[Notas para una Epistemología de] La Personalidad(del cientificismo institucional a los paradigmas alternativos)

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Persona-Personalidad

- La palabra «personalidad» proviene del término latino «personam» (correspondiente al cuasi homónimo en castellano “persona”), referido originariamente a la máscara usada por los actores de teatro en la antigüedad.

- A su vez, respecto de la etimología de la palabra persona, aunque existen varias hipótesis, la mayoría de los autores sostienen que deriva de la palabra griega prósópon, que era la máscara con la que los actores griegos adoptaban las características asociadas al rol de un personaje al que buscaban representar.

- De este modo, originariamente se hablaba en un sentido figurado de «personas» (“prósopas” en griego) para referirse a los roles que, auxiliado por su máscara, representaba un actor en el teatro.

Persona-Personaje• La palabra persona significó, así, inicialmente lo

aparente, lo postizo, es decir, lo característico del “personaje” creado por el autor dramático y que resultaba distinto del actor que encarnaba la escena, quien quedaba oculto tras la máscara.

• De algún modo esa concepción quedará preservada en

la noción que planteará posteriormente Jung, para quien la “personalidad” constituirá efectivamente una máscara que sólo representa la “mente colectiva” disfrazando el verdadero Yo de cada individuo.

Persona-Personal-Personalidad• Progresivamente, la noción de «persona» se fue extrapolando como estatus

propio de los ciudadanos en general, quienes, sin embargo, son sólo aquellos que gozan de derechos, es decir, aquellos que, a diferencia de los esclavos, podían participar de la res pública.

• A partir del desarrollo de la doctrina cristiana en el Medioevo, los teólogos

modifican el sentido de la palabra “persona”, comenzando a aludir con ella a algo interior, de matiz sustancial o esencial (persona = per se una), de modo que el concepto adquiere un rango de aplicabilidad amplia, quedando virtualmente equiparado con el de “ser humano”.

• En el marco de esta evolución conceptual, la adjetivación de lo «personal» habría derivado, a su vez, en la sustantivación «personalidad», como forma de referirse de manera hipostasiada al conjunto de las características «personales» que, en su aparente integración e interacción, configurarían el patrón relativamente estable que parece posible observar a partir del funcionamiento individual y social de un sujeto en particular.

Personalidad: Hipóstasis v/s Constructo

• Persistencia de la concepción objetivista de la Ciencia Moderna contribuye a la “implícita” utilización (práctica) hipostasiada del constructo “personalidad” (ODPC).

• Hipóstasis: sustancialización de los constructos, tal que trascendiendo su arraigo entitativo en el lenguaje se les atribuye estatus objetivo.

Núcleos gnoseológicos de algunas concepciones de la “personalidad”

• Freud: la personalidad aparece como una consolidación esencial inmanente del “aparato psíquico” como resultante de la historia de desarrollo psicosexual temprano del individuo.

• Bandura: inicialmente postula que el comportamiento y el entorno se co-determinan en el proceso de desarrollo de la personalidad y, posteriormente, evoluciona hacia una fórmula de tres variables: el ambiente, el comportamiento y los procesos psicológicos del individuo, como intervinientes en el desarrollo de la personalidad.

• Eysenck: la personalidad es entendida como conjunto de características en parte innatas, en parte adquiridas, que constituyen el comportamiento de todo individuo humano haciéndolo “único e irrepetible” (Dimensiones: inteligencia; temperamento; carácter).

• Cattell: la personalidad es “aquello que nos dice lo que una persona hará cuando se encuentre en una situación determinada”. Introduce el análisis factorial (“científico”) de la personalidad, en el que los rasgos constituyen el elemento estructural básico de la personalidad. El análisis factorial es un procedimiento estadístico que permite identificar los focos de co-variación existentes en un conjunto de elementos. Un foco de co-variación o factor se define por aquellos elementos de la muestra que presentan mayor interrelación. Desde esta lógica , Catell desarrollo sucesivos análisis factoriales, obteniendo finalmente cinco factores irreductibles entre sí: Extraversión; Ansiedad; Autocontrol; Independencia; Dureza.

• Rogers: la personalidad es el resultado del desarrollo del Yo a partir de la

tendencia a la diferenciación que deriva de la interacción entre el organismo y el medio.

Elementos comunes

• Poner de relieve las diferencias individuales.• Angulación del concepto desde un sustrato de

“estabilidad”, “permanencia” y “cristalización”.• Funcionalidad lineal de la conceptualización (acorde

con la epistemología científico-experimental).

• Hipostasis del constructo por sobre su función comprensivo-analítico-operacional.

• Articulación en torno a una “estructura” configurada por dimensiones, componentes, rasgos, etc.

La noción de personalidad en Psiquiatría

DSM-IV / CIE 10Rasgos de Personalidad

“Patrones persistentes de formas de percibir, actuar, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y personales".

• Hacia la mitad del siglo XX algunos autores (López-Ibor; Cleckley, entre otros) cuestionaron el que la naturaleza de los trastornos de la personalidad fuera, como se consideraba hasta ese momento, exclusivamente moral, postulando que las denominadas alteraciones del carácter reflejan con frecuencia las modificaciones funcionales producidas en un estrato endógeno de carácter biológico, en el que se encuentran los instintos y los sentimientos vitales.

• Luego de algunas décadas, ese “salto conceptual” da lugar al abordaje de la personalidad desde el modelo médico.

Diagnóstico y evaluación de la “personalidad”

(alcances epistemológicos, éticos y políticos)

• Hablar de diagnóstico o evaluación psicológica implica abordar una serie de presupuestos implícitos sobre el cual operan las tecnologías (diagnósticas; evaluativas) que, de diversas maneras, establecen límites para el pensamiento y la reflexión.

• Un esfuerzo de las ciencias sociales, en el contexto de la posmodernidad, ha sido comenzar a deconstruir estos presupuestos y estudiarlos contextualmente (Gergen; Guidano, etc.).

• La sociedad contemporánea le ha asignado a la evaluación psicológica un rol extremadamente amplio.

• Esta amplitud se observa en la diversidad de roles que juega en la Psicología y en los distintos ejes por los que transita: una multiplicidad de formas de utilización, que resulta casi imposible definir con relativo consenso el concepto de evaluación psicológica.

• Cada uno de esos roles emerge en un determinado contexto social, donde confluye con otras disciplinas, otros actores sociales y, ante todo, otros fines, sirviendo instrumentalmente a intereses de todo tipo, algunos mas ética y políticamente correctos que otros.

• El proceso histórico ha consistido en pasar de una primera etapa de transfusión de conceptos psicológicos al resto de los contextos, de forma muy hermética y muy teñida por la psicología profunda o psicodinámica, a una segunda etapa de adaptación de la Psicología a los requerimientos de los contextos, aprehendiendo los significados asociados a cada uno de ellos.

• La evaluación ya no solo juega con las reglas de la Psicología, o con aquellas de la díada evaluador-evaluado, sino que incorpora necesariamente las reglas de los contextos sociales donde es requerida.

• Este desafío ha sido asumido por la gran mayoría de los psicólogos haciendo los esfuerzos correspondientes por comprender estos nuevos contextos de significado y adaptar las evaluaciones de forma que éstas tengan sentido en tales lugares.

• La tecnología psicológica se pone al servicio de la sociedad de manera efectiva.

• Sin embargo, frente a estos supuestos medianamente implícitos, existe una creciente corriente de psicólogos que no adhieren con la misma fuerza a esta institucionalidad. Es decir buscan formas de no participar en este tipo de instancias, o bien, desarrollan evaluaciones bajo un serio conflicto ético-profesional, e incluso existencial.

Motivos que tensionan

• Conflicto de carácter ético con respecto a las modalidades predominantes de evaluación y sus implicancias en el valor del respeto por el otro.

• Uso instrumental de las evaluaciones; una falta de sentido con respecto a los procesos terapéuticos, un énfasis en los aspectos negativos, a veces irrelevantes en el contexto del proceso de cambio.

• Conflicto de carácter epistemológico entre la mirada profesional y la exigencia del medio social. En este punto, las opiniones del paradigma sistémico, sobretodo la línea que se fundamenta en el construccionismo social, considera que la evaluación, en sus formas tradicionales y en particular aquellas que demanda el contexto social, tienden a preservar estilos de funcionamiento o historias donde los problemas se mantienen y las personas pierden oportunidades para volverse autónomas con respecto a la solución de éstos

“La terapia tradicional se ha centrado en los problemas de la mente individual; los terapeutas familiares se abren paso hacia una comprensión más amplia de los procesos sociales; tanto unos como otros siguen ampliamente comprometidos con los conceptos gemelos de unidad disfuncional y de cura terapéutica. Desde un punto de vista construccionista, el acento se desplaza desde la mente individual a la gestión conjunta de la realidad, y desde la cura a la pragmática del significado en el contexto social.” (Gergen, Realidades y Relaciones)

Las Evaluaciones clínicas en contextos sociales diversos, en el caso de materializarse, produce un efecto adverso que consiste en que la información relevada no es coherente con los contextos donde se solicitan, a la vez que pueden no cumplir con las expectativas de los dispositivos sociales y por lo tanto tener grandes posibilidades de ser desechados como pruebas válidas de lo que le sucede a una persona o lo que se puede esperar de ella.

La evaluación que puede realizar desde este posicionamiento no cumple con dos requisitos básicos, no explicitados, pero si consensuados en esta relación social:

• El producto de la evaluación debiese poder predecir el comportamiento captando la realidad tal cual es.

• Precisamente aquello que la evaluación capta sería el constructo de la personalidad y por tanto habría un acuerdo tácito y esencialista de su existencia.

• La predicción es una expectativa social, permite controlar y tomar decisiones que influyan en las conductas futuras de los sujetos, aunque de forma individual y aislándolos de los diversos contextos en donde realizan su existencia.

• Para que el control sea posible, debe existir alguna entidad, relativamente estable, que no varíe, y que permita tal estimación; es decir, una personalidad.