Algunos aspectos de la controversia entre la investigación cualitativa e investigación cuantitativa

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    Captulo 5Algunos aspectos de la controversia

    entre la investigacin cualitativae investigacin cuantitativa

    FERNANDO CORTS

    Introduccin

    La controversia sobre la investigacin cualitativa y cuantitativa en las ciencias

    sociales tiene lugar en varios dominios. Se entremezclan discusiones que se eri-gen desde los fundamentos filosficos en que enrazan las teoras (ontologa),teoras acerca de la relacin de conocimiento (epistemologa), el papel que des-empean los valores en la produccin de conocimiento (axiologa), y disputassobre causalidad versus interpretacin; con temas propiamente metodolgicoscomo objetividad, generalizacin, medicin (confiabilidad y validez de la medi-da); y con pugnas que involucran cuestiones de carcter ms tcnico, como sonlos alcances y limitaciones de los instrumentos de recopilacin de informacin,pero que la mayora de las veces se centran en el uso y en la aplicacin de losmtodos estadsticos.

    La caracterstica central de los mtodos cuantitativos es la medicin num-rica que aplican a los fenmenos observados. La estadstica constituye un ins-trumento apropiado para medir fenmenos objetivos y regulares, as comopara estimar su variabilidad y su grado de generalizacin (Castro, 1999: 62).

    La mezcla de las dimensiones presentes en la discusin se advierte con clari-dad en la serie de dicotomas que enuncia Halfpenny (1979: 799) entre las cualesdestacamos: los mtodos cualitativos seran relativistas, holistas, descriptivos/exploratorios, subjetivos, inductivos, especulativos/ilustrativos, ideogrficos,interpretativistas, orientados a exponer el significado para los actores, etc. Los

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    estudios cuantitativos, por su parte, seran correspondientemente universalis-tas, atomsticos, explicativos, objetivos, deductivos, orientados a la prueba dehiptesis, nomotticos, positivistas, imponen la teora sociolgica, etc. La tesiscentral del trabajo de este autor es que la discusin se origina en que los concep-tos cualitativo o cuantitativo son dependientes del enfoque terico-metodo-lgico. Sostiene que la nocin cualitativo es diferente en el positivismo, en elinterpretativismo (fenomenologa y hermenutica), en la etnometodologa y enel estructuralismo.

    A diferencia de Halfpenny, que se limita nicamente a presentar un listadode oposiciones, Denzin y Lincoln reconocen que el anlisis cualitativo involucradiversas disciplinas, mtodos y perspectivas epistemolgicas (1994: X y XI). Por lotanto, agregaramos, la discusin con la aproximacin cuantitativa puede tenerlugar en cualquiera de esos dominios.

    Los trminos en que se ha conducido la investigacin en Mxico, as comoen muchos otros lugares,1 lleva a algunos sostener que hay una incompatibilidadesencial entre la investigacin cualitativa y la cuantitativa:

    La tarea primaria del cientfico social no es probar la veracidad del cono-cimiento que genera (slo en la prctica social esto es, en la historia, puedellegar a probarse algo), ni explicar cmo funcionan unas supuestas leyes inmuta-bles, fijas, que rigen el comportamiento del mundo social; su tarea central es lade entender y describir en profundidad, por medio de conceptos tericos, si esnecesario, el movimiento de las sociedades (Martnez, 1999: 48).

    Una posicin no tan radical pero alineada en la misma tesitura sostiene quealgunos problemas de investigacin requieren de la aproximacin cualitativa,mientras que otros demandan un tratamiento cuantitativo.

    Ah donde el investigador se interesa porsignificados suele haber tambinun contexto con dimensiones numricas (edad de los entrevistados, educacin,etc.); y a la inversa, ah donde el investigador se interesa por asociaciones entrevariables, suele haber individuos que atribuyen significados propios a cada unade las preguntas que formula el entrevistador (Castro, 1999: 83).

    En un trabajo de Roberto Castro, en coautora con Mario Bronfman, sos-tienen que la interrelacin entre los mtodos cualitativos no slo depende deltema (como parece desprenderse de la cita textual inmediatamente anterior)sino tambin del momento que le interesa privilegiar al investigador (generacin

    de teoras o transformacin de la realidad) (Castro y Bronfman, 1999: 61).En el otro extremo se argumenta que el conocimiento alcanzado por los m-

    todos cuantitativos, especialmente el producido por la estadstica, sera el nicovlido, ya que es confiable, significativo y generalizable, atributos que segn estaposicin brillan por su ausencia en la investigacin cualitativa. Entre ambos po-

    1. Una buena sistematizacin acerca de la discusin en diferentes campos de las ciencias socialesen Estados Unidos, se encuentra en Tashakkori A. y Teddlie Ch. (1998: 3-6).

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    los (cualitativista y cuantitativista) ha emergido una corriente de pensamientosegn la cual el investigador debe estar abierto a utilizar la aproximacin me-todolgica que le rinda los mejores frutos en las diferentes fases de una mismainvestigacin (Garca y De Oliveira, 1994), lo que no excluye analizar un mismoproblema desde ambas pticas (Blanco y Pacheco, 2000).

    Este trabajo se propone desbrozar el campo de la discusin entre ambostipos de investigaciones limitndose, nicamente, a algunos temas propios delos paradigmas en contienda y a tpicos metodolgico-tcnicos seleccionados.Separar y clasificar los diferentes rdenes de problemas sobre los cuales se dis-cute es una condicin necesaria aunque no suficiente para que el intercambiode puntos de vista permita acopiar conocimientos que ayuden a perfilar las di-ferencias de fondo.

    La seccin que sigue se dedicar a examinar la denominada guerra de losparadigmas y en la subsiguiente se tratarn los aspectos metodolgicos y tcni-cos que, supuestamente, marcaran diferencias ntidas entre ambos enfoques.

    La guerra de los paradigmas y ladetnte

    En este trabajo se evitar la polisemia del concepto paradigma circunscribindo-lo a las concepciones del mundo, a la forma de entender la relacin entre sujetoy objeto, as como al conjunto de normas y valores que guan la investigacin.

    El desarrollo que se presenta en la tabla 1 toma como punto de partida el

    tratamiento que ofrecen Abbas Tashakkori y Charles Teddlie (1998: 1-19) sobrelos rasgos esenciales que caracterizaran al positivismo lgico, al construc-tivismo, tambin etiquetado como naturalismo, y a la posicin post-posi-tivista, considerados como paradigmas en los trminos recin referidos. En latabla que sigue se han resumido las posiciones de las tres corrientes. Si bien lasentradas son suficientemente informativas respecto a las principales ideas quecaracterizan a los tres paradigmas es absolutamente necesario, para los propsi-tos de este trabajo, agregar algunas acotaciones.

    Los cuatro renglones inferiores de la ltima columna estn en blanco (vasetabla 1) porque Tashakkori y Teddlie no hacen mencin explcita a las posicionesque mantendra el post-positivismo respecto a los valores, la generalizacin, lacausalidad y el papel de la lgica. Ms adelante se volver sobre los casillerosvacos.

    El punto de partida del positivismo lgico (vase la segunda columna dela tabla) es que existen enunciados elementales en el sentido de que, si sonverdaderos, corresponden a hechos absolutamente simples (Ayer, 1965: 17).En otros trminos, los enunciados elementales reflejan los hechos que cons-tituyen la realidad. De esta concepcin deriva automticamente que hay unarealidad que es externa al sujeto pero que se puede reflejar en los enunciados,

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    piezas constitutivas del lenguaje. Es evidente que la teora de la correspondenciaconduce a sostener que la investigacin (la buena, la realizada de acuerdo conlos cnones de la ciencia) est libre de valores. Los enunciados son espacio-temporalmente independientes porque reflejan a la realidad. El mtodo deduc-tivo es el dominante en esta ptica puesto que el instrumento privilegiado deconstruccin terica es la lgica proposicional desarrollada a comienzos de siglopor Whitehead y Russell. En este marco tambin es comprensible la idea deob-jetividad entendida como la adecuada representacin del objeto. Esta manerade entender el concepto de objetividad la denomina Len Oliv interpretacincorrespondentista, realista metafsica de la verdad (1988: 144-151).

    La idea de causalidad que desarrolla el empirismo lgico (en su versinclsica) dista de la que proporcionan Abbas Tashakkori y Charles Teddlie (vertabla). Concebir que hay causas reales que son temporalmente precedentes o si-multneas a los efectos, traza con precisin la concepcin de Selltiz et al. (1951:83-88). Sin embargo, en este punto hay un desfase temporal significativo, si setoma en cuenta que la obra de esos autores fue publicada en los aos cincuenta(por lo que histricamente correspondera ms bien a la era marcada por el postpositivismo) y que la caracterizacin del empirismo que presentan (en los restan-tes renglones de la tabla) describe apropiadamente a la corriente epistemolgica

    Positivismo lgico Constructivismo/naturalismo Post-positivismo

    Ontologa Supone que hay unarealidad.

    Las realidades son mltiplesy construidas.

    La realidad esconstruida.

    Epistemologa El sujeto y el objeto sonindependientes.

    El sujeto y el objeto sonnter-dependientes einseparables.

    El objeto esconstruido a partir dehiptesis o teora.

    Axiologa La investigacin es librede valores.

    La investigacin estorientada por valores.

    Generalizacin Es posible generalizarpara cualquier espacio ytiempo.

    No es posible generalizarpara todo tiempo y lugar.

    Causalidad Hay causas reales que

    son temporalmenteprecedentes o sonsimultneas a losefectos.

    Es imposible distinguir

    entre causas y efectos.

    Lgica Se enfatizan losargumentos que

    van de lo general alo particular, o lashiptesis a priori.

    Se enfatizan los argumentosque van de lo particular a logeneral o un nfasis en lasteoras aterrizadas.

    Tabla 1

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    dominante en los aos veinte.2 Esto querra decir que el contenido del renglncausalidad debera desplazarse desde el positivismo lgico al post-positivismo.Si se acepta, en principio, dicho desplazamiento se abriran dos interrogantes.Cul sera, entonces, la nocin de causalidad del empirismo? Por otra parte, sila idea de causalidad en el post-positivismo es tan diferente a la interpretacincualitativista Como podra argumentarse, vlidamente, el fin de la guerra delos paradigmas? Con el propsito de esbozar una respuesta a la primera de estaspreguntas se har un muy breve rastreo del estatus de la nocin de causalidad enel positivismo temprano. Cuando se trate el tema de la causalidad y su diferenciacon la interpretacin se har referencia a la segunda.

    El detallado anlisis que realiza Hume del concepto causalidad le lleva aconcluir que:

    As, aunque la causa sea una relacin filosfica implicando contigidad, sucesiny enlace constante, sin embargo, solamente en tanto que es una relacin natural yproduce una unin entre nuestras ideas somos capaces de razonar sobre ella o dehacer una inferencia a partir de ella (Hume, 1992: 127).

    Los ingredientes presentes en la causalidad humeana son: contigidad, su-cesin (precedencia temporal) y relacin o enlace constante.3 Sin embargo, paralograr adecuada apreciacin del concepto es necesario aclarar que para Humecontigidad no es sinnimo de proximidad espacial:

    Aunque los objetos distantes puedan a veces parecer producirse los unos a los otros,

    se halla despus de ms detenido examen que estn enlazados por una cadena decausas contiguas entre ellas y con los objetos distantes, y cuando en un caso parti-cular no podemos descubrir esta conexin, presumimos que existe (Hume, David,1992: 103).

    El anlisis de Hume le lleva a concluir que la causalidad es un conceptosinttico, es decir, no analtico:

    Ya que no es por el conocimiento o por un razonamiento cientfico por lo que deriva-mos la opinin de la necesidad de una causa para cada nueva produccin, dicha opi-

    nin debe necesariamente surgir de la observacin y experiencia (Hume, 1992: 120).

    Una pieza importante del argumento que se desarrolla en ese trabajo (en lorelativo a la causalidad) es que Hume concluye, despus de un anlisis pormeno-rizado, que es imposible fundar empricamente el concepto de causalidad:

    2. Un poco ms adelante se mostrar que a principios de la dcada de los aos treinta una fuertediscusin interna en las filas del empirismo marc el inicio de una serie de transformacionesque culminaron en el post-positivismo.

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    Como nuestros sentidos nos muestran en un caso dos cuerpos o cualidades,en ciertas relaciones de sucesin y continuidad nuestra memoria nos presentasolamente una multitud de casos en que hallamos siempre cuerpos, movimien-tos o propiedades anlogas en anlogas relaciones, de la repeticin de unaimpresin pasada no surgir una nueva idea original como lo es la del enlacenecesario, y el nmero de impresiones no tiene en este caso ms efecto quelimitarnos a una sola (Hume, 1992: 120).

    La conclusin de Hume sostiene, en sntesis, que las relaciones necesarias noson inferibles desde la experiencia, sin importar el nmero de impresiones deque dispongamos. En otros trminos, no se pueden derivar enunciados universalesa partir de enunciados particulares. La imposibilidad de sustentar empricamentelos conceptos analticos es uno de los problemas ms recalcitrantes que ha tenidoque enfrentar el empirismo.

    Los empiristas lgicos de comienzos del siglo XX, al igual que Hume (1995:47-54) dividan los enunciados significativos en analticos y sintticos. Sostenanque las proposiciones formales eran tautolgicas y que las proposiciones fcticasdeban ser verificables. Cualquier proposicin que no expresaba nada formal-mente verdadero o falso o no pudiera someterse a prueba emprica, careca desentido (Ayer, 1959: 16). Los enunciados que no pertenecan a estas categorasfueron calificados como metafsicos por los empiristas lgicos, podan tener va-lor emotivo o esttico pero no cognoscitivo. Esta misma idea la expone Hempelcuando afirma:

    El principio fundamental del empirismo moderno es la idea de que todo conoci-

    miento no analtico se basa en la experiencia. Llamemos a esa tesis el principio delempirismo. El empirismo lgico contemporneo le ha aadido la mxima segn lacual una oracin constituye una afirmacin cognoscitivamente significativa y puede,por lo tanto, decirse que es verdadera o falsa nicamente si es, bien 1) analtica ocontradictoria, o bien2) capaz por lo menos en principio, de ser confirmada por laexperiencia. De acuerdo con este criterio, llamado criterio empirista de significadocognoscitivo, o de significatividad cognoscitiva, muchas de las formulaciones de lametafsica tradicional y grandes partes de la epistemologa resultan carentes de sig-nificados cognoscitivo independientemente de lo fructferas que resulten algunasde ellas en sus connotaciones en virtud de su atractivo emocional o de la inspiracinmoral que ofrecen (Hempel, 1959: 115).

    El pavor que transpiran los textos de los empiristas lgicos por la metafsicaen el dominio cognoscitivo, sus claras races humeanas, y la imposibilidad defundar empricamente la nocin sinttica de causalidad, les llev a abandonar

    3. Mario Bunge hace una crtica a las nociones de contigidad y de precedencia temporal en laconcepcin humeana de la causalidad, mostrando as la recuperacin de este concepto en laera post-positivista (1997: 95-113).

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    esta idea y sustituirla por la de funcin. El estudio de la causalidad realizadopor Manuel Gil (1997) lo muestra una y otra vez, por ejemplo, despus de citartextualmente a Mach concluye:

    Como ya ha afirmado, la tarea de la ciencia consiste en dar cuenta de las relacionesfuncionales de dependencia entre los diversos elementos sensaciones de talsuerte que la nocin de causa acusa ciertos vestigios de concepciones metafsicasque se eluden perfectamente bien si la sustituimos por la concepcin matemtica defuncin (pp. 114 y 115).

    Cuando Gil analiza la posicin de Duhem, concluye que:

    Las teoras fsicas que pretenden ser explicativas de las apariencias sensibles estnformadas por dos partes radicalmente distintas: a) una parte simplemente represen-

    ta a la realidad y procura clasificar las leyes; b) la otra explicativa pretende darcuenta de la realidad que subyace a los fenmenos.

    As divididas, Duhem considera que es falso que la primera dependa de lasegunda; el vnculo entre ambas es frgil y artificial; la primera se ha desarrolla-do por medio del mtodo adecuado de la teora fsica y la segunda es, sin ms,un parsito de la primera (p. 120).

    Se podra continuar con citas del mismo tenor tomadas de Manuel Gil, odirectamente de las obras de renombrados empiristas, para remarcar que paraesta corriente de pensamiento la idea de causalidad que manejan por la poca se

    confunde con la de funcin en matemticas. Para no cansar al lector cerraremoscon dos citas una tomada directamente de Carnap, uno de los ms importantesexponentes del empirismo lgico, y otra referida a l: Sea lo que fuere, deberquedar claro que cuando un cientfico habla de una ley, no hace ms que referir-se a la descripcin de una regularidad observada (Carnap, 1966).

    Para Carnap referirse a la causalidad implica, en primer lugar, hacer refe-rencia a leyes generales, no siempre formuladas explcitamente. Y, en segundolugar, que esas leyes generales se utilizan en tanto permiten predecir trayectoriade los procesos. Es por ello que afirma relacin causal significa predictibilidad(Gil, 1997: 170).

    Este breve paseo por la nocin de causalidad del empirismo lgico propor-ciona una respuesta a la primera pregunta. En efecto, para el empirismo lgicola nocin de causalidad caracterizada por la contigidad, la precedencia tem-poral y el enlace constante, fue reemplazada por la idea de relacin funcionalo, si se quiere, el concepto humeano se redujo al enlace constante.

    Dentro del mismo empirismo lgico surgieron algunas discusiones que pu-sieron en cuestin sus concepciones ms profundas. A partir del hecho de queeran las sensaciones las que daban el contenido fctico a los enunciados, a ellasse deba su significado; esta opinin se resumi en el lema que el significado de

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    una proposicin consiste en su mtodo de verificacin (Ayer, A. J., 1965: 18). Susdificultades empezaron cuando fueron incapaces de verificar empricamente esteprincipio de verificacin.

    En las filas de los empiristas tambin se debati acerca de la observacin.Discutieron si las observaciones eran infalibles y si se referan a sensacionesprivadas o pblicas. Estas dificultades llevaron a O. Neurath (1932/1933) y a R.Carnap (1932/1933) a sostener que en la medida que los enunciados elemen-tales deban servir de fundamento a enunciados intersubjetivos ellos mismosdeban ser intersubjetivos; tenan que referirse no a experiencias privadas sino aacontecimientos fsicos pblicos. Desde este mismo momento a los enunciadoselementales (o protocolares como les llamaban Neurath y Carnap) ya no se lesconsider incorregibles. Russell Hanson (1958) da una vuelta de tuerca ms ensu ensayo sobre la observacin donde concluye:

    Pero la ciencia fsica no es solamente una sistemtica exposicin de los sentidos almundo; tambin es una manera de pensar acerca del mundo, de formar concepcio-nes. El observador paradigmtico no es el hombre que ve y comunica lo que todoslos observadores normales ven, sino el hombre que ve en objetos familiares lo quenadie ha visto anteriormente (p. 252).

    Poco a poco va surgiendo la idea de que la observacin est condicionadapor el conocimiento previo (incluidas las teoras). La idea que paulatinamentese va imponiendo dentro del empirismo es que el hombre ve lo que sabe, no sabelo que ve (como afirma Rolando Garca).

    Mario Bunge (1999) sintetiza brillantemente la posicin a la que ha llegadoel empirismo lgico en la actualidad (post-positivismo):

    No tenemos acceso directo al mundo externo. Lo captamos solamente a travs de laexperiencia y de la razn. Caer en la tentacin de la metfora: la experiencia lapercepcin y la accin tiene lugar en la interfase entre nosotros y nuestro mundoexterior. La percepcin y la accin median entre el mundo y nuestras ideas acerca del y nos dan la materia prima para la imaginacin y el razonamiento. La elaboracinresultante es un conjunto de ideas: imgenes, conceptos, proposiciones, diagramas,esquemas, clasificaciones modelos y teoras. Verificamos estas ideas acerca de la rea-lidad comparndolas con datos empricos, no con el mundo mismo. En particular, noconfrontamos una proposicinp acerca de un hecho o hechosfconfmismo, sino conalgn dato (o datos)e pertinente af, es decir alguna evidencia en favor o en contradep. Podemos hacer esto porque tantopcomoe son proposiciones (p. 238).

    La evolucin del empirismo lgico, impulsada por el fragor de la disputainterna, abandon poco a poco la teora de la correspondencia y se impuso laconcepcin desarrollada por Neurath y Carnap de que la ciencia trabaja con enun-ciados lingsticos que se refieren a los hechos pero que no son los hechos mismos.

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    Esta idea fue enriquecida por Russell Hanson con la nocin de que la relacincon lo real est mediada por las teoras y las hiptesis, es decir, que el objeto dela investigacin es construido. La siguiente secuencia de citas tomadas de Bungesintetiza el planteamiento:

    Todo hecho involucra una cosa concreta (Bunge, 1999: 33). Toda cosareal posee diversas propiedades (Bunge, M., 1999: 34). Cualquier propiedadpuede estar conceptualizada o representada por un atributo o predicado, queconstituye una categora especial de conceptos (Bunge, 1999: 35). En resu-men, distinguimos una propiedad P, de una cosa, de un atributo, predicado ofuncinFque representa aP; y tenemos presente que una y la misma propiedadpueden representarse con predicados diferentes en anlisis o teoras alternati-vos (Bunge, 1999: 36).

    Es claro que en la actualidad los contendientes de la discusin entre losparadigmas deben ser las posiciones del constructivismo y del post-positivismo,no tiene sentido contrastar con el empirismo lgico, postura ya superada. Parahacer esta discusin hay que contrastar las casillas correspondientes de las dosltimas columnas de la tabla.

    La metamorfosis del viejo empirismo lgico en el post-positivismo hacepensar que tal vez es muy fuerte sostener que la realidad es construida (primerrengln de la penltima y ltima columnas). Pareciera que sera ms justo afir-mar que tanto el constructivismo como el post-positivismo recortan tericamentesus objetos de investigacin y por tanto, a partir de los mismos hechos es posibleque se genere una diversidad de objetos. Ambas corrientes tambin compartenla epistemologa en tanto que hay una interrelacin entre sujeto y objeto quelleva a la imposibilidad de separar qu parte de la observacin la pone el sujetoy cual pone el objeto. Se llega as a la conclusin que para ambas corrientescabe la posibilidad de que existan varias teoras compatibles con la evidencia(cuestin que no es privativa de las ciencias sociales) y la adopcin de una u otrano slo depender de consideraciones de razn sino tambin de los valores delinvestigador. De lo anterior se deriva que las posiciones del constructivismo/naturalismo y el post-positivismo coincidiran en la ontologa, la epistemologay la axiologa.

    En cuanto a la supuesta validez universal de las teoras (que afirmaba elviejo empirismo y que corresponde al rengln generalizacin de la tabla) hay

    que reconocer que en la actualidad ni siquiera en las ciencias fsicas se plantea lacerteza que se dispone de teoras vlidas para cualquier espacio y todo tiempo.La siguiente cita referida a las ciencias fsicas expresa con claridad esta idea:

    Pero, una vez ms, tenemos que insistir que proponer y someter a prueba teoras devalidez universal es slo parte del propsito de la ciencia. Puede no haber teorasuniversales vlidas, dependiendo de que las condiciones difieran marcadamente atravs del tiempo y el espacio; sta es una posibilidad que no podemos pasar poralto. Pero aun en este caso, la ciencia podra satisfacer muchos de sus propsitos

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    en darnos conocimientos y predicciones verdaderas en las condiciones cercanas ointernas a nuestro nicho espacio-temporal (OHear, 1989: 43).

    Es congruente con el post-positivismo la posicin que sostiene que no es po-sible generalizar para todo tiempo y lugar y por lo tanto no sera sta una fuentede controversia entre ambas corrientes.

    El rengln de la tabla de Tasshakore y Teddlie rotulado Lgica, tendrasentido si la investigacin parte, en un caso (post-positivismo), de teoras e hi-ptesis claramente establecidas y tomando pie en ellas se infieren enunciadosempricos (Stinchcombre, 1970: Cap. 2) que sirven para rechazar o no las hip-tesis y acrecentar as, por afirmacin o negacin de las hiptesis, el fondo delconocimiento acumulado (Campbell y Stanley, 1973: 14-16); o en el otro caso(constructivismo/naturalismo), se argumenta que el conocimiento vlido se in-duce del anlisis del material emprico, es decir, se infiere inductivamente. Esta

    distincin pierde toda validez en la medida que se reconoce que el proceso deinvestigacin implica un movimiento continuo y ascendente entre las hiptesis yel material emprico que dibuja ms bien una helicoide que una recta (Piaget yGarca, 1982: 190-193; Corts y Ruvalcaba, 1987: 15).

    Una de las consecuencias que se derivan del abandono de la teora de lacorrespondencia es que las nociones de objetividad y de contrastacin (signifi-cacin) sufren fuertes variaciones.

    En efecto, como ya no se tiene acceso a los hechos atmicos sino a enunciadosprotocolares, evidencias o datos, la objetividad ya no puede consistir en represen-tar fielmente a los objetos. Se hace entonces imprescindible mudar el concepto de

    objetividad. La metamorfosis se puede observar con toda claridad en Popper:

    Ahora bien, yo mantengo que las teoras cientficas no son nunca enteramente jus-tificables o verificables, pero que son, no obstante contrastables. Dir, por tanto,que la objetividad de los enunciados cientficos descansa en el hecho de quepuedencontrastarse intersubjetivamente (Popper, 1967: 43).

    Y en una nota de pie de pgina agrega la siguiente aclaracin:

    Desde que escrib estas palabras he generalizado esta formulacin: pues la contras-

    tacin intersubjetiva es meramente un aspecto importante de la idea ms general delacrtica intersubjetiva, o, dicho de otro modo, de la idea de la regulacin racionalmutua por medio del debate crtico(Popper, 1967: 43).

    Si bien la objetividad o subjetividad no es una entrada explcita de la tablaque se comenta, se debe sealar que, por una parte, es una discusin que sueleconsumir bastante espacio en los escritos dedicados a la polmica y por otra,est implcita en los renglones Ontologa y Epistemologa. En efecto, si elsujeto y el objeto son independientes entonces es posible hablar de la objetivi-

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    dad como correspondencia entre el conocimiento producido y los hechos, perosi la separacin no existe (como plantea la concepcin post-positivista que em-pez a ser sostenida en 1934, fecha en que vio la luz por primera vezLa lgica dela investigacin cientfica de Karl Popper) no habra cabida para tal concepto deobjetividad plantendose as la necesidad de ser reemplazado, como se ha visto,por el de acuerdo entre intersubjetividades.

    Cuando en los trabajos dedicado a la polmica entre los mtodos cuali-tativos y cuantitativos se afirma que los primeros son subjetivos en tanto quelos segundos son objetivos a qu concepto de objetividad se estn refiriendo?Mucho me temo que la discusin est enfrentando al positivismo lgico y no alactual post-positivismo y si este fuera el caso estaran luchando contra molinosde viento. Cuesta trabajo pensar que los partidarios del anlisis cualitativo seresistan a la objetividad (la actual, la del post-positivismo) porque se estarannegando a discutir sus trabajos, a confrontar sus resultados, a llegar a consensosy a marcar los disensos. Da la impresin de que combaten unclich, cuando enlos hechos se preocupan por producir conocimiento objetivo.

    La nocin popperiana de objetividad se limita, como se ha visto, a la regu-lacin racional mutua por medio del debate crtico. No deja de ser paradjicoque la objetividad termine siendo un acuerdo entre intersubjetividades. Piagetpropone un concepto ms refinado en un pasaje de una de las pocas obras espe-cficamente dedicadas a las ciencias sociales:

    Es cierto que el objeto no es conocido sino gracias a unas percepciones que tienenun carcter subjetivo y gracias a unos clculos o a una estructuracin matemtica o

    lgico matemtica, que tambin son signos de actividades del sujeto. Pero convieneestablecer cuanto antes la distincin entre el sujeto individual, centrado en los rganosde los sentidos o en su propia accin, es decir, el yo o sujeto egocntrico, fuente deposible deformaciones o ilusiones de la naturaleza subjetiva, en este primer sentidodel trmino; y el sujeto descentrado, que coordina sus acciones entre s y con las deotro, que mide, calcula y deduce de manera verificable por cualquiera y cuyas activida-des epistmicas son, por consiguiente, comunes a todos los sujetos (Piaget, 1973: 65).

    La idea de objetividad de Piaget incorpora la crtica racional, el debate delsujeto epistmico no slo con los otros sino con l mismo, pero agrega la idea de

    coordinar las acciones que permitira limar las deformaciones o las ilusiones denaturaleza subjetiva y aproximarse tendencialmente al conocimiento del objeto.Es decir, Piaget reintroduce el objeto en un mundo de intersubjetividades y re-emplaza la nocin de objetividad por la de proceso de objetivacin. Son pocaslas premisas de la teora piagetiana, una de ellas es que la realidad existe, aun-que, como se ha visto y est implcito en la cita precedente, aunque los objetosde conocimientos recortados por el investigador sobre esa realidad pueden sermltiples. Es probable que esta nocin de objetividad permita afinar la discu-sin entre la investigacin cualitativa y cuantitativa.

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    En cuanto a la contrastacin, slo me limitar a dos citas que no dejan lugara la duda del papel que ejerce en el post-positivismo:

    El criterio de que los enunciados elementales, o como los llamaban Neurath y Carnap,enunciados protocolares quedaban incluidos en el lenguaje fsico, los despoj desu situacin privilegiada; ya no se les consider incorregibles. Su verdad, como la decualquier otro enunciados fsico, quedaba siempre sujeta a discusin; pero, por encimade todo, incluso perdieron su posicin judicial; si un enunciado protocolar entra enconflicto con un enunciado de un orden ms elevado, tal como una hiptesis cientfica,uno u otro tiene que ser desechado, pero no forzosamente la rechazada tiene que serla hiptesis cientfica: en determinadas circunstancias, por el contrario puede ser msconveniente rechazar el enunciado protocolar (Ayer, 1965: 26).

    En pocas palabras: no existe ningn cimiento emprico duro como la roca y no

    todas las hiptesis son igualmente endebles. De hecho, algunas se apoyan en otrashiptesis que a su vez han sido confirmadas de manera satisfactoria. As el apoyode una hiptesis procede en parte de los datos empricos y en parte del resto delcuerpo de conocimientos pertinentes tanto que las hiptesis se verifican contraeste ltimo antes de ser sometidas a pruebas empricas (Bunge, 1999: 257).

    Resta por analizar el regln Causalidad de la tabla construida a partir delos planteamientos de Tashakkori y Teddlie, tomando en cuenta que ya se des-plaz el contenido de la columna positivismo lgico a la columna post-positivis-mo.4 En lo que sigue se buscarn los nexos entre la comprensin en la sociologaweberiana y la explicacin causal.

    La sociologa comprensiva busca captar por interpretacin el sentido de laaccin. A este respecto Manuel Gil (1997), analizando la obra metodolgica deWeber, plantea que dicho sentido puede captarse de diferente manera segn losintereses cognitivos:

    En la consideracin histrica se trata del sentido mentado realmente en la accinparticular; en la consideracin sociolgica en masa se trata del sentido mentadoen promedio y de modo aproximativo, y tambin puede tratarse del sentido cons-truido cientficamente por el mtodo tipolgico para la elaboracin del tipoideal de un fenmeno frecuente (p. 92).

    Como se desprende de esta cita, es el mtodo tipolgico el que dar elsentido a la accin en el dominio de la ciencia y la explicacin causal consiste

    4. Hay que advertir que un tratamiento acabado sobre la causalidad excede con mucho los estre-chos lmites de este trabajo. As como en la dcada de los cincuenta y de los sesenta se adviertaun renacer del tema. Son numerosos los libros recientes que se dedican exclusivamente a lacausalidad, por ejemplo, Salmon W. (1998) y McKim y Turner (1997), an ms, libros antiguoscomo el de Bunge citado en la nota nmero 3, que apareci por primera vez en 1959, fue ree-ditado en 1997. Por ello las escasas lneas que se desarrollan en este texto no pasan de ser unascuantas notas. Nos damos por bien servidos si a juicio del lector estn hilvanadas.

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    en imputardicho sentido a la evidencia. Por otra parte, los estudios de la episte-mologa gentica han mostrado que el individuoatribuye a los hechos que pre-tende explicar, la necesidad de las relaciones lgicas dentro de la estructura dela teora que intenta explicarlos (Piaget y Garca, 1973; Inhelder Brber, 1986;Halbwachs, 1977).

    El claro paralelismo entre ambas ideas de explicacin causal, que difierenslo en los conceptos de imputacin y atribucin, proporciona una repuesta ala segunda pregunta en tanto que la distancia entre ambos conceptos no pareceabismal a primera vista, lo que jugara a favor de la tesis del fin de la guerra entrelos paradigmas. Ahora bien, si los experimentos llevados a cabo por la epistemo-loga gentica develaron la estructura de la explicacin causal, en los distintosestadios del desarrollo cognitivo del ser humano, no queda claro a partir de quperspectiva Tashakkori y Teddlie sostienen que en el constructivismo sera im-posible distinguir entre causas y efectos. Nuestro planteo sera que ninguno delos paradigmas escapa a la nocin de explicacin causal desarrollada por la epis-temologa gentica, aunque el empirismo lgico intente zafarse del fantasma deHume limitndose a las meras regularidades empricas.

    Del anlisis realizado hasta este punto se desprende que la transforma-cin del empirismo lgico en el post-positivismo fue borrando paulatinamen-te las barreras que dividieron en el pasado a este paradigma del paradigmaconstructivista/naturalista. Hoy es difcil trazar una frontera ntida. A partir deldesenvolvimiento del empirismo durante el siglo XX es imposible sostener hoyque el mtodo cualitativo es propio de las ciencias sociales y el cuantitativo delas ciencias naturales porque difieren los objetos. Esta aseveracin es consonan-te con el empirismo de los aos veinte, pero no con el que se empieza a desarro-llar a partir del comienzo de los treinta.

    Tampoco sera posible sostener que el mtodo cualitativo es subjetivo yel cuantitativo objetivo, a menos que se acepte la idea de objetividad-objeto yperdera sentido si la objetividad surge del acuerdo de intersubjetividades. Laexplicacin causal, como atribucin o imputacin de sentido construida a travsde modelos tericos hace difcil plantear una distincin paradigmtica entrecausalidad e interpretacin. Slo podramos justificar dicha diferenciacin sise supone que el sentido de la accin surge desde la realidad, es decir, si seadscribe a la teora de la correspondencia que los pioneros del empirismo recha-

    zaron por razones de consistencia.

    Metodologa cualitativaversus metodologa cuantitativa o viceversa

    Por la historia reciente de las ciencias sociales, por el destino o por el azar, laetiquetametodologa de las ciencias sociales ha quedado vaca de contenido enAmrica Latina. Si en un programa de licenciatura, maestra o doctorado hay

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    asignaturas con dicho ttulo, no se podra saber si se impartirn cursos cuyoscontenidos son de filosofa de la ciencia o epistemologa en un extremo o, en elotro, si la enseanza se reducir a la estadstica, pasando por todas las combi-naciones intermedias. En este trabajo se incluir bajo el rtulo metodologa delas ciencias sociales al conjunto de operaciones que median entre la teora y lainformacin emprica, incluyendo las tcnicas de anlisis de datos.

    Toda investigacin inicia por el planteamiento de un problema, es decir, poruna pregunta bien formulada que enraza en una teora o una tradicin tericay en el cuerpo del conocimiento acumulado pertinente a l. Esto quiere decirque todo investigador es deudor de lo que se ha hecho antes que l en cuantoa los avances conceptuales, por un lado, y de los que han pesquisado el mismoproblema o problemas conexos, por el otro.

    Una pregunta bien formulada, depositada en un cuerpo terico y relevanteen relacin a lo que se sabe del tema, conlleva siempre o casi siempre una res-puesta provisional, es decir, una hiptesis de trabajo. La hiptesis de trabajo,como toda hiptesis, debe guardar consistencia lgica, debe ser compatiblecon el conocimiento cientfico (que incluye no slo a las teoras sino tambin elconocimiento acumulado) y debe ser empricamente contrastable. As como elproblema de investigacin no puede ser cualquier pregunta (sino que debe estarsostenida por el conocimiento cientfico disponible) una hiptesis, en ciencias,no es cualquier ocurrencia.

    Ahora bien, cualquier hiptesis involucra uno o ms conceptos. Por ejemplo,una hiptesis podra ser que el paso de un modelo econmico orientado hacia elmercado interno a otro de participacin en una economa globalizada ha tradocomo consecuencia aumentos en la desigualdad econmica y en la pobreza. Obien que la contraccin econmica induce a los hogares pobres enviar a los nios,adolescentes y ancianos, a conseguir dinero; personas que en otras circunstanciasestaran en la escuela o en sus casas. En el primer ejemplo, los conceptos sonmodelo econmico, desigualdad econmica y pobreza, en el segundo soncontraccin econmica y utilizacin de fuerza de trabajo secundaria.

    Una de las clasificaciones tiles de los conceptos la proporciona Mario Bun-ge (1979: 79) que distingue entre conceptos: individuales, de clase, relacionalesno comparativos, relacionales comparativos, y cuantitativos. Esta taxonoma,til para los propsitos de este trabajo muestra que s hay una diferencia clara

    entre conceptos cualitativos y cuantitativos. Los primeros comprenden a losindividuales, los de clase, y a los relacionales (ya sean comparativos o no com-parativos) mientras que los segundos slo a los cuantitativos. Por ejemplo, elethos de una comunidad cientfica es un concepto de clase y el concepto marxistaclase social es relacional no comparativo pues agrupa en una categora a los in-dividuos que pertenecen a la clase proletaria y en otra a los que pertenecen a laburguesa. Sera impropio, sera una violacin a la teora y al concepto intentardistinguir entre el grado o el nivel de proletarizacin de los trabajadores. Del

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    mismo modo, la estratificacin social es un concepto relacional comparativoya que en este caso los individuos se jerarquizan segn igual, mayor que omenor que. Conceptos cuantitativos son la pobreza y su intensidad, as comola desigualdad en la distribucin del ingreso.

    Considrese la posibilidad de introducir una distincin radical entre inves-tigacin cualitativa y cuantitativa segn los conceptos sean de uno u otro tipo.A partir de la condicin de que las hiptesis sean enunciados contrastables seplantea el tema de la medicin, entendiendo por medir no atribuir nmeros alos objetos o a sus propiedades sino el poner en correspondencia los objetos osus atributos con un lenguaje formal (Przeworski y Teune, 1972: 92-94), lenguajeque podra ser el de los nmeros o el de la lgica.

    De las diversas clases de conceptos derivan las muy conocidas escalas b-sicas de medida (Corts y Ruvalcaba, 1990): nominal, ordinal, de intervalo yde razn. La dos primeras se pueden considerar cualitativas y las dos restantescuantitativas. Tomando pie en esta dicotoma se podra fincar la distincin entrela investigacin cualitativa y la cuantitativa argumentando que el lenguaje for-mal de medicin sera la lgica (manejara la conjuncin, la disyuncin, la perte-nencia, la existencia, etc.), en el primer caso, y la aritmtica, en el segundo. Sinembargo, hoy se sabe, a partir del trabajo de Bertrand Russell, que la aritmticay, en general, toda la matemtica es reductible a la lgica. Una de las formas enque se presenta esta idea al investigador es que las escalas de medicin estnligadas por relaciones de transformacin que permiten bajar la exigencia lgicade la medicin (Corts y Ruvalcaba, 1990: 57-59), por lo tanto es lcito pasarde escala de razn a la escala de intervalo, de sta a la ordinal y de la ordinala la nominal. Se concluye as que la diferencia de lenguaje de medicin es msbien tctica que estratgica; que la pretendida diferenciacin de esencia se es-fumara.

    Podra intentarse fincar la distincin ya no en las escalas de medida sino enlos instrumentos de recopilacin de informacin. Dichos instrumentos confor-man una gama amplia que va desde los diversos tipos de observacin (no estruc-turada, estructurada, participante, no participante, anlisis de textos, anlisis decontenidos, grupos focales, etc., hasta llegar a los cuestionarios que incluyenpreguntas con posibilidades de respuestas cerradas, abiertas o semiabiertas). Esbastante habitual, en el medio de las ciencias sociales, introducir la diferencia-

    cin entre ambos tipos de investigaciones (cualitativa o cuantitativa) segn seuse o no un cuestionario para recabar la informacin.

    No hay duda de que la naturaleza de los conceptos involucrados en la o lashiptesis y las potencialidades de los instrumentos de recopilacin de informa-cin deberan ayudar en la seleccin de ellos cuidando que stos den suficientesgarantas de confiabilidad (saturacin) y validez (triangulacin) de las medidas.stas debieran ser las razones que conduzcan a utilizar instrumentos catalo-gados como de uno u otro tipo. En este punto hay una clara diferenciacin de

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    tradiciones de investigacin pues hay herramientas de recopilacin ms aprecia-das por antroplogos y otras ms valoradas por los socilogos (cuantitativistas).Pero, hay que insistir, los criterios centrales para optar por el dispositivo derecopilacin deberan ser los de confiabilidad y validez: que las respuestas a unamisma pregunta (formulada o no de maneras alternativas) no varen demasiadocuando son respondidas por la misma persona y que a la vez esa pregunta o pre-guntas se refiera al contenido del concepto que interesa observar.

    Ahora bien, antes de continuar es necesario hacer un alto. Las consideracio-nes que siguen suponen que la investigacin desemboc en una matriz de datosque ser analizada a travs de paquetes de cmputo ya sean estadsticos o espe-cializados en el tratamiento de la informacin cualitativa. Claramente no aplicansi por cualquier razn no es posible construir una matriz de datos, por ejemplopor disponer de informacin parcial o referida a distintos niveles no vinculadosentre s, o porque el inters de la investigacin radica en proponer una estruc-tura o un sistema a partir de conocimiento de parcialidades, situacin tpica queenfrenta la construccin de sistemas complejos (Corts y Garca, 1993).

    Formulada esta aclaracin se retoma el hilo del desarrollo. Una vez que setiene la informacin hay que proceder a la asignacin de marcas a las propie-dades de los objetos. Si las variables son cuantitativas (es decir, si la escala demedicin fue de intervalo o de razn) se transcribe directamente la respuestadesde el cuestionario a la matriz de datos, por ejemplo, 10 mil pesos mensualesde ingresos o 12 aos de instruccin. Pero si las variables son cualitativas esnecesario codificar. Por ejemplo, si la respuesta, la observacin, o el anlisis deldocumento ha originado una serie de oraciones respecto a cmo se evala lagestin de la autoridad, ser necesario distinguir, por lo menos, aqullas que soniguales de las que son distintas, en cuyo caso se estara usando una escala nomi-nal y si se emplean nmeros para codificar slo se usa una de sus propiedades:su nombre. Tambin se podran jerarquizar las respuestas de acuerdo con la in-tensidad de la crtica, dando lugar as a una escala ordinal que podra ir desde losque simpatizan totalmente con la autoridad y no formulan crtica alguna, hastalos que realizan la crtica ms acerba. En este caso tambin se puede codificarusando nmeros, pero esta vez, se emplearan las propiedades del nombre y elorden que caracterizan al sistema numrico.

    Lo que se desea resaltar es que independientemente del tipo de concepto

    involucrado en la hiptesis de trabajo (como respuesta provisional a la preguntade investigacin) y del instrumento de recopilacin de informacin, se terminacon una matriz de datos que contiene nmeros que o son cdigos o bien repre-sentan la magnitud de las propiedades de las unidades de observacin. Se podraobjetar porqu usar nmeros y no otro tipo de marcas. Para los propsitos de lainvestigacin es indiferente que se usen marcas o nmeros pues si el sistema demarcas es consistente ser posible ponerlo en correspondencia con el sistemanumrico. Por otra parte, debe sealarse la conveniencia de codificar con dicho

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    sistema porque esto facilita el procesamiento en las computadoras, incluyendolos programas especficamente construidos para realizar anlisis cualitativo.

    Dada una matriz de datos con observaciones en los renglones, y variablesen las columnas podra volverse a intentar introducir una diferenciacin entre lainvestigacin cualitativa y cuantitativa; sta quedara claramente reflejada por eltipo de programas con el que se realiza el anlisis: por ejemplo, Etnograph o At-las. Ti en el primer caso y SPSS o Stata en el segundo. Es decir, si bien no habrauna diferencia radical entre ambas vertientes de la investigacin hasta la cons-truccin de la matriz de datos, stas se separaran radicalmente en el momentodel anlisis. La investigacin cuantitativa echara mano a la estadstica mientrasque la cualitativa funcionara con operaciones tomadas de la lgica.

    Por qu no aplicar anlisis estadstico a la matriz de datos sin importar sise construy con una metodologa cualitativa? Parece que son dos las objecionesprincipales que se plantean a incursionar por este camino: 1. Que la estadstica noest diseada para tratar variables cualitativas, y 2. Que la investigacin cualitativano tiene pretensiones de generalizacin.

    La primera objecin se puede desdoblar en dos. La primera tiene que vercon la habilidad de la estadstica para analizar variables cualitativas y la segundadice relacin con la nocin de aleatoriedad.

    La primera parte de esta objecin ha sido superada por el desarrollo inter-no de la propia estadstica, en dos periodos histricos diferentes. A comienzosdel siglo XX la estadstica descriptiva que permita el tratamiento de variablesno mtricas fue enriquecida por el anlisis de asociacin5 que se desarroll a lolargo de las primeras tres cuartas partes del siglo hasta llegar a proponer unafuncin generatriz de coeficientes de asociacin dependiente de la hiptesisestadstica que se someta a contraste emprico (Corts y Ruvalcaba, 1987: 121-148). A pesar de los avances que se lograron durante esos aos era perceptibleuna clara distancia respecto al desarrollo que haba alcanzado el anlisis deregresin y correlacin.

    Despus de la Segunda Guerra Mundial, la incorporacin de variablesexplicativas no mtricas en el modelo de regresin tuvo un progreso explosivo.Hoy da cualquier manual de econometra, por elemental que sea, suele traer uncaptulo dedicado al tema de las variables ficticias (dummy), por ejemplo, Ken-nedy (1997: cap. 14), donde se ensea cmo convertir variables con mltiples

    categoras (por ejemplo, la posicin en la ocupacin, las profesiones, la religin,etc.) en un conjunto de variables ficticias, sin por ello forzar la medicin. Sin em-bargo, quedaba pendiente la tarea de incluir en el modelo variables dependien-tes no mtricas. Fue Leo Goodman quien public, en 1972, el primer trabajo

    5. El anlisis de asociacin emerge en medio de una disputa ideolgica que enfrent a Yule encontra de Galton y Pearson, quienes desarrollaron el anlisis de regresin y correlacin parainvestigar cuestiones raciales (MacKenzie, 1979: 39-50).

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    sobre este tema y origin lo que hoy se llama regresin logstica. A partir de en-tonces se han logrado avances espectaculares que permiten considerar no slovariables dependientes dicotmicas sino con cualquier nmero de categoras.En la actualidad este conocimiento est tan desarrollado que su tratamiento hapasado a los libros de texto, una exposicin sistemtica y detallada se encuentraen el captulo 19 del libro de W. Greene (2000). En los ltimos 30 aos ha habidoavances de la estadstica, al impulso de los problemas planteados por las cienciassociales, que al conjugarse con los desarrollos de la microcomputacin, abren laposibilidad analizar la relacin entre conjuntos de variables no mtricas usandopoderosas tcnicas de anlisis.

    As como el desarrollo del paradigma postempirista fue borrando las fronte-ras entre la investigacin cualitativa y cuantitativa, del mismo modo los avancesde los diversos campos que componen la estadstica han ido desdibujando lasdiferencias en el anlisis de la informacin.

    La segunda parte de la primera objecin se refiere, recurdese, a la alea-toriedad. Podra objetarse el uso de la estadstica para analizar la matriz dedatos argumentado que dicha tcnica aplica sobre variables total o parcialmentealeatorias lo que deja fuera de juego a los datos que se generan en la investi-gacin cualitativa en la medida que sta siempre o casi siempre toma muestrasintencionales. Este argumento se hace sospechoso si tomamos en cuenta quelos procedimientos estadsticos se aplican sobre datos censales. Para analizaresta objecin habra que tomar en cuenta que la aleatoriedad en la estadsticano slo surge de la seleccin de muestras al azar sino tambin de otro tipo deargumentos que han sido sintetizados por King, Keohane y Verba (59):

    Perspectiva 1. Un mundo probabilstico: la variacin aleatoria existe en la naturalezay el mundo social y poltico y nunca puede ser eliminada. An si midisemos todaslas variables sin error, censamos (en lugar de tomar muestras) e incluimos todavariable explicativa concebible, nuestro anlisis nunca arrojar predicciones per-fectas. Un investigador puede dividir el mundo entre componentes aparentementesistemticos y no sistemticos y mejorar sus predicciones, pero nada de lo que puedahacer un investigador que debe analizar datos tendr efecto en reducir la cantidadfundamental de variacin no sistemtica que existe en el mundo emprico.

    Perspectiva 2. Un mundo determinstico: la variacin aleatoria es slo una por-cin del mundo sobre el cual no tenemos explicacin. La divisin entre variacionessistemticas y estocsticas es impuesta por el analista y depende de qu variablesexplicativas estn disponibles y se incluyen en el anlisis. Dadas las variables explica-tivas correctas, el mundo es enteramente predecible (p. 59).

    Dejando a un lado cuestiones de detalle como la superposicin de la no-cin de explicacin con prediccin, ambas perspectivas son equivalentes paralos propsitos de este escrito en la medida que permiten sostener la idea de quela aleatoriedad no surge nica y exclusivamente de la seleccin de muestras al

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    azar sino que tambin emerge de las limitaciones humanas en cuanto a la capa-cidad para considerar todas las variables que afectan un fenmeno, o bien delas limitaciones en el desarrollo terico para reconocer cules son las variablesexplicativas correctas. La idea de un mundo predecible al cual nos acercara-mos asintticamente a travs de la investigacin cientfica tiene un fuerte sabornewtoniano. Por el contrario, la nocin de que la naturaleza es aleatoria enlazacon nociones bsicas de la teora del caos y de la teora de los sistemas comple-jos. En conclusin, independientemente de que se opte por una u otra perspec-tiva, el argumento que sostiene que la investigacin cualitativa no puede usarmtodos estadsticos porque sus observaciones no son generadas por muestrasal azar, resulta no ser vlido.

    El investigador que ha utilizado instrumentos cualitativos para recopilarsu informacin, que ha seleccionado muestras intencionales y que ha generadouna matriz cualitativa de datos podra, si as lo desea, utilizar los mtodos que leproporciona la estadstica. No habra razones conceptuales que se lo impidieran.Es probable que el tipo deconocimiento que genera la Estadstica no responda ca-balmente las preguntas de investigacin, y que por lo tanto, tenga que recurrir a otros

    mtodos de anlisis de informacin, pero no es menos cierto que arrojar resultadosque difcilmente se logran con otros instrumentos. En este sentido habra que pen-sar en el mtodo estadstico como una manera de enriquecer el anlisis as comolos estudios cualitativos informan sobre mbitos que difcilmente alcanza la Es-tadstica. Pero resta an el problema de la generalizacin emprica, a diferenciade la generalizacin terica que se trat en relacin a los paradigmas.

    Uno de los aspectos lgidos de la controversia es la generalizacin. Desdelas filas cuantitativistas se afirma que los resultados de la investigacin cualita-tiva tienen escasa validez; que sta se reduce, en el mejor de los casos, a lacomunidad o al grupo de donde se hizo la seleccin y en el peor que slo sonvlidos para las 15, 20 30 observaciones que se analizaron. Legtimamenteslo se limitaran a las jvenes que se entrevistaron en un estudio de embarazoadolescente o a las madres adolescentes que asisten al hospital de donde se hizola seleccin; a los pocos empresarios populares que fueron entrevistados paraestudiar sus cosmovisiones o al barrio de Lima en que ellos viven y trabajan; alethos cientfico de los qumicos, bilogos y socilogos de los grupos acadmicosque se estudiaron, o a las tres disciplinas.

    Sin embargo, la crtica queda en el aire cuando se afirma que, efectiva-mente, la investigacin cualitativa no tiene ninguna pretensin de generalizarms all del tiempo y del lugar en que se llev a cabo. As, en principio, se pro-ducira un acuerdo entre ambas posiciones, sin embargo, no es claro que estnentendiendo lo mismo cuando se refieren a todo tiempo y lugar. Estaran deacuerdo los cualitativistas en reducir el dominio del conocimiento producido alos casos que estudiaron? o, por el contrario, Suponen que sus hallazgos tienenaplicacin en un dominio un poco mayor al de los datos?, aunque no necesaria-

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    mente que son vlidos para todo tiempo y lugar. En todo caso lo que s ocurrecon bastante frecuencia, especialmente en el caso de la investigacin cualitativaorientada al diseo de polticas, es que si bien en principio pueden aceptar queno interesa la generalizacin, paulatina e inadvertidamente introducen asevera-ciones que van ms all de sus datos, es decir, infieren o generalizan.

    Pareciera que esta crtica a la investigacin cualitativa surge desde el mues-treo estadstico. Las muestras aleatorias permiten hacer inferencias o estimacio-nes a la poblacin muestreada que suele ser la poblacin objetivo. La seleccinaleatoria de las observaciones da la posibilidad de hacer uso de las probabilidadespara estimar los errores en que se incurre al pasar de lo particular (los resultadosde la muestra) hacia lo general (las caractersticas de la poblacin). El clculo deerrores, (errores presentes en todo proceso de inferencia se disponga o no de unaestimacin de su magnitud), es lo que caracteriza y distingue al muestreo aleato-rio. Sin embargo, an cuando el error de muestreo sea pequeo, el grado de con-fianza de la estimacin sea alto, que se usen estimadores insesgados, eficientes,consistentes, suficientes, de varianza mnima, es decir, a pesar de que se cumplantodas las propiedades que caracterizan un buen estimador, nada garantiza quelos intervalos de estimacin contengan las caractersticas de la poblacin (susmedidas de tendencia central, de dispersin, correlaciones, regresin, etc). Porazar puede ocurrir que la muestra que se seleccion sea una de las malas, esdecir, una de aquellas que arrojan estimaciones alejadas de los parmetros de lapoblacin ms all de los errores admisibles. El discurso estadstico es muy claroa este respecto: nada garantiza que la generalizacin de la muestra aleatoria a lapoblacin arroje los resultados correctos, en su lugar proporciona una estimacindel porcentaje de casos en que la inferencia sera errnea. Por lo tanto, en unaaplicacin particular, a pesar de cumplirse estrictamente con todos los requeri-mientos estadsticos la estimacin puede resultar muy alejada de los parmetrospoblacionales, es decir, la generalizacin puede ser equivocada.

    La diferencia entre la investigacin cuantitativa y la cualitativa en cuanto ala generalizacin radicara en que la primera proporciona estimaciones de loserrores que surgen del paso de lo particular a lo general, mientras que la segun-da (en tanto no selecciona muestras aleatorias sino intencionales) no dispone deformas de evaluar los errores de inferencia. Sin embargo, nada garantiza que lasgeneralizaciones que proporciona el muestreo estadstico sean ms precisas que

    las de la investigacin cualitativa.Tampoco es aceptable, con base en este argumento que las investigaciones

    desarrolladas dentro del cartabn aleatorio sean cientficas mientras que lasque escapan a este marco no lo sean. La estadstica no se agota en la inferencia(muestreo, estimacin y pruebas de hiptesis) el anlisis de experimentos(campo en que destacan el diseo de experimentos propiamente tal y el anlisisde varianza) es otra lnea de desarrollo que tiene su dinmica propia (Snedecor,1962). En este texto interesa destacar que tomando pie en esta vertiente de la

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    Algunos aspectos de la controversia entre la investigacin cualitativa y cuantitativa

    estadstica, Campbell y Stanley publicaron en 1966 (en ingls) su obra Diseosexperimentales y cuasi experimentales en la investigacin social, que permiti ex-tender los avances logrados en ese campo a pesar de que las situaciones investi-gadas escapan a la idea tradicional de experimentacin:

    Por experimento entendemos aquella parte de la investigacin en la cualse manipulan ciertas variables y se observan sus efectos sobre otras. Convieneaclarar que el propsito particular de este libro no es estudiar el diseo expe-rimental dentro de la tradicin de Fischer, donde el experimentador con plenodominio de la situacin, programa tratamientos y mediciones a fin de lograr lamejor eficiencia estadstica, nico objetivo al que obedece la mayor o menorcomplejidad del diseo. Los diseos aqu analizados son tanto ms complejoscuanto mayor es la inflexibilidad del ambiente; en la medida que el experimen-tador carece de control absoluto sobre la situacin. Aunque hay no pocos puntosde contacto entre nuestro tratamiento y el de la corriente de Fischer, juzgamosapropiado dejar la exposicin de esta ltima obra de mayor envergadura comolas de D. Campbell y J. Stanley (1979: 7).

    El texto de estos autores ensea a pensar situaciones dadas (es decir, situa-ciones en que el investigador no interviene o no tiene posibilidades de interve-nir) como si se tratase de experimentos naturales.6 La idea central es que si bienel investigador no est en condiciones de manipular las variables como en losexperimentos, puede pensar como si la naturaleza hubiese experimentado.

    Desde esta perspectiva se ramifican tres campos en que el investigador debetomar decisiones: elegir la situacin que puede aportar respuestas al problemade investigacin, controlar los factores que limitan la validez interna y los queafectan la validez externa. No es el propsito de este trabajo exponer estos te-mas sistemticamente, quien se interese puede consultar las obras citadas, sinembargo, es necesario incluir algunas breves consideraciones sobre dichos tpi-cos para desembocar en la idea de que la discusin sobre la generalizacin en lainvestigacin cualitativa sera ms fructfera dentro de la lnea experimental deCampbell y Stanley.

    Dada una pregunta de investigacin, como por ejemplo: es el cambio en lapoltica poblacional en Mxico la que condujo al abatimiento observado en la tasade fecundidad? El embarazo adolescente se transmite generacionalmente demadres a hijas? De qu depende que haya una alta proporcin de hijos varones

    que no estudian ni trabajan en la zona fronteriza norte? Cul es elethos de unacomunidad cientfica dada?, etc. Se debe decidir qu situacin o situaciones debenobservarse para intentar construir una respuesta.7 Para la primera pregunta pare-

    6. El libro se desarrolla con ejemplos de investigacin orientados bsicamente a la educacin. Sinembargo, Paul Spector (1981) basndose en l escribe un texto con aplicaciones a la sociologa,antropologa y ciencia poltica.

    7. A. Przeworski y H. Teune (1972), enfrentados al hecho de que en la investigacin comparativa

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    cera adecuado buscar informacin histrica, bsqueda que podra orientarse porel diseo de series cronolgicas (Campbell y Stanley, 1979: 76) o por un diseopretest-postest de un solo grupo (Campbell y Stanley, 1979: 20). Para la segunda,podran usarse varias estrategias de las que proponen esos autores entre cualesla ms simple sera el diseo de comparacin con un grupo esttico (Campbelly Stanley, 1979: 29). Una vez que se decide emprender este camino habra querecopilar informacin de las jvenes que no han sido madres solteras. Este diseose podra complicar enormemente si se argumenta que las madres (de las hijasadolescentes) tambin pueden o no haber sido madres solteras, porque en esecaso habra que cambiar el esquema y recabar informacin sobre ellas. Se podraseguirad infinitum con los ejemplos, lo que no es el propsito de este trabajo. Lonico que interesa destacar es que hay una relacin estrecha entre la pregunta deinvestigacin y la eleccin de la situacin que se debe observar. En otros trminos,el diseo que se considere apropiado para responder la pregunta de investigacinguiar la informacin que ser recabada ya sea mediante observacin, entrevista,grabacin de discurso, etctera.

    Respecto a la validez interna, Campbell y Stanley dicen:

    Llamamos validez interna a la mnima indispensable, sin la cual es impensableinterpretar el modelo. Introducan, en realidad, una diferencia los tratamientosempricos en este caso experimental concreto? (p. 16).

    En seguida presentan un listado de variables externas que, de no controlar-las, podran generar efectos que se confunden con el experimental. Por ejemplo,

    la evolucin de la tasa de fecundidad pareciera sustentar la idea de que esta re-gularidad emprica no es ms que el resultado de la nueva poltica de poblacinaplicada en Mxico a partir de los setenta (variable experimental); sin embargo,podra ser consecuencia del aumento en el ingreso per cpita, del crecimientoen los niveles educativos de las mujeres, etc. Uno de los principios que guan lainvestigacin experimental es que los diseos de investigacin deben ser pensadospara garantizar la validez interna de los hallazgos, es decir, la recopilacin de in-formacin debe permitir mostrar que las explicaciones alternativas tienen escasaprobabilidad de ser vlidas. Es claro, por otra parte, que las investigaciones expe-rimentales que se realizan en las ciencias naturales tambin buscan garantizar la

    validez interna, lo que equivale a disear experimentos que controlen variables,procesos o fenmenos confusores.

    En cuanto a la validez externa, Campbell y Stanley sostienen:

    entre pases no tiene sentido seleccionar muestras aleatorias, pero guiados con un claro afnpor producir conocimiento vlido ms all de la muestra intencional de pases seleccionados,analizan la estrategia de analizar pases lo ms parecidos posible, de manera que una serie de

    variables queden controladas en la seleccinversus la estrategia de seleccionar los pases msdismbolos.

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    Por su parte, la validez externa plantea la interrogante de la posibilidad de genera-lizacin. A qu poblaciones, situaciones, variables de tratamiento y variables demedicin puede generalizarse este efecto? (p. 16).

    Y un poco ms adelante, en la misma pgina, agregan:

    Ambos criterios son sin duda importantes, aunque con frecuencia se contrapongan,en el sentido de que ciertos aspectos que favorecen a uno de ellos perjudica al otro.Si bien la validez interna es elsine qua non, y a la cuestin de lavalidez externa, comoa la de la inferencia inductiva, nunca se puede responder plenamente, es obvio quenuestro ideal lo constituye la seleccin de diseos ricos en una y otra validez. Asocurre, particularmente, respecto de la investigacin sobre mtodos de enseanza,donde el desidertum ser la generalizacin a situaciones prcticas de carcter co-nocido (p. 16).

    En estas citas, los autores sealan que, en el mbito de la experimentacin,siempre est presente el tema de la generalizacin (validez externa) y que stesurge en gran medida de la idea que el valor predominante es el de garantizarla validez interna, es decir, que el diseo utilizado entregue evidencia que anulelas explicaciones alternativas. Pero a mayor validez interna menor posibilidad degeneralizar, es decir, de inferir a mbitos que escapan a la situacin analizada.Este interjuego no es privativo de la experimentacin social, es el pan de cadada en las ciencias naturales experimentales.8

    Ahora bien, hay que notar que el enfoque o la metodologa que suele seguir

    el investigador que abraza la vertiente cualitativa, tiene un marcado paralelismocon la lnea experimental propuesta por Campbell y Stanley. En efecto, comose sabe, uno de los problemas que enfrenta es elegir la situacin donde llevar acabo el registro de su informacin. Normalmente esta seleccin implica (aunqueno necesariamente se tome conciencia de ello) el control de una serie de pro-

    8. Por ejemplo, en la pgina de Internet Doctors Guide (http://www.pslgroup.com/dg/6E116.htm)Hay un breve artculo intitulado Cordase Effective at Relieving Dupuytrens Disease (1998), queen su parte central dice: El estudio abierto se realiz con 22 pacientes quines tenan sntomaslo bastante severos como para ser intervenidos quirrgicamente. Los primeros seis pacientes

    fueron inyectados (con colgeno) sin lograr resultados exitosos, debido a una dosis inadecuada.Despus de decidir aumentar la dosis, se inyectaron 20 dedos afectados (16 pacientes), 18 delos 20 (85%) de los dedos respondieron exitosamente al tratamiento en el seguimiento poste-rior, practicado por un breve periodo. Un seguimiento de ms largo plazo permitir determinarsi estos resultados llevan a una mejora definitiva. De acuerdo con los intereses de este trabajohay que subrayar que: 1. que no se tom una muestra aleatoria; 2. El experimento es abierto, esdecir, no se crearon condiciones de experimentales en un laboratorio o, en otros trminos, nohay control de otros procesos o fenmenos que podran interferir con los efectos del colgeno,como por ejemplo, el grado de avance de la enfermedad; 3. la vinculacin entre la variableexperimental (la inyeccin de colgeno)es probabilstica (no es determinista, efectividad del85%), y 4. la generalizacin asume la forma de inferir los resultados logrados en un periodobreve a uno ms largo.

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    cesos y fenmenos que podran perturbar la evidencia que se recopile. Pero albuscar ganar en validez interna se presenta el problema de la generalizacin.

    En la investigacin experimental, al igual que en la investigacin cualitati-va con seleccin intencional de casos, la aleatoriedad surge de algunos de losmundos de Gary King y no de un subconjunto de observaciones seleccionadasaleatoriamente desde una poblacin objetivo.

    En conclusin, la disputa sobre la generalizacin en la investigacin cuali-tativa pareciera estar mal localizada cuando se plantea dentro del marco de lainferencia estadstica. Es probable que sea mucho ms productivo encararla enel marco de los problemas de validez externa que aquejan a las investigacionesexperimentales.

    Conclusiones

    El desarrollo del empirismo lgico y su transmutacin en el paradigmapost-positivista fue borrando paulatinamente las fronteras con el paradigmaconstructivista/naturalista. En la actualidad no se perciben con claridad las di-ferencias ontolgicas ni epistemolgicas. Tampoco parecen diferir en cuanto alpapel de los valores en la produccin de conocimientos (axiologa) ni en el papelde la lgica (induccinversus deduccin) en el proceso de investigacin, ni a lavalidez espacio-temporal de los enunciados de las teoras.

    Prrafo aparte merece la diferencia entre las investigaciones cualitativas y

    cuantitativas en cuanto a la objetividad. A pesar de la marcada frecuencia conque se alude a una supuesta diferencia, el escueto anlisis que se present enla segunda seccin permiti concluir que si se usa el concepto popperiano deobjetividad (acuerdo entre subjetividades), sta se desvanece.

    Es indudable que ser necesario profundizar en el anlisis de las ideas deimputacin yatribucin para determinar los linderos de la disputa respecto a laexplicacin causal y la interpretacin. En la segunda seccin se us como pivoteel concepto weberiano de interpretacin. Para avanzar en este aspecto de ladiscusin tal vez sera necesario realizar un inventario y un estudio pormenori-zado de los varios conceptos de interpretacin que usan las diferentes corrientestericas que privilegian a la investigacin cualitativa.

    En cuanto a los aspectos metodolgico-tcnicos se argument, tomandopie en el discurso de la estadstica, que la seleccin intencional de los casos,procedimiento empleado con frecuencia en la investigacin cualitativa, no es unobstculo para usar los procedimientos estadsticos de anlisis de informacin nitampoco lo es el que no sea posible medir en escala mtrica.

    Para desarrollar una polmica ordenada es de fundamental importanciaentender que las muestras aleatorias se conceptan como un juego de azar enel cual se toman todas las medidas para ganar pero que nunca se alcanza la

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    certeza. Adems, el azar permite la aplicacin de la teora de las probabilidadesy a travs de esta estimar los errores propios de toda inferencia. Las muestrasintencionales se diferencian de las aleatorias en que no se puede hacer uso de lasprobabilidades y por tanto no es posible calcular los mrgenes de error.

    En el caso que las observaciones se seleccionan intencionalmente, la alea-toriedad se reintroduce a travs de alguna de las dos doctrinas de Gary King: enun mundo multidimensional, como el social, no es posible recabar la informacincontrolando todos los procesos que la generan, o porque los fenmenos (naturalesy sociales) son intrnsecamente estocsticos.

    La estadstica de atributos tuvo un desarrollo importante al comienzo delsiglo XX, pero luego entr en un letargo, en contraposicin la estadstica de cor-te pearsoniano tuvo un desenvolvimiento virulento. Sin embargo, toma nuevoaliento a partir de la dcada de los setenta al punto que hoy es posible estudiarrelaciones y relaciones funcionales entre conjuntos de atributos.

    Por otra parte, el paralelismo con la investigacin experimental abre nuevasavenidas para discutir el tema de la generalizacin en la investigacin cualita-tiva. En efecto, la lnea experimental en ciencias sociales, sistematizada en elpionero trabajo de Campbell y Stanley, ensea que: 1. Es bastante habitual queen los trabajos enfocados con esta ptica no se tomen muestras aleatorias; 2. Elproblema central radica en garantizar la validez interna, y 3. A mayor validezinterna menor validez externa; es decir, necesariamente los trabajos realizadosbajo esta ptica tienen el mismo taln de Aquiles que las investigaciones cuali-tativas y por las mismas razones.

    Las consideraciones anteriores permiten concluir que la eleccin del lugaren que se realizar el estudio cualitativo y la seleccin intencional de la muestra,no elimina la posibilidad de utilizar los mtodos de la estadstica moderna, nitampoco excluye la posibilidad de generalizar.

    En sntesis, si la investigacin cualitativa desemboc en una matriz de datos,recurrir o no a la Estadstica debiera depender de si esta disciplina tiene o nola habilidad para responder algunas de las preguntas que surgen a lo largo delestudio. No importa si la muestra es o no aleatoria, tampoco depende del tipode instrumento utilizado para recopilar la informacin y menos an si el intersest o no en generalizar los resultados ms all del dominio restringido de losdatos. As como hay preguntas que difcilmente podran responderse usando unpaquete para analizar datos cualitativos, as tambin habr interrogantes que nopodrn responderse empleando un paquete estadstico

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