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n. o 60/2013 6,50 € EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO La cooperación, el sentido social y la cultura marcan el curso de la humanidad 9 7 7 1 6 9 5 0 8 8 7 0 3 0 0 0 6 0 MAYO/JUNIO 2013 SERIE TÉCNICAS DE LA NEUROCIENCIA (III) Microscopía bifotónica PSICOTERAPIA El poder curativo de la risa PSICOLOGÍA INFANTIL Claves del apego temprano MEDICINA Células madre cancerosas

La Evolución Del Pensamiento

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Page 1: La Evolución Del Pensamiento

n.o 60/20136,50 €

EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTOLa cooperación, el sentido social y la cultura marcan el curso de la humanidad

9 7 7 1 695 0887 03

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013

60/2

013

SERIE TÉCNICAS DE LA NEUROCIENCIA (III)

Microscopía bifotónica

PSICOTERAPIAEl poder curativo de la risa

PSICOLOGÍA INFANTILClaves del apego temprano

MEDICINACélulas madre cancerosas

Page 2: La Evolución Del Pensamiento

Disponible en su quiosco el número de mayo

Page 3: La Evolución Del Pensamiento

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Page 4: La Evolución Del Pensamiento

2 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

SUM ARIO

P SICOTER A PIA

8 El poder curativo de la risaReírse no solo beneficia la salud

física y psíquica; también contribuye

a mejorar las relaciones sociales y de

pareja. ¿Por qué motivo? Por Nicolas

Guéguen

P SICOLO GÍ A INFA NTIL

34 El peso del apego tempranoAlgunos niños sufren en sus

primeros años de vida abandono e

incluso malos tratos. A menudo esa

experiencia les lleva a mostrarse

agresivos, inaccesibles o temerosos

en la guardería o la escuela. ¿Cómo

debe actuarse en tales casos?

Por Katja Gaschler

SERIE «TÉCNIC A S DE L A NEURO CIENCIA» (I I I)

56 Microscopía bifotónica: neuronas en directoEl microscopio bifotónico constituye

un avance en el terreno de la

microscopía de fluorescencia:

permite medir la actividad de

neuronas vivas en zonas profundas

del cerebro. Mas, hoy por hoy, el

método resulta muy costoso.

Por Wolfgang Mittmann

SUEÑO

60 Secretos del descanso reparadorCada noche, el sueño afloja las

conexiones que entrelazan el

conocimiento adquirido durante

el día. Con ello, el cerebro recupera

flexibilidad y dinamismo.

Por Jason Castro

MEDICIN A

64 Reserva celular letalLas células madre constituyen

el origen de todos los tejidos del

cuerpo humano, pero entrañan

cierto peligro. Algunas neoplasias,

entre ellas los tumores cerebrales,

provienen de células madre

cancerosas. Por Boyan Garvalov

y Till Acker

NEURO QUÍMIC A

70 Gases tóxicos en el cuerpoÓxido nítrico, monóxido de carbono

y sulfuro de hidrógeno. Se trata

de tres gases altamente tóxicos

que produce el propio organismo

humano. Mensajeros químicos que

intervienen en el aprendizaje y en las

enfermedades neurodegenerativas.

Por Anton Hermann, Guzel F. Sitdikova

y Thomas M. Weiger

ARTÍCULOS

Los efectos saludables de reír La risa une a las personas, sea en la familia ,

en el trabajo o en la sociedad. También

favorece el sistema cardiovascular.

Mayo / Junio de 2013 – N.o 60

Trastornos del apego El vínculo traumático del niño con la persona

de referencia puede conllevar problemas de

conducta y trastornos psicológicos.

Células madre peligrosas Las células madre cancerosas intervienen de

forma decisiva en la génesis y el crecimiento

de neoplasias, como los tumores cerebrales.

8 34 64

Page 5: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 3

GEH

IRN

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D G

EIST

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AN

IELA

LEI

TNER

14 De primitivos a humanosHomo sapiens conquistó casi todas las

regiones climáticas de la Tierra. Sin

embargo, su verdadera historia de éxito

comenzó cuando se convirtió en sedentario.

Al parecer, el sentido social determinó más

el devenir de la especie humana que su

inteligencia abstracta. Por Thomas Grüter

22 Adaptados a la culturaLos humanos somos seres culturales:

aprendemos de nuestros semejantes y

nos ponemos en la piel de otros. Esas

capacidades facilitaron también el plagio.

Por Mark Pagel

28 El cerebro primitivo en las aulas modernasLa evolución ha predispuesto a la mente

humana para atender a ciertos estímulos.

Ello podría explicar algunas de las

dificultades en el aprendizaje escolar

actual. Por David C. Geary

SECCIONES

4 Encefaloscopio

> Un sedante interno

> Logran atenuar el dolor con

imanes

> Cacao para mejorar la memoria

> El estrés acorta los telómeros

41 Entrevista

Martin Krupinski: «El síndrome de

Münchhausen por poderes es una

forma rara de maltrato».

Por Christiane Gelitz

45 Instantánea

La red de los recuerdos

46 Sinopsis

Formas de dolor

48 Avances

> Cerebros diferentes, imágenes

distintas. Por Christof Koch

> Un gusano revela claves de la

memoria. Por Paola Jurado

> Relación terapéutica más allá

de las palabras. Por Beatriz

Molinuevo Alonso

78 Syllabus

Suicidio. Por Barbara Schneider

82 Ilusiones

El dilema del aviador. Por Stephen

L. Macknik, Susana Martinez-Conde

y Ellis C. Gayles

86 Retrospectiva

El ayer y hoy de los astrocitos.

Por Alfonso Araque y Marta Navarrete

92 Libros

Cognición animal. Sociedades

primates. Por Luis Alonso

www.investigacionyciencia.es

EVOLUCIÓN DE L A MENTE

Page 6: La Evolución Del Pensamiento

4 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

ENCEFALOSCOPIO

NEUROLOGÍA

Logran atenuar el dolor con imanesLa alteración de la actividad cerebral mediante campos magnéticos podría disminuir el dolor crónico

SUEÑO

Un sedante internoLos hallazgos sobre el sueño crónico que afecta a las personas

que sufren una enfermedad rara podría contribuir al tra-

tamiento de varios trastornos relacionados con el dormir

El tratamiento de ciertos trastornos

cerebrales a través de técnicas en las

que se emplea la influencia de los campos

magnéticos quedó consagrado hace po-

cos años, al revelarse eficaz para aliviar

las depresiones graves. Ahora, la estimu-

lación magnética transcraneana repeti-

tiva (EMTr) parece también prometedora

para la terapia de otra patología: el dolor

crónico.

Hasta hoy, el dolor parecía encontrarse

fuera del alcance de la EMTr, pues las re-

giones cerebrales implicadas en dicha per-

cepción se ubican en lo más profundo del

encéfalo. De hecho, la EMTr se ha aplicado

por ahora en los trastornos relacionados

con áreas cerebrales contiguas al cráneo.

En el caso de la depresión, se dirige un

campo magnético a la corteza prefrontal

dorsolateral (ubicada en las circunvolu-

ciones superficiales del encéfalo) median-

te una sola bobina que es recorrida por

corrientes eléctricas. Asimismo, sobre

otras regiones de los pliegues externos

del cerebro, la EMTr mejora los síntomas

motores de la enfermedad de Parkinson,

evita o difiere las lesiones de un ictus, ate-

núa las molestias consecuentes a lesiones

nerviosas y se muestra útil en el trastorno

obsesivo-compulsivo.

El campo magnético afecta a las señales

eléctricas con las que se comunican las

neuronas, aunque no se sabe con exac-

titud por qué se alivian los síntomas. Se

conjetura que la EMTr puede reorientar

la actividad de ciertas células especiales,

e incluso circuitos cerebrales completos.

Con el fin de aumentar el alcance de

esta técnica, David Yeomans, de la Uni-

versidad Stanford, y sus colegas utilizaron

cuatro electroimanes en lugar de uno solo.

Para el dominio de los complejos campos

magnéticos también requirieron cálculos

matemáticos de alto nivel. Eligieron como

diana la corteza cingulada anterior (CCA),

Imagínese el lector que pudiera gozar cada noche de nueve horas

seguidas de sueño y permitirse largas cabezadas a cada mo-

mento, pero que, a cambio, cada hora de vigilia le comportara un

puro agotamiento, una reducción al mínimo de la capacidad de

atención y unas ansias terribles por volver a abrazar la almohada.

Esta es, más o menos, la realidad con la que se enfrentan a diario

las personas con hipersomnia, una enfermedad rara que mantiene

a quienes la sufren aletargados y en perpetua somnolencia.

Hasta no hace mucho, se creía que la hipoactividad de regiones

cerebrales implicadas en la vigilia y la atención provocaba esa

somnolencia. Sin embargo, tal hipótesis no ha resuelto el proble-

ma de los sujetos crónicamente fatigados.

En fecha reciente, científicos de la Universidad Emory han des-

cubierto en pacientes con hipersomnia primaria que su organismo

produce un freno o sedante natural. El hallazgo abre ciertas esperan-

zas a los afectados del raro trastorno, así como quizás a las personas

que padecen otros tipos de enfermedades del sueño.

El equipo de Emory halló la sustancia hipnoinductora en el

fluido cerebro-espinal (líquido acuoso que acolcha al cerebro y

envuelve la médula espinal) de los sujetos. En un estudio publi-

cado en Science Translational Medicine en noviembre pasado, los

investigadores demostraron que este compuesto intensifica la

actividad de las mismas vías cerebrales de transmisión de seña-

les que activan los sedantes de prescripción médica habitual, es

decir, las benzodiacepinas (entre ellas, el Valium). En esa senda

interviene el ácido gamma-amino-isobutírico (GABA), un neuro-

transmisor que atenúa la atención.

Los investigadores extrajeron líquido cefalorraquídeo de 32

individuos con hipersomnia primaria y lo aplicaron a células

humanas, de las cuales midieron la actividad eléctrica. Obser-

varon que, de existir GABA (como ocurre en el cerebro), el fluido

espinal potenciaba la actividad del receptor correspondiente en

torno a un 84 por ciento. (El fluido espinal de individuos normales

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Page 7: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 5

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área activa en la sensación de dolor, sea

cual sea su origen o naturaleza.

Se aplicaron los impulsos magnéticos

a la CCA de probandos sanos durante 30

minutos. Tras ello, se les pidió que descri-

bieran minuto a minuto las sensaciones

dolorosas que les producía una placa ca-

liente que se les aplicaba en el brazo mien-

tras se les examinaba la actividad cerebral

a través de la tomografía por emisión de

positrones (TEP). Según los resultados, los

sujetos valoraron que la sensación de do-

lor había descendido en un 80 por ciento

después de que se les aplicara la EMTr; el

escáner TEP reveló asimismo una activi-

dad menos acusada en la CCA.

En un segundo ensayo, los investiga-

dores evaluaron el tratamiento en indivi-

duos afectados de fibromialgia, patología

que provoca dolor y lasitud por todo el

cuerpo. Los pacientes recibieron cada día

una dosis de impulsos magnéticos a lo

largo de cuatro semanas. Los sujetos con-

firmaron que la sensación de molestias

diarias se había reducido en torno a la mi-

tad. Al finalizar el tratamiento, el alivio

perduró unas cuatro semanas.

El estudio, presentado el pasado octu-

bre en un congreso de la estadounidense

Sociedad de Neurociencia, en Nueva Or-

leáns, revela las posibilidades que ofre-

ce la EMTr para tratar diversos tipos de

dolor. La aplicación de la técnica ha ido

en constante aumento desde 2008, tras la

aprobación por parte la Agencia Federal

de Fármacos y Alimentos (FDA, por sus

siglas en inglés) para el tratamiento de

depresiones graves.

«Cada vez más psiquiatras la están in-

cluyendo en su repertorio terapéutico»,

asegura Yeomans. En su opinión, esta téc-

nica no invasiva influye en el dolor sin

que se introduzcan nuevas moléculas en

el organismo, por lo que es posible que

dentro de poco alivie a los enfermos para

los que un tratamiento medicamentoso

resulta inocuo o incluso inexistente.

—Stephani Sutherland

también potenciaba el recep-

tor de GABA, pero en menor

medida.) El refuerzo era del

orden del 36 por ciento, si-

milar al efecto suscitado por

las muestras de fluido espinal

de los pacientes después de

que se eliminara el sedante

natural.

La identidad química del

compuesto sigue sin cono-

cerse. No obstante, de mo-

mento se cree que se trata

de un péptido, una proteína

diminuta. Con todo, se prevé centrar trabajos futuros en la iden-

tificación e incluso la síntesis de dicha sustancia, la cual podría

beneficiar a quienes sufren de insomnio.

Por otra parte, la investigación arroja cierto optimismo para

las personas que padecen somnolencia excesiva en su día a día.

Según los autores, el flumacenil (fármaco que se administra por

vía intravenosa en caso de sobredosis de benzodiacepina) podría

bloquear la acción del sedante que existe en el propio cuerpo,

puesto que, al parecer, este último actúa en el cerebro como si

de una benzodiacepina se tratara.

En su estudio, el flumacenil aumentó en siete pacientes hi-

persomnolientos la atención y los tiempos de reacción de varios

minutos hasta un par de horas, en función de la dosis que se les

administraba. Incluso una mujer a la que se suministró periódi-

camente el fármaco (en forma de crema o tabletas) experimentó

durante cuatro años la mejoría.

Sin embargo, disponer de suficiente flumacenil para el tra-

tamiento de un gran número de pacientes con hipersomnia se

antoja complicado, ya que todas las reservas de dicho fármaco

disponibles en Estados Unidos solo permitirían tratar a cuatro

hipersomnes para mantenerles en alerta toda la jornada, un día

tras otro.

A pesar de ese obstáculo, el equipo de Emory ha empezado a

indagar la posibilidad de utilizar el medicamento u otro similar

para aliviar a quienes viven en una eterna sedación.

—Andrea Anderson

TálamoImpide que las señalessensoriales alcancenla corteza cerebral

Formación reticularRegula la transiciónentre el sueño y la vigilia

PuenteContribuye a iniciarel sueño REM

HipotálamoControla el inicio

del sueño

HipocampoRegión de la memoriaque se activa durante

la ensoñación

AmígdalaCentro de las

emociones; está activadurante la ensoñación

Regiones del cerebro central implicadas en el sueño

Page 8: La Evolución Del Pensamiento

6 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

ENCEFALOSCOPIO

Por lo común, cuando pen-

samos en el ADN que com-

pone nuestros cromosomas,

solemos centrarnos en los ge-

nes. Mas, en el extremo de cada

uno de los cromosomas del or-

ganismo humano se encuen-

tran largas cadenas de ADN

repetitivo, los telómeros, que

actúan a modo de capuchón

protector. Al envejecer, estas

regiones de ADN no codificante

se van acortando. En estudios

recientes se ha observado que

el dolor crónico y la ansiedad

fóbica se encuentran en corre-

lación con el acortamiento de

los telómeros, lo cual sugiere

que quienes padecen dichos

trastornos envejecen de for-

ma prematura. El hallazgo

también apunta hacia posibles

soluciones para invertir este

proceso.

Los telómeros van acortán-

dose de manera natural con el

paso del tiempo, ya que cada

vez que una célula se divide,

una porción de telómero no se

replica. No obstante, la longi-

tud del telómero puede sufrir

reducciones a causa de factores

estresantes: depresiones, trau-

matismos físicos o psíquicos e

incluso la obesidad. Un trabajo

reciente de la Universidad Har-

vard ha incluido en esa lista a la

ansiedad. Según dicho artículo,

publicado en PLOS ONE, las per-

sonas con elevada ansiedad fó-

bica (caso del pánico incontrola-

ble o la agorafobia) presentaban

telómeros más cortos.

En investigaciones anterio-

res ya se había observado el

acortamiento de los telóme-

ros en diferentes patologías,

entre ellas, distintos tipos de

cáncer, cardiopatías corona-

rias, hipertensión, diabetes y

artritis. Los telómeros, pues,

revelan la exposición al estrés

ENVEJECIMIENTO

El estrés acorta los telómerosEl dolor crónico y la ansiedad pueden provocar un deterioro prematuro del ADN

La noticia que quizás ansiaba todo

buen amante del chocolate: el cacao

crudo rebosa de compuestos reconsti-

tuyentes para el cerebro. Investigado-

res de la Universidad de L’Aquila, junto

con científicos del fabricante mundial

de alimentos Mars, Inc. y otros colabo-

radores, confirmaron en septiembre del

año pasado que la función cognitiva de

las personas mayores mejoraba con la

ingesta de dosis elevadas de flavanoles,

compuestos naturales que abundan en

el cacao.

Para su estudio enrolaron a 90 proban-

dos con mermas cognitivas leves, sínto-

ma que suele preceder a la enfermedad de

Alzheimer. Según observaron, los partici-

pantes que bebieron a diario durante ocho

semanas un brebaje a base de cacao que

contenía flavanoles en dosis moderadas o

elevadas demostraron funciones cogniti-

vas superiores que los que consumieron

solo dosis pequeñas. Se sometió a todos

los participantes a pruebas de fluidez ver-

bal, atención y agudeza visual.

Por ahora se ignora la forma exacta

en la que el cacao suscita tales cambios

cognitivos, aunque las investigaciones

en curso apuntan a un flavanol en con-

creto: la (-)-epicatequina (léase «menos-

epicatequina»). El nombre se refiere a su

estructura, diferenciándola de otras ca-

tequinas (moléculas orgánicas presentes

en el cacao, así como en las manzanas, el

vino y el té).

Otras investigaciones sugieren que di-

cho compuesto facilita el aumento del

flujo de la sangre y el crecimiento de

vasos sanguíneos, lo que explicaría el

aumento de la capacidad cognitiva: una

mejor circulación sanguínea aporta más

oxígeno al cerebro, por lo que favorece

sus funciones.

En ensayos con animales se ha demos-

trado que la (-)-epicatequina pura refuer-

za la memoria. En octubre, el Journal of

Experimental Biology publicó investiga-

ciones sobre la capacidad de los caracoles

de recordar durante más de un día una

tarea previamente aprendida (retener la

respiración en agua desoxigenada, por

ejemplo) si se les había administrado

previamente (-)-epicatequina. Por el con-

trario, si no recibían el susodicho flava-

nol, no conseguían retener la información

más de tres horas seguidas.

En un estudio anterior, Fred Gage, del

Instituto Salk, y sus colegas descubrieron

que la (-)-epicatequina mejoraba la memo-

ria espacial y aumentaba la vasculariza-

ción en ratones. «Resulta asombroso que

una sola modificación en la dieta pueda

inducir efectos tan profundos sobre el

comportamiento», asegura Gage. Si ul-

COGNICIÓN

Cacao para mejorar la memoriaLa ingesta elevada de flavanoles, compuestos abundantes en las habas de cacao,

podría beneficiar la capacidad retentiva de las personas mayores

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Page 9: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 7

teriores investigaciones confirmasen los

beneficios cognitivos de este compuesto,

el médico podría recetar suplementos de

flavanol (o, directamente, las habas cru-

das de cacao) en un futuro.

Entonces, ¿es recomendable abusar del

chocolate? Lo sentimos, pero no. Tanto

en el origen como durante el procesa-

do, el almacenamiento y la preparación

de un alimento pueden, sea de manera

conjunta o por separado, alterar su com-

posición química. Resulta casi imposible

predecir qué flavanoles y en qué cantidad

subsisten en un bombón o una taza de

té. Incluso en la manipulación del cho-

colate negro, proclamado como opción

«saludable», puede que el cacao se haya

oscurecido y se hayan eliminado con ello

los flavanoles.

Apenas se están comenzando a es-

tablecer normas para la medición del

contenido en flavanol del chocolate. Una

chocolatina en forma de barrita, de unos

40 gramos, podría contener unos 50 mi-

ligramos de flavanol, cantidad que im-

plicaría consumir entre 10 y 20 barritas

diarias para aproximarse a las dosis que

se utilizaron en el estudio de la Universi-

dad de L’Aquila. Los azúcares y las grasas

que contiene tal número de chocolatinas

anularía con mucho sus posibles benefi-

cios cerebrales. Catherine Kwik-Uribe, nu-

tricionista y toxicóloga de Mars Botanical

y una de las autoras del estudio, opina:

«Ahora tenemos más motivos para dis-

frutar del té, las manzanas y el chocolate.

No obstante, las claves de toda dieta son

la variedad y la diversidad».

—Daisy Yuhas

acumulada por un individuo y

su capacidad para superar ese

estado. Es decir, proporcionan

una medida de la edad biológi-

ca, más que de la cronológica.

En opinión de Afton Hassett,

investigadora principal del

Centro de Investigación del

Dolor y la Fatiga Crónica de la

Universidad de Michigan: «El

acortamiento acelerado de los

telómeros puede indicar vul-

nerabilidad a las enfermedades,

al envejecimiento prematuro, e

incluso la muerte».

Según un estudio publicado

en octubre de 2012 en el Jour-

nal of Pain, y del que Hassett es

coautora, los grados más eleva-

dos de dolor crónico en mujeres

con fibromialgia se hallaban

en estrecha correlación con

telómeros de poca longitud.

Además, las participantes con

telómeros más cortos acusaban

mayor sensibilidad al dolor y

menor volumen de materia

gris en las áreas cerebrales que

procesan el dolor. Las pacientes

de fibromialgia con fuertes sen-

saciones de dolor y depresión

presentaban telómeros que pa-

recían ser unos seis años más

viejos que los de las pacientes

con menos síntomas de dolor o

de trastorno depresivo.

Se ignora si el estrés que su-

pone vivir con dolor crónico es

la causa del acortamiento de los

telómeros, o si la reducción de

estos últimos, provocado por

otros motivos, ha aumentado la

sensibilidad de las participan-

tes al dolor. «Tenemos la impre-

sión de que, probablemente, se

dan ambas posibilidades», ex-

plica Hassett. «En uno u otro

caso, nuestros hallazgos llevan

a conjeturar que el dolor cróni-

co es un trastorno más grave de

lo que a menudo se supone, y

que sus consecuencias se ex-

tienden hasta la salud y la lon-

gevidad».

Felizmente, los hallazgos de

otros numerosos estudios su-

gieren formas para prevenir o

reducir el acortamiento pre-

maturo de los telómeros. Entre

ellas, evitar el estrés crónico y el

agotamiento laboral, llevar una

alimentación más saludable

(según un estudio de diciembre

de 2012, la dieta mediterránea es

preventiva), reducir al mínimo

la exposición a la contaminación

atmosférica, practicar ejercicio

con regularidad, moderar el

consumo de alcohol y afrontar

las situaciones estresantes como

retos, no como amenazas.

—Tori Rodríguez

Flavonoides: componentes químicos procedentes de las plantasNumerosos de ellos parecen poseer efectos antioxidantes y anticancerígenos

Flavonoles Frutas y verduras

Reducen el riesgo de cáncer

FlavonasHierbas y fruta

Efectos antiinflamatoriosy antialérgicos

FlavononasFrutas cítricas

Reducen el riesgode cáncer y apoplejía

AntocianidinasFrutas azules, rojas y púrpuras

Bloquean el deterioro oxidativo;combaten alteraciones

de la insulina

Flavanoles Vino, té, cacao,frutas, habas.

Aumentan la vasculaturay la circulación sanguínea

QuercetinaReduce

la presiónsanguíneaen caso de

hipertensióny obesidad

HesperetinaProtege

los vasossanguíneos

LuteolinaEfectos

antialérgicos;contrarresta

algunasalteraciones

de la osteoporosis

KaempferolInhibe lasenfermedadesdel corazón,la médulaespinaly el cerebro

NaringeninaPromueve elmetabolismode loscarbohidratos

ApigeninaEfectos anti-inflamatorios

MalvidinaBloquea ciertos

tóxicos paraproteger las

neuronas

CatequinasDelfinidinaInhibe la propagaciónde ciertas célulascancerosas

CianidinaAyuda a prevenir

la diabetes y la obesidad

(-)-epicatequinaAumenta

la cognición

(+)-catequinaPreviene las úlceras

por estrés

Tangeretina Protege las neuronas

del deterioro por parkinson

Page 10: La Evolución Del Pensamiento

8 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

PSICOTER APIA

«La risa es propia del hombre.» La frase

pertenece a Henri Bergson (1859-1941),

premio nóbel de Literatura en 1927

y autor, entre otras obras, de La risa

(1899). En cierto modo, el autor tiene

razón. Aunque se ha demostrado que otros ani-

males (en especial los bonobos) exhiben una acti-

vidad parecida a la risa humana, el reírse consiste,

desde un punto de vista social, en un rasgo de

nuestra especie. Sin duda, el hombre es el primate

más social, y el que más se ríe. Parece que la fun-

ción principal de esta respuesta biológica reside

en consolidar los lazos en el seno del grupo. Los

experimentos científicos confirman cada vez más

esta concepción. Ya que la salud del grupo, por

lo general, equivale a la de sus miembros, poco a

poco se va desentrañando que la risa resulta be-

neficiosa para el organismo, para superar el estrés

y las enfermedades. ¿Cuáles son sus beneficios

para el individuo? ¿Y para el grupo?

Cimiento social

Todos hemos experimentado el irresistible con-

tagio de un ataque de risa. Algunos psicólogos y

neurocientíficos, entre ellos Robert Provine, de

El poder curativo de la risa

Reírse no solo beneficia la salud física

y psíquica; también contribuye

a mejorar las relaciones sociales

y de pareja. ¿Por qué motivo?

NICOL A S GUÉGUEN

Page 11: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 9

la Universidad de Maryland, o Christian Hem-

pelmann, experto en lingüística computacional,

han descrito incluso «epidemias de risa». La más

espectacular afectó a dos pueblos de la antigua

Tanganica y de Uganda en la década de los sesenta

del siglo xx. Según cuenta Provine, en una escuela

fronteriza de misioneros de Tanzania, tres alum-

nas comenzaron a reírse a la vez. Sus carcajadas

contagiaron rápidamente a 95 de las 159 estudian-

tes presentes. Cuando las escolares regresaron a

Nshamba, pueblo en el que vivían, «infectaron»

su acceso de risa a 217 de los 10.000 habitantes del

lugar, sobre todo entre los adultos. Otro foco de

risa estalló en la escuela del pueblo vecino de Kan-

yangereka. Tampoco tardó en extenderse entre las

madres y los parientes cercanos de los alumnos.

En total, la epidemia afectó a alrededor de 1000

personas entre Tanzania y Uganda.

Hoy empezamos a entender los factores que

confieren a la risa la dimensión de contagio irre-

sistible. Probablemente se trate de fenómenos de

empatía bastante básicos en los que intervienen

las neuronas espejo. El psicólogo Leonhard Schil-

bach, de la Universidad de Colonia, demostró que

cuando una persona comienza a reírse suscita, en

VIVIR MÁS Y MEJOR La risa favorece la estabilidad

de la pareja y ayuda a superar

el estrés y las enfermedades

asociadas.

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Page 12: La Evolución Del Pensamiento

10 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

PSICOTER APIA

quienes la observan, una actividad de las neuro-

nas implicadas en la contracción de los múscu-

los cigomáticos (involucrados en la risa), incluso

cuando dichos observadores no se ríen. Así pues,

se produce una preactivación de la actividad neu-

rológica ligada a la risa por simple observación. En

cierto modo, el ser humano parece «programado»

para reírse, sobre todo, en situaciones sociales o

comunitarias.

En el día a día, acontecen múltiples aplicaciones

de esa respuesta biológica. Es el caso de las risas

artificiales o enlatadas que ambientan las come-

dias de la televisión. El simple hecho de escuchar

risas de fondo activa un mecanismo empático que

facilita que el telespectador se una al regocijo. Este

fenómeno llamó la atención a Robert Cialdini, de

la Universidad de Texas, uno de los psicólogos

con más renombre en el campo de la persuasión.

Cialdini demostró que los programas de humor,

fuesen visuales o auditivos, aderezados con risas

artificiales suscitaban la misma conducta incluso

si quien las escuchaba no estuviera viendo a un

público riéndose.

Durante largo tiempo, Cialdini investigó los

mecanismos de la formación de opiniones. Llegó

a la conclusión de que las personas tienden a juz-

gar si un episodio resulta divertido en función de

que otros lo encuentren o no hilarante. Se trata

de la aprobación social, un principio que designa

el hecho de que forjamos nuestras opiniones y

actitudes según las de la mayoría más cercana.

En pocas palabras, Cialdini considera la risa como

una forma de aprobación social. Si la gente se ríe,

señal de que el asunto es divertido y, como es di-

vertido, me río.

Esas consideraciones plantean otra cuestión:

¿qué ventaja evolutiva aporta la risa? Al tratarse

de una característica humana universal, nos re-

mite al funcionamiento social de Homo sapiens.

Hace decenas de miles de años, el hecho de reírse

habría fomentado las buenas relaciones dentro

del grupo, además de favorecer la integración de

extraños en la comunidad.

La risa reviste una dimensión de intercambio

social que se observa desde la más temprana edad.

Antony Chapman, de la Universidad de Cardiff,

reveló que los niños de siete años que escuchan

extractos sonoros de emisiones humorísticas se

ríen más cuando se encuentran en compañía de

otro de su edad que cuando escuchan la grabación

a solas. Para Chapman, la risa constituye la prime-

ra actividad compartida de la especie humana.

En la época en la que el lenguaje oral todavía no

formaba parte del bagaje humano, los individuos

tuvieron que idear comportamientos no verbales

para comunicar la voluntad de intercambio amis-

toso con el grupo. La risa habría desempeñado

tal función. Un cometido de esa relevancia social

que ha pervivido hasta nuestros días y que ha

arraigado de tal manera en nuestras sociedades

actuales que solemos apreciar de forma inmediata

a las personas que se ríen de buena gana.

Stephen Reysen, de la Universidad de Kansas,

mostró a unos probandos un vídeo en el que

unos jóvenes actores de teatro leían un texto,

unas veces riéndose, otras con semblante neutro.

Los sujetos sabían que la risa de los intérpretes

era falsa, no obstante valoraban mejor al actor si

este se reía; también se sentían más cercanos a él.

Por ese motivo, Reysen ve en la risa una especie

de imán social que empuja de modo irresistible

a las personas a apreciar a quien se ríe. Hasta

tal punto que ciertos miembros del grupo, sobre

todo los líderes, intentan provocar esa respuesta

a aquellos individuos que tienen la risa fácil y

contagiosa como estrategia para reforzar la uni-

dad grupal.

Sabemos que, por lo general, la salud de las

relaciones sociales resulta beneficiosa para el

bienestar del cuerpo. ¿Se podría inferir, por tan-

to, que el hecho de reírse contribuye a mantener

unas arterias en buen estado? Lo que sí parece

cierto es que fortalece la capacidad de resistencia

a las patologías infecciosas, ya que la susodicha

acción estimula el sistema inmunitario. Herbert

Lefcourt y sus colaboradores de la Universidad

de Waterloo midieron las cantidades de algunas

inmunoglobulinas (anticuerpos que intervienen

en la reacción inmunitaria) que segregaban los

televidentes que veían escenas cómicas populares.

A continuación compararon los resultados con los

niveles de los mismos anticuerpos en individuos

a los que no se presentó tal estímulo. Concluyeron

que una exposición de diez minutos a los mensa-

jes cómicos entrañaba un aumento de la secreción

de inmunoglobulinas.

Los beneficios para la salud

La risa estimula, además, otros componentes

inmunitarios: los linfocitos NK (células asesinas

naturales) o el interferón gamma. Dicho de ma-

nera práctica, una persona a la que le guste reír e

EN SÍNTESIS

Risoterapia

1La risa une a las perso-

nas, sea en la familia, en

el trabajo o en la sociedad.

Esta cualidad la convierte en

una herramienta de cohe-

sión de grupo cada vez más

investigada.

2La salud física también

se beneficia de ella: el

hecho de reír mejora los

sistemas cardiovascular e

inmunitario, la evolución de

la diabetes y la tolerancia

al dolor.

3Asimismo favorece la

estabilidad en la pareja

y los encuentros amorosos:

nada como un espectáculo

humorístico para hacer que

surja un idilio.

Reír es una forma de

aprobación social

Page 13: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 11

Herramienta para la seducción

¿Por qué motivo se considera a la risa un arma de seducción?� Se

supone que el humor constituye una cualidad que las mujeres

buscan en los hombres, puesto que refleja sus capacidades in-

telectuales y sociales. Pero también cabe la posibilidad de que a

las mujeres les agrade la risa por sus efectos beneficiosos, razón

por la que aprecian en especial a aquellos varones que se ríen a

menudo. Nuestro equipo se puso manos a la obra para conocer la

respuesta. Dispusimos a dos jóvenes solteras en una sala de espera

en la que se escuchaban grabaciones radiofónicas. Estas podían ser

humorísticas o bien de extractos de programas culturales (sobre

teatro o ciencia). A veces la radio permanecía apagada.

A través de una cámara oculta observamos que el compor-

tamiento de las voluntarias variaba según el contenido de las

grabaciones sonoras. Si las jóvenes escuchaban emisiones cómi-

cas, dejaban de desarrollar actividades «paralelas» (consultar su

teléfono móvil, por ejemplo) y disfrutaban del momento con una

sonrisa en los labios.

La segunda parte del experimento consistió en invitar a cada

una de las participantes a acudir a una habitación contigua en la

que se encontraba un joven. Entre los dos, el chico y la voluntaria,

debían hojear revistas y valorar la calidad de los anuncios publi-

citarios (análisis del mensaje, del grafismo, etcétera), tarea que

servía de pretexto para que estuvieran juntos e interactuaran.

Unos minutos después, el varón, que en realidad era un miembro

del equipo, le pedía el número de teléfono

a su compañera de actividades.

Constatamos que las chicas se mostraban

más dispuestas a dar su número de teléfono

si, previamente, habían escuchado los pro-

gramas de humor. En cambio, mantenían

una actitud menos receptiva a la petición del

joven si antes habían escuchado contenidos

culturales o científicos.

Ello hace pensar que la risa favorece los

encuentros amorosos. No obstante, hay que

tener en cuenta que en este caso la capaci-

dad de atracción no se debe a las dotes para

bromear del varón, puesto que las volunta-

rias conocieron al supuesto pretendiente

después de haber reído un rato. Aunque

sí permite dar un consejo a los seductores

novatos: invitad a las futuras conquistas a

espectáculos humorísticos.

Numerosos experimentos corroboran esta

idea. Myra Angel, de la Universidad Vander-

bilt en Tennessee, ha observado que las

mujeres que se ríen con frecuencia toman

más rápidamente la decisión de convivir o casarse con su pare-

ja. Por su parte, Robert McBrien, de la Universidad de Salisbury

en Maryland y terapeuta de parejas, aconseja a los varones con

escaso sentido del humor que le propongan a su compañera ir a

ver películas, comedias teatrales o espectáculos cómicos con el

objetivo de hacerla reír. El efecto no se aplica solo a las mujeres:

este mismo investigador ha averiguado en sus años de consulta

que las parejas que ríen durante sus salidas nocturnas tienen re-

laciones sexuales la misma noche y en los días sucesivos más que

a lo largo del tiempo restante. ¿La razón? Reírse con frecuencia

crea un estado psicológico de bienestar que ayuda a mantener

los sentimientos hacia la pareja.

El simple hecho de recordar momentos en los que nos ha dado

la risa bastaría para obtener un efecto positivo. Doris Bazzini, de

la Universidad de New Conneticut, constató que cuando incitaba

a las parejas a que recordaran ataques de risa o experiencias muy

divertidas que habían vivido juntos, valoraban más las cualidades

de su consorte. En cambio, al rememorar otros momentos agra-

dables, como viajes estupendos o buenas comidas, el efecto no

resultó igual.

De hecho, la risa marca la diferencia porque al bienestar que

procuran otras sensaciones placenteras se le añade ese carácter de

cimiento de la relación social, un gesto de empatía que, a lo largo

del tiempo, ha dejado su rastro en la especie humana.

MEJOR CON HUMOR La risa favorece los encuentros amorosos y el bienestar

psicológico y sexual de la pareja.

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Page 14: La Evolución Del Pensamiento

12 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

PSICOTER APIA

invierta mucho tiempo en ello estará más prote-

gida contra gripes, resfriados y anginas.

También parece ser un buen tratamiento para

el dolor. Deborah Hudak y sus colaboradores de

la Universidad Allegheny averiguaron que las

personas se muestran menos sensibles al efecto

doloroso de una descarga eléctrica si antes han

visto una divertida comedia. Así, estos probandos

se quejaron menos de dolor cuando recibían las

descargas que los sujetos que habían visionado

documentales, es decir, contenidos que no origi-

nan ninguna actividad zigomática. Las secuencias

de humor permitían a los sujetos soportar sacu-

didas mucho más fuertes.

Resultados similares se han obtenido en rela-

ción a la resistencia al daño infligido por unos

pellizcos o el contacto con objetos muy calientes

o fríos en distintas partes del cuerpo. A ojos de los

neurocientíficos, ello confirma los efectos analgé-

sicos de la risa, ya que convierte al dolor en menos

perceptible. Las personas que se ríen producen

endorfinas (sustancias análogas a la morfina pro-

ducidas de forma natural por el organismo y que

poseen propiedades analgésicas).

Asimismo, la risa propicia efectos positivos en

las funciones cardiovasculares y los estados de

estrés. Sabina White y Phame Camarena, ambos

de la Universidad de California en Santa Bárbara,

descubrieron que las secuencias de humor redu-

cían el ritmo cardiaco y bajaban la presión arterial

de los sujetos que se rieron durante la filmación.

¿Cómo es posible?

En primer lugar, la risa actúa sobre la percep-

ción del estrés, ya que produce un sentimiento

de bienestar y de descanso. Ello propicia a su

vez efectos positivos en el sistema cardiovascu-

lar mediante la reducción de la adrenalina o el

cortisol (hormonas asociadas al estrés).

Lefcourt constató que reír resultaba beneficio-

so incluso cuando los sujetos debían cumplir ta-

reas ingratas o estresantes (cálculos mentales en

tiempo limitado, por ejemplo). De hecho, esa ca-

pacidad para eliminar el estrés no resulta nove-

dosa: en situación de tensión extrema, la risa pue-

de surgir como un exutorio, sin que entendamos

nece sariamente por qué. Es probable que exista

un cierto rédito médico en la risa, incluso se sos-

pecha que tales efectos hagan intervenir mecanis-

mos que regulan la expresión de los genes.

En esta línea, los biólogos Takashi Hayashi y

Kazuo Murakami, de la Universidad de Tsuku-

ba, proyectaron para un público de hombres y

mujeres con una media de edad de 62 años y que

padecían diabetes de tipo 2, una serie de esce-

nas cómicas conocidas y apreciadas por los te-

lespectadores japoneses. Se tomó una muestra

de sangre de los sujetos antes, inmediatamente

después y noventa minutos tras la proyección.

Los pacientes secretaron menos prorrenina (pro-

teína que interviene en las patologías renales y

vasculares propias de los diabéticos de tipo 2). Al

parecer, la normalización de su estado se debió

LECHE MÁS SANA Las madres que se ríen suelen

producir una leche que pre-

viene a los bebés contra las

alergias. También favorece un

sueño reparador.

Mitigar los trastornos psicológicos

Un estudio de Marc Gelkopf,� de la Universidad de Haifa, subraya que la riso-

terapia puede aliviar los trastornos de la psique. Según refleja en la revisión

de investigaciones piloto en relación a los beneficios curativos de la risa, el

tratamiento a base de reír resulta efectivo en caso de depresión, fobia, ansie-

dad y compulsión. Con todo, resulta relevante no incurrir en ningún momento

en una burla del trastorno en cuestión. Por el contrario, debe anteponerse la

reinterpretación positiva por parte del paciente ante la propia situación o de los

estímulos temidos. De todos modos, falta aumentar la investigación en torno

a la multitud de enfoques apenas estandarizados .

[«The use of humor in serious mental illness: a review», por M. Gelkopf en Evidence-based com-

plementary and alternative medicine, vol. 2011, ID del artículo: 342837, 8 páginas, 2011]

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Page 15: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 13

al mejor funcionamiento de los receptores de la

prorrenina, los cuales favorecen su degradación.

Con todo, todavía no se han explorado los múl-

tiples efectos de la risa en el organismo. Aún se

ignora hasta dónde llega esta panoplia de efectos

beneficiosos. Mas una cosa parece clara: reírse

solo conlleva ventajas.

Leche de madres risueñas

¿Y los bebés? ¿Se portan mejor cuando la madre

se ríe a menudo? Hajime Kimata, médico del

hospital Moriguchi-Keijinkai de Osaka, mostró

diversas películas a un grupo de madres jóvenes

que amamantaban a sus hijos de entre cinco y

seis meses. Algunas participantes asistieron a la

proyección de la película Tiempos modernos, de

Charlie Chaplin; otras vieron extractos de docu-

mentales o de partes meteorológicos. Los hijos

de todas las participantes sufrían de eczema in-

fantil a causa de su alergia al látex y a los ácaros.

Al cabo de cada sesión visual, los investigadores

midieron la concentración de melatonina (hor-

mona implicada en la regulación de los ciclos de

sueño y vigilia y que favorece el sueño) en la leche

materna. Los análisis revelaron un aumento de

la secreción de melatonina, empero solo en las

voluntarias que habían visto el largometraje de

Chaplin. Del mismo modo, los niños se mostraron

menos sensibles a los ácaros y al látex y presenta-

ban menos problemas cutáneos tras una toma de

leche materna si su madre se había reído durante

un rato. ¿Qué relación existe entre la melatonina y

el eczema infantil? Se conoce que dicha patología

dermatológica perturba el ciclo del sueño de los

niños, por lo que la melatonina presente en mayor

cantidad en la leche de las progenitoras risueñas

favorecería el dormir de los pequeños. No obstan-

te, se desconocen los mecanismos concretos que

conllevan una disminución de la alergia.

En definitiva, todos los resultados expuestos

apuntan a que la risa ejerce un impacto real y

positivo sobre el organismo. No es por casualidad

que hoy en día numerosos profesionales e inves-

tigadores de la salud recomienden tomarse la risa

muy en serio e incluirla en la formación médica a

través de la capacitación para reír (mediante sesio-

nes de risa colectiva o trabajo cognitivo para un

cambio de la estructura mental, entre otros mé-

todos) [véase «Risa terapéutica», por Steve Ayan;

Mente y cerebro n.o 36, mayo de 2009]. Incluso,

cada vez más, el reír está presente en los hospi-

tales: voluntarios disfrazados de payaso, fiestas o

representaciones cómicas, etcétera.

Poco a poco, la risa gana sus cartas de hidalguía:

pasa del estatus de simple entretenimiento al de

terapia con efectos orgánicos observables.

CONTRA EL DOLOR La risa ayuda a soportar mejor

el dolor. Cada vez más los

médicos recomiendan que se

trabaje el humor en los hos-

pitales.

Para saber más

Humor, laughter, and physi-cal health: Methodological issues and research findings.� R. Martin en Psychological Bulletin, vol. 127, n.o 4, págs. 504-519, 2001.

Laughter: A scientific inves-tigation.� R. Provine. Penguin Press, 2001.

The effects of laughter on post-prandial glucose levels and gene expression in type 2 diabetic patients.� T. Hayashi y K. Murakami en Life Sciences, vol. 85, págs. 185-187, 2009.

Nicolas Guéguen� es profesor e investi-gador de psicología social de la Univer-sidad de Bretaña Sur. Dirige el grupo de investigación en ciencias de la informa-ción y la cognición en Vannes.

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Page 16: La Evolución Del Pensamiento

14 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

Imaginemos por unos momentos que nos

embarcamos en una máquina del tiempo

para viajar medio millón de años en el pasa-

do, hasta la época de nuestros antecesores

en la sabana del este de África. Hemos lle-

gado. ¿Qué nos encontramos? La fauna se asemeja

a la actual: ñus, gacelas, jirafas y otros animales

ungulados se desplazan por llanuras cubiertas

de hierba; asimismo, leones, guepardos y demás

depredadores andan en busca de una presa. Tam-

bién nos topamos con una pequeña comunidad

de homínidos Homo erectus.

Esos hábiles bípedos recolectan frutos, plantas

y raíces comestibles. Cazan en grupo y desarrollan

complejas estrategias con el fin de hacerse con su

presa. Quizá se comunican entre ellos con una len-

gua rudimentaria. Se comportan como una horda de

cazadores con una capacidad inusual, al menos en

comparación con el resto de los seres vivos, ya que

resisten sin dificultad las altas temperaturas diur-

nas. Sus pies se adaptan a la marcha y a la carrera

veloz. Con precisión escogen los animales adultos

sanos que prometen ofrecer carne en abundancia.

Separan estos ejemplares de la manada, los persi-

guen y les arrojan piedras y lanzas con gran fuerza

y buena puntería hasta matarlos. Por otra parte, se

defienden de hienas, buitres y leones, alejándose de

su presencia mientras cortan el suculento trofeo.

Gracias a sus facultades físicas y mentales,

Homo erectus ocupó un nicho ecológico libre has-

ta entonces: se extendió por toda África, Europa y

Asia. No obstante, ese nicho no se mantuvo esta-

ble, puesto que durante los últimos cinco millones

de años se alternaron períodos súbitos de frío y

calor. El clima de una región podía cambiar de

forma repentina en el transcurso de solo unas

De primitivos a humanosHomo sapiens conquistó casi todas las regiones climáticas de la Tierra.

Sin embargo, su verdadera historia de éxito comenzó cuando se convirtió

en sedentario. Al parecer, el sentido social determinó más el devenir de la especie

humana que su inteligencia abstracta

THOM A S GRÜTER

Page 17: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 15

DINÁMICA DE GRUPOS En la Edad de Piedra, los homínidos convivían

en grandes unidades sociales. Cada uno de los

miembros desempeñaba sus tareas y roles.

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Page 18: La Evolución Del Pensamiento

16 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

pocas décadas. En el punto álgido de los períodos

preglaciares llovía en África más que hoy en día;

en la región de la actual sabana del África oriental

crecían densas selvas. Al mismo tiempo, el Sáhara

y el desierto arábigo se convertían en extensos

herbazales. Solo aquellos organismos que sabían

adaptarse o bien evitar las condiciones adversas

tenían la oportunidad de sobrevivir.

Nicho ecológico novedoso

Wolfgang Behringer, de la Universidad de Sarre,

como otros investigadores, atribuye a esa presión

de selección el factor decisivo para el desarrollo de

la inteligencia humana. El rápido cambio climá-

tico favoreció a los homínidos, que se supieron

adaptar con rapidez a las nuevas condiciones

gracias a unas capacidades cognitivas adecuadas.

Seguramente Homo erectus fue uno de ellos. In-

teligente y nómada, transformaba su modo de

vida si era necesario o, por el contrario, escapaba

de situaciones poco favorables, como el cambio

climático. No obstante, el hecho de expandirse

por gran parte de Asia y Europa tampoco debe

considerarse de por sí un signo de éxito evolutivo,

más bien una consecuencia de las transformacio-

nes bruscas de las condiciones de vida.

En cualquier caso, el tamaño del cerebro de los

homínidos experimentó un continuo crecimien-

to: del volumen craneal medio de 800 mililitros

que presentaba el primitivo Homo erectus, el de

los ejemplares tardíos llegó a alrededor de 1200

mililitros (el de Homo sapiens abarca unos 1350).

Cabría conjeturar, pues, que Homo erectus ganó

en inteligencia en el transcurso de su evolución.

También el cerebro de Homo sapiens, cuya ana-

tomía se asemejaba a la de los humanos moder-

nos, continuó aumentando, y lo mismo ocurrió

con los neandertales. De hecho, estos últimos, con

unos 1600 mililitros de volumen, poseían un ce-

rebro mayor que el del hombre actual. ¿Qué tipo

de presión evolutiva puede propiciar tal efecto?

Homo erectus se las arregló sin problemas con su

limitada inteligencia. Incluso sobrevivió a varios

períodos de temperaturas preglaciares. Por otra

parte, cabe subrayar que la especie humana em-

plea las capacidades matemáticas y literarias de

su encéfalo de manera profusa solo desde hace

unos 4000 años; antes eran baldías.

EN SÍNTESIS

El efecto «nosotros»

1La inteligencia humana

se interpreta como una

ventaja selectiva propia de

Homo sapiens.

2No obstante, es proba-

ble que la inclinación a

relacionarse y a organizarse

en grupos influyera en ma-

yor medida en la evolución

de los humanos que la inteli-

gencia abstracta.

3El inteligente hombre de

Neandertal desapareció

del mapa, en cambio Homo

sapiens corrió una suerte

bien distinta: se convirtió en

sedentario y se multiplicó de

manera exitosa.

Numerosos «humanos erguidos»

En 1891, el antropólogo Eugène Dubois (1858-1940)� descubrió en la isla de Java un fragmento de

cráneo de alrededor un millón de años de antigüedad. Bautizó su hallazgo con el nombre de Pithe-

canthropus erectus («hombre-mono erguido»). Desde entonces, nadie pone en duda que el hombre

de Java pertenezca al género Homo. Puesto que numerosos hallazgos a nivel mundial se asemejan

al descubrimiento de Dubois, hace tiempo que predomina la opinión de que Homo erectus, como se

denomina hoy a la especie, conquistó Asia y Europa llegado desde África.

Sin embargo, algunos investigadores no comparten esa opinión, por lo que reivindican que el tér-

mino Homo erectus se aplique solo a los homínidos del Extremo Oriente. De ahí que se empleen otras

designaciones: Homo ergaster para referirse a la versión africana; Homo heidelbergensis en relación

a otros hallazgos en Europa Occidental, y Homo georgicus, para los ancestros humanos del Cáucaso.

[véase «Homínidos contemporáneos», por I. Tarttersall; Investigación y Ciencia, marzo de 2000].

Es probable que coexistieran diversas especies o subespecies de homínidos a lo largo del tiempo. El

nombre que debe recibir cada una de ellas es

una cuestión de opinión.

UN TIPO NOTABLE En 1891, Eugène Dubois desenterró una bóve-

da craneal humana (imagen) en las cercanías

de Trinil, una población de la isla de Java. El

hallazgo («Trinil 2») pasó a la historia de la

paleoantropología como el ejemplar tipo para

la especie Homo erectus.

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Page 19: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 17

El naturalista Alfred Russell Wallace (1823-1913),

quien en el siglo xix dio a conocer la teoría de la

evolución junto con Charles Darwin (1809-1882),

tampoco supo explicar el incremento de la masa

encefálica de forma convincente: «Un cerebro

algo más grande que el del gorila [...] habría sido

suficiente para el limitado desarrollo mental del

salvaje; por ello debemos admitir que el cerebro

de grandes dimensiones que poseía en realidad

no pudo desarrollarse jamás solo con motivo de

una de las leyes de la evolución».

En la actualidad, ningún científico se inclina

por esa conclusión. No obstante, el mecanismo

evolutivo que ha empujado a nuestro cerebro a

tan alto rendimiento resulta todavía controver-

tido. Varios investigadores, entre ellos Steven

Pinker, de la Universidad Harvard, suponen que

los antepasados del hombre moderno debieron

encontrar y ocupar en el transcurso de la evolu-

ción un nicho ecológico novedoso, el nicho cog-

nitivo. Pinker describió en 2010 tres grupos de

capacidades humanas, las cuales se refuerzan

de forma recíproca:

1. La invención y utilización de herramientas

especializadas. Esta capacidad requiere un control

flexible de las manos, así como una precisa coordi-

nación espacial y temporal entre el ojo y la mano.

2. Una cooperación de confianza con los con-

géneres más próximos, pero también con los no

emparentados, para la caza, la crianza conjunta

de los niños, la repartición del botín, la lucha o

el comercio con otros grupos. Ello comporta un

sentido de la justicia muy desarrollado, una com-

prensión mutua y la capacidad de ponerse en el

lugar de otro.

3. Un lenguaje con una gramática elaborada.

Solo así pueden transmitirse con sentido los más

dispares conceptos —casi en cualquier contexto

y combinación— a otras personas.

Ese tercer y último punto resulta decisivo, opi-

na Pinker. Solo el lenguaje posibilita una comu-

nicación diferenciada. Sin ese medio para co-

municarse es imposible lograr una cooperación

sistemática. Además, la transmisión de la habili-

dad de fabricar herramientas complejas o armas

sería poco menos que impensable sin lenguaje. De

esta manera, una mutación que capacitara a los

individuos de una población para controlar con

mayor precisión sus manos y dedos les permiti-

ría desarrollar unas herramientas mejores y más

refinadas; ello incrementaría la presión evolutiva

para unas capacidades lingüísticas más sofistica-

das, con lo que los nuevos procesos de fabricación

se transmitirían de generación en generación. Sin

olvidar que toda esa cadena de procesos exigiría

una longevidad y una infancia más extensas en

el tiempo, de manera que permitieran aprender

y transmitir tanto el lenguaje complejo como las

nuevas habilidades manuales. Este recorrido cir-

cular describe, según Pinker, la manera en que

nuestros antepasados desarrollaron sus capaci-

dades cognitivas y sociales hasta alcanzar el ni-

vel de Homo sapiens.

El concepto que describe este investigador pare-

ce sencillo y asequible, mas no por ello se antoja

indiscutible. Uno de sus críticos, el antropólogo

Robert Boyd, de la Universidad de California en

Los Ángeles, argumentó en 2011 que en las cultu-

ras primitivas actuales existe cierta distribución

del trabajo porque carecen de alguien capaz de

dominar por sí solo todas las técnicas transmi-

tidas a través de la cultura. En opinión de Boyd,

la singular capacidad de aprender de los demás

explicaría el éxito de la especie humana en las

más diversas regiones y zonas climáticas, ya que

permitió el establecimiento, la preservación y la

ampliación del conocimiento a lo largo de las ge-

neraciones. Puesto que las habilidades cognitivas

de un único sujeto no bastan para alcanzar tales

logros ni por asomo, debería hablarse de un nicho

cultural en lugar de cognitivo, subraya.

Los humanos muestran una inclinación por

los métodos, los comportamientos y los consejos

de congéneres respetables y de alto rango, los

cuales apenas cuestionan, apostilla el antropó-

logo. Este aprendizaje cultural describiría, por

ejemplo, por qué los ositos de goma se venden

mejor si los recomienda un presentador popu-

lar. Los niños más pequeños ya tienden a una

«sobreimitación» que apenas se da en los chim-

pancés jóvenes. Dereck Lyons, de la Universidad

de Yale, y sus colaboradores observaron en 2007

que los niños reproducían incluso los movimien-

tos superfluos de las manos. Imitaban los gestos

de un adulto aun cuando otras acciones menos

costosas pudieran llevar al mismo fin. Al parecer,

los jóvenes probandos creían firmemente que

debían ejecutar las acciones innecesarias. Esta

conducta aparentemente innata conduce a las

personas a adoptar las técnicas transmitidas por

vía cultural, aunque no entiendan en absoluto

sus fundamentos.

EN BREVE

n La familia de los homínidos incluye a los primates bípe-dos y también a los grandes simios antropomorfos. Presentan una morfología craneal más evolucionada.

n El naturalista Carlos Linneo (1707-1778) designó como primates al orden de los mamíferos al que pertene-cen los lémures y los simios, incluyendo entre ellos a los hombres.

n En biología, el término población se refiere a un grupo de individuos de la misma especie que habita un territorio determinado y que constituye una comuni-dad reproductiva.

n Cuando en una población solo sobreviven unos pocos individuos, se produce (en caso de que no se extingan) un cuello de botella genético. Este fenómeno provoca el empobrecimiento de la diversidad genética, de manera que pueden impo-nerse a largo plazo variantes de genes que al principio solo desempeñaban un papel secundario.

Page 20: La Evolución Del Pensamiento

18 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

A comienzos de 2012, Rachel Kendal, de la

Universidad de Durham, y sus colaboradores re-

velaron en qué medida las personas se diferen-

cian de los primates no humanos en relación a

la transmisión de conocimientos culturales. Para

ello colocaron a niños de entre tres y cuatro años

y a chimpancés jóvenes ante la tarea de pescar

una recompensa que se encontraba disimulada

en una caja repleta de piezas de rompecabezas.

Solo los participantes humanos trabajaron de for-

ma cooperativa —se daban indicaciones los unos

a los otros— con el fin de lograr el objetivo. Los

investigadores atribuyeron a ese fenómeno una

explicación de por qué la especie humana es capaz

de construir una cultura desde las experiencias

de generaciones pasadas.

Cooperación e intercambio

Seguramente suponía una ventaja para las hor-

das primitivas disponer de miembros capaces de

aprender y transmitir en lo posible métodos de

trabajo complejos: el modo de hacer fuego, cómo

descuartizar un animal y prepararlo para que su

carne resultara sabrosa o la manera de curtir la

piel. Ello pudo originar una presión selectiva hacia

una inteligencia superior. Cuanto mayor era un

grupo, más técnicas podía transmitir.

Robin Dunbar, de la Universidad de Liverpool,

especuló acerca del tamaño de esas poblaciones.

Propuso que los primates construyen lazos de

amistad tan estrechos como aquellos que, en el

reino animal, se dan solo en las parejas reproduc-

toras. El esfuerzo mental para estas relaciones de

cooperación crece con el aumento del grupo. De

esta manera, el tamaño máximo de una población

se correlaciona con la dotación cognitiva de sus in-

tegrantes. En los humanos el «número de Dunbar»,

como se denomina entre tanto al fenómeno, se

sitúa en alrededor de 150 individuos.

Para que el conocimiento cultural se expandie-

ra, tuvo que acontecer, además, un intercambio

fértil y pacífico entre los grupos. En 2011, el equi-

po Kim Hill, de la Universidad del estado de Arizo-

na, confirmó que los cazadores y los recolectores

humanos, fueran de donde fueran, disponían de

una estructura social única entre los primates: tan-

to los hombres como las mujeres podían cambiar

con facilidad de población; además, la mayoría

de los miembros de un grupo no se encontraban

emparentados entre sí.

El movimiento poblacional facilita que surjan

grandes redes personales intergrupales, las cuales

permiten a su vez que el conocimiento cultural

se expanda con rapidez. El sujeto que es capaz

de mejorar su rango bajo tales condiciones eleva

sus posibilidades de reproducción. Dicho de otro

modo, quien es capaz de quitar de en medio a sus

rivales de forma efectiva y de estimar las conduc-

tas, los motivos y los deseos de otros miembros

del grupo, adquiere ventaja.

Disponer de sujetos capaces

de transmitir métodos

complejos de trabajo supuso

una ventaja para las hordas

primitivas

HUESOS TRASCENDENTALES Los restos hallados en 1856

en el valle de Neander (en

alemán, Neandertal), en

Dusseldorf, demostraron la

existencia en Europa de otra

especie de homínidos antes

de la llegada de los humanos

anatómicamente modernos:

el Homo neanderthalensis. MU

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S. P

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Page 21: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 19

Esa teoría, representada entre otros por Nicho-

las Humphrey y Richard Byrne, recibe el nombre

de inteligencia maquiavélica. Según esta, debemos

las capacidades intelectuales a la inclinación de

nuestros antepasados a engañarse unos a otros.

En pocas palabras, el representante típico de la

humanidad sería Bruto, no César.

Se ha comprobado que, en la especie humana,

las mujeres prefieren a los varones inteligentes (a

la inversa tal efecto disminuye de forma clara).

Ello da pie a otro punto de vista para la explica-

ción del aumento cognitivo en los homínidos a

lo largo de la evolución, a saber, la hipótesis sobre

la elección de pareja. Según esta, si las féminas

primitivas escogían a su compañero con similar

criterio al de las mujeres actuales, habrían favo-

recido, como consecuencia, el incremento de las

capacidades cognitivas de la especie a lo largo de

varios millones de años.

Pese a que cada una de las hipótesis expuestas

parece concluyente, ninguna resulta irrefutable. En

el transcurso de la evolución, al menos dos espe-

cies de homínidos con capacidades cognitivas con-

siderables se han extinguido: Homo erectus y el

H. neandertahlensis. Si añadimos a la lista al hom-

bre de Denisova (especie hermana de los neander-

tales descubierta en Siberia) y al hombre de Flores

(especie enana de Indonesia; véase «El hombre de

Flores», por K. Wong; Investigación y Ciencia, abril

de 2005), la cifra ascendería incluso a cuatro.

Según se desprende de los datos sobre la frecuen-

cia de versiones de genes dentro del acervo genético,

Homo sapiens debió experimentar, al menos en una

ocasión, un cuello de botella genético. Durante esa

fase evolutiva, el número de individuos vivos cayó

por debajo de los 10.000. Si hace unos 50.000 años

se hubiera llevado a cabo un balance provisional

del éxito de las especies animales de alto desarrollo

cognitivo con capacidades lingüísticas y dominio

del fuego, el informe habría dispensado pocas espe-

ranzas: ninguna de las especies se había reproduci-

do de manera contundente, ninguna aprovechaba

sus capacidades al máximo, y los neandertales y

los hombres de Denisova se encontraban al borde

de la extinción. ¿Qué propició el empuje decisivo

a Homo sapiens?

Ventajas y desventajas evolutivas

Hace más de 40.000 o 50.000 años, un flujo ge-

nético del hombre de Neandertal confirió a sus

sucesores modernos la dosis mental adicional

necesaria para crear pinturas rupestres e inven-

tar herramientas mejores, afirmaban Gregory Co-

chran y Henry Harpending, de la Universidad de

Utah, en 2009 en su libro The 10.000 year explo-

sion. Un año después de esa publicación, Svante

Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología

Evolutiva en Leipzig, afinó dicho flujo genético

con más exactitud: entre un 1 y un 4 por ciento

del patrimonio genético de Homo sapiens pro-

cedía del neandertal. Sin embargo, eso no suce-

dió así en todas las partes del planeta. Si bien los

genes neandertales se expandieron por doquier,

no alcanzaron las poblaciones africanas, en es-

pecial, las del África subsahariana. Este hallazgo

descartaba la idea de que el genoma del hombre

de Neandertal había contribuido a la evolución

del conjunto de la humanidad.

Numerosos investigadores presuponen de ma-

nera implícita que unas mejores capacidades men-

tales comportan una ventaja evolutiva. En princi-

pio, no obstante, un cerebro de mayor tamaño, con

su correspondiente aumento craneal, constituye

una carga para la especie, ya que dificulta el parto

y prolonga el período de la infancia. Con ello, la

contribución de los adolescentes al sostenimiento

del grupo se retrasa. Para compensar tal desventa-

ja, se hace necesaria una longevidad superior. Un

mayor encéfalo origina, asimismo, un fenómeno

contradictorio: si bien las estrategias de caza más

inteligentes facilitan la búsqueda y captura de ali-

mento, un cerebro de gran tamaño consume más

calorías. Sin olvidar que los cazadores del grupo, en

poblaciones de esas características, deben ocuparse

de la alimentación de niños y ancianos. El domi-

nio del fuego permite cocinar alimentos vegetales

antes incomibles y ablandar la carne; de hecho, la

débil dentadura de los humanos les confina a un

calentamiento previo de la comida.

Debemos imaginarnos el incremento del ta-

maño del cerebro a lo largo de la evolución como

una carrera constante entre las ventajas e incon-

venientes hacia una cognición más óptima. Ello

explicaría por qué el encéfalo de los sucesores

del Homo erectus siguió creciendo independien-

temente de los otros homínidos.

Los neandertales perdieron la carrera. En su

caso, prevalecieron las desventajas, por lo que aca-

baron extinguiéndose. Nuestros antepasados, por

el contrario, sobrevivieron, aunque con una cifra

modesta. Bien es verdad que hasta el comienzo

de la agricultura se expandieron por todos los

EN BREVE

n La revolución neolítica marca el comienzo del Neolítico, es decir, la Edad de Piedra reciente, hace unos 10.000 años. Por entonces, los cazadores y recolectores se convirtieron, de manera progresiva, en sedentarios, al dedicarse a la agricultura y la ganadería. El término de este período de la evolu-ción humana lo acuñó Vere Gordon Childe (1892-1957), especialista en prehistoria europea, inspirándose en la Revolución industrial de los siglos xviii y xix.

n Una exaptación consiste en una adaptación evoluti-va que no surte efecto de manera inmediata, ya que al principio diverge de su propósito «original» (por ejemplo, las plumas sirvieron a los dinosaurios en un inicio para regular la temperatura; más adelante les valdrían para emprender el vuelo).

Page 22: La Evolución Del Pensamiento

20 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

continentes, pero en un número reducido de in-

dividuos. Solo cuando, tras la revolución neolítica,

convivieron en aldeas y ciudades en poblaciones

más numerosas, emergieron las ventajas que

les proporcionaban las capacidades mentales, el

aprendizaje por imitación, la división del trabajo

y una excepcional estructura social.

Puede que, llegados a este punto, al lector le

intrigue la siguiente pregunta: ¿cómo surge una

ciudad si, según Dunbar, no es posible que un

grupo humano comprenda más de 150 personas

sin romperse? La respuesta es sorprendentemente

sencilla: una persona puede pertenecer a diferen-

tes grupos y estos a su vez se antojan virtuales,

es decir, existen solo en la imaginación del suje-

to. En breve, los miembros de las comunidades

no se conocen personalmente, pero mantienen

la cohesión.

Una persona puede ser al mismo tiempo ale-

mana, seguidora del Schalke y miembro de una

universidad (además de sentirse también así). En

cada uno de estos colectivos ocupa un grado dis-

tinto dentro de la jerarquía del grupo. Cuál de las

respectivas pertenencias grupales prevalece en el

individuo dependerá de la situación. Un alemán,

un francés o un inglés conoce solo a una frac-

ción de sus paisanos; a pesar de ello, se considera

parte de su nación. Los humanos aceptan incluso

jerarquías transmitidas mediante símbolos: las

banderas, los escudos o las medallas simbolizan

la pertenencia a un grupo.

Todas las características expuestas debieron

existir antes de que la humanidad se convirtie-

ra en sedentaria, aunque su efecto solo se haya

plasmado en los asentamientos urbanos. ¿De

dónde provino en ese caso la presión selectiva?

El linaje de los humanos

Existen casi tantos árboles genealógicos de Homo sapiens

como paleoantropólogos.� Cuantos más restos de homíni-

dos se encuentran, más complicado resulta responder a la

pregunta de la ascendencia. Debido a las numerosas líneas

colaterales, el árbol genealógico de los humanos se parece

más bien a un arbusto muy ramificado (derecha). No obs-

tante, existe unanimidad en que la línea de los antepasados

humanos surgió en África hace entre seis y siete millones

de años, separándose de la de los simios. En el transcurso

de algunos millones de años coexistieron en el continen-

te africano varias especies de homínidos, la mayor parte

de ellos pertenecientes al género Australopithecus. Desde

entonces a esta parte, el género Homo evolucionó durante

más de dos millones de años. Una de sus especies repre-

sentantes, Homo erectus, se mostró especialmente hábil y

avanzó hacia Asia. Otra de ellas, Homo sapiens, que surgió

hace unos 200.000 años, vio como algunos de sus miembros

abandonaban su hogar africano para conquistar el mundo.

En Europa se encontraron restos de neandertales, homí-

nidos que habitaron la Tierra hace entre 200.000 y 300.000

años, pero que posteriormente, hará unos 24.000 años, se

extinguieron. Con todo, sigue siendo motivo de controversia

quiénes fueron los antepasados inmediatos de los humanos

anatómicamente modernos y de los neandertales.

Este árbol genealógico muestra una posibilidad: Homo

sapiens habría evolucionado a partir de una variante africana de Homo heidelbergensis y de una europea de Homo neanderthalensis.

Otros investigadores ven en los hombres de Heidelberg una subespecie de Homo erectus; de nuevo, otros señalan al neandertal como

una subespecie de Homo sapiens.

EuropaHoy África Asia

AUSTRALOPITECINOSrobustos

Homo heidelbergensis

Homo erectus

Homo neanderthalensis

Homo sapiens

Homo floresiensis

20 35 50 × 103

65

100 × 103

200

300

400

500 × 103

600700800900 1 × 106

1,8 2 × 106

2,5 3 × 106

4 × 106

4,5 5 × 106

8 × 106

Homoergasterrudolfensishabilis

Sahelanthropustchadensis

Ardipithecusramiduskadabba

Orrorintugenensis

AUSTRALOPITECINOSKenyanthropus

platyopsAustralopithecus garhiA. bahrelghazaliA. africanusA. afarensisA. anamensis

Ardipithecusramidus

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Page 23: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 21

Al parecer, una compleja red de relaciones inter-

grupales proporcionó en la Edad de Piedra una

rápida propagación de técnicas culturales. Los

hombres prehistóricos y los homínidos tuvieron

que arreglárselas ante los rápidos cambios socia-

les. Estas transformaciones posibilitaron en su

conjunto el paso hacia un modo de vida urbano

hasta entonces desconocido para los humanos.

¿Cuestión de suerte?

Los biólogos evolutivos entienden bajo el térmi-

no de exaptación una propiedad orgánica que en

origen posee otra «finalidad» a la que la destina

el organismo en cuestión. Es el caso de los dino-

saurios que eran incapaces de volar aunque dis-

ponían de plumas. Estas les servían de protección

térmica; solo más tarde les fueron idóneas para

desplazarse por el aire. Algo parecido les aconteció

a los humanos.

Las complejas relaciones sociales hicieron ne-

cesario que cada individuo se integrara al mismo

tiempo en varias jerarquías dependiendo del rol

que desempeñaba en cada una. Tales jerarquías

no tenían que batallarse continuamente, lo cual

estabilizaba a los grandes grupos. De esta manera,

se desarrolló sin trabas la necesaria división del

trabajo para alcanzar una cultura superior.

Por otro lado, la invención de la escritura per-

mitió recurrir a la experiencia de otras personas

y conservar e incrementar el conocimiento sobre

el pasado. La imprenta difundía ese saber en las

casas burguesas. Hoy por hoy, Internet hace ac-

cesible el contenido de bibliotecas completas con

solo apretar un botón. ¿Podemos concluir que la

evolución de los humanos se orienta hacia una

acumulación cada vez mayor de capacidades y

conocimientos?

No necesariamente. Quizá también hayamos

contado con un poquito de la suerte que les faltó a

nuestros primos lejanos. Si se consideran las miles

de armas atómicas y la destrucción de los recur-

sos naturales necesarios para la vida, bien parece

posible que nuestra dotación cognitiva no sea en

absoluto suficiente para impedir una prematura

extinción de nuestra especie.

Para saber más

The cognitive niche: Coevolu-tion of intelligence, sociality, and language.� S. Pinker en Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA, vol. 107, págs. 8993–8999, 2010.

Klüger als wir? Auf dem Weg zur Hyperintelligenz.� T. Grüter. Spektrum Akademischer Verlag, Heidelberg, 2011.

The cultural niche: Why social learning is essential for hu-man adaptation.� R. Boyd et al. en Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA, vol. 108, págs. 10.918–10.925, 2011.

Wie das Denken erwachte.� Die Evolution des menschlichen Geistes.� Dirigido por A. Jahn. Schattauer/Spektrum der Wis-senschaft Verlagsgesellschaft, Stuttgart-Heidelberg 2012.

Polifacético, flexible e ingenio-so.� M. Noël Haidle en Investi-gación y ciencia, n.o 425, págs. 68-76, febrero de 2012.

Thomas Grüter es médico y periodista científico de Gehirn und Geist, versión alemana de Mente y cerebro.

ha publicado sobre el tema, entre otros,los siguientes artículos:

Mover con la mente,por M. A. L. NicolelisNoviembre 2012

El lenguaje del cerebro,por Terry Sejnowski y Toby DelbruckDiciembre 2012

Cerebros en minatura,por W. G. Eberhand y W. T. WcisloDiciembre 2012

Autismo y mente técnica,por Simon Baron-CohenEnero 2013

Terapia de la depresión,por Robin Marantz HenigFebrero 2013

Dependencia y cooperaciónentre los sentidos,por Lawrence D. RosenblumMarzo 2013

El archivo de la memoria,por R. Q. Quiroga, I. Fried y C. KochAbril 2013

La sabiduría de los psicópatas,por Kevin DuttonAbril 2013

Los orígenes de la creatividad,por Heather PringleMayo 2013

PSICOLOGÍAY

NEUROCIENCIAS

Page 24: La Evolución Del Pensamiento

22 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

La respuesta a qué nos hizo humanos

es, sin duda, la cultura. El desarrollo de

esta capacidad excepcional hace aho-

ra unos 200.000 años determinó nues-

tra evolución. Hace otros 60.000 años,

el proceso evolutivo experimentó un acelerón:

cuando los humanos modernos salieron de África

en pequeñas sociedades tribales para ocupar y

reconfigurar el mundo en solo unas decenas de

miles de años.

La cultura se convirtió, pues, en una suerte de

estrategia de supervivencia. La aptitud de nues-

tros ancestros de aprender de los demás, de trans-

mitir y desarrollar el conocimiento, la tecnología

y las habilidades resultó una característica pode-

rosa y eficiente para hacer más humanas nuevas

tierras y recursos. En definitiva, mientras que

otras especies animales se encuentran confinadas

en el ambiente al que sus genes se han adaptado,

el ser humano se ha acondicionado a casi todos

los medios de la Tierra.

Los humanos actuales descienden de los indi-

viduos ancestrales con mayor capacidad para uti-

lizar la fuerza social en beneficio de sus intereses.

Las características que definen de manera única

la naturaleza humana, a saber, la «supersociabi-

lidad» y el lenguaje, además de varios talentos y

habilidades innatas, surgieron como adaptaciones

a la vida en el medio social de la cultura, no de la

historia compartida con otros animales.

Nuestra identidad cultural descansa sobre dos

pilares fundamentales que abren una brecha insal-

vable entre las personas y el resto de las especies

con respecto al potencial evolutivo: el aprendizaje

social y la teoría de la mente. Por medio del prime-

ro podemos copiar comportamientos a través de la

simple observación; el segundo pilar nos permite

atribuir estados mentales a otros congéneres, de

Adaptados a la culturaLos humanos somos seres culturales: aprendemos de nuestros semejantes

y nos ponemos en la piel de otros. Esas capacidades facilitaron también el plagio

M ARK PAGEL

manera que adivinamos o comprendemos sus mo-

tivaciones. Asimismo, podemos copiar las ideas o

inventos más provechosos de los demás.

Parece que ambas características pertenecen

en exclusiva a los humanos. En otros animales, lo

que se asemeja a un aprendizaje social podría ser

poco más que un aprendizaje por una influencia

social que utiliza comportamientos ya presentes

en el repertorio animal. Los chimpancés manipu-

lan objetos con las manos. Cuando un individuo

emplea una piedra para cascar nueces o un palo

para cazar termitas, puede incitar a otro a inten-

tar la misma tarea. Este último, en su tentativa

puede por casualidad cascar una nuez o extraer

una termita. La recompensa reforzará el compor-

tamiento, incluso aunque no hubiera existido una

imitación directa.

Otro ejemplo: algunos pájaros modifican su con-

ducta cuando saben que otros individuos de su

especie los observan. Parecen «conscientes» de que

el que mira podría sacar provecho de lo que está

haciendo. Así pues, cuando un pájaro cascanueces

percibe que otro observa cómo esconde comida,

regresará más tarde al lugar con el fin de ocultar su

botín en un nuevo escondrijo más seguro. Dicha

conducta, común en otros córvidos, resulta intri-

gante, aunque quizá sea solo una predisposición

a responder a un comportamiento aprendido. De

hecho, no existen pruebas fehacientes de una teo-

ría de la mente fuera de los humanos. La mayoría

de los niños de dos años comprenden mejor los

pensamientos de otros congéneres que los simios

adultos entre los suyos.

A pesar de que algunos animales parecen dis-

poner de lo que daríamos en llamar «tradiciones»

culturales (los pájaros que picotean las tapas de

las botellas de leche para bebérsela o los chimpan-

cés que cascan nueces con piedras), estos hábitos

EN SÍNTESIS

Únicos y diferentes

1La capacidad para la

cultura hace única a la

especie humana. Su estrate-

gia para sobrevivir consiste

en la transmisión de tecno-

logía y habilidades.

2Los humanos se vol-

vieron «supersociales»

como consecuencia del robo

visual, por apropiarse unos

de las ideas de otros.

3El lenguaje evolucionó

de la necesidad de nego-

ciar. Con el proceso evolutivo

se ha ampliado la variedad

de talentos.

Page 25: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 23

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SENTIDO PARA EL ARTE Los antepasados que poblaron la

Jura de Suabia hace 30.000 años

tallaron esta figura con cabeza

de león y cuerpo de hombre

en el colmillo de un mamut.

Creaciones como esta revelan la

estrecha relación de los humanos

primitivos con su entorno natu-

ral, así como su capacidad para

elaborar piezas simbólicas.

no evolucionan o mejoran con el transcurrir del

tiempo. Aunque pasara un millón de años, segui-

rían usando las mismas técnicas, a menos que

adquirieran un aprendizaje social y una teoría de

la mente verdaderos.

Las sociedades humanas, en cambio, evolucio-

nan de forma gradual por adaptación cultural

acumulativa. El conocimiento, las habilidades y

las técnicas almacenan mejoras y crecen en va-

riedad a medida que las personas se imitan unas

a otras, que eligen y modifican las formas exis-

tentes y que combinan objetos para fabricar otros

nuevos (de compaginar un palo tallado con un

hacha de mano surge el primer hacha con mango).

El resultado de todo ello es una cultura compleja

y variada que mantiene con las tradiciones cul-

turales animales una semejanza equiparable al

parecido entre una cantata de Bach y un gorila

golpeándose el pecho.

Hurtar por la vista

La capacidad de mejora constante exigió trans-

formaciones inusuales en el reino animal. Valga

como ejemplo el altruismo. Los humanos coope-

ran con individuos que no son parientes y llevan

a cabo actos de generosidad que podrían bien no

ser correspondidos. También comercian y se inter-

cambian objetos, sujetan la puerta para que pasen

los demás, ceden el asiento a personas mayores

en el metro, contribuyen en las obras benéficas

o arriesgan la vida para socorrer a alguien de un

edificio en llamas. El ser humano posee una enor-

me orientación hacia el grupo: es feliz vistiendo

la camiseta a juego con un evento musical o de-

portivo o pintándose la cara con los colores de su

equipo favorito, se entristece con la muerte de

personas por la guerra o a causa de un desastre

natural o de un accidente.

Page 26: La Evolución Del Pensamiento

24 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

En cambio, en las demás especies animales,

la cooperación queda confinada, por lo general,

a los parientes. La teoría de la selección de pa-

rentesco ofrece una convincente explicación de

ese comportamiento: las acciones que ayudan a

los individuos del mismo parentesco benefician

las copias de los genes propios. Sin embargo, esta

teoría no explica la propensión humana a ayudar

a los extraños. Por tanto, deberíamos considerar

que el ser humano es «supersocial», ya que se ha

liberado de las limitaciones genéticas usuales para

alcanzar el desarrollo del altruismo. Pero ¿por

qué? [véase «¿Por qué cooperamos?», por Martin

A. Novak; Investigación y ciencia, octubre de

2012].

Hace entre 160.000 y 200.000 años, la capacidad

de nuestros antepasados para la cultura provocó

una crisis social, a la que puso remedio la super-

sociabilidad. Llegados a este punto, cabe pregun-

tarse ¿qué desencadenó esa crisis? El robo visual,

es decir, la habilidad de apropiarse de las ideas

de otros.

Dado que podemos aprender con el solo es-

fuerzo de atender a aquello que desarrollan los

demás, el conocimiento resulta un bien al alcance

de cualquiera. De esta manera, las culturas evo-

lucionan y se adaptan con gran rapidez. Ahora

bien, si una persona observa el tipo de cebo que

usa otro congénere para pescar o el modo en el

que empuña un hacha de mano, el primero se

beneficiará de la ingeniosidad del segundo; in-

cluso puede que con mejores resultados, ya que

el imitado dedicó tiempo a experimentar con la

estrategia adecuada antes de llegar a la solución

que ahora el otro se limita a copiar. El imitador

podría incluso atrapar antes el pez que el sujeto

que hace las veces de modelo.

Así pues, resulta ventajoso mantener las me-

jores ideas en secreto, no sea que otro las robe.

Algunas manifestaciones actuales de ello sería la

renuencia a compartir conocimientos (sean anti-

guas recetas de familia, cebos de pesca o planes

científicos o comerciales novedosos), las innume-

rables patentes y los derechos de autor.

Con todo, ocultar las mejores innovaciones ha-

bría sido una especie de muerte evolutiva: habría

paralizado la adaptación cultural acumulativa, lo

que hubiera provocado el colapso de unas socie-

dades incipientes a causa del peso de la sospecha

y el rencor. Para evitar ese destino evolucionaron

las reglas sociales y la psicología, fenómenos que

posibilitan el intercambio de ideas, conocimientos

y técnicas sin excesivo temor a ser explotados.

Asimismo, el ser humano comenzó a otorgar

gran importancia al hecho de demostrar la propia

valía a los demás, y a evaluar la de otros. El cono-

cimiento y la tecnología formaban ahora parte

del patrimonio del grupo social, que no quería

compartirlos con tramposos ni competidores.

Los numerosos actos de altruismo que carac-

terizan la naturaleza supersocial humana evo-

lucionaron como formas de demostrar al grupo

cooperativo el compromiso y, por tanto, la valía

de uno. El modo más claro de enseñar a los de-

más que se es altruista consiste en comportarse

como tal. Además, la reputación que con ello se

gana atrae el altruismo de otros, lo que a su vez

da acceso a la recompensa material y social dentro

de las comunidades.

Sin embargo, una vez que ese sistema se puso

en marcha, no quedó otra alternativa que volverse

altruista «jactancioso», ya que el altruismo servía

para competir: aseguraba una parte del botín de

la cooperación. De hecho, características únicas

de la psicología humana, como las normas y la

moral, las expectativas de equidad y la tendencia

hacia la «agresión moralizante» (castigar a quie-

nes infringen los principios sociales), se basan en

emociones y mecanismos que evolucionaron con

el fin de vigilar a los individuos tentados de ex-

plotar el frágil sistema cooperativo.

Algo de lo que hablar

El lenguaje humano difiere de los gruñidos, gor-

jeos, bramidos, olores, golpes de pecho y demos-

traciones coloristas del resto del reino animal en

que es «compositivo». Hablamos con oraciones

construidas con sonidos (palabras) estructuradas

EN BREVE

Bajo el concepto de teoría de la mente se entiende la capacidad de ponerse en la piel de otro y, de esta manera, interpretar su conducta.

El altruismo consiste en un comportamiento desinteresa-do para procurar el beneficio ajeno.

La denominación del gen FOXP2 deriva de la abrevia-tura inglesa para la familia genética forkhead box («caja de la cabeza del tenedor»), en alusión a la mutación genética que provoca esa forma carac-terística en ciertos fragmentos de ADN de la mosca de la fruta Drosophila. Los genes FOX controlan la lectura de otros factores hereditarios, para lo cual actúan de diversa manera. El FOXP2 humano cobró interés como «gen del habla». Una mutación inusual de este factor provocó que los miembros de una familia inglesa manifestara dificulta-des con la gramática.

El fenómeno de la domesti-cación se caracteriza por la transformación de los anima-les salvajes en domésticos a través de la cría selectiva.

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DE

JEN

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OBJETO OCIOSO Datada en cerca de 35.000

años, la Venus de Hohlen Fels

se encontró en una cueva de

la Jura de Sabia. Se conside-

ra como el primer símbolo

sexual y la primera figura

tallada de la humanidad hasta

ahora conocida. 1 cm

Page 27: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 25

como sujeto, verbo y objeto. Es cierto que algunos

animales producen sonidos que parecen sustan-

tivos, pero el uso de oraciones solo se ha demos-

trado en humanos Así, los monos verdes pueden

avisar de la amenaza de un depredador si este se

acerca por tierra pero no si viene desde el aire.

Varias características anatómicas y de com-

portamiento (músculos faciales coordinados o

tendencias primates a la gesticulación) remotas

en el tiempo podrían haber contribuido al origen

de nuestro lenguaje. Sin embargo, no explican por

qué evolucionó. Las formas complejas de coope-

ración e intercambio que se desarrollaron para

desactivar la crisis del robo visual exigían una

tecnología social con la que gestionar tratos, coor-

dinar actividades, negociar acuerdos y difundir la

reputación. Al parecer, el lenguaje constituyó esa

pieza de tecnología social.

Los humanos adquirieron el lenguaje porque

eran la única especie con suficientes asuntos de

los que hablar como para pagar por el tiempo y

la energía que se requieren para aprender a usar-

lo. En cambio, otros animales que carecen de esa

complejidad social no necesitan lenguaje verbal.

Por el contrario, las sociedades humanas proba-

blemente no podrían existir sin él.

Incluso los actos más simples de intercambio

dependen de la capacidad de comunicarse a tra-

vés de la palabra. Imagínese el lector por unos

momentos que es un experto en la elaboración de

arcos y que al autor de este artículo se le da bien

confeccionar flechas, mas nuestra especie carece

de lenguaje. Le entrego algunas flechas esperando

que usted, a cambio, me dé alguno de sus arcos.

No obstante, me sonríe y, pensando que le estoy

regalando las saetas, las coge y se marcha. Le per-

sigo, nos peleamos y acabo atravesado por una de

mis flechas. Ahora reproduzca la escena, pero esta

vez con actores que poseen un lenguaje verbal: el

acuerdo cooperativo resulta posible.

Los neandertales poseían la misma versión del

gen FOXP2 que los humanos actuales: un segmen-

to de ADN implicado en los movimientos moto-

res precisos para hablar. Este hecho ha llevado

a numerosos investigadores a sugerir que esos

homínidos también poseían lenguaje. Aun así,

los informes arqueológicos poco apuntan hacia

una adaptación cultural acumulativa en los nean-

dertales: no se han encontrado ni instrumentos

musicales ni de arte, ni anzuelos, ni arrojalanzas

relacionados con el hombre de Neandertal. Ni

siquiera cosían la ropa. Acorde con la regla del

robo visual, esta falta de cultura indica que los

neandertales no disponían de lenguaje. Su FOXP2

humano podría haberles proporcionado mejores

habilidades para la comunicación en comparación

con otros mamíferos. No obstante, para explicar

la aparición del lenguaje debemos apuntar más

allá de la anatomía y los genes, y preguntarnos

por su necesidad. Algunos pájaros, por ejemplo,

saben imitar el habla humana, pero no comparten

nuestra versión del FOXP2.

Domesticados por la cultura

La gama de habilidades humanas es enorme-

mente amplia. Algunos individuos son buenos

en música, otros en matemáticas, diseño, lengua

o deportes. Se ha demostrado que todas esas ha-

bilidades presentan un componente genético des-

tacado. Por otro lado, la selección natural propicia

que algunas variedades genéticas sobrevivan a

expensas de otras. Este proceso favorece, entre

las aves canoras, a los ejemplares más melódicos;

a los corredores más rápidos entre los leones, así

como entre sus presas a los antílopes. El otro lado

de la moneda también existe: los «cantantes me-

diocres» se quedan sin amor (y sin crías), y los

corredores más lentos pasan hambre o mueren.

Cabría esperar, pues, que la selección natural ten-

diera a difuminar las diferencias entre los huma-

nos. ¿Cómo se explica entonces la diversidad de

habilidades en nuestra especie?

La variedad surge, de nuevo, como consecuen-

cia de nuestra capacidad para la cultura. Una

vez que el sistema cooperativo posibilitó que los

humanos intercambiaran habilidades, bienes y

servicios, los sujetos que se especializaron en las

tareas que mejor desempeñaban poseían mayores

provisiones para comerciar con otros. Ninguna

otra especie practica la división del trabajo con

individuos no emparentados.

Las culturas domesticaron y diferenciaron a

los humanos según su talento, propiciando que

coexistieran habilidades diversas. Un escenario

que deberíamos reconocer sin problemas por ha-

bérselo infligido a numerosos animales domés-

ticos, en particular, a los perros. Razas perrunas

como chihuahuas o terranovas cuentan con mar-

cas genéticas que se asocian con el desarrollo de

temperamentos concretos y de habilidades y mor-

fologías determinadas como respuesta al medio

social de las personas.

La historia de nuestra especie consiste en el triunfo progresivo de la cooperación

Don inusualEn qué medida los animales disponen de una teoría de la mente es aún hoy una cuestión controvertida. Las observaciones en simios in-dican la posibilidad de que se dé sobre todo en ellos. Según Michael Tomasello, del Institu-to Max Planck en Leipzig, los chimpancés presentan cierta capacidad para empatizar con un congénere. Sin embargo, esta identificación mental y afectiva dista mucho del nivel que alcanza en los humanos.

(«Chimpanzees understand psycho-

logical states: The question is which

ones and to what extent». M. To-

masello et al. en Trends in Cognitive

Sciences, vol. 7, págs. 153-156, 2003.)

Page 28: La Evolución Del Pensamiento

26 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

De igual modo, los genes humanos podrían ha-

ber experimentado una tendencia a especializarse

según las oportunidades que ofrecían las socieda-

des. De ser así, ello podría acarrear implicaciones

relevantes para la sociedad contemporánea. La

mayoría de las personas apoyan el objetivo social

de asegurar la igualdad de oportunidades. Pero si

los individuos poseen diversas habilidades inna-

tas, tal política podría producir una «meritocracia

genética», es decir, una sociedad diferenciada por

predisposiciones connaturales.

El mundo moderno

Según se ha demostrado, hace unos 40.000 años

aconteció un cambio en el grado de selección po-

sitiva, el cual afectó al genoma humano. Quizá

no fuese un accidente la coincidencia de ese fe-

nómeno con el florecimiento de la cultura, como

refleja la explosión de artefactos de toda índole, de

obras de arte e instrumentos musicales, así como

la ocupación territorial del mundo. Estos genes de

evolución rápida constituyen nuestra predispo-

sición genética para la cultura; también pueden

identificarse con los mismos métodos usados para

aislar los genes causantes de enfermedades.

Las sociedades modernas actuales difieren

totalmente de las pequeñas tribus que una vez

compitieron para ocupar la Tierra. Aun así, la an-

tigua psicología sigue funcionando en nuestro

mundo multicultural globalizado. La historia de

la especie humana es el triunfo progresivo de la

cooperación sobre el conflicto a medida que sus

miembros fueron reconociendo que cooperar fa-

vorecía la obtención de una recompensa mayor

en contraposición de la traición y la venganza.

En un mundo diverso, la clave para promover

esta cooperación estriba en crear entre los huma-

nos una sensación de confianza y unos valores

compartidos que vayan más allá de las imprecisas

diferencias étnicas o culturales. Ese es el adhesivo

social que ha fomentado nuestra supersociabili-

dad y que puede seguir haciéndolo.

Artículo original publicado en Nature, vol. 482, págs. 297-299, 2012. Traducido con el permiso

de Macmillan Publishers Ltd. © 2012

Para saber más

Theory of mind in nonhuman primates.� Cecilia Heyes en Behavioral and Brain Sciences, vol. 21, págs. 101-114, 1998.

The blank slate: The modern denial of human nature.� S. Pinker. Penguin Press, 2003.

Recent acceleration of human adaptive evolution.� J. Hawks et al. en Proceedings of the National Academy of Sciences USA, vol. 104, págs. 20753-20758, 2007.

Localizing recent adaptive evolution in the human ge-nome.� S. H. Williamson et al. en PLoS Genetics, vol. 3, pág. e90, 2007.

Animal cultures.� Kevin N. La-land en Current Biology, vol. 18, n.o 9, págs. R366-R370, 2008.

The rational optimist: How prosperity evolves.� M. Ridley. Penguin Press, 2010.

The evolution of language.� W. T. Fitch. Cambridge Univer-sity Press, 2010.

Social learning and the de-velopment of individual and group behaviour in mammal societies.� Alex Thornton y Tim Clutton-Brock en Philosophi-cal Transactions of the Royal Society B, vol. 366, págs. 978-987, 2011.

The origin of our species.� C. Stringer. Allen Lane, 2011.

Wired for culture.� The natural history of human cooperation.� M. Pagel. Penguin Press, Lon-dres, 2012.

Mark Pagel� es profesor de biología evolutiva en la Escuela de Ciencias Bio-lógicas de la Universidad de Reading, Gran Bretaña.

IGNACIO UGARTE

A una unidad astronómica

JOSÉ MARÍA EIRÍN LÓPEZ

Evolución molecular

CARMEN AGUSTÍN PAVÓN

Neurobiología

ÁNGEL GARCIMARTÍN MONTERO

Física y sociedad

LUIS CARDONA PASCUAL

Ciencia marina

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Page 30: La Evolución Del Pensamiento

28 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

La teoría de la selección natural de Char-

les Darwin no solo nos proporciona

un marco para organizar y entender

la evolución de los seres vivos; tam-

bién la forma en que aprendemos y

aquello que nos interesa aprender han sido mo-

delados por la selección natural. La mayor parte

de las exigencias de la vida son relativamente tri-

viales y han cambiado poco a lo largo de milenios.

Y la mente humana ha evolucionado para mane-

jar sin esfuerzo estos bits previsibles de informa-

ción. Los cambios tremebundos, como el brote

de una epidemia o una guerra, introducen retos

inesperados e influencian de modo despropor-

cionado nuestra supervivencia. En este ambiente

tan fluctuante, los individuos capaces de resolver

con habilidad los obstáculos que ponen en peligro

la vida juegan con ventaja. En definitiva, la teoría

de la selección natural de Darwin puede aplicarse

a la capacidad de aprendizaje del ser humano.

En esencia, las personas cuentan con dos siste-

mas para enfrentarse a la información del entor-

no: el modo en «piloto automático» y el mediado

por procesamiento consciente. El primero se ocu-

pa de los rasgos universales del mundo social y

ecológico; el segundo, la habilidad para resolver

problemas de manera consciente, permite captar

cambios sutiles en el ambiente.

La comprensión de ambos mecanismos de

aprendizaje permite una visión más profunda

sobre la manera de pensar de los niños. En este

sentido, un enfoque evolutivo de la enseñanza

puede ayudar a los educadores a solventar la bre-

cha entre la predisposición cognitiva innata de los

alumnos y los objetivos de la escuela. Este acer-

camiento alumbra el camino hacia métodos más

efectivos para educar a las generaciones futuras.

Anclajes en un mar sensorial

Algunas de las predisposiciones al aprendizaje

brotan a muy temprana edad. Desde el naci-

miento, los bebés atienden más a estímulos que

se asemejan a la estructura de una cara humana

(dos ojos sobre una nariz) que a otros de similar

complejidad [véase «Expertos en rostros», por

Stefanie Höhl; Mente y cerebro n.o 58, enero de

2013]. Estos rasgos críticos captan su atención, lo

cual facilita el desarrollo de un vínculo materno-

paterno-filial. Los elementos que resultan de cru-

cial importancia para la supervivencia y que se

mantienen básicamente inalterados a lo largo de

miles de generaciones acaban integrados como

puntos de referencia o anclaje en la cognición hu-

mana. Dirigen la atención a los aspectos predeci-

bles de la vida y permiten procesar la información

de forma automática. Siguiendo con el ejemplo,

la predisposición innata hacia las caras humanas

ayuda a los recién nacidos a encontrar un punto

de anclaje en un entorno que, de otra forma, re-

sultaría desbordante dada la ingente cantidad de

estímulos.

Con todo, los infantes deben diferenciar a sus

progenitores del resto de los individuos. Por esta

razón, los puntos de anclaje cognitivos permiten

cierta flexibilidad. Sin embargo, la característica

que convierte a la especie humana en única reside

en otro nivel de plasticidad, el cual le permite re-

solver problemas de forma consciente. Cuando las

condiciones del medio cambian de forma brusca,

la supervivencia o las perspectivas reproductivas

EN SÍNTESIS

Presente anclado en el pasado

1Entender cómo ha evo-

lucionado el cerebro

puede ayudarnos a com-

prender por qué algunos ni-

ños encuentran dificultades

para aprender en la escuela.

2La selección natural

predispuso a la mente

humana durante miles de

generaciones para atender

de forma automática a

algunos rasgos del entorno

social y ecológico más que

a otros.

3Solo con esfuerzo pode-

mos neutralizar nuestro

sistema de aprendizaje

automático para afrontar

retos nuevos, como los que

plantea la escuela.

El cerebro primitivo en las aulas modernasLa evolución ha predispuesto a la mente humana para atender a ciertos estímulos.

Ello podría explicar algunas de las dificultades en el aprendizaje escolar actual

DAVID C . GEARY

Page 31: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 29

PISTAS DEL AYER La visión evolutiva del apren-

dizaje puede contribuir a pre-

decir el comportamiento del

alumnado y, de esta manera,

mejorar la educación.

de los individuos corren peligro, y el sistema auto-

mático puede convertirse en un obstáculo. Los hu-

manos necesitan de formas creativas para enfren-

tarse a las nuevas condiciones. La combinación de

predisposiciones innatas y de resolución plástica

de contratiempos determina el modo en que las

personas procesan la información nueva y, por

extensión, la manera en la que aprenden.

Como posibles causas del origen de la capaci-

dad de resolver problemas conscientemente los

teóricos barajan la vida en condiciones climáti-

cas fluctuantes, las dinámicas sociales comple-

jas o la necesidad ecológica de cazar. Richard D.

Alexander, profesor emérito de la Universidad de

Michigan en Ann Arbor, propone como modelo

para explicar la evolución de la mente humana

el hecho de que cuando nuestros antepasados

comenzaron a construir refugios, a elaborar

herramientas de caza y a encender fuego para

cocinar, aumentó su capacidad de extracción de

recursos del entorno y de solventar la amenaza

que suponían el hambre y los depredadores. Con

la reducción de esos peligros, las primeras pobla-

ciones se expandieron, fenómeno que aumentó

su competencia de conseguir tierras, alimentos

y otros recursos.

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Page 32: La Evolución Del Pensamiento

30 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

El núcleo de esa lucha por la existencia se con-

cretó en una batalla entre miembros de la propia

especie por el control de los recursos clave. La

competición social no es exclusiva de los huma-

nos, pero se convierte en una presión selectiva

especialmente potente para aquellas especies

que dominan sus ecosistemas, como es nuestro

caso. Tanto nuestra supremacía ecológica como

la competición social asociada se apoyan en la sa-

biduría popular, es decir, en los patrones innatos

de pensamiento que nos ayudan a procesar los

asuntos relativos a la psicología, la biología y la

física en el día a día.

La psicología popular consiste en el conoci-

miento implícito organizado en torno al sujeto,

otras personas y dinámicas sociales; la biología

popular y la física popular se relacionan con lo

que pensamos de los seres vivos y el mundo físico,

respectivamente. Dichas habilidades evoluciona-

ron, puesto que permitieron que nuestros ante-

pasados no malgastaran sus energías mentales en

tareas mundanas de la vida diaria y, en cambio,

centrarse en el dominio de los desafíos sociales y

ambientales en constante transformación.

Las competencias psicológicas innatas nos

distancian del resto de las especies. Los huma-

nos poseemos una autoconsciencia connatural y

posiblemente única. Esta habilidad se encuentra

fuertemente ligada a la destreza de viajar con la

mente en el tiempo (nos podemos proyectar en el

pasado o en el futuro). En este contexto, la auto-

consciencia se sustenta en una red de recuerdos

a largo plazo y el conocimiento sobre uno mis-

mo (autoesquema). El autoesquema puede regular

comportamientos ligados a metas; ello nos per-

mite planificar dónde invertir esfuerzo y cuánto

persistir en caso de fracaso.

Asimismo elaboramos esquemas sobre las de-

más personas. Ciertas relaciones sociales, como la

materno-paterno-filial o la amistad, son universa-

les. Estos lazos se apoyan en capacidades innatas

que nos permiten leer los signos de comunica-

ción no verbales, descifrar las expresiones faciales,

compartir un lenguaje y disponer de una teoría

de la mente (capacidad de desarrollar inferencias

acerca de las intenciones, creencias, estados emo-

cionales y probables comportamientos futuros de

los demás). Cuando conocemos a alguien, cons-

truimos un esquema de su persona, el cual en-

capsula recuerdos duraderos de atributos físicos,

rasgos de personalidad e incidentes específicos

relacionados con ese sujeto. Ese conocimiento nos

permite entender y predecir mejor las acciones de

nuestros conocidos.

Además de las relaciones individuales, el ser

humano divide su mundo social en grupos. Tien-

de a manifestar actitudes y creencias más posi-

tivas hacia miembros del propio grupo que de

otro, en especial cuando ambos colectivos com-

piten entre sí. También se afilia apoyándose en la

nacionalidad y la religión, organizándose en uni-

dades sociales más grandes que las meras relacio-

nes individuales. La preocupación por las cues-

tiones sociales se encuentra integrada en nuestra

forma de pensar.

De manera similar, los humanos han desarro-

llado atajos para procesar información del mundo

biológico: poseen una habilidad universal para

CAPACIDADES INNATAS El ser humano nace con pre-

disposiciones cognitivas que

le ayudan a atender a los

rasgos del entorno claves para

la supervivencia, buscando in-

formación relevante de tipo

social, biológico y físico.

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Page 33: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 31

llevar a cabo taxonomías de otras especies y orga-

nizar el conocimiento sobre conductas, patrones

de crecimiento y características recurrentes de

un tipo familiar de planta o animal. Ese conoci-

miento ayudó a los integrantes de las culturas

primitivas a adquirir las habilidades necesarias

para asegurarse el alimento y la medicina.

Con el fin de explotar territorios ricos en caza,

nos servimos de sistemas naturales que nos per-

miten navegar en espacios tridimensionales y

recordar rasgos salientes del entorno, tal y como

acometen otras muchas especies. Sin embargo,

los humanos vamos, al menos, un paso más allá:

creamos mapas panorámicos junto a imágenes

del espacio físico cuando no nos encontramos en

él. La habilidad de construir y usar herramientas

supera con creces la de otras especies. Se trata casi

con seguridad de un componente del dominio

del hombre sobre la Tierra. Por último, existen

sólidas pruebas que sugieren que los humanos

disponemos de un sentido intuitivo para los nú-

meros y el tiempo. La complejidad del modo en

que representamos el tiempo en nuestra mente

supera con amplitud la documentada en otros

seres vivos.

Evolución de la consciencia

Las competencias comunes a la especie humana

desglosadas hasta ahora indican que las perso-

nas procesan de forma automática y con poco

esfuerzo cognitivo la mayor parte de la informa-

ción diaria a lo largo de la historia evolutiva. Sin

embargo, la vida no se compone solo de rutina.

La convivencia conlleva sorpresas. La habilidad de

bloquear los sistemas automáticos de respuesta

y activar procesos controlados para la resolución

(consciente) de contratiempos constituye un rasgo

definitorio de la mente humana.

En base a otros estudios, en 2005 propuse que

los humanos son, tal vez, únicos en la capacidad

de generar modelos mentales de las circunstan-

cias, capacidad que permite anticipar cambios

futuros e inventar estrategias de afrontamiento.

Nuestra especie emplea la memoria operativa

para mantener representaciones mentales de las

situaciones. Podemos visionar un escenario ima-

ginario y comparar esa escena ficticia con el mo-

delo actual; nos resulta posible simular estrategias

para reducir la diferencia entre el lugar en el que

nos encontramos y a dónde queremos llegar en

un futuro. Ello nos propicia una ventaja evolutiva

clave. Podemos ensayar mentalmente formas de

superar a otros en la lucha por una pareja o un

ascenso laboral. La combinación de consciencia,

autoconsciencia y resolución explícita de proble-

mas nos permite aprender cosas que no resulta-

ron cruciales en nuestro pasado evolutivo.

Consideremos la física moderna, uno de los

logros intelectuales más notables de la huma-

nidad y que continúa siendo un dominio difícil

de entender para muchos de nosotros. Parte del

problema estriba en que las inferencias que se

derivan de la física popular a menudo chocan con

la explicación científica del mismo fenómeno.

Cuando se pregunta por las fuerzas implicadas

en el movimiento de una pelota de béisbol que

ha sido lanzada, la mayor parte de las personas

consideran dos fuerzas: una que propulsa la bola

hacia delante (como haría un cohete invisible),

y la otra que la empuja hacia abajo. La segunda

fuerza es la gravedad, pero, de hecho, ninguna

fuerza propulsa la pelota hacia delante una vez ha

abandonado la mano del jugador. A pesar de que

los adultos, e incluso los niños en edad preescolar,

trazan de manera correcta la trayectoria que des-

cribirá un objeto lanzado o en movimiento, reflejo

de la física popular, su explicación del fenómeno

revela a menudo ingenuidad en la comprensión

de las fuerzas en acción.

En su obra maestra Principia, Isaac Newton des-

cribe de forma clara la situación: «No defino tiem-

po, espacio, lugar ni movimiento, por tratarse de

palabras bien conocidas por todos. Únicamente he

Nuestros antepasados centraron su lucha por la existencia en el control de mejores tierras, comida y otros recursos

MÁS ALLÁDE LA NATURALEZA Los niños aprenden con rapi-

dez a lanzar una pelota, mas

requieren de esfuerzo para

entender la física que subyace

a esta actividad. A menudo

también necesitan la ayuda

de un profesor.

CO

RBIS

Page 34: La Evolución Del Pensamiento

32 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

EVOLUCIÓN HUM ANA

de hacer notar que la gente común no concibe estas

cantidades en otro contexto que el de las relacio-

nes que estas guardan con los objetos sensibles». En

otras palabras, «la gente común» solo comprende

los fenómenos físicos en términos de conocimiento

popular. Newton llevó a la humanidad más allá de

la explicación tosca que surge del sistema conscien-

te de resolución de problemas que desarrollamos

para enfrentarnos a situaciones novedosas. A dife-

rencia de la mayor parte de los individuos, este cien-

tífico estaba más obsesionado por comprender la

naturaleza física del mundo que las complejidades

sociales. Dedicó muchos años a pensar solo sobre

física; también llevó a cabo numerosos experimen-

tos para poner a prueba sus hipótesis.

El esfuerzo llevado a cabo por Newton transfor-

mó las ciencias y supuso una distinción impor-

tante entre la comprensión técnica de la gravedad

y el movimiento y las creencias populares sobre

los mismos. Estudios basados en la neuroimagen,

además de otros ensayos, indican que abandonar

las intuiciones y abrazar la visión newtoniana no

resulta tarea sencilla, incluso para estudiantes

universitarios.

Lo mismo ocurre en múltiples dominios de

la vida moderna: el abismo que separa el cono-

cimiento popular del amplio legado cultural,

científico y tecnológico se ensancha a un ritmo

acelerado. Debido a que, para prosperar en la vida

contemporánea, alguno de estos conocimientos

se ha vuelto imprescindible, confiamos en las es-

cuelas para asegurar que todos los miembros de

la sociedad asimilen la información y las compe-

tencias básicas. No obstante, al contrario de lo que

ocurre con el aprendizaje implícito que adapta

el sistema popular a las condiciones específicas

(como aprender a identificar a los propios padres),

aprender en la escuela requiere el mismo grado

de participación de los sistemas explícitos de me-

moria operativa y de resolución de problemas que

utilizaron Newton y otros innovadores, y que han

dado lugar a la cultura moderna. Para complicar

aún más el asunto, los niños manifiestan tenden-

cias innatas en términos de motivación, las cuales

chocan con frecuencia con las exigencias de las

actividades académicas.

El deseo de aprender

La visión evolutiva del aprendizaje revela ciertas

tendencias de los niños. En primer lugar, desta-

ca su inclinación hacia las actividades que po-

nen en juego sus capacidades innatas. Un claro

ejemplo de ello es la motivación que muestran

por jugar con otros compañeros, actividad que

a su vez agudiza sus habilidades sociales. De la

misma manera, los niños buscan tareas que les

ayudan a desarrollar su comprensión biológica

y física del mundo. De esta manera, los escolares

mostrarán más interés por aprender áreas directa-

mente relacionadas con sus habilidades comunes

que, póngase por caso, la resolución de ecuaciones

polinomiales.

Tal predisposición podría explicar por qué mu-

chos alumnos otorgan mayor importancia a las

actividades colectivas que a sus logros en áreas

académicas esenciales. En 2003, Mihaly Csikszent-

mihalyi y Jeremy Hunter, ambos de la Universidad

de Graduados Claremont, descubrieron que los

El abismo que separa el

conocimiento innato del vasto legado cultural,

científico y tecnológico crece a gran

velocidad

APLICACIÓN EN EL AULA Los hallazgos en ciencia evolu-

tiva sugieren que se advierta

a los escolares de que las

matemáticas requieren es-

fuerzo; también aconsejan a

los docentes que realicen una

especial supervisión de los

trabajos en grupo. GET

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Page 35: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 33

estudiantes experimentaban niveles más bajos

de felicidad mientras realizaban los deberes, asis-

tían a clase o hacían ejercicios de matemáticas;

por el contrario, presentaban niveles más altos

cuando hablaban con sus compañeros. Una pre-

disposición hacia las relaciones sociales puede

no resultar útil para el dominio del álgebra, pero

se presenta como lógica en el desarrollo de una

especie altamente social.

Otra idea que se desprende de la perspectiva

evolucionista del aprendizaje, relacionada con la

anterior, propone que el núcleo del autoesquema

de una persona se define por el lugar que ocupa

respecto a sus iguales. Estos últimos resultan

de suma importancia desde un punto de vista

evolutivo. Los datos, a fecha de hoy, lo confir-

man: el mejor determinante de la autoestima

desde la infancia hasta la edad adulta reside en

el atractivo social percibido, no en los resultados

académicos.

Podemos derivar otra predicción sobre cómo

los niños aprenderán en grupo. Aunque popular

en los círculos educativos, desde una perspectiva

evolutiva, el trabajo en grupo no tiene por qué

resultar particularmente efectivo, a no ser que se

desarrolle bajo una supervisión adecuada. Por el

contrario, puede augurarse que las conversacio-

nes de los escolares tenderán a enfocarse hacia

temas de mayor relevancia evolutiva que la tarea

asignada (por ejemplo, los chismorreos). Pese a

que ese parloteo se antoje trivial, puede revelar

detalles cruciales sobre la estructura de las redes

sociales.

Diversos psicólogos evolutivos han argumen-

tado que la predisposición social de los niños,

además de otras actividades de desarrollo, pue-

den desembocar, en ocasiones, en aprendizaje

académico. Al inicio de la escuela, la frontera

entre habilidades innatas y conocimiento nuevo

resulta borrosa. Aunque el interés natural de los

niños por la novedad y el deseo de aprender su

cultura empiezan en el colegio, estos no serán su-

ficientes para mantener un compromiso académi-

co a largo plazo. Si el modelo aquí propuesto es

correcto, la activación del mecanismo consciente

de resolución de problemas requerirá un esfuerzo

significativo. Si no se asume de manera explíci-

ta que el aprendizaje requiere un trabajo duro, nos

arriesgamos a dejar que los escolares crean que

aprobarán las asignaturas con facilidad. Cuando

comiencen a fracasar, correrán el riesgo de de-

sarrollar atribuciones que puedan comprometer

su trayectoria escolar.

En este sentido, el cambio en las atribuciones de

los alumnos sobre el aprendizaje de una materia

difícil (matemáticas), que acontece cuando se pasa

de poner el énfasis en la habilidad a ponerlo en el

esfuerzo, resulta en un mayor compromiso en las

clases de la materia y en una mejora del apren-

dizaje, según averiguaron Lisa Blackwell y sus

colaboradores en la Universidad de Columbia, en

2007. El inicio de la educación formal, cuando los

niños pasan de desarrollar tareas que les resultan

fáciles a otras más difíciles (de contar pequeñas

cantidades de objetos a cantidades mayores), pue-

de suponer la primera oportunidad para inculcar

a los escolares la expectativa de que el aprendizaje

requerirá una inversión de tiempo y energía. Por

supuesto, numerosos profesores ponen énfasis en

la importancia del esfuerzo, pero estudios como

los de Blackwell sugieren la posibilidad de que se

puede hacer aún más.

Nos encontramos en un punto de la historia

en el que el conocimiento cultural y las habilida-

des necesarias para funcionar en las sociedades

modernas han sobrepasado con creces los me-

canismos de aprendizaje que heredamos de los

primeros antepasados. Y la escuela constituye

el escenario principal en el que cultura y evolu-

ción coinciden a lo largo del desarrollo del niño.

Abordar el desarrollo académico infantil con un

ojo puesto en la evolución aumenta la capacidad

de respuesta a cuestiones clave desde el punto

de vista educativo (entre ellas, por qué muchos

alumnos requieren instrucciones explícitas para

aprender a leer pero no para hablar). También nos

aclara el motivo por el que numerosos niños valo-

ran más las relaciones sociales que el aprendizaje

académico.

Por supuesto, los padres y profesores pers-

picaces conocen las preferencias de sus hijos y

alumnos; sin embargo, una mirada atrás en la

evolución ayuda a razonar sobre estas, además

de sugerir formas novedosas para mejorar la edu-

cación de las mentes jóvenes.

Para saber más

The origin of mind: Evolu-tion of brain, cognition, and general intelligence. David C. Geary. American Psycholo­gical Association, 2005.

Educating the human brain. Michael I. Posner y Mary K. Rothbart. American Psycho­logical Association, 2006.

Educational psychology handbook, vol. 1: Theories, constructs, and critical issues. Dirigido por K. R. Harris, S. Graham y T. Urdan. Ameri­can Psychological Association, 2012.

The journey from child to scientist: Integrating cogni-tive developement and the education sciences. Dirigido por J. Shrager y S. M. Carver. American Psychological Asso­ciation, 2012..

David C. Geary� es profesor en el depar-tamento de ciencias psicológicas de la Universidad de Missouri-Columbia. Ha trabajado en el Grupo Asesor Nacional de Matemáticas del Departamento de Educación de EE.UU.

Page 36: La Evolución Del Pensamiento

34 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

PSICOLOGÍA INFANTIL

«Lisa, ¡ven inmediatamente!», grita enfa-

dada Ana*. Excepto Lisa, todos los de-

más niños de dos años que participan

en el grupo de juego se encuentran

sentados en el regazo de su respecti-

va madre. Lisa, en cambio, se acomoda sobre las

rodillas de la monitora, a la que observa con sus

enormes ojos azules. El porqué de la impetuo-

sa reacción de Ana, la madre de la niña, resulta

incomprensible para el resto de las mujeres que

forman parte de la terapia.

Luis, de cuatro años y medio, se deja llevar por

la ira ante la contrariedad más insignificante. Solo

su madre es capaz de calmarlo. La convivencia en

el hogar familiar funciona bien, no obstante, la

conducta del pequeño se altera cuando se encuen-

tra fuera de casa. Incluso los padres preferirían

no salir con él. Al poco tiempo de matricularlo

en una guardería, se vieron obligados a darle de

baja porque agredía a otros niños.

Emma tiene tres años y medio. Todo el día anda

pegada como una lapa a su madre. Por la noche,

cuando sus padres la acuestan, ya agotada, suele

dormirse de inmediato. Pero, transcurrida apenas

media hora, se despierta llorando. Si la madre se

tumba a su lado, se rinde de nuevo al sueño, sin

embargo, el ruido más mínimo la asusta. Con fre-

cuencia pide a sus padres que jueguen con ella en

mitad de la noche.

Numerosas parejas que han acogido o adoptado

a un niño describen ese tipo de experiencias. Lisa

vivió sus primeros 18 meses en un hogar infan-

til. En cada turno cambiaban las cuidadoras. Allí

aprendió a ser amable con todos, ya que de ese

modo conseguía una mayor atención. A Luis lo

separaron de sus progenitores toxicómanos. Con

un escaso año de vida, lo maltrataban. Pasó breves

períodos con otras dos familias, hasta que lo aco-

gió la pareja con la que ahora vive cuando tenía

unos dos años y medio. Desde hace un tiempo,

y cada vez más a menudo, se enfurece. Sus ac-

tuales padres se preguntan, desesperados, en qué

han fallado. Emma, al igual que Lisa, ha pasado

la mayor parte de su corta vida en un hogar de

acogida, hasta que la adoptaron a la edad de algo

más de tres años. La niña no quiere ver fotografías

de esa época. Sus padres adoptivos desconocen

cómo transcurrió su experiencia allí; tan solo

sienten la intranquilidad de su hija.

Amor a prueba

Lisa, Luis y Emma pertenecen a ese grupo de ni-

ños a los que, con frecuencia, se les diagnostican

problemas de comportamiento social. A muchos

de ellos les resulta difícil confiar en que sus per-

sonas de referencia estarán a su lado en caso de

emergencia. Por ello, tienden a poner a prueba

el cariño de sus padres adoptivos y cuidadores

continuamente.

Algunos padres biológicos y sus hijos precisan

también un apoyo psicológico relacional. Según

estudios internacionales, entre un 10 y un 15 por

ciento de las madres desarrolla depresión cróni-

ca tras el parto, lo cual les dificulta establecer un

vínculo afectivo con su hijo [véase «Depresión

postparto», por Katja Gaschler; Mente y cerebro

n.o 31, julio de 2008]. Existen otros motivos por los

que los padres solicitan la ayuda de un psicólo-

go: su hijo se comporta con agresividad (caso de

Luis), se niega empecinado a ir a la guardería o al

colegio, presenta quejas psicosomáticas o sufre un

trastorno alimentario. El desencadenante de estas

situaciones no tiene por qué ser necesariamente

una relación problemática entre progenitores e

hijos. No obstante, siempre se requiere analizar las

relaciones familiares y reforzarlas. Por lo general,

el apoyo de los progenitores posibilita la curación

del joven paciente.

EN SÍNTESIS

Aprender a vincularse

1Las experiencias de ape­

go traumáticas durante

la primera infancia pueden

conducir a un vínculo desor­

ganizado y, en el peor de

los casos, a un trastorno del

apego.

2Los niños afectados

muestran problemas

de conducta, en especial en

situaciones sociales.

3La terapia ayuda a que

el infante aprenda una

conducta de vínculo seguro.

En los casos más graves, se

requiere una intervención

clínica o el apoyo de una

familia de acogida.

El peso del apego tempranoAlgunos niños sufren en sus primeros años de vida abandono e incluso malos

tratos. A menudo esa experiencia les lleva a mostrarse agresivos, inaccesibles

o temerosos en la guardería o la escuela. ¿Cómo debe actuarse en tales casos?

K ATJA GA SCHLER

* Los nombres de los pacientes y familiares han sido modificados por la redacción

Page 37: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 35

¿Qué características posee una buena relación

entre padres e hijos? En el mejor de los casos, des-

taca una confianza incondicional. El pediatra John

Bowlby (1907-1990) dio en llamar a esta condición

apego seguro. Un bebé con un vínculo seguro ex-

perimenta que su persona de referencia siempre

está ahí para atenderlo y que reaccionará presto

si oye su llanto. En caso de peligro, el niño bus-

cará de inmediato su cercanía corporal. Si, por el

contrario, una madre atiende con poca frecuencia

las demandas de atención de su hijo, el infante

desarrolla un apego inseguro evasivo hacia ella:

incluso cuando lo deja solo en un entorno al que

no se encuentra habituado, se muestra aparente-

mente imperturbable. Los datos fisiológicos re-

flejan, empero, que estos bebés experimentan un

estrés interno, el cual resulta más persistente que

el de los niños que gozan de un vínculo seguro.

Si el cuidador del niño se comporta de mane-

ra inconstante, es decir, acude unas veces a sus

llamadas, y en otras ocasiones las ignora, se con-

figura un apego inseguro ansioso ambivalente .

Con el paso del tiempo, el propio infante se com-

portará de manera contradictoria: gritará con

fuerza cuando su madre se aleje, pero también

patalea rá cuando esta regrese y lo tome en brazos.

Tranquilizarlo tampoco resultará sencillo.

El estilo de apego de los bebés entre 11 y 20 me-

ses puede determinarse con fiabilidad simulando

la separación (test de las situaciones extrañas). Se

han clasificado miles de relaciones entre madres

o padres e hijos con ayuda de este método. Con

todo, sorprende cuán extendido se encuentra el

patrón evasivo, razón por la que no se considera

un modelo de comportamiento patológico. Un

niño puede mantener un vínculo de apego se-

guro con su madre, pero evasivo hacia su padre,

o viceversa.

Pronóstico desfavorable

Diversas investigaciones, entre ellas el estudio

longitudinal llevado a cabo por Klaus y Karin

Grossmann, de la Universidad de Ratisbona, a fina-

les de los años setenta del siglo xx en las ciudades

alemanas de Bielefeld y Ratisbona, han demostra-

do de forma unánime que los dos estilos de apego

inseguro repercuten de manera desfavorable sobre

el desarrollo emocional, cognitivo y social del niño,

además de suponer un factor de riesgo de cara a

posibles alteraciones de conducta futuras.

La situación extrañaEn 1969, la psicóloga Mary Ainsworth (1913-1999) desarro-lló una prueba psicológica para determinar la calidad del vínculo en niños entre 11 y 20 meses. Según su estra-tegia, durante la sesión se observa el comportamiento del bebé ante diferentes situa-ciones de vínculo, con especial atención en la interacción con su persona de referencia. Por un lado, se le pone en contac-to con un extraño, por otro, se le expone a dos separaciones: su referente abandona la sala durante un máximo de tres minutos. La conducta de apego del niño se activa cada vez con mayor intensidad.

INFELICES Los niños que han sufrido un

abandono o una experiencia

traumática construyen con

dificultad nuevas relaciones

de confianza.

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Page 38: La Evolución Del Pensamiento

36 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

PSICOLOGÍA INFANTIL

Sin embargo, más alarmante resulta el compor-

tamiento de un bebé que durante la separación

simulada del padre o la madre actúa de manera

imprevista, por lo que no cabe clasificarlo bajo

ninguno de los estilos de apego establecidos. Un

niño que se muestra miedoso o agresivo, se mue-

ve con torpeza o incluso cae en una especie de es-

tado de trance al regreso de su persona de referen-

cia puede presentar un trastorno por la pérdida de

su principal referente; aunque también es posible

que se sienta amenazado por la presencia de esa

persona o que perciba el miedo de esta debido

a un trauma no elaborado. En definitiva, existe

un amplio abanico de circunstancias que pueden

subyacer a estas situaciones.

Los niños con un comportamiento de apego

desorganizado no disponen de una estrategia de

conducta funcional que les ayude a entrar en con-

tacto con su persona de referencia en situaciones

que consideran amenazantes. Por esta razón, pre-

cisan ayuda terapéutica. Según un metaanálisis

desarrollado en 1999 en la Universidad de Leiden

a partir de 80 estudios internacionales, el 15 por

ciento de los infantes de familias de clase media

presentaban un patrón de apego desorganizado.

Investigadoras como Alicia Lieberman, de la

Universidad de California, y Patricia Crittenden,

de la Universidad Dalhousie en Halifax, observa-

ron en los años ochenta del siglo pasado relacio-

nes entre padres e hijos cada vez más alteradas y

que se apartaban de los patrones de apego hasta

ahora descritos: presentaban una experiencia

emocional distorsionada, mostraban alteraciones

psíquicas o se comportaban con agresividad hasta

incluso rozar el estado paranoico, lo cual enmas-

caraba en ocasiones una problemática del apego.

Entre tanto se ha confirmado la relación entre los

trastornos de apego y un mayor riesgo de padecer

alguna psicopatología (trastorno de ansiedad, de

pánico, depresión o adicción, entre otras muchas).

Cariñoso con cualquiera

Desde 1992, la Clasificación Internacional de Enfer-

medades (CIE-10) distingue dos formas extremas

de trastorno del apego en niños menores de cinco

años. Una se refiere al comportamiento de apego

indiferenciado, es decir, infantes que, como Lisa, se

comportan de manera sociable y mimosa incluso

con adultos desconocidos. La otra, por el contrario,

destaca la predisposición del niño hacia el apego in-

hibido, cuando reacciona ante su cuidador de forma

contradictoria, reservada o con temor. El actual CIE

atribuye de forma explícita un ambiente de violen-

cia y negligencia como causa del problema.

Diversos investigadores del apego, entre ellos

Karl Heinz Brisch, del Hospital Infantil Dr. von

Hauner de la Universidad Ludwig Maximilian de

Múnich, opinan que el CIE-10 (así como el Manual

Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales,

DSM-IV) no abarca la gran variabilidad de mani-

festaciones que se derivan de los trastornos del

apego. Brisch desarrolló en 1999 una tipología

alternativa, la cual incluye manifestaciones dife-

renciadas de este tipo de trastornos .

La hipótesis de que este fenómeno subyace a

traumas de relación entre padres e hijos se revela

en los casos de niños en acogida o adopción: a pe-

sar de que la madre biológica no pueda ocuparse

correctamente del niño, la ruptura de la relación,

por lo general abrupta, supone una vivencia trau-

mática para el pequeño. Con frecuencia se suman

a ello situaciones de maltrato, abuso y abandono,

motivos que precipitan la separación del niño de

sus progenitores. Asimismo es posible que el in-

fante haya permanecido en hogares de acogida en

los que careció de referentes estables.

No obstante, en numerosos casos, los orígenes

de los problemas de conducta durante la infan-

cia no resultan tan obvios. Por ello, los psicotera-

peutas tratan de profundizar en la relación entre

padres e hijo. Mientras que en niños menores de

dos años, el test de situaciones extrañas resulta

relativamente preciso, el diagnóstico en indivi-

duos algo mayores es más complejo. En ese caso se

CONSUELO También en situaciones en las

que los niños sufren heridas

leves e insignificantes, requie­

ren el cariño de su persona de

referencia.

Conducta de apegode niños en muestras representativas

ESTILOS DE APEGO

Vínculo seguro

50-60 %

Inseguro evasivo

30-40 %

Inseguro ambivalente

10-20 %

(Los datos oscilan debido

a la diversidad de estudios;

Grossman et al., 2004)

NO CLASIFICABLES, CON SIGNOS PATOLÓGICOS

Vínculo desorganizado, desorientado

15 %

(Ijzendoorn et al., 1999)

PATOLÓGICOS, PRECISAN UNA INTERVENCIÓN URGENTE

Trastorno del apego

Según estimaciones, alrededor del 1 %; un tercio entre los niños de acogida rumanos

(Gleason et al., 2011)

Page 39: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 37

usa otro tipo de técnicas, entre las que se incluye

prolongar el período de separación. No obstante,

el comportamiento de apego resulta más difícil

de interpretar en niños de dos a tres años que en

los de un año. Los primeros han experimentado

un desarrollo cognitivo a lo largo de ese período

de vida: sus estrategias de vínculo aparecen di-

versificadas y, en parte, de manera encubierta. De

ese modo, un estilo de apego desorganizado de un

lactante se transforma con frecuencia a la edad

de tres años en una conducta de control hacia la

persona de referencia.

Muchos terapeutas aplican en preescolares el

método de completar historias. Junto con el niño

se juega a escenificar situaciones relacionadas con

el vínculo entre padres e hijos con ayuda de mu-

ñecos que simulan a los diferentes miembros de

la familia. El muñeco-niño se lesiona en presencia

de los padres-muñeco o se esconde bajo la cama

asustado por los monstruos imaginarios que

invaden su habitación por la noche. Los psicólo-

gos analizan el contenido que el infante decide

para continuar el hilo de la historia: si opta por

un desenlace de la trama en el que los progeni-

tores ayudan al pequeño, se sugiere un vínculo

de apego seguro; si enmascara los sentimientos

negativos del muñeco-niño, muestra un apego

inseguro evasivo, mientras que si dramatiza los

acontecimientos, se piensa en un apego inseguro

ambivalente.

Cuando la relación enferma

Basándose en la experiencia clínica con niños con problemas del apego,� Karl Heinz Brisch, del Hospital Infantil Dr. von Hauner de la Uni­

versidad Ludwig Maximilian de Múnich, ha ideado una tipología del trastorno que pretende recoger todas las manifestaciones posibles.

AUSENCIA DE CONDUCTA DE APEGO

Los niños «sin vínculo» no muestran ningún comportamiento de

apego, incluso cuando se trata de situaciones amenazantes. De

manera contraria a los infantes con un estilo de apego inseguro

y evasivo, no cuentan con una persona de referencia. Suelen ser

niños de acogida que han pasado por el abandono o cambios con­

tinuos de tutores y relaciones cuando eran lactantes.

CONDUCTA DE APEGO INDIFERENCIADO

Es comparable al trastorno del apego desinhibido de la actual Cla­

sificación Internacional de Enfermedades (CIE­10). Los niños no

muestran reparos ante los extraños. Frente a una amenaza, se

dirigen a cualquier persona, pero no se deja calmar fácilmente. Una

variante es la propensión a sufrir accidentes: en una situación de

peligro, los niños dejan por completo su seguridad en manos de su

persona de referencia (mediante el contacto ocular, por ejemplo),

por lo que se lesionan con frecuencia. Por lo general se trata de

niños de acogida y abandonados.

CONDUCTA DE APEGO EXAGERADA

Los niños solo se muestran calmados y rela jados en presencia

de su persona de refe rencia. En cambio, reaccionan con pánico

ante la separación. Ello dificulta que acudan a la guardería o a la

escuela. Incluso con seis años afrontan las situaciones novedosas

con miedo y buscan los brazos de su referente.

CONDUCTA DE APEGO INHIBIDA

Llama la atención su desmesurado conformismo. Suelen obedecer

a las demandas de su referente de forma inmediata y sin protes­

tar. El intercambio emocional entre el niño y su cuidador resulta

escaso. El comportamiento de apego se encuentra inhibido, por

lo que la relación es similar a la de dos personas extrañas. Resulta

frecuente en niños que han sufrido malos tratos o que conviven

en un hogar en el que existe violencia física.

CONDUCTA DE APEGO AGRESIVA

Los niños expresan el deseo de cercanía a través de la agresión

verbal y corporal. En la escuela se les considera alborotadores. El

clima familiar se caracteriza por un comportamiento agresivo,

aunque no se percibe o se niega.

CONDUCTA DE APEGO CON INVERSIÓN DE ROLES

En estos casos, los niños se comportan con extrema preocupa­

ción hacia sus referentes; tratan de mantenerse cerca y temen

perderlos (por ejemplo, debido a un intento de suicidio o a un

posible divorcio). Los infantes renuncian a pedir ayuda; en realidad,

se interesan poco por su entorno.

CONDUCTA DE APEGO CON ADICCIÓN

Surge cuando los deseos de cercanía del lactante se han respon­

dido con alimento en lugar de cariño. El niño desarrolla una adic­

ción a la comida; la conducta adictiva puede extenderse a otros

objetos a largo plazo.

CONDUCTA DE APEGO CON SÍNTOMAS PSICOSOMÁTICOS

Los niños reflejan con síntomas físicos la alteración de su siste­

ma de apego (trastornos del sueño o de la conducta alimentaria,

enuresis, etcétera). En casos extremos, puede darse un retraso del

crecimiento sin causa orgánica. En su mayoría, se trata de niños

que sufren negligencia afectiva.

(K. H. Brisch: Bindungsstörungen. Von der Bindungstheorie zur Therapie.

Klett-Cotta, Stuttgart 2009)

Page 40: La Evolución Del Pensamiento

38 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

PSICOLOGÍA INFANTIL

Cuéntame algoCon el fin de evaluar la con-ducta de apego en niños entre siete y once años, los psicólo-gos se apoyan en la «Entrevista sobre el apego infantil». Algu-nas de las 15 preguntas que componen la entrevista son:

• ¿Puedes nombrar tres pala-bras que describan cómo es estar con tu madre?

• ¿Qué sucede cuando tu padre se enfada contigo?

• ¿Qué ocurre cuando estás enfermo?

• ¿Alguien a quien querías ya no está?

(«Attachment representations in

school-age children: The develop-

ment of the child attachment inter-

view». M. Target et al. en Journal of

Child Psychotherapy, vol. 29,

págs. 171-186, 2003.)

Los niños con una representación de apego de-

sorganizada cambian de forma abrupta el tema

de la historia, presentan saltos de pensamiento

o dejan que ocurran sucesos caóticos (los mons-

truos pueden abalanzarse sobre la familia sin

que nadie intervenga). En ocasiones, el miedo se

convierte en el tema central del relato del niño

o este opta por dejar completamente de lado a

los padres-muñeco. En un estudio publicado en

2002, Gabrielle Gloger-Tippelt, de la Universidad

Heinrich Heine en Düsseldorf, un análisis repeti-

do y estructurado del juego de muñecas permite

extraer conclusiones relevantes sobre la calidad

del vínculo.

Diagnóstico detallado

A partir de la edad de escolarización, puede pre-

guntarse directamente al niño acerca de la rela-

ción que mantiene con sus personas de referen-

cia. Para ello, los psicoterapeutas cuentan con la

«Entrevista sobre el apego infantil», que incluye

quince preguntas. Este cuestionario, desarrollado

en 2003 por Mary Target junto a sus colaboradores

del Colegio Universitario de Londres, va dirigido

a niños de entre siete y once años.

Cada vez existen más instrumentos para el

diagnóstico. Los psicólogos echan mano de ellos

cuando el comportamiento resulta en especial

llamativo y duradero. Si los síntomas perduran a

lo largo de más de seis meses, cabe sospechar que

el niño presenta un apego patológico.

Se precisan estudios que confirmen el benefi-

cio de las distintas terapias específicas para los

trastornos del apego. No obstante, la mayor parte

de los psicoterapeutas se apoyan en la teoría del

apego ideada por Bowlby. Según este, los niños

que no han podido desarrollar experiencias rela-

cionales positivas carecen de un modelo interno

funcional del apego. Por tal motivo, reaccionan

con un comportamiento impredecible respecto

a las personas de referencia, que, en cambio, se

muestran empáticas. El tratamiento en tales ca-

sos se basa en construir un modelo de vínculo

sano y positivo de forma paulatina a través de

experiencias estables con las personas clave (pa-

dres o cuidadores), indica Brisch. La repetición

de modelo permite su anclaje, a modo de patrón

neuronal, en el cerebro.

No obstante, ello solo resulta posible si el en-

torno es favorable para crear un vínculo positivo.

En primer lugar, los progenitores deben mostrar-

se dispuestos a trabajar en ellos mismos. En otras

palabras, deben estar de acuerdo en modificar su

comportamiento y a desarrollar una actitud hacia

el vínculo más sana, la cual se transfiere en última

instancia al niño, como apuntan diversos estudios.

El espectro de estrategias abarca charlas de aseso-

ramiento para el entrenamiento de la interacción

entre padres e hijos, además de psicoterapia dirigi-

da a la elaboración de conflictos y traumas propios

que han quedado sin resolver.

Un metaanálisis publicado en 2003 por Marian

Bakermans-Kranenburg, de la Universidad de Lei-

den, junto con sus colaboradores revela que las me-

didas terapéuticas de sensibilización de la madre

hacia las necesidades y señales de atención del niño

resultan efectivas, al menos en los tipos de apego

inseguro. Asimismo, resulta útil incluir a otros

referentes estables, caso de un trabajador social

que mantenga un contacto periódico con el niño.

Page 41: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 39

JUEGO DE DESPEDIDA ¿Qué ocurre cuando el niño

debe quedarse en casa con

la abuela porque sus padres

tienen que salir? Los infantes

con un apego seguro suelen

escenificar con los muñecos

una historia coherente, en

la que se despiden de papá

y mamá (izquierda). En cam­

bio, cuando el apego resulta

desor ganizado, la trama se

vuelve caótica. Incluso es posi­

ble que el pequeño excluya a

las figuras que representan a

la madre y al padre del juego

(derecha).

La necesidad de crear vínculos personales parece muy anclada en la biología humana. Puede ocultarse, pero no perderse

Durante la intervención es imprescindible que

el psicoterapeuta construya un vínculo real y se-

guro con el joven paciente, apunta Brisch. En la

sesión, los infantes suelen representar de manera

espontánea situaciones relevantes relacionadas con

temas de apego, de manera que se acercan a las

experiencias de relaciones dolorosas. El terapeuta

les ayuda a interpretarlas, explicarlas y, en última

instancia, a elaborarlas. El tratamiento no debe ter-

minar de manera brusca: el propio niño deberá

iniciar y aprobar su finalización.

Terapia intensiva en el seno familiar

En numerosos casos, un tratamiento ambulatorio

no resulta suficiente, en especial si el niño presen-

ta un trastorno grave o si no se puede contar con

el apoyo de su entorno. El equipo de Brisch ofrece

desde el año 2000, en el Hospital Infantil Dr. von

Hauner en Múnich, un intervención clínica in-

tensiva para jóvenes a partir de los seis años. La

terapia no se lleva a cabo en una clínica al uso: se

desarrolla en un ambiente familiar de un enorme

piso ubicado en un edificio antiguo.

Cada niño dispone de una enfermera de refe-

rencia. Esta se ocupa en especial de él, es decir, se

convierte en un referente estable para el niño du-

rante un período que puede durar de seis a doce

meses. La casa cuenta con reglas estrictas: no se

tolera la violencia. En tal caso, hay que correr con

las consecuencias, a saber, recortes en el tiempo

de juego con la videoconsola o el desarrollo de

tareas especiales.

Cuando un niño agresivo como Luis desata su

ira, uno o varios trabajadores lo acompañan a una

habitación acolchada donde debe reconducir su

rabieta. La sala no se ha ideado en el sentido de un

espacio de tiempo de espera, como algunos ase-

sores educativos aconsejan en estas situaciones.

Un cuidador del centro permanece en todo mo-

mento junto al infante, con el fin de protegerle de

posibles autolesiones, pero sin contenerle durante

largo tiempo. Los especialistas consideran que la

terapia de contención (agarrar al individuo en con-

tra su voluntad), técnica a veces muy extendida

en el tratamiento de los jóvenes tutelados, resulta

contraproducente e incluso peligrosa.

En opinión de Brisch, el niño debe determinar

por sí solo cuánto contacto está dispuesto a tolerar:

«En especial en los niños que han sufrido abusos o

malos tratos, el acercamiento físico puede desatar

grandes miedos, ya que les recuerdan experiencias

violentas anteriores». La persona cuidadora trata

de conectar con el afectado a través de sus senti-

mientos impetuosos, adjudicándoles un nombre y

transmitiéndole su apoyo emocional, experiencia

que confiere un apego positivo destacable. En esta

fase del tratamiento (tiempo intensivo), el cuida-

dor ayuda al niño alterado a regular sus sentimien-

tos y emociones. «Los niños solo pueden aprender

a calmarse mediante la corregulación —destaca

Brisch—. Abandonarlos no aporta nada; con ello

solo aprenden a desconectar de sus sentimientos;

en cambio, desaprenden el modo de percibir sus

miedos y su cuerpo.»

Tras la crisis, el infante suele necesitar consuelo;

también se halla emocionalmente accesible. Es

el momento para recapitular junto al terapeuta

lo sucedido en esos instantes con el fin de com-

prender qué ha provocado la rabia y de qué otra

manera habría podido reaccionar. Asimismo, se

Page 42: La Evolución Del Pensamiento

40 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

PSICOLOGÍA INFANTIL

comenta el modo de reparar el daño personal y

material que ha causado.

Los niños pasan a diario varias horas al día con

terapeutas especializados. Al principio solo es po-

sible un tratamiento individual, puesto que los

jóvenes pacientes no se encuentran preparados

para integrarse en un grupo. Más tarde, se com-

plementa el proceso con una terapia grupal. Esta

incluye métodos de arteterapia, musicoterapia

y terapia de movimiento concentrativo. Dichos

tratamientos ayudan a que el niño exprese sin

palabras sentimientos relacionados con traumas

de su infancia temprana.

Aceptar el pasado

La primera fase de la psicoterapia intensiva se ca-

racteriza por crear un vínculo seguro con el tera-

peuta y establecer un equilibrio emocional. Más

adelante, y de manera progresiva, el pequeño inte-

gra sus experiencias de vínculo en sus juegos y en

la relación con el terapeuta. Tras la elaboración de

las experiencias traumáticas por parte del paciente,

puede seguir una fase de trabajo de duelo, en la

que el niño llega a comprender por qué su vida ha

transcurrido de esa y no de otra forma.

En ese momento, se requiere con frecuencia

un acompañamiento especialmente intensivo,

ya que es probable que el paciente atraviese fa-

ses depresivas; incluso que piense en el suicidio.

No obstante, algún día podrán aceptar mejor su

pasado e integrarlo en su historia vital. Brisch re-

sume la experiencia de la persona que pasa por

este proceso de la siguiente manera: «Lo que me

ha ocurrido es terrible, y hay cosas que aún no

comprendo, pero la vida continúa ahora para mí».

La fase de despedida de la terapia comprende

entre cuatro y seis semanas. Durante ese período

se prepara al niño para el día de la separación.

Llegado el momento, experimenta la tristeza que

siente el equipo y la persona de referencia por su

marcha. Se celebra una fiesta y se le entregan re-

galos. En la mayoría de los casos, es la primera vez

que el niño vive una experiencia semejante; hasta

ese día solo había conocido rupturas violentas.

A pesar de que los problemas de apego tempra-

no conllevan efectos dramáticos, las experiencias

clínicas aportan esperanza: los patrones de apego

pueden modificarse. Un proyecto de intervención

iniciado en el año 2000 con niños de acogida ru-

manos confirmó tal efecto. El comportamiento de

apego de los pequeños (un 65 por ciento estaba

diagnosticado como desorganizado) mejoró des-

pués de que una familia los acogiera. Además, tras

ocho meses en su nueva familia, el diagnóstico por

trastorno del apego de tipo evasivo resultó menos

frecuente en los niños en acogida que entre los que

no habían tenido esa oportunidad.

La necesidad de vincularse parece muy ancla-

da en la biología humana. Puede ocultarse, pero

no perderse. Incluso la disposición de apego am-

bivalente de Lisa se irá difuminando con el tiem-

po, siempre que Ana le demuestre que está allí

y la trate con cariño. Los padres de Emma, con

la que conviven desde hace pocos meses, reco-

nocen que su hija todavía no ha superado trau-

mas anteriores, por lo que no les extraña que exi-

ja más cercanía de lo que parece adecuado para

su edad. Por su parte, los padres de Luis se saben

tranquilos al entender que las pataletas de su hijo

no se deben a la educación que le confieren, sino

a un comportamiento con el que intenta demos-

trarles que se atreve a confiarles sus sentimien-

tos. Como muchos niños en esta situación, aún

le queda un largo camino por recorrer, pero ya

ha dejado atrás lo peor.

Para saber más

Disorganized attachment in early childhood: Meta-analysis of precursors, concomitants, and sequelae.� M. H. van Ijzen-doorn et al. en Developmental Psychopathology, vol. 11, págs. 225-249, 1999.

Bindungen.� Das Gefüge psychischer Sicherheit.� K. Grossmann y K. E. Gross-mann. Klett-Cotta, Stuttgart, 2004.

Kinder ohne Bindung.� Dirigido por K. H. Brisch y T. Hell-brügge. Klett-Cotta, Stuttgart, 2006.

Epidemiology of psychiatric disorders in very young chil-dren in a Romanian pediatric setting.� M.M. Gleason et al. en European Child & Adoles-cent Psychiatry, vol. 20, n.o 10, págs. 527-535, octubre de 2011.

Bindung und frühe Störungen der Entwicklung.� Dirigido por K. H. Brisch. Klett-Cotta, Stutt-gart, 2011.

Los años sensibles.� C. A. Nel-son III et al. en Mente y cere-bro, n.o 46, enero de 2011.

Del apego temprano al TLP.� D. Mosquera y A. González en Mente y cerebro, n.o 46, enero de 2011.

Katja Gaschler� es redactora de Gehirn und Geist, edición alemana de Mente y cerebro.

RELACIÓN SÓLIDA La psicoterapia intensiva ayu­

da a los niños que presentan

traumas a desarrollar un mo­

delo de apego funcional.

Page 43: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 41

Aunque ilegal, puede resultar en cierta manera comprensi-

ble que una persona simule sufrir una enfermedad con el

fin de conseguir una jubilación anticipada. Diferente es

el caso del individuo que, sin ninguna ventaja aparente, se queja

de supuestos síntomas y se somete a exploraciones costosas, in-

cluso a intervenciones médicas arriesgadas. Se trata del síndrome

de Münchhausen, psicopatología que se incluye en el grupo de los

trastornos facticios y que recibe su nombre en referencia al famo-

so barón embustero. En algunos casos, esta enfermedad mental

puede convertirse en un tipo de maltrato infantil: los progenitores

afectados inducen en sus hijos síntomas reales o aparentes para

simular que están enfermos. Se habla entonces del síndrome de

Münchhausen por poderes, una enfermedad mental rara y no

exenta de controversias por parte de la comunidad psiquiátrica. C

ORT

ESÍA

DE

MA

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KRU

PIN

SKI

«El síndrome de Münchhausen por poderes es una forma rara de maltrato»Algunos progenitores simulan que su hijo se encuentra enfermo.

Para ello manipulan informes médicos o causan síntomas en el niño.

Martin Krupinski, de la Clínica Universitaria de Wurzburgo,

ha investigado el trastorno.

CHRISTIANE GELITZ

MARTIN KRUPINSKI Nació en 1961 en Mesbach, en la Alta Baviera. De

1982 a 1989 cursó estudios de medicina en la Uni-

versidad Ludwig Maximillian de Múnich. Entre 1989

y 2001 desarrolló su formación como especialista en

psiquiatría, psicoterapia y psicoanálisis en la Clínica

Neurológica Universitaria de Múnich. Desde octubre

de 2001 dirige el departamento de psiquiatría foren-

se de la Clínica Universitaria de Wurzburgo.

Profesor Krupinski, exponga un caso típico de

síndrome de Münchhausen por poderes.

El afectado lleva a un niño supuestamente en-

fermo al médico y describe al facultativo unos

síntomas falsos o manipulados. La mayoría de las

veces se trata de madres que, en apariencia, se

encuentran muy preocupadas, aunque maltratan

con frecuencia a sus hijos de manera extraña o

se inventan síntomas inexistentes. De esta for-

ma consiguen que el médico, sin saberlo, tome

una serie de medidas diagnósticas y terapéuticas

inútiles.

ENTREVISTA

Page 44: La Evolución Del Pensamiento

42 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

ENTREVISTA

¿Qué síntomas refieren?

Los más frecuentes son los ataques epilépticos, ya

que resultan fáciles de describir pero difíciles de

comprobar por el médico. Por regla general, se re-

ceta un tratamiento medicamentoso sin necesidad

de presenciar ningún ataque. Con todo, la lista de

enfermedades falsas manipuladas es larga y no

cesa de crecer. También se falsean con frecuencia

hemorragias, diarreas, vómitos, erupciones cutá-

neas, apneas e incluso estados de coma. Con el fin

de aportar pruebas falsas, los afectados manipulan

la ropa de la cama del niño o alteran el aspecto

de su piel con sustancias extrañas, incluso con la

sangre menstrual de la madre. Asimismo pueden

administrar al niño, sin justificación alguna, medi-

camentos que le provocan diarrea, causarle lesio-

nes cutáneas con las uñas u objetos puntiagudos o

provocarle apneas cubriendo su cara con un cojín

o una bolsa de plástico. Este último procedimiento

resulta sobre todo peligroso, ya que puede causar

la muerte del pequeño. Según los estudios, entre

el seis y el doce por ciento de los niños afectados

fallecen a consecuencia de los malos tratos.

¿Cómo descubren los pediatras esta conducta

en los padres?

No existen señales específicas del síndrome de

Münchhausen por poderes, así que la búsqueda

de indicios y pruebas resulta complicada. Ante

todo, los médicos deben confeccionar una historia

clínica detallada, incluyendo datos anteriores e in-

formaciones de otros miembros de la familia. Las

discrepancias entre los informes de la madre y las

observaciones médicas se consideran señales de

alarma. Lo mismo puede decirse de síntomas per-

sistentes o recurrentes, hallazgos de laboratorio

DOBLE SUFRIMIENTO En ocasiones, cuando un niño

es víctima del maltrato de su

madre, cree que merece ese

castigo por su mala conducta.

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Page 45: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 43

increíbles o cursos clínicos que no corresponden

a ninguna enfermedad conocida. Asimismo pue-

de resultar revelador si médicos experimentados

indican que nunca han visto un caso semejante o

si los síntomas del niño mejoran al separarlo de

su persona de referencia.

¿De qué modo se confirma ese diagnóstico?

Los signos de alarma son solo sospechas que de-

ben analizarse en cada caso particular. Si es nece-

sario, los debe confirmar un médico forense. Con

ello se pretende, por una parte, demostrar que

los síntomas son falsos o provocados de forma

artificial; por otra, descartar otras posibles expli-

caciones, por ejemplo, que las muestras de sangre

u orina del niño no presentan trazas de los fár-

macos prescritos. En el caso ideal, los médicos o

el personal sanitario auxiliar se percatará directa-

mente de las manipulaciones, de cómo la madre

obstruye la vía respiratoria del lactante con un

cojín, por ejemplo. En Estados Unidos y en Gran

Bretaña se utiliza la observación con videocáma-

ras ocultas. Sin embargo, este modo de proceder

resulta discutible en otros países, entre ellos Ale-

mania, por motivos legales y éticos.

¿Cuántos niños padecen este tipo de maltratos?

A partir de diversos estudios epidemiológicos,

uno de ellos desarrollado en Inglaterra e Irlanda

en 1996 y otro en Nueva Zelanda en 2001, puede

deducirse que la frecuencia de tales situaciones se

encuentra entre el 0,4 y el 2 por cada 100.000 niños

de edad inferior a 16 años. Si bien los problemas

diagnósticos permiten sospechar que un conside-

rable número de casos quedan sin diagnosticar,

podemos afirmar que se trata de una forma rara

de maltrato infantil.

¿Puede definir un perfil típico de los afectados

del síndrome de Münchhausen por poderes?

En la mayoría de los casos se trata de madres que,

a primera vista, parecen muy preocupadas por

su hijo y psíquicamente normales. En realidad se

sienten solas y poco protegidas, pero no pueden

manifestar sus necesidades. Algunas sufrieron

durante su propia infancia situaciones de aban-

dono o malos tratos; ahora tienden a autolesionar-

se o a simular enfermedades. También se da con

frecuencia que en el pasado acometieran intentos

de suicidio, sufrieran trastornos de conducta ali-

mentaria o de drogadicción.

De alguna manera, los afectados son enfermos

psíquicos.

Sí. Muchas de estas personas padecen depresio-

nes y trastornos de la personalidad. De forma

transitoria, su percepción de la realidad puede

encontrarse alterada. Son raros los casos en los

que la convicción de que el niño está enfermo

se presenta como una idea fija y sobrevalorada.

Según mi experiencia clínica, la mayoría de es-

tas madres son perfectamente conscientes de lo

que hacen, pero no acaban de entender por qué

lo hacen. Con frecuencia se sienten impulsadas a

ello. Tampoco suelen admitir su comportamiento

o lo confiesan mucho más tarde.

¿Qué pasa con el padre? ¿No se da cuenta del

maltrato que sufre su hijo?

En la mayoría de las familias afectas, el padre

solo se implica de manera marginal. Si descubre

el comportamiento de la mujer, suele reaccionar

incrédulo o a la defensiva, toma partido por ella y,

llegado el caso, la defiende frente a unos médicos

o unas autoridades que, a su parecer, «dramati-

zan» la situación. Los padres parecen cerrar los

ojos ante el impulso peligroso de sus esposas. La

situación es comparable a la de algunas madres

que no quieren reconocer los abusos sexuales que

sufre su hijo por parte de algún familiar.

No obstante, también se dan casos de este sín-

drome entre progenitores varones.

Alrededor del siete por ciento de este tipo de mal-

trato infantil es acometido por el padre, según

una revisión llevada a cabo en 2003 por Mary S.

Sherida, de la Universidad del Pacífico en Honolu-

lu, a partir de 451 casos. Los progenitores varones

se sitúan como autores de este tipo de maltrato en

un segundo grupo, tras las madres biológicas. Es

probable que la gran diferencia entre ambos sexos

se deba a que las mujeres continúan ocupándose

más del cuidado de los hijos.

¿Qué explicación se atribuye al síndrome de

Münchhausen por poderes?

Hasta el momento no existe una explicación ge-

neral y convincente. Sin embargo, la experiencia

con síndromes semejantes habla en favor de que

se trata de un trastorno de identidad y una rela-

ción casi simbiótica con el niño. Al parecer, las

madres afectadas no diferencian de forma ade-

cuada sus propias exigencias y necesidades de las

GLOSARIO

Los trastornos facticios se caracterizan por síntomas físicos o psicológicos fingi-dos o producidos de forma intencionada. Entre ellos se incluye el síndrome de Münchhausen, trastorno en el que los afectados se provocan o simulan padecer una enfermedad; no se explican el motivo de su conducta.

Una idea (fija) sobrevalo-rada se relaciona con una firme convicción o repre-sentación con un conte-nido emocional fuerte, en torno a la cual la persona centra su conducta y pen-samientos. Constituye un estadio intermedio entre el pensamiento irracional y la demencia. La idea sobreva-lorada se diferencia de la delirante en que la persona afectada todavía puede considerar la posibilidad de que se equivoca. No obstante, el límite entre ambas resulta difuso.

Page 46: La Evolución Del Pensamiento

44 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

ENTREVISTA

de sus hijos. Viven el cuerpo de la víctima como

si formara parte de su propio cuerpo. Del mismo

modo que ellas alternan el hecho de cuidarse con

las autolesiones, cuidan y torturan a sus hijos. De

esa forma descargan, al menos transitoriamente,

tensiones que les resultan difíciles de sobrellevar.

Estas madres soportan una carga psíquica con fre-

cuencia enraizada en abandonos y sensaciones

de desprecio durante su propia infancia. Toman

el sufrimiento de su hijo como subproducto de

una necesidad que no pueden articular de otro

modo; de esta manera también adoptan el papel

de enfermas. No es necesario que sean plenamen-

te conscientes de los motivos que las llevan a ello.

A menudo atribuyen el daño que ellas mismas

han originado a la incompetencia o al error médi-

co. Aunque los niños de más edad son conscientes

de la manipulación que sufren, aceptan que su

madre los necesita «enfermos», por lo que callan

para protegerlas.

¿Cuánto tiempo duran los maltratos?

El pronóstico es más bien desfavorable, pero sin

tratamiento, es muy posible que el trastorno se

prolongue. Mientras el maltratador disponga

de un acceso ilimitado al niño, pese a que el

trastorno se haya descubierto, muchas vícti-

mas seguirán sufriendo malos tratos, sin que

el esfuerzo de médicos, servicios de ayuda a la

juventud y juzgados de familia puedan evitarlo.

Algunas madres continúan con el maltrato a un

hermanito.

¿Qué secuelas sufren las víctimas?

Pueden originarse daños permanentes a causa

de intervenciones quirúrgicas, intoxicaciones o

lesiones cerebrales. Todavía se sabe poco sobre

el tipo y la gravedad de los efectos psíquicos en

la víctima. Los niños pequeños creen que me-

recen el maltrato como castigo por su supuesta

mala conducta. El espectro de secuelas alcanza

desde alteraciones en el desarrollo en los lactan-

tes, pasando por trastornos de ansiedad, hipe-

ractividad y vivencias psicóticas en los preesco-

lares, hasta un síndrome de Münchhausen en el

propio niño durante la adolescencia o primera

edad adulta.

Si existen sospechas, ¿cómo se debe actuar?

Lo primero es proteger al niño y encontrar prue-

bas consistentes del trastorno. En ese sentido, el

momento más apropiado para intervenir depen-

de del grado de peligro que corra el niño y de la

certeza de la situación. La acusación de maltrato

no debe darse de forma precipitada; al contrario,

debe prepararse minuciosamente, puesto que las

manipulaciones suelen negarse. Existe el peligro

de privar al niño de la asistencia médica, de modo

que todo vuelva a la situación inicial. Por regla

general, se cumplen los criterios jurídicos rela-

cionados con el bienestar del niño. La mayoría

de las veces resulta inevitable solicitar la inter-

vención de las autoridades para que separen al

niño de la familia y lo lleven a una familia de

acogida. Sin embargo, incluso en casos de diagnós-

tico evidente, la justicia no puede garantizar una

protección segura a largo plazo. Por ello resulta

importante apoyar a los padres y establecer un

plan terapéutico.

«En la mayoría de los casos, los

afectados son madres que, a primera vista, parecen muy preocupadas

por su hijo»

Indicios del trastorno

n Síntomas inexplicables mantenidos o recurrentes.

n Ingresos hospitalarios repetidos y numerosas pruebas diagnósticas sin resultados claros.

n Curso clínico raro que no coincide con ningún trastorno conocido, además de síntomas y resultados

de laboratorio inusuales.

n Los médicos experimentados son incapaces de incluir el caso en un cuadro clínico conocido.

n Ausencia de mejoría a pesar de un tratamiento médico correcto.

n Los síntomas y el cuadro clínico mejoran cuando se separa al niño de la persona de referencia.

Para saber más

The deceit continues. An updated literature review of munchhausen syndrome by proxy. M. S. Sheridian en Child Abuse Neglegt, vol. 27, págs. 431-451, abril de 2003.

Wenn Mediziner ungewollt zur Kindesmisshandlung verführt werden. Münchhau­sen­by­proxy­syndrom. M. Krupinski en Wiener Medizinische Wochenschrift, vol. 156, págs. 441-447, agosto de 2006.

Wenn Menschen krank spie­len. Münchhausen­Syndrom und artifizielle Störungen. M. D. Fekdman. Reinhardt, Múnich, 2006.

El enfermo imaginario. S. Diéguez, en Mente y cerebro, n.o 51, noviembre de 2011.

Christiane Gelitz� es psicóloga y redactora de Gehirn und Geist, edición alemana de Mente y cerebro.

Page 47: La Evolución Del Pensamiento

INSTANTÁNEA

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 45

La red de los recuerdosEn el cerebro, el hipocampo es la central de la memoria. La imagen, tomada con un microscopio de fluorescencia, mues-tra un fragmento de este tejido nervioso en el encéfalo de una rata. En el laberinto de la neurona y de sus prolongacio-nes de información (axones, en verde), se encuentran nume-rosos núcleos celulares (puntos rojos). Las fibras brillantes de color azul reproducen los filamentos de actina (importantes elementos del esqueleto de la célula) de un astrocito. Su núcleo celular se visualiza como una gran mancha roja. Los astrocitos son células auxiliares que llevan el alimento a la neurona, pero también influyen en el transporte de la infor-mación, la base del aprendizaje.

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Page 48: La Evolución Del Pensamiento

SINOPSIS

46 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

Terminacionesdel nervio trigémino

Receptores

Duramadre

Piamadre

Cerebro

Aracnoides

Neuropéptido

Vaso sanguíneo

Nociceptores

Nervio trigémino

Corteza cinguladaanterior

TálamoAmígdala

Asta dorsal

Asta central

Cortezasomatosensorial

Vértebra

Lesión en la médula espinal

Formas de dolorPese a que siempre intentamos evitarlo, el dolor posee también una cara amable para el organismo, pues nos protege de lesiones y nos avisa de que algo no funciona en el cuerpo. Si bien en algunos casos resulta difícil determinar el motivo de tal sensación (como el dolor idiopático, que puede darse en relación al miembro fantasma tras una amputación), otros trastornos relacionados con el dolor se conocen con más detalle. Veamos cuatro de ellos:

1 Los síntomas de dolor más frecuentes son aquellos relacionados con la activación

de los nociceptores (receptores del dolor). Se trata de terminaciones nerviosas libres que transportan la excitación al tálamo, en el diencéfalo, a través del asta dorsal de la médula espinal. Las señales pasan de allí a la corteza somatosensorial, a la corteza cingulada anterior y a la amígdala. El dolor alcanza entonces la consciencia, de manera que su sensación se hace perceptible. Los nociceptores reaccionan a los estímulos que pueden provocar lesiones, entre ellos, el calor, la presión o el frío.

2 El dolor neuropático se presenta después de una lesión o del funcionamiento defectuoso de los nervios o de raíces nerviosas

de la médula espinal o de la corteza cerebral. Si un nervio relacionado con la sensación de dolor se estimula repetidas veces, su actividad se torna constante. Se estima que un cinco por ciento de la población padece dolor neuropático.

Page 49: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 47

Terminacionesdel nervio trigémino

Receptores

Duramadre

Piamadre

Cerebro

Aracnoides

Neuropéptido

Vaso sanguíneo

Nociceptores

Nervio trigémino

Corteza cinguladaanterior

TálamoAmígdala

Asta dorsal

Asta central

Cortezasomatosensorial

Vértebra

Lesión en la médula espinal

3 Se calcula que un quince por ciento de la población mundial padece migraña. Se trata de dolores de

cabeza punzantes e intensos que con frecuencia resultan incapacitantes para la persona que los padece. Durante los episodios de migraña incluso pueden darse náuseas y vómitos. La forma más común de esta enfermedad se relaciona con una excitación del tejido nervioso en el tronco cerebral. Las terminaciones del nervio trigémino, uno de los nervios del cerebro más importantes, liberan neuropéptidos en abundancia. Ello provoca lesiones locales en los vasos sanguíneos, las cuales estimulan a su vez a los nociceptores del nervio trigémino. ¿Resultado? Un dolor de cabeza pulsante.

4 Las personas con neurología del trigémino perciben dolor en la frente, la boca o los dientes y, por lo

general, en un lado del rostro. El motivo de esa sensación dolorosa es la excitación del nervio trigémino. A diferencia de la migraña, el dolor en este trastorno puede perdurar semanas, incluso meses.

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Page 50: La Evolución Del Pensamiento

AVANCES

48 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

La psicología perceptiva y las neuro-

ciencias resaltan la concordancia de

la experiencia que del mundo real

muestran los humanos. Con la salvedad de

posibles casos de lesión cerebral o de en-

fermedad mental, todos apreciamos que

el Sol sale por el este, a todos nos agrada

el aroma de una flor recién cortada, y cada

uno de nosotros siente temor y sobresal-

to si nos despierta en plena noche un es-

trépito de cristales rotos. Estas anécdotas

reflejan las grandes semejanzas de nuestro

cerebro con el de los moradores más próxi-

mos del árbol de la evolución, los grandes

simios. Asimismo, esta presunción con-

ceptual se ve reforzada por la ciencia ex-

perimental. En el laboratorio se reúnen los

resultados de numerosos probandos con

el fin de deducir valores medios y estimar

desviaciones respecto a estos. Las manchas

de color que aparecen en las neuroimáge-

nes resultan de la media de los datos pro-

cedentes de distintos sujetos.

Mas las experiencias cotidianas nos en-

señan que cada persona posee sus propias

preferencias, gustos y aversiones. Ciertos

individuos son especialmente sensibles a

los destellos luminosos; otros carecen de

percepción de la profundidad; los hay ca-

paces de introspección y análisis de sus

aciertos y fallos, mientras que otros —en

especial los personajes públicos y polí-

ticos— carecen de semejante don. En mi

caso particular, me atraen de forma irre-

sistible los colores vivos, al igual que a las

urracas los objetos brillantes. Me llama la

atención el amarillo de los autobuses esco-

lares, el tono anaranjado de las mandari-

nas, el rojo intenso del vino tinto, la riqueza

del magenta, el violeta eléctrico, la púrpura

imperial o el azul marino. Esos gustos se

plasman en mis camisas floreadas. Y estoy

seguro que tienen una plasmación desme-

surada en mi corteza cerebral.

Es obvio que si el aparato sensorial di-

fiere de un sujeto a otro, la experiencia del

mundo que obtenga el cerebro conectado a

este sistema sensorial será también distin-

ta. Ahora bien, ¿y si las diferencias se en-

contrasen en el cerebro? Para responder a

esta cuestión, los científicos deben analizar

la mente de muchos individuos y poner el

resultado en relación con las mediciones de

sus correspondientes encéfalos. La actual

abundancia de imágenes por resonancia

magnética funcional ha facilitado este

trabajo.

Geraint Rees, del Centro de Neuroima-

ginología Wellcome Trust del Colegio

Universitario de Londres, publicó tres es-

tudios que relacionan ciertas diferencias

en la percepción de algunos fenómenos

con la estructura del neocórtex (parte de

la corteza cerebral de origen evolutivo re-

ciente) de cada individuo. En una de las

investigaciones, se solicitó a un total de

30 probandos que observaran la ilusión

de Ponzo (abajo) mientras se les escanea-

ba el cerebro. Casi todos los participantes

estimaron que la barra azul superior era

más larga que la inferior; no obstante, la

magnitud de la discrepancia percibida di-

fería de unos individuos a otros. (A cada

sujeto se le preguntaba cuántas veces ma-

yor habría de ser la barra inferior para que

ambas fuesen iguales).

De forma sorprendente, esas diferencias

se correspondían con la extensión super-

ficial de la corteza visual primaria (V1), si-

tuada en el occipucio. Por razones que se

ignoran, el área V1 puede llegar a ser hasta

tres veces mayor en unos individuos que

en otros (desplegada y extendida, la anchu-

ra y espesor de una V1 típica se asemejan a

las de una tarjeta de crédito). Rees y sus co-

PERCEPCIÓN

Cerebros diferentes, imágenes distintasLas diferencias anatómicas entre los cerebros humanos se reflejan

en la manera personal de percibir el entorno

CHRISTOF KOCH

¿CÓMO ES ESTA FLOR? Cada vez más investigaciones confirman que cada persona percibe el entorno de manera

diferente. Esas vivencias subjetivas pueden asociarse en parte con características propias de

regiones cerebrales concretas.

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Page 51: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 49

laboradores observaron que cuanto menor

era la V1 del individuo, más acusadamente

experimentaba este la ilusión. En cambio,

los probandos que contaban con una V1

grande, juzgaron que las dimensiones de

las barras diferían menos que los de V1 pe-

queña. El tamaño de las dos áreas visuales

inmediatamente adyacentes no influía en

la amplitud de la ilusión.

Las ilusiones ofrecen pistas

Las figuras biestable son aquellas que al

mirarlas parece que veamos de forma al-

ternada una de dos figuras. Entre las más

conocidas se encuentran el cubo de Necker

o la ilusión de la vieja y la jovencita [véase

«Ambigüedades y percepción», por V. R. Ra-

machandran y D. Rogers-Ramachandran;

Mente y cerebro n.o 34, enero de 2009].

Las dos interpretaciones de esas figuras se

suceden e imponen una a la otra con cier-

ta regularidad. El tiempo que media entre

ambas transiciones varía de unos indivi-

duos a otros. Una persona puede percibir

la transición cada cinco segundos; otra, en

cambio, cada diez.

Rees y su grupo se valieron de una va-

riante dinámica de esa ilusión biestable:

una nube de puntos móviles que se perci-

bía como un cilindro que rotaba, ora hacia

la derecha, ora hacia la izquierda. En ese

caso, establecieron una correlación entre

la anchura del recubrimiento cortical (el

espesor de la materia gris) y la duración

de cada percepto estable hasta el salto a la

variante alternativa. Tras escanear los ce-

rebros de 52 sujetos, observaron que solo

en el lóbulo parietal superior (LPS), tanto

derecho como izquierdo, el espesor y la

densidad de la materia gris se hallaba en

correlación negativa con la duración del

percepto. Dicho de otro modo, cuanto más

gruesa era la corteza LPS de los probandos,

con mayor rapidez se alternaban las dos

interpretaciones. Se sabe por otros estu-

dios clínicos que dicha región cerebral

controla la atención visual selectiva, pero

en qué medida el espesor y la densidad

de la materia gris del LPS puede influir

surge ahora como una cuestión abierta a

la conjetura.

Ante la pregunta sobre el rasgo o la

característica que mejor define a la cons-

ciencia, la mayoría de los mortales suele

referirse a la percepción y al conocimiento

del estado interior de uno mismo. Se juzga

que el pináculo de la sensibilidad reside en

la capacidad de tener presentes las propias

esperanzas, la preocupación por la enfer-

medad de un ser querido o las causas de

nuestro deseo o inapetencia, entre otros

pensamientos. La presencia constante del

propio estado interior falta en los demás

seres vivos, salvo quizás en los primates.

Aunque mi perro —como muchos otros

animales, por no decir todos— percibe las

imágenes, los sonidos y, en especial, los olo-

res de su entorno, desconoce el motivo por

el cual un día no mueve el rabo como de

costumbre ni si mañana va a encontrar su

comedero repleto de sabrosa carne.

V1V2V3

DISIMILITUDES ENGAÑOSAS En la ilusión de Ebbinghaus (izquierda) parece que el círculo central de la derecha sea más

grande que el de la izquierda, aunque sus respectivos diámetros son idénticos. En la de Ponzo

(derecha), la barra azul superior se percibe como si estuviera más alejada —y por consiguien-

te, mucho más larga– que la barra azul inferior. Sin embargo, miden igual. Según una investi-

gación de Geraint Rees, del Colegio Universitario de Londres, cuanto menor sea el tamaño de

la corteza visual primaria de quien observa, más vigorosa resultará la ilusión.

CUESTIÓN DE TAMAÑO Cuanto más pequeña sea la corteza visual

primaria (V1, rojo) de una persona, más cla-

ras le resultarán las ilusiones de Ebbinghaus

y Ponzo (página anterior). Las neuroimáge-

nes de tres probandos muestran la V1 (ade-

más de la secundaria, verde, y la terciaria,

azul) y la fuerza del efecto ilusorio. Así, MK

presenta una V1 de 1614 milímetros cuadra-

dos y ve el círculo de la derecha del test de

Ebbinghaus un 14 % más grande que el de la

izquierda. Al probando AS, con una V1 más

reducida, el tamaño del círculo le parece el

doble de grande (39 %). En PS, ambas me-

didas alcanzan cifras intermedias a los dos

sujetos anteriores.

MKÁrea V1:

1614 mm2

Ebbinghaus0,141

PSÁrea V1:

1440 mm2

Ebbinghaus0,236

ASÁrea V1:

918 mm2

Ebbinghaus0,397

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Page 52: La Evolución Del Pensamiento

AVANCES

50 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

El científico sudafricano Sydney Bren-

ner, laureado con el premio Nobel

de Medicina en 2002, fue pionero al

adoptar el gusano nemátodo Caenorhab-

ditis elegans como modelo experimental

para el estudio integrado de la genética, la

división celular y el desarrollo animal. Este

pequeño invertebrado de un milímetro de

longitud presenta la peculiaridad, como

hermafrodita que es, de autofecundarse.

De esta forma, y solo en un plazo de tres

días, da lugar a grupos de descendientes

clónicos al individuo parental.

La capacidad de investigar neuronas

y genes en poblaciones de animales (sil-

vestres o transgénicos) que poseen esen-

cialmente un «cerebro» idéntico supone

una ventaja excepcional en el estudio del

comportamiento y de la memoria. Con la

peculiaridad de que el nemátodo C. elegans

tiene la singularidad de poseer un cuer-

po transparente, de modo que permite la

observación directa de sus 302 neuronas,

número invariable para todos los indivi-

duos de dicha especie. La estructura, dis-

tribución e interconexión de sus células

nerviosas se han analizado con minucio-

sidad mediante micrografías electrónicas.

Ello ha permitido trazar un plano detalla-

do del sistema nervioso de este gusano, el

cual describe dónde se encuentra cada una

de las neuronas y cómo se conectan entre

sí. No obstante, ¿se parece en algo nuestra

Para saber más

Human parietal cortex structure predicts indi-vidual differences in perceptual rivalry.� Ryota Kanai, Bahador Bahrami y Geraint Rees en Current Biology, vol. 20, n.o 18, págs. 1626-1630, agosto de 2010.

Relating introspective accuracy to individual differences in brain structure.� Stephen Fle-ming, Rimona Weil, Zoltan Nagy, Raymond Dolan y Geraint Rees en Science, vol. 329, págs. 1541-1543, septiembre de 2010.

The surface area of human V1 predicts the subjective experience of object size.� Samuel Schwarzkopf, Chen Song y Geraint Rees en Nature Neuroscience, vol. 14 págs. 28-30, enero de 2011.

Christof Koch Instituto de Tecnología de California

¿Será posible vincular las disparidades

de este aspecto de orden superior de la

consciencia con diferencias en la estructu-

ra cerebral? Así es, según se deduce de un

tercer estudio de Rees y sus colaboradores.

Solicitaron a un total de 32 voluntarios

sanos que se hallaban tendidos dentro del

escáner que desarrollaran una tarea visual

compleja. Debían juzgar cuál de cierto nú-

mero de débiles manchas destacaba un

poco más que las otras. Se buscó ex profeso

que dicho juicio resultase dudoso. Después

de cada prueba, los probandos debían elegir

un número que expresara su confianza en

la opinión que habían emitido (del uno al

seis, de menos a más). En otras palabras, se

les pidió que efectuasen una introspección:

¿tenía cada individuo la certeza de que aca-

baba de ver la mancha más brillante? Se

trataba de un ejercicio de metacognición,

de reflexión sobre lo pensado.

Como cabía esperar, los individuos mos-

traron grandes diferencias en la exactitud

de sus juicios (con independencia de su

grado de acierto). Recordemos el programa

de televisión ¿Quién quiere ser millonario?,

donde los concursantes debían decidir si

usaban un comodín antes de emitir su

respuesta, lo que, obviamente, dependía

de la confianza que tenían en su propio

juicio. Algunos concursantes actuaban con

prudencia, por lo que usaban sabiamente

los comodines; otros se desprendían de

ellos en poco tiempo.

En el caso de la investigación que nos

incumbe, se extrajo una medida de la va-

riabilidad de la introspección. Se descubrió

que esta se hallaba en correlación con el

volumen de materia gris de la corteza

prefrontal anterior derecha: cuantas más

neuronas contenía dicha región frontal del

cerebro, mayor era la calidad de la intros-

pección del individuo. Aunque con ello no

mejoraba el grado de acierto, sí aumentaba

la intuición de la propia ejecutoria (la va-

loración de si se ha actuado bien o mal).

De hecho, quienes han sufrido lesiones en

dicha área cerebral pierden, por lo general,

su capacidad introspectiva. Esta porción

del neocórtex se ha expandido más que

cualquier otra región del encéfalo de los

primates. Con todo, los mecanismos neu-

ronales subyacentes a tal correlación supo-

nen por ahora un misterio.

En conclusión, los estudios de Rees es-

tablecen que las diferencias en la morfo-

logía del cerebro se reflejan en dispari-

dades en la percepción y la aprehensión

consciente del mundo, inclusive en los pro-

pios pensamientos. A pesar de las grandes

semejanzas biológicas, el cerebro de cada

persona es único y, con ello, también su

mente.

COGNICIÓN

Un gusano revela claves de la memoriaLa investigación en el nemátodo Caenorhabditis elegans revela fenómenos moleculares

de la remembranza humana

PAOL A JUR ADO

Page 53: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 51

capacidad de memorirización a la de un

nemátodo con un minicerebro de poco

más de 300 neuronas?

Procesos moleculares semejantes

Aunque los mecanismos de aprendizaje

de este animal resultan simples, las mo-

léculas que intervienen en la formación

de los recuerdos son exactamente las

mismas que en los seres superiores. Ello

señala otro dato importante: los mecanis-

mos moleculares de la memoria provienen

y se conservan desde períodos remotos de

la evolución.

El cerebro de los mamíferos constituye

una estructura compleja y difícil de abor-

dar. Por ello, la posibilidad de estudiar la

memoria en un organismo simple, con un

mapa neuronal definido y unas caracte-

rísticas descritas, supone una gran ventaja

para la investigación.

De entrada, sorprende todas las tareas

que este nemátodo puede llevar a cabo

con un número tan limitado de células

nerviosas. C. elegans es capaz de detectar

y memorizar una enorme diversidad de

estímulos: olores, sabores, sensaciones

táctiles, temperatura y concentración de

oxígeno, entre otros. Su diminuto cerebro

capta cada una de estas señales a través

de un grupo reducido de neuronas sen-

soriales. Estas células sensoras conectan

con las interneuronas responsables de

procesar la información recibida y de en-

viar una respuesta a las neuronas de man-

do. Estas, a su vez, inervan a las células

nerviosas motoras que materializan el

comportamiento de respuesta. De esta

forma, los animales emprenden diferen-

tes movimientos.

En las neuronas sensoriales se aloja un

tipo de memoria simple no asociativa (de

habituación) que lleva a los individuos a

acostumbrarse a la presencia de un es-

tímulo concreto, de manera que al final

les resulta irrelevante. En cambio, los pro-

cesos más complejos de formación y man-

tenimiento de los recuerdos, entre ellos la

asociación entre dos estímulos distintos

(memoria asociativa), suelen relacionarse

con la actividad de las interneuronas.

Como ocurre en el ya clásico experi-

mento de aprendizaje del perro de Pavlov,

los gusanos son capaces de asociar los es-

tímulos sensoriales a la comida u otros

incentivos. Así, si se les se introduce en el

alimento un compuesto químico de atrac-

tivo neutro para ellos, posteriormente se

sentirán atraídos por esta misma sustancia

sin necesidad de la presencia de la comida.

Ahora bien, en el caso de que esta misma

sustancia se suministre a los gusanos junto

con un estímulo aversivo para ellos (como

el extracto de ajo, que les resulta desagra-

dable), rehuirán más tarde el compuesto.

Consolidación de los recuerdos

Las bases moleculares que permiten tales

capacidades memorísticas y de aprendizaje

Insulina, una de las clavesLas proteínas relacionadas con la insulina han resultado clave para el estudio de la memoria en C. elegans. En la actualidad se ha reconocido su impor-tancia en procesos cognitivos humanos con independencia de su ya conocida función como regulador de la glucosa en la sangre.

BAJO EL MICROSCOPIO La imagen obtenida por microscopía de

fluorescencia (arriba) reproduce el sistema

nervioso del gusano Caenorhabditis elegans

marcado con la proteína verde fluorescente.

Como se observa en la representación es-

quemática del animal (debajo), este posee

células nerviosas concretas (definidas por

diferentes combinaciones de letras mayús-

culas: AFD, AWC, etc.) involucradas en las

respuestas sensoriales a estímulos concre-

tos: temperatura (termosensación), olores y

gustos (quimiosensación) y movimiento (me-

canosensación). El diagrama (abajo) muestra

cómo estas células nerviosas se conectan

entre ellas formando un mapa neuronal defi-

nido e invariable en los individuos de este

nemátodo.

Neuronas sensorialesInterneuronasNeuronas de mandoNeuronas motoras

Cabeza Cola

Ganglio o anillonervioso

Ganglio capital(«cerebro»)

Cordón nervioso

Ganglio caudal

Zona sensorialprincipal

AWCAFD ASE AWA ALM AVM

AIY AIZ

RIA

RIM RIB

PVCAVB AVA

AVD

AVE

RetrocederAvanzar

B A

PLM

Termosensación Quimiosensación Mecanosensación

CO

RTES

ÍA D

E PA

OLA

JU

RA

DO

Page 54: La Evolución Del Pensamiento

AVANCES

52 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

Con frecuencia, las personas no

exponen directa y espontánea-

mente sus preocupaciones a tra-

vés del lenguaje oral. Otra importante

herramienta comunicativa entra en esos

momentos en escena: la comunicación

no verbal. Esta, al igual que las palabras,

contiene un alto valor adaptativo para los

humanos, puesto que permite transmitir

información relevante para la superviven-

cia, desempeña una función clave en las

relaciones interpersonales y constituye la

principal vía de expresión de las emocio-

nes. De ahí que pueda influir en el estado

emocional y comportamiento humanos.

Incluso los recién nacidos, quienes ca-

recen de una capacidad de expresión ver-

bal desarrollada, muestran sus habilida-

des comunicativas no verbales cuando

expresan sus necesidades a los progeni-

tores u otros cuidadores. La fascinación

del bebé por las expresiones faciales y el

habla de los adultos, junto con su habili-

dad para imitar expresiones y gestos, fo-

menta el desarrollo social. Pero más allá

de la función adaptativa, las peculiari-

dades de la comunicación no verbal la

convierten en una valiosa herramienta

en diversos contextos, en especial, en el

ámbito sanitario.

Transmisión de emociones

Diversos autores señalan que las caracte-

rísticas de la comunicación no verbal con-

tribuyen a la detección de problemas de

salud, al diagnóstico de psicopatologías, a

la evaluación del curso de la enfermedad

y a fomentar la escucha activa del médico

así como el discurso del paciente. Además,

revela si existe una actitud de simulación o

disimulación por parte de los involucrados

y facilita la interacción con los individuos

que presentan déficits comunicativos.

Tal es su potencial en las interacciones

humanas y en la transmisión de informa-

ción emocional que los expertos postulan

resultan complejas, mas el nemátodo nos

ofrece algunas pistas para su conocimiento.

El neurotransmisor glutamato y sus re-

ceptores desempeñan una gran relevancia

en el aprendizaje y la memoria de C. elegans

y también de los mamíferos. Aunque el nú-

mero de receptores de glutamato es menor

en C. elegans (10 frente a los 18 en los hu-

manos), su estructura es muy similar en

ambas especies. Las neuronas activadas por

un estímulo liberan glutamato a las sinapsis,

zonas de unión celular en las que los recep-

tores de glutamato (AMPA y NMDA, en los

humanos; GLR y NMR, en C. elegans) situados

en las neuronas diana reciben el estímulo.

Los receptores de glutamato activados

promueven la entrada de calcio en las

neuronas, fenómeno que permite activar

una serie de reacciones en el interior de

las células nerviosas, las cuales conllevan

la fijación de los recuerdos.

Por otra parte, los estudios en C. elegans

han mostrado que uno de los compuestos

con mayor relevancia en la formación de la

memoria asociativa es la insulina (INS-1).

El receptor de la insulina (DAF-2) trans-

mite una señal de activación a la quinasa

AGE-1 que, a su vez, activa a otras proteí-

nas, incluyendo varias quinasas más. Estas

proteínas añaden grupos fosfato, de ma-

nera que generan una activación en cas-

cada. Dichas riadas de activación intrace-

lulares pueden llegar hasta el núcleo de la

neurona, donde activan por fosforilación

factores de transcripción que promueven

la expresión de diversos genes para fabri-

car proteínas nuevas. Entre los factores de

transcripción, el más destacado es la pro-

teína de unión al elemento de respuesta

a AMP cíclico o CREB.

En los humanos, la función principal de

la proteína CREB consiste en promover la

formación de recuerdos duraderos, ya que

facilita la producción de proteínas que mo-

difican las sinapsis. Dicha proteína, como

hemos averiguado en C. elegans a través de

su proteína homóloga CRH-1, supone una

de las claves de la memoria.

Para saber más

Formación y consolidación de los recuerdos.� S. Laroche en Mente y cerebro, n.o 43, 2010.

La materia de los recuerdos.� A. Barco en Mente y cerebro, n.o 40, 2010.

An elegant mind: Learning and memory in Caenorhabditis elegans.� E. L. Ardiel y C. Rankin en Learning & Memory, n.o 17, págs. 191-201, 2010.

Behavioral plasticity, learning and momory in C. elegans.� H. Sasakura e I. Mori en Current Opinion in Neurobiology, n.o 23, págs. 1-8, 2012.

Paola Jurado Instituto de Investigación Biomédica

de Bellvitge-IDIBELL

MEDICINA

Relación terapéutica más allá de las palabrasLa comunicación no verbal contribuye a que exista un clima de confianza,

respeto y empatía entre médico y paciente

BEATRIZ MOLINUEVO ALONSO

Page 55: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 53

una formación específica de los profesio-

nales sanitarios en competencias comu-

nicativas no verbales. Tradicionalmente,

ese tipo de comunicación entre médico y

paciente ha contado con un pequeño es-

pacio formativo junto al entrenamiento

en aptitudes de comunicación verbal. Sin

embargo, se aboga por que tenga entidad

propia.

La relación interpersonal entre médico y

paciente es más compleja de lo que a priori

podría pensarse. Entre otros aspectos, los

individuos que entran en contacto no de-

sempeñan el mismo rol, el encuentro tam-

poco suele ser voluntario y, por lo general,

va acompañado de problemas con carga

emocional. De ahí que sea de esperar que la

comunicación no verbal influya de manera

positiva en la relación terapéutica y en los

resultados clínicos.

Mayor satisfacción y adhesión

Determinados comportamientos no ver-

bales del médico (contacto visual, asenti-

miento con la cabeza, expresividad facial,

entre otros) se asocian con una mayor sa-

tisfacción por parte de los pacientes, una

mejor adherencia al tratamiento y una dis-

minución de las denuncias por mala praxis

clínica. Del mismo modo, los profesionales

que presentan competencia comunicativa

no verbal muestran mayor capacidad para

identificar problemas emocionales.

No obstante, el estudio del vínculo en-

tre comunicación no verbal y resultados

clínicos conlleva cierta dificultad. Como

indica Miles L. Patterson, de la Universidad

de Missouri-San Luis y uno de los gran-

des expertos en el tema, la comunicación

no verbal no es un lenguaje corporal, no

dispone de una sintaxis ni tampoco lleva

asociado un diccionario que recoja y ex-

plique cada conducta. Su interpretación

depende, en gran medida, del contexto so-

cial y cultural. También se halla sujeta a la

influencia de múltiples variables relacio-

nadas con las características del paciente,

del profesional y de la enfermedad, entre

otros factores.

De esta manera, no se limita a la expre-

sión del cuerpo. También los elementos

del entorno físico y los objetos persona-

les transmiten información. Sus compo-

nentes interaccionan y pueden mostrar

congruencia o incongruencia entre sí.

En el primer supuesto se encontraría un

médico que recibe con cordialidad a su

paciente: sonríe, mantiene contacto visual

con él, le da la mano y le desea los bue-

nos días con un tono de voz amable. Por el

contrario, un caso de incongruencia sería

aquel en el que una persona responde a

la pregunta de si se encuentra bien con

una sonrisa, pero con un escaso contacto

visual y en voz baja y dubitativa.

Se trata de un canal en constante fun-

cionamiento: el médico y el paciente se co-

munican e influyen continuamente. Gran

parte de la información que se envía y se

recibe se procesa de forma automática,

aunque ello no impida que se pueda con-

trolar a voluntad. Con todo, la comunica-

ción verbal y la no verbal actúan a la par

y se relacionan. Por ello, para interpretar

de forma adecuada una interacción inter-

personal se requiere tener ambos tipos de

comunicación en cuenta.

El reto actual estriba en definir el cami-

no por el que la comunicación no verbal

influye en la mejoría de la salud física y

mental del paciente. Para dar con la res-

puesta se requieren estudios longitudina-

les, procedimientos y herramientas de me-

dición que faciliten la comparación entre

investigaciones.

CO

RTES

ÍA D

E LA

AU

TOR

A

OBJETOS QUE INFORMAN La comunicación no verbal del terapeuta

no se limita a la expresión corporal: los ele-

mentos y los objetos personales transmiten

al médico información relevante sobre el

paciente.

Para saber más

Doctors talking with patiens / patiens talking with doctors: Improving comunication in medial visits.� D. L. Roter y J. A. Hall, Greenwood Publishing Group, 2006 (2.a ed.).

Nonverbal communication in human inte-raction.� M. L. Knapp y J. A. Hall, Wadsworth, Cengage Learning, 2010 (7.a ed.).

Más que palabras.� El poder de la comunicación no verbal.� M. L. Patterson. Aresta, 2010.

La comunicación no verbal en la relación médico-paciente.� B. Molinuevo Alonso. Aresta, 2011.

Beatriz Molinuevo Alonso Unidad de psicología médica, facultad de medicina

Instituto de Neurociencias Universidad Autónoma de Barcelona

Page 56: La Evolución Del Pensamiento

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Page 57: La Evolución Del Pensamiento

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TEMAS dePrecio por ejemplar: 6,50€MyC 1: Conciencia y libre albedríoMyC 2: Inteligencia y creatividadMyC 3: Placer y amorMyC 4: EsquizofreniaMyC 5: Pensamiento y lenguajeMyC 6: Origen del dolorMyC 7: Varón o mujer: cuestión de simetríaMyC 8: Paradoja del samaritanoMyC 9: Niños hiperactivosMyC 10: El efecto placeboMyC 11: CreatividadMyC 12: Neurología de la religiónMyC 13: Emociones musicalesMyC 14:MyC 15: Aprendizaje con medios virtualesMyC 16: Inteligencia emocionalMyC 17: Cuidados paliativos MyC 18: FreudMyC 19: Lenguaje corporalMyC 20: Aprender a hablarMyC 21: PubertadMyC 22: Las raíces de la violenciaMyC 23: El descubrimiento del otroMyC 24: Psicología e inmigraciónMyC 25: Pensamiento mágicoMyC 26: El cerebro adolescenteMyC 27: Psicograma del terrorMyC 28: Sibaritismo inteligenteMyC 29: Cerebro senescenteMyC 30: Toma de decisionesMyC 31: Psicología de la gestaciónMyC 32: NeuroéticaMyC 33: Inapetencia sexualMyC 34: Las emocionesMyC 35: La verdad sobre la mentiraMyC 36: Psicología de la risaMyC 37: AlucinacionesMyC 38: NeuroeconomíaMyC 39: Psicología del éxitoMyC 40: El poder de la culturaMyC 41: Dormir para aprenderMyC 42: Marcapasos cerebralesMyC 43: Deconstrucción de la memoriaMyC 44: Luces y sombras de la neurodidácticaMyC 45: Biología de la religiónMyC 46: ¡A jugar!MyC 47: Neurobiología de la lecturaMyC 48: Redes socialesMyC 49: Presiones extremasMyC 50: Trabajo y felicidadMyC 51: La percepción del tiempoMyC 52: Claves de la motivaciónMyC 53: Neuropsicología urbanaMyC 54: Naturaleza y psiqueMyC 55: Neuropsicología del yoMyC 56: Psiquiatría personalizadaMyC 57: Psicobiología de la obesidadMyC 58: El poder del bebéMyC 59: Las huellas del estrés

Precio por ejemplar: 6,90€Cuadernos 1: El cerebroCuadernos 2: EmocionesCuadernos 3: IlusionesCuadernos 4: Las neuronas

uadernosdddddddd

Page 58: La Evolución Del Pensamiento

56 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

SERIE – TÉCNIC A S DE L A NEUROCIENCIA

¿Cómo reconocemos la cara de

nuestra abuela que pasea en-

tre el gentío de una concurri-

da calle? Hasta ahora la ciencia

no ha podido explicar con de-

talle el modo en que el cerebro resuelve esa tarea

en apariencia tan sencilla.

Se conocen bastante bien las funciones que de-

sempeñan cada una de las regiones cerebrales;

se sabe el lugar del encéfalo que ocupa el centro

del lenguaje, dónde se procesan los sentimientos

y qué área es responsable de la visión y del reco-

nocimiento de rostros. Aparte de esta ordenada

distribución se han ido desentrañando detalles

sobre algunas neuronas concretas. Sin embargo,

el modo en el que millones de células nervio-

sas se coordinan (para procesar las sensaciones

visuales, por ejemplo) sigue sin conocerse con

exactitud.

Mediante la microscopía bifotónica, los científi-

cos intentan llenar esa, por ahora, laguna de cono-

cimiento. Basada en la fluorescencia, esta técnica

permite estudiar la función de redes neuronales

en un cerebro vivo. La fluorescencia consiste en la

CO

RTES

ÍA D

E TH

OM

AS

G. Ö

RTN

ER Y

ÅSA

GRU

ND

ITZ

EN CANDILEJAS Mediante la microscopía bifotónica y técnicas de

tinción especiales se consigue que determinados

tipos de células emitan luz. La imagen muestra

una célula piramidal del hipocampo de una rata

que produce proteínas con una fluorescencia

verde y roja.

Microscopía bifotónica: neuronas en directoEl microscopio bifotónico constituye un avance en el terreno de la microscopía de

fluorescencia: permite medir la actividad de neuronas vivas en zonas profundas

del cerebro. Mas, hoy por hoy, el método resulta muy costoso

WOLFGANG MIT TM ANN

Page 59: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 57

propiedad que poseen determinados pigmentos

de estimularse cuando inciden sobre ellos fotones

(partículas luminosas). Cada tipo de molécula de

pigmento requiere que los fotones incidentes ten-

gan un nivel de energía concreto.

Pocos nanosegundos después de la incidencia

de fotones, las moléculas de tinción vuelven a

un nivel inferior de energía; acto seguido, ellas

mismas emiten un fotón, es decir, se tornan lu-

minosas. La particularidad del método bifotónico

consiste en que para el estímulo se utiliza una luz

de baja energía, la mayoría de las veces infrarroja.

Cuando inciden dos fotones de forma simultánea

sobre el pigmento, la energía que recibe se suma

y genera una luz visible de alta energía.

Aspectos esenciales

La luz infrarroja puede penetrar en la zona pro-

funda del cerebro, ya que se dispersa menos. Con

ello se obtienen imágenes del tejido nervioso si-

tuado hasta medio milímetro de profundidad. A

simple vista, tal hazaña parece ínfima si se consi-

dera la masa encefálica en su conjunto, mas a esa

profundidad se encuentran los primeros cuerpos

neuronales de la corteza cerebral donde aconte-

cen funciones nerviosas superiores. Pese a esta

ventaja, el método presenta un inconveniente: la

luz infrarroja que emplea debe ser muy intensa,

propiedad que hasta ahora solo posibilitan apa-

ratos de láser grandes y costosos.

Aunque las moléculas de pigmento sobre las

que inciden los fotones no se hallan de forma

natural en el cerebro, cada vez se conocen más

sistemas para teñir las neuronas con ellos. Ade-

más de hacer visibles las células, este tipo de tin-

ción permite observar las comunicaciones que

se dan entre unas células y otras. Las neuronas

transmiten sus señales en forma de impulsos

eléctricos y, con ello, originan la penetración de

iones de calcio en la célula. Los pigmentos que

se emplean en microscopía bifotónica poseen

la propiedad de unirse a esos iones de calcio, de

manera que refuerzan su fluorescencia. Mediante

diversas imágenes de las neuronas vecinas, los

neurocientíficos pueden elaborar una secuencia

de la red neuronal en funcionamiento, con el fin

de observar a modo de vídeo el procesamiento

de la información que allí sucede. Ello, claro está,

solo es posible en un cerebro vivo.

Los investigadores suelen trabajar con ratones

o ratas que yacen con el cráneo abierto bajo el

microscopio. Esta situación no provoca en los

roedores daño alguno, ya que antes de la medi-

ción reciben una anestesia que, por otro lado, no

impide que su corteza cerebral siga procesando

informaciones.

Para interpretar el patrón de fluorescencia del

tejido nervioso se requiere distinguir las señales

aferentes y eferentes de otras actividades aleato-

rias y sin consecuencias para el funcionamiento

cerebral. Con ese objetivo, se relaciona la ilumi-

nación de las neuronas con un determinado es-

tímulo. Los investigadores muestran a los múri-

dos diversas imágenes y examinan qué neuronas

alteran su actividad en el encéfalo del animal.

La actividad neuronal de los roedores varía se-

gún si se les enseña un rectángulo horizontal o

uno vertical; las neuronas que captan la situación

y orientación de un objeto aparecen ordenadas en

círculo. En 2006, Clay Reid, de la Escuela Médica

de Harvard en Boston, y sus colaboradores descu-

brieron mediante microscopía bifotónica que para

cada posición se activaba un segmento delimitado

del círculo, llegando incluso a activarse una sola

neurona. El hallazgo demostró las inmensas posi-

bilidades que ofrece este método para el estudio

de la percepción sensorial.

En 2009, un equipo dirigido por Jason Kerr, del

Instituto Max Planck de Cibernética en Tubinga,

presentó la versión en miniatura de un micros-

copio bifotónico. Este artilugio podía fijarse di-

rectamente a la cabeza de un animal de experi-

mentación sin suponerle grandes molestias. De

ese modo consiguieron estudiar en unas ratas,

las cuales podían moverse con libertad por un

tubo de plástico, la actividad de 20 neuronas de

la corteza visual cada vez que los roedores veían

figuras distintas en unas pantallas de ordenador.

La microscopía bifotónica se encuentra todavía

en pañales. Pero algún día podría ayudarnos a

resolver el enigma de cómo reconocemos a nues-

tra abuela. Hasta ahora se ha propuesto toda una

serie de teorías más o menos aceptables, entre

ellas, el juego memorístico de la «neurona de la

abuela»: el sistema visual funciona en diversas

fases procesando sensaciones de complejidad

creciente, desde la orientación de objetos senci-

llos alargados hasta toda una cara. El concepto

de «neurona de la abuela» supone que existe una

célula en el cerebro única y exclusivamente para

comunicar a las otras que nos hallamos frente a

la cara de nuestra abuela.

SERIE

Técnicas de la neurociencia

Parte 1: Atlas cerebral Enero 2013

Parte 2: Optogenética Marzo 2013

Parte 3: Microscopía de fluorescencia

Parte 4: Microscopía electrónica Julio 2013

Parte 5: Imágenes con tensor de difusión Septiembre 2013

Parte 6: Simulación por ordenador Noviembre 2013

EN SÍNTESIS

En tiempo real

1Merced a la microscopía

bifotónica, los neuro-

científicos captan imágenes

de la actividad neuronal en

animales experimentales

vivos.

2La técnica permite

captar imágenes del

tejido nervioso de hasta un

milímetro de profundidad

cerebral, distancia que

corresponde a un grosor de

la corteza cerebral que inclu-

ye varias capas de neuronas.

3Mediante esta técnica

se espera sacar conclu-

siones sobre la transmisión

de señales a través de redes

neuronales concretas.

Page 60: La Evolución Del Pensamiento

58 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

SERIE – TÉCNIC A S DE L A NEUROCIENCIA

Resulta dudoso que existan células tan alta-

mente especializadas. Si así fuera, necesitaríamos

«células del tío» y «de la tía»; también varias «neu-

ronas de la abuela» para poder reconocer cada

una de las expresiones de su rostro. Ello induce

a pensar que la percepción de una determinada

persona se encuentran codificada en el cerebro

por todo un colectivo de neuronas que «recono-

cen» diversos aspectos de la cara de la abuela y

que responden a otros rostros con características

semejantes [véase «El archivo de la memoria», por

R. Quian Quiroga, I. Fried y C. Koch; Investiga-

ción y Ciencia, abril de 2013].

La microscopía bifotónica promete, al menos

en teoría, arrojar claridad sobre la cuestión. Para

averiguarlo, deberíamos mostrar a un múrido una

serie de retratos. A continuación, habría que ob-

servar qué células de ese encéfalo responden a un

aspecto determinado de la cara. Mas, lógicamente,

el cerebro de un ratón no está especializado en

el reconocimiento de caras humanas, por ello se

necesitaría un requisito previo: describir las per-

cepciones correspondientes en un roedor.

Otro concepto que suele discutirse en la

actualidad es el de la cadena de activación de

neuronas o «melodías» neuronales. Las redes de

En las profundidades del cerebro

Con el microscopio de fluorescencia estándar (centro), los investigadores iluminan muestras de tejido mediante una potente lám-

para o con un láser de luz visible de alta energía. Esta iluminación origina que el pigmento con el que se ha teñido la célula emita

luz; sin embargo, este método no permite penetrar hasta el fondo del tejido cerebral, ya que la luz se dispersa demasiado. Con el

microscopio bifotónico (derecha) se utiliza luz infrarroja. Al tratarse de una luz poco energética, en vez de un fotón se necesitan

dos para estimular la molécula del pigmento. La luz de baja energía puede penetrar hasta una profundidad de un milímetro en el

tejido. Ello resulta suficiente para captar imágenes de neuronas de la corteza cerebral en un encéfalo vivo mientras desempeña

funciones mentales superiores.

Microscopiode fluorescencia

tradicionalFluorescencia en toda

el área iluminada

Lámpara Fuentede luz

infrarroja

Corte de la cortezacerebral

Neuronasde la corteza

cerebral

Luz visible(longitud de onda de,por ejemplo, 400 nm)

Microscopiode fluorescencia

bifotónicaFluorescencia limitada

al plano estimuladoLuz infrarroja

(longitud de onda de,por ejemplo, 800 nm)

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NC

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Page 61: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 59

las células nerviosas no siempre reaccionan de

nuevo a un estímulo, sino que repiten secuen-

cias de potenciales de acción. Estas melodías

pueden desencadenarse por diversos estímulos,

de forma que actúan como repertorio fijo de la

red neuronal, aunque al final siguen siempre el

mismo curso.

A pesar de que hasta ahora no existe una de-

mostración concluyente sobre esta idea, el plan-

teamiento da mucho de sí: las redes neuronales

serían menos vulnerables a los trastornos y po-

drían reaccionar con poco esfuerzo a estímulos

reiterados como el rostro de la abuela. Hoy por

hoy, indagar a través de la microscopía bifotónica

estas «melodías» supone un gran reto pero, en

principio, el método parece apropiado.

Columnas calculadoras

Lejos de limitarse a poner a prueba las teorías

existentes, los neurocientíficos desarrollan asi-

mismo el camino a la inversa: recogen de forma

sistemática datos con el fin de desarrollar nuevos

modelos que sirvan para entender, entre otros fe-

nómenos, el modo en el que funciona la corteza

cerebral. A modo de metáfora, esta sería como

un paño, cuyos pliegues le confieren un aspecto

semejante al de un cerebro humano.

Tanto si se trata del centro del habla como del

área visual del cerebro, el paño se encuentra forma-

do por las mismas capas horizontales replegadas

unas sobre otras. En sentido vertical, la disposición

es en columnas de un grosor aproximado de me-

dio milímetro. Estas atraviesan desde la superficie

del cerebro cada una de las capas de la neocorteza

[véase «El silencio de las neuronas», por J. Mars-

chall; Mente y cerebro n.o 46, enero de 2011]. Se

cree que todas las columnas, como unidades pro-

cesadoras, actúan según el mismo principio.

El equipo de uno de los descubridores de la mi-

croscopía bifotónica, Winfried Denk, ha logrado

en el Instituto Max Planck de Heidelberg avanzar

un paso más allá en el desarrollo del método que

nos atañe: ha logrado que penetre hasta alcanzar

un milímetro de profundidad en el tejido nervio-

so. De esta forma, en principio, es posible introdu-

cirse en cada una de las capas del cerebro y medir

su actividad. En colaboración con Jason Kerr, del

Instituto Max Planck de Cibernética en Tubinga,

he seguido los avances del grupo de Denk. Si se

consiguiera medir la actividad de las neuronas del

conjunto de capas de una columna en el cerebro

de ratones vivos, podría obtenerse un patrón típi-

co de respuesta de cada capa en particular.

No solo eso. En caso de que en ese supuesto

se consiguiesen datos suficientes, podrían encon-

trarse algoritmos que explicaran cómo funciona

la unidad de cómputo examinada en la corteza

cerebral. El siguiente paso consistiría en aclarar

si tales hallazgos pueden extrapolarse a todos

los módulos y el modo en que las columnas se

encuentran conectadas entre sí. Unidades vecinas

forman centros cerebrales (por ejemplo, respon-

sables de la percepción visual), pero las columnas

comunican entre sí regiones cerebrales muy dis-

tantes. Solo cuando conozcamos las respuestas

a estas incógnitas estaremos a un paso de saber

por qué reconocemos la cara de nuestra abuela de

entre una multitud de rostros humanos.

Células nerviosas pigmentadas

Antes de obtener imágenes de las neuronas mediante microscopía bifotóni-

ca,� se requiere teñirlas con moléculas fluorescentes. Para ello se emplea un

pigmento cálcico especial capaz de introducirse y permanecer en la célula. Este

se inyecta en la correspondiente área cerebral y, poco a poco, va penetrando

en las neuronas.

Las técnicas genéticas ofrecen otra posibilidad de tinción: los biólogos mo-

leculares han conseguido modificar un pigmento fluorescente natural en las

medusas, el cual emite una luz fluorescente que resulta más clara en presencia

de calcio. Mediante unos virus, se introduce el ADN del tinte en las neuronas

y estas empiezan a producirlo sin sufrir trastorno alguno. Así resulta posible

seguir el rastro de los impulsos eléctricos en el cerebro.

Otra opción para la pigmentación se basa en alterar la información genética

de animales transgénicos, de manera que determinadas células produzcan el

pigmento. La diferencia respecto al método anterior reside en que, con este últi-

mo, los investigadores pueden seleccionar exactamente las células que quieren

teñir. Ello les permite estudiar el papel que desempeña un tipo de célula concreto

en el procesamiento de la información. Sin embargo, para conseguirlo existen

dificultades técnicas. Por el momento, la técnica más prometedora la ofrece

una combinación a base de animales transgénicos y virus: el tipo celular que

se estudia se «marca» genéticamente, de modo que los virus introducidos en

el cerebro se encargan de que solo produzcan pigmento las neuronas del tipo

que se ha determinado previamente.

Para saber más

In vivo two-photon calcium imaging of neural networks.� C. Stosiek et al. en Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 100, págs. 7319-7324, 2003.

Highly ordered arrangement of single neurons in orienta-tion pinwheels.� K. Ohki et al. en Nature, vol. 442, págs. 925-928, 2006.

Visually evoked activity in cortical cells imaged in freely moving animals.� J. Sawinski et al. en Proceedings of the Na-tional Academy of Sciences, vol. 106, págs. 19.557-19.562, 2009.

Wolfgang Mittmann es doctor en neurobiología. Ha trabajado en el departamento de óptica biomédica en el Instituto Max Planck de Investigación Médica de Heidelberg así como en el de Cibernética Biológica de Tubinga.

Page 62: La Evolución Del Pensamiento

60 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

SUEÑO

Comparado con el ajetreo y el bullicio

de la vida diurna, el descanso noc-

turno puede parecer insulso y tosco.

Excepto en el mundo de las ensoña-

ciones, el cerebro que duerme no se

comporta mal ni vive aventuras. Tampoco ama,

planifica o aspira a nada, ni comete ningún logro

que pueda suponer motivo de orgullo. Sin embar-

go, durante esas horas de reposo en las que la men-

te permanece en suspenso, el cerebro lleva a cabo

una labor crucial que habita el corazón mismo de

todos los actos creativos: se corrige a sí mismo. Y

puede que deseche bastante material.

En una nueva y provocadora teoría sobre la fun-

ción del sueño, Giulio Tononi, de la Universidad de

Wisconsin-Madison, afirma que el sueño podría

fomentar un «desmantelamiento cerebral» con

el fin de consolidar lo aprendido. A medida que

la mente consciente deja paso al estado de repo-

so, una parte de las conexiones neuronales que

conforman el andamiaje del conocimiento se des-

monta. Ese desmantelamiento nocturno podría

parecer un curioso acto de sabotaje perpetrado

por el encéfalo contra sí mismo, pero en realidad

constituye un mecanismo destinado a mejorar la

capacidad de codificación y almacenamiento de

la información nueva.

La amplia mayoría de la comunidad científica

reconoce los efectos beneficiosos del sueño sobre

el aprendizaje y la memoria. La opinión dominan-

te sostiene que los recuerdos recién creados se

reproducen mientras dormimos; en ese proceso,

el cerebro los acaba de refinar [véase «Actividad

cerebral durante el sueño», por Robert Stickgold

y Jeffrey M. Ellenbogen; Mente y cerebro n.o 41,

marzo de 2010]. Tononi presume, empero, que los

circuitos neuronales que afianzan las remembran-

zas solo pueden ser reforzados un cierto número

de veces, hasta que llegan a un límite. Según ha

averiguado junto con sus colaboradores, el sueño

también actúa como un botón de reajuste que

desata las conexiones neuronales del cerebro para

que este recupere la flexibilidad que posibilita el

aprendizaje.

La teoría no escapa a la controversia. Algunos

investigadores del sueño consideran que los datos

son demasiado preliminares; defienden, en cam-

bio, la visión ortodoxa de que el dormir supone

un período de consolidación y refuerzo de la me-

moria. Si Tononi estuviera en lo cierto, el sueño

no solo se encargaría de la memoria del pasado

reciente; también despejaría espacio para albergar

los recuerdos de experiencias venideras.

¿Píxeles saturados?

El aprendizaje ocurre cuando una experiencia

(escuchar una nueva melodía o deambular por

una ciudad desconocida) impone un patrón de

actividad a unos grupos de neuronas. Tal patrón

altera las conexiones intercelulares: los enlaces

entre las neuronas coactivas se refuerzan y los

existentes entre las «desfasadas» se debilitan.

De este modo, las neuronas quedan enlazadas

de manera funcional. La coali ción emergente se

encarga de conservar un fragmento concreto de la

experiencia, un recuerdo. Durante los posteriores

períodos de desconexión, en particular mientras

dormimos, el patrón grabado por la experiencia

vuelve a reproducirse y origina cambios celulares

que lo estabilizan.

Hace un decenio, la mayoría de los psicólogos

concebía el sueño como esa recapitulación del

aprendizaje diurno. Sin embargo, Tononi apuntó

un posible problema: si las conexiones entre neu-

Remodelación de contenidos

1La mayoría de los cien-

tíficos coincide en que

el sueño ejerce importantes

efectos beneficiosos para el

aprendizaje y la memoria.

2El saber ortodoxo sostie-

ne que los recuerdos de

informaciones recientes se

reproducen durante el sueño;

en este proceso, el cerebro

acaba refinándolos.

3Nuevos estudios apun-

tan a que el sueño

actúa como un botón de

restitución que distiende

las conexiones neuronales,

de manera que deja listo

al cerebro para próximos

aprendizajes.

Secretos del descanso reparadorCada noche, el sueño afloja las conexiones que entrelazan el conocimiento

adquirido durante el día. Con ello, el cerebro recupera flexibilidad y dinamismo

JA SON C A STRO

EN LOS SUEÑOS Por la noche, el cerebro

reactiva imágenes del pasado.

A veces deja que se creen

mundos surrealistas en

nuestra mente.

Page 63: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 61

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Page 64: La Evolución Del Pensamiento

62 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

SUEÑO

ronas (las sinapsis) se hacen más densas y fuertes

con el paso de las noches y los días, acabarán por

alcanzar un límite. Como sucede con los píxeles

saturados de una imagen demasiado brillante,

un grupo de sinapsis llevadas al límite propor-

cionaría muy poca información. Por otro lado, un

cerebro de tales características sería incapaz de

acumular experiencias nuevas.

Las ondas cerebrales registradas en las personas

dormidas exhiben algunas propiedades intere-

santes. Desde hace tiempo se sabe que el sueño

de ondas lentas (estado de reposo del que es más

difícil despertar) resulta necesario, ya que ejerce

un efecto reparador. Con todo, Tonino apuntó en

su investigación a dos fenómenos específicos. En

primer lugar, reconoció que cuando se priva a una

persona del sueño de ondas lentas, esta suele com-

pensar la carencia con intervalos más largos e in-

tensos del mismo tipo de descanso en momentos

posteriores. Segundo, la intensidad de ese sueño

profundo, la cual se mide a través de la amplitud

de las ondas cerebrales registradas, disminuye du-

rante la noche. En su opinión, ambos fenómenos

constituyen ejemplos de homeostasis, es decir, del

tira y afloja entre fuerzas opuestas para mantener

el equilibrio en un sistema biológico. El sueño de

ondas lentas restituiría el cerebro a un cierto es-

tado de equilibrio alterado por la vigilia.

El siguiente paso consistía en descubrir el pro-

ceso biológico que se esconde tras los cambios

observados en el sueño de ondas lentas. Tonino

sabía que su intensidad se hallaba relacionada con

la potencia total de las sinapsis: cuando las neu-

ronas descargan a la vez, provocan la activación

sincronizada de grupos de esas uniones neuro-

nales. La corriente eléctrica que fluye a través de

ellas genera la señal de onda lenta que registran

los electrodos colocados en el cuero cabelludo

de los probandos. De esa manera, la vigilia puede

propiciar una proliferación o un refuerzo de las

sinapsis. Por otro lado, la elevada intensidad inicial

del sueño de ondas lentas constituiría un reflejo

de esas redes celulares sumamente potentes. Si las

sinapsis se debilitan o desaparecen de algún modo

durante esa fase del sueño, su pérdida podría ex-

plicar por qué las señales del sueño menguan a lo

largo de la noche.

Con el fin de respaldar dicha conjetura, bauti-

zada por Tonino como «homeostasis sináptica»,

estudió las diferencias entre las sinapsis duran-

te la vigilia y el sueño. Extrajo tejido cerebral de

ratas dormidas y de otras despiertas, como parte

de un estudio publicado, junto con sus colabo-

radores, en 2008. Las muestras de tejido fueron

expuestas a anticuerpos marcados con radioac-

tividad, los cuales se adherían a varias proteínas

CHARLA MICROSCÓPICA Las sinapsis son lugares de

conexión entre las neuronas.

El impulso eléctrico de una cé-

lula nerviosa emisora provoca

la liberación de neurotransmi-

sores (azul), los cuales viajan a

través de la minúscula hendi-

dura sináptica hasta la neuro-

na receptora, donde originan

una nueva señal eléctrica.

El cerebro de las ratas

que duermen muestra

una menor conectividad

neuronal

GEH

IRN

UN

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EGA

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Page 65: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 63

solo presentes en las sinapsis. Descubrieron que

numerosas de esas proteínas escaseaban en los

múridos que descansaban, dato que les llevó a la

conclusión de que el cerebro alberga menos sinap-

sis mientras duerme, o bien que estas poseen en

promedio menos capacidad para mantener una

comunicación eficaz; dicho de manera escueta, las

sinapsis durante el sueño son más débiles.

Xiao-Bing Gao, de la Universidad Yale, y sus

colaboradores respaldan esa visión con los resul-

tados de su estudio publicado en 2010. En cola-

boración con Tononi, el equipo de Gao registró

la actividad eléctrica de neuronas individuales

en cortes de tejido cerebral procedentes de, por

un lado, múridos despiertos, por otro, ejempla-

res que dormían. Las neuronas mantenían una

constante «conversación» a través de pequeñas

corrientes eléctricas que atravesaban las sinapsis.

Cuanto mayor era el flujo de corriente que circu-

laba a través de la sinapsis, más fuerte era esta.

Las neuronas de los roedores despiertos recibían

descargas eléctricas más intensas que las de sus

congéneres dormidos, lo cual indica que las célu-

las del cerebro durmiente permanecían conecta-

das por sinapsis menos numerosas o más débiles.

En conclusión, el hallazgo revelaba que el cerebro

alterna entre estados de alta y baja conectividad

durante el ciclo de vigilia y sueño.

Moscas insomnes

Si el sueño remodela las sinapsis, deberíamos ser

capaces de vislumbrar indicios estructurales de

tales cambios. Como se ha dicho, las sinapsis con

las que se comunican las neuronas pueden va-

riar en número y tamaño. Por lo común, cuanto

más numerosas y grandes, más «información»

eléctrica viaja entre las dos neuronas conectadas.

Los marcadores fluorescentes que se adhieren

a las proteínas que operan en ambos lados de la

hendidura sináptica permiten visualizar las si-

napsis. En 2011, Tononi, junto con Daniel Bushey

y Chiara Cirelli, estos últimos de la Universidad

de Wis consin, utilizó dicha técnica para descu-

brir el tamaño y el número de sinapsis presentes

en el cerebro de la mosca de la fruta. Con tal fin,

provocaron que un grupo de moscas permanecie-

ran en vilo colocándolas en un tambor giratorio,

de manera que los insectos somnolientos caían,

pero despertaban de nuevo a causa del movimien-

to de rotación. Ello les permitía comprobar si la

privación del sueño impedía la disminución y la

retracción de las sinapsis. En concordancia con la

hipótesis de Tononi, los cerebros de las moscas

insomnes manifestaron un número superior de

sinapsis y de un tamaño mayor —en algunos ca-

sos, hasta el doble de grandes— que los cerebros

de las moscas que pudieron dormir.

En 2012, el equipo de Tononi extrapoló esos

mismos resultados de insectos a mamíferos, en

concreto, ratones. El marcaje mediante sustancias

fluorescentes de las neuronas de la corteza (la capa

más externa del cerebro del ratón) permitió a los

investigadores visualizar el crecimiento y la re-

tracción de las espinas, es decir, de las diminutas

protuberancias pedunculadas de las neuronas

donde surgen las sinapsis. Comprobaron que la

densidad total de las sinapsis aumentaba durante

la vigilia y seguía elevada mientras los ratones no

podían dormir; de hecho, no disminuía hasta que

los animales caían presas del sueño.

Bálsamo somnífero

Antes de que pueda atribuirse a la homeostasis

sináptica la principal razón por la que dormimos,

los investigadores deberían ofrecer pruebas más

sustanciosas de que algún aspecto mensurable

de la función neuronal (aprendizaje, memoria o

percepción, por ejemplo) mejora gracias a la re-

tracción y desaparición de las sinapsis, y que se de-

teriora cuando dichas actividades se ven restrin-

gidas. Sin embargo, conseguir esas pruebas será

difícil. Ahora bien, si cuajan, las ideas de Tononi

podrían matizar la arraigada noción en el saber

científico de que el sueño consolida los recuerdos

al reforzar las sinapsis forjadas durante el día.

Sabemos por intuición que el sueño resulta re-

parador. Incluso existen metáforas floridas que

expresan esa idea: el sueño es un tónico; el sueño

es un bálsamo. O como Shakespeare escribiera

en su día: «El sueño, que devana la maraña de los

desvelos...». Posiblemente le fuera difícil conocer

que dormir podría renovar nuestro cerebro, ya que

deshace una parte del entramado neuronal que teje

durante la jornada, preparándonos para vivir y

aprender un día más.

Para saber más

The memory function of sleep.� S. Diekelmann y J. Born en Nature Reviews Neuroscien­ce, vol. 11, n.o 2, págs. 114-126, febrero de 2010.

Circadian and homeostatic regulation of structural sy­naptic plasticity in hypocretin neurons.� L. Appelbaum et al. en Neuron, vol. 68, n.o 1, págs. 87-98, octubre de 2010.

Sleep and s ynaptic homeos­tasis: Structural evidence in drosophila.� D. Bushey, G. Tononi y C. Cirelli en Science, vol. 332, págs. 1576-1581, junio de 2011.

Sleep and waking modulate spine turnover in the adoles­cent mouse cortex.� S. Maret et al. en Nature Neuroscience, vol. 14, págs. 1418-1420, noviembre de 2011.

Jason Castro es investigador posdocto-ral en el Centro de Neurociencia de la Universidad de Pittsburgh.

Page 66: La Evolución Del Pensamiento

64 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

MEDICINA

El diagnóstico «cáncer» supone un

golpe duro del destino. Pese a que en

la actualidad se conoce en buena me-

dida la biología de los tumores y se

han desarrollado diversos métodos

de tratamiento, el cáncer ocupa el segundo lugar

entre las causas de muerte en el mundo occi-

dental. Dos características fatales de los tumo-

res contribuyen a que el pronóstico de curación

resulte un tanto negativo: tras una terapia, en

un principio satisfactoria, los tumores vuelven

a crecer (recidiva) y generan nuevos focos can-

cerosos (metástasis) en otros órganos. Más del

90 por ciento de los pacientes con cáncer fallecen

por metástasis.

Los tumores cerebrales resultan particularmen-

te malignos, en especial el glioblastoma, por des-

gracia, también el más frecuente [véase «Glioblas-

toma: el enemigo interno», por Michael Synowitz;

Mente y cerebro n.o 39, noviembre de 2009]. Los

métodos actuales de tratamiento, como la ex-

tirpación quirúrgica o la quimio y radioterapia,

muestran un resultado limitado, de tal forma que

numerosos afectados no sobreviven más de un año

después del diagnóstico. Entre otros motivos, ello

se debe a la gran variedad genética de las células

tumorales, de las que se originan una y otra vez

células hijas resistentes a los tratamientos.

En fecha reciente, los investigadores han en-

contrado otra explicación de ese fracaso: las es-

trategias aplicadas hasta el momento no llegan

al objetivo deseado, es decir, a las células que

desempeñan una misión fundamental en la

génesis y el crecimiento de los tumores y que

contribuyen a la aparición de las recidivas y

metástasis. Nos referimos a las células madre

cancerosas (CMC).

Desde que se descubrió ese tipo de célula, cada

vez más expertos dudan del modelo estocástico

evolutivo de los tumores, vigente hasta ahora.

Según dicha teoría, que los estudiosos actuales

califican de simple, el cáncer se origina en células

con gran facilidad para la replicación y todas ellas

presentan una misma capacidad para activar el

crecimiento tumoral. A causa de las mutaciones,

aparecen células tumorales con diversidad gené-

tica; de ellas se seleccionan las mejor adaptadas,

que comienzan a propagarse.

Entre tanto, se ha asentado entre la comunidad

científica un planteamiento más amplio basado

en el modelo de la jerarquía o de las CMC, según

el cual los tumores, al igual que los tejidos sanos,

poseen algunas células con capacidades larvadas:

las células madre cancerosas. Estas constituyen

una reserva silenciosa que se multiplica en caso

necesario y puede originar tipos celulares dife-

renciados. Esta jerarquía en la diferenciación, en

cuya cima se asienta la célula madre tumoral, su-

pone otro motivo hasta hace poco subestimado

de la heterogeneidad que presentan las células

tumorales.

La nueva teoría ha llevado a un cambio de pa-

radigma en los últimos años. Al contrario de lo

que planteaba el modelo estocástico, hoy se cree

que solo un número limitado de las células de-

sencadena y estimula el crecimiento tumoral. En

consecuencia, para combatir con eficacia la enfer-

medad debe atacarse ese tipo concreto de células.

EN SÍNTESIS

Malhechores celulares

1Las células madre cance-

rosas (CMC) intervienen

en la génesis y el crecimien-

to de neoplasias, entre ellas,

los tumores cerebrales. Al

igual que otras células ma-

dre, disponen de capacidad

para multiplicarse y diferen-

ciarse.

2Las CMC resisten a me-

nudo los efectos de los

tratamientos anticancerosos

habituales: la quimio y la

radioterapia.

3Entre las posibles dianas

para fármacos novedo-

sos se encuentran diversas

vías de señalización que

regulan el crecimiento y la

diferenciación celulares.

Reserva celular letalLas células madre constituyen el origen de todos los tejidos del cuerpo humano,

pero entrañan cierto peligro: algunas neoplasias, entre ellas los tumores

cerebrales, provienen de células madre cancerosas

BOYAN GARVALOV Y TILL ACKER

Page 67: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 65

La idea de que los tumores provienen de células

madre se expuso ya en el siglo xix. Sin embargo,

no fue hasta mediados de la década de los no-

venta del siglo xx que el grupo dirigido por John

Dicks, de la Universidad de Toronto, confirmó que

la leucemia mieloide aguda (un cáncer de la san-

gre) podía transmitirse de humano a ratón con

ayuda de células leucémicas específicas. (Estas se

parecen a las células madre hematopoyéticas de

la médula ósea que constituyen un almacén de

células sanguíneas.) Las investigaciones de Dicks

sentaron las bases para describir las CMC: poseen

la capacidad de autorreplicarse, diferenciarse e

iniciar el crecimiento tumoral.

Nidos larvados de resistencia

Desde entonces se conoce la intervención de CMC

en casi todo tipo cánceres: de mama, pulmón, in-

testino y próstata. Pero ha sido sobre todo el estu-

dio de los tumores cerebrales el que ha confirma-

do el modelo de las células madre cancerosas. El

equipo de Peter Dirks, también de la Universidad

de Toronto, halló en 2004 células madre cancero-

sas en los glioblastomas.

Además de la facultad para replicarse y dife-

renciarse, las CMC poseen otra serie de cualida-

des características de las células madre. En 2010,

nuestro equipo, en colaboración con un grupo

sueco, descubrió que los genes activos en las CMC

eran similares a los de las células madre sanas;

las vías de señalización que regulan los procesos

biológicos celulares también se asemejaban. Por

otra parte, el crecimiento de las células madre

cancerosas dependía de las condiciones que se

daban en los nichos de las células madre, donde

se hallaban bajo la influencia de las células cor-

porales vecinas o de factores extracelulares. De

esta manera, células madre de tumores cerebrales

se sitúan con frecuencia en la proximidad de los

vasos sanguíneos de un nicho vascular, donde ob-

tienen junto a nutrientes y a través de moléculas

mensajeras señales fundamentales que controlan

la supervivencia y el crecimiento de las CMC. Por

otra parte, estas células se localizan de preferencia

en regiones con una concentración reducida de

oxígeno, ocupando un nicho hipóxico.

Por desgracia, las células madre cancerosas

muestran una extraordinaria resistencia frente

a los tratamientos anticancerosos tradicionales,

entre ellos, la quimioterapia y la radioterapia. En

los glioblastomas, las células madre parecen casi

inmunes a la radioterapia, ya que reparan con

prontitud los daños causados en el ADN, como

demostraron Jeremy Rich y sus colaboradores de

la Universidad Duke en Durham en 2006. Esta

elevada resistencia se antoja uno de los motivos

fundamentales del nuevo crecimiento tumoral,

es decir, de la aparición de recidivas después del

tratamiento.

Las células madre cancerosas desafían asimis-

mo a los fármacos modernos. En la leucemia

mieloide crónica, sustancias inhibidoras como el

imatinib (comercializado bajo el nombre de «Gli-

vec») eliminan las células cancerosas que crecen

con rapidez, de manera que impiden el progreso

de la enfermedad. No obstante, las células madre

latentes de la susodicha leucemia permanecen

prácticamente intactas. De ahí que las CMC de

CO

RTES

ÍA D

E B

OYA

N G

ARV

ALO

V Y

TIL

L A

CK

ER

DENTRO DEL NICHO Las células madre cancerosas

de un glioblastoma se recono-

cen con moléculas marcado-

ras específicas, como ASPHD2

(rojo). Las células causantes

de la proliferación se agrupan

sobre todo alrededor de los

vasos sanguíneos (B; teñidos

de verde a la derecha), que

les proporcionan nutrientes

y moléculas mensajeras. Los

médicos hablan en estos

casos de «nichos vasculares».

Los núcleos celulares apare-

cen en azul en estas imágenes

microscópicas.

Page 68: La Evolución Del Pensamiento

66 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

MEDICINA

la mayoría de los pacientes sobrevivan al tra-

tamiento medicamentoso, por lo que pueden

ocasionar una recidiva tumoral.

¿Cómo podría actuarse con mayor eficacia fren-

te a las células madre cancerosas? En principio,

dos caminos se revelan prometedores: por un

lado, la eliminación directa de las CMC, por otro,

la destrucción de sus nichos. Las estructuras esen-

ciales que habría que atacar se deducen de las vías

de señalización ya conocidas.

Comunicación distorsionada

La inhibición de la vía de señalización Hedgehog

destruye las células madre de la leucemia mie-

loide crónica e impide el crecimiento de las CMC

que no son sensibles al imatinib. Las CMC de los

glioblastomas se eliminan si se suprime la vía de

señalización Notch (por ejemplo, a través de la

inhibición de la enzima g-secretasa, la cual activa

el factor de transcripción Notch, necesario para

el crecimiento de las células madre). Otra diana

interesante es la vía de señalización de Wnt que

regula la autorreplicación de las células madre

de diferentes tumores (entre ellos, glioblastomas

y leucemias).

El objetivo de ese ataque medicamentoso no

radica necesariamente en la muerte de las CMC.

Basta con que estas se diferencien de otras células

tumorales jerárquicamente subordinadas. Ello se

logra con la activación de la vía de señalización

BMP (bone morphogenetic protein), fenómeno que

posibilita que la reserva de las células madre dis-

minuya poco a poco.

El descubrimiento de marcadores específicos

de las células madre cancerosas en la membrana

celular suministró otra arma potencial frente a

la enfermedad: los anticuerpos. Estas moléculas

inmunitarias deberían unirse a las estructuras

superficiales de las CMC y activar el sistema de

defensa del cuerpo contra estas. Además, podrían

acoplarse a ellas sustancias tóxicas que destruye-

sen las células indeseadas.

Sin embargo, la lucha contra las CMC presenta

un inconveniente: estas células poseen las mis-

mas características generales que el tumor que

producen, en consecuencia, muestran una inesta-

bilidad genética y una tasa de mutación parecidas

a las del resto de las células cancerosas. Por ese

motivo, los tratamientos contra ellas adolecen

de los mismos problemas que dificultan desde

hace decenios la lucha contra el cáncer, a saber,

la resistencia al tratamiento y a la selección de

clones celulares resistentes. No obstante, también

presentan un punto débil por donde se las puede

atacar: los nichos de células madre.

En los nichos vasculares, las células endote-

liales de los vasos sanguíneos producen el men-

sajero gaseoso óxido nítrico (NO), el cual activa

la vía de señalización Notch de las células ma-

dre cancerosas vecinas, de forma que regulan su

autorreplicación. De aquí que los tratamientos

antiangiógenos que evitan la formación de vasos

sanguíneos nuevos actúen por duplicado: por un

lado, bloquean los nichos vasculares de las células

madre, por otro, suprimen las provisiones de ener-

gía y oxígeno para la gran masa tumoral.

En clínica se han autorizado ya una serie de

sustancias, entre ellas, el anticuerpo bevacizu-

mab (nombre comercial, Avastin) o los inhibido-

res sunitinib (Sutent) y sorafenib (Nexavar). Estos

bloquean las vías señalizadoras que discurren

a través del factor de crecimiento del endotelio

vascular (FCEV). En nuestro grupo descubrimos

en 2010, mientras examinábamos otras posibles

NO EXISTE IGUALDAD De acuerdo con el modelo

tumoral estocástico, el cáncer

se origina a partir de células

iguales y con capacidad de

reproducción que estimulan,

todas ellas, la proliferación

tumoral (izquierda). En cam-

bio, el modelo jerárquico de

las células madre cancerosas

(derecha) sostiene que solo

una población celular deter-

minada inicia el crecimiento

tumoral. Estas células son las

células madre que se autorre-

plican o que forman células

cancerosas diferenciadas.

Modelo jerárquico (de las células madre cancerosas)

Célula madre cancerosa

Célula precursoradel cáncer

Células cancerosas diferenciadas

Modelo estocástico

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Page 69: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 67

dianas, que la actividad del receptor de FCEV alo-

jado en la membrana celular de los vasos san-

guíneos se hallaba regulada a través de procesos

de transporte intracelular. En ellos participaban

determinados complejos de la sinapsis (complejos

efrina/Eph) [véase «Mecanismo fino de la memo-

ria», por C. Essmann y A. Acker-Palmer; Cuader-

nos Myc n.o 3, 2013]. Este mecanismo también se

antoja como estructura diana para el tratamiento

contra el cáncer.

Con todo, las terapias anticancerígenas ensaya-

das hasta el momento no han obtenido el éxito

deseado. Ello podría deberse a que, si bien se logra

interrumpir el aporte sanguíneo, y con ello redu-

cir la oxigenación del tumor, al mismo tiempo se

mejoran las condiciones del nicho hipóxico. En

pocas palabras, el bloqueo del primer nicho activa

al segundo, anulando así los efectos esperados.

Sería necesario, pues, desconectar otra vía de

señalización controlada por los factores de trans-

Tratamiento tumoral basado en las CMC

Los tratamientos anticancerosos tradicionales se dirigen contra la gran masa tumoral (arriba). Las

células madre cancerosas sobreviven, sobre todo en nichos específicos, así como en la proximidad de

vasos sanguíneos o en condiciones exentas de oxígeno. Aquí estas células se multiplican y pueden

originar una nueva tumoración, es decir, una recidiva.

Un tratamiento que combatiera las células madre cancerosas resultaría mucho más prometedor

(abajo): estas células serían eliminadas de forma directa o se estimularía su diferenciación obligatoria,

de modo que fuera desapareciendo el depósito de células madre con capacidad de autorreplicación

( flecha naranja). Otro lugar de ataque son los nichos de las células madre cancerosas, que pueden

suprimirse bloqueando rutas señalizadoras determinadas ( flecha azul). Si se logra eliminar después

la gran masa tumoral mediante radioterapia o quimioterapia ( flechas negras), el riesgo de recidivas

disminuye.

EN BREVE

Célula madre: célula indife-renciada con capacidad para replicarse por sí misma o diferenciarse en una célula especializada; las células madre hematopoyéticas de la médula ósea, que forman la sangre, constituyen uno de los mayores depósitos de células madre del cuerpo humano.

Célula madre cancerosa (CMC): célula tumoral con capacidad de autorreplicación (formación de nuevas células madre cancerosas) y de diferenciación en células tu-morales subordinadas, de las que nace el tumor; también se conoce como célula madre tumoral o célula iniciadora del tumor.

Metástasis: formación de nuevos tumores en tejidos remotos por migración de las células de un tumor maligno.

Recidiva: nueva aparición de un tumor maligno después del tratamiento.

02

Tratamiento tumoral basado en las CMC

Eliminación de la gran masa

tumoral

Ausencia de crecimiento/reci-divas tumorales

Eliminacióno diferenciación

de las CMC

Inhibiciónde los nichos

02

02

02

Tratamiento neoplásico tradicional

Eliminaciónde la masa

tumoral voluminosa

Vaso sanguíneo

Supervivenciade las CMC y recidiva

tumoral

GEH

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Page 70: La Evolución Del Pensamiento

68 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

MEDICINA

Vías de señalización de las células madre cancerosas

El crecimiento y la multiplicación de las células madre cancerosas (CMC) se encuentran regulados

por varias vías de señalización. La vía Hedgehog (azul) se caracteriza por la fijación, desde el exterior,

de la proteína Hedgehog (Hh) al receptor de la membrana celular Patched (PTCH), de manera que

activa la proteína Smoothened (SMO), la cual se encuentra también en la membrana. De este modo

se activa a su vez el factor de transcripción Gli, que da lugar a la lectura de determinados genes en

el núcleo de la célula madre cancerosa.

La vía señalizadora Notch (naranja) comienza con el receptor homónimo de la membrana, al que

se le une una célula vecina a través de los ligandos Delta o Jagged. Este acoplamiento permite a la

enzima g-secretasa separar el fragmento NICD (Notch intracellular domain) de la proteína Notch.

Dicho fragmento emigra asimismo al núcleo celular y determina la lectura de ciertos genes. En la vía

de señalización Wnt (amarillo), el ligando extracelular WNt se une al receptor de membrana Frizzled

(Fz), con lo que activa la proteína b-catenina del interior de la célula que, por su parte, fomenta la

lectura de los genes en el núcleo celular.

Además de estos controles directos, las señales específicas de los nichos de CMC desempeñan

una importante función reguladora de las células madre cancerosas. Una concentración reducida

de oxígeno estabiliza la proteína HIF (hypoxia inducible factor, lila) del nicho hipóxico, que, al actuar

como factor de transcripción, activa determinados genes. La unión de la molécula señalizadora FCEV

(verde) al receptor RFCEV, alojado en la superficie de las células vasculares, estimula el crecimiento y

la proliferación de los vasos en el nicho. Estos vasos suministran, por su parte, nutrientes y oxígeno

a las células tumorales.

Para detener el crecimiento y la multiplicación de las CMC, los médicos intentan cortar todas estas

vías señalizadoras a través de los medicamentos. (En azul aparecen los componentes de las señales

cuyo bloqueo se investiga en este momento o que ya se suprimen mediante fármacos.)

EN BREVE

Angiogénesis: formación y proliferación de nuevos vasos sanguíneos. Los médicos que aplican los tratamientos an-tiangiógenos tratan de cortar el suministro de sangre a los tumores.

Hipoxia: disminución de la concentración de oxígeno.

Glioblastoma: tumor cerebral perteneciente a los gliomas. Al parecer se origina a partir de células degeneradas de la glía o de células precursoras de estas.

Nicho de células madre: en-torno microscópico de un teji-do u órgano que se compone de tipos específicos de células, componentes extracelulares y factores solubles. Regula las propiedades de las células madre.

HhDelta o Jagged

�SMO PTCH

Wnt

Fz

Nich

o hip

óxico

Señalesde los vasos sanguíneos

Célula de un vaso sanguíneo Célula madre cancerosa

02

Gli β-catenina

HIF

Crecimiento.Formación

de vasossanguíneos

Célula vecina

FCEV

RFCEV γ-secretasa

Not

chN

ICD

Nic

ho

vasc

ula

r

Gli

NIC

D

β-catenina

HIF

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Page 71: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 69

cripción HIF (hypoxia inducible factors). Dichas

proteínas activan ciertos genes cuando falta el

oxígeno, con lo que estimulan el crecimiento

tumoral, la metástasis y la producción de vasos

sanguíneos nuevos. Por eso, los inhibidores de HIF

poseen un doble atractivo para el tratamiento del

cáncer: no solo se dirigen a la gran masa de células

tumorales, sino que también atacan a las CMC a

través del bloqueo de los nichos hipóxicos.

Las sustancias activas actuales actúan sobre

todo frente a una variante concreta del factor

de transcripción: la HIF-1a. De acuerdo con los

resultados del equipo de Jeremy Rich, de la Clí-

nica Cleveland, de 2009, y de los de nuestro pro-

pio laboratorio obtenidos un año después, existe

un segundo tipo de este factor de transcripción

(HIF-2a) que regula sobre todo las células madre

cancerosas. Por tanto, para elaborar una sustancia

anti-HIF eficaz deberíamos concentrarnos en esta

última proteína.

El éxito radica en la combinación

Probablemente, una terapia aislada contra las cé-

lulas madre cancerosas no surtirá ningún efecto.

Aun cuando pudiera detenerse el crecimiento tu-

moral atacando a las CMC, los tumores ya forma-

dos quedarían intactos, puesto que el tratamiento

no se dirige contra la gran masa tumoral. Se de-

ben combinar las sustancias anti-CMC con los

tratamientos ya consolidados, como la quimio

y la radioterapia. Es decir, la destrucción de las

células madre cancerosas solo se logrará con una

combinación de métodos dirigidos contra las CMC

y contra sus nichos. Como los efectos del bloqueo

de los nichos vasculares e hipóxicos se contra-

ponen, deben aplicarse ambas al mismo tiempo.

El descubrimiento de que la formación y cre-

cimiento de los tumores cerebrales y de otros

muchos depende de células madre cancerosas

especializadas incita a que los futuros estudios

centren su atención en ellas. Los marcadores de

las CMC conocidos hasta el momento facilitarán

la investigación, no obstante, hemos de identificar

nuevos biomarcadores. Valdría la pena analizar

los marcadores de las CMC en la sangre para con-

trolar la evolución de la enfermedad sin necesidad

de biopsias tumorales invasivas.

Debemos investigar más a fondo en qué se dife-

rencian las CMC de las células madre normales del

organismo. El tratamiento del cáncer en el futuro

mejorará considerablemente si nos concentramos

en un objetivo terapéutico nuevo y determinante:

las células madre cancerosas.

Futuras vías de investigación

El nuevo modelo de células madre cancerosas (CMC)� cuestiona los métodos de investigación pre-

clínica del cáncer aplicados hasta la fecha. Para examinar el crecimiento tumoral, los investigadores

implantan bajo la piel de los animales de experimentación las células cancerosas que, en algunos

casos, provienen de líneas celulares cultivadas durante decenios en el laboratorio. Sin embargo, los

cultivos celulares de los tumores, que se procesan durante períodos breves en las condiciones de las

células madre, proporcionan una visión más refinada de las características del tumor primario. En la

actualidad ya no se trasplantan estas células bajo la piel, sino que se introducen directamente en el

órgano específico (entre ellos, el cerebro) de los modelos animales.

Las células madre cancerosas poseen marcadores de CMC, es decir, moléculas específicas de la

membrana celular. Por ello resulta relativamente sencillo aislar estas células y conservarlas en condi-

ciones óptimas de cultivo. La eficacia de los nuevos medicamentos puede probarse directamente en

este tipo de cultivos celulares o en animales de experimentación. Los marcadores de CMC podrían

contribuir a establecer la evolución y el pronóstico de tumores malignos y resistentes al tratamiento

contenidos en muchas células madre.

EN BREVE

FCEV (factor de crecimiento del endotelio vascular): se trata de una proteína que estimula el crecimiento de los vasos sanguíneos. Los tratamientos antiangiógenos se dirigen contra los compo-nentes de la vía señalizadora de FCEV.

HIF (hypoxia inducible factor): es un factor de transcripción que se activa cuando falta el oxígeno; regula multitud de mecanismos con los que las células se adaptan a las condiciones de hipoxia.

Para saber más

A hypoxic niche regulates glio-blastoma stem cells through hypoxia inducible factor 2a.� T. Acker et al. en Brain, vol. 133, n.o 4, págs. 983-995, enero de 2010.

Cancer stem cells: A new framework for the design of tumor therapies.� B. K. Gar-valov y T. Acker en Journal of Molecular Medicine, vol. 89, n.o 2, págs. 95-107, febrero de 2011.

Boyan Garvalov es biólogo y director del laboratorio de investigación del Instituto de Neuropatología de la Clínica Universitaria de Giessen y Marburgo. Till Acker es médico y director del Instituto de Neuropatología de Giessen.

Page 72: La Evolución Del Pensamiento

70 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

NEUROQUÍMIC A

Según la visión de la antigua Grecia, un

«espíritu animal» recorría las venas de

los humanos. Al tratarse de una fuer-

za vital, este fantasma actuaba prin-

cipalmente en el cerebro, el corazón y

el hígado. En la actualidad, provistos de conoci-

mientos más amplios, rechazamos ese tipo de ex-

plicaciones por antojarse esotéricas. Pero quizás

esa actitud sea precipitada, pues en las últimas

décadas los científicos han detectado en el orga-

nismo humano la existencia de sustancias con

efectos misteriosos: gases como el óxido nítrico,

el monóxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno

controlan importantes procesos metabólicos en

células y órganos del cuerpo. Debido a su fun-

ción de moléculas mensajeras, se engloban bajo

el nombre genérico de gasotransmisores.

El simple hecho de que estos gases actúen como

mensajeros resulta ya de por sí sorprendente. Pero

el fenómeno ofrece otra gran rareza: el óxido ní-

trico, el monóxido de carbono y el sulfuro de hi-

drógeno pertenecen al grupo de las sustancias

más tóxicas que se conocen.

La fascinante historia del descubrimiento de

los gasotransmisores empezó con el hallazgo de

la molécula de óxido nítrico (NO). En 1980, el es-

pecialista en medicina cardiovascular Robert

Furch gott (1916-2009), de la Universidad estatal

de Nueva York, comprobó que una sustancia apa-

rentemente volátil liberada en las células endote-

liales de los vasos sanguíneos relajaba la muscula-

tura, con lo que reducía la presión sanguínea. En

un primer momento se le asignó a la misterio-

sa sustancia, la cual producía el propio cuerpo y

que aparecía en todos los análisis, la abreviatura

EDRF (de endothelium-derived relaxing factor, es

decir, «factor relajante derivado del endotelio»).

Ni Furchgott ni su compañero Louis Ignaro, de la

Universidad de California, fueron capaces de des-

cifrar el enigma de la sustancia.

El avance decisivo hacia la solución lo propor-

cionó Ferid Murad, de la Universidad de Texas en

Houston. Este farmacéutico estaba interesado en

el mecanismo de la nitroglicerina, base quími-

ca de la dinamita que se usaba desde el siglo xix

como medida terapéutica contra los dolores car-

díacos. Al propio Alfred Nobel (1833-1896) —des-

cubridor de la dinamita y fundador del premio

que lleva su nombre— se le prescribió esta me-

dicina explosiva contra la angina de pecho, tal y

como describió asombrado en una carta: «Es una

ironía del destino que me prescriban tomar nitro-

glicerina. La llaman “trinitina” para no asustar a

los farmacéuticos ni al público».

De hecho, Murad halló que no era la nitrogli-

cerina per se, sino el NO liberado el que relajaba

la musculatura de los vasos coronarios. En 1986,

Furchgott e Ignarro postularon por ello que, tam-

bién en el caso del EDRF sintetizado en el propio

organismo, podría tratarse en realidad del NO,

supuesto que pudo constatarse un año más tarde.

Era la primera vez que se comprobaba que un gas

desempeñaba una función fisiológica destacada.

En 1998, Furchgott, Ignarro y Murad recibieron

el premio Nobel de fisiología y medicina por el

descubrimiento de la función del óxido nítrico

en el sistema circulatorio.

La molécula de NO se consideraba extraordi-

nariamente agresiva. Al tratarse de un radical,

posee un electrón impar que lo convierte en

Gases tóxicos en el cuerpoÓxido nítrico, monóxido de carbono y sulfuro de hidrógeno. Se trata de tres gases

altamente tóxicos que produce el propio organismo humano. Mensajeros químicos

que intervienen en el aprendizaje y en las enfermedades neurodegenerativas

ANTON HERM ANN, GUZEL F. SITDIKOVA Y THOM A S M . WEIGER

Los tres gases forman parte de las sustancias más tóxicas que conocemos

Page 73: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 71

DRE

AM

STIM

E /

IRA

KIT

E

CÉLULAS SOMÁTICAS Protección contra

agentes oxidantes

SISTEMA CARDIOCIRCULATORIO

Dilatación de vasos sanguíneos

SISTEMA NERVIOSO Liberación de otros

transmisores

CEREBRO Participación en los procesos de aprendizaje y memoria

PULMONES Relajación de la musculatura respiratoria

INTESTINO Relajación del tracto digestivo

PENE Erección

AMPLIO ESPECTRO Los gasotransmisores

óxido nítrico, monóxido

de carbono y sulfuro de

hidrógeno modulan diver-

sas funciones del cuerpo

humano. Sin embargo, en

concentraciones elevadas

resultan tóxicos.

Page 74: La Evolución Del Pensamiento

72 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

NEUROQUÍMIC A

muy reactivo y volátil. De manera natural, este

gas irritante y de olor penetrante se halla en la

atmósfera terrestre, así como en la combustión

producida en vehículos e industrias, así como en

el humo de cigarrillos, actuando como tóxico am-

biental. Más asombroso aún fue comprobar que

numerosos organismos, desde las bacterias hasta

los humanos, sintetizaban el gas por sí mismos y

lo usaban como transmisor.

La neutralidad eléctrica de la molécula de NO

resulta decisiva para comprender su efecto fisio-

lógico. Se disuelve en agua y en lípidos, con lo

que es capaz de desplazarse en el medio interior

líquido de las células con facilidad; pero también

atraviesa sus membranas, lo cual le permite ac-

tuar en células vecinas. De este modo, el óxido

nítrico se diferencia básicamente de otros neuro-

transmisores como la acetilcolina, el glutamato,

la dopamina e, incluso, de péptidos y hormonas.

Los transmisores clásicos se almacenan en unas

bolsas rodeadas de membrana, de forma que cons-

tituyen vesículas, y son liberados en las zonas de

contacto de las células nerviosas (sinapsis) a partir

de una señal. En el caso del NO es diferente: la

molécula no se almacena en vesículas, sino que

se desplaza desde el lugar de síntesis en todas di-

recciones, dentro y fuera de la célula. Puesto que,

en comparación con otras moléculas, su tamaño

es reducido, se propaga con rapidez e incide en

pocos segundos sobre numerosos lugares de ac-

ción. Se ha calculado que cada molécula de NO

es capaz de difundirse hasta 300 micrómetros,

de manera que puede alcanzar alrededor de dos

millones de sinapsis.

Las células del organismo sintetizan óxido ní-

trico a partir del aminoácido arginina con ayuda

de las enzimas NO sintetasas. Estas necesitan a

su vez de los cofactores (componentes no protei-

cos, termoestables y de baja masa molecular, ne-

cesarios para la acción de una enzima), entre los

que se encuentran los iones de calcio. La unión

del neurotransmisor glutamato en las neuronas

desencadena la entrada de calcio y activa las NO

sintetasas. El NO liberado por las células nerviosas

se difunde en todas direcciones —al contrario que

los neurotransmisores, los cuales solo activan cé-

lulas postsinápticas concretas—, por lo que activa

de forma «retrógrada» a la neurona presináptica.

Allí se une a metaloproteínas (proteínas con iones

metálicos), como la enzima guanilil ciclasa. Ello

modifica la estructura molecular de esta, de forma

que aumenta en un un factor de 200 su coeficiente

de actividad. A su vez, la guanilil ciclasa desem-

peña un papel importante en la célula, puesto que

se encarga de la elaboración del GMPc (guanosín

monofosfato cíclico, sustancia intracelular), desen-

cadenando una cascada de reacciones bioquími-

cas. Dicho proceso conduce de manera prolongada

(horas y hasta días) a un aumento de la liberación

de neurotransmisores en la célula nerviosa y pro-

voca la potenciación a largo plazo (PLP), básica en

los procesos de aprendizaje y de memorización.

Bastan concentraciones mínimas del gas en un

rango picomolar (10–12 moles por litro) para actuar

sobre millones de neuronas. La dilatación de los

vasos sanguíneos provocada por el NO transcurre,

asimismo, durante la cascada del GMPc.

Armas químicas internas

El cuerpo sabe cómo aprovechar la toxicidad del

óxido nítrico. Los macrófagos del sistema inmu-

nitario, así como las células de la microglía del

cerebro, utilizan este gas para combatir microor-

ganismos o parásitos invasores; también para

luchar contra las células tumorales. El NO puede

reaccionar con el peróxido de hidrógeno (H2O2)

—igualmente fabricado en nuestro organismo—

para convertirse en peroxinitrito (ONOO–), sus-

tancia que actúa con mayor agresividad. El estrés

oxidativo provocado por esta «guerra de gases»

destruye las membranas celulares, bloquea enzi-

mas importantes y aniquila al intruso.

La aparición de un ataque masivo de NO de

manera local puede dañar también células sanas

y provocar inflamaciones. Cuando el organismo

produce óxido nítrico en exceso, pueden darse

enfermedades metabólicas (diabetes), además de

accidentes cerebrovasculares, migrañas, epilepsia

y enfermedades neurodegenerativas (alzhéimer

o párkinson).

El segundo gasotransmisor descubierto fue el

monóxido de carbono (CO). Dicho gas se forma

durante la combustión incompleta de la madera o

el carbón, además de generarse en el motor de los

vehículos, cuyos gases de escape pueden contener

hasta el 4 por ciento de CO. De igual manera que

el NO, el CO es altamente tóxico. Una saturación

de monóxido de carbono del 1 por ciento en el

aire que respiramos resulta mortal en cuestión de

minutos. Al tratarse de un gas incoloro, inodoro e

inflamable se considera especialmente peligroso,

pues puede pasar desapercibido y provocar explo-

EN SÍNTESIS

Tóxicos vitales

1El óxido nítrico, el mo-

nóxido de carbono y

el sulfuro de hidrógeno se

sintetizan enzimáticamente

en el organismo y funcionan

como mensajeros. Estas sus-

tancias son solubles en agua

y en lípidos, con lo que pue-

den atravesar con facilidad

las membranas biológicas y

alcanzar numerosas células.

2En concentraciones

bajas, estos gasotrans-

misores controlan la presión

sanguínea, favorecen la

liberación de otros transmi-

sores y hormonas y protegen

a las células ante el estrés

oxidativo. Además, se hallan

implicados en los procesos

de aprendizaje y memoria.

3Los tres gases son extre-

madamente tóxicos en

concentraciones elevadas:

protegen contra microor-

ganismos, aunque también

pueden dañar células sanas

y causar apoplejías, migraña

o epilepsia.

Page 75: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 73

siones. Su efecto mortal radica en el bloqueo del

transporte de oxígeno en la sangre: el CO se une

hasta 200 veces con más fuerza que el oxígeno a

la hemoglobina (proteína de transporte) de forma

que impide que se asimile el gas vital, por lo que

la respiración celular queda paralizada.

Los pulmones humanos expulsan monóxido

de carbono como producto del metabolismo, aun-

que el gas no es solo un desecho, ya que se sin-

tetiza como mensajero enzimático importante.

Para ello, las enzimas (las hemoxigenasas HO-1 y

HO-2) escinden el CO del grupo hemo de la hemo-

globina mediante el oxígeno y otros cofactores.

La HO-1 actúa en el bazo y en el hígado, mientras

que la enzima HO-2 se produce principalmente

en el cerebro.

Los gasotransmisores dilatan los vasos sanguíneos

Las células endoteliales forman la pared de los vasos sanguíneos.�

A ella se adhiere una capa de células musculares lisas, las cuales

determinan el diámetro del vaso (a). La acetilcolina (ACh, b) pro-

porciona la señal para la dilatación del vaso sanguíneo. En cuan-

to este neurotransmisor se une al receptor muscarínico de la ACh

(mAChR, una proteína situada en la membrana de las células en-

doteliales), se liberan iones de calcio (Ca2+) almacenados. El calcio

se une a la enzima calmodulina (CaM), la cual, a su vez, moviliza

a una serie de enzimas. En consecuencia, la NO sintetasa endote-

lial (eNOS) produce óxido nítrico (NO); la hemoxigenasa 2 (HO-2),

monóxido de carbono (CO), y la cistationina-g-liasa (CSE), sulfuro

de hidrógeno (H2S). Estos gases solubles en agua y lípidos se di-

funden hacia las células vecinas de los músculos lisos. Allí el NO y

el CO activan la enzima guanilato ciclasa (sGC), que sintetiza gua-

nosín monofosfato cíclico (GMPc) a partir del guanosín trifosfato

(GTP). Este mensajero intracelular modula las conexiones median-

te puente cruzado de las proteínas musculares actina y miosina:

se relaja la musculatura (c). En cambio, el H2S abre los canales de

potasio, de manera que los iones de potasio (K+) fluyen hacia el

exterior de las células musculares y relajan la musculatura. Dichos

procesos conducen a la dilatación de los vasos sanguíneos y guían

así el suministro nutricional de las neuronas.

GEH

IRN

UN

D G

EIST

/ A

RT F

OR

SCIE

NC

E

Interior del vaso sanguíneo

Célula endotelial

Célula del músculo liso

Ach

Células endoteliales

Células de la musculatura lisa

Glóbulorojo

a

c

b

mAchR

CaM

eNOS HO-2 CSE

NO CO H2S

Ca2+

sGC

GMPc

K+

Canalde potasio

Actina/Miosina

Relajación muscular,dilatación de los vasos sanguíneos

GTP

Page 76: La Evolución Del Pensamiento

74 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

NEUROQUÍMIC A

Síntesis enzimática del óxido nítrico

NH2

O

OH

NH

NH

H2N

NH2

O

OHNH

H2N

O

+ O2

+ Cofactores

NO sintetasa

Arginina Citrulina

+ N O

N N

N N

Fe

CH3H3C

H3CH2C

CH3

CH2–OOC

–OOC N

CH3H3C

H3C

H2C

CH3

CH2–OOC

–OOC

NH HN

HN

O

O+ O2

Grupo hemo Biliverdina

++ Cofactores

Hemoxigenasa

Síntesis enzimática del monóxido de carbono

C O

Síntesis enzimática del sulfuro de hidrógeno

HS

NH2

O

OHHS

NH2

O

OHS

NH2

O

OH

O

NH2

HO

Cisteína Homocisteína Cistationina

CBS+

SS

NH2

O

OH

O

NH2

HO

S

NH2

O

OHHS

O

OHH3C

OHS

NH2

O

OH

2 cisteína

HS

NH2

O

OH

CistinaCSE

Tiocisteína+

Piruvato+

NH4+

HS

NH2

O

OH

Cisteína

O

OH

O

HSHS

NH2

O

OH

Cisteína

CAT

3-mercaptopiruvato

3MST

O

OHH3C

O

Piruvato

α-ketoglutarato Glutamato

SH

H+

SH

H+

SH

H+

DIVERSOS IMPLICADOS El óxido nítrico (NO) se sintetiza a

partir del aminoácido arginina. Esta

se transforma en citrulina y NO me-

diante la enzima NO sintetasa y otros

sustratos como el oxígeno (O2), así

como cofactores de apoyo.

PUNTO DE PARTIDA ROJO La enzima hemoxigenasa descom-

pone el grupo hemo de la hemo-

globina con ayuda de oxígeno (O2)

y demás cofactores en biliverdina.

Con ello, se escinde el monóxido de

carbono (CO).

TRES MODOS DE SÍNTESIS El sulfuro de hidrógeno puede ori-

ginarse de diversas maneras en el

organismo. La enzima cistationina

beta-sintasa (CBS) conecta los ami-

noácidos sulfurosos similares cisteína

y homocisteína, conexión que da

lugar a la cistationina, con lo que

se libera sulfuro de hidrógeno (H2S)

(arriba). La cistationina-g-liasa (CSE)

rompe la molécula de cistina, com-

puesta por dos grupos de cisteína, en

tiocisteína, piruvato e iones de amo-

nio (NH4+). De nuevo, la tiocisteína se

descompone en cisteína y H2S (cen-

tro). La enzima cisteína aminotrans-

ferasa (CAT) y el 3-mercaptopiruvato

sulfurtransferasa (3MST) transfor-

man la cisteína —pasando por el

3-mercaptopiruvato como producto

intermedio— en piruvato y sulfuro

de hidrógeno (abajo).

Del mismo modo que el NO, la molécula eléc-

tricamente neutra de CO es capaz de atravesar

membranas con facilidad y actuar así en todo su

entorno celular. Dilata los vasos sanguíneos, re-

duce inflamaciones, se encarga de la percepción

olfativa y modula el ritmo circadiano. La biliver-

dina que se deriva de la síntesis de CO desempeña

una función destacada como antioxidante, con

lo que protege a las células ante los procesos de

envejecimiento.

El CO se halla, asimismo, implicado en la medi-

ción de la cantidad de oxígeno en la sangre. Tal y

como descubrió en 2004 el equipo de Paul Kemp,

de la Universidad de Leeds, la hemoxigenasa 1 ac-

Page 77: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 75

túa como sensor del O2: en condiciones normales,

el oxígeno se une a la HO-1 y por ello produce la

enzima el monóxido de carbono. El gas provoca

la apertura de canales de potasio en la membra-

na celular de los quimiorreceptores en la arteria

carótida. El potasio fluye hacia el exterior de las

células, las cuales ya no pueden ser estimuladas

eléctricamente. Cuando hay poco oxígeno, la pro-

ducción de CO se frena: los quimiorreceptores

generan potenciales de acción que se transmiten

por el cerebro. Las neuronas se encargan de esta

manera de que la frecuencia respiratoria aumente.

Más peligroso que el cianuro

De modo parecido al óxido nítrico, el monóxido

de carbono actúa como mensajero del sistema

nervioso al modular la neurona activada previa-

mente. En este caso se desencadena también una

cascada de GMPc. Por otra parte, el CO posee un

efecto del 2 por ciento en comparación con el NO.

En las sinapsis neuromusculares (aquellas que co-

nectan las neuronas con la musculatura), activa

al adenosín monofosfato cíclico (AMPc) e inhibe

al mismo tiempo la degradación del mismo. En

las sinapsis se libera el neurotransmisor acetil-

colina; ello promueve la contracción del músculo.

En el hipocampo (importante centro de control

del cerebro), el monóxido de carbono modula el

aprendizaje y la memoria, puesto que los bloquea-

dores de la hemoxigenasa inhiben la potenciación

a largo plazo.

El gasotransmisor más tóxico es, sin duda, el

sulfuro de hidrógeno (H2S). La toxicidad de este

gas, que huele a huevos podridos, supera incluso

la del cianuro. El sulfuro de hidrógeno se hizo

tristemente célebre a partir de su primera des-

cripción en 1713. El médico italiano Bernardino

Ramazzini (1633-1714) documentó que los trabaja-

dores de las alcantarillas sufrían infecciones ocu-

lares que les conducían finalmente a la ceguera.

En 1777 morían trabajadores en las instalaciones

de aguas residuales parisinas debido a parálisis

respiratorias; el escritor francés Victor Hugo (1802-

1885) llamó al sistema de alcantarillado de París

«el intestino de Leviatán» por su desagradable

hedor. Ramazzini ya había caído en la cuenta de

que las monedas de cobre y de plata se coloreaban

de negro en el aire impregnado de sulfuro de hi-

drógeno. Se puede comprobar ese mismo efecto

si se comen huevos con cubertería de plata: las

proteínas del huevo liberan sulfuro de hidrógeno,

el cual formará una capa de sulfuro de plata en la

superficie del tenedor y del cuchillo.

El sulfuro de hidrógeno destruye la hemoglo-

bina y bloquea enzimas destacadas para la res-

piración celular. Por suerte, percibimos el gas en

dosis extremadamente bajas: a partir de una con-

centración de una parte entre 100.000, es decir, un

mililitro de H2S en 100 litros de aire, su desagra-

dable olor penetra en la nariz. Cuando aumenta la

concentración, el gas se vuelve aún más tóxico y

el hedor se percibe más insoportable. A partir de

200 ppm (partes por millón) es capaz de aneste-

siar el olfato. Ahora es peligroso: 550 ppm de H2S

provocan espasmos y pérdida de la consciencia;

las concentraciones de 5000 ppm conducen a la

muerte tras pocas inhalaciones.

¿Cómo es posible que una sustancia letal de-

sempeñe una función tan notable en nuestro or-

ganismo? La causa se habría originado hace 4000

millones de años, cuando la vida comenzó en la

Tierra. Por aquel entonces se creía que la atmósfe-

ra de nuestro planeta estaba compuesta de un 80

por ciento aproximado de agua, un 10 por ciento

de CO2 y un 6 por ciento de H2S; aún no existía

el oxígeno. Los seres de entonces debían convivir

con el gas tóxico, por ello resulta imaginable que

lo usasen como mensajero celular primitivo.

En la actualidad, el sulfuro de hidrógeno emana

solo de lugares concretos (gases volcánicos), además

de encontrarse disuelto en el petróleo y en algunos

manantiales de agua. Se crea durante la degrada-

ción biológica de la biomasa, es decir, en procesos

de descomposición. También aparece en depurado-

ras de aguas residuales o en vertederos.

El H2S interviene en numerosos procesos fisio-

lógicos del organismo. Puesto que resulta solu-

ble en agua y en lípidos, de forma similar al NO

y al CO, se difunde con facilidad a través de las

membranas biológicas y se metaboliza sin resul-

tar perjudicial. Por otra parte, también puede

almacenarse unido a proteínas, con el fin de ser

liberado en caso necesario.

Como agente reductor, el sulfuro de hidrógeno

es capaz de eliminar especies de oxígeno reacti-

vas (por ejemplo, agua oxigenada que destruye

células mediante procesos de oxidación y que

provoca pérdidas de memoria en el cerebro). Este

gas protege de forma indirecta a las neuronas:

aumenta la concentración intracelular de gluta-

tión (tripéptido compuesto por un grupo amino

de la cisteína), glutamato y glicina (actúa como

Remedio contra la impotenciaLa erección del pene también tiene lugar gracias a una cascada de reacciones de óxido nítrico y GMPc. Cuando se impide la descomposición enzimática del GMPc median-te una sustancia activa, es posible tratar una disfunción eréctil. Ese proceso es el que propicia el sildenafilo (Viagra, en su nombre comercial). El sulfuro de hidrógeno también parece desempeñar funciones en la erección: el gas pro-mueve el flujo de sangre al interior del cuerpo cavernoso del pene.

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Page 78: La Evolución Del Pensamiento

76 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

NEUROQUÍMIC A

potente antioxidante), protegiendo a la neurona

frente a influencias oxidativas dañinas. El H2S

también se halla implicado en reacciones infla-

matorias. Induce a determinados glóbulos blancos

de la sangre, los cuales participan en la defensa

inmunitaria (los neutrófilos de tipo granulocito)

a liberar sustancias como el ácido clorhídrico o el

peroxinitrito que acaban con las bacterias.

El sulfuro de hidrógeno se sintetiza enzimá-

ticamente a partir del aminoácido cisteína. Las

enzimas cistationina-g-liasa y la cistationina be-

tasintasa se hallan en diferentes tejidos orgánicos:

en los vasos sanguíneos, el hígado, los riñones y,

sobre todo, en el cerebro, donde se encuentran

también los mayores niveles de H2S. En el cerebro

encontramos una tercera forma de síntesis me-

diante las enzimas cisteína aminotransferasa y

3-mercaptopiruvato sulfurtransferasa. Un déficit

genético de la cistationina beta-sintasa provoca

la homocistinuria. Esta enfermedad metabólica

puede detectarse mediante niveles elevados de

cisteína en la orina. Los afectados sufren epilepsia

y retraso mental.

El gen de la cistationina beta-sintasa se encuen-

tra en el cromosoma 21. Cuando se heredan tres

en lugar del duplicado, se produce una «trisomía

21» que conduce al cuadro del síndrome de Down.

Los afectados presentan, además, un mayor riesgo

de sufrir la enfermedad de Alzheimer. Según se ha

demostrado, la enzima productora de H2S resulta

más fuerte en los astrocitos del cerebro y alrededor

de las placas de alzhéimer. Las implicaciones cog-

nitivas podrían, por tanto, estar relacionadas con

el mayor contenido de H2S en el cerebro.

Por el contrario, los niños que poseen el par

cromosómico normal pero que, debido a otra

mutación genética, producen poca cistationina

beta-sintasa en el cerebro muestran un cociente

de inteligencia superior a la media. Ello significa

que el sulfuro de hidrógeno puede modular fun-

ciones cognitivas de forma permanente.

Igual que los otros dos gasotransmisores, el

sulfuro de hidrógeno promueve la potenciación

a largo plazo. Actúa sobre todo en el hipocam-

po, responsable del aprendizaje y la memoria,

por medio de la activación de receptores gluta-

matérgicos que, a su vez, dan lugar a la entrada

de calcio en las células. Ello aumenta la tasa de

descargas de la neurona durante horas y hasta

días, proceso durante el cual, sin embargo, los

niveles elevados de H2S vuelven a inhibir la ac-

tividad neuronal. Al contrario que en el caso del

NO y del CO, el H2S no suele incidir en la vía de

señalización del GMPc.

En el hipotálamo, el sulfuro de hidrógeno inter-

viene en la regulación central de la presión san-

guínea. Una inyección de H2S en el hipotálamo

de animales de laboratorio disminuye su presión

sanguínea. Aparte, el sulfuro de hidrógeno repri-

me la liberación de la hormona adrenocorticotro-

pa (ACTH) en la hipófisis. Tal fenómeno impide de

forma indirecta que las glándulas suprarrenales

liberen cortisol (la hormona del estrés).

Puerta hacia el dolor

El gasotransmisor no solo se encuentra en el cere-

bro, sino también en el sistema nervioso periféri-

co: el H2S aumenta la actividad de los canales de

calcio en las terminaciones nerviosas sensoriales,

reforzando así la percepción del dolor. En las si-

napsis neuromusculares aumenta la liberación de

transmisores para contraer la musculatura.

El KATP constituye un canal iónico destacado

que modula el sulfuro de hidrógeno. Cuando se

encuentra abierto y existe poco adenosín trifos-

fato (ATP) disponible en la célula, libera iones de

potasio situados en la membrana celular. El poten-

cial de membrana desciende y la célula se torna

menos excitable. El canal vuelve a cerrarse cuando

la concentración intracelular de ATP asciende.

Nuestras investigaciones ponen de relieve que

el sulfuro de hidrógeno actúa de forma directa

sobre los canales de potasio activados por calcio.

Estos canales precisan para su apertura iones

de calcio y una carga positiva de la membrana de

forma simultánea. Constituye así una conexión

entre los cambios en la carga de la membrana, el

calcio intracelular y el metabolismo celular.

Analizamos esta proteína de canal mediante la

técnica de fijación de membranas (patch clamp),

en la que se coloca una lámina de vidrio delgada

sobre la membrana celular, de manera que pudi-

mos apreciar las mínimas corrientes iónicas de

canales concretos en los que habíamos colocado

soluciones con concentraciones de H2S distintas.

Se demostró que el H2S incrementaba la apertura

de los canales y evaporaba la excitabilidad de la

célula. La investigación futura deberá comprobar

si, tal y como suponemos, conlleva una menor

liberación de transmisores y hormonas, lo cual

tendría numerosas consecuencias para el desarro-

llo y el funcionamiento del sistema nervioso.

Bulbos sanosDavid Krauss y sus colabo-radores de la Universidad de Alabama en Birmingham constataron el efecto cu-rativo del ajo en 2007. Los polisulfidos orgánicos del ajo reaccionan con los tioles de la membrana celular de los glóbulos rojos; con ello liberan sulfuro de hidrógeno. A su vez, la molécula dilata los vasos, provoca el descenso de la presión sanguínea y, de ese modo, previene enfermeda-des cardiovasculares.

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A diferencia de los neurotrans-

misores clásicos, los gasotrans-

misores actúan sobre diversas

células vecinas a la vez

Page 79: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 77

Los canales de potasio activados por calcio se

encuentran repartidos por todo el organismo, no

solo en el cerebro. Modulan la actividad eléctrica

de nervios, músculos y células sensoriales (entre

ellas, las del oído interno); se sitúan en las neuro-

nas marcapasos, las cuales determinan el ritmo

circadiano, y controlan la presión sanguínea en la

musculatura lisa de los vasos sanguíneos.

Los gasotransmisores óxido nítrico, monóxido

de carbono y sulfuro de hidrógeno cumplen fun-

ciones fisiológicas esenciales en el organismo. Así,

los ratones knockout (con los genes encargados de

la producción de uno de estos gases tóxicos anula-

dos) sufren los trastornos metabólicos correspon-

dientes o presentan la presión sanguínea elevada.

Por otro lado, destacan por su amplio y rico espec-

tro de acción. Al contrario de lo que sucede en los

neurotransmisores clásicos, los cuales actúan de

forma selectiva en la transmisión sináptica, los

gasotransmisores modulan diversas células ve-

cinas de forma paralela. No obstante, los efectos

de tales mensajeros sobre las funciones nerviosas

y el procesamiento de información en el cerebro

aún no se conocen al detalle.

Con todo, los conocimientos acerca del NO, CO

y H2S disponibles hasta ahora han cambiado la

manera de concebir la biosíntesis, la liberación, el

almacenaje y el efecto de los mensajeros celulares.

Las investigaciones futuras deberán proporcionar

datos novedosos sobre las funciones y los meca-

nismos de acción de los gasotransmisores con el

fin de dilucidar su relevancia para el organismo

humano. Por otra parte, podrían suponer un filón

médico destacable para el desarrollo de fármacos

capaces de modular la producción y degradación

de los gasotransmisores, así como el lugar de ac-

ción de los «espíritus animales». Para saber más

Fisiología y fisiopatología del ácido nítrico. J. Rodrígo, E. Moreno Gómez, y R. Martínez Murillo en Mente y cerebro, n.o 18, mayo de 2006.

La función dual del sulfuro de hidrógeno. R. Wang en Investi-gación y ciencia, n.o 404, mayo de 2010.

Gase als Zelluläre Signalstoffe. A. Hermann et al. en Biologie in unserer Zeit, vol. 40, págs. 185-193, junio de 2010.

Anton Hermann es biólogo y químico, además de profesor de fisiología animal y neurobiología en la Universidad de Salzburgo. Thomas M. Weiger imparte clases en la misma universidad como profesor de fisiología animal y neurobio-logía. Guzel F. Sitdikova es bióloga y profesora de fisiología humana y animal en la Universidad estatal de Kasan.

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Page 80: La Evolución Del Pensamiento

78 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

SYLL ABUS

Cada año se quitan la vida unas 900.000 per-

sonas en todo el mundo, cifra que sitúa el

suicidio en una de las tres primeras cau-

sas de muerte entre los habitantes de entre 15

y 44 años, indican los datos de la Organización

Mundial de la Salud. Entre los factores importan-

tes que se relacionan con la conducta suicida se

encuentran la vulnerabilidad genética y psiquiá-

trica, así como factores fisiológicos, familiares,

sociales y culturales. Los efectos de contagio de

los medios de comunicación también parecen

relevantes, donde Internet desempeña hoy por

hoy un importante papel, afirma Keith Hawton,

del Centro para la Investigación del Suicidio de

la Universidad de Oxford, junto con sus colabo-

radores en un estudio publicado en 2012 en la

revista The Lancet.

Desde hace decenios, médicos y psicólogos de-

sarrollan una búsqueda sistemática de los factores

de riesgo para la conducta suicida, es decir, de las

circunstancias vitales que ocasionan un aumento

de la cifra estadística de suicidios. En última ins-

tancia, acabar con la propia vida obedece a una

combinación muy personal de motivos. Sin em-

bargo, el conocimiento de los factores de riesgo

puede aportar pistas valiosas para saber hasta qué

punto una persona es capaz de suicidarse.

Para interpretar el fenómeno desde un pun-

to de vista matemático o científico se precisan

estudios extensos, los cuales deben basarse en

la observación de una muestra amplia, aleatoria

y representativa de la población. A partir de allí

deben tomarse periódicamente datos sobre las

relaciones vitales y la salud de los sujetos a lo largo

de años o decenios. Si alguno de los participantes

ha intentado quitarse la vida durante el período

de estudio, se compara su situación con la del

resto de los miembros de la muestra aleatoria:

¿padecía alguna enfermedad grave?, ¿tenía gran-

des deudas?, ¿sufrió una ruptura matrimonial en

fecha reciente?

Otro camino de investigación radica en seguir

el rastro de los motivos que llevaron a la víctima

a quitarse la vida. Se trata de la autopsia psíqui-

ca. En este caso, los investigadores recogen toda

la información disponible sobre el individuo a

partir de entrevistas con personas allegadas a él

y a partir de su historial clínico.

A finales de la década de los noventa del si-

glo xx, Clare Harris y Brian Barraclough, de la

Universidad de Southampton, revisaron en dos

artículos más de 200 estudios publicados años

antes. Concluyeron que la probabilidad de sui-

cidio aumentaba en caso de trastorno psíquico,

en especial si se trataba de depresión, alcoholis-

mo o esquizofrenia. Numerosas investigaciones

posteriores han confirmado ese hallazgo. Parece

que el incremento del riesgo de suicidio en estos

casos constituye una de las causas por las que la

población con patologías psiquiátricas presenta

una disminución en cuanto a la esperanza de vida.

Tristeza fatal

El riesgo de suicidio aumenta en los pacientes con

un trastorno del estado de ánimo, en especial en

caso de depresión. En concreto, se calcula que

los individuos con oscilaciones afectivas o con

un ánimo deprimido persistente presentan casi

20 veces más probabilidades de quitarse la vida

en comparación con la población general. Según

algunas estimaciones, hasta un 90 por ciento de

los fallecidos por suicidio padecían una depresión.

En este contexto, se da una mayor incidencia de

suicidios entre las mujeres con un trastorno del

SuicidioDesde hace decenios, médicos y psicólogos indagan los factores de riesgo

de la conducta suicida. ¿Por qué ciertas personas solo ven una salida en la muerte?

BARBAR A SCHNEIDER

Ingresos bajosEl 84 por ciento de las muertes por suicido acon-tece en países con ingresos bajos o medios. China y la India registran el 49 por ciento de los casos en todo el mundo, segunda causa de mortalidad entre los adultos jóvenes de 15 a 29 años, estima la Organiza-ción Mundial de la Salud.

EN SÍNTESIS

Señales invisibles

1Muchos casos de suici-

dio podrían evitarse si

allegados y médicos fueran

capaces de detectar a tiem-

po las señales de aviso.

2Uno de los principales

factores de riesgo son

los trastornos psiquiátricos

(en especial la depresión),

pero existen circunstancias

vitales que aumentan el

riesgo.

3Las enfermedades

somáticas graves y las

experiencias críticas pueden

elevar la incidencia de muer-

te voluntaria.

Page 81: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 79

estado de ánimo; también entre las personas hos-

pitalizadas en alguna ocasión por motivo de un

trastorno psiquiátrico.

El abuso o la dependencia del alcohol aparece

asimismo como un factor a tener en cuenta. En

los varones alcohólicos, el riesgo de suicidio es seis

veces mayor que en el resto de la población, cifra

que en el caso de las mujeres con alcoholismo se

sitúa incluso en un 17. La probabilidad de suici-

darse en personas con ese trastorno aumenta si

ha consumido alcohol en exceso en el momento

de decidir quitarse la vida, si se ha quedado sin

trabajo, vive sola o tiene problemas con la pareja.

Con todo, el peligro de suicidio en el trastorno de

alcoholismo no presenta altibajos a lo largo de

la enfermedad, a diferencia de otras psicopatolo-

gías, como la esquizofrenia. En este caso, el riesgo

aumenta sobre todo en los primeros años y entre

los pacientes jóvenes. Al parecer, justo después del

diagnóstico, se despliega un enorme sentimiento

de desesperación: por desconocimiento de la en-

fermedad, el afectado piensa que sufre una locura

incurable y no desea seguir viviendo.

La combinación de varios trastornos psíquicos

resulta en especial desfavorable, como consta-

tó la autora junto con sus colaboradores de la

Universidad Goethe en Fráncfort del Meno en

2006. Cuando concurren dos enfermedades psi-

quiátricas como mínimo, el riesgo de suicidio se

cuadruplica con respecto a la presencia de una

sola patología. Con todo, las personas más vul-

nerables son aquellas que, aparte de la depresión,

sufren un trastorno adictivo.

Numerosas de las personas que se han suici-

dado habían padecido experiencias traumáticas

en el transcurso de su vida: malos tratos, abuso

sexual, negligencia emocional, o de otro tipo. Los

soldados estadounidenses que regresaron de las

misiones en Irak y en Afganistán mostraban un

riesgo mayor de suicidio, sobre todo en los pri-

meros cinco años tras su vuelta a casa, en com-

paración con la población general. Es posible que

la facilidad de acceso a las armas de fuego con-

tribuyera a ello.

A pesar de que los trastornos mentales ocupan

un lugar importante en cuanto a los motivos de

¿SIN SALIDA? La desesperación invade el

ánimo y los pensamientos

de las personas que deciden

quitarse la vida.

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Para evaluar el riesgo de suicidio de una persona es fundamental saber si cuenta con una red social

Page 82: La Evolución Del Pensamiento

80 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

SYLL ABUS

suicidio, existen otras circunstancias relevantes.

Entre ellas, las enfermedades somáticas graves, se-

gún un estudio de la autora publicado en 2011. Así,

las enfermedades renales, los tumores malignos, la

esclerosis múltiple o la infección por VIH son algu-

nas de las patologías en las que el riesgo de suici-

dio se muestra más elevado desde el punto de vista

estadístico. El primer año tras el diagnóstico de un

cáncer parece especialmente crítico.

Para evaluar el riesgo de suicidio que presenta

una persona resulta revelador conocer si forma

parte de una red social. En los varones, la inci-

dencia entre los casados es menor. En las mujeres

resulta menos frecuente si tienen hijos; conforme

aumenta el número de estos, disminuye la proba-

bilidad de suicidio, también si los niños son muy

pequeños. En cambio, las experiencias personales

preceden con frecuencia al suicidio. Los aconte-

cimientos vitales críticos determinan profundos

cambios, algunos de ellos tan perturbadores que

la persona afectada difícilmente logra superarlos.

Entre este tipo de experiencias se cuentan el des-

pido repentino del puesto de trabajo, la muerte de

un familiar o de un ser querido o la ruptura de una

larga relación de pareja; pero también las pérdidas

económicas importantes. El riesgo de suicidio es

especialmente alto en el primer mes o incluso un

año tras el suceso desencadenante.

Los médicos y los terapeutas se alarman sobre-

manera si los pacientes refieren tentativas de sui-

cidarse: cuando una persona lo ha intentado una

vez, la probabilidad de que lo pruebe de nuevo

aumenta de forma espectacular. Los individuos

que inician un tratamiento psiquiátrico tras una

tentativa de suicidio no consumada presentan un

riesgo 40 veces mayor de quitarse la vida que la

población general. En numerosas ocasiones, eso

ocurre antes de un año, sobre todo cuando en la

primera vez el individuo recurrió a un método

«duro», como pegarse un tiro o ahorcarse.

Todos esos factores de riesgo, además de otros

muchos, dan pistas sobre la probabilidad de que

una persona se suicide. No obstante, es imposible

predecir un suicidio. Para que una persona lle-

gue a tomar esa drástica decisión deben concurrir

factores personales y una situación vital crítica.

¿Qué señales advierten de que una persona está

contemplando seriamente la posibilidad de qui-

tarse la vida?

En la desesperación más absoluta

Muchas víctimas de suicidio anuncian a otras per-

sonas su deseo de morir o descansar antes de con-

sumar el acto; algunas incluso explican las ideas

o los planes concretos que tienen para quitarse la

¿A quién acudir en caso de crisis?En caso de urgencia:

n Servicios de urgencia (Tel.: 112)

n Policía (Tel.: 091)Hospitales y consultas de psiquiatría

n Atención psiquiátrica telefónica

n Centros de asesoramien-to psicosocial

n Médicos, psicoterapeu-tas, psicólogos

n Servicios de psiquiatría social

Señales de alerta

Los signos agudos de alerta de un posible suicidio son:

n Constricción progresiva del pensamiento (vivencia de una situación sin salida).

n Rechazo de las relaciones sociales o ausencia de otras personas que sirvan de referencia social.

n Desprecio de los intereses y actividades habituales.

n Anuncio (directo o indirecto) del suicidio.

n Preparaciones para la conducta suicida o conducta suicida ya acometida pero finalmente

interrumpida.

n Tranquilidad inesperada después de declaraciones de suicidio.

n Cambio brusco del estado de ánimo o del comportamiento.

n Incapacidad para el control o el acuerdo.

ATRAPADO POR LAS DEUDAS Las pérdidas económicas o las

deudas importantes pueden

aumentar el riesgo de suicidio.

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Page 83: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 81

vida. Debe reaccionarse siempre ante tales avisos.

Otra señal de alerta es, por el contrario, que el

individuo evite hablar sobre el suicidio de forma

abierta o rechace dar una respuesta sobre el tema

cuando se le pregunta su opinión. Justo antes de

quitarse la vida, la persona se encuentra en un

estado de desesperación absoluta; nada ni nadie

logra levantar su desánimo. A veces, su compor-

tamiento se torna agresivo. Las personas mayores

en estas circunstancias rechazan con frecuencia

los alimentos y la medicación.

¿Cómo deben reaccionar los familiares ante

la comunicación de ideas suicidas? En principio,

debe tomarse en serio cualquier declaración sobre

la intención de quitarse la vida. En ocasiones, los

afectados advierten de sus intenciones indirec-

tamente, ya sea de forma verbal («No tiene sen-

tido que siga viviendo») o no verbal (mediante

el consumo de hipnóticos o tranquilizantes). Es

importante ponerse en la situación del sujeto y

transmitirle apoyo en todo momento. Sin embar-

go, muchas personas reaccionan de forma am-

bivalente o incluso agresiva cuando un allegado

anuncia su deseo de morir. Esa reacción provoca

que el afectado se aísle aún más y considere sus

dificultades del todo insuperables.

Los individuos con riesgo de suicidarse deben

acudir cuanto antes a un profesional. Los fár-

macos contribuyen a mitigar el estado de ten-

sión aguda, el insomnio y la angustia en estos

pacientes. Mientras el afectado no asegure de

forma convincente que descarta la posibilidad

de quitarse la vida, deberá permanecer en estre-

cha vigilancia.

Una vez superada la crisis aguda, empieza el

verdadero trabajo terapéutico. Aunque la mejor

solución sería, claro está, que la persona afectada

acudiera solicitando auxilio profesional antes de

la tentativa de suicidio. El diagnóstico precoz y

el tratamiento adecuado de psicosis esquizofré-

nicas, alcoholismo y depresión podría reducir en

un 20 por ciento los casos de suicidio en todo el

mundo, estiman desde la Organización Mundial

de la Salud.

Para saber más

Suicide as an outcome for men-tal disorders: A meta-ana lysis.� E. C. Harris y B. Barraclough en British Journal of Psychiatry, vol. 170, págs. 205-228, marzo de 1997.

Risikofaktoren für Suizid.� B. Schneider. S. Roderer, Ratisbona, 2003.

Axis I disorders and persona-lity disorders as risk factors for suicide.� B. Schneider et al. en European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience, vol. 256, n.o 1, págs. 17-27, febrero de 2006.

Körperliche Erkrankungen und Suizid.� B. Schneider, editado por J. Junglas en Kranke Körper zum Seelendoktor!, págs. 89-103, 2011.

Self-harm and suicide in ado-lescents.� K. Hawton et al. en The Lancet, vol. 379, n.o 9834, págs. 2373-2382, junio de 2012.

Barbara Schneider es psiquiatra, psico-terapeuta y docente de la Universidad Goethe en Fráncfort del Meno.

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Page 84: La Evolución Del Pensamiento

82 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

ILUSIONES

El mayor Paul Gosden, alias Ganso, del Cuer-

po de Marines de Estados Unidos, cruzaba la

frontera entre Irak y Kuwait, a los mandos

de un helicóptero de apoyo táctico UH-1 Huey,

en medio de una noche cerrada. En la segunda

guerra del Golfo, su aeronave fue la primera en

penetrar en el espacio aéreo iraquí como apoyo

táctico para los helicópteros de ataque Cobra,

destinados a destruir los puestos de observación

de Saftan Hill, cerca de la infame carretera de la

muerte. Aquella misión supuso el inicio de la an-

danada de la Operación Libertad Iraquí; iba a abrir

una brecha para la 3.a división de Infantería, cuya

misión consistía en asaltar Irak, por tierra, desde

Kuwait. Las fuerzas iraquíes, en previsión de la

incursión aérea, habían comenzado la voladura e

incendio de campos petrolíferos, llenando el aire

nocturno de humo y niebla de petróleo crudo, tan

densos que cegaban a las fuerzas invasoras.

En la formación de los pilotos militares, el en-

trenamiento en vuelo nocturno se lleva a cabo

de manera tan sistemática y completa que los

profesionales son capaces de volar medio dormi-

dos. Sin embargo, volar rodeado de humo y nubes

de crudo vaporizado complica la tarea. «Saddam

había dinamitado los pozos para llenar el aire de

crudo. Yo no alcanzaba a ver el Cobra que me pre-

cedía, ni las estrellas ni la Luna. Todo era negro»,

rememoraba Gosden.

Llevar a cabo una misión virtual con la vi-

deoconsola Xbox puede ponernos en situación,

como experimentó uno de los autores (Macknik) a

modo de «investigación» para el presente artículo.

Siga las siguientes instrucciones: vuele a gran al-

titud sobre territorio enemigo y, a continuación,

apague la pantalla del televisor (pero no la Xbox);

trate de posar en tierra su helicóptero a ciegas

mientras el enemigo le dispara. Y recuerde: para

simular al detalle la experiencia de Gosden y de

su tripulación, debe comprometerse a morir si

su helicóptero virtual se estrella. De lo contrario,

solo será un juego.

Ladeos e ilusiones espaciales

El mayor Gosden narró su historia espeluznante

durante un curso en el centro de formación para

la supervivencia en la base aérea de Miramar, cer-

ca de San Diego, donde otro de los autores (Gayles)

GET

TY

IMA

GES

EN SÍNTESIS

Ilusiones de altos vuelos

1Las ilusiones y degrada-

ción de las percepciones

sensoriales (desorientación

espacial) constituyen la prin-

cipal causa de accidentes en

la aviación naval.

2Otra de las ilusiones fre-

cuentes son los ladeos.

En ella se encuentran involu-

crados el sistema vestibular

y el somatosensorial.

3Aunque los pilotos

disponen de sofistica-

dos dispositivos técnicos, su

principal defensa contra las

ilusiones consiste, sencilla-

mente, en ser conscientes de

que pueden ocurrir.

El dilema del aviadorLos pilotos de avión militares aprenden a desconfiar de sus sentidos

STEPHEN L . M ACKNIK, SUSANA M ARTINEZ- CONDE Y ELLIS C . GAYLES

Page 85: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 83

imparte clases. Valga como anécdota: en dicha

base aérea transcurre la acción de la película Top

Gun (1986), que protagoniza Tom Cruise y en la

que, casualmente, Ganso es la señal de llamada

para el segundo de Cruise. Tras este inciso, volva-

mos a la conferencia de Gosden: «Todos sufríamos

DE o ladeos», indicó a los alumnos.

El acrónimo DE corresponde a «desorientación

espacial», expresión que describe el resultado con-

junto de diversas ilusiones y la degradación de

las percepciones sensoriales durante una misión.

Este fenómeno impide una apreciación correcta

de la situación real; también constituye la prin-

cipal causa de accidentes en la aviación naval. En

concreto, explica alrededor del 80 por ciento de

los siniestros ocurridos entre 1990 y 2008. Los

errores de pilotaje se producen porque los avia-

dores no logran prestar atención a lo que sucede:

nada encaja, nada es como se supone. La mejor

manera de reaccionar en esas circunstancias es

confiar ciegamente en los instrumentos de na-

vegación, los cuales proporcionan datos reales

sobre la aeronave. De esta forma, compensan y

corrigen las informaciones confusas que llegan

a los sentidos sensoriales humanos.

Los ladeos (leans) consisten en una de las for-

mas de ilusión somatogira que se experimentan

durante el vuelo, cuando el sistema vestibular (ór-

gano del oído interno responsable del equilibrio y

del sentido de desplazamiento por el espacio) y el

sistema somatosensorial (la piel y otros sensores

de la posición corporal) dejan de proporcionar in-

dicaciones correctas sobre la situación espacial

definida por la gravedad. La ilusión se produce

cuando, al salir de un giro acrobático cerrado, el

fluido del sistema vestibular de los canales semi-

circulares sigue fluyendo a pesar de que ya no

se está girando. Puede creerse que la nave se en-

cuentra nivelada y avanza en línea recta, cuando

en realidad se halla inclinada y girando.

A esos mismos motivos se atribuyó el accidente

que en 1999 le costó la vida a John F. Kennedy, Jr.

al estrellar el avión que pilotaba a pocas millas

de la isla Martha’s Vineyard. Técnicamente, los

ladeos denotan una solución al problema: inclinar

la cabeza hasta que los datos de los instrumentos

casen con la percepción subjetiva. Sin embargo, la

mayoría de los pilotos usan el término para aludir

al problema, no a la solución.

Existe un experimento sencillo para compren-

der el papel destacado que desempeña el sistema

vestibular en la visión. Extienda el lector un bra-

zo y alce un dedo ante sí. Ahora, mírese el dedo

mientras oscila la cabeza hacia delante y atrás.

Perfecto. La visión del dedo se le aparece nítida y

clara. Para ello, el sistema vestibular ha rastreado

el movimiento de la cabeza y ha proporcionado a

los ojos los datos necesarios para conservar el en-

foque. Siguiente paso: con la cabeza quieta, mueva

el dedo adelante y atrás, siguiendo su recorrido con

la mirada. En este caso no existen señales vestibu-

lares porque la testa se halla inmóvil. ¿Resultado?

El dedo se desdibuja. El mareo que causa el vaivén

se origina como consecuencia del conflicto entre la

percepción visual y la vestibular, una de las com-

ponentes principales de la desorientación espacial.

Vida nocturna en Irak

Un dispositivo infrarrojo de barrido frontal (FLIR,

por sus siglas en inglés) instalado en el aparato

de vuelo le ayudó a sobrevivir, continuó Gosden

en su charla. Gracias a dicha matriz de sensores

para la visión de la radiación electromagnética y

térmica, sumadas a ella la habilidad del piloto y la

suerte, observó una línea de luces infrarrojas que

formaban una columna de blindados ligeros que

avanzaba por tierra. No podía ver el terreno desde

las alturas, no obstante, el movimiento de la co-

lumna le facilitó las referencias que le permitieron

«posarse» sin sufrir daños, aunque no sin peligro,

en el desierto, tras las líneas enemigas, en medio

de una batalla que acaecía con rapidez.

«Comprendí que el terreno que recorría la co-

lumna tenía que ser llano, y que podríamos tomar

tierra allí. Sabíamos que nos encontrábamos tras

las líneas enemigas. Pero eso no nos importaba:

por esa noche ya habíamos volado bastante. El

otro piloto de mi helicóptero, el capitán Rodney

Dean, sufría vértigo, cuyo efecto es el contrario de

lo que me ocurría a mí [ladeos]. Fue un milagro

GIRO ENGAÑOSO Los ladeos (leans), una de las

ilusiones vestibulares más

corrientes, se producen cuan-

do el órgano del oído interno

responsable del equilibrio, el

canal semicircular (círculos

rosas), deja de detectar el

movimiento durante un giro

prolongado. Al principio del

giro, el fluido endolinfático

se desplaza siguiendo la ro-

tación, curvando una célula

pelúcida (verde), que le señala

el movimiento al cerebro (iz-

quierda). Sin embargo, cuando

el giro es prolongado, el siste-

ma vestibular deja de detectar

la diferencia inercial entre

los canales y su fluido ya no

transmite la información al

cerebro (centro). Cuando el

avión deja el giro, la diferencia

inercial entre el fluido y el

canal reaparece, pero provoca

la percepción errónea de que

se está girando en sentido

contrario al primero (derecha).

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Page 86: La Evolución Del Pensamiento

84 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

ILUSIONES

que pudiéramos descender —añade Gosden—.

Después de aterrizar, desenfundamos nuestras

armas y montamos guardia en torno al aparato.

Cuando salió el sol, pudimos ver lo suficiente para

salir de allí.»

Entrenamiento para sobrevivir

Los equipos de visión nocturna, como los anteojos

personales o el FLIR que Gosden utilizó, pueden

paliar la desorientación espacial nocturna, pero

su rendimiento depende en gran medida de la

iluminación, el contraste del terreno y las par-

tículas en suspensión del aire. Estos dispositivos

apenas sirven de ayuda cuando el polvo degrada

la visibilidad (brownout). La principal defensa de

los pilotos contra los errores de percepción y las

ilusiones consiste, sencillamente, en ser conscien-

tes de que pueden ocurrir.

Volvamos a la base de Miramar. Sus instalacio-

nes de entrenamiento presentan la típica arqui-

tectura de la milicia estadounidense de los años

cincuenta del siglo xx. Unos maniquíes vestidos

de uniforme ocupan asientos eyectables en el ves-

tíbulo. La decoración de la sala de conferencias

reproduce el interior de un portaaviones o, en la

jerga de los aviadores, un barco. Asientos de ace-

ro con respaldo reclinable, atornillados al suelo

y revestidos de piel sintética (skay) conforman

el lugar. Tampoco faltan los uniformes de vuelo.

«En los primeros años de la aviación naval, es-

trellábamos dos aviones al día —explica Gayles—.

A causa, casi siempre, de fallos inevitables de los

equipamientos. Ahora estrellamos unos 20 avio-

nes al año. Cada accidente constituye un asunto

de gran trascendencia, con cobertura mediática e

informes militares oficiales. Pocas de estas catás-

trofes son consecuencia de fallos de los equipos

o en el mantenimiento: estos problemas se han

reducido a tal punto que la principal causa de ac-

cidente es el error humano. Los pilotos, a veces,

estrellan aeronaves en perfecto estado.»

¿Por qué suceden tales percances a unos de los

pilotos de aviación mejor entrenados del mundo?

Los sistemas sensoriales y cognitivos humanos

sufren un enorme estrés cuando se vuela en

aparatos militares. Durante el período de 1990 a

2008 se perdieron unas 20 aeronaves a causa de

las ilusiones visuales. Las ilusiones suponen in-

cluso el doble de desastres que la siguiente causa

de accidente, a saber, el cansancio.

Esos datos revelan por qué cada cuatro años

Gosden y un grupo de aviadores acuden a la base

de Miramar con el objetivo de recibir formación

de fisiología de vuelo y de prevención de acci-

dentes. Tras asistir a una sesión teórica y supe-

rar el correspondiente examen, se les arroja, sin

contemplaciones, con los ojos vendados a una

enorme piscina de agua salada situada en un si-

mulador de accidentes. Es aterrador, y los únicos

que lo estamos pasando bien somos dos de no-

sotros (Martinez-Conde y Macknik), observando

la acción desde el borde de la piscina.

Horizontes movedizos

Por muy valiosa que sea la información visual

para un piloto, los ojos pueden mentirle. Cuando

se vuela a través de una masa nubosa, existe una

tendencia natural a percibir cualquier línea recta

del campo visual como un horizonte. Ello puede

provocar resultados indeseables en un aparato

que se desplaza a gran velocidad.

Al volar entre nubes, surgen por doquier ho-

rizontes falsos. Puede parecer que la aeronave

se encuentra nivelada y que se desplaza en línea

SITUACIONES DE RIESGO La niebla o la confusión en

una batalla puede obligar a

los pilotos a luchar contra sus

propios sentidos y a confiar

en los instrumentos de nave-

gación, también muy degra-

dados a causa de la polvareda.

Percepción

Realidad

TENDENCIA PELIGROSA Los pilotos poseen la tenden-

cia natural a considerar como

un horizonte falso cualquier

línea recta en el techo de

nubes (izquierda). Esta ilusión

exige que los pilotos se con-

centren en los instrumentos

de navegación. El litoral, el

perfil de los montes e incluso

las autopistas bien iluminadas

pueden provocar también

este peligroso efecto.

DE: «A DUAL-MODE SENSOR SOLUTION FOR SAFE HELICOPTER LANDING AND FLIGHT ASSISTANCE», POR Y. C. VENOT Y P. KIELHORN, EN MICROWAVE JOURNAL, ENERO DE 2008

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MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 85

recta, incluso cuando en realidad está inclinada

o realizando un giro. Las crestas de las monta-

ñas provocan, asimismo, despistes. Por la noche,

la combinación de nubes, estrellas, montañas y

luces del suelo produce con frecuencia perceptos

incomprensibles, los cuales afectan a la seguridad

del vuelo en línea recta y horizontal.

Ahora bien, un piloto tampoco debe confiarse

cuando sobrevuela el mar en un día despejado. En

esas circunstancias, los errores de percepción son

posibles; incluso un horizonte fijo puede suponer

un peligro. Pongámonos en situación: el aviador

se aproxima a una playa desde un punto situado

más alto que el horizonte. Se enfila la playa en sus

miras y la mantiene allí, anticipándose al placer

de llegar con los «pies secos» (expresión de los

aviadores para referirse a que han dejado el mar

y ya vuelan sobre tierra). El piloto que actúe de esa

manera, seguramente llegue a tierra, pero no vola-

rá sobre ella: la playa se encuentra fija, a diferencia

del horizonte real. La única forma de que pueda

mantener el destino en su visor estriba en que

oriente la aeronave cada vez más hacia el suelo.

Especialmente problemático resulta la elección

de un horizonte fijo en las proximidades de cables

o tendidos eléctricos que se extienden en un valle.

Al irse aproximando al horizonte fijo (allá donde

concurren la llanura del valle y la montaña), el

piloto irá progresiva e insensiblemente bajando

el morro del avión. Al descender y acercase a los

cables, le parece que estos pasarán por encima de

la nave, cuando en realidad se hallan por debajo

del aparato. En el supuesto de que el aviador no

localice los cables hasta que se encuentren a es-

casa distancia (debido a la niebla de la montaña,

o al humo y la polvareda que se dan en un esce-

nario bélico), su reacción natural puede llevarle a

empujar la palanca para colarse por debajo de los

cables. En 1998, los pilotos de un EA-6B Prowler de

la Marina de EE.UU. reaccionaron de esa manera

durante una misión de entrenamiento, cerca de

una estación de esquí italiana. El aparato seccionó

dos cables que sostenían una cabina de teleférico

con 20 esquiadores, a más de 120 metros del suelo.

No hubo supervivientes.

Podría pensarse que la información que propor-

cionan los instrumentos de navegación constituye

la solución lógica para contrarrestar las ilusiones

sensoriales subjetivas. Sin embargo, la prolifera-

ción de instrumentos es parte del problema, ya

que exige un esfuerzo de atención cada vez ma-

yor por parte de los pilotos, además de provocar

una sobrecarga cognitiva durante el combate y en

otras situaciones complicadas. Dicho sufrimien-

to mental contribuye a la desorientación espa-

cial. Los nuevos sistemas de aviónica se diseñan

pensando en simplicidad, no en complejidad. Los

pilotos aprenden a examinar los dispositivos de

vuelo en el momento preciso, bajo condiciones

de estrés simulado. El examen sistemático de los

instrumentos requiere disciplina, a menudo una

de las primeras bajas en la batalla. Pero mientras

no acertemos con mejores medios para superar

las ilusiones durante el vuelo, esta supone una

de las mejores técnicas para mantener a salvo a

pilotos y tripulaciones.

Por valiosa que sea la visión para el piloto, sus ojos pueden mentirle. Los horizontes falsos surgen por doquier

FALSA REALIDAD Las playas crean una ilusión

de horizonte falso insidiosa.

Ya que su posición es fija, el

piloto tenderá a hacer picar su

aparato para mantener ante sí

ese horizonte falso.

Vuelo horizontal Parece horizontal; en realidad, está descendiendo

Para saber más

Spatial orientation in flight. A. J. Parmet y W. R. Ercoline en Fundamentals of Aerospace Medicine. Compilación de Jef-frey R. Davis, Robert Johnson, Jan Stepanek y Jennifer A. Fogarty. Lippincott Williams & Wilkins, 2008 (4.a ed.).

Let’s keep you flying. Capt. Nick Davenport, USMC en The Navy and Marine Corps Avia-tion Safety Magazine, vol. 55, n.o 1, págs. 3-5, enero de 2010.

Susana Martinez-Conde y Stephen L. Macknik dirigen laboratorios en el Instituto Neurológico Barrow, en Phoenix. El teniente-comandante Ellis C. Gayles es fisió-logo aeroespacial de la Armada de Estados Unidos.

Agradecemos sus ideas y aportaciones para este artículo a Brian Swan (teniente-comandante retirado), Tyson Brunstetter (comandante) y Fred R. Patterson (comandan-te retirado), de la Armada de Estados Unidos.

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86 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

RETROSPECTIVA

Hace unos cien años que Santiago Ramón

y Cajal (1852-1934) publicó «Algo sobre

la significación fisiológica de la neuro-

glía» (1897) y «Contribución al conocimiento de

la neuroglía del cerebro humano» (1913), dos tra-

bajos centrados en el estudio de las células de la

glía. Como muchas de sus investigaciones, estas

resultaron pioneras en el conocimiento del cere-

bro y su función en el organismo.

Transcurrido un siglo, la comunidad científica

sigue citando las aportaciones de Cajal con asidui-

dad; las novedosas y avanzadas técnicas no hacen

sino confirmar numerosas de las propuestas que

desarrolló en torno a la neuroglía. Invitamos al lec-

tor a dar un paseo, de la mano de los descubrimien-

tos de Cajal, por los conocimientos de ayer y de hoy

acerca del significado funcional de la neuroglía.

Teoría del aislamiento

En 1899, Cajal ya se planteó en uno de sus trabajos

la siguiente cuestión: «¿Qué significación funcional

debemos otorgar a la neuroglía? Desgraciadamente,

en el estado actual de la ciencia no es posible con-

testar a la importante pregunta más que mediante

conjeturas más o menos racionales. En presencia

de este problema, el fisiólogo se halla, por falta de

métodos, totalmente desarmado». Estas palabras

reflejan el estado incipiente de las investigaciones

de la neuroglía en aquella época, circunstancia que

no impidió a Cajal proponer ideas e hipótesis que,

aunque prematuras, fueron acertadas.

A finales del siglo xix, una de las ideas imperan-

tes sobre la función glial se centraba en la teoría de

relleno. Según esta, las células gliales servirían para

dar consistencia al sistema nervioso rellenando los

lugares no ocupados por las neuronas. Cajal discre-

paba, ya en 1895, de esa simple noción que relegaba

a la neuroglía a una función insignificante: «¿Qué

van a sostener corpúsculos pequeñísimos, aisla-

dos, flexibles, delicadísimos, mucho más delicados

y pequeños que las células nerviosas mismas?».

Frente a ello propuso la teoría del aislamiento, es

decir, los astrocitos podrían servir como elementos

aisladores de las distintas neuronas.

Aunque esa hipótesis no se ha visto confirmada

por investigaciones posteriores, hay que tener en

EN SÍNTESIS

Hipótesis confirmadas

1La idea clásica de que las

células gliales en general

y los astrocitos en particu­

lar son meros elementos de

soporte trófico está siendo

desterrada.

2Las técnicas experimen­

tales actuales revelan

la intervención activa de

los astrocitos en el proce­

samiento, la transferencia

y el almacenamiento de in­

formación en el cerebro.

3Estos hallazgos corrobo­

ran muchas de las ideas

que Santiago Ramón y Cajal

expuso hace un siglo sobre

la fisiología de la neuroglía.

El ayer y hoy de los astrocitosSantiago Ramón y Cajal desarrolló pioneras contribuciones

en el estudio de la neuroglía. Las investigaciones actuales

confirman sus hipótesis ahora centenarias

ALFONSO AR AQUE Y M ARTA NAVARRETE

Page 89: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 87

cuenta que el propio Cajal señaló ese mismo año:

«No estimamos las hipótesis que acabamos de

exponer como teorías exentas de reproche. Pero

no por esto las hipótesis racionales, que tienen su

punto de partida en algunos hechos conocidos,

dejan de ser legítimas y hasta fecundas. Una hi-

pótesis científica representa una dirección nueva,

un camino que se traza a la observación y a la ex-

perimentación, el cual, si no conduce inmediata-

mente a la verdad, suscita siempre investigaciones

y críticas que nos aproximan a ella».

En efecto, aun cuando su conjetura sobre el

mecanismo de la función de los astrocitos se ha

demostrado inexacta, su idea original sobre la par-

ticipación activa de las células gliales en el funcio-

namiento del sistema nervioso se confirma cada

vez más, a tenor de las investigaciones actuales.

Nuevas técnicas neurocientíficas

En torno a la década de los ochenta del siglo xx

se produjo una revolución en la biología celular y

las neurociencias fundamentada, sobre todo, en el

desarrollo de nuevas y avanzadas herramientas,

entre ellas, pinzamiento de membrana (patch-

clamp, que permite el registro eléctrico de célu-

las individuales), imagen de fluorescencia (facilita

la visualización de los niveles intracelulares de

calcio mediante sondas fluorescentes sensibles a

ese ion) o microscopía (tanto su versión confocal

como multifotón permiten la observación celular

y subcelular en muestras de tejido cerebral o ani-

males in vivo). Gracias a estas técnicas, el fisiólo-

go posee poderosísimas armas para investigar la

función de los astrocitos o astroglía.

Hasta ese momento, los astrocitos fueron con-

siderados unas meras células de soporte trófico

y estructural de las neuronas. La teoría nutritiva,

propuesta originalmente por Camillo Emilio Gol-

gi (1843-1926), quien recibiera el premio Nobel de

Medicina en 1906 junto con Cajal, ha resistido el

paso del tiempo: hoy se sabe que los astrocitos

cumplen una función destacada en el soporte

trófico neuronal, ya que proveen a las neuronas

de las sustancias metabólicas y los elementos nu-

tritivos necesarios para su adecuado desarrollo y

funcionamiento.

CÉLULA NEURÓGLICA Dibujo original de Santiago

Ramón y Cajal que muestra

una gruesa célula neuróglica

de la capa de las pirámides

del asta de Ammón de un

hombre adulto. A señala las

grandes vacuolas del soma;

a y b, los huecos de las ex­

pansiones destinados a los

gliosomas.IMA

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Page 90: La Evolución Del Pensamiento

88 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

RETROSPECTIVA

No obstante, en aquel entonces se entendía que

la función de la astroglía no iba más allá de ese

papel pasivo, por lo que no intervenía de forma

directa en el funcionamiento del cerebro como

órgano encargado de recibir y procesar informa-

ción. Posiblemente, esta idea se apoyaba en la base

eléctrica de la actividad cerebral (las neuronas

utilizan señales eléctricas para transmitir la in-

formación); por el contrario, los astrocitos no son

eléctricamente excitables. Otra diferencia entre

ambos tipos de células reside en que las neuro-

nas se hallan en contacto directo con el mundo

exterior (reciben información de él a través de

los órganos de los sentidos o de otras células ner-

viosas) y actúan sobre el entorno a través de su

acción en glándulas y músculos. En cambio, los

astrocitos se encuentran confinados al sistema

nervioso central, sin comunicación directa con

el exterior.

Las herramientas experimentales actuales han

permitido averiguar que, lejos de tratarse de cé-

lulas pasivas, los astrocitos poseen una forma de

excitabilidad basada en variaciones de los nive-

les de calcio intracelular, fenómeno que sirve de

mecanismo de señalización celular, con impor-

tantes consecuencias en la fisiología del sistema

nervioso.

Conexión a tres bandas

Las variaciones de los niveles de calcio de los

astrocitos ocurren de manera espontánea, pero

también pueden ser desencadenadas por la activi-

dad neuronal. Las células nerviosas se comunican

entre sí en regiones de contacto especializadas

(sinapsis). La transmisión sináptica constituye la

forma fundamental de comunicación neuronal,

donde las neuronas presinápticas liberan mensa-

jeros químicos (neurotransmisores) que activan

receptores en la membrana de las postsinápticas,

modo en que se transmiten información entre

ellas. Los astrocitos, por su parte, también pre-

sentan en su membrana receptores de esos neu-

rotransmisores. Estos, al ser activados durante la

transmisión sináptica, estimulan la señal de calcio

astrocitario. Es decir, los astrocitos responden a

la actividad neuronal, con lo que establecen una

comunicación con las neuronas. Pero ¿cuáles son

las consecuencias de esa señal de calcio?

«La neuroglía de la substancia gris vendría a

constituir una vasta glándula endocrina intercala-

da entre las neuronas y plexos nerviosos, destina-

da quizás a elaborar hormonas asociadas a la acti-

vidad cerebral...», señaló Cajal en 1913. De nuevo,

el uso de las avanzadas herramientas de biología

celular ha venido a confirmar esta idea original

y centenaria expresada por el pionero científico.

Hoy sabemos que los astrocitos no solo responden

a neurotransmisores, sino que, además, la señal de

calcio que estos últimos provocan estimula la libe-

ración de gliotransmisores (mensajeros químicos

de la astroglía), tales como glutamato, ATP, TNFa,

D-serina o adenosina, de idéntica naturaleza que

los liberados por las neuro nas. Los gliotransmi-

sores pueden activar a su vez receptores en la

membrana de las neuronas, lo que da lugar a la

comunicación entre los astrocitos y las neuronas.

Ratón silvestre Ratón transgénico

Ratón silvestre

Pote

nci

al d

e ac

ción

Tiempo Tiempo

AstrocitosAntes del preestímulo

Hipocampo

Después del postestímulo Antes del preestímulo Después del postestímulo

0 20 40 60 0 20 40 60Tiempo Tiempo

0 20 40 60 0 20 40 60

Corrientes sinápticas

Niv

eles

de

Ca2+

Ratón transgénico80

40

0

–40

–80

80

40

0

–40

–80

20 µm 40 µm 20 µm

Objetivodel microscopio

ASTROGLÍA IN VIVO Los aumentos de calcio (Ca2+)

astrocitario por estímulo

sensorial modulan la actividad

sináptica. En nuestro ensayo

in vivo estimulamos senso­

rialmente la cola del animal

y observamos la respuesta

del hipocampo en un ratón

transgénico y en otro silvestre.

Confir mamos que el prime­

ro (dere cha) no presentaba

incremen tos de calcio en los

astrocitos tras la estimulación

sensorial; las corrientes sináp­

ticas permanecieron igual­

mente inalteradas. En cambio,

en el roedor silvestre (izquier-

da) sí apreciamos aumentos

de calcio en astrocitos y un

incremento en la transmisión

sináptica, como refleja el

gráfico.

Page 91: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 89

Diversos hallazgos recientes han demostrado

que la liberación de gliotransmisores es capaz

de regular y modular la excitabilidad eléctrica

neuronal, así como la transmisión sináptica en-

tre neuronas, lo que indica que los astrocitos se

hallan involucrados en la transferencia de infor-

mación intercelular que ocurre durante el funcio-

namiento cerebral. Más aún, la función de estas

células gliales en el funcionamiento cerebral se

está mostrando más relevante de lo que se había

imaginado hasta ahora.

También en fecha reciente se ha comproba-

do que la señal de calcio de los astrocitos y la

consiguiente liberación de gliotransmisores son

responsables directos de que ocurran determi-

nados fenómenos de plasticidad sináptica. Según

nuestros hallazgos, durante una estimulación

sensorial concreta, ciertas neuronas liberan el

neurotransmisor acetilcolina, que activa los as-

trocitos del hipocampo (región cerebral implicada

en la memoria y el aprendizaje), provocando el

aumento de su calcio intracelular y la liberación

del gliotransmisor glutamato. Las neuronas ad-

yacentes detectan este transmisor químico, fenó-

meno que permite que se incremente de manera

persistente la eficacia de la transmisión sináptica

entre ellas.

En 2012 observamos en ratones transgénicos

que no mostraban la señal de calcio en los as-

trocitos que los cambios sinápticos se hallaban

comprometidos; es decir, que el aumento de cal-

cio astrocitario resultaba fundamental para la

liberación del transmisor glutamato y, por tanto,

para la generación de plasticidad sináptica. Así

demostramos por primera vez en animales en

vivo que los astrocitos actúan como elementos

activos en los procesos de señalización celular del

sistema nervioso: junto con las neuronas son res-

ponsables del procesamiento y almacenamiento

de la información en el encéfalo.

Fenómeno confirmado en humanos

La pregunta que surgía a continuación era si

los fenómenos hallados en modelos animales

ocurren, asimismo, en el cerebro humano. Con el

fin de averiguarlo, contamos con la colaboración

del grupo dirigido por Rafael García de Sola, del

Hospital de la Princesa de Madrid, y con tejido

cerebral procedente de biopsias de pacientes con

epilepsia resistente a tratamientos farmacológi-

cos. De igual manera que en los modelos anima-

les, los astrocitos humanos presentan excitabi-

lidad celular basada en las variaciones de calcio

intracelular, responden a los neurotransmisores

y liberan gliotransmisores que influyen a su vez

en la actividad neuronal. Estos resultados reve-

lan la existencia de comunicación bidireccional

entre astrocitos y neuronas en el tejido cerebral

humano. Asimismo, sugieren que los astrocitos

son elementos celulares importantes en el fun-

cionamiento cerebral humano.

Estos descubrimientos han llevado a estable-

cer un nuevo concepto en la fisiología sináptica:

la sinapsis tripartita. Según esta, tres elementos

conforman la sinapsis a nivel funcional, a saber, la

terminal neuronal presináptica y la postsináptica,

más el astrocito adyacente. Este concepto implica

asimismo que la astroglía interviene de forma

activa y directa en la transferencia y el almace-

namiento de la información. Así pues, la actividad

cerebral resulta de la coordinada entre astrocitos

y neuronas.

En concordancia con Cajal

Retomando el hilo de la historia, nuestros descu-

brimientos concuerdan con las ideas originales

que expuso Ramón y Cajal en 1897. Aunque el re-

conocido científico español se basó en datos pura-

mente morfológicos, los interpretó con extrema

agudeza: «Ciertos focos grises, ricos en plexos de

expansiones dendríticas y de arborizaciones ner-

viosas, contienen muchas fibrillas de neuroglía y,

al revés, ciertos focos pobres en dichos apéndices,

son asimismo escasos en corpúsculos de Deiters

o neuróglicos [astrocitos]». Cajal continuaba en su

acertado discurso: «La neuroglía abunda donde

las conexiones intercelulares son numerosas y

complicadas, y no por el hecho de existir contac-

EN BREVE

El encéfalo humano y el del resto de los animales ver-tebrados está formado por dos grandes tipos celulares: las neuronas y la neuroglía; esta a su vez se divide en subgrupos: oligodendro-citos, células de Schwann, microglía y astroglía. Este último subtipo glial es el más abundante en el siste-ma nervioso central.

Preestímulo Postestímulo

Niv

eles

de

Ca2+

Niv

eles

de

Ca2+

60 µm

10 µm

EN LOS HUMANOS Los astrocitos del tejido cere­

bral humano responden con

aumentos de calcio a la ac­

tividad sináptica, de manera

que liberan gliotransmisores

que generan corrientes en las

la neuronas. Arriba se obser­

van los aumentos de Ca2+

astrocitarios en el hipocampo

después de la aplicación local

de neurotransmisor. Abajo se

aprecia el aumento de Ca2+

de un solo astrocito por acti­

vidad sináptica.

Page 92: La Evolución Del Pensamiento

90 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

RETROSPECTIVA

tos, sino con la mira de reglarlos y dirigirlos de

manera que cada expansión protoplásmica solo

se ponga en relación íntima con un grupo especial

de ramificaciones nerviosas terminales.»

En efecto, de acuerdo con el concepto de la si-

napsis tripartita, los astrocitos regulan y dirigen

las conexiones intercelulares, de manera que mo-

dulan la transmisión sináptica y se involucran de

forma activa en la plasticidad sináptica.

Además de estar asociados con las sinapsis, los

astrocitos se hallan en íntimo contacto con los

capilares cerebrales a través de unas prolonga-

ciones celulares denominadas aparato chupador

o pedículo perivascular. En 1895, Cajal indicaba:

«El objeto de tales elementos es suscitar, por con-

tracción de los referidos apéndices, dilataciones

locales de los vasos, y, por ende, congestiones fisio-

lógicas ligadas a la mayor o menor intensidad de

los procesos psíquicos». Una vez más, los estudios

recientes encaminados a dilucidar los mecanis-

mos celulares involucrados en el control del flujo

sanguíneo en los capilares cerebrales corroboran

la relevante función de los astrocitos en la hipe-

remia funcional, es decir, en el aumento local de

flujo sanguíneo que se produce durante la activi-

dad neuronal. Ese incremento permite un mayor

aporte de oxígeno y nutrientes en las regiones

cerebrales que se hallan activas y que, por tanto,

presentan mayores demandas energéticas.

Se ha demostrado que el aumento selectivo de

los niveles de calcio en astrocitos que generan los

neurotransmisores liberados durante la actividad

sináptica estimula la liberación de gliotransmi-

sores y substancias vasoactivas. Estas últimas

regulan localmente la dilatación de los capilares

cerebrales, tal y como había propuesto Cajal.

«La corteza cerebral humana discrepa de la

de los animales no solo por la cantidad enorme de

células de tipo glandular [astrocitos] que contiene,

sino por la pequeñez de estas y la riqueza del plexo

gliomatoso intersticial», señaló también respecto

a los astrocitos humanos. El grupo de Maikeen

Nedergaard, de la Universidad de Rochester en

Estados Unidos, ha descubierto mediante técnicas

de alta resolución (microscopía de fluorescencia y

de dos fotones) que el cerebro humano presenta

una astroglía, más compleja, en cuanto a tamaño

y expansión, que otros animales. Más aún, a lo

largo de la escala filogenética existe, junto al cre-

cimiento en el número de neuronas, un incremen-

to notable de la proporción de células gliales en

el sistema nervioso. Pese a que todavía se carece

de una cuantificación rigurosa, la proporción de

célula gliales respecto a la cantidad de neuronas

puede estimarse, en números groseros, en menos

de uno en los nemátodos, uno en los roedores,

cuatro en los mamíferos acuáticos, alrededor de

diez en los primates, y en torno a diez veces más

astrocitos que neuronas en los humanos. Es decir,

la mayor cantidad relativa de este subtipo de cé-

lulas gliales aparece en nuestro cerebro.

Durante la evolución, el volumen del encéfalo

humano se expandió alrededor de un 300 por cien-

to con respecto a sus primates ancestrales, en tanto

Neuronapostsináptica

Neurotransmisores

Neuronapresináptica

Astrocito

Espaciosináptico

Incremento de Ca2+ Gliotrans-misores

Astrocito

Axón

Dendrita

Neurona

Neurona

SINAPSIS TRIPARTITA A la izquierda, dibujo original

de Santiago Ramón y Cajal

(1899): «Neuroglía de la capa

de las pirámides y estrato

radiado del asta de Ammón.

Hombre adulto autopsiado

tres horas después de la

muerte. Cloruro de oro». A la

derecha, esquema de la sinap­

sis tripartita, donde, además

del flujo de información entre

los elementos neuronales,

existe un flujo de información

bidireccional entre los ele­

mentos neuronales y el astro­

cito adyacente.

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RES

Page 93: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 91

que el número de neuronas tan solo aumentó un 25

por ciento. Ello lleva a pensar que la gran diferencia

entre ambos cerebros no solo se debe a un incre-

mento en el desarrollo del neuropilo neuronal, sino

también al aumento del número y la complejidad

de los astrocitos. Quizá parte de lo que nos hace

humanos resida precisamente en ellos.

«El prejuicio de que las fibrillas neuróglicas son

a las células nerviosas lo que los haces colágenos

del tejido conectivo a los corpúsculos muscula-

res o glandulares, es decir, una trama pasiva de

mero relleno y de sostén (y cuando más, una

ganga destinada a embeberse en jugos nutritivos),

constituye sin duda el principal obstáculo que el

observador necesita remover para formarse un

concepto racional de la actividad de los corpúscu-

los neuróglicos» (Cajal, 1899).

Armados ahora con técnicas más avanzadas y

métodos novedosos, empezamos a desentrañar

el relevante papel de los astrocitos en el funcio-

namiento del cerebro, un protagonismo ya sos-

pechado por Santiago Ramón y Cajal hace un

siglo.

Dilatación de los capilares cerebrales

En 1913, Santiago Ramón y Cajal apuntaba:� «Todo astroci­

to de la substancia blanca o gris está provisto de un apa­

rato chupador o pedículo perivascular. [...] El aparato chu­

pador constituye no solo una disposición constante de los

astrocitos de la substancia blanca, sino uno de los facto­

res neuróglicos más importantes de los centros. Semejan­

te generalidad, junto con el hecho de que en los animales

de pequeña talla (conejos, cobayas, etcétera) y en los que

están en curso de evolución (perros y gatos de pocos días),

el órgano chupador constituye la más espesa, y a veces la

única expansión perceptible y bien coloreable del astroci­

to, denotan que el susodicho apéndice debe desempeñar

un cometido fisiológico de primer orden». El dibujo de Ca­

jal (arriba) exhibe a unos astrocitos en contacto con un capilar. El esquema actual muestra, tal como

se ha comprobado años después, que la actividad sináptica estimula a los astrocitos, los cuales libe­

ran substancias vasoactivas que, a su vez, regulan la microcirculación cerebral.

Neuronapresináptica

Piechupador

Incrementode Ca2+

Neuronapostsináptica

Dila

taci

óno

con

stri

cció

n

Neurotransmisores

Astrocito

Substanciasvasoactivas

Capilar

Para saber más

Algunas conjeturas sobre el mecanismo anatómico de la ideación, asociación y aten­ción.� S. Ramón y Cajal. Impren-ta y Librería de Nicolás Moya, págs. 3-14, 1895.

Algo sobre la significación fisiológica de la neuroglía.� S. Ramón y Cajal en Revista Trimestral Micrográfica, vol. 1, págs. 3-47, 1897.

Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebra­dos.� S. Ramón y Cajal. Impren-ta y Librería de Nicolás Moya, tomo I, págs. 174-195, 1899.

Contribución al conocimiento de la neuroglía del cerebro humano.� S. Ramón y Cajal en Trabajos del Laboratorio de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Madrid, vol. XI, págs. 255-315, 1913.

El punto de partida de la obra neurohistológica de Cajal.� J. M. López Piñero en Mente y cerebro, n.o 1, octubre de 2002.

Astrocytic complexity dis­tinguishes the human brain.� N. A. Oberheim, X. Wang, S. Goldman y M. Nedergaard en Trends in Neurosciences, vol. 29, págs. 547-553, octubre de 2006.

Astrocytes mediate in vivo cholinergic­induced synaptic plasticity.� M. Navarrete, G. Perea, D. Fernández de Sevilla, M. Gómez-Gonzalo, A. Núñez, E. D. Martín y A. Araque en PLoS Biology, n.o 10, pág. e1001259, 2012.

Astrocyte calcium signal and gliotransmission in human brain tissue.� M. Navarrete, G. Perea, L. Maglio, J. Pastor, R. García de Sola y A. Araque en Cerebral Cortex, vol. 23, págs. 1240-1246, mayo de 2012.

Alfonso Araque� es profesor de investigación en el Institu-to Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Marta Navarre�te� es doctora por la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del grupo que dirige Araque.

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Page 94: La Evolución Del Pensamiento

92 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

LIBROS

Cognición animalLa cultura de los chimpancés

WILD CULTURES. A COMPARISON BETWEEN

CHIMPANZEE AND HUMAN CULTURES

Por Christophe Boesch. Cambridge University

Press, Cambridge, 2012.

La teoría de la evolución por selección

natural nos enseña que los grandes

simios (chimpancés, bonobos, gori-

las y orangutanes) guardan una estrecha

relación de parentesco con nosotros. Jun-

tos formamos la familia de los homínidos.

En razón de ello, hubo un tiempo en que

se pensó que los chimpancés constituirían

buenos modelos para estudiar las enfer-

medades del hombre. No era verdad. Me-

dian diferencias importantes en cuanto

a la incidencia y gravedad de diversas

patologías, más allá de las explicadas por

causas anatómicas.

Desde comienzos del siglo xix los in-

vestigadores saben que el cerebro humano

mide entre tres y cuatro veces el del chim-

pancé. Durante decenios, los antropólogos

han analizado el tamaño relativo y las es-

tructuras visibles de los lóbulos. Sin embar-

go, el tamaño no lo explica todo. Importa

la organización, el cableado. Pensemos en

la cognición. Los neandertales poseían

cerebros mayores que nosotros, pero no

pintaban las paredes de las cuevas. En par-

ticular, en la región de la corteza prefron-

tal, un área que contribuye al pensamiento

abstracto, las neuronas disponen de más

espacio entre sí en el cerebro humano que

en el de los primates; ese margen les posi-

bilita mayor conectividad entre neuronas.

(El lóbulo frontal ocupa entre el 35 y el 38,5

por ciento de los hemisferios cerebrales,

y es la porción anterior al surco central.)

Humanos y primates poseen neuronas

de von Economo, así llamadas en honor de

quien las describió en 1929, Constantin von

Economo, implicadas en la cognición social

(confianza, empatía, sentimientos de culpa

y sentimientos de vergüenza). Las neuro-

nas en huso, o de von Economo, redescu-

biertas por Patrick Hof, se caracterizan por

un soma fusiforme, que se estrecha en un

axón apical en una dirección y una den-

drita en el polo opuesto. Se encuentran

en la corteza cingulada anterior, la corte-

za frontinsular y, al parecer, también en

la corteza dorsolateral prefrontal. El hom-

bre tiene más células en huso y, además,

son mayores que en los grandes simios.

Se han identificado también en el cerebro

de las ballenas jorobadas, rorcuales, orcas,

cachalotes, delfines mulares, delfines de

Risso, belugas y elefantes. Su presencia en

organismos tan dispares se atribuye a un

fenómeno de evolución convergente.

La complejidad de la conducta animal

induce a utilizar términos que se toman

prestados de la acción humana. Charles

Darwin empleó expresiones mentalistas

cuando aludía a la alegría de un perro, la

astucia de una cobra o la simpatía de los

cuervos. El antropomorfismo de Darwin,

combinado con una descripción meticu-

losa, parecía aportar base científica para

subrayar las obvias semejanzas entre el

comportamiento humano y el de otros

animales. Pero hacia finales del siglo xix

se produjo ya una fuerte reacción contra

la atribución de pensamientos conscien-

tes a los animales. En el Reino Unido, el

canon de Conway Lloyd Morgan prohibía

la explicación del comportamiento animal

mediante una facultad psíquica superior a

la requerida por los datos. En Estados Uni-

dos, Edward Thorndike defendía sustituir

el recurso a las anécdotas en el estudio del

comportamiento animal por experimen-

tos controlados. Sostenía que, cuando se

estudian en entornos controlados y repro-

ducibles, se comprobaba que el compor-

tamiento animal obedecía leyes que hacían

innecesarias las explicaciones mentalistas.

Pero, tras un siglo de silencio, se está

asistiendo a un resurgimiento del antro-

pomorfismo. A esa tendencia se adelantó

Donald Griffin, descubridor del sonar de los

murciélagos. Griffin sostenía que la com-

plejidad de la conducta animal demanda-

ba la presencia de pensamientos y deseos

conscientes; para él, la explicación antro-

pomórfica resultaba más parsimoniosa que

otra construida sobre leyes conductistas. En

Griffin se inspiró Gordon Burghardt, quien

distinguió entre antropomorfismo ingenuo

(el impulso que mueve a los niños a conver-

sar con el perro familiar) y antropomorfis-

mo crítico (que utiliza la hipótesis de la con-

ciencia animal como método heurístico).

Esa distinción se asemeja a la formulada

por Frans de Waal entre antropomorfismo

centrado en el animal y antropomorfis-

mo centrado en el hombre. Daniel Den-

nett sostiene, con Griffin, Burghardt y De

Waal, que el recurso a estados mentalistas

intencionales es más parsimonioso que

una descripción conductual de compleji-

dad inimaginable. Con todo, aducir que las

explicaciones mentalistas son más simples

puede suponer cometer una falacia nomi-

nalista: creer que con darle el nombre a un

a cosa ya la estamos explicando.

Page 95: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 93

Se ha demostrado, en una serie de expe-

rimentos acometidos en el Centro de Inves-

tigación Wolfgang Köhler del Zoológico de

Leipzig, que los grandes simios saben que

pueden equivocarse cuando toman una

decisión. Con otras palabras, parecen dota-

dos de capacidades metacognitivas. ¿Tienen,

pues, cultura? Para algunos, la cuestión así

planteada equivale a preguntarse si los

pollos vuelan. Comparados con el alba-

tros o los halcones, seguramente no, pero

los pollos tienen alas, las abren y pueden

encaramarse hasta los árboles. De manera

similar, el grado de cultura alcanzado por el

hombre en arte, gastronomía, cocina, cien-

cia o política carece de parangón en el reino

animal. Pero ¿qué acontece si cambiamos de

perspectiva y no los medimos con nuestros

parámetros? Eso es lo que Kinji Imanishi

propuso a comienzos de los cincuenta.

Imanishi sugirió que la cultura —entendi-

da como la transmisión no hereditaria de

hábitos— era enteramente posible, e incluso

probable, en animales no humanos.

Ese enfoque preparó la mente de los pri-

matólogos para considerar hito cultural la

difusión del lavado de los boniatos entre los

monos macacos de la isla japonesa de Koshi-

ma. Una hembra juvenil inició la costumbre

de acercarse a la playa y lavarles la tierra ad-

herida. La imitaron su madre y otros familia-

res. La costumbre se extendió; al cabo de un

decenio, la población entera por debajo de la

media de edad estaba lavando las boniatos.

No obstante, los antropólogos y psicólogos

occidentales se resistían a atribuirles el tér-

mino cultura, que, en su opinión, exigía una

intervención lingüística. Más que cultura, se

dijo, habría que hablar de trazo específico de

un grupo o tradición grupal.

La primera prueba de que quizá las cosas

no fueran tan lineales llegó con el descubri-

miento, por William McGrew en 1992, del

uso de herramientas entre los chimpancés.

Desde entonces se han multiplicado nuevas

observaciones con una cadencia incesante

en las revistas sobre primatología. Se han

pergeñado escalas de conductas, que toman

en consideración las condiciones ecológicas

de cada lugar. Por ejemplo, los chimpancés

no duermen en nidos sobre el suelo (frente

a los nidos en los árboles) allí donde existe

alta depredación de leones o leopardos. ¿Ge-

nética o cultura? aducirían algunos a este

respecto. Los genes determinan capacida-

des generales, como el uso de herramien-

tas, pero es difícil imaginar que instruyan

a los primates en cómo cazar hormigas o

en hacerse nidos fuera de la vegetación. Las

tabulaciones de diferencias de población

muestran que existen múltiples variantes

culturales. Algunas pautas rutinarias son

exclusivas de ciertas comunidades, otras

son compartidas por dos o más poblacio-

nes. En el bien entendido de que la imita-

ción no es el único mecanismo que inter-

viene en la adquisición de la cultura entre

los chimpancés. Se da una combinación

compleja de imitación y de otras formas

de aprendizaje, social e individual.

Boesch se hace eco de la triple distinción

en el dominio cultural: material, social y sim-

bólico. La cultura material nos remite a los

útiles empleados. La cultura social abarca to-

dos los aspectos comunitarios que permiten

a los individuos desarrollar y beneficiarse de

las ventajas aportadas por la vida en grupo.

La cultura simbólica comprende todos los

medios de comunicación, en un sentido muy

general, entre individuos durante sus interac-

ciones sociales. La posesión de un dominio

no excluye el de otros. Dominios que no son,

por supuesto, exclusivos. Ni un mismo domi-

nio es aprovechado por igual.

La imitación de aspectos simples de la

técnica empleada por la madre la ejecutan

los juveniles sin dificultad en situaciones

naturales, como se ha observado en la caza

de termes por los chimpancés de Gombe,

para cascar nueces en Taï y Bossou, y para

distintas técnicas de forrajeo en Mahale. La

cultura material conforma el entorno físico

y tiene una enorme influencia en la clase y

cantidad de alimento que pueden explotar

en un hábitat determinado. En este aspecto,

el impacto de la cultura social es incluso más

complejo por cuanto la caza en cooperación

ha conducido a que la carne se convierta en

la principal fuente alimentaria y de solida-

ridad intragrupal, en términos de altruismo

y ayuda a los miembros del grupo. Desem-

peña un papel sustantivo en las interaccio-

nes sociales en el seno de la comunidad. En

los Taï, el papel importante de la carne ha

favorecido la aparición de un segundo sis-

tema de dominancia, tras el fundado en las

interacciones agresivas. En la naturaleza, los

chimpancés comparten su alimento con

los familiares cercanos (la madre lo reparte

con crías y juveniles), así como con miem-

bros adultos no emparentados del mismo

grupo. Los chimpancés comparten también

el servicio social del aseo. No se hace de ma-

nera aleatoria: los chimpancés Taï compar-

ten la interacción del mutuo despioje con

elevados niveles de simetría dentro de dia-

das a lo largo de períodos de varios meses.

La compleja red tejida en la compartición

de alimento y conducta social permite a los

individuos acceder a recursos que, cada uno

por su cuenta, no alcanzaría.

El dominio social y simbólico se imbri-

can en las relaciones sexuales de los chim-

pancés. ¿Cómo se le insinúa un macho a

una hembra? Un macho Mahale observa

a una hembra en estro. El macho se exci-

ta sexualmente, con el pene en erección,

pero no obtiene respuesta de la hembra.

Entonces corta una rama llena de hojas; se

lleva una a la boca, entre los dientes, y la va

rasgando poco a poco y soltando los trozos

al suelo. Sigue el mismo proceso con varias

hojas más; aunque no se las come produce

un chasquido en cada desgarro, un soni-

do que puede oír la hembra. Entonces, se

aparean. Si de los Mahale pasamos a los

Taï, el cortejo previo es muy distinto. Un

macho descubre a una hembra con ligeras

muestras de receptividad. Se le aproxima

sexualmente excitado, aunque no obtie-

ne respuesta. Para vencer la resistencia, el

macho golpea el tronco de un árbol con

sus nudillos. Esa prueba de poder mueve

a la hembra a cambiar de opinión. Con los

chimpancés de Gombe no parece impor-

tar el cortejo. A la manera de un código

de signos, el rasgado de las hojas o el rui-

do de los nudillos, aunque diferentes en su

expresión, encierran el mismo significado.

Dicho significado se basa en una conven-

ción social arbitraria, que es compartida

por todos los miembros del grupo.

—Luis Alonso

Page 96: La Evolución Del Pensamiento

94 MENTE Y CEREBRO 60 - 2013

LIBROS

THE EVOLUTION OF PRIMATE SOCIETIES

Dirigido por John C. Mitani, Joseph Call, Peter

M. Kappeler, Ryne A. Palombit y Joan B. Silk.

The University of Chicago Press, Chicago, 2012.

En 1987 aparecía Primate Societies,

manual de cabecera de toda una ge-

neración de estudiosos en el cam-

po del comportamiento primate. Desde

entonces se han desarrollado, debatido

y asentado nuevas teorías y novedosas

técnicas de investigación del Orden de los

Primates. Fruto de ello es The Evolution of

Primate Societies, obra que presenta la mis-

ma editorial University of Chicago Press.

Consta de 32 capítulos que revisan el esta-

do actual de nuestros conocimientos sobre

la conducta de los primates no humanos.

La obra se organiza en torno a los proble-

mas principales de adaptación planteados

en el crecimiento, supervivencia y repro-

ducción. Se cierra con una exposición de

las semejanzas y diferencias entre la cog-

nición primate humana y la no humana.

Los primates han alcanzado unas rela-

ciones sociales insólitamente complejas, así

como unas habilidades cognitivas refinadas

cuyos mecanismos vamos conociendo es-

tudio tras estudio. Esos trabajos ayudan a

entender de qué modo han evolucionado la

conducta social y las facultades mentales de

los primates. Hasta la aparición de la etolo-

gía, ecología conductual y psicología com-

parada en la segunda mitad del siglo xx, el

comportamiento de los primates no había

adquirido armazón doctrinal. Robert Yerkes

y Wolfgang Köhler iniciaron el estudio mo-

derno del comportamiento de los primates

en cautividad durante la primera mitad de

esa centuria. Inspirándose en Yerkes, Cla-

rence Ray Carpenter acometió los primeros

trabajos de campo. A comienzos de los años

sesenta se había acumulado ya un ingente

volumen de datos, que permitió a David

Hamburgh y Sherwood Washburn organizar

un grupo de estudio en el Centro de Estudios

Avanzados de las Ciencias de la Conducta en

Stanford. La primera compilación de artícu-

los sobre comportamiento emergió de ese

grupo con la publicación en 1965 de Primate

Behavior: Field Studies of Monkeys and Apes,

coordinado por Irven DeVore. Abarcaba poco

más de 20 especies observadas en la natura-

leza. En 1987, el arriba mencionado Primate

Societies cribaba ya entre los numerosos es-

tudios empíricos. Hoy, los congresos de la

Sociedad Primatológica Internacional atraen

a más de 1000 participantes.

Los datos recabados tanto en la natu-

raleza como en cautividad se refieren a

la fisiología, genética, comportamiento,

neurología, etcétera. Ponen de manifiesto

que ciertas especies piensan y reaccionan

de manera mucho más parecida a los hu-

manos de lo que se venía admitiendo. En

concreto, The Evolution of Primate Societies

evalúa las relaciones entre estructuras so-

ciales y contexto ecológico, así como los

orígenes evolutivos y diversidad conduc-

tual, sin obviar la capacidad mental de los

primates desarrollada ante las presiones

que le impone la naturaleza.

Directa o indirectamente se ahonda en

las posibles líneas de continuidad en la evo-

lución de los homininos y en los factores

conductuales, anatómicos, fisiológicos y ge-

néticos que nos caracterizan a los humanos.

Algunos de los estudios de campo, llevados

a cabo a lo largo de diversas campañas, so-

bre babuinos, macacos o chimpancés han

amasado ya datos cuantitativos sobre va-

rias generaciones, de innegable valor en la

consideración de la historia de la vida y la

conducta. Para el comportamiento, resul-

tan imprescindibles los trabajos genéticos

y endocrinos; para la cognición, resultan

espectaculares los fenómenos descubiertos

en la experimentación, en condiciones de

libertad o de cautividad. Hasta un tercio de

las especies de los primates son solitarias,

por lo que es más difícil de estudiar su or-

ganización social.

Por tratarse de un estudio comparado, los

análisis filogenéticos y taxonómicos sirven

de plantilla general que nos enseña a ubicar

el grado potencial de complejidad de la es-

tructura social. Igual que los humanos, los

primates no humanos son animales sociales.

Pero la forma en que la sociabilidad se ma-

nifiesta varía ampliamente de una especie a

otra y entre grupos de una misma especie.

Ocupan diferentes tipos de hábitats y se ex-

ponen a dispares depredadores y azares de la

naturaleza. En su lucha por crecer, sobrevivir

y reproducirse, adoptan distintas tácticas y

estrategias, que se han ido desentrañado a lo

largo de los últimos 25 años.

Pormenorizando, el análisis morfológico

y genético aplicados a la filogénesis, identi-

fican a los estrepsirrinos (lemuriformes y

lorisiformes) como un suborden monofilé-

tico del orden de los primates. Estrepsirri-

nos y tarsiformes comparten rasgos primi-

tivos. Los dos juntos constituyen en torno

a un tercio de todos los primates vivos.

Los lémures de Madagascar representan

el grupo más numeroso de los estrepsirri-

nos. Hoy se dividen en cinco familias y

15 géneros con unas 100 especies. Los Lé-

Sociedades primatesUn tratado exhaustivo de primatología social comparada

Page 97: La Evolución Del Pensamiento

MENTE Y CEREBRO 60 - 2013 95

mures son endémicos de Madagascar. Los

Lorisiformes viven en África y Asia. Se han

distinguido dos clados. Desde el punto de

vista ecológico, lemuriformes, lorisiformes

y tarsiformes son muy diversos. Diversidad

que en buena medida se halla ligada al ta-

maño corporal. Este grupo incluye desde el

primate más pequeño (el lémur ratón, de

30 gramos) hasta el imponente Archaeoin-

dris frontymenti (más de 150 kilogramos).

Por lo que se refiere a la evolución de

su sistema social, estrepsirrinos y tarsi-

formes muestran una notable diversidad.

Desde el punto de vista de la organización

social (tamaño, composición, cohesión y

estructura genética de una unidad social)

pueden distinguirse tres categorías bási-

cas: solitarios, vivir en parejas o especies

de vida en grupo. Al hallarse confinados

en la isla de Madagascar, reviste sumo in-

terés el estudio social de los lémures, desde

una perspectiva comparada, pues han re-

corrido una evolución peculiar. Mediante

la identificación de semejanzas y dispari-

dades con el resto de los antropoides, se

van acotando los principios generales de

la evolución social de los primates.

La rivalidad por los recursos favorece las

relaciones de competencia. Esta se mani-

fiesta siempre que un individuo muestra

una conducta sumisa hacia otro de su es-

pecie. La misma pauta que se observa en

las relaciones diádicas de dominancia, se

advierte en la jerarquía de dominancia en

el seno del grupo, siendo la linearidad y

la transitividad los caracteres distintivos.

Ofrecen dominancia grupal los lemúridos.

En particular, llama la atención la domi-

nancia de las hembras. Las hembras adultas

pueden instar un comportamiento sumi-

so de todos los machos adultos en interac-

ciones diádicas en cualquier contexto. Por

su parte, el cerebro relativamente pequeño

de los estrepsirrinos y tarsiformes sería un

reflejo de sus sociedades menos complejas.

Lo que no es óbice para que hayan adqui-

rido facultades cognitivas básicas que les

aproximan a otros primates.

Estrepsirrinos y tarsiformes suelen ser

especies pequeñas y nocturnas. Las de vida

diurna sufrieron un proceso importante de

extinción en tiempos recientes. Presentan

una relación de cerebro a tamaño corporal

menor que en la mayoría de los antropoides.

La dispersión de la progenie crea importan-

tes riesgos. Se hallan sometidas a una ele-

vada tasa de depredación. Son comunes la

especialización en la dieta. La reproducción,

estacional por lo común, evoca una recepti-

vidad muy breve, en la que la promiscuidad

constituye el sistema normal de apareamien-

to. La monogamia se acompaña de altos nive-

les de paternidad fuera de la pareja. La comu-

nicación olfatoria constituye una modalidad

importante de comunicación social.

Tal es la pauta seguida en el resto de los

taxones de primates. El desarrollo del estudio

del cerebro en los últimos años nos permite

hacer una coda sobre la sociabilidad de los

primates a partir de la relación entre tamaño

del cerebro y tamaño del grupo constituido.

Existe, de acuerdo con una investigación re-

ciente, relación positiva entre densidad de

materia gris y número de amigos de Face-

book que tenía un individuo. No podemos

medir de semejante forma la sociabilidad

de los primates, pero los trabajos de Robin

Dunbar y otros han puesto de manifiesto

que el tamaño del cerebro, del neocórtex en

particular, guarda una estrecha vinculación

con el tamaño de un grupo social primate.

Mediante técnicas de neuroimagen se ha

observado cierta asociación del tamaño de

determinadas regiones cerebrales con el ta-

maño del grupo. Por lo que parece, seguir el

rastro de lo que acontece a nuestro alrededor

exige un poder de procesamiento bastante

notable; por ello, los grupos grandes recla-

marían cerebros grandes.

De hecho, la hipótesis del cerebro social

constituye un punto de partida para una

serie importante de estudios que nos han

llevado, de momento, al convencimiento

de que necesita de un apoyo complementa-

rio que se integre en una explicación más

completa, con pruebas presentadas por la

neurociencia cognitiva. Aunque apenas se

duda de que debemos a nuestro tamaño

cerebral, a las redes y circuitos en su seno

trabadas, la posibilidad de nuestro grado

de inteligencia, lo cierto es que si la tra-

yectoria hacia un cerebro grande fuera

sencilla, todos los animales deberían ha-

berla tomado, con sus peculiaridades res-

pectivas. Ahora bien, el cerebro consume

mucha energía, de la que han carecido las

especies que lo mantuvieron pequeño en

el transcurso de su evolución.

¿Fue el tamaño grupal representativo de

una especie el motor de la evolución de un ce-

rebro grande u ocurrió al revés? La selección

natural pudo haber primado la aparición de

un cerebro poderoso por otras razones, tales

como un mayor rendimiento en el forrajeo

y aplicación de habilidades en el manejo de

útiles, que luego permitieron la aparición

de grupos sociales más extensos. Algunos

suponen que los grandes simios (chimpan-

cés, gorilas y humanos) evolucionaron hacia

un cerebro grande para resolver, mejor que

el resto de los primates, los problemas de la

adquisición de alimentos. La hipótesis de la

inteligencia maquiavélica, formulada en las

postrimerías de los ochenta por Richard Byr-

ne y Andrew Witten, se centraba en los retos

cognitivos que planteaba alcanzar el equili-

brio entre competir y cooperar, en el seno de

grupos primates. En ello fue precursora de

la hipótesis del cerebro social. Esos cambios

conducirían a un cerebro mejor equipado

para conocer causas y efectos —necesarios

para el desarrollo del manejo de instrumen-

tos, como cazar termes con palitos— y com-

prender las intenciones de otros animales. De

ese modo, se posibilitaban unas relaciones

sociales cada vez más complejas.

Otros autores, por el contrario, declaran

que el tamaño del grupo es una condición

harto basta para dar cuenta de la evolu-

ción de las relaciones sociales. Las hienas

(con un cerebro pequeño) e incluso algu-

nos murciélagos viven en sociedades de

elevada complejidad, como las de muchos

primates. Parecería más atinada lo que de-

nominan hipótesis cultural, que abrazaría

un amplio espectro de factores, incluidas

la flexibilidad conductual del animal y el

aprendizaje social (transmisión de habi-

lidades e información en el seno de una

especie) e incorporaría las habilidades eco-

lógicas aprendidas a través de procesos de

transmisión social de información.

—Luis Alonso

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MENTE Y CEREBRO 58 - 2013 97

EN EL PRÓXIMO NÚMERO.. . JULIO / AGOSTO 2013 – N.° 61D

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¿Por qué es hiperactivo?El trastorno por déficit de atención e hiperactividad

presenta múltiples caras. Aunque se han descubierto

ciertas causas biológicas, ello no asegura un mejor

diagnóstico. ¿Por qué han aumentado los casos de

niños hiperactivos? Por Stefanie Reinberger

MENTE Y CEREBRO

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Marián Beltrán: El poder curativo de la risa, Adaptados a la cultura; Federico Fernández Gil: De primitivos a humanos; Jacobo Chamorro: El cerebro primitivo en las aulas modernas; Noelia de la Torre: El peso del apego temprano, Gases tóxicos en el cuerpo; F. Asensi: Microscopía bifotónica: neuronas en directo, Entrevista; Luis Bou: Encefaloscopio, Cerebros diferen-tes, imágenes distintas, Ilusiones; Andrés Martínez: Secretos del descanso reparador; Ignacio Navascués: Reserva celular letal, Syllabus

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TER A PIA

En busca del silencioZumbidos, siseos o tintineos. El tinnitus o los acúfenos no

se originan en el oído, sino en el cerebro. La estimulación

magnética transcraneal permite aliviar el estridor.

Por Tobias Kleinjung y Berthold Langguth

Comida y psiquePor Stefanie Reinberger

La influencia de la flora intestinal en el ánimopor Stefanie Reinberger

Cuestión de gustosPor Angelika Bauer-Delto

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Cerebro «multitarea»Muchas personas se perci-

ben capaces de desarrollar

correctamente diversas

tareas a la vez; sin embargo,

solo un pequeño porcentaje

de la población muestra

este talento. La estructura

cerebral y la genética tienen

que ver con ello. Por David

L. Strayer y Jason M. Watson

DRE

AM

STIM

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YURI

ARC

UR

S

D OSSIER SOBRE LOS EFEC TOS DE L A A L IMENTACI ÓN

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