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Ensayo sobre el uso de pruebas psicométricas en psicología.
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UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS DE LA SALUD
LICENCIATURA DE PSICOLOGÍA
EPISTEMOLOGÍA
ALUMNO: JUAN PALO PADILLA HERNÁNDEZ
PROFESORA: FABIOLA DE SANTOS ÁVILA
GUADALAJARA, JALISCO, MÉXICO
9 DE DICIEMBRE DEL 2014
LA FORMACIÓN DEL PSICÓLOGO Y SU RELACIÓN
CON LA EPISTEMOLOGÍA: FUTUROS
PSICÓLOGOS, ¿ESTUDIANTES DE LA MENTE O
APLICADORES DE PRUEBAS?
“La verdad está en la consistencia, dice Poe (Ettreha). Por tanto, el que no tolera
la consistencia se cierra a toda ética de la verdad; abandona la palabra, la
proposición, la idea, en cuanto estas cuajan y pasan al estado sólido, de
estereotipo (stereos quiere decir sólido).”
―Roland Barthes―
INTRODUCCIÓN
Imagínese un día en el que usted sube a algún medio de transporte sin
saber hacia dónde se quiere ir o incluso si dicha ruta o medio circula por el lugar al
que se quiere llegar. El resultado. Es evidente. Una confusión; la pérdida del
objetivo incluso un extravío.
Esa es la perspectiva que quiero mostrar en este escrito: Futuros psicólogos,
¿estudiantes de la mente o aplicadores de pruebas? Más que una simple crítica es
una propuesta a aquellos que estamos en esta etapa bella de la formación.
¿Por qué usar un término que para muchos podría ser duro y más después de
tantos años de formación? ¿Por qué ser críticos y no dejarse llevar por la marea
de una de las ciencias más complejas en un sistema que ofrece tanto
pragmatismo? La respuesta es simple. Porque me interesa el futuro no sólo
laborar de mi carrera y profesión sino de aquellos que hoy en día ya luchan por un
puesto en los “campos de batalla” laborales; y de los que vienen detrás de
nosotros.
La psicología es más que pruebas psicométricas; sobrepasa cualquier serie de
televisión, que hoy en día han ensalzado la resolución de crímenes pasionales o
enfermizos; esta ciencia es más que una sesión de abrazos o un par de imágenes
proyectivas.
Hoy en día, nuestra “ciencia del alma o mente” ha sido por muchos
menospreciada, desvalorada incluso llamada ciencia por simple compasión. Tal
como nos lo recuerda Arturo Silva Rodríguez (2011), la psicología no aspira a
establecer generalizaciones sobre fenómenos predecibles y reproductibles, al
contrario, su propósito es comprender las características individuales y únicas de
sus objetos de estudio; esto es, las ciencias sociales y del comportamiento no se
interesan en los conceptos nomotéticos, sino en los ideográficos, pues buscan
describir lo individual de las acciones humanas.
Es decir que para muchos, la psicología y las ciencias sociales, no cuentan con el
“rigor” y exactitud que las ciencias modernas pueden aportarle a la humanidad;
reduciendo estás primeras a simples “narradores” de las cualidades de los seres
vivos.
Dichos argumentos son claro de aquellos que se consideran “enemigos” de la
psicología o que ven en ella una ciencia “menor” que está al servicio de la
medicina, las matemáticas o las ciencias naturales.
Pero, entre aquellos que estudiamos la “psique”. Entre los que han experimentado
la gratificación de tratar a algún paciente o estudiar el comportamiento de los
seres en relación; ¿existe este tipo de pensamiento? Y si arguyamos que no es
así, ¿qué tal en la práctica? ¿Hemos de verdad estudiado nuestra ciencia con afán
de comprensión o sólo hemos aprendido manuales de cómo dar una hoja en
blanco, cómo aplicar reactivos o calificar los ítems de test y pruebas?
Por otra parte, aunque no de manera aislada, es importante mencionar una de las
ciencias que hace equipo con la psicología: la epistemología.
¿Podemos hablar de una relación directa con las ciencias modernas incluida la
psicología? ¿Hoy en día se valora y se considera como parte integral de la
formación de los futuros estudiantes de la mente? Es la epistemología, dentro de
un plan curricular, una de las materias que menos “adeptos” puede tener. ¿Será
esto por su relación tan directa con la filosofía; otra de las ciencias “rechazadas
por el pensamiento práctico moderno?
Practicidad. Ese es el pensamiento imperante en muchos de los estudiantes de
psicología. Al menos lo que podemos percibir en nuestra institución. Y con el
deseo de errar; me atrevo a afirmar que dicho pensamiento es el pensamiento
imperante en nuestra época y por ende en muchas ciencias y su correcto
desarrollo para el bien de la humanidad.
PSICÓLOGOS EN FORMACIÓN
La psicología es una disciplina sumamente antigua, ya que el pensamiento y
las causas de la conducta han intrigado al ser humano desde que tiene conciencia
de existencia; sus inicios documentados se remontan a la antigua Grecia con los
trabajos de Aristóteles y Platón sobre la conciencia y la naturaleza de la mente, la
motivación y la conducta (Smith 2003). Es entonces que puede decirse que el
nacimiento de la psicología se remonta hasta la época de la Grecia antigua.
Aquella época donde la reflexión del ser humano giraba en torno al orden del
universo, el origen del ser humano y cuestiones sobre el conocimiento que,
posteriormente darán inicio a los principios epistemológicos.
Desde entonces la psicología, epistemología han visto entrecruzados sus
caminos; al ser ambas, podría decirse, herederas de la reflexión procedente de la
filosofía que sabios y observadores han dado como fruto a la humanidad.
Poco se sabe de la formación antigua sobre la ciencia de la psicología. Si aquellos
que eran seguidores de los sabios helenos tenían algún tipo de programa o plan.
Si todo era parte de un todo mayor como la filosofía o se debía seguir algún tipo
de orden. Lo que sí sabemos por reflexiones como la de Aristóteles (1994), es
absurdo confundir y mezclar la indagación de la ciencia y la del método. Esto
haciendo alusión a alguna definición muy válida y perdurable de ciencia.
En años posteriores la formación de la psicología alcanzará albores inimaginables
con la adopción del método positivo por fisiólogos como Wilhelm Wundt o James
Williams. Conductistas como Pavlov o Skinner aportarán a la “nueva” ciencia un
mayor prestigio por sus resultados cuantificables y reproductibles.
Es hasta la época moderna, hasta 1974 que se obtuvo el reconocimiento oficial a
la carrera de Psicología en nuestro país, lo cual daba derecho a los estudiantes a
obtener la cédula profesional. Siendo la Universidad Nacional Autónoma de
México el parteaguas para llevar a cabo un plan de estudios que propusiera a los
estudiantes de la estrenada carrera “las armas” necesarias para afrontar de una
manera competitiva y seria en el terreno laboral de la psicología.
La creación de la Escuela de Psicología en la Universidad de Guadalajara se dio
entre los años 1970-1976. Desde entonces y hasta la fecha se han planteado y re-
planteado en más de una ocasión los planes de estudios, perfiles de ingreso y de
egreso.
Dar respuesta a la necesidad del momento es lo que dichas modificaciones
proyectan al estar en constante cambio; lo cual es muy loable, incluso, necesario
ya que en un mundo donde las necesidades son tan cambiantes y exigentes es
propio de las disciplinas modificar sus esquemas para lograr una adaptación
eficiente a la necesidad humana.
Hablando de la actualidad o desde la experiencia propia, los planes de estudio, las
materias ofertadas y el camino de formación que la institución nos ofrece es sin
duda fruto de un esfuerzo cada vez mejor o al menos eso es lo que se busca
lograr con las reformas académicas.
Considero a la vez que existen dos tipos de problemáticas: la primera
independiente del presente; es decir, los planes de estudio del hoy, probablemente
no sean suficientes para las necesidades del mañana. Segunda, que muchos de
los estudiantes optan por una psicología práctica más que teórica. Despreciando
de manera explícita algunas asignaturas como: filosofía, epistemología,
antropología, historia (en todas de sus manifestaciones), por mencionar sólo
algunas.
Pero, ¿Es realmente el plan de estudios el origen del problema? ¿Podríamos
considerar que el eliminar de una oferta académica algunas de estas materias se
resuelve dicho problema y se “pinta” de manera más atractiva la “venta” de un plan
curricular?
La verdadera formación del psicólogo es aquella que contempla de manera más
integral el pensamiento y accionar de los estudiantes. Referentemente en los
futuros psicólogos; las ciencias teóricas o disciplinas que exigen una comprensión
y reflexión son punto fundamental de su formación académica. En algunos de los
casos es irrisorio incluso triste la manera en que muchos de los formandos se
expresan de mencionadas materias inclusive son expulsadas de la lista de
prioridades de algunos de ellos con argumentos que se basan en inutilidad,
inservibles u obsoletas.
Un plan de estudios es una guía. Un camino que se propone a los integrantes de
una de las facultades para precisamente poder llevar a cabo de la mejor manera
su carrera y llegar a buen término de manera laboral y responder de manera
contundente a las nuevas necesidades. El seguirlo depende tanto de los
formadores como de los estudiantes no sólo para cumplirlo sino proponer cambios
efectivos a dicha vía.
En el presente año fuimos testigos de uno de los cambios mencionados; no por
parte de los estudiantes, sino de las autoridades involucradas en la oferta
académica y plan curricular de los jóvenes de recién ingreso a la facultad de
psicología. Fuimos testigos también de la “extinción” de algunas materias
reflexivas y de los intentos de reducción, desde un punto de vista particular”, de
una de las carreras reflexivas a lo pragmático o práctico. Al eliminar, minimizar o
fusionar ciertas asignaturas que se consideraban desde la perspectiva de no sé
quién como obsoletas.
Afortunadamente para la epistemología, este no fue su caso. Esta ciencia nos
expone de manera teórica algunos temas relacionados con el conocimiento y su
adquisición. Por lo tanto, no sólo en la psicología, sino en las carreras científicas
debe ser básica o de rigor estudiantil.
En palabras de José Anicama (2012) la epistemología es una disciplina filosófica
que estudia las bases o principios sobre las cuales se construye la ciencia, los
fundamentos para hacer investigación científica: es decir la estructura y métodos
de los sistemas científicos y, estudia principalmente el producto de esa
investigación: el conocimiento científico.
La Psicología es la ciencia que estudia la producción y procesamiento del
conocimiento, sentimientos y sensaciones en uno o algunos sujetos cognoscentes.
La pregunta que a continuación nos atañe es ¿Existe entonces alguna relación
entre Epistemología y Psicología?
RELACIÓN EPISTEMOLOGÍA - PSICOLOGÍA
La epistemología, a la cual parece reducir prácticamente Quine la filosofía,
(estudia un fenómeno natural: el sujeto humano físico, a fin de brindar una
explicación acerca del conocimiento que éste posee. El hombre elabora una
descripción del mundo a partir de «magros» datos sensoriales, esta descripción –
contenida en la ciencia en sentido amplio – es presumiblemente verdadera puesto
que así lo indica un análisis de sano sentido común acerca de sus aciertos
formidables. Ahora bien, los filósofos no han dejado de tomar en cuenta el hecho
de que esa base sensorial se muestra insuficiente y han intentado justificar el
conocimiento humano de diversos modos. Quine, en cambio, pretende que el
enigma del conocimiento humano debe resolverse apelando a la ciencia natural:
Psicología empírica, neurofisiología, genética evolucionista, etc. Todas estas
ciencias deben hacer su aporte en orden a resolver la ecuación asimétrica que
vincula causalmente la magra entrada sensorial con la torrencial salida teórica.
Catalina Hynes (2000).
La psicología como ciencia que estudia la subjetividad del hombre y la objetividad
de la realidad se encuentra unida a muchas ramas del saber humano. Esta
cuestión que se refleja en las principales aristas investigativas actuales que se
desarrollan dentro de la psicología en otras ciencias no desligadas de ellas,
establece, precisamente puntos de contacto que permiten completar la visión de
los problemas abordados.
Dicho es el caso de la epistemología y la psicología. Donde aquellas percepciones
de la realidad extra e intramental de los seres humanos permiten que,
precisamente, el conocimiento se geste en un ambiente también de reflexión y en
compañía de la experiencia sensorio-motora.
Así, podríamos hablar de una relación entre ambas ciencias. Sin precisar si alguna
es superior o no a la otra. Sólo dando por entendido que ambas aportan, desde la
percepción subjetiva los elementos necesarios para que el sujeto que conoce
logre la objetividad que la ciencia actual exige para designar a sus
descubrimientos como lícitos.
Entonces, en el estudiante actual ¿Es necesaria la formación de dicha asignatura?
¿Es o debe ser prioritaria la epistemología en el estudio de la psicología?
Podríamos inferir que así es. Que debe ser parte importante del estudio de la
psique ya que, en su parte histórico-teórica, por llamarlo de una forma popular
entre los estudiantes, prepara el terreno adecuado para la cimentación de una
cadena de sistemas de pensamientos, dígase racionalismo, intelectualismo,
etcétera; para posteriormente formar en el estudiante una sana o mayor
comprensión de los múltiples enfoques o corrientes que se desenvuelven en la
práctica de la psicología.
A cerca de esto, es muy común escuchar entre la población estudiantil
comentarios despectivos a cerca de tal o cual postura psicológica. O, caso
contrario, jóvenes ilusionados y “casados” con un único enfoque que en años
posteriores de estudio probablemente no satisfagan sus “necesidades” mentales o
laborales. Nuevamente desde la perspectiva personal, considero que dichos
“vaivenes” dentro del estudio o práctica de la psicología se deben precisamente al
escaso o nulo conocimiento de las diversas posturas de pensamiento que en
algunos de los casos sostienen o fundamentan algunas de las propuestas
psicológicas. Como es el caso del pragmatismo en la fisiología llevada a cabo por
Wundt. O el empirismo que busca precisamente de manera desmesurada la
experiencia personal y el cómo lo percibe el sujeto; algo similar a la propia
experiencia dentro de la terapia Gestalt. Sólo por citar algunos posibles ejemplos.
Es bueno resaltar, que las diversas posturas de pensamiento desarrolladas a
través del tiempo por pensadores, filósofos y sabios de la antigüedad son y
seguirán siendo la base del conocimiento actual; incluso de muchos de los
descubiertos científicos de nuestros días. Al ser dichos sistemas la antesala de
una búsqueda por alcanzar una ciencia objetiva, pulcra y libre de toda interferencia
subjetiva o tendenciosa. Por proveer a las múltiples disciplinas de un sistema de
pensamiento y estructuración tanto de métodos como de comprobaciones que
parten o dan por supuestos mucho de los postulados filosóficos, epistemológicos y
psicológicos. Pues hoy en día no se duda siquiera si el ser humano es capaz de
pensar; si es un ser con existencia real; no se duda menos de su racionalidad y su
lugar en la cima de los seres naturales. Y poseedor de uno de los tesoros
invaluables del universo: la mente.
ESTUDIANTES DE LA MENTE
Inicialmente Psique era simplemente una forma abreviada de referirse a la
vida. Para los griegos clásicos psique era el principio vital, el ánima de los
romanos. Platón decidió asignarle sustancia, como hacía con el resto de las
cosas. Esta idea produjo una entidad: el alma, una cosa que, como todo lo demás,
es eterna, pero que también tenía el deseo y la capacidad para alcanzar la belleza
y la verdad. Aristóteles trató de volver al principio vital. Él le llamaba entelequia, es
decir, algo inmaterial que hace que la materia esté viva, se mueva, se transforme y
alcance objetivos. Esta concepción sorprendentemente moderna: concibió una
entidad que no era una cosa sino una serie de funciones que gobernaban el
cambio y el movimiento. Aristóteles sentó el camino para el desarrollo de las
teorías de la acción. Su influencia todavía es palpable. Los intelectuales concebían
a psique como una cosa: el alma, una entidad inmaterial e inmortal con una
estructura interna que le dotaba de ciertas capacidades para la acción
(facultades). Algunos, como Ibn-Sibna (Avicena), situaban dichas facultades en el
cerebro, camino que luego seguirían los médicos galénicos renacentistas, como
los españoles Gómez Pereira y Juan Huarte de San Juan, y, más tarde, el padre
del dualismo moderno: René Descartes. Descartes sentó las bases del
pensamiento moderno, pero al precio de romper Psique en dos. Alberto Rosa
Rivero (2009)
La mente cartesiana se identifica ahora con el cerebro, mientras que el resto del
organismo humano (el cuerpo) es privado de cualquier consideración en lo que
respecta a la explicación dc los atributos psicológicos.
Hacker (2007) afirma, en oposición a la tendencia descrita, que seres humanos
somos sustancias espaciales-temporales que vivientes del mismo tipo que las
plantas y los animales. Lo es nos diferencia es un complejo de habilidades
distintivas: la razón, la inteligencia, la autoconciencia y el lenguaje por ejemplo,
que son descritos este sentido como habilidades del ser humano, no de su
cerebro. Nosotros de hecho llamamos "mente" no a una sustancia o a algo que se
encuentre hecho de algún material o localizado inherentemente en lugar. No a una
función cerebral sino a una serie distintiva de poderes y habilidades.
Estos poderes y habilidades no se encuentran en principio localizados en ningún
lado, sino son características del ser humano entendido de general, incluyendo su
cuerpo. Desde esta perspectiva, el concepto de mente no es ontológico, sino
lógico: es una construcción conceptual que es nos ayuda a referirnos a ciertas
habilidades humanas, en tanto diferentes de otras habilidades (las corporales).
El concepto de mente en la vida de las ciencias ha tenido múltiples significaciones.
Dentro de la psicología podríamos encontrar diversas áreas desde las cuales su
estudio se prolongan hasta unificar un todo que es el ser humano mismo en todas
sus funciones, acciones, pensamientos, sentimientos, capacidad cognocitiva,
etcétera.
El estudio de la mente, por llamarlo de alguna forma, ya que como vimos el
significado de psique parte desde muchas interpretaciones, depende
exclusivamente de la ciencia de la psicología. Ya que ésta a través de sus
técnicas como lo son la entrevista, la observación y las pruebas; sólo por
mencionar las más significativas. Hacen que el psicólogo se convierta en un
indagador, un analizador tanto de las cualidades subjetivas como de aquellas
cuantificaciones que pueden ser obtenidas de un paciente o una población que es
objeto de estudio.
Dentro del ámbito en el que tengo la oportunidad de estudiar la mente y formarme
como futuro psicólogo; he podido observar que esta parte de la psicología es la
que más agrada a la población estudiantil afín. Y es que el querer saber cómo
piensan las personas o el porqué de sus actos puede ser uno de los primeros
motivantes de los aspirantes a tan noble disciplina.
Dicha búsqueda lleva a muchos estudiantes a enfocarse sólo en aquellas cosas
que en apariencia sirven o entregan resultados de manera más visible y pronta
por, llamarle de algún modo, dejando de lado aquellas asignaturas que se dan por
supuestas y que ya han sido nombradas con anterioridad en este texto.
La relegación de las materias de corte reflexivo, histórico y que da aspecto de
poca practicidad nos dejan vislumbrar precisamente la tendencia de la mayoría de
los estudiantes de psicología, que a mis parecer, conforme avanzan los años van
dejando de lado sus nobles preguntas iniciales que sirvieron de motor para elegir
de entre un cúmulo de carreras a la psicología. Dejándose cautivar por las
pruebas proyectivas y los números frutos de algún test para medir determinada
función cerebral.
Y es que la problemática no se basa en dichas pruebas o test. De hecho rescato
su importancia dentro de lo que designaría como “la tríada del psicólogo”. Sino
que como estudiantes preferimos enfocar nuestra atención en aquello que
juzgamos mala mente como más importante. Dejando de lado que todo lo que se
encuentra dentro de un plan académico es funcional o por lo menos lo fue en su
momento, claro, con sus riesgos de volverse atípico o incluso obsoleto.
Desde la perspectiva de algunos profesores, incluso desde la personal, se cree
que existe cierta tendencia por parte de los estudiantes de psicología de la
Universidad de Guadalajara a buscar la “practicidad” dentro de su carrera.
Haciendo epojé de aquella materia que no consideren de utilidad para el futuro.
Enfocándose sólo en la aplicación y evaluación de pruebas. Sin saber cómo o por
qué se realizan de tal o cuál modo.
Este “pecadillo” estudiantil en el cual nos vemos inmersos, Sin duda ha generado,
y lo seguirá habiendo mientras no hagamos más conciencia al respecto, una
ralentización de la psicología, al menos dentro de nuestro Campus.
Continuará la producción de aplicadores de pruebas y no de generados de
conocimiento. Capacitará a personas para realizar entrevistas laborales, pero no
pensadores que indaguen con mayor interés en las capacidades tanto de
pensamiento como de interpretación de sentimientos en las personas
entrevistadas.
En psicología se estudian más que números, más que trastornos y aplicaciones de
pruebas. En psicología se debe buscar, a la manera antigua, la verdad de las
cosas; la explicación del suceso más que la comprensión del acontecimiento. En
psicología debe generarse conocimiento a partir del ya obtenido y no sólo basar
nuestro estudio y memorización en aquellos elementos que la sociedad como los
estudiantes consideramos útiles para la vida laboral.
APLICADORES DE PRUEBAS
Dentro de los planes de estudio podemos leer las asignaturas de un curso.
Podemos darnos cuenta del “árbol académico” que una institución o carrera nos
oferta y la manera en que nos veremos preparados para que al egresar del pre-
grado nos veamos y seamos aptos para ejercer la carrera electa. Dentro de
psicología, al revisar dicho plan, nos podemos dar cuenta de aquellas materias
que se enfocan al estudio o mejor dicho a la capacitación de aplicación y
evaluación de pruebas psicométricas.
Esto es algo necesario al ser estas técnicas de evaluación una parte importante de
la formación del futuro psicólogo. Pero, existe un riesgo que nos arroja la
experiencia: la centralización de dichas materias ya sea por su novedad en la
corta vida de un estudiante recién incorporado a la carrera o por la búsqueda
desmesurada de la practicidad.
Es común ver a los estudiantes dormir en las aulas donde se imparte filosofía,
epistemología, teorías y corrientes contemporáneas, Historia crítica de la
psicología, o alguna materia tan teórica. Y ver sufrir a los mismos estudiantes en
materias como Técnicas de evaluación de la personalidad infantil o Técnicas de
evaluación de la personalidad adulta. Es interesante ver cómo los estudiantes se
preocupan tanto por entender cómo aplicar el WISC y calificarlo que entender a
fondo lo que hay detrás de dicha técnica.
Los estudiantes en psicología persiguen aquellos que aparente practicidad sin
darse cuenta que todos los elementos en la carrera son parte importante en la
formación de un buen psicólogo; aunque posteriormente pareciera que los que se
han titulado usen argumentos como que lo aprendido no les ha funcionado nada
en la vida laboral. Yo me atrevería a regresarles la pregunta acerca de si fueron o
no funcionales en su estudio. Si sólo se persiguió un promedio o de verdad se
entendió todo lo que había detrás de una asignatura. Aunque, para ser honestos,
en ocasiones, esto no depende sólo del estudiante sino del profesor y su
capacidad para enseñar.
CONCLUSIÓN
Personalmente no deseo ser un “técnico en psicología”. Considero que eso es
a lo que la centralización de las técnicas de evaluación, las pruebas y los test no
pueden llevar a convertirnos.
No es minimizo su papel dentro de la formación de un estudiante; mucho menos
en la vida laboral y en el desarrollo de los avances psicológicos. Pero me atrevo a
condenar que muchos estudiantes descarten de su lista de prioridades otras
asignaturas que nos ayudarían a obtener no sólo una mayor efectividad en la
aplicación de dichas pruebas; sino en la generación de dichas pruebas que
cuantifiquen más efectivamente a nuestros pacientes de México.
¿Por qué no generar una batería propia? ¿Por qué no desarrollar de una manera
más compleja el pensamiento del mexicano? ¿Por qué no explicar más
efectivamente una teoría evolutiva de los habitantes de nuestro país? ¿Por qué
seguirnos aprendiendo de memoria los descubrimientos y avances, que son más
que lícitos, de otras naciones?
No es un desprecio a dichos sistemas de pensamientos; sino una invitación a
aquellos estudiantes de la mente o alma, como quiera entenderse, tomar el todo
por el todo y no centrar ni la formación en unas solas asignaturas ni en totalizar el
pensamiento práctico en la vida estudiantil.
Igualmente, deseo motivar a los jóvenes estudiantes a buscar la perfección o al
menos el “pulimiento” de nuestros planes académicos y proponer, siempre en vista
de una formación integral, los cambios necesarios para lograr mantener la carrera
de psicología como una de las más importantes del País y personalmente lograr la
satisfacción de poder ayudar a nuestra población que día con día abre más su
mentalidad con respecto a la función del psicólogo en la sociedad.
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