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Nutrición Basada en Evidencia MCS, LN. Eliud Salvador Aguilar Barrera Docente adscrito al departamento de Nutrición, Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud, IPN. En el decenio de 1950-59, Sydney Burwell, decano de Harvard University Medical School, se dirigió a sus alumnos y les comunicó lo siguiente: “Dentro de 10 años 50% de lo aprendido será mentira, pero lo más importante es que su profesor no sabe cuál 50% será verdad y cuál 50% será mentira”. 1 Obviamente, aunque dudaron de la veracidad de la aseveración de su maestro, el comentario desanimó a quienes lo escucharon; sin embargo, con el paso del tiempo parece comprobarse esta hipótesis porque actualmente somos testigos de que las ciencias biomédicas, la tecnología de la información y la biotecnología están experimentando avances muy rápidos y cambiantes, junto con una gran cantidad de información que es publicada diariamente en distintas revistas especializadas a nivel mundial. 2 Los profesionales de la Nutriología de hoy tienen el reto de mantenerse al tanto de los conocimientos actuales en alimentación y nutrición en un entorno en constante cambio, lo que debe garantizar que su consejo se base en la evidencia científica más reciente. Mientras que los manuales y libros de texto son de gran ayuda, gran parte de la información sobre temas clínicos y otros relacionados con la nutrición, están limitados en su alcance y se encuentran a menudo desactualizados, incluso antes de ser publicados. Ante tal situación surge la necesidad de conocer el concepto y enfoque de la Nutrición Basada en Evidencia (NuBE). La NuBE deriva directamente de la Medicina Basada en Evidencia (MBE), un concepto acuñado por Gordon Guyatt y publicado por primera vez en un artículo en la revista JAMA en 1992. 3 En sus inicios, la MBE surgió como una alternativa de la práctica basada en la experiencia. Entre los pioneros de la MBE destacan Thomas C. Chalmers, Alvan Feinstein, y Archibald Cochrane. Tom Chalmers

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Nutrición Basada en Evidencia

MCS, LN. Eliud Salvador Aguilar Barrera

Docente adscrito al departamento de Nutrición, Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud, IPN.

En el decenio de 1950-59, Sydney Burwell, decano de Harvard University Medical School, se dirigió a sus alumnos y les comunicó lo siguiente:

“Dentro de 10 años 50% de lo aprendido será mentira, pero lo más importante es que su profesor no sabe cuál 50% será verdad y cuál 50% será mentira”. 1

Obviamente, aunque dudaron de la veracidad de la aseveración de su maestro, el comentario desanimó a quienes lo escucharon; sin embargo, con el paso del tiempo parece comprobarse esta hipótesis porque actualmente somos testigos de que las ciencias biomédicas, la tecnología de la información y la biotecnología están experimentando avances muy rápidos y cambiantes, junto con una gran cantidad de información que es publicada diariamente en distintas revistas especializadas a nivel mundial.2

Los profesionales de la Nutriología de hoy tienen el reto de mantenerse al tanto de los conocimientos actuales en alimentación y nutrición en un entorno en constante cambio, lo que debe garantizar que su consejo se base en la evidencia científica más reciente. Mientras que los manuales y libros de texto son de gran ayuda, gran parte de la información sobre temas clínicos y otros relacionados con la nutrición, están limitados en su alcance y se encuentran a menudo desactualizados, incluso antes de ser publicados. Ante tal situación surge la necesidad de conocer el concepto y enfoque de la Nutrición Basada en Evidencia (NuBE).

La NuBE deriva directamente de la Medicina Basada en Evidencia (MBE), un concepto acuñado por Gordon Guyatt y publicado por primera vez en un artículo en la revista JAMA en 1992.3 En sus inicios, la MBE surgió como una alternativa de la práctica basada en la experiencia. Entre los pioneros de la MBE destacan Thomas C. Chalmers, Alvan Feinstein, y Archibald Cochrane. Tom Chalmers adoptó por primera vez el riguroso análisis de ensayos clínicos por medio del metaanálisis (técnica estadística que permite integrar los resultados de distintos estudios en un único estimador, dando más peso a los resultados de los estudios de mejor calidad) y fue quien realizaría el primer ensayo clínico aleatorizado acerca del reposo y la dieta como tratamiento para la hepatitis;4 al Dr. Feinstein se le atribuye el desarrollo de la Epidemiología Clínica; el trabajo del Dr. Cochrane inspiró a la formación de la Colaboración Cochrane, la cual ha jugado un papel importante en la generación y difusión de evidencia científica.5 Una generación posterior liderada por El Dr. David Sackett llamado el padre de la MBE junto con el Dr. Brian Haynes y el Dr. Gordon Guyatt comenzó en 1990 a enseñar y difundir el enfoque de la MBE en la Universidad de McMaster.6

Tradicionalmente, y hasta la introducción de la MBE, existía la creencia de que las opiniones de expertos y la práctica clínica habitual (lo normal en nuestro medio) eran suficientes para solucionar las cuestiones clínicas de cada día. Ante un determinado problema de diagnóstico o

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tratamiento, nuestra conducta habitual consistía en seguir las recomendaciones que encontrábamos en los libros de texto, las fuentes bibliográficas disponibles, o plantear el problema a colegas que, suponíamos, tenían más experiencia y conocimientos que nosotros en ese tema en concreto. Las recomendaciones así obtenidas, y moduladas también en parte por nuestra propia experiencia, conformaban la base en la que sentar nuestra decisión terapéutica. Sin embargo, hoy en día, ninguna de estas soluciones deben ser un mecanismo adecuado para la toma de decisiones clínicas.7

La práctica de la NuBE se define como el enfoque donde los profesionales en salud utilizan la mejor evidencia posible en la toma de decisiones respecto a la atención individual de los pacientes. Implica la toma de decisiones juiciosa y consciente, basada no solo en la evidencia disponible sino también en las características, situación y preferencias del paciente.8,9

Algunas recomendaciones de expertos basadas en estudios de insuficiente calidad y que posteriormente han demostrado ser erróneas, como la utilidad de la vitamina C para prevenir resfriados, o la de la vitamina E en la disminución del riesgo de enfermedad coronaria, han hecho dudar a la opinión pública sobre aspectos nutricionales de gran importancia para la salud. Éste es uno de los motivos fundamentales por el que los organismos internacionales, y las sociedades científicas de nutrición y dietética justifican la necesidad de implantar la NuBE.7

El código de ética de la Confederación Internacional de Asociaciones de Dietética (ICDA, por sus siglas en inglés) aplicable para la práctica de la Nutriología indica la importancia de aplicar el enfoque de la Práctica Basada en Evidencia y destaca que la evidencia científica debe ser utilizada para tomar decisiones en todos los ámbitos de la práctica dietética, para mejorar los resultados de salud de los pacientes, comunidades y poblaciones. La práctica dietética basada en la evidencia debe indicar claramente la fuente de las recomendaciones, debe ser pertinente, eficaz, y debe integrar el conocimiento de otras disciplinas.10

Algunas de las ventajas de implementar la práctica basada en evidencia son: establecer la mejor terapéutica actual, establecer un pronóstico, limita opiniones, permite comprender la utilidad de las nuevas tecnologías, reduce la variabilidad de la práctica clínica, facilita la precisión en el abordaje clínico, se establece la mejor terapéutica actual, actualiza los conocimientos, incrementa la confianza en el actuar, mejora la calidad de nuestra atención, mejora el juicio crítico, incrementa la capacidad de análisis y búsqueda, estimula la elaboración y aplicación de guías de práctica clínica, entre otras.2

Para implementar la NuBE se recomienda seguir los siguientes pasos:

1. Plantear con precisión el problema clínico y la información que se requiere para solucionarlo. Hay que definir claramente el paciente/problema, la intervención y los resultados que se quieren evaluar y que deben ser clínicamente importantes.

2. Realizar una búsqueda eficiente de la bibliografía disponible hasta la fecha, que se refiera específicamente al problema clínico planteado.

3. Seleccionar los estudios más relevantes, de mejor calidad y los más actuales.

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4. Determinar su validez y su utilidad, que, en última instancia, condicionarán su aplicabilidad clínica.

5. Extraer una conclusión para aplicar a nuestro paciente/problema.

6. Evaluar los resultados obtenidos.

Aunque la implementación del enfoque de NuBE requiere de determinadas habilidades y conocimientos nuevos, su uso puede facilitar y mejorar la práctica clínica. Tanto la MBE como la NuBE vinieron a cambiar el modo en que vemos a la evidencia científica y en la forma de establecer la terapia medica nutricional. De acuerdo con David Isaacs la práctica basada en evidencia llegó para sustituir a la práctica basada en la fe;11 hoy más que nunca el sustentar lo que hacemos día con día nos acerca a las mejores prácticas en nutrición, nos empodera y nos lleva a cumplir con el marco ético existente que fundamenta la práctica de la nutrición clínica.

Referenciasx

1. Sackett DL, Straus SE, Richardson WS, Rosenberg W, Haynes RB. Evidence Based Medicine. How to Practice and Teach. 2nd ed. Edinburgh: Churchill Livingstone; 2000.

2. Arceo Diaz JL, Ornelas Aguirre JM, Domínguez Salcido S. Manual de medicina basada en evidencias. Primera ed. Martínez Moreno M, editor. México: manual moderno; 2010.

3. Evidence-Based Medicine Working Group. Evidence-based medicine. A new approach to teaching the practice of medicine.. JAMA. 1992; 268(17).

4. Chalmers TC, Eckhardt RD, Reynolds WE. The treatment of acute infectious hepatititis. Controlled studies of effects of diet, rest, and physical reconditioning on the acute course of the disease and on the incidence of releapses and residual abnormalities.. J Clin Invest. 1995; 34(7, part II).

5. Cochrane Iberoamérica. Cochrane Iberoamérica Web site. [Online].; 2015 [cited 2015 October 19. Available from: http://es.cochrane.org/es/%C2%BFqu%C3%A9-es-cochrane.

6. Smith R, Rennie D. Evidence-BasedMedicine—An Oral History. JAMA. 2014; 311(4).

7. Del Olmo D, Alcázar V, López del Val T. Nutrición basada en la evidencia: presente, limitaciones y futuro. Endocrinol Nutr. 2005; 52(Suppl 2).

8. Academy of Nutrition and Dietetics. Evidence Analysis Library. What is evidence-based practice? [Online].; 2015 [cited 2015 October 19. Available from: https://www.andeal.org/evidence-based-practice.

9. Gray GE, Lorraine KG. Evidence-Based Medicine. J Am Diet Assoc. 2002; 102(9).

10. International Confederation of Dietetic Associations. ICDA Web site. International Code of

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Ethics and Code of Good Practice. [Online].; 2015 [cited 2015 October 19. Available from: http://www.internationaldietetics.org/International-Standards/International-Code-of-Ethics-and-Code-of-Good-Prac.aspx.

11. Isaacs D, Fitzgerald D. Seven alternatives to evidence based medicine. BMJ. 1999; 319.

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