámico (Harakat al-Nahda al-Islamiyya) y el Movimiento de Reforma Nacional (Haraka al-Islah al-Watani).

El Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), dirigido por Bouguerra Soltani, fue creado a principios de los 90 por Mahfuz Nahnah (m. 2003) y reconocido oficialmente como partido político en febrero de 1991. Reclama el “legado de los Hermanos Musulmanes”, el diálogo, la reforma islámica, la transformación progresiva, la no confrontación con las autoridades (aprobó la intervención del ejército contra el Frente Islámico de Salvación en los noventa) y la coordinación con las otras fuerzas islamistas. Se le ha considerado la segunda fuerza política islamista en el país, tras el FIS. Ha participado en el gobierno de la alianza presidencial durante ocho años, hasta que en diciembre de 2011 y ante la perspectiva de las elecciones y, en gran medida debido al triunfo de sus correligionarios en Túnez (al-Nahda), Marruecos (Justicia y Desarrollo) y Egipto (Hermanos Musulmanes) decidió abandonarla, pero no así los cargos gubernamentales, ya que sigue contando con cuatro ministros. Se le considera un movimiento de élites cultas y universitarias y de las tres formaciones del bloque es la que más peso tiene, tanto social como institucional.

El Movimiento al-Nahda fue fundado por Abdallah Yaballah como partido

político reconocido en diciembre de 1990. Apuesta por el concepto islámico de shurà (consulta) como método de gobierno. Defiende la independencia política, económica, cultural y social, la labor política, la estabilidad y la seguridad. Fue crítico tanto con el FIS como con el régimen argelino por recurrir ambos a la violencia política.

El Movimiento de Reforma Nacional (MRN) fue el segundo experimento de Yaballah, tras el golpe interno en al-Nahda que acabó con su salida de esa formación. Lo fundó en 1999 y, bajo su dirección, obtuvo buenos resultados en las elecciones parlamentarias de 2002. Pero, al igual que ocurrió en su primera formación, Yaballah acabó siendo apartado del grupo y abandonándolo pocos años después. A raíz del cambio en la jefatura, el MRN perdió influencia social y cosechó discretos resultados en elecciones posteriores. Su actual secretario general es Hamlaoui Akkushi.

Las tres fuerzas que componen el bloque irán en listas unificadas, con una campaña y un programa unificados, tal y como estipula el documento de alianza electoral (Mithaq Takattul al-Yaza’ir al-Jadra’), que firmaron el 7 de marzo. Según el documento, el bloque se constituye sobre nueve principios generales, siendo el primero de ellos “el islam, la arabidad y el elemento amazig” como elementos de la identidad argelina. El Bloque defiende un régimen democrático republicano basado en la Constitución y soberanía del pueblo, la alternancia pacífica en el poder, las libertades individuales y colectivas, el pluripartidismo y los derechos humanos, la soberanía nacional, la unidad territorial, el Estado de Derecho y los pactos basados en un equilibrio de intereses. Los objetivos de estas tres fuerzas políticas, tal y como se recogen en el Pacto, son: reforma constitucional; protección de los componentes de la identidad nacional; ciudadanía, libertades individuales, colectivas y derechos humanos; fortalecimiento de la unidad

El Bloque Argelia Verde vio la luz en marzo. De izquierda a derecha: Hamlaoui Akkushi (MRN), Bouguerra Soltani (MSP) y Fateh Rebiai (al-Nahda) y el pacto firmado por los tres grupos.

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nacional; pluralismo político, voluntad del pueblo y desarrollo nacional; reforma del sistema legislativo y jurídico; profundización de las reformas en todos los terrenos; el afianzamiento del Estado de Derecho y de la situación de Argelia en los planos regional e internacional; la reconciliación nacional; el combate contra la corrupción según los criterios internacionales; luchar contra la pobreza, el paro y la marginación y centrarse en la promoción de la juventud; el desarrollo sostenido; fomentar el sector público y el privado; defender la dignidad de la mujer en la sociedad; desarrollar el sistema educativo; solidaridad social; contacto con la comunidad argelina en el extranjero; hacer realidad la Unión del Magreb Árabe, la integración árabe e islámica y la cooperación africana e internacional; apoyar la cuestión palestina; una nueva formulación de las relaciones exteriores teniendo el cuenta el equilibrio de intereses, el respeto de las especificidades, el desarrollo y la protección medioambiental.

El Pacto del Bloque hace varias referencias a la revolución de liberación frente al colonialismo francés y las reivindicaciones de independencia, soberanía y régimen democrático en el marco de los principios islámicos según aparecía en el comunicado del 1 de noviembre de 1954, el día que estalló la revolución de liberación. Es decir, se presentan con el objetivo de “culminar el mensaje de los mártires después de cincuenta años de haber recuperado la soberanía nacional”. Es una manera de arrogarse una legitimidad basada en la historia del pueblo argelino, en la revolución y en la independencia. Pero, según el investigador Ahmida ‘Ayashi, director general de Djazair News y especialista en los movimientos islamistas argelinos, esta corriente no tiene una cultura de coaliciones o bloques, pues siempre han predominado en su seno las luchas por las jefaturas (al-Hayat, 13/03/2012).

El Bloque de Argelia Verde ha amenazado con retirarse de las elecciones en el caso de que aparezcan síntomas de posible fraude, lo cual supondría un duro revés a las pretensiones del régimen de convertir el proceso en una cita limpia, transparente y con verdadera participación.

Nuevos partidos islamistas

Los tres partidos islamistas nuevos, creados tras la resolución del ministerio de Interior de aceptar nuevas formaciones en el espacio político el pasado mes de enero, no han entrado en la alianza de los “viejos” partidos, es más, la han rechazado. Tampoco es que los partidos del Bloque deseen su inclusión, puesto que consideran que no aportarían nada nuevo a su alianza y debido también a los personalismos (Yaballah fue el creador de al-Nahda y de Reforma Nacional), las diferencias y ajustes de cuentas del pasado.

El Frente del Cambio Nacional (Yabhat al-Tagiir al-Watani), del ex ministro de Industria y dirigente escindido del Movimiento de la Sociedad por la Paz, Abdelmeyid Menasra, es el brazo político del Movimiento de Predicación y Cambio, presidido por Mustafa Belmahdi, cuya asamblea consultiva decidió, en febrero de 2011 y como continuación de la labor de Mahfuz Nahnah, crear un partido político. Celebró su congreso fundacional el 17 y 18 de febrero de 2012 y está a la espera de su reconocimiento legal. Reivindica el Estado de derecho, la ciudadanía, la reforma constitucional, el respeto de los derechos humanos y el fortalecimiento de la situación de la mujer, el desarrollo y la reforma administrativa, para contribuir al renacimiento del país y a la fundación de la Segunda República. Este frente ha tenido que quitar de entre sus fundadores a cuatro personas por presiones del gobierno quien los consideraba ex miembros del FIS, ilegalizado en mayo de 1992.

El Partido de la Nueva Argelia (Hizb al-Yaza’ir al-Yadida) está dirigido por Yamal Ahmad Ben Abdessalam, ex secretario general del Movimiento de Reforma Nacional y dirigente escindido previamente de al-Nahda. Abdessalam considera que la sola idea de la “alianza islamista” puede evocar los fantasmas del pasado –la violencia verbal y la guerra civil de los noventa– y es más partidario de llegar a acuerdos nacionales con todos los partidos políticos, independientemente de su orientación ideológica.

El Frente de la Justicia y el Desarrollo –FJD- (Yabhat al-‘Adala wa-l-Tanmiyya) es el último experimento político de Abdallah Yaballah, un político que, al igual que el MSP, reivindica la herencia de los Hermanos Musulmanes, aunque confiriéndole una dimensión puramente argelina. Su regreso a la escena política con esta nueva fórmula, tras sus fracasos en al-Nahda y el MRN, es otro elemento importante de las próximas elecciones. Yaballah tiene una dilatada experiencia política desde los años setenta, y cuenta a su favor que nunca ha sido un hombre del régimen, mientras que el MSP sí ha formado parte de diferentes gobiernos. Siempre ha estado en la oposición e incluso ha sido perseguido.

De izquierda a derecha, Abdelmeyid Menasra, Yamal Ahmad Abdessalam y Abdallah Yaballah

Aspira también a un triunfo en las urnas atrayendo los votos de sus seguidores y de los seguidores del FIS. Pero al igual que ocurrió en sus experiencias anteriores, ya ha surgido un “movimiento correctivo” en el seno del FJD contra la forma de toma de decisiones, personalizada en Yaballah, y el despotismo interno, sobre todo a propósito de la elaboración de las listas electorales. Este movimiento de disidencia está dirigido por miembros fundadores, por miembros de la asamblea consultiva del partido y por coordinadores de provincias. De manera que el FJD, creado apenas hace unos meses, puede llegar a las elecciones dividido.

El gran ausente en esos comicios será el Frente Islámico de Salvación –FIS-. El FIS fue fundado en marzo de 1989 como un conjunto de diferentes tendencias (rígidas, moderadas, flexibles y reformistas, específicamente argelinas, tendencias más marcadamente salafíes), y triunfó en las elecciones municipales de junio de 1990 y en las legislativas de diciembre de 1991. Fue ilegalizado en marzo de 1992 tras el golpe militar para abortar el proceso electoral. Sus miembros (tanto los dirigentes como las bases) tienen prohibido, por ley, participar en las elecciones, lo que muestra que la normalización de la vida política argelina está todavía lejos de ser una realidad, a pesar de las reformas y de la nueva ley de partidos. El FIS ha llamado a boicotear el proceso electoral, según un comunicado del 13 de marzo firmado por Abbasi Madani y Ali Belhayy en el que defienden un cambio radical a través del boicot. El FIS considera que las llamadas reformas del régimen son puramente “formales e improvisadas” y vienen dictadas por la movilización revolucionaria en los países árabes.

Ali Belhay y Abbasi Madani, dirigentes del ilegalizado Frente Islámico de Salvación

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Conclusión

La próxima cita electoral será un punto de inflexión en la historia argelina. Si se dan las condiciones de transparencia y alta participación, el régimen de Boutefliqa, avalado por las urnas y con el apoyo de la sociedad internacional, dirigirá un proceso de transición “tranquila”, como lo define el investigador Abdelnaser Yabi. Es decir, el régimen deberá

garantizar una transición llevando a la práctica las reformas que prometió hace ahora un año. Si las elecciones transcurren de forma transparente, el parlamento electo y con legitimidad popular será, prácticamente, una “Asamblea Constituyente” puesto que entre sus prioridades figurará la de elaborar una nueva Constitución que se someterá a referéndum popular antes de las presidenciales de 2014 y que, muy

probablemente recortará las atribuciones del presidente de la República. Pero si no se dan esas condiciones, este proceso de “primavera árabe a la argelina” puede fracasar y abrir el espacio a un escenario de inestabilidad y ruptura en un entorno favorable, el de las primaveras árabes, que podría acabar con otro régimen en la zona.

Rafael Ortega

Datos

Nº de escaños: 462 (en las elecciones de 2007 había 389, la ampliación de escaños se hace basándose en el aumento de la población durante estos últimos cinco años). 150 escaños asignados a las mujeres (30%) Colegios electorales: 52 000 Población: 36 millonesNúmero de electores: 21 millones (4 millones de nuevos electores)Candidatos: 25 800 (antes de la revisión por el ministerio de Interior). 2035 listas (1842 de partidos y 211 de independientes). Partidos: 44 Presencia de observadores extranjeros: uno 500 pertenecientes a la Unión Europea, Unión Africana, Liga Árabe, Organización de Cooperación Islámica, Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales como Carter Center y National Democratic Institute. Supervisión local: comité de justicia (formado por 316 jueces) y comité independiente. Evolución del porcentaje de abstención: 54% en 2002; 65% en 2007 (datos oficiales).

FUENTES

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Afganistán: ¿hacia una recomposición interna?

Desde hace varios años, el régimen afgano y Estados Unidos han intentado entablar un proceso de negociación de paz con la insurgencia protagonizada por el Movimiento Taliban, el Partido Islámico de Qalbuddin Hikmatyar y la Red Haqqani. En 2011, se inició un nuevo acercamiento por parte de EEUU, entre cuya opinión pública disminuye el apoyo a la presencia en Afganistán, con el objetivo de integrar al movimiento rebelde en el proceso de transición y traspaso de la soberanía, a fin de que tras la retirada de las fuerzas internacionales de la ISAF, prevista para finales de 2014, el régimen no se desintegre. El Movimiento Taliban, reticente a entablar un diálogo con el régimen de Hamid Karzai, al que no reconoce legitimidad alguna, insiste en que no se trata de conversaciones de paz sino de unas primeras iniciativas, con la mediación de Qatar y la aprobación de Pakistán, para restaurar la confianza entre las partes con una serie de condiciones. La insurgencia pide la liberación de líderes del movimiento presos en Guantánamo y busca la apertura de una oficina en Doha para retomar el diálogo con la sociedad internacional; mientras que EEUU exige la renuncia a las armas y el distanciamiento total de la red al-Qaida. Sin embargo, los obstáculos al proceso son continuos, tanto por varias acciones de las tropas internacionales (quema de ejemplares del Corán) como por los ataques de la insurgencia que ha comenzado ya la nueva ofensiva de primavera. Esos obstáculos están retrasando, cuando no paralizando, los resultados de esos primeros contactos.

La cuestión de unas negociaciones de paz entre la administración estadounidense, el régimen de Kabul y la insurgencia afgana formada por el Movimiento Taliban, el Partido Islámico de Qalbuddin Hikmatyar y la Red Haqqani, se ha retomado con la mediación de Qatar y con la necesaria participación de Pakistán. Pero es un proceso frágil sometido a muchos obstáculos: la lentitud para generar confianza entre las partes y el inicio de la ofensiva de primavera de la insurgencia pueden enterrarlo de nuevo.

El presidente afgano, Hamid Karzai, reveló el pasado mes de febrero que las conversaciones tripartitas entre el gobierno, la administración de EEUU y la insurgencia habían comenzado. Según Karzai, “la gente en Afganistán quiere la paz, incluidos los Taliban… ellos son como nosotros, tienen sus familias, sus parientes, sus hijos y están sufriendo un momento crítico…” (The Wall Street Journal Europe 16/02/2012). Ese lenguaje utilizado por el presidente afgano sugería que el régimen quiere, por fin, incluir al Movimiento Taliban en el proceso de paz, y en las estructuras del Estado, antes de finales de 2014, fecha prevista para la retirada total de las tropas de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), dirigida por la OTAN, que cuenta con unos 130.000 efectivos en el país, la mayoría estadounidenses. Y por otro lado, expresaba el deseo de Karzai de tener, en esta ocasión, voz en las posibles negociaciones, dado que no había sido invitado a conversaciones anteriores entre EEUU y la insurgencia. Sin embargo, el presidente afgano se precipitó al hablar de conversaciones de “paz”, puesto que lo que se estaba dando en esos momentos eran conversaciones preliminares, gestos de buenas intenciones, cumplimiento de condiciones, es decir, pasos previos para generar confianza entre las partes antes de iniciar realmente “negociaciones de paz”. Por eso, el movimiento insurgente se apresuró a negar haber iniciado conversaciones de “paz” y menos con un régimen al que niega cualquier legitimidad o representatividad y al que considera “títere” de quien realmente tiene capacidad de negociación: Estados Unidos.

(Economist Intelligence Unite)

Por su parte, EEUU quiere gestionar unas negociaciones inclusivas que conduzcan a un verdadero proceso de paz que le permita anunciar el “fin de la guerra” en Afganistán durante la cumbre de la OTAN de los días 20 y 21 del próximo mes de mayo en Chicago, en la que se discutirá el número de efectivos que permanecerán en Afganistán tras la retirada para asegurar el entrenamiento y el apoyo militar a las tropas afganas y en la que probablemente se firme el Acuerdo de Partenariado Estratégico sobre la presencia militar estadounidense a largo plazo en territorio afgano, tras la retirada de la ISAF. Las negociaciones a este respecto han sido frágiles. La quema de ejemplares del Corán por parte de militares estadounidenses en la

base de Bagram pareció entorpecerlas, pero a raíz de ese incidente, que provocó numerosas protestas en el país, se aceleró la decisión de avanzar y así se ha llegado ya a acuerdos sobre varios puntos, como el traspaso de la responsabilidad de cárceles, centros de detención (como el de Bagram) y de las operaciones nocturnas a las fuerzas de seguridad afganas. Todo ello debería permitir una salida más o menos airosa, y más teniendo en cuenta las próximas elecciones presidenciales en EEUU y la disminución del apoyo a la presencia militar en Afganistán entre la opinión pública norteamericana, especialmente tras la muerte de Osama Ben Laden en Abottabad (Pakistán) el 2 de mayo de 2011. Esta postura de la Casa Blanca

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quedó de manifiesto en la visita oficial a Afganistán de la secretaria de Estado Hillary Clinton en octubre de 2011, quien solicitó al movimiento Taliban que se sumara a las negociaciones de paz y formara parte del proceso gradual de traspaso total de la soberanía. En esa gira, Clinton presionó a Pakistán para que forzara al movimiento y a la Red Haqqani a entrar en las negociaciones. Claro que EEUU impone varias condiciones a los Taliban a cambio de integrarlos en las instituciones: romper los lazos con al-Qaida, renunciar a la violencia y comprometerse a respetar la Constitución afgana.

Muhammad Tayyeb Aga, jefe del comité político del movimiento, y el portavoz Zabiullah Muyahid.

Las condiciones del Movimiento Taliban

El movimiento ha puesto dos condiciones previas para iniciar cualquier diálogo con la administración estadounidense sobre el futuro de Afganistán y la retirada de las tropas extranjeras: la apertura de una oficina de representación oficial en Qatar desde la que canalizar los contactos con Estados Unidos y naturalizar su presencia en la sociedad internacional, y el intercambio de prisioneros. El portavoz taliban, Zabihullah Muyahid, indicó el pasado 3 de enero que se habían mantenido conversaciones preliminares con varias partes, incluido Qatar, para abrir una oficina política del movimiento con el objetivo de que éste pudiera “entenderse” con la comunidad internacional. A finales de ese mes, un ex dirigente taliban anunció que varios delegados del movimiento se habían desplazado a Qatar, con todas

La página del Emirato Islámico de Afganistán del Movimiento Taliban (www.shahamat-arabic.com) publicaba en febrero el comunicado negando cualquier negociación de paz.

las facilidades concedidas por las autoridades pakistaníes –que no quieren permanecer al margen del proceso–, para entablar las primeras conversaciones con responsables estadounidenses con el fin de detener las acciones armadas. Esa primera delegación de alto nivel estaba formada por Muhammad Tayyeb Aga (secretario del mullah Muhammad Omar y jefe de la Comisión Política del movimiento), Shihad al-Din Dilawar (ex embajador del gobierno taliban en Riad), Shir Muhammad Abbas Stanikzai (ex viceministro de Asuntos Exteriores) y Aziz al-Rahman (ex diplomático taliban en Dubai). Para crear ese ambiente preliminar de confianza, con el acuerdo formal del régimen de Qatar a la apertura de la oficina del movimiento en Doha (una suerte de embajada), el movimiento trató también la cuestión de un intercambio de prisioneros –aceptada por la administración estadounidense– exigiendo la liberación de cinco de sus miembros encarcelados en Guantánamo. Así, en marzo, cinco presos afganos de Guantánamo aceptaron su traslado a Qatar (hay unos veinte afganos en Guantánamo, algunos de ellos fueron altos responsables en el gobierno taliban). La liberación, que ya se había comenzado a negociar entre el Movimiento Taliban y Washington a principios de 2011, afectaría a Mullah Muhammad Fazl y Mullah Nurallah Nori, ex comandantes militares; Abdulhaqq Wasiq, ex jefe de la Inteligencia; Jayrullah Jayrjawa, ex gobernador de la provincia de Herat; y Muhammad Nabi, ex oficial. La administración estadounidense parecía dispuesta a trasladar a los cinco a Qatar a condición de que las autoridades de Doha no les permitieran abandonar el país, lo que suponía suavizar las condiciones que EEUU había solicitado con anterioridad (arresto domiciliario, vigilancia continuada…). Y si bien esa flexibilización de la postura de la Casa Blanca habría podido favorecer el proceso de negociación de paz, lo cierto es que la ralentización en la toma de una decisión final ha contribuido a paralizar la operación de generar confianza entre las partes. A pesar de ello, algunos

responsables afganos son optimistas respecto al cumplimiento de estas dos condiciones, como el viceministro de Asuntos Exteriores, Jawed Ludin, quien confía en que en breve se firmará un acuerdo con Qatar para abrir la oficina de representación taliban, necesaria para las negociaciones de paz y que tanto Arabia Saudí como Pakistán –sin cuya participación es imposible acceder a la jefatura suprema del movimiento instalada en la ciudad pakistaní de Quetta– se unirán para darle un empuje político a los esfuerzos de diálogo del gobierno afgano con los Taliban.

Una carrera de obstáculos

Pero una sucesión de hechos acaecidos en los últimos dos meses –principalmente el apresuramiento de la Casa Blanca y Kabul en afirmar el inicio de conversaciones de paz con la insurgencia– ha demostrado la fragilidad del proceso y ha llevado al movimiento Talibán a suspender las conversaciones, según anunció en un comunicado fechado el 15 de marzo. A esto se han sumado varios sucesos que han sacudido la opinión pública afgana, como la difusión de un vídeo en el que aparecían varios marines de los EEUU orinando sobre cadáveres de talibanes; la quema de varios ejemplares del Corán en una base de la OTAN y las posteriores protestas y disturbios que causaron varios muertos en el país; o el asesinato de dieciséis civiles afganos, entre ellos nueve niños, a manos de un soldado estadounidense el 11 de marzo en Qandahar. Todos estos sucesos provocaron la cólera de muchos afganos, la pérdida de la poca confianza que pudiera haber en las tropas extranjeras y la paralización de las incipientes negociaciones entre los Taliban y EEUU, aunque EEUU insista en que la puerta sigue abierta. Además, provocaron la reaparición en escena de al-Qaida con vídeos de su actual máximo dirigente, Ayman al-Zawahiri, denunciando la actuación de las tropas occidentales y llamando a los afganos a agruparse bajo el estandarte del islam y del yihad.

Por otro lado, una doble actuación de la insurgencia aleja más la posibilidad de la apertura del proceso de negociación: el asesinato del jefe del Consejo Supremo para la Paz (dependiente del gobierno) en Konar, Mawlay Muhammad Hashem Munib, ex líder muyahid que había pertenecido al Partido Islámico (Hizb-e-Islami) de Hikmatyar pero que había abandonado las armas hacía años; y el inicio de la “campaña de primavera” con varios ataques simultáneos contra objetivos sensibles en la capital y en otras zonas el pasado 15 de abril (barrio diplomático, sede del Parlamento y sede de las fuerzas de la OTAN) que, al igual

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que otros años, marca el comienzo de una nueva ofensiva Taliban. El Movimiento busca demostrar su capacidad ofensiva y reafirmar que puede partir de una postura de fuerza y, por lo tanto, que tiene capacidad para plantear sus exigencias en un proceso de negociación que, al igual que otros anteriores, está siendo tortuoso.

Sirayuddin Haqqani, líder de la Red Haqqani., y Hikmatyar, líder del Partido Islámico.

Además, hay que tener en cuenta que la insurgencia afgana, lejos de debilitarse, se ha fortalecido en los últimos años. A pesar de que la iniciativa principal recae en el movimiento Taliban y la jefatura en el exilio en la ciudad pakistaní de Quetta (capital de la provincia de Beluchistán, en el suroeste del país) donde se encuentra la Shurà (consejo consultivo) del movimiento y su máximo dirigente, el Mullah Muhammad Omar, durante los últimos años de la guerra se han incorporado al movimiento dos importantes grupos de la resistencia: la Red Haqqani y el Partido Islámico de Hikmatyar. Ambos son fundamentales en cualquier proceso de negociación sobre el futuro del país. La Red Haqqani, que no actúa por iniciativa propia, ya que se integró completamente en el movimiento Taliban, fue creada en la década de los ochenta por Yalal al-Din Haqqani, uno de los jefes de la resistencia contra las tropas soviéticas que se unió después al régimen Talibán, del que fue ministro, y luego a la insurgencia (ver Atalaya Sociopolítica, nº 13, enero-febrero 2011). La jefatura recae ahora en los tres hijos de Yalal al-Din: Siray al-Din, Naser al-Din y Jalil Ahmad. Cuenta con varios miles de combatientes y su base de operaciones se encuentra en el norte de Waziristán (Pakistán) donde posee escuelas religiosas y campamentos de entrenamiento. EEUU quiere integrarla en el proceso de paz por su poder e influencia en las provincias fronterizas de Jost, Paktia y Paktika. Pero al mismo tiempo, la red Haqqani ha sido la responsable de algunos de los mayores ataques contra EEUU (base militar en la región de Wardak, embajada de EEUU y el cuartel de la OTAN en Kabul, asesinato del ex presidente Burhanuddin Rabbani, negociador de paz y presidente del Consejo Supremo por la Paz). Este grupo considera que debe

ser el movimiento Taliban quien lleve las riendas de la negociación. Se ha reunido en varias ocasiones con el presidente Karzai y también con representantes de la administración estadounidense, como reconoció Hillary Clinton en octubre de 2011.

El Partido Islámico de Qalbuddin Hikmatyar, que durante los ochenta luchó contra las tropas soviéticas y después se embarcó en la guerra civil entre los diferentes grupos de muyahidin, es la segunda fuerza rebelde del país que lucha junto con los Taliban, aunque como hemos mencionado anteriormente desde 2008 ha dado muestras de la necesidad de dialogar con la nueva administración estadounidense de Barack Obama sobre una solución negociada al conflicto armado. Más tarde, en 2010, Hikmatyar, ex primer ministro, comenzó un diálogo con el régimen de Karzai y con los Taliban.

Procesos anteriores

Las iniciativas adoptadas en Afganistán para buscar una solución negociada a la crisis años han sido varias en los últimos años. A finales de 2008, Qalbuddin Hikmatyar (ver Perfil), presidente del Partido Islámico y uno de los más importantes líderes de la insurgencia afgana, envió una carta al nuevo presidente estadounidense, Barack Obama, en la que planteaba una serie de propuestas: el establecimiento de un calendario de retirada de las tropas extranjeras; el inicio de la retirada, incluidos los cuerpos secretos, los mercenarios y los consejeros; la formación de un gobierno afgano de transición sin injerencias extranjeras con miembros de probado patriotismo y aceptados por el pueblo; la reconciliación nacional para reconstruir la unidad y la confianza; la creación de una comisión encargada de preparar el proceso electoral; y la celebración de unas elecciones de las que emanaría un gobierno aceptado por el pueblo afgano sin necesidad de recurrir a la protección militar extranjera. Hikmatyar afirmaba que los afganos podían garantizar la seguridad del país, pero si había dudas al respecto, se podía aceptar la presencia de miembros de la seguridad de países de la Conferencia Islámica, a condición de que no fueran de países vecinos. Para el ingeniero Hikmatyar, la prioridad era garantizar la justicia, el pan, el agua, la enseñanza, la vivienda y generar la confianza a través de una serie de medidas como suavizar la escalada militar y humanizar el conflicto, o la liberación de los detenidos.

También tras la llegada de un nuevo inquilino a la Casa Blanca en 2008, Arabia Saudí comenzó a preparar el camino hacia unas posibles negociaciones de

paz e invitó a dirigentes del movimiento y a responsables del gobierno afgano a una reunión privada para explorar las posibilidades de un alto el fuego y poner fin a la rebelión.Un año después, Karzai planteó la opción del diálogo con la insurgencia con el apoyo de la comunidad internacional reunida en la Conferencia de Londres de enero de 2010 (véase Atalaya Sociopolítica de Casa Árabe, nº 13) pero la falta de interlocutores con capacidad de decisión, la no implicación de Pakistán, la nula credibilidad del régimen de Karzai y el rechazo tajante de Mullah Muhammad Omar a iniciar cualquier diálogo antes de la retirada de las tropas extranjeras, dieron al traste con esta iniciativa.

A finales de 2009, se produjeron ciertos cambios en la jefatura política y militar del movimiento. Fue entonces cuando Muhammad Tayyeb Aga, que había sido director de la oficina política de Mullah Omar, fue nombrado presidente del Comité Político. Esos cambios denotaron un giro en la estrategia del movimiento: se apostó por dialogar con todos los actores afganos en unos momentos en los que EEUU reconocía su fracaso político-militar en Afganistán; y quizás entablar negociaciones para poner fin a la lucha en el país –siempre con la condición de la retirada previa de las fuerzas de “ocupación”–, dado además el hecho de que el propio Karzai –a instancias de EEUU– había lanzado un llamamiento a los elementos “moderados” del Movimiento Taliban para entablar negociaciones y entrar en el gobierno, llamamiento desoído por la insurgencia, que no reconoce ninguna legitimidad ni capacidad negociadora al gobierno de Karzai, y sí, evidentemente, a las tropas extranjeras y a EEUU. Desde entonces, el movimiento Taliban no ha cesado de repetir que la prioridad es la seguridad y estabilidad del país y la unificación de los afganos, pero que esa tarea es imposible mientras se mantenga la presencia de tropas extranjeras y un gobierno títere y corrupto, según declaraciones de Muhammad Tayyeb Aga (al-Hayat, 04/12/2009), quien añadió que era necesario dar una oportunidad al pueblo afgano y permitir el regreso al poder del movimiento Taliban, que estaría dispuesto a cooperar con los países islámicos y no islámicos, pero que debía ser reconocido por la comunidad internacional.

Los cambios dentro del Movimiento también se plasmaron en el documento Layhat al-muyahidin (Reglamento de los Muyahidin) publicado por la jefatura suprema el 9 de mayo de 2009 y que puede considerarse como la “Constitución” del Movimiento o los principios fundamentales que deben regular los actos de la jefatura y de los miembros, especialmente en las

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cuestiones militares, de seguridad, de trato con los prisioneros, y de cómo relacionarse con la población civil del país, con el fin de evitar un cierto caos si se produjera un vacío de poder,. El documento, basado en la shari‘a, refuerza las atribuciones del imam, el mullah Omar, y según el especialista egipcio Muntaser al-Zayyat, a través de este documento, el Movimiento quería confirmar a la sociedad internacional que “puede volver al poder con un nuevo ropaje, que es puramente afgano y que puede regresar para preservar la seguridad por medio de la llegada al poder de una manera u otra”.

Conclusión

La opinión pública estadounidense, que cada vez muestra un menor apoyo a la presencia en Afganistán, y la perspectiva

de las elecciones presidenciales en EEUU, ha cambiado la estrategia de Obama en Afganistán. Dispuesto a acelerar la retirada, quiere dejar tras de sí cuanto antes un país más o menos estable y con soberanía en la cuestiones de seguridad, aunque gracias a la firma del acuerdo de partenariado estratégico se asegura la presencia de algunas fuerzas a largo plazo. Ello, además de la conciencia del fracaso en la lucha contra la insurgencia, ejerce presión para entablar cuanto antes negociaciones de paz con los Taliban y las otras dos principales fuerzas rebeldes, Hikmatyar y la Red Haqqani. Pero las reticencias son muchas y hay que crear una atmósfera de confianza entre las partes y conseguir la implicación de Pakistán, que debe ceder y permitir el contacto con la jefatura taliban residente en su territorio, sobre todo con el propio

Mullah Muhammad Omar. Por otro lado, unas conversaciones de paz podrían, además, provocar o acelerar una tendencia parecida en Pakistán y que el movimiento Taliban-Pakistán decida finalmente iniciar también un proceso de negociaciones de paz con Islamabad.

EEUU tiene esos dos mecanismos (acuerdo estratégico y negociaciones con la insurgencia) para asegurar una salida digna y la estabilidad de Afganistán tras la retirada de la ISAF –que no recuerde al escenario que dejó tras de sí la retirada soviética en 1989–. Si esto último no se da, la cuestión será cuánto tiempo aguantará el gobierno de Karzai las embestidas de la insurgencia Taliban, de la Red Haqqani y de Hikmatyar.

Rafael Ortega

FUENTES

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PerfilesAbdallah Yaballah, presidente del Frente de Justicia y Desarrollo argelino

El sheyj Sa‘d Abdallah Yaballah nació el 2 de mayo de 1956 en la localidad de Zeramna, situada en el municipio de Tamalous, provincia de Skikda (noreste de Argelia), en el seno de una familia humilde. Siguiendo la tradición, memorizó el Corán a una edad temprana y ya en el colegio, que tuvo que compaginar con el trabajo, se interesó por la predicación islámica (da‘wa) y mostró su “religiosidad”, porque según relata su biografía en la página del partido, contribuyó a construir una mezquita en su barrio a los quince años.

En 1974, entró en la universidad de Constantina para estudiar Derecho. En esa época de estudiante universitario creó en la mezquita Ayn al-Bey de la ciudad universitaria un grupo clandestino, al-Yama‘a al-Islamiyya, (la misma denominación del grupo activo en las universidades egipcias en la década de los setenta) para contrarrestar el peso y la influencia de las corrientes de izquierda e impulsar un despertar islámico, el despertar que se estaba fraguando en prácticamente todo el mundo árabe e islámico en la década de los setenta del s. XX. Yaballah se licenció en Derecho en 1978. En esa época estaba vinculado al movimiento islamista e ideológicamente estaba influenciado por el pensamiento de los Hermanos Musulmanes. Su activismo y sus encendidos discursos le llevaron a la cárcel en repetidas ocasiones entre 1982 y 1986.

En 1988, tras los sangrientos sucesos de octubre, contribuyó a la creación de Rabitat al-Da‘wa (Liga de la Predicación) y de la asociación benéfica al-Nahda que, un año después, se convirtió en un partido político reconocido oficialmente, Harakat al-Nahda al-Islamiyya (Movimiento del Renacimiento Islámico), denominación similar al del movimiento tunecino encabezado por Rashid al-Gannushi.En enero de 1992, tras la interrupción del proceso democrático, la ilegalización del principal partido islamista del país, el Frente Islámico de Salvación, y la encarcelación o el exilio de sus dirigentes, el país se sumió en una cruenta y larga guerra civil. Entonces, Yaballah encabezó la Comisión del Respeto de la Voluntad Popular. Fue miembro fundador del grupo llamado Acuerdo Nacional de Roma a finales de diciembre de 1994, iniciativa de la comunidad de San Egido, un pacto para la reconciliación

Imagen tomada de http://www.egynews.net

nacional y el diálogo firmado por el Partido de los Trabajadores, el Frente de Liberación Nacional, el Frente de Fuerzas Socialistas, el Frente Islámico de Salvación, el Partido de los Trabajadores y el Movimiento al-Nahda, entre otros, con la finalidad de buscar una solución negociada y pacífica a la guerra civil. Esta iniciativa fue rechazada por el régimen argelino. Poco después, Yaballah boicoteó las elecciones presidenciales de 1995, pero participó en las municipales y legislativas de junio de 1997 en las que su movimiento obtuvo 34 escaños, aunque no pudo entrar en la coalición gubernamental.

En 1999, un golpe dentro de al-Nahda, orquestado por los diputados del movimiento, arrebató la jefatura a Yaballah quien acabó abandonándolo, y el grupo pasó a apoyar la candidatura de Abdelaziz Boutefliqa a la presidencia de la República en las elecciones de abril de 1999, a las que también concurrió Yaballah como independiente, aunque acabó retirándose junto con los otros seis candidatos que se enfrentaban a Boutefliqa en señal de protesta por lo que consideraban que iban a ser elecciones fraudulentas, como así fueron. Tras esas elecciones puso en marcha un nuevo proyecto político, el Movimiento de Reforma Nacional –MRN- (Harakat al-Islah al-Watani). El MRN obtuvo 43 diputados en las elecciones legislativas de 2002 y 1 654 concejales en las municipales, convirtiéndose en la tercera fuerza política del parlamento y la cuarta en

los consejos municipales, pero dos años después la autoridad de Yaballah dentro del partido fue discutida y acabó siendo apartado del mismo. Posteriormente, en 2004, se presentó candidato a la presidencia de la República.

La última creación de Yaballah es el Frente de Justicia y Desarrollo (Yabhat al-‘Adala wa-l-Tanmiyya) que defiende un islamismo moderno, dialogante, similar al del Partido Justicia y Desarrollo marroquí o su homólogo turco, el AKP, con los que comparte denominación. La creación de este nuevo partido de Yaballah fue anunciada el 30 de julio de 2011 como un frente amplio y popular -de hecho pretende unificar las filas del islamismo argelino-, con el que quiere presentarse a las elecciones legislativas de mayo de 2012. El congreso fundacional de este nuevo partido se celebró el 5 de febrero.

Yaballah ha publicado estudios sobre derecho, sobre legislación islámica, política, etc…, entre ellos sobre la Constitución islámica (Tasawwurat asasiyya li-dustur islami) o los derechos políticos en el Islam (al-Huquq al-siyasiyya fi-l-islam) y ha desplegado su activismo fuera de las fronteras argelinas: fue miembro fundador de la Conferencia Popular Árabe Islámica, creada en Jartum por el pensador y hombre de Estado Hasan al-Turabi en 1991, que pretendía convertirse en una internacional islamista; y de la Conferencia Nacional Islámica, creada en Beirut en 1994.

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Qalbuddin Hikmatyar, líder del Partido Islámico afgano.

Hikmatyar, muyahid, ex primer ministro, señor de la guerra, y máximo líder de la segunda fuerza rebelde contra el régimen y las tropas extranjeras en Afganistán, el Partido Islámico, vuelve a entrar en escena después de anunciar su decisión de participar en las negociaciones de paz entre la rebelión taliban, la administración estadounidense y el gobierno afgano de Hamid Karzai. Un proceso con muchos obstáculos.

Nació en 1947 en la localidad de Imam Sabih en la provincia de Kunduz (norte), en el seno de la tribu Galzai, de etnia pastún –localizada fundamentalmente en el sudoeste del país pero con ramificaciones en otras zonas–, una tribu mayoritariamente sunní y seguidora de la escuela hanafi. Estudió en la Academia Militar de Kabul Ingeniería Militar y en 1969 se licenció en la Universidad de Kabul, de donde le viene su sobrenombre, “el ingeniero” (muhandis). En 1970, entró en el Grupo de la Juventud Musulmana (Sazman-i Jawanan-i Musulman) dirigido por Burhanuddin Rabbani y en el que militó un buen número de jóvenes que años más tarde dirigirían el yihad contra las tropas soviéticas (Abd al-Rabb Rasul al-Sayyaf, Ahmad Shah Mas‘ud…). Sus estudios universitarios quedaron interrumpidos porque en 1971 fue detenido, acusado del asesinato de un estudiante comunista y condenado a dos años de cárcel. Al acceder al poder el primer ministro Muhammad Daud Jan en 1973, a través de un golpe de Estado contra la monarquía de Muhammad Zahir Shah, huyó a Pakistán donde comenzó a entablar sus relaciones con los servicios de inteligencia pakistaníes, deseosos de contrarrestar la influencia comunista en el país vecino. Con el apoyo pakistaní fundó, en 1976, el Partido Islámico (Hizb Islami), distanciándose de Rabbani, y creó una red social y política en los campamentos de refugiados afganos. Hikmatyar era, y es, visto como una creación pakistaní, a pesar de que luego recibiera ayuda económica y material también de Estados Unidos y Arabia Saudí en la época del yihad afgano contra las tropas soviéticas (1979-1989) y contra el régimen de Muhammad Nayibullah (1987-1992). Gracias al apoyo material pakistaní y saudí, y también estadounidense, atrajo a muchos de los denominados “árabes afganos” que se sumaron al llamamiento al yihad en Afganistán, época en la que fraguó una buena relación con Osama Ben Laden.

Sus relaciones con Estados Unidos comenzaron a enturbiarse en esa misma época del yihad contra los soviéticos: en 1985, Hikmatyar formaba parte de la

Imagen tomada de http://www.csmonitor.com

delegación de los muyahidin que visitó a Ronald Reagan en la Casa Blanca, sin embargo fue el único que se negó a hacerse la foto con el presidente estadounidense, porque ello podría ser utilizado por la URSS y el régimen afgano para desacreditar su nacionalismo y sus credenciales religiosas. Desde entonces, Hikmatyar adquirió fama de “extremista”, luego, después de la guerra civil, la fama pasó a ser de “terrorista internacional”.

Tras la caída de Nayibullah, cuyo régimen condenó a pena de muerte en rebeldía a Hikmatyar, fueron Ahmad Shah Mas‘ud y el grupo Yamiat-e-Islami, que dirigía Burhanuddin Rabbani, los que se hicieron con el control de la mayor parte de los barrios de Kabul, pero tuvo que hacer frente a los ataques del grupo de Hikmatyar, hasta que se firmó un acuerdo por el que se le nombraba primer ministro (1992-1994) bajo la presidencia de Sibghatullah Mojaddedi primero y de Burhanuddin Rabbani después. Sin embargo, Hikmatyar no residió en Kabul porque no se fiaba de sus socios de gobierno, y prefirió su residencia de Charasiab, a las afueras de la capital.

Los muyahidin fueron incapaces de poner en pie una administración nacional (falta de cuadros, maniobras estadounidenses para alentar las diferencias y evitar que se instalara un régimen islamista en el país, intereses cruzados de Pakistán, Irán y Arabia Saudí…). Y se desencadenó una guerra civil a partir de 1994. En junio de 1996, Rabbani (tayiko) y Hikmatyar (pastún) firmaron un acuerdo por el que el

segundo se convertía de nuevo en primer ministro bajo la presidencia de Rabbani (1992-1996), pero los enfrentamientos armados entre las milicias de uno y otro eran continuos, lo que contribuía a la ingobernabilidad del país, por lo que puede considerarse a Hikmatyar co-responsable del derrumbe del gobierno afgano junto con otros dirigentes muyahidin. En este contexto de permanente inestabilidad, otro movimiento surgido en 1994 se hizo rápidamente con la capital en septiembre de 1996: el movimiento Taliban, favorecido por esos enfrentamientos entre el presidente (ayudado por las milicias del ministro de Defensa, Mas‘ud, que bombardeaban las posiciones del Partido Islámico en los alrededores de Kabul) y su primer ministro. Tras el triunfo talibán, gran parte de los combatientes del Partido Islámico se unieron a las nuevas autoridades afganas por orden del propio Hikmatyar, según cuenta él mismo, mientras que “el ingeniero” se refugiaba en el extranjero desde donde seguía dirigiendo el partido. Buscó refugio en Irán y no en Pakistán. Hay que tener en cuenta que tras la retirada de los soviéticos, Pakistán mantuvo una política amistosa con EEUU, mientras que Hikmatyar se opuso entonces a cualquier injerencia pakistaní en los asuntos afganos. Por otro lado, el movimiento que hizo Hikmatyar al firmar el acuerdo, poco antes de la caída de Kabul, con Rabbani y Mas‘ud, no había gustado nada en Islamabad puesto que daba más influencia a los tayikos, tradicionales aliados de la India e Irán, lo que hizo que Pakistán optara por apoyar al movimiento

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Taliban. Así, Hikmatyar desapareció durante un tiempo, hasta que reapareció desde su exilio en Irán anunciando que quería volver a Afganistán. Eso ocurrió en diciembre de 2001, después de la guerra y la llegada de las tropas internacionales. Quería volver y unirse a la resistencia frente a las tropas internacionales y al gobierno de la nueva administración afgana-estadounidense.

Hikmatyar rechazó el acuerdo de diciembre de 2001 conseguido en Alemania y por el que se creaba una nueva administración bajo la presidencia de Hamid Karzai, gobierno que siempre ha considerado títere. En 2002, las autoridades iraníes cerraron todas las oficinas del Partido Islámico y expulsaron a Hikmatyar del país. Durante una época no se supo dónde se encontraba

El 19 de febrero de 2003, el departamento de Estado estadounidense le incluyó a él y a su partido en la lista negra por sus repetidos intentos de derrocar al régimen de Karzai. Le acusaron de haberse unido a las filas de los Taliban para atacar a las fuerzas internacionales y al régimen afgano, de querer integrarse

en al-Qaida (desmentido por el propio Hikmatyar, quien sí que reconoció sin embargo haber ayudado a Ben Laden y Ayman al-Zawahiri a escapar de Tora Bora) o de intentar asesinar a Karzai en 2002. Todo eso le convirtió en “terrorista internacional” para la administración estadounidense. Durante diez años, Himatyar ha luchado contra el régimen de Karzai y las tropas internacionales de la OTAN, pero ha mostrado en varias ocasiones posturas menos intransigentes que sus colegas talibanes y más propensas a entablar conversaciones de paz, como lo demuestra la carta que envió, a finales de 2008, al recién elegido presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la que reflexionaba sobre los problemas internos y externos de Afganistán ante la nueva etapa que se abría en la administración estadounidense, y proponía como solución a la cuestión afgana (y también a la cuestión iraquí) la retirada de las tropas y que se dejara al pueblo afgano (y al iraquí) elegir a sus legítimos representantes. Hikmatyar sigue siendo un líder carismático en Afganistán, aunque haya perdido poder e influencia. Los Taliban quizás no

quieran que tenga un papel destacado en las actuales negociaciones para evitar que pueda reivindicar parcelas de poder o puestos de influencia en la nueva administración, pero lo que está claro es que unas negociaciones de paz sin la participación de Hikmatyar no estarán completas ni sus resultados serán estables ni definitivos, quizás por eso tanto Washington como Kabul quieren su presencia en la conversaciones. Así, en enero de 2012, tras varios encuentros de una delegación del PI con el presidente Karzai y diplomáticos estadounidenses, Hikmatyar hizo pública su decisión de participar en las negociaciones de paz, cuya puesta en marcha ya había sido anunciada por el movimiento Taliban, a condición de que se trazara un plan consensuado para la retirada incondicional de las fuerzas extranjeras que garantizara la independencia de Afganistán y el derecho del pueblo afgano a su soberanía nacional. Hikmatyar, el “ingeniero”, sigue en paradero desconocido, pero sus hombres tienen sus bastiones en las provincias de Konar y Nangarhar, en el noroeste del país y fronterizas con Pakistán.

Opinión pública

1. El Centro Palestino de Investigación Política y Prospectiva publicó el pasado mes de marzo los resultados de una encuesta realizada en 127 localidades palestinas con una muestra de 1270 palestinos mayores de edad. El estudio se articula en torno a 6 ejes de contenido: la crisis financiera de la Autoridad Nacional Palestina (ANP); el Acuerdo de Doha y la reconciliación; la situación interna; la intención de voto en unas elecciones presidenciales y legislativas; los principales objetivos y problemas que afrontan actualmente los palestinos; y la actitud de Hamas y de Hezbollah respecto al levantamiento popular en Siria.

En cuanto a la crisis financiera de la ANP, el 9% se mostró favorable a un aumento de los impuestos; un 29% optó por prejubilar a algunos funcionarios; el 11% considera posible adoptar ambas medidas; y el 48% se opuso a las dos opciones. Preguntados sobre cómo se podrían solucionar los problemas económicos de la ANP, el 52% se inclinó a favor de retomar las negociaciones con Israel para obtener mayor ayuda económica internacional (si bien la mitad de ellos no aceptaría volver a las negociaciones a menos que se consiga congelar la construcción de asentamientos y el reconocimiento por parte de Israel de las fronteras del 67); el 27% está a favor de disolver la ANP. En cuanto a la supervivencia de la ANP en las condiciones actuales (crisis financiera, continuación de la

ocupación y la colonización, suspensión de las negociaciones de paz), un 34% considera que la ANP puede sobrevivir más de 10 años; el 26% cree que podría durar entre 3 y 10 años; el 14% opina que 2 años como mucho; y el 16% considera que no le queda más de un año de vida.

Respecto al Acuerdo de Doha y a la creación de un gobierno de reconciliación liderado por Abbas, el 84% está de acuerdo; frente al 12% que se opone al acuerdo. Pero en cuanto a los resultados que se esperan, los encuestados están divididos entre quienes consideran que ambas partes serán capaces de aplicar el acuerdo (46%) y quienes opinan que lo más probable es que fracasen (49%). Incluso, el 16% cree que el gobierno de unidad se formará en las próximas semanas, pero el 46% opina que tardará mucho tiempo y el 31% está seguro de que no llegará a formarse nunca.

Sobre la situación interna en los Territorios Palestinos, concretamente en la Franja de Gaza, el 70% califica la situación de mala o muy mala; frente al 13% que la considera buena o muy buena. En Cisjordania, las impresiones están más equilibradas, con un 36% que opina que la situación es mala o muy mala y un 31% que la describe como buena o muy buena. Por otra parte, el 73% cree que existe corrupción en las instituciones de la ANP en Cisjordania y el 62% cree que existe

corrupción en las instituciones del destituido gobierno de la Franja de Gaza. En cuanto a la situación de la seguridad, el 51% considera que la situación de la seguridad se está deteriorando en Cisjordania, y un 47% opina lo mismo en Gaza. Un 36% valora positivamente la actuación del gobierno de Haniyya y el 34% valora positivamente la actuación del gobierno de Fayyad (frente al 41% y 44% respectivamente que valoraban positivamente ambos gobiernos hace apenas tres meses). Este empeoramiento en la valoración de ambos ejecutivos se debe, en el caso de Hamas, a la reciente escalada de violencia con Israel, y en el caso de Fayyad, a las propuestas relacionadas con la subida de impuestos. Además, un 45% de los encuestados en Gaza asegura estar buscando la manera de emmigrar a otro país, frente al 22% qur declararon lo mismo en Cisjordania. Por otra parte, el 55% asegura estar satisfecho con la actuación del presidente Abbas (un 48% en Gaza, un 60% en Cisjordania), mientras que el 43% no lo está.

En el caso de que se celebraran elecciones presidenciales y sólo hubiera dos candidatos, Abbas obtendría el apoyo del 54% de los votantes, mientras que Haniyya sería apoyado por el 42%. Lo más destacado es el aumento de popularidad de Ismail Haniyya, especialmente en Cisjordania, ya que hace tres meses obtuvo el apoyo del 33% de los encuestados y ahora ha conseguido el 42%.

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Si se celebraran hoy elecciones presidenciales y sólo hubiera dos candidatos ¿a quién daría su voto?

55

40

53

42

0

10

20

30

40

50

60

Gaza Cisjordania

Abbas

Haniya

En cambio, si se celebraran elecciones con sólo dos candidatos, siendo Marwan Barghouti el competidor de Haniyya, entonces el primero recibiría el 64% de los votos y el último tan sólo el 32%.

Si se celebraran elecciones legislativas, el 71% aseguró que participaría en los

comicios y, de ellos, el 27% votaría a Hamas, el 42% votaría a Fatah, el 10% optaría por otro grupo y el 20% está indeciso.

Preguntados por cuál sería el mejor candidato de Fatah para sustituir a Abbas en la presidencia, en caso de que éste no

se presentara, Marwan Barghouti vuelve a destacar con un 55% de apoyo, seguido muy de lejos por Saeb Erekat, Nasir al-Qidwa y Mahmud al-Alul, con un 3% cada uno; de Abu Mahir Ghonaim y Ahmad Qureia, con un 2% respectivamente; y de Azzam al-Ahmad y Yibril al-Ruyub, con un 1%.

¿Cuál debería ser el objetivo prioritario de los palestinos?

32

14

8

45

Fin de la ocupación, creación de Estado en fronteras del 67 con capital en Jerusalén este

Derecho de retorno de los refugiados a las ciudades que habitaban en 1948

Construir una sociedad religiosa y pía que aplique las enseñanzas islámicas

Establecer un sistema político democrático que respete l ibertades y derechos

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El 28% de los encuestados cree que el problema más grave al que hace frente la sociedad palestina es el aumento de la pobreza y el desempleo; el 25% opina que es la continuación de la ocupación y de la construcción de asentamientos; el 23% considera que es la falta de unidad nacional derivada de la separación entre Gaza y Cisjordania; el 14% apunta a la corrupción de algunas instituciones públicas; y el 9% cree que es el cerco al que está sometida la Franja de Gaza y el cierre de sus pasos fronterizos.

Por último, en lo relacionado con el levantamiento popular sirio, una

abrumadora mayoría (83%) apoya a los manifestantes y tan sólo un 9% asegura apoyar al régimen de al-Asad. El 42% cree que Hamas apoya a los manifestantes mientras que el 23% considera que es favorable al régimen. En cuanto a Hezbollah, el 27% opina que el movimiento libanés apoya el levantamiento popular sirio, frente al 44% que está seguro de que está a favor del régimen. Aunque la mayoría de los palestinos apoyan la revolución siria, esto no quiere decir que estén a favor de una intervención militar externa: el 50% se opone a dicha intervención y el 46% es favorable.

2. El grupo Sigma Conseil ha publicado una encuesta realizada en Túnez, el pasado mes de marzo, con una muestra de 1 002 tunecinos mayores de edad procedentes de los 24 gobernorados del país.

Un 64,5% de los encuestados se siente frustrado (36,3%) o muy frustrado (28,3%) respecto a la situación general del país, frente al 35,4% que asegura estar contento (34,1%) o muy contento (1,3%) con la situación.

48.1

33.8

29.6

40.9

29.6

82.2

47.3

20.9

62.6

42.3

22.2

44.7

55.3

46.8

38.4

32.9

53.346.6

38.3

17.7

0 20 40 60 80 100

Medios de Comunicación

Oposición

Poder judicial

Policía

Sociedad Civil

Sindicatos

Asamblea Constituyente

Gobierno

Economía

Situación seguridad

SatisfechoFrustrado

¿Cómo se siente respecto a las siguientes cuestiones?

En cuanto a la actuación del gobierno, el 61,5% no se siente satisfecho con las políticas de empleo, mientras que el 29,4% sí se considera satisfecho; tampoco está satisfecho el 56% de los encuestados respecto a las políticas de desarrollo, frente al 22,7% que sí

lo está; también suspende el gobierno en lo que respecta a la lucha contra la corrupción, con un 50,1% que no está contento y un 31,9% que sí lo está; el 45,4% de los encuestados se siente descontento respecto a las políticas de seguridad y estabilidad social

26,8

24,125,9

23,2

Muy asustado

Asustado

No asustado

Nada asustado

desarrolladas por el ejecutivo, frente al 40,3% que se siente satisfecho; el 40,4%, en cambio, aprueba la capacidad del gobierno de atraer inversiones extranjeras, mientras que el 36,8% no está satisfecho en este sentido.

¿Tiene miedo del fanatismo religioso?

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Respecto al juicio del ex presidente Ben Ali, que actualmente se encuentra en Arabia Saudí, los tunecinos están preocupados por cómo podría afectar su extradición a las relaciones con el reino. Aun así, el 56,8% de los encuestados está a favor de que se solicite su extradición y Ben Ali sea juzgado en Túnez, aunque este gesto pueda enturbiar las relaciones con los saudíes; por el contrario, el 43,2% considera más prudente no pedir su extradición y juzgar al ex presidente in absentia, evitando así problemas diplomáticos con Arabia Saudí.

Por último, en cuanto a preferencias partidistas de los tunecinos, el partido

al-Nahda ocupa el primer lugar con un apoyo del 28,2%, a una gran distancia de los demás grupos: la Conferencia por la República (9,1%), al-Takattul (5,2%), el Partido Democrático Progresista (2,2%), la Petición Popular (1,3%), el Partido Comunista/Alternativa (1%), otros partidos (4%).

3. La organización Gallup publicó el pasado 28 de febrero una encuesta sobre las relaciones entre Irán y EEUU y la valoración de los primeros sobre el liderazgo de los segundos. La encuesta se realizó con una muestra de 1 000 iraníes mayores de 15 años. Aunque tan

solo un 8% de los iraníes encuestados aprueba el papel de líder que desempeña EEUU -una de las peores valoraciones que recibe el país norteamericano a nivel mundial- hay que señalar que la opinión de la sociedad iraní sobre EEUU no ha empeorado a pesar de la intensificación de las sanciones a finales de 2011. Además, aunque el 46% está a favor de que se corten las relaciones con los países que imponen sanciones económicas contra Irán, existe una importante minoría (31%) que valora las relaciones internacionales y la diplomacia y no desea que se ponga fin a las relaciones exteriores del país.

¿Aprueba o desaprueba el liderazgo desempeñado por los siguientes países?

Aprueba Desaprueba NS/NC

EEUU 8% 67% 25%

Gran Bretaña 7% 65% 28%

Alemania 13% 52% 34%

Unión Europea 13% 52% 35%

Rusia 18% 47% 35%

China 21% 44% 35%

Por otra parte, un 65% de los encuestados considera que las sanciones impuestas por EEUU, Gran Bretaña y la Unión Europea les van a afectar personalmente, mucho o hasta cierto punto, a pesar de que EEUU aseguró que el objetivo de las sanciones es el régimen y no el pueblo iraní. Debido a las sanciones económicas, el rial iraní se ha devaluado gravemente y los precios de los bienes de consumo han aumentado considerablemente. Así, casi la mitad de los encuestados (48%) aseguró que en varias ocasiones a lo largo del año pasado no tuvieron dinero suficiente para comprar comida.

4. El Centro al-Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos ha publicado una encuesta sobre los candidatos a la presidencia de Egipto. El estudio revela que el candidato Amr Musa, ex secretario general de la Liga Árabe, se sitúa en primer puesto (31,5%), a una cómoda distancia del segundo, el predicador salafí Hazem Salah Abu Ismail (22,7%). En tercer lugar encontramos a Ahmad Shafiq, el último primer ministro de la época de Mubarak (10,2%), seguido de Omar Suleiman (9,3%), último vicepresidente de Mubarak

y durante años jefe de los servicios de inteligencia egipcios. En quinto lugar se situaría el islamista moderado Abdel Monem Abul Futuh (8,3%), ex miembro del gabinete del guía general de los Hermanos Musulmanes, que abandonó la organización al presentar su candidatura. Hamdin Sabahi, candidato independiente, quedaría en sexto lugar (4,9%). Esta encuesta se hizo antes de que el candidato “sorpresa” de los Hermanos Musulmanes, Jayrat al-Shater, presentara su candidatura y antes también de que la Junta Electoral rechazara diez de las veintitrés candidaturas, entre ellas la del propio al-Shater, junto con las de Hazem Salah Abu Ismail y Omar Suleiman.

5. La encuesta más reciente del grupo tunecino Sigma Conseil se centra en analizar la valoración de la sociedad tunecina de los primeros 100 días de gobierno de Hamadi al-Yebali. En este sentido, los tunecinos están descontentos respecto a la acción del gobierno en cuestiones sociales y económicas, aunque el gobierno todavía retiene la confianza de un alto porcentaje de tunecinos. El 43% asegura estar

satisfecho con la gestión del gobierno, frente al 53,8% que se siente insatisfecho. Una abrumadora mayoría (85,8%) considera que el gobierno no ha sido capaz de crear puestos de trabajo y frenar el desempleo; un 76,9% opina que no han sabido poner fin a las desigualdades; y un 90,1% de los encuestados cree que no han podido frenar el aumento de los precios y el encarecimiento de la vida.

En el ámbito político, el descontento de los tunecinos es igualmente palpable: el 53,4% considera que el gobierno no ha sabido garantizar el funcionamiento democrático del sistema; cerca de un 57% opina que no se ha logrado estabilizar la situación de la seguridad en el país; y el 45,7% cree que el gobierno no ha sabido gestionar ni disminuir las huelgas que están teniendo lugar en las instituciones y organizaciones tunecinas.

En cuanto a la lucha contra la corrupción, el 55,4% opina que no se ha garantizado la independencia de los jueces y el 75% considera que el gobierno no ha podido combatir la corrupción económica y los sobornos. El 69,8% cree que la sociedad

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tunecina se encuentra ahora más dividida que antes de que empezara a gobernar el ejecutivo tripartito (compuesto por el movimiento al-Nahda, la Conferencia por la República y la Agrupación Democrática por el Trabajo y las Libertades).

Frente a estas cifras, que denotan una valoración eminentemente negativa de la actuación del gobierno, el 38,2% de los encuestados considera que el ejecutivo ha

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logrado alcanzar los objetivos previstos; el 39,9% todavía tiene confianza en la credibilidad del gobierno; y el 40,1% de los encuestados aseguraron sentirse satisfechos respecto a la celeridad del ejecutivo a la hora de llevar a la práctica las decisiones que va adoptando.

6. El instituto TESEV, uno de los principales think tanks de Turquía, ha publicado su tercer informe anual sobre

la percepción de Turquía en Oriente Medio y el Golfo, además de Libia e Irán. Con una muestra de 2 323 personas, el instituto ha realizado una encuesta en 16 países de la región (Egipto, Jordania, Líbano, Territorios Palestinos, Arabia Saudí, Siria, Irán, Túnez, Omán, Bahréin, Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Libia e Iraq) y ha concluido que la opinión que se tiene de Turquía es positiva y mejora prograsivamente.

Opinión favorable de Turquía

Preguntados por cuál es la cuestión más importante a la que hace frente la región en la actualidad, el 19% se inclinó por señalar los movimientos de protesta que han surgido a lo largo del pasado año. Pero preguntados por la cuestión más

importante en sus propios países, la economía fue la respuesta elegida por el 40% de los encuestados y, especialmente por los iraníes (70%), los jordanos (59%) y los libaneses. Únicamente en Libia y los Territorios Palestinos la economía no ocupa

el primer puesto de las preocupaciones de los encuestados, donde los temas de seguridad (en Libia, 27%) y el conflicto israelo-palestino (como es lógico, en los Territorios Ocupados, 34%), se encuentran a la cabeza de sus prioridades.

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Egipto

Jordania

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Territorios Palestinos

Arabia Saudí

Siria

Iraq

Irán

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Países del golfo

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Libia

MEDIA REGIONAL

Negativo

Positivo

Impacto de las Primaveras Árabes en los países de los encuestados

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Turquía destaca (77%) también como el país que más influye en lo que respecta a la paz regional. Incluso en Siria, donde la valoración es la más baja, un 58% de los encuestados tiene

una percepción positiva de Turquía. La Unión Europea y Naciones Unidas tienen una valoración positiva media del 58%; Rusia es percibida positivamente por el 57%; China y EEUU obtienen un 55%;

y la OTAN un 46%, siendo Libia el país en el que mejor valorada está la Alianza Atlántica, con un 70%. En Siria e Irán es donde la OTAN es menos popular, con el 28% y el 31% respectivamente.

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¿Qué país constituye la mayor amenaza para la región?

En cuanto al papel regional de Turquía, el 70% considera que este país tiene un papel político cada vez más influyente en la región; el 75% opina que Turquía debería

hacer de mediador en el conflicto palestino-israelí; el 71% cree que Estambul debería desempeñar un mayor papel en Oriente Medio; el 61% asegura que Turquía puede

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Pasado imperial

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Sistema político secular

Relaciones cercanas con Occidente

No es "suficientemente" islámica

ser un modelo a seguir por los países de la región; y el 67% considera que Turquía es el mejor ejemplo de la coexistencia que puede darse entre islam y democracia.

¿Por qué puede ser Turquía un modelo a seguir?

¿Por qué NO puede ser Turquía un modelo a seguir?

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Valor estratégico

Sistema político secular

Herencia islámica

Economía

Democracia

Turquía es percibida como una de las potencias económicas de la región. Aunque todavía se encuentra en segundo

lugar, después de Arabia Saudí (26% y 20% respectivamente), los encuestados consideran que en un periodo de diez años

Turquía se pondrá al frente de las economías regionales, superando a Arabia Saudí (con un 25% y un 16% respectivamente).

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1. Proyecto del Pacto Nacional para la Siria del futuro. La oposición siria, reunida en Estambul el 27 de marzo con el objetivo de unificar sus filas bajo los auspicios de Turquía y de Qatar, discutió la visión del futuro Estado sirio para la etapa post Bashar al-Asad. Ese nuevo Estado debe basarse en una serie de principios fundamentales: Estado civil, democrático, pluripartidista, independiente, libre, soberano y determinado únicamente por la voluntad del pueblo, que ejerce su soberanía a través del proceso democrático; el gobierno de transición que deberá formarse tras la caída del régimen se comprometerá a celebrar elecciones limpias y transparentes de las que emanará una asamblea constituyente encargada de redactar una nueva Constitución –que deberá incluir los principios básicos de este documento– y que será refrendada por el pueblo; la nueva Siria será una república democrática basada en la vida constitucional y el Estado de derecho que garantice la igualdad de todos los ciudadanos; el respeto de los derechos humanos por parte del Estado y de la sociedad es la piedra fundamental de la democracia; la diversidad cultural y religiosa es consustancial a la cultura y la sociedad siria, así el pilar del nuevo sistema democrático se levantará sobre la unidad en la diversidad; la Constitución confirmará la no discriminación entre los componentes religiosos, doctrinales, étnicos y nacionales de la sociedad; se celebrarán elecciones libres periódicamente en un régimen multipartidista; el parlamento electo reflejará la voluntad del pueblo y por ello, el gobierno que emane de esa institución gozará de total legitimidad; el presidente del país podrá ser elegido por el pueblo o por el parlamento y sus atribuciones estarán determinadas en la Constitución en conformidad con la separación de poderes; el gobierno electo garantizará la independencia del poder judicial; la Constitución garantizará los derechos individuales y colectivos respetando la legalidad internacional y los tratados sobre derechos humanos y protegerá las libertades públicas y privadas de todos los ciudadanos (libertad de expresión, de opinión, de elección, de doctrina); el Estado protegerá los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos, la libertad de la mujer y los logros conseguidos hasta el momento, y su participación en todos los ámbitos en pie de igualdad con el hombre; el Estado reconocerá los derechos de los

Documenta

componentes religiosos y la libertad de culto, doctrina y pensamiento; se prohibirán todas las formas de tortura, malos tratos y prácticas que atenten contra la dignidad humana; todos los poderes, las instituciones oficiales y sus funcionarios estarán al servicio del pueblo y sometidas a éste y no al contrario; nadie quedará impune ante la justicia; las fuerzas armadas estarán supeditadas al poder político, no se utilizarán para intervenir en la vida política y estarán bajo la autoridad del gobierno electo al servicio del pueblo; se reconstruirán los servicios de seguridad sobre fundamentos constitucionales y de derecho para que estén al servicio de la nación y del ciudadano y bajo supervisión del poder legislativo; no habrá venganzas, sino que se procurará curar las heridas del pasado a través de una reconciliación nacional basada en la justicia y la tolerancia; Siria deberá tener el lugar que se merece entre los demás países; la acción común, los intereses recíprocos y la cooperación guiarán sus relaciones regionales e internacionales en el marco del derecho internacional; Siria recuperará su papel activo en el entorno árabe y en la Liga Árabe; Siria trabajará para liberar los Altos del Golán por medios legítimos y apoyará al pueblo palestino; la economía siria estará al servicio del pueblo fomentando la libertad económica según las leyes del mercado y la competencia leal, y velará por una distribución justa de la riqueza nacional, la igualdad de oportunidades, la lucha contra la pobreza, el paro, el analfabetismo y la corrupción; se planificará el desarrollo de una economía libre y el desarrollo global y equilibrado para elevar el nivel de vida de todos los ciudadanos.

(Texto en árabe del Proyecto del Pacto Nacional para la Siria del futuro)

2. Comunicado final de la Conferencia de Amigos de Siria, celebrada en Túnez el 24 de febrero de 2012. En esta primera reunión del Grupo de Amigos del Pueblo Sirio participaron más de 60 países junto con representantes de Naciones Unidas, la Liga Árabe, la Unión Europea, la Organización de Cooperación Islámica, el Consejo de Cooperación del Golfo y la Unión del Magreb Árabe, con el fin de analizar la situación en Siria. Este grupo está comprometido con la soberanía, la independencia y la unidad territorial siria y condena las violaciones sistemáticas de los derechos humanos del régimen

sirio, incluida la violencia contra civiles y el asesinato y persecución de manifestantes pacíficos, las agresiones sexuales y el maltrato de los detenidos, y también el uso de armamento pesado y de tanques contra barrios habitados de las ciudades. El objetivo del Grupo de Amigos es encontrar una solución política que haga realidad las esperanzas del pueblo sirio de una vida digna, libertad, paz, reforma democrática, bienestar y estabilidad, y para ello llama a adoptar ciertas medidas urgentes: apoyar las decisiones y medidas adoptadas por la Liga Árabe (favorecer un alto el fuego inmediato y la aplicación de las resoluciones 7444 y 7446 de la Liga Árabe, detener todos los actos de violencia y proteger a los ciudadanos, liberar a todos los detenidos a raíz de estos sucesos, retirar y acuartelar a todas las fuerzas militares y armadas de las ciudades y pueblos, garantizar la libertad de manifestarse pacíficamente, permitir a las instituciones de la Liga Árabe y a los medios de comunicación árabes e internacionales informar de lo que ocurre en el país, y crear un mecanismo de coordinación que represente a todas las partes para la acción colectiva antes, durante y después de la etapa de transición) y una clara explicación sobre la transición en Siria según principios comunes, las resoluciones de Naciones Unidas y los acuerdos sobre derechos humanos, sociales y políticos, así como la creación de un gobierno civil y representativo en el futuro que garantice los derechos de las minorías.

Respecto a la transición política, el Grupo de Amigos del Pueblo Sirio apuesta por un proceso político global dirigido por Siria libre de violencia, y al mismo tiempo constata que las llamadas “reformas” adoptadas unilateralmente por el régimen no conducen a la solución de la crisis. En este ámbito, se expresa el apoyo a la iniciativa de la Liga Árabe para facilitar la transición política que lleve a un régimen democrático y pluripartidista en el que todos los ciudadanos disfruten de los mismos derechos, y también al inicio de un diálogo político serio entre el gobierno y toda la oposición con el fin de crear un gobierno de unidad nacional, la renuncia del presidente a todas sus atribuciones en beneficio de su primer vicepresidente (Faruq al-Shara‘) y la celebración de elecciones libres y transparentes bajo supervisión árabe

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e internacional. El Grupo acepta de buen grado la designación de Kofi Annan como enviado especial de la Liga Árabe y de Naciones Unidas a Siria.

El Grupo de Amigos de Siria exhorta al Consejo de Seguridad a actuar conjuntamente con la Liga Árabe y las partes interesadas para adoptar medidas prácticas contra las violaciones de derechos humanos del gobierno sirio y sobre la necesidad de que los responsables de tales violaciones sean juzgados; considera positivo que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara el pasado 16 de febrero la resolución 253/66, que condena enérgicamente la represión en Siria, y exige al gobierno de Damasco que aplique el plan de acción elaborado por la Liga Árabe en noviembre de 2011.

El Grupo expresa su determinación a seguir adoptando las medidas políticas, diplomáticas y económicas necesarias para obligar al régimen sirio a detener los actos de violencia. Entre esas medidas figuran: prohibir viajar a los miembros del régimen, congelar cuentas en el extranjero, suspender las compras de productos petrolíferos sirios, detener la inversión en infraestructuras sirias y las transacciones financieras, reducir el nivel de las relaciones diplomáticas con el régimen y prohibir la llegada de armamento al régimen.

El Grupo expresa su apoyo a la oposición, tanto a la que actúa dentro del país como al Consejo Nacional Sirio, del que ensalza su esfuerzo por crear un organismo amplio y representativo y por ello reconoce al CNS como representante legítimo de los sirios que quieren provocar un cambio democrático pacífico.

Respecto a la ayuda humanitaria, el Grupo expresa su temor ante la situación humanitaria en Siria por la dificultad de hacer llegar los alimentos, los medicamentos y el combustible básicos, así como por los ataques contra los equipos médicos, los enfermos y las instalaciones sanitarias en algunas zonas del país; por ello apoya los esfuerzos de Naciones Unidas para coordinar la ayuda humanitaria y exhorta a las organizaciones humanitarias internacionales a crear centros de acogida humanitaria en los países del entorno. Por último, el Grupo de Amigos de Siria expresa su compromiso a participar en el proceso de reconstrucción del país durante la etapa de transición.

(Comunicado final, en árabe)(Comunicado final, en inglés)

3. Documento final del segundo congreso del Grupo de Amigos del Pueblo Sirio. Este segundo congreso se celebró en Estambul el 1 de abril de 2012 con una participación más amplia que el primero (83 países y seis organismos internacionales). Se reafirmaron varios de los principios evocados en el primer congreso celebrado en Túnez el pasado 24 de febrero (independencia y soberanía de Siria, apoyo al plan de paz de Kofi Annan, las medidas adoptadas por la Liga Árabe…). En el congreso de Estambul, el Grupo de Amigos de Siria solicitó a Annan, enviado especial a Siria de Naciones Unidas y la Liga Árabe, que elaborase un calendario de las medidas susceptibles de ser adoptadas, entre ellas que el dossier de Siria vuelva a manos del Consejo de Seguridad si continúa la represión. Los reunidos acogieron positivamente el Documento del Pacto Nacional, redactado por la oposición durante el congreso celebrado también en Estambul el 27 de marzo con el objetivo de unificar sus filas.

(Documento final del Segundo Congreso del Grupo de Amigos del Pueblo Sirio, en árabe) 4. Documento del Pacto Nacional de los Hermanos Musulmanes de Siria. Este documento fue divulgado el 25 de marzo de 2012 y plasma la visión nacional y los denominadores comunes adoptados por el grupo, que ofrece un nuevo pacto social entre todos los componentes de la sociedad siria, todos los sectores religiosos, doctrinales y étnicos y todas las tendencias políticas e ideológicas. Es decir, es el proyecto político de los Hermanos Musulmanes para la etapa post Bashar, con el que quieren despejar dudas y mitigar los temores ante un posible aumento de la influencia del grupo tras la caída del actual régimen o ante su presencia en las instituciones del nuevo régimen. El grupo se compromete a actuar en diez puntos que deben constituir la futura Siria: Estado civil moderno basado en una constitución civil emanada de la voluntad del pueblo y en el acuerdo nacional, elaborada por una asamblea constituyente electa que proteja los derechos fundamentales, tanto individuales como colectivos, y que garantice la representación justa de todos los componentes de la sociedad; un Estado democrático, pluripartidista y con alternancia en el poder con un sistema de república parlamentaria en el que el pueblo elija a sus representantes en elecciones libres y transparentes; Estado de ciudadanía e igualdad, en el que todos los ciudadanos sean iguales independientemente de su etnia,

religión, escuela, tendencia o sexo, basado en el concepto de ciudadanía que establece los derechos y deberes y en el que la mujer disfruta de sus plenos derechos; un Estado comprometido con la defensa de los derechos humanos (dignidad, igualdad, libertad de pensamiento y expresión, libertad de creencia y culto, de información, de participación política, igualdad de oportunidades, justicia social, donde estén cubiertas las necesidad básicas para una vida digna, sin ningún tipo de discriminación y donde la tortura esté prohibida); un Estado basado en el diálogo y la participación sin exclusión en el que todos disfruten de sus riquezas y se respete la especificidad de cada componente étnico, religioso o doctrinal; un Estado en el que el pueblo sea soberano sin que exista la tutela de un gobernante déspota o de un partido único o de un grupo que monopolice el poder; un Estado que respete las instituciones, basado en la separación de poderes y al servicio del pueblo, con las atribuciones establecidas en la Constitución y en el que el ejército y los cuerpos de seguridad se dediquen a proteger a la nación y al pueblo y no a la autoridad o al régimen y no interfieran en la rivalidad política entre partidos y fuerzas nacionales; un Estado que renuncie y combata el terrorismo, respete los acuerdos internacionales y contribuya a la seguridad y la estabilidad del entorno regional e internacional y que establezca las mejores relaciones posibles con los países del entorno –especialmente con Líbano–, que ayude a recuperar su territorio ocupado y que apoye los derechos legítimos del pueblo palestino; un Estado de la justicia y del derecho en el que no haya lugar para las venganzas y los odios sino tribunales justos en una justicia libre e independiente; un Estado de cooperación entre todos en el marco de una reconciliación nacional general.

(Documento de los Hermanos Musulmanes de Siria, en árabe)

5. Declaración de Doha sobre el gobierno nacional palestino. Esta declaración fue firmada el 6 de febrero por el presidente palestino Mahmud Abbas y el jefe de la Oficina Política de Hamas, Jaled Mash‘al, bajo los auspicios del emir de Qatar, el sheyj Hamad Ben Jalifa Al Thani. Fue aprobada por el jefe de gobierno de Gaza, Ismail Haniyya, y aceptada por otros grupos como al-Yihad al-Islami. El documento gira en torno a la formación de un gobierno de acuerdo nacional de “tecnócratas independientes”, presidido por Abbas, que ponga fin a la dualidad

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existente hasta el momento, algo visto como imperioso para conseguir la reconciliación (Acuerdo de Reconciliación firmado en El Cairo a mediados de 2011). El gobierno de acuerdo nacional fortalecerá la unidad nacional palestina, acabará con la ocupación y recuperará los derechos legítimos, entre los que se encuentra la creación de un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén. Precisamente, con el fin de aplicar de forma segura y exacta los artículos del Acuerdo de Reconciliación, ambas partes pactan lo siguiente: proseguir los pasos para reactivar la Organización de Liberación de Palestina por medio de la reconstrucción del Consejo Nacional Palestino coincidiendo con las elecciones presidenciales y legislativas; formar un gobierno de acuerdo nacional constituido por tecnócratas independientes y presidido por el presidente Mahmud Abbas, que facilite la celebración de las elecciones legislativas y presidenciales (que deberían celebrarse a lo largo del presente año) y comience con la reconstrucción de Gaza; afirmar la continuidad del trabajo de las comisiones ya creadas, como la de libertades públicas (encargada de los dosieres de detenidos, instituciones, libertad de desplazamiento, regreso de los cuadros de mando a la Franja de Gaza, pasaportes, libertad de acción) o la de reconciliación social; afirmar la ejecución de lo acordado en El Cairo para iniciar los trabajos de la Comisión Electoral Central en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén. Este acuerdo ha sido recibido con algunas críticas entre parte de la jefatura de Hamas en Gaza, entre otros por Mahmud al-Zahhar, que creen que se han hecho demasiadas concesiones. En cualquier caso, este nuevo acuerdo se une a una lista ya demasiado larga para poner fin a la ruptura interna palestina: Acuerdo de El Cairo de 2005, el Documento del Pacto Nacional de 2006, el Acuerdo de La Meca de 2007, la Declaración de Sanaa de 2008, el Documento Egipcio de 2009 y el Acuerdo de Reconciliación de 2011. (Texto completo de la Declaración de Doha, en árabe)

6. Conferencia internacional sobre Somalia. Celebrada el 23 de febrero en Londres con presencia de EEUU, Gran Bretaña, el secretario general de ONU, el presidente de la Comisión Africana, el presidente somalí, Sheyj Sherif Ahmad, y su primer ministro, representantes de Puntland y Somaliland y los jefes de gobierno de Qatar, Uganda, Kenia, Etiopía,

y de otros países árabes, africanos y occidentales (55 delegaciones). Las esferas del apoyo político, la seguridad y la justicia, la piratería, el terrorismo, la estabilidad y la reconstrucción, la ayuda humanitaria y la coordinación internacional fueron los temas prioritarios de la reunión internacional. La conferencia se celebró con el objetivo de buscar una coordinación entre los países con intereses en Somalia, o relacionados de una manera u otra con este país, y unificar sus esfuerzos en los planos político, militar y de ayuda humanitaria. Aunque parece adolecer de una aproximación a la crisis somalí demasiado basada en el aspecto militar y de seguridad y menos como una crisis política (por ejemplo se vincula la seguridad con la justicia), la conferencia se celebró en un momento considerado decisivo en la historia de Somalia por varios motivos: porque acaba de salir de una de las peores crisis humanitarias del mundo, porque las tropas somalíes y las de la Unión Africana pudieron finalmente expulsar a las milicias de Movimiento de la Juventud (Harakat al-Shabab) de Mogadiscio y de otras zonas y porque las atribuciones de las instituciones temporales de gobierno finalizarán el próximo mes de agosto. A pesar de eso, el comunicado reconoce en el preámbulo que la situación en Somalia sigue siendo muy inestable, que el país necesita urgentemente el apoyo de la comunidad internacional, que las decisiones sobre el futuro de Somalia residen en las manos del pueblo somalí y que el papel de la sociedad internacional es facilitar el avance y el desarrollo del país. La conferencia se centró en los motivos de la inestabilidad y sus consecuencias y la comunidad internacional acordó impulsar el proceso político, fortalecer la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), ayudar a Somalia al desarrollo de sus propias fuerzas de Seguridad, a la estabilidad y aumentar la movilización para luchar contra la piratería y el terrorismo.

En cuanto al apoyo político, los participantes en la conferencia acordaron la finalización del mandato de las instituciones federales transitorias el próximo mes de agosto, sin posibilidad de ampliación, y apoyaron las medidas adoptadas para crear un gobierno con mayor representación. También consideran necesario que la sociedad internacional apoye cualquier diálogo entre Somaliland y el gobierno federal transitorio; condenan el terrorismo y el radicalismo violento, tanto el de los somalíes como el de los extranjeros; ven necesario que Somalia financie

los servicios públicos del país y que utilice sus cuentas en beneficio del pueblo y que luche contra la corrupción; que el núcleo del proceso de paz sea el respeto de los derechos humanos y exhortan a que se tomen medidas para frenar las violaciones de los derechos humanos, sobre todo en el caso de las mujeres y los niños.

En el aspecto de la “seguridad y la justicia”, los reunidos consideran que ambas son necesarias para el éxito del proceso político y del desarrollo, reconocen la necesidad de que los somalíes asuman la responsabilidad de la seguridad en el país y acuerdan crear un marco internacional de socios para la coordinación de los esfuerzos desplegados para apoyar dichos aspectos.

La conferencia expresa de nuevo su determinación a acabar con la piratería, reconociendo que el problema no puede resolverse exclusivamente por medios militares sino que hay que abordar las causas que se ocultan tras este fenómeno y remite a la conferencia internacional sobre piratería que se celebrará en los Emiratos Árabes Unidos el próximo mes de junio.

A propósito del terrorismo, se comprometen, respetando los derechos humanos, el Estado de Derecho y el derecho humanitario internacional, a hacer todo lo posible para obstaculizar el terrorismo en la zona y abordar las causas del fenómeno.

La conferencia reconoce los progresos conseguidos en algunas zonas del país que viven cierta estabilidad y acuerdan aumentar el apoyo a la creación de poderes legítimos y pacíficos y mejorar los servicios para la población de dichas zonas, solucionar la cuestión de los desplazados, así como reconocer la importancia del plan de revitalización y estabilidad de Mogadiscio, lo cual exige ampliar el marco de los programas de revitalización y estabilidad en las zonas recuperadas recientemente. La reconstrucción y el desarrollo económico del país a largo plazo deben basarse en el sector privado, mientras que las ayudas financieras y las remesas de los emigrantes pueden desarrollar las enormes posibilidades de Somalia en sus recursos pesqueros, la riqueza ganadera y en otros sectores.

Sobre la situación humanitaria, se reconoce que el país ha salido de la hambruna pero que hay temor a una crisis humanitaria continuada, por ello hay un compromiso de prestar ayuda en este aspecto.

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La conferencia pretende impulsar lo acordado en Londres a través del Grupo Internacional de Contacto para Somalia y su resolución, adoptada en Yibuti, sobre su reestructuración para ser más eficaz, de manera que desde la conferencia se recomienda la creación de grupos de trabajo dedicados al proceso político, la seguridad y la justicia, la estabilidad y el desarrollo. La esperanza de la conferencia es que el principio de una nueva era en la política de Somalia, con el apoyo de la sociedad internacional, lleve a la paz en el país.

La próxima conferencia internacional se desarrollará en Turquía el próximo verano.

(Texto completo del comunicado final de la conferencia, en inglés)(Texto completo del comunicado final, en árabe)

7. Declaración de Nuakchot. El Foro Mundial del Centrismo (al-Muntada al-‘Alami li-l-Wasatiyya) organizó, entre el 22 y el 24 de enero, una conferencia internacional en la capital mauritana en la que lanzó una iniciativa de diálogo y entendimiento entre los distintos componentes del panorama islámico, con el fin de elaborar un discurso islámico “de centro” y profundo que dé respuesta a los retos del momento y suponga un freno al extremismo, al pensamiento excluyente (takfiri) y a la ruptura de la cohesión social. La conferencia de Nuakchot se centró en el papel que deben desempeñar los jóvenes, la mujer, los ulemas y los medios de comunicación para combatir el extremismo por un lado; y en el llamamiento a los ulemas a dejar de lado las diferencias entre ellos y acercar los puntos de vista entre los pueblos y las naciones.

Los participantes en la conferencia emitieron la denominada “Declaración de Nuakchot” que exhorta a realizar reformas globales en los países árabes conservando la paz social, impidiendo la intervención extranjera y evitando las guerra civiles. Entre las recomendaciones de la conferencia, celebrada bajo el eslogan “El pensamiento reformista y la decadencia del discurso de la violencia”, figura consolidar la relación entre ulemas y gobernantes, fortalecer el diálogo con los jóvenes por parte de los regímenes y de los ulemas, y afianzar la identidad islámica de los países árabes con una mayor presencia de la materia de educación islámica en los métodos y libros de texto escolares.

La Declaración de Nuakchot es un llamamiento a la reforma global, lanzado a gobernantes, pueblos y partidos del mundo islámico, y a la necesidad de adoptar un método pacífico para el cambio hacia la reforma y la lucha contra la corrupción, evitando cualquier método violento. Partiendo de esa concepción, el Foro propone una serie de medidas como reformas radicales e inmediatas en los terrenos político, económico y social por parte de los regímenes gobernantes; o el cambio pacífico, lejos de cualquier radicalización o violencia, entre otras. Considera que la violencia más peligrosa es la que se practica en nombre de la religión y la que se basa en el pensamiento takfirí de exclusión de los musulmanes de su propia comunidad. Este foro centrista cree necesario celebrar conferencias y encuentros sobre el Estado islámico moderno a la luz del triunfo de movimientos islamistas en las elecciones legislativas de varios países árabes, lo que requiere reformular el pensamiento político islámico por medios modernos. La Declaración concluye con una condena de los actos violentos cometidos por grupos radicales, una alabanza del papel desempeñado por la institución de al-Azhar en la revolución egipcia y un llamamiento a la necesidad de activar el papel de la mujer en las sociedades árabes.

El Foro Internacional del Centrismo está presidido por el ex primer ministro sudanés y pensador al-Sadeq al-Mahdi, y tiene la sede oficial en Ammán. Es un organismo islámico mundial e independiente que apuesta por la opción reformista frente a la opción revolucionaria y en él participa una importante élite de pensadores y ulemas de países árabes e islámicos y de las minorías musulmanas en todo el mundo. Entre sus objetivos se encuentra asentar los conceptos de “centrismo islámico” en individuos e instituciones de la comunidad de creyentes (umma) y difundir el mensaje humanista del islam.

(Declaración de Nuakchot, en árabe)

8. Cumbre de la Liga Árabe en Bagdad (29 de marzo). Después de más de un año de permanecer aplazada, debido principalmente a las revoluciones y levantamientos en varios países árabes, la organización celebró su 23ª cumbre en la capital iraquí, aunque con la presencia de sólo diez líderes (Iraq, Kuwait, Libia, Líbano, Mauritania, Palestina, Arabia Saudí, Sudán, Túnez y Somalia) de los 22 países que la forman -el resto enviaron delegaciones de bajo

nivel–. La cumbre adoptó varias resoluciones sobre la crisis siria, la cuestión palestina y la lucha antiterrorista, además de tratar la evolución y desarrollo de la propia organización. Respecto a la crisis siria, la Liga exige al gobierno sirio que detenga inmediatamente los actos de violencia, proteja a los civiles, garantice la libertad para manifestarse pacíficamente reivindicando la reforma y el cambio, y que libere a los detenidos. Además, los dirigentes árabes defienden la unidad, estabilidad e integridad del país y rechazan cualquier intervención militar, y condenan las violaciones de derechos humanos cometidas por el régimen y la matanza del barrio de Baba Amru en la ciudad de Homs, que consideran un crimen contra la humanidad. Con respecto a la oposición siria, la Liga pide que se unifique con el objetivo de iniciar un diálogo serio que conduzca a la vida democrática. Hay que señalar que las recomendaciones sobre la cuestión siria no han gustado ni a la oposición del interior del país ni al régimen de Bashar al-Asad, mientras que el Consejo Nacional Sirio ha evitado hacer comentarios al respecto.

Otras resoluciones de la cumbre versaron sobre la cuestión palestina, reafirmando que la paz global en la zona sólo será posible tras la retirada israelí de los territorios palestinos y árabes ocupados, la paralización de los asentamientos y la creación de un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén oriental. Así mismo, la cumbre da la bienvenida tanto al acuerdo de reconciliación nacional palestina, firmado el 4 de mayo de 2011, como a la Declaración de Doha sobre la creación de un gobierno de acuerdo nacional de transición.

Sobre la lucha antiterrorista, las resoluciones de la cumbre reafirman la necesidad y la importancia de la creación de una red de cooperación judicial árabe. La Liga también defiende los esfuerzos para convertir Oriente Medio en una zona libre de armas nucleares y de destrucción masiva. Por último, muestra su apoyo al gobierno libanés, alaba la Iniciativa del Golfo para solucionar la crisis yemení y aplaude los progresos en Somalia tanto en el plano político como en la seguridad.

(Comunicado final de la cumbre de la Liga Árabe, en árabe) (Declaración de Bagdad, en árabe)(Declaración de Bagdad, en inglés)

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Escaparate de libros y revistasLibros

David Commins. The Gulf States: A Modern History. Londres: I.B. Tauris, 2012, 320 págs. Este estudio del profesor de Historia David Commins se centra principalmente en temas económicos, culturales, religiosos y sociales desde el siglo XIV hasta la actualidad. Analiza cuestiones clave en la historia de esta zona geográfica como la influencia del Imperio Otomano, el surgimiento de las dinastías árabes, la riqueza petrolífera, la prosperidad moderna y la formación de los Estados del Golfo tal y como los conocemos en la actualidad.

Amru Hashem Rabi‘ (Ed.). Thawrat 25 yanayer (La Revolución del 25 de enero). El Cairo: Markaz al-Ahram li-l-Dirasat al-Siyasiyya, 2011, 448 págs. Veinticinco investigadores participan en esta obra analizando diferentes aspectos de la revolución del 25 de enero de 2011 que acabó con el régimen del ex presidente Hosni Mubarak. Se estudian las causas, las consecuencias y las perspectivas de futuro. La primera parte profundiza en la postura que adoptaron las principales fuerzas políticas egipcias: los Hermanos Musulmanes, al-Wasat, al-Karama, al-Gad, el Frente Democrático, al-Wafd y al-Tagammu`, entre otros. La segunda parte se ocupa de la manera en la que el régimen y las instituciones interactuaron con la revolución, tanto el presidente (Mubarak) como su vicepresidente (Omar Suleiman), el parlamento o los sindicatos. La tercera parte se centra en la actuación de los cuerpos de Seguridad y de las fuerzas armadas. La cuarta parte está dedicada a las dimensiones sociales, económicas y culturales de la revolución; la quinta a la postura de la sociedad árabe e internacional respecto a la revolución egipcia y la sexta aborda las perspectivas de futuro de esta revolución.

Lluís Bassets. El año de la revolución. Cómo los árabes están derrocando a sus tiranos. Barcelona: Taurus, 2012, 393 págs. Crónica de las recientes revoluciones en países árabes, partiendo del estallido tunecino y su propagación por países del Magreb árabe y de Oriente Próximo y, al mismo tiempo, análisis de sus causas y consecuencias, entre ellas el surgimiento de democracias en construcción. También es una reflexión sobre el futuro del mundo árabe y los cambios que las revoluciones han supuesto en el panorama geopolítico regional e internacional.

Azmi Bishara. Al-Thawra al-tunisiyya al-mayida (La gloriosa revolución tunecina). Doha: Al-Markaz al-‘Arabi li-l-Abhath wa-Dirasa al-Siyyasat, 2012, 496 págs. El pensador árabe Azmi Bishara analiza en este estudio, publicado por el Centro Árabe de Investigaciones y Estudios Políticos de Doha, las causas primordiales de la revolución tunecina y compara algunos fenómenos sociales y económicos presentes en el Túnez prerrevolucionario y fenómenos parecidos que se dan en otros países árabes que pueden experimentar movimientos revolucionarios similares, entre ellos el fracaso del desarrollo, el aumento del desempleo, los gobiernos hereditarios y su legitimidad, la religiosidad y el laicismo, proponiendo una reflexión teórica sobre la revolución en los países árabes. Bishara estudia la historia de los levantamientos que se han producido en Túnez, el panorama de partidos políticos existentes en el país antes del estallido de la revolución y más adelante expone detalladamente los hechos de la revolución que acabó con el régimen de Ben Ali hace poco más de un año.

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Youssef Seddik. Unissons-nous! Des revolutions arabes aux indignés. La Tour d’Aigues: Editions de l’Aube, 2011, 112 págs. Entrevista del periodista Gilles Vanderpooten con el filósofo y antropólogo tunecino Youssef Seddik, especialista en antropología del Corán. Este libro es una reflexión sobre las perspectivas de futuro de la juventud de los países mediterráneos trazando un paralelismo entre la situación en Oriente y en Occidente y en el que aborda las complejidades políticas, económicas, sociales y ecológicas a las que se enfrentan las sociedades árabes.

Hani al-Hindi. Al-Haraka al-qawmiyya al-‘arabiyya fi-l-qarn al-‘ashirin (dirasa siyasiyya) (El movimiento nacionalista árabe en el siglo XX. Estudio político). Beirut: Markaz Dirasat al-Wahda al-‘Arabiyya, 2012, 576 págs. Estudio sobre la acción nacionalista árabe, realizado por Hani al-Hindi, un histórico luchador y pensador. Analiza el surgimiento y evolución de esta tendencia y las luchas por la liberación y la unidad de la nación árabe que pretendían provocar un nuevo renacimiento y la creación de un Estado árabe unificado tras la liberación de las potencias colonialistas. Este análisis también se centra en el caso de Palestina, en su liberación y unidad, como los dos pilares fundamentales del nacionalismo árabe.

Allen James Fromherz. Qatar: A Modern History. Londres: I. B. Tauris, 2012, 224 págs. El autor analiza en este estudio las paradojas y la creciente influencia regional de Qatar, basándose en fuentes originales en árabe, inglés y francés, y en su trabajo de campo en Oriente Medio. Fromherz ofrece una imagen poliédrica de la política, la cultural, la religión, la sociedad y la economía del moderno Estado de Qatar que desempeña un importante papel, tanto político como económico, en la zona. Allen James Fromherz es profesor de Historia Medieval del Mediterráneo y de Historia Islámica en la Universidad de Georgia, en Atlanta.

Revistas

L´Année du Maghreb 2011 (2012). Publicado por el Institut de Recherches et d`Études sur le Monde Arabe et Musulman (IREMAM), y editado por Éditions du CNRS, L´Année du Maghreb tiene como objetivo analizar las transformaciones acaecidas en el Magreb a lo largo de una año 2011. La primera parte se centra en un dossier, dedicado en esta ocasión al Sáhara (Sahara en mouvement), coordinado por Dominique Casajus desde una perspectiva histórica. La segunda parte, que aborda la actualidad magrebí, se centra en este número en Túnez, su revolución y sus consecuencias. La revista incluye secciones dedicadas a cada país magrebí: Mauritania, Marruecos, Argelia, Libia y Túnez.

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Publicación bimestral editada por: Casa Árabe y su Instituto Internacional de Estudios Árabesy del Mundo Musulmán es un consorcio formado por:

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Palestine-Israel Journal of Politics, Economics and Cultures, vol. 18, nº 1, (2012). Este número se abre con un editorial de Ziad Abu Zayyad sobre las implicaciones de la “primavera árabe” y un amplio dossier sobre las revoluciones y revueltas árabes con contribuciones, entre otros, de Azmi Bishara (revoluciones, revueltas y transiciones democráticas desde la perspectiva tunenica), Khaled Hroub (islamistas y poder) Alon Liel (el modelo turco y la primavera árabe), Joel Beinin (el conflicto palestino-israelí ante la nueva situación en el mundo árabe), Samir Awad (el impacto de las revoluciones árabes en el conflicto palestino-israelí), Nicos Panayiotides (implicaciones regionales de la primavera árabe) y Miriam Elman (la primavera árabe y el futuro de la democracia en Oriente Medio). Puede consultarse en http://www.pij.org/current.php.

Middle East Journal of Culture and Communication, vol 5, nº 1 (2012). Número dedicado a las revoluciones árabes con aportaciones de Arshin Adib-Moghhaddam (revueltas árabes, islam y posmodernidad), Nadje Al-Ali (género y primavera árabe), Mohammed A. Bamyeh (filosofía anarquista, tradiciones civiles y cultura de las evoluciones árabes) Haim Bresheeth (visión de la primavera árabe desde Israel), Gholam Khiabany (revoluciones árabes y levantamiento iraní), Marwan M. Kraidy (los medios y los levantamientos árabes), Dina Matar (contextualización de los medios en las revoluciones) y Tarik Sabry (aporía del tiempo y de las revoluciones árabes).

Al-Mustaqbal al-‘Arabi, nº 397 (marzo 2012). El número de marzo de la revista editada por el Centro de Estudios de la Unidad Árabe se inicia con un editorial de Ahmad Yusef Ahmad sobre la primavera árabe y la unión magrebí. Incluye artículos sobre la “democracia electrónica”, la participación de los grupos árabe y africano en el Asamblea General de Naciones Unidas, el papel de la enseñanza en el desarrollo económico en el caso argelino y la visión socio-económica del movimiento de contestación sirio. El dossier de la revista está dedicado a la “ciudad árabe” (demografía, identidad, globalización). El número se completa con las habituales secciones de reseñas bibliográficas, informes sobre congresos y bibliografía.